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INTRODUCCIÓN

El Arte de la Guerra es un tratado que enseña la estrategia suprema de aplicar con


sabiduría el conocimiento de la naturaleza humana en los momentos de
confrontación. No es tan solo un libro sobre la guerra, es una obra para comprender
las raíces del conflicto y buscar una solución, nos dice Sun Tzu; “La mejor victoria
es la victoria sin batalla”, y esa es la distinción entre el hombre prudente y el
ignorante.

El núcleo de la filosofía de Sun Tzu sobre la guerra descansa en estos dos


principios:

Todo el Arte de la Guerra se basa en el engaño. El supremo Arte de la Guerra es


someter al enemigo sin luchar.

De esta manera se desarrolla la hipótesis. ¿Cómo aplicar las estrategias en la


guerra según Sun Tzu y salir victorioso?.

A lo largo de la obra sabremos como trasladar estas estrategias al mercado, a la


guerra, o en donde tu quieras impartirlo para aprender y ganar, esto indica que
podremos ponerlo en practica tanto en la vida empresarial como en lo personal, y
así, poder actuar y superar temores, proezas, entre otros miedos y poder combatir
con nuestro YO interno, ya que muchas ocasiones es nuestro mayor enemigo y por
consiguiente conocer las situaciones que nos ponen en desventaja y nos llevan a la
derrota.

Es así como se llega a la proeza, “Quien quiera paz que se prepare para la guerra”,
en donde nos daremos cuenta de los factores que van a estar a nuestro favor y en
nuestra contra, por eso nos dará la mentalidad de llevarlo paso a paso una meta
para que no haya margen de error y llegar satisfactoriamente a la victoria.

Nos proporciona las ideas, para saber cómo lograr ser exitosos, aplicando los
conocimientos en la vida cotidiana hasta en las situaciones más complejas de la
misma que se presenten, todo esto con las enseñanzas de Sun Tzu.
CAPITULO I

Sobre la evaluación.

En este capitulo nos dice: “la guerra es vital importancia para el estado”; porque es
de vida o muerte, solamente hay dos caminos por donde escoger para la
sobrevivencia o perdida del Imperio, en este caso será la sobrevivencia de la
organización o empresa para darle un mejor manejo pero sabiendo que es forzoso
darle su seguimiento adecuado a cada documentación o área del departamento de
la organización que lo necesita.

Hay cinco factores fundamentales.

1. La Doctrina
2. El Tiempo
3. El Terreno
4. El Mando
5. La Disciplina

La Doctrina es aquella palabra de seguridad que te da para que te sientas seguro


de tu líder, y no temer ni correr de cualquier peligro y que la gente este en armonía.

El Tiempo es aquel periodo determinado que da espacio para la realización de una


acción o un desarrollo de un acontecimiento.

El Terreno es aquel que implica las distancias y se refiere a como estará el espacio
a desplazarse, si abra dificultades o será sencillo.

El Mando es aquel individuo que posee los conocimientos, las habilidades y


destreza, para guiar y conducir a sus subordinados a la victoria.

La Disciplina es aquel lenguaje simple, ordenes claras, la enseñanza de demostrar


que no es un juego, es de vida o muerte. Tomar todo en serio.

Estos son los principales puntos de la enseñanza en la guerra, y una vez


comprendido todos deben involucrarse, desde los altos mandos hasta los
subordinados y así, estarán motivados para ganar. Aquel que los domina, vencerá
y el que no, saldrá derrotado.

Por esta razón, han de compararse los siguientes sietes factores.

1. ¿Qué dirigente es mas sabio y capaz?


2. ¿Qué comandante posee el mayor talento?
3. ¿Qué ejercito obtiene ventajas de la naturaleza y el terreno?
4. ¿En que ejercito se observan mejor las regulaciones y las instrucciones?
5. ¿Qué tropas son mas fuertes?
6. ¿Qué ejercito tiene oficiales y tropas mejor entrenadas?
7. ¿Qué ejercito administra recompensas y castigos de forma mas justa?

Así, el Arte de la Guerra se basa de engañar al enemigo. Con la característica de


tenderle trampas, y así mismo darle desorientación a las tropas enemigas o hacerle
saber que aparentamos incapacidad y tratarlo de confundirlo para que ataque o baje
la guardia, para a traerlo a donde nosotros queramos que vaya o actué, y en el
momento mas apropiado atacarlo cuando no este preparado para aparecer cuando
no se lo esperan.

Ya con estas estimaciones realizadas antes de la batalla indican victoria, porque se


hicieron bien los cálculos cuidadosamente; si indican derrota, es porque muestran
que las condiciones favorables para la batalla son menores. Con una evaluación
cuidadosa, uno puede vencer y el que no realiza cálculos en absoluto su derrota es
eminente.

