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Cochabamba – Bolivia
Enero de 2017
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TRIBUNAL EXAMINADOR
2
Resumen
Abstract
The present investigation articulates the concept of ’crisis as political production’, in the
work of Luis Tapia with an alternative proposal of ’multicookie co-government’. It
proposes an explicit reading of the transition from a political crisis. Luis Tapia proposes
the multisocietal theoretical condition. We conclude that the notion of democratic
equality, as an effect of the notion of political crisis, must be reinvented in the current
political dimension. With a single civilizatory matrix the idea of reinvention is
materialized with the plurality of the public, from the proposal, and of a delegated
multisocietal co-government.
3
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN .......................................................................................................... 5
CONCLUSIONES……………………………………………………………………..68
BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………....73
4
INTRODUCCIÓN
Este breve proemio reúne, en unas breves pinceladas, los orígenes de la teoría crítica
elaborada por Luis Tapia Mealla. En la veta del marxismo crítico se da una regeneración
de condiciones teóricas a partir del estado de la crisis institucional del marxismo ortodoxo.
Es cierto que a fines de los años 70 y principios de los 80, se produce una crisis política
generalizada del marxismo en los países occidentales. Hay un conglomerado de problemas
que generan esa crisis en el marxismo dogmático. Entre ellos está el fenómeno de la
democratización cuestionando a los regímenes totalitarios de los satélites de la ex URSS.
Un hito importante para el marxismo occidental, se da principalmente con el II Manifesto
en Venecia en 19771 organizado la parte más heterodoxa del Partido Comunista Italiano.
Va a llamarse con posterioridad eurocomunista. Esta crítica marxista en América Latina
surge en un clima de desarticulación paulatina –según el caso de cada país. El contexto se
proyecta hacia procesos de democratización política. En ese sentido, entre las obras de
Laclau o Aricó, aparece la versión zavaletiana con su producción teórica. Es un análisis
político. Es decir, en el tiempo de Zavaleta y de los otros teóricos del marxismo, en
especial del Colegio de México, se busca una explicación de la obra de Marx. Todas estas
son problemáticas a tratar en el futuro, con una fuerte base en la teoría crítica.
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Los efectos del II Manifiesto del Partido Comunista Italiano (PCI) connotan a un “Althusser [que] lo había
dicho: ‘Quelque chose s’est brisé’, algo se ha roto en nuestra relación con el movimiento comunista
internacional y en particular (Althusser tuvo la oportunidad de hacerlo público en el coloquio organizado
por el II Manifesto en Venecia en 1977) con la participación en los partidos comunistas europeos, que desde
este momento son considerados incapaces de representar el movimiento revolucionario” (NEGRI, 2004: 8).
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El tema propuesto en este trabajo lleva por título ‘La crisis como producción política en
la obra de Luis Tapia’. Se describe la asimilación del concepto ‘crisis’ en la obra
intelectual de Luis Tapia. Primero se articulan los antecedentes del concepto ‘sociedad
abigarrada’ en la obra de Zavaleta Mercado. Después se desplazan en una interpretación
del concepto ‘crisis’ y ‘diversidad social’ desde Luis H. Antezana. La segunda parte que
abarca este tema establece una continuidad y desplazamiento de este concepto. Este
problema se centra en ‘la producción del conocimiento local’ de Luis Tapia. Además
proyecta a un planteamiento del cogobierno multisocietal con interculturalidad igualitaria,
Esto refleja o, mejor dicho, responde a la pregunta planteada en este trabajo.
‘La crisis’ como producción política determina la justificación de esta investigación. Pues
bien, se parte de estudios teóricos reunidos en la lectura contemporánea de Luis Tapia.
Segundo, se vuelve relevante por el efecto del concepto de un cogobierno multisocietal en
otra interculturalidad igualitaria. Es el reencuentro entre las civilizaciones que habitan un
mismo país.
Todo esto se articula en una base –la producción del conocimiento local de Luis Tapia–
que conduce a las teorías locales. De esta manera, se reúne en esta plataforma de Tapia la
fuente principal para esta investigación. De esta manera, se plantea la pregunta de
investigación. ¿Se articula en la crisis, como producción política, un cogobierno
multisocietal igualitario? La crisis como producción política es un hito constitutivo de la
historia política de Bolivia, desde que es estado2 nacional. La crisis política produce una
interculturalidad plena, deliberativa e igualitaria de un cogobierno multisocietal.
