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VIDA DE JESUS

Antes de conocerle como predicador, tenemos que conocer algo más de Él, cuando
era un niño. Jesús de Nazaret nace hacia año 5 a.C. en un establo de Belén, en
Judea, cuando dicha provincia pertenecía al Imperio Romano. Sus padres
fueron José (que era carpintero) y María la Virgen.

Según conocemos por las Sagradas Escrituras, Jesús fue “concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo“. Con esto, se quiere explicar la intercesión del Espíritu
Santo, para que la joven María, Madre de Jesús, quedase encinta del Hijo de Dios.
Y como el Hijo de Dios, no podía habitar en el cuerpo de una pecadora, ella nación
sin pecado alguno. Llamándola así, Inmaculada Concepción, librándola del
pecado original, con el que nacemos todos.

Además, a pesar de estar casada con José, ella se mantuvo sin conocer varón, que
nunca yacieron en el lecho, como marido y mujer, por lo que si virginidad, se quedó
intacta. De ahí la expresión, Virgen María.

Tras un tiempo en Egipto, escapando de las persecuciones del Rey Herodes, ya que
escuchó hablar de este tan preciado niño y mandó a matar a todos los varones
menores de un año, el niño Jesús por fin nace en el portal de Belén y pasa
su infancia y juventud en Nazaret, en Galilea. Se dedicó a ayudar a su padre José
en la carpintería y también pasó el tiempo estudiando las tradiciones judías de la
época. Tal era su curiosidad, que queda reflejado en la Biblia, que acudía al Templo
de manera asidua para poder hablar con su Padre e intercambiar ideas religiosas
con los entendidos en la materia. Fue a los doce años, cuando desesperados, los
padres de Jesús le buscaban y consiguieron hallarle en el Templo.

Jesús de Nazaret predicador


Al llegar a los 30 años, comienza su vida pública, según las Escrituras y es bautizado
por Juan “El Bautista” en el río Jordán. Juan el Bautista le había señalado
como su sucesor, que le reconoció, quiso darle su función en el mundo, que era
bautizar a aquellos que se convertían a la fe en Dios, pero Jesús se negó y quiso
que le dejara hacer, lo que venía a hacer a este mundo.

A los treinta años, se estableció en Cafarnaún, donde comienza a predicar la


“llegada del Reino de Dios“.

Jesús de Nazaret era un predicador ambulante. Tras sortear una serie de pruebas
de ascetismo, entre la población que le rodeaba, aumentó su popularidad y, también,
el número de sus seguidores. Entre estos seguidores, fueron apareciendo ciertas
personas que destacaban entre las demás y que dejaron todo a un lado, para
seguirle. Eran los doce hombres que conformaban el núcleo más cercano a
Jesús. Eran quienes hoy conocemos como los doce apóstoles.

Jesucristo dedicó gran parte de su juventud (y de su vida) a predicar sus enseñanzas


de Dios. Así, recorrió numerosos lugares de Palestina, consiguiendo que le
escuchasen por todas las partes del mundo. ¿Cómo podía mover tantas masas?
Jesús de Nazaret, hablaba y predicaba con parábolas, que eran hechos que
llegaban al sentido del ser humano, para hacerles reflexionar.

Los más humildes se identificaban con la palabra de Jesús y sobre todo sumaba
seguidores debido a los muchos milagros que decían que obraba. Tenemos un
famoso ejemplo, como la resurrección de Lázaro o la transformación del agua en el
mejor vino de la fiesta, durante las bodas de Canaán.

A pesar de la admiración de muchos, Jesús sufre acusaciones por hipocresía moral.


Le acusaban de creerse mejor que sus dioses y de lavarles el cerebro a sus fieles
seguidores, además, de meterles patrañas con los milagros. Veían en el predicador
a una amenaza, que haría temblar los cimientos de sus creencias y su falta de
humildad en sus religiones.