C A P I T U L O II

Sobre la iniciación de las acciones

En este capitulo nos dice: “Una vez comenzada la batalla, aunque estés ganando,
de continuar por mucho tiempo, desanimaras a tus tropas y embotaras tu espada”.
Así, que agotaras tus fuerzas si mantienes a tu ejercito por mucho tiempo en
campaña y tus suministros se agotaran.

Entonces producirás en tus subordinados calamidades, adversidades,


incapacidades y desesperación. Como se ha dicho: “Los que a hierro matan, a hierro
mueren”. Es ahí cuando los tuyos se aprovechan de tu debilidad y empiezan a sacar
sus propias conclusiones de cómo se debe de dirigir, evaluar y pensar en acciones
sin tener un orden. Entonces, es cuando ni tu o ningún consejero sabio los puede
entrar en razón, y al final no podrás hacer que las cosas salgan bien.

Esto nos da que nunca va a ser productivo para un país, permitir que una operación
militar se lleve a cabo por mucho tiempo.

Esto genera un resultado, el cual es no mover más de dos veces a las compañías
después de alcanzar la victoria, ni regresar al propio país para pedir alimentos, al
contario si tomas los suministros de tus enemigos y tomas los suministros de armas
de tu país, puedes estar bien abastecido de armamento y de provisiones.
Porqué cuando un país da muchas provisiones por causas de las operaciones
militares, y los habitantes elevan sus precios de las mercancías, la gente se arruina
a causa del alto costos y el pueblo se empobrecerá.

Por ende, se lucha por desproveer al enemigo de sus alimentos y esto solo lo
consigue un general inteligente “Cada porción de alimentos tomados al enemigo
equivale a veinte que te suministras a ti mismo”.

Cuando recompenses a tus hombres con los beneficios que desean, los adversarios
lucharan por iniciativa propia, y así podrás obtener el poder y la influencia que tenia
el enemigo. Es por esto, lo que se dice: “donde hay grandes recompensas hay
hombres valientes”.

Por consiguiente, ofrece recompensas para animar a todos, pero recompensa


primero al que tome más de cierta cantidad, porque si recompensas a todo el
mundo, no habrá suficiente para todos.

Si hay soldados prisioneros, trátalos bien, mézclalos con los tuyos para conseguir
que en un futuro luchen por ti. A eso se llama vencer al adversario e incrementar
por añadidura tus propias fuerzas.

“Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo”.

Lo fundamental en una operación militar es la victoria y no la persistencia. Un


ejercito es como el fuego: “si no lo apagas, se consumirá por si mismo”. Por esta
razón sabemos que el que esta en la cabeza del ejercito esta a cargo de las vidas
de los demás y de la seguridad de la nación.

C A P I T U L O III

Sobre las proposiciones de la victoria y la derrota

Aquí nos dice, como regla general: “Es mejor conservar a un enemigo intacto que
destruirlo”. Atrae a sus soldados para que sean conquistados y así dominaras a sus
jefes.

Un general decía: “Practica las artes marciales, calcula la fuerza de tus adversarios,
haz que pierdan su ánimo y dirección, de manera que aunque el ejército enemigo
este intacto sea inservible: esto es ganar SIN VIOLENCIA. Si destruyes al ejercito
enemigo y matas a sus generales, asaltas sus defensas disparando, reúnes a una
muchedumbre y usurpas un territorio, todo esto es ganar POR LA FUERZA”.
Entonces, por esta razón los ejércitos que ganan todas sus batallas no se les
pueden decir ganadores y los que consiguen que sus adversarios se rindan sin
luchar son los mejores maestros del Arte de la Guerra.

Por eso, un gran emperador decía: “El que lucha por la victoria frente a espadas
desnudas no es un buen general”. La peor táctica es atacar a una ciudad y como
ultimo de los casos es sitiarla.

Por ende siempre un verdadero maestro de las artes marciales vence a otras
fuerzas enemigas sin combatir y conquista sus tierras, planeando y coordinando
todas sus tácticas del plan con una mentalidad fría y calmada para deshacer sus
relaciones y alianzas, cortando caminos y suministros, y todo esto venciendo con
estrategias sin pelear.

La victoria completa se da cuando el ejercito no pelea, la ciudad no es sitiada, la


destrucción no se prolonga durante mucho tiempo, y es vencido el enemigo por el
empleo de la estrategia.