Asimismo, se establecen un objetivo general y tres objetivos específicos, según las partes
analíticas de la tesis. El objetivo general busca, en todo caso, determinar la crisis como
producción política, su transición a la producción del conocimiento local de Luis Tapia.
El primer objetivo específico plantea comparar la crisis como producción política y la
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Nota de aclaración: por preferencia de Luis Tapia Mealla se utiliza la palabra Estado con minúscula
‘estado’ cuando se hace referencia a la institución estatal.
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sociedad abigarrada en las lecturas de René Zavaleta y de Luis H. Antezana. El segundo
objetivo busca delimitar las teorías locales de Luis Tapia en la especificidad de la política.
Coincidiendo con la tercera parte, el tercer objetivo proyecta establecer la participación
deliberativa en un cogobierno multisocietal, como una interculturalidad igualitaria.
En esta parte, se explica por qué no existe ‘una’ metodología en este corpus. Generalmente
estas se construyen a partir de varias lecturas. Se hicieron tres análisis concretos que dan
una unidad narrativa a la estructura del tema. Sin embargo, no se aplica propiamente un
análisis textual o aparato analítico externo, por ejemplo, como el de A. Greimas. A
continuación se muestra una síntesis con muchos detalles sobre los análisis en esta tesis.
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En el presente trabajo se hace un breve resumen de la historia del movimiento marxista, sobre todo, en la
constitución formal de partidos políticos denominados marxistas. Véase en ROLÓN ANAYA, Mario
(1999). Política y partidos en Bolivia. La Paz: Juventud.
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conclusiones hacen una reconstrucción de las partes más importantes de este corpus.
Buscan un balance de cada capítulo, sintetizando sus puntos más sobresalientes. Termina
con algunas proyecciones a posibles investigaciones en el futuro.
Para articular esta primera parte se toma como preámbulo una sinopsis de la historia
política de Bolivia, particularmente, de los partidos políticos con enfoque marxista. Con
el fin de explicar introductoriamente la producción de teorías locales –ideas de René
Zavaleta– se empalma desde un contrapunto para Luis Tapia.
Además la crisis política como generadora del momento épico o de la masa que, según
René Zavaleta, es el antecedente por excelencia de este planteamiento. Efectivamente la
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Las obras primarias de Luis Tapia, objeto de estudio, para esta investigación son La producción del
conocimiento local. Historia y política en la obra de René Zavaleta Mercado. La Paz: Muela del
Diablo/CIDES-UMSA (2002a) tesis doctoral del autor; La Condición Multisocietal: Multiculturalidad,
Pluralismo, Modernidad. La Paz: Muela del Diablo/CIDES-UMSA (2002b); La velocidad del pluralismo.
Ensayo sobre tiempo y democracia. La Paz: Comuna-Muela del Diablo (2002c); y, finalmente, La invención
del núcleo común. Ciudadanía y gobierno multisocietal. La Paz: Muela del Diablo/Autodeterminación
(2006).
8
sociedad civil es la intermediaria de una nueva dinámica de la superestructura. Como se
ve más adelante, no es sintetizable.
De la misma manera, la delimitación de la producción teórica local es más bien una teoría
adicional. En todo caso, parte de la apropiación e internalización de los modelos generales
anteriormente señalados. Sobre la articulación de datos o hechos, se da una historia local
y, finalmente, un objeto específico, o sea, una lógica del lugar.
En efecto se produce una idea sobre las historias locales. Como una fuente de los tiempos
históricos anacrónicos permite un abigarramiento y la expresión cultural del barroco. El
sentido de lo político, o de las formas políticas, parte de un lugar de la sociedad. Desde
una formación social abigarrada y la intersubjetividad, se establecen su validez y vigencia.
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Así las teorías locales proponen la ratificación del carácter desarticulado, por ende,
colonial de la anterior producción política boliviana.
En tercer lugar, desarrollando los conceptos más importantes de la obra de Tapia, se deriva
a una nueva elaboración. El contexto de esta parte, se reduce dicotómicamente a la
‛dimensión política’ entre lo multisocietal y lo moderno contractualista. La respuesta que
se intentará, busca un encuentro deliberativo. La búsqueda de nuevos encuentros está
reiteradamente dada entre lo multisocietal y coexistente al contractualismo moderno.
