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Ficha bibliográfica n°4

Dupla : Eduardo González Roposi – Daniela Villa Valdebenito

Fecha : Sábado 13 de abril de 2019

Ramo : Pasantía VIII

Docente : Silvana Pirrello

Ayudante : Patricio Pizarro

i. Referencia bibliográfica

Yasky, J. (2005). Las Entrevistas Iniciales. Terapia Psicológica, n°2, Vol.23, 13–17.

Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=78523202

ii. Resumen – Ideas principales

El texto en cuestión aborda las entrevistas iniciales desde una perspectiva

mayoritariamente psicoanalítica exponiendo algunas de sus características y brindando

una comprensión respecto a los alcances de la entrevista inicial.

En primer lugar, se abordan los objetivos de la entrevista inicial destacando que

éstos no son excluyentes entre sí y que representan los intereses de ambos participantes,

se incluye también la posibilidad de determinar si como analista es posible ofrecer

ayuda a la persona que consulta (Yasky, 2005). Lo anterior básicamente se refiere a


indagar en las características del paciente que posibiliten el trabajo analítico, siendo una

de las más importantes la constatación de que el paciente pueda participar de manera

activa en el tratamiento puesto que “El análisis no es algo que se le haga al paciente,

sino algo que él hace, con la colaboración del analista.” (Yasky, 2005, p.13).

Otro aspecto importante de la primera entrevista es sondear el motivo de

consulta, lo que se traduce en “Tomar noticia de lo que queja al paciente, intentar

bosquejar las características de las problemáticas que nos presenta, tanto las que plantea

a nivel explicito como aquellas que no están formuladas de manera explícita” (Yasky,

2005, p.14), mientras que al mismo tiempo se intenta dar cuenta de lo singular de cada

caso. Dentro de esta etapa también se ha de incluir una aproximación comparativa en

relación a los aspectos comunes y generales del caso con “La expectativa de que estas

generalidades nos orienten en la comprensión del caso” (Yasky, 2005, p.14), este cruce

entre la teoría y el caso es necesario e importante, puesto que es en esta interacción

donde se puede definir el curso de este proceso analítico (Yasky, 2005). Este proceso de

“cruce” entre teoría y caso ha de ser comprendido como una labor de índole auxiliar,

como una pista a seguir a lo largo del proceso (Yasky, 2005).

Uno de los objetivos más importantes de esta primera entrevista es “Permitir al

futuro paciente conocer al analista y su forma de trabajo, para que así tenga más

elementos para decidirse a iniciar el tratamiento” (Yasky, 2005, p.15), así como también

destacar que la explicación al paciente sobre su responsabilidad en la decisión de iniciar

el tratamiento o no iniciarlo, subraya el rol activo del paciente, así como su rol

participativo durante el tratamiento (Yasky, 2005).

En el texto se postula la importancia de no entorpecer al paciente mientras este

narra su historia, para que el campo de la entrevista sea configurado en base a la

estructura psicológica de la persona,


“Esto implica permitir o favorecer que el paciente se exprese de la manera

más abierta posible, que tome la delantera en cuanto a mostrarse, a comunicarse y

en general a desplegar su intento por determinar –por acción u omisión- la

relación con el analista” (Yasky, 2005, p. 15-16)

Destacando que dentro de esta dinámica que se genera en la primera

entrevista el paciente no sea “colonizado” por el profesional, puesto que se respecto

al paciente se debe “Evitar imponerle determinada estructura de relación que resulte

artificiosa y que eclipse el encuentro con el paciente” (Yasky, 2005, p.16)

Finalmente, el autor menciona como elementos relevantes de la primera

entrevista toda la gama de intervenciones que pueden llegar a realizarse. Éstas

intervenciones estarán orientadas a ir escuchando y observando aquello que el

paciente irá comunicando de manera consciente e inconsciente, en este ámbito se

ubican lapsus liguae, la manera particular de articular las palabras y que palabras se

utilizan, así también las frases que el paciente escoge para decirnos algo, sus gestos o

la entonación. Todo esto se irá articulando con una actitud frente al paciente que nos

lleve a “Formularle preguntas, señalar aquellas manifestaciones que estimamos

relevantes pero que hayan sido planteadas “al pasar” o con indiferencia, y confrontar

al paciente con aquellos aspectos de sus comunicaciones que parezcan

contradictorios” (Yasky, 2005, p.16)

iii. Comentario ilustrado - Reflexión – Conclusión

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