Hablaba de la venida del Reino de Dios y de su gobierno, con amor y justicia, en


donde todos tendrán sitio para poder vivir en paz. De este modo Jesucristo es
denunciado ante el gobernador romano, Poncio Pilatos por haberse
proclamado Rey de los Judíos y Mesías, aunque cabe señalar que el Reino al que
Él se refería mientras predicaba era el Reino de los Cielos, el Reino de Dios.
El Imperio comenzó a cercarlo y no se podía dar marcha atrás. Jesús sabía que su
final era inminente, entonces, reunió a sus discípulos para que juntos así, pudiesen
celebrar la Pascua, en un mesón que habían reservado. Ésta reunión, era La última
Cena. Después de la cena, Jesús, temeroso de lo que se venía encima, rezaba en
el Monte de los Olivos, tratando de sacar las fuerzas que necesitaría en lo que se
aproximaba. Le acompañaron dos apóstoles, para que rezaran con Él, pero se
quedaban dormidos.

Más tarde, seguido de soldados del imperio, apareció uno de sus discípulos, Judas
Iscariote, que por treinta monedas de plata, entregó a Jesús al Imperio, tras un beso
con el que le traicionó. Esta situación da inicio a la Pasión de Cristo, proceso en el
cual es sometido a durísimos padecimientos antes de ser finalmente crucificado en
la cruz.

Los últimos días de Jesús

Como hemos explicado, la víspera de la Pascua judía, Jesús se reunió con sus
apóstoles en la conocida “última cena”. En ella, predijo ante sus seguidores que
habría de ser traicionado por uno ellos. Poco después, tras la traición del apóstol
Judas Iscariote, Jesús fue capturado por los guardias del sumo sacerdote.

El consejo religioso judío, le declaró culpable de blasfemia, ante la afirmación


de Cristo de que él era el Mesías. Se le condenó a la pena de muerte. Pero
el sanedrín no podía aplicar dicha pena sin el consentimiento de las autoridades
romanas que, recordemos, dominaban la región. Fue así que el gobernador romano
de Judea, Poncio Pilatos, accedió a cumplir la pena que determinaron las
autoridades judías. Jesús fue torturado y los soldados, rasgaron sus vestiduras,
se apostaron su capa. Le incrustaron en la frente, una dolorosa corona de espinas,
para que recorriera el camino, hasta el Monte del Calvario.

Poco después expiró a través de crucifixión, un método de ejecución utilizado en


tiempos romanos. Cuando Jesús entregó su vida, el suelo tembló y el cielo tronó.
Sus discípulos, se encargaron de recogerle, ungirle y velarle. Guardaron su cuerpo
en una pequeña cueva, tapada por una gran roca. Al tercer día, cuando volvieron a
verle, Jesús, había resucitado de entre los muertos.
Enfermedades de Transmisión Sexual
A veces referidos como infecciones de transmisión sexual (ITS), las enfermedades de
transmisión sexual (ETS) son infecciones que se transmiten a través de contacto sexual.
Las ETS son de las infecciones más comunes en los Estados Unidos. Cada año,
millones de personas se infectan con una ETS. Si usted tiene sexo con una persona que
tiene una ITS–aunque ellos no lo sepan–usted también podría tener una.

Hay muchos diferentes tipos de ETS, y varios pueden causar problemas importantes,
especialmente si usted no sabe que tiene uno. Por ejemplo, la clamidia y la
gonorréa pueden dificultar o imposibilitar la capacidad de una mujer para tener un bebé.
Algunos tipos del virus del papilomavirus humano (VPH) causan verrugas genitales.
Otros tipos de VPH pueden contribuir a la causa de cáncer cervical en las mujeres. El
VIH, el virus que causa el SIDA, daña las células del sistema inmunológico, las defensas
del cuerpo que luchan contra infecciones y enfermedades.

Las ITS son normalmente transmitidas a través de sexo—vaginal, oral o anal. Algunas
ETS se pueden propagar a través de cualquier contacto entre el pene, la vagina, la boca
o el ano–aunque no haya penetración. Las ETS pueden ser transmitidas a través de
cualquier tipo de sexo: de un hombre a una mujer, una mujer a un hombre, un hombre
a otro hombre o una mujer a otra mujer. Algunas ETS también pueden ser transmitidas
de otras formas. Por ejemplo, el VIH y la hepatitis B también pueden ser transmitidos a
través de compartir agujas inyectables para drogas o medicinas. No podría decir quién
tiene una ETS simplemente mirándole.