Probablemente una de las partes más importantes de esta síntesis –del tercer capítulo– es
el concepto de política mestiza. Esta noción se caracteriza por una verdadera articulación
alrededor de su núcleo, o sea, el multisocietal desde puentes civilizatorios plurales. Es otra
identidad de la democracia compuesta en la multiculturalidad. Y el proceso intercultural
de ciudadanización, en estas circunstancias, está más allá de la ciudadanía política. El
resultado de la nueva transformación se adiciona al esquema para comprobar la hipótesis.
Consiste en ‘un cogobierno multisocietal’ como el espacio del encuentro deliberativo.
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CAPÍTULO I
LA CRISIS Y DIVERSIDAD SOCIAL. ANTECEDENTES
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Esta categoría se relaciona directamente con el desenvolvimiento de la obra de René Zavaleta. Es parte
básicamente de la argumentación del proceso intelectual a nivel de historia política de Bolivia. Hay,
entonces una teoría que es precisa para explicar el objeto de una historia política de Bolivia. “[C]onsiste en
una apropiación que pasa por la vía de la interiorización, que básicamente es su estudio. [El marxismo] se
vuelve una concepción del mundo interiorizada, se convierte en la forma de pensar cotidianamente el
conjunto de relaciones y experiencias en la vida […] sobre la sociedad en la que se vive, más aún sobre lo
que se investiga” (TAPIA, 2002a: 327 el corchete es mío).
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principio porque el marxismo “soviético”6 dejó de lado en su estudio a la superestructura.
Ese estudio es fundamental para revelar en lo parcial una teoría adicional a la teoría
marxista ortodoxa.
Se hace necesaria una sinopsis de la historia política de Bolivia en el siglo XX. Porque
marca la fundación de los partidos políticos de izquierda o marxistas y los nacionalistas.
Todos estos proyectos ideológicos son anteriores a la obra de Zavaleta. Los programas
ideológicos traducen el marxismo –desde el leninismo y estalinismo soviético entre otros.
Fue la versión internacionalista aplicada a la realidad de un país como Bolivia. Los
partidarios del bloque nacionalista giran sobre la idea esencialista de la ‛Nación’7. Su
apotegma lo constituye el ‛héroe nacional del patriotismo’8.
En Bolivia se resume la construcción ideológica de los partidos políticos del siglo pasado,
con el paso del marxismo, más o menos, en los siguientes trazos. La importación de las
corrientes marxistas, entre los años 1920 y 1930, integra el período entre 1932-19359. La
6
El proyecto marxista soviético de Stalin es básicamente teleológico. Porque olvida a la cultura, como
fundamento de las naciones. “Bajo el régimen socialista, que hasta hoy sólo es una realidad en la U.R.S.S.,
la base de las relaciones de producción es la propiedad social sobre los medios de producción” (STALIN,
1941: 775). En ese sentido, “[l]a peculiaridad de la formación económico-social socialista radica en que
favorece al máximo el despertar de las masas populares, la transformación del pueblo en un sujeto de la
historia que, consciente y planificadamente, crea la nueva sociedad” (KAMMARI et. al.,1959:126).
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La noción de ‛Nación’ fue el núcleo único de Bases y principios del MNR –documento proselitista–
atribuido a José Cuadros Quiroga y suscrito en 1942. En su exordio, el documento primigenio, establece el
programa del MNR en los siguientes términos. “Afirmamos nuestra fe en el poder de la raza indomestiza;
en la solidaridad de los bolivianos para defender el interés colectivo y el bien común antes que el individual,
en el renacimiento de la técnica de las tradiciones autóctonas para moldear la cultura boliviana y en el
aprovechamiento de la técnica para construir la Nación en su régimen de verdadera justicia social
boliviana, sobre bases económicas y políticamente condicionadas con sujeción al poder del Estado”
(RÓLÓN, 1999: 334-335 la cursiva es de Rolón).
