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Ciencias Sociales Nivel VII Ciencias Sociales Nivel VII

José Castro Alfaro 5to Año José Castro Alfaro 5to Año

Una entrevista con el presidente Manuel Prado Una entrevista con el presidente Manuel Prado
A comienzos de los años sesenta del siglo XX, el destacado educador e intelectual A comienzos de los años sesenta del siglo XX, el destacado educador e intelectual
mexicano Jaime Torres Bodet —cuya madre era limeña— pasó por Lima en camino a una mexicano Jaime Torres Bodet —cuya madre era limeña— pasó por Lima en camino a una
conferencia interamericana de educación en Santiago de Chile, auspiciada por la UNESCO. conferencia interamericana de educación en Santiago de Chile, auspiciada por la UNESCO.
En sus Memorias (Memorias: la tierra prometida. México: Editorial Porrúa, 1972) narró En sus Memorias (Memorias: la tierra prometida. México: Editorial Porrúa, 1972) narró
vívidamente su encuentro con el presidente Manuel Prado en una anécdota que parece vívidamente su encuentro con el presidente Manuel Prado en una anécdota que parece
reflejar lo que eran Lima y su elite gobernante, en relación con el resto del país: reflejar lo que eran Lima y su elite gobernante, en relación con el resto del país:
“Después de instalarme en el Country Club, fui a saludar al Presidente Prado. Me “Después de instalarme en el Country Club, fui a saludar al Presidente Prado. Me
asombraron la estudiada prestancia de los oficiales de guardia, sus deslumbrantes cascos asombraron la estudiada prestancia de los oficiales de guardia, sus deslumbrantes cascos
y sus uniformes de corte muy europeo. Todo parecía recién pulido, recién lavado, recién y sus uniformes de corte muy europeo. Todo parecía recién pulido, recién lavado, recién
planchado, recién pintado. Hasta la sonrisa del Presidente —a quien años antes había planchado, recién pintado. Hasta la sonrisa del Presidente —a quien años antes había
conocido en Francia—me pareció más nueva [...] Bien ceñido en su traje oscuro, flemático conocido en Francia—me pareció más nueva [...] Bien ceñido en su traje oscuro, flemático
y circunspecto en su cortesía, don Manuel Prado me habló de Francia más que de su país. y circunspecto en su cortesía, don Manuel Prado me habló de Francia más que de su país.
Aludió brevemente, es cierto a las labores que me esperaban en Chile. Se dignó, incluso, Aludió brevemente, es cierto a las labores que me esperaban en Chile. Se dignó, incluso,
a comunicarme que su Ministro de Educación sólo podría concurrir a la semana final de la a comunicarme que su Ministro de Educación sólo podría concurrir a la semana final de la
Conferencia. Pero me preguntó, con mayor interés, por amigos franceses de los que no Conferencia. Pero me preguntó, con mayor interés, por amigos franceses de los que no
tenía yo entonces noticia reciente alguna, pues pertenecían a un grupo social del que no tenía yo entonces noticia reciente alguna, pues pertenecían a un grupo social del que no
formaban parte los escritores, los sabios y los maestros que pude tratar en París, cuando formaban parte los escritores, los sabios y los maestros que pude tratar en París, cuando
me encontraba en la UNESCO. me encontraba en la UNESCO.
Mientras la mirada del Presidente, a través de las amplias ventanas de su despacho, Mientras la mirada del Presidente, a través de las amplias ventanas de su despacho,
parecía buscar —más que el futuro de su nación— el pasado de la aristocracia francesa parecía buscar —más que el futuro de su nación— el pasado de la aristocracia francesa
que tanto le complacía, pensaba yo en la patética situación de un pueblo como el peruano, que tanto le complacía, pensaba yo en la patética situación de un pueblo como el peruano,
pobre y estoico, acostumbrado por la desgracia a la sumisión más secreta, la de la angustia, pobre y estoico, acostumbrado por la desgracia a la sumisión más secreta, la de la angustia,
y dirigido —en aquellos tiempos— desde oficinas tan palaciegas, por hombres tan refinados y dirigido —en aquellos tiempos— desde oficinas tan palaciegas, por hombres tan refinados
y tan ajenos a esa desgracia. y tan ajenos a esa desgracia.
Lima es encantadora. Pero la cercaba, entonces, un cinturón lamentable de chozas y Lima es encantadora. Pero la cercaba, entonces, un cinturón lamentable de chozas y
cobertizos [...] En ciertas calles había podido advertir [...] a grupos de ‘cholos’ desarrapados, cobertizos [...] En ciertas calles había podido advertir [...] a grupos de ‘cholos’ desarrapados,
mudos y reverentes. Me apenaron sus vestidos humildes, sus ojos graves y su resignación”. mudos y reverentes. Me apenaron sus vestidos humildes, sus ojos graves y su resignación”.
(pp. 296-297). (pp. 296-297).

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