Así que, la regla de la utilización es la siguiente:

 Si tus fuerzas son diez veces superiores a las del adversario, rodéalo; si son
cinco veces superiores, atácalo; si son dos veces superiores, divídelo.
 Si tus fuerzas son iguales en numero, lucha si te es posible; si tus fuerzas
son inferiores, mantente continuamente en guardia, pues el mas pequeño
fallo te acarrearía las peores consecuencias. Trata de mantenerte al abrigo y
evita en lo posible un enfrentamiento abierto con el; la prudencia y la firmeza
de un pequeño numero de personas pueden llegar a cansar y a dominar
incluso a numerosos ejércitos.
 Si tus fuerzas están en orden mientras que las ellos están inmersas en el
caos, si tu y tus fuerzas están con ánimo y ellos desmoralizados, entonces,
aunque sean mas numerosos, puedes entrar en batalla.
 Si tus soldados, tus fuerzas, tu estrategia y tu valor son menores que las de
tu adversario, entonces debes retirarte y buscar una salida.

Entonces nos dice, que si un ejercito pequeño no se autoevalúa de su poder que


tiene y se atreve a invadir a un terreno de una gran potencia, lo único que causara
es ser derrotado y hasta conquistado. “Si no puedes ser fuerte, pero tampoco sabes
ser débil, serás derrotado”.

Hay tres maneras en las que un Príncipe lleva al ejercito al desastre:

1. Cuando un Príncipe, ignora los hechos, ordena avanzar a sus ejércitos o


retirarse cuando no deben hacerlo; a esto se le llama inmovilizar al ejercito.
2. Cuando un Príncipe, ignora los asuntos militares, pero comparte en pie de
igualdad el mando del ejercito, los soldados acaban confusos.
3. Cuando el Príncipe, ignora cómo llevar las maniobras militares, pero
comparte por igual su dirección, los soldados están vacilantes. Una vez que
los ejércitos están confusos y vacilantes, empiezan los problemas
procedentes de los adversarios. A esto se le llama perder la victoria por
trastornar el aspecto militar.

Cinco maneras de conocer al futuro vencedor:

1. Saben cuándo luchar y cuándo no.


2. Saben discernir cuándo utilizar muchas o pocas tropas.
3. Tienen tropas cuyos rangos superiores e inferiores tienen el mismo objetivo.
4. Se enfrentan con preparativos a enemigos desprevenidos.
5. Tienen generales competentes y no limitados por sus gobiernos civiles.

Tener comunicación con el Príncipe es como el General solicitarle permiso para


apagar un fuego: para cuando sea autorizado, ya este apagado y que sean cenizas
las que queden.

“Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro;
si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y
ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro
en cada batalla”.

C A P I T U L O IV

Sobre la medida en la disposición de los medios

Aquí nos dice: que los guerreros expertos se hacían a si mismos invencibles en
primer lugar, y después aguardaban para descubrir la vulnerabilidad de sus
adversarios. Que hacerse invencible significa conocerte a ti mismo; aguardar para
descubrir la vulnerabilidad del adversario significa conocer a los demás. La
invencibilidad está en uno mismo, la vulnerabilidad en el adversario y por esto se
dice que la victoria puede ser percibida, pero no fabricada.

“La defensa es para tiempos de escasez, y el ataque para tiempos de abundancia”.

Los expertos dicen que en defensa se esconden en las profundidades de la tierra;


los expertos en maniobras de ataque se esconden en las más elevadas alturas del
cielo. De tal manera pueden protegerse y lograr la victoria total.

“En situaciones de defensa, acalláis las voces y borráis las huellas, escondidos
como fantasmas y espíritus bajo tierra, invisibles para todo el mundo En situaciones
de ataque, vuestro movimiento es rápido y vuestro grito fulgurante, veloz como el
trueno y el relámpago, para los que no se puede uno preparar, aunque vengan del
cielo”.

Ganar una batalla no nos da verdadera realidad de que la ganamos, y menos si


utilizamos ese triunfo por medio de una lucha con armas, solo se elogia algo que no
se considera una buena victoria.

En la antigüedad, los que eran conocidos como buenos guerreros vencían cuando
era fácil vencer. “Si sólo eres capaz de asegurar la victoria tras enfrentarte a un
adversario en un conflicto armado, esa victoria es una dura victoria. Si eres capaz
de ver lo sutil y de darte cuenta de lo vulnerable, irrumpiendo antes del orden de
batalla, la victoria así obtenida es una victoria fácil”.

En consecuencia, las victorias de los buenos guerreros no destacan por su


inteligencia o su bravura, ni de cuestión de suerte, ni de casualidades, sino que son
previamente calculadas, porque cuando eres capaz de ver lo sutil, es fácil ganar; es
ganar en posición de poder, ganar con seguridad, imponiéndose sobre los que ya
han perdido de antemano.

Los buenos guerreros toman posición en un terreno en el que no pueden perder,


por consecuente, “Un ejercito victorioso gana primero y entabla la batalla después;
un ejercito derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después”. Esta es la
diferencia entre los que tienen estrategia y los que no tienen planes premeditados.