8
Esta afirmación es de la otra vertiente nacionalista. Se exalta la figura de su líder Óscar Únzaga de la Vega
–jefe y fundador– de la Falange Socialista Boliviana (FSB). Tiene una evidente inspiración de patria, nación
y del catolicismo español. Pues, “[i]nsurge como movimiento patriótico, bajo una mística cívica más que
una doctrina, dentro de una resuelta orientación anticomunista y enfrentando a todas las corrientes que
considera ‛disolventes’ de las instituciones y principios de ‛Dios, Patria y Hogar’. Invoca una posición
socialista, en la línea de la Iglesia Católica […]” (ROLÓN, 1999: 317 la cursiva es de Rolón).
9
“La Guerra del Chaco señala una nueva generación de partidos en el curso de los años 40. […] Eso
explica la aparición casi coetánea de los partidos ‛nuevos’ con las tendencias evolucionistas y
12
identidad ideológica de cada sector gravita por sus lineamientos sectoriales. El incipiente
movimiento obrero encauza sus luchas a partir de la vanguardia política. Por ejemplo, se
alinea a la IV Internacional Comunista Trotskista. Así se funda el Partido Obrero
Revolucionario (POR) en 193410. Este partido fundador de la izquierda boliviana, es “[…]
la vanguardia del proletariado; es, pues, el Partido de una sola clase. […] El programa
al señalar la finalidad estratégica –en el caso del POR instaurar el gobierno obrero-
campesino y destruir la opresión clasista- está ya definiendo el Partido” (ROLÓN, 1999:
387-388)11. El itinerario político del POR, fue de interpelación de la historia boliviana. A
través de Guillermo Lora tiene el mérito de “[…] haber anunciado antes de 1952, durante
esas jornadas y después, el carácter burgués y limitado de las medidas movimientistas y
la certeza de que tarde o temprano iba aliarse con el imperialismo contra los explotados
bolivianos […]” (LORA T-V, 1979: 12).
Otra formación ideológica que repercute en el escenario marxista fue la de los sectores
autonomistas incrustados en la Universidad Boliviana. Estudiantes y profesores, con
influencia marxista-leninista, forman el Partido de Izquierda Revolucionaria (PIR)12. El
PIR fue reconocido en el contexto político de la Segunda Guerra Mundial. Se posiciona
como aliado en contra del nazi-fascismo. “Este partido [p]ropone la realización de una
revolución democrático-burguesa. Para el PIR ésta es sinónimo de revolución antifeudal
y anti-imperialista” (ROLON, 1999: 393)13. Uno de sus fines ideológicos fue la
subsunción marxista al contexto nacional. “[E]l PIR señala enfáticamente la necesidad de
estudiar las peculiaridades sociológicas de la nación boliviana” (ROLÓN, 1999: 395)14.
13
Los máximos expositores del proyecto pirista fueron José Antonio Arze15, Arturo Urquidi
Morales y Ricardo Anaya16.
En una segunda fase histórica, la construcción marxista de los partidos políticos bolivianos
comienza a mediados del siglo pasado. Igualmente, se presenta en estos trazos la
fundación del Partido Comunista Boliviano (PCB)17. Y tiene un programa marxista-
leninista pro soviético18 en su doctrina. “El Comunismo se considera la única línea fiel y
oficial en la aplicación política de la doctrina marxista. Frente a la realidad boliviana
considera que esta es parte de la que conforman los países atrasados y […] mundial”
(ROLON, 1999: 417)19. Este proyecto partidario se presenta en la refundación del ‛estado
del 52’. También cuenta, en la organización estratégica, con la participación de Sergio
Almaraz20 en la planificación del nuevo estado proburgués y capitalista de la Revolución.
Fue un protagonista desde los conceptos de planificación económica y nacionalización de
los recursos naturales estratégicos. Entre los años 1978-1985 el PCB conforma el bloque
nacional-popular en las candidaturas de la Unidad Democrática Popular (UDP).
15
Fue un “[a]admirable profesor y sociólogo. Político autor del primer análisis dialéctico del proceso
nacional en el Programa del Partido de Izquierda Revolucionaria (PIR) que fue singular ‛Academia Político-
Doctrinaria’ del país. Fundador de ese partido con otros dirigentes universitarios y líderes obreros; fue
creador del primer instituto de investigaciones Sociográficas de Bolivia (ISBO) en Sucre” (ROLÓN, 1999:
537).