Podría ser que usted no sepa que tiene una ETS o que ha sido expuesto a una ETS
porque se siente bien o no reconoce los síntomas. Pero aún podría transmitir la ETS a
su pareja y su pareja le podría dar una ETS.

Preguntas Comúnes
¿Cuáles son los síntomas más comunes de las de transmisión sexual (ETS)?
Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) pueden causar síntomas físicos (en el
cuerpo) como granitos, lesiones en la piel, picazón, dolor o ardor al orinar (hacer pípí),
fiebre, o síntomas de malestar como el de la gripe. Pero todos estos síntomas pueden
ser causados por otras enfermedades que no son enfermedades transmitidas
sexualmente. Algunas ETS no tienen síntomas. Entonces puedes ver lo difícil que es
diagnosticar una enfermedad transmitida sexualmente basado en los síntomas que
tienes.

¿Puedo tener una enfermedad de transmisión sexual y no saberlo?


Sí. Muchas enfermedades de transmisión sexual pueden tomar semanas, meses hasta
años para que se vean sus síntomas. Algunas personas nunca desarrollan síntomas
pero aunque no tenga síntomas, la persona infectada puede pasarle la enfermedad a
otra persona.

¿Cómo sé si mi pareja tiene una enfermedad de transmisión sexual (ETS)?


La simple respuesta es que no sabrás si tu pareja está infectada a no ser que el/ella te
lo diga. Recuerda, ya que algunas ETS no tienen síntomas, puede que tu pareja ni sepa
que el/ella está infectado/a.

¿Se me puede pegar una enfermedad de transmisón sexual de un baño público?


Esto no es muy probable. La mayoría de las enfermedades de transmisón sexual (ETS)
solamente se transmiten durante el contacto sexual, bien sea por contacto de piel a piel
o de pasarse líquidos del cuerpo como durante el sexo vaginal, anal u oral. La ladilla
(crabs) o piojos púbicos, pueden pasarse por contacto sexual, por dormir en una cama
infectada, por compartir ropa o posiblemente por sentarse en un inodoro infectado. Sin
embargo, el piojo no puede vivir sin el cuerpo humano por más de 24 horas. Entonces
infectarse con piojos púbicos o crabs por un inodoro es posible pero no probable.

¿Se me puede pasar una enfermedad de transmisón sexual o el VIH (HIV) si me


hago un tatuaje (tattoo) o porque me abran un hueco en el cuerpo (body piercing)?
Puede haber un riesgo de infectarse con el VIH (HIV/AIDS) u otra infección en la sangre
(como hepatitis B o C) si los instrumentos que se usan para hacer el hueco para decorar
tu cuerpo o hacerte el tatuaje no se han desinfectado o esterilizados (no se han limpiado)
entre clientes. Cualquier instrumento para hacer huecos para la decoración del cuerpo
o para cortar la piel, no se debe usar más, a menos que se limpie muy bien antes de
usarlo otra vez.

¿Se me puede pegar una enfermedad de transmisón sexual por los besos?
Esto es posible pero no muy común. Si la boca de tu pareja está infectada con una
enfermedad de transmisón sexual (ETS), entonces él o ella puede pasarte la infección
a ti durante el beso. Las lesiones en los labios y en la boca (llamados “cold sores” y
“fever blisters” en inglés) se pueden pasar por un beso si tu pareja está infectada. Las
infecciones dentro de la sangre como el VIH o la hepatitis B o C solamente se pueden
pasar por los besos si hay sangre infectada en la boca. Si tu pareja tiene una infección
en su área genital (pene o vagina), besarse en la boca no transmitirá la infección.

¿Se me puede pegar una enfermedad de transmisón sexual por el sexo oral?
Sí. Durante el sexo oral, hay contacto de piel a piel y se pueden pasar líquidos del cuerpo
y por eso es importante usar una barrera para protegerte como los condones de látex
sin lubricación o barreras dentales de látex para protegerte

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