El no atacar un ejercito inocente, no hacer prisioneros o tomar botín par donde pasa
el ejercito, no cortar los arboles ni contaminar los pozos, limpiar y purificar los
templos de las ciudades y montañas del camino que atraviesas, no repetir los
errores de una civilización decadente, a todo esto se llama el Camino y sus Leyes.

Cuando el ejército esta estrictamente disciplinado , donde soldados morirían antes


que desobedecer las ordenes, y las recompensas y los castigos merecen confianza
y están bien establecidos, cuando los jefes y oficiales son capaces de actuar de
forma correcta, pueden vencer a un Príncipe enemigo corrupto.

Las cinco reglas militares son las siguientes:

1. Medición
2. Valoración
3. Cálculo
4. Comparación
5. Victoria

“El terreno da lugar a las mediciones, éstas dan lugar a las valoraciones, las
valoraciones a los cálculos, éstos a las comparaciones, y las comparaciones dan
lugar a las victorias”.
CAPITULO V

Sobre la firmeza

En este capitulo nos habla de cómo tener esa fuerza del ímpetu (percepción). Los
expertos son capaces de vencer al enemigo creando una percepción favorable en
ellos, y así, obtener la victoria sin necesidad de ejercer su fuerza. El gobernar sobre
muchas personas como si fueran poco es una cuestión de dividirlas en grupos o
sectores: es Organización.

Luchar contra un gran numero de soldados como si fueran pocas es una cuestión
de demostrar la fuerza, símbolos y señales. Esto se refiere a las formaciones y
banderas a utilizar en el campo de batalla para desplegar las tropas y coordinar
movimientos.

-Un emperador que fue un famoso guerrero y administrador, hablaba de manipular


las percepciones de los adversarios sobre lo que es ortodoxo y heterodoxo, y
después atacar inesperadamente, combinando ambos métodos hasta convertirlo en
uno, volviéndose así indefinible para el enemigo-.

“Que el efecto de las fuerzas sea como el de piedras arrojadas sobre huevos, es
una cuestión de lleno y vació”.

Cuando induces a los adversarios a atacarte en tu territorio, su fuerza siempre esta


en desventaja; mientras que no compitas en lo que son los mejores, tu fuerza
siempre estará llena.

“Cuando se entabla una batalla de manera directa, la victoria se gana por sorpresa.
El ataque directo es ortodoxo. El ataque indirecto es heterodoxo”.

Solo hay dos clases de ataques en la batalla: El extraordinario por sorpresa y El


directo ordinario, pero sus variantes son innumerables. Lo ortodoxo y lo heterodoxo
se originan recíprocamente, como un circulo sin comienzo ni fin.

 Cuando la velocidad del agua que fluye alcanza el punto en el que puede
mover las piedras, ésta es la fuerza directa.
 Cuando la velocidad y maniobrabilidad del halcón es tal que puede atacar y
matar, esto es precisión.

Lo mismo ocurre con los guerreros expertos: “su fuerza es rápida, su precisión
certera”. Es como disparar una pistola, su precisión es dar en el blanco y causar el
efecto esperado.
Para poder convencer y distraer a tus enemigos, lo primero que tienes que hacer es
organizar el orden para después crear un desorden artificial. Si quiere fingir
cobardía, primero debes ser extremadamente valiente, porque sólo entonces
puedes actuar como tímido de manera artificial. Si quieres fingir debilidad para
inducir la arrogancia en tus enemigos, primero debes de ser extremadamente fuerte
porque sólo así, puedes pretender ser débil.

“El orden y el desorden son una cuestión de organización; la cobardía es una


cuestión de valentía y del ímpetu; la fuerza y la debilidad son una cuestión de la
formación en la batalla”.

Es así, como podemos anticipar y lograr que los enemigos se convenzan a si


mismos de proceder y moverse con la perspectiva del triunfo, sabiendo que van a
caer en una emboscada, porque cuando hay entusiasmo, convicción, orden,
organización, recursos, compromiso de los soldados, tienes la fuerza del ímpetu, y
el tímido es valeroso.

Así es posible asignar a los soldados por sus capacidades, habilidades y


encomendarle deberes y responsabilidades adecuadas. “El valiente puede luchar,
el cuidadoso puede hacer de centinela, y el inteligente puede estudiar, analizar y
comunicar”.

Esto hace que los soldados luchen con la fuerza del ímpetu permitiendo que su
trabajo sea como las rocas rodando. Cuando se conduce a los hombres a la batalla
con astucia, el impulso es como rocas redondas que se precipitan montaña abajo:
Ésta es la fuerza que produce la victoria.

C A P I T U L O VI

Sobre lo lleno y lo vacío

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