16
Fue un “[p]rofesor de Derecho Político, cofundador del PIR, parlamentario de notable oratoria, ideólogo
y autor de los primeros estudios sobre la ‛Nacionalización de las Minas’ y la ‛Reforma Agraria’ junto a otros
intelectuales de izquierda [como] Arturo Urquidi Morales” (ROLÓN, 1999: 537 el corchete es mío).
17
El PCB nace el año 1950. Sus principales fundadores fueron “José Pereyra, Sergio Almaraz, Víctor Hugo
Libera, Mario Monje, Luis y Jorge Ballón Sanjinés” (ROLÓN, 1999: 417 la cursiva es de Rolón).
18
El comunismo en Bolivia se divide entre estalinistas y trotskistas –primera etapa– y, después, entre la
“Unión Soviética y China” con los programas del PCB y del PCML (Cf. ROLON, 1999: 417). Incluso, se
divide en la fracción castrista o pro cubana.
19
La cursiva es de Rolón.
20
“Fue analista mediativo de onda percepción dialéctica de los problemas nacionales por doble dependencia
externa e interna de un colonialismo dual […] con el imperialismo externo, el feudalismo oligárquico interno
y el asalto vecinal” (ROLÓN, 1999: 562).
14
esto se fracciona el PRIN de Juan Lechín Oquendo. Después se da un segundo
fraccionamiento marxista de base del PCML. “Sobre este tronco prochino surge años
después (en 1978) el Frente Revolucionario de Izquierda [FRI]21 durante el Primer
Encuentro Nacional de Izquierdas” (ROLON, 1999: 440)22. Y se encuentran las nuevas
generaciones que fundaron el Partido Socialista (PS, luego, PS-1)23. Respectivamente
nace el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR)24.
Para hablar de la ‛nacionalización del marxismo’ hace falta empalmar la obra de René
Zavaleta Mercado con la de Luis Tapia después de este ocaso del socialismo real. Y la
alternativa se recoge del marxismo a la boliviana. Es un concepto fundamental del
gobierno de las masas como una forma de autodeterminación de la masa. Actualmente
existen propuestas políticas a nivel de la interculturalidad. Esta se define como compleja
y con una matriz marxista.
21
El corchete es mío.
22
La cursiva es de Rolón.
23
El PS-1 tiene fecha de nacimiento el 1º de mayo de 1971. Sus fundadores fueron “Marcelo Quiroga Santa
Cruz, Guillermo Aponte Burela, Alberto Bayley Gutiérrez, Mario Miranda Pacheco, Héctor Borda Leaño,
José María Palacios, Justo Pérez, Walter Vásquez Michel” (ROLÓN, 1999: 450la cursiva es de Rolón).
24
El MIR nace como partido el 7 de septiembre de 1971. Sus fundadores fueron “Jorge Ríos Dalenz, Antonio
Aranibar Quiroga, Jaime Paz Zamora, Alfonso Camacho P., Osca Eid F., Alfonso Ferrufino V., Guillermo
Capobianco, Carlos Quiroga” (ROLÓN, 1999: 458 la cursiva es de Rolón).
15
1.2. Crisis política y sociedad abigarrada en Zavaleta
Comienzan los contextos que identifican un efecto sísmico, entre las relaciones de poder
político y sus respectivos periodos de transición política. Sobre todo las crisis políticas
identifican a aquellos tiempos de hegemonía del ‛estado del 52’. Con esta advertencia el
problema de la ‛crisis’ del modelo hegemónico inicia su deceso hasta ese momento. En
este contexto, Zavaleta prepara la redacción de Las masas en noviembre (1983). Este
ensayo es ícono en la teoría política latinoamericana. Y le lleva a considerar una de las
más grandes respuestas a la (re)conceptualización de la identidad boliviana. Se trata de la
autodeterminación política y cultural. Los nuevos sujetos, los kataristas de ese momento,
cuestionan la construcción social boliviana.
25
El término se atribuye a Luis Tapia (Cf. TAPIA, 2002c: 128).
26
La cohesión conceptual y la demostración real que, marca la ‛crisis’ política es crucial en la obra
zavaletiana. Es decir, “[l]a crisis se postula por tanto como el fenómeno o la exterioridad de la sociedad.
[…] Es en la crisis que es algo actual porque la crisis es un resultado y no una preparación” (ZAVALETA,
1987: 17-18). No obstante, la redundancia en el término ‛crisis’ política es principalmente la metáfora de
este discurso.
16
mayor problema del “nacionalismo [revolucionario]27es y fue una voluntad de pensar y
hacer lo local generalmente por la vía de la homogeneización mestiza” (TAPIA, 2006:
214). El conflicto y la alta tensión de una “democracia representativa” incipiente, que
comenzaba a institucionalizarse, estaban otra vez puestos a prueba (Cf. ZAVALETA,
1987: 13). Ya no son las mismas predisposiciones testimoniales del pasado. Más bien se
reflejan en el proceso de una crisis todas las condiciones de la forma “multitud”28. Todas
esas transformaciones de la ambición sectorial se acoplan en una ligazón de la masa.
Al hablar de este periodo, en específico, no fue tan solo un asunto de coyuntura. Por
ejemplo, algunas coyunturas repercuten en el “desplegamiento”29 hegemónico-clasista.
En estos escenarios se distinguen en la conformación de un “Bloque histórico”30 y la
unificación en torno al periodo político/electoral de los programas electorales. Se
distingue un bloque popular, en sentido gramsciano, y lo que fue el programa electoral.
Se trata de la Unidad Democrática Popular (UDP) de Siles Suazo. En la lectura de
Zavaleta se refleja como un “bloque invencible al menos electoral[mente]”31
(ZAVALETA, 1987: 27). En esos tiempos donde la clase dominante conforma su
ideología imponiendo ante la ‛crisis’ su hegemonía dominante. Esta presiona incluso con
27
El corchete es mío.
28
A partir de la obra Imperio de Michael Hardt y Antonio Negri se dice que “[l]a formación de la multitud
de productores explotados y subyugados puede verse más claramente en la historia de las revoluciones del
siglo veinte. Entre las revoluciones de 1917 y 1949, las grandes luchas antifascistas de los ‛30 y los ‛40, y
las numerosas luchas de liberación de los ‛60 hasta las de 1989, nacieron las condiciones para la ciudadanía
de la multitud, se extendieron y consolidaron” (HARDT y NEGRI, 2000: 291-292).
29
En ese sentido, “[e]n noviembre de 1979 […] la huelga general obrera se convierte de inmediato en la
huelga política de todo el pueblo en un desplegamiento hegemónico muy considerable. Esto conlleva la
paralización de la producción general y la ocupación del territorio lo cual significaba la confrontación entre
el triunfo desarmado del pueblo y la derrota armada del ejército. […] El golpe de García Meza, entre tanto,
es sólo la exacerbación pantagruélica de la sombría ilusión de Natush” (ZAVALETA, 1987: 46 la cursiva
es de Zavaleta).
30
Así convergen las facciones populares al menos del electorado mayoritario en el bloque de la UDP. La
representación electoral está dividida. Casi se da en una misma proporcionalidad. El contexto se fragmenta
en el bloque dominante –de la mediana minería, la oligarquía cruceña y de laicos católicos. Estas
aseveraciones, se refleja con los resultados atomizados de sus candidaturas en los años 1978, 1979 y 1980.
En tanto “[l]os campesinos, v.gr., que por antonomasia debieron componer el partido democrático, fueron
en su momento la fuerza de asiento del bloque dominante. Las fragmentaciones o desgarramientos del
bloque dominante, entre tanto (que son propios de la vecindad de la crisis), se expresan en la participación
de sectores democrático-burgueses en la forma que adopta el partido popular” (ZAVALETA, 1987: 48).
31
El corchete es mío.
17
los métodos avalados por la Doctrina de seguridad nacional32. Este programa ideológico
y geopolítico fue diseñado por organismos de inteligencia norteamericanos. Se adoctrina
a los aparatos castrenses de Latinoamérica en contra del comunismo. Estos aparatos se
comprometen en procesos institucionalizados de proselitismo político.
32
La cursiva es mía.
33
A modo de ejemplo, este periodo institucional se recoge, críticamente, a la obra zavaletiana. Plantea una
crítica a la conciencia postrimera de “[l]os doctores dos caras eran el único grupo dirigente del que podía
disponer entonces el Alto Perú y por eso la república nace decadente. […] Por eso la independencia se
resuelve a través de un hecho continental, que es el ejército de Bolívar. Los doctores se aprestan a
administrar la independencia que los guerrilleros conquistan, agotándose y que Bolívar ejecuta”
(ZAVALETA, 1990: 33).
34
La cursiva es mía. La directriz autocomprensiva de la guerra del Chaco es, para Zavaleta, el origen de un
duelo desnudo y multitudinario de soldados. “[E]s el fenómeno a partir del cual comienza la conciencia y la
rebelión de las clases nacionales” (ZAVALETA, 1990: 43).
35
La cursiva es mía. La revolución nacional del 52 es la destinataria de la genealogía de un mestizaje. “Para
Tamayo, pues, hablar del futuro de la nación es hablar del mestizo. De cualquier manera, que se lo analice
–como raza, como inteligencia, como sujeto social– el resultado parece ser el mismo: el futuro de Bolivia
está en su desarrollo como grupo social” (GARCÍA PABÓN, 1998: 141).
18
Como nunca los hechos de noviembre de 1979 se los recuerda por los siguientes
argumentos:
La historia boliviana tiene momentos constitutivos, por ejemplo, en las masas neobelcistas
y la movilización aymara en la Guerra federal de finales del siglo XIX. Igualmente, se
replica con la instauración insurreccional del estado hegemónico del 52. El gobierno de
los insurrectos se conforma por un bloque histórico popular-obrero y campesino.
Básicamente fue el momento de cooptación de lo indio en una plataforma de
homogeneización mestiza y de olvido con el pasado autóctono. Se encubre por un
destinatario contextual, o sea, el estado moderno capitalista. La ‛crisis’ de noviembre, la
36
La cursiva es de Zavaleta.
37
René Zavaleta Mercado recurre a la frase ahora eres, Chaco, de los muertos sumidos en tu vientre… de
Sangre de mestizos de Augusto Céspedes, para fundamentar una relación peculiar entre los hombres con las
cosas. “‘Ser –según la famosa fórmula de Heidegger– es ser en el mundo’ y así se llama ‘a esta necesidad
que tiene la conciencia de existir como conciencia de otra cosa que ella misma’. Los objetos no existen y
tienen nombre en su relación con los hombres, en cuanto el hombre llega a ellos” (ZAVALETA, T-III, Vol.
1, 2015: 169).
19
epifanía de una (im)posible identidad nacional, proyecta otro efecto nacionalizador. Este
es compuesto y de formación ‛multisocietal’.
38
El paréntesis es de Zavaleta.
39
Los signos de interrogación son de Zavaleta.
40
La cursiva es de Zavaleta.
20
“Trata, por medio de la base real o infraestructura [de] las ‛relaciones necesarias e
independientes’ […] también compuestas (en el capitalismo)41 por hombres dotados de la
independencia […]” (ZAVALETA, 1978: 79). Entre tanto, no hay una verdadera
conciencia individual que sea capaz de reproducir dinámicas materiales de cada pueblo.
Y el análisis marxista ocupa, como definición ideológica, a la “forma colectiva de dicho
reflejo o reproducción a lo que nosotros nos atrevemos, para los usos de este artículo,
llamar ideología”42 (ZAVALETA, 1978. 80). Pues, existen muchos yerros a la hora de
caracterizar una interpretación ideológica.
Estos engaños constantes degeneran el sentido natural del marxismo en los siguientes
términos:
Es una primera aproximación a las falacias de los seguidores de Marx 44. Se da lugar al
“[…] hecho central del conocimiento” (ZAVALETA, 1978: 80). En Bolivia se tiene un
ejemplo particular para este análisis. Con una “formación abigarrada” de superestructuras
sucesivas y precapitalistas, se enfrenta a una base económica aparentemente capitalista
(Cf. ZAVALETA, 1978: 88).
Una sociedad civil como la boliviana reúne “[e]n todo caso, sociedades no cognoscibles
o comprobables, sociedades no totales, o sea no socializadas, son sociedades no
41
El paréntesis es Zavaleta.
42
La cursiva es de Zavaleta.
43
El paréntesis es de Zavaleta.
44
Sería Kautsky y a su modo Stalin.
21
capitalistas in toto”45 (ZAVALETA, 1978: 81). Implica un quiebre de la forma estatal,
como la hegemonía y coerción del estado nacional republicano. A partir de un “momento
constitucional”46 se fija erradamente el estado de derecho (Cf. ZAVALETA, 1978: 85).
Como un determinante jurídico, se ordena sobre alguna parte institucionalizada de la
sociedad civil en calidad de producción política. El estado boliviano fue el portador de ‒
lo que podría llamarse‒ subsunciones formales y aparentes modernizaciones.
La producción política en Bolivia fue siempre simultánea. La sociedad civil fue en otrora
y también ahora productora de relaciones políticas, jurídicas, religiosas o míticas47.
También un estado nacional siempre fue generador o totalidad y de una regularidad
capitalista. El acercamiento más afín a ese modelo de regularidad es modernamente la
democracia representativa.
Entonces surge otra pregunta sobre el modelo de regularidad capitalista. ¿Qué ocurre con
sus instituciones? El estado boliviano casi siempre fue rigurosamente institucionalista.
Además transita por las zonas de la reproducción política, jurídica y social con una
superestructura únicamente capitalista. Esta es una afirmación que cae en saco roto.
Porque, el propio ‛modelo de regularidad’48 capitalista inserta un proyecto en la forma
más estatal conservadora. Consiste en reproducir una contradicción falaz, de la obra de
Marx, en los siguientes términos:
Sería construir lo que se llama una contradictio in adjecto suponer que pueda ser
jurídicamente libre en él base productiva y jurídicamente servil o esclavo en la
superestructura. […] primero que el grado de cognoscibilidad de una sociedad
habla también de la medida en que se ha instalado allí el modo de producción
capitalista […] la falta de una superestructura democrática (burguesa) 49 es una
45
La cursiva es de Zavaleta.
46
La cursiva es de Zavaleta.
47
Haciendo una lectura de Zavaleta, la realidad “[…] no ignoraba los valores míticos en una constitución
societal” (ANTEZANA, 2006: 166). En fin, las dos dimensiones constitutivas son –el mito y la ‛crisis’–
productoras de un nuevo conocimiento.
48
Según Marx, tienen una diferencia de base en común los modelos de regularidad –asimismo, poseen
reiterabilidad– con los modos de producción. Es la inversión “[e]n las fases precapitalistas de la sociedad,
el comercio domina a la industria. En la sociedad moderna ocurre lo contrario” (MARX, 1968: 132).
49
El paréntesis es de Zavaleta.
22
anomalía importante no sólo con relación al modelo político más ajustado al
capitalismo, sino respecto del propio modo de producción como modelo de
regularidad (ZAVALETA, 1978: 82).
A grandes rasgos muchos países de superestructuras tan diferentes deducen otras causas a
sus procesos de integración. No se puede pensar una forma estatal, como la estructura
conceptual marxista, de la superestructura sin asumir otro tipo de producción. Más bien
esta producción es de carácter espiritual e inconsciente de su pasado.
En este sentido “[e]l Estado inglés es un Estado capitalista; pero la monarquía inglesa no
es una necesidad o ley del modo de producción capitalista, sino un resultado de la historia
[…] del entrecruzamiento de sus superestructuras sucesivas” (ZAVALETA, 1978: 83).
Lo remoto pervive no necesariamente de forma apodíctica en sus usos. El estado y el
derecho, por el conservadurismo, se apoyan en la costumbre. En Bolivia se edifican las
formas del estado y el derecho, sobre una superestructura. Zavaleta la denomina un
“rezagamiento” de los momentos críticos que exigía la sociedad civil (Cf. ZAVALETA,
1978: 85).
50
La fórmula de la “superestructura igual Estado” es la misma, según Kautsky y –el propio– Stalin, para
relaciones conscientes y la conciencia social (Cf. ZAVALETA, 1978: 86 la cursiva es de Zavaleta). Para
Stalin, el romanticismo alemán, no se vincula con la revolución. No coincide en los ideales de la clase
proletaria como la zona de elección superestructural. Fue una verdadera contradicción y artificio pensar
“[…] tal cosa supondría una inmovilización de la historia entera, supone la falsedad de que la base
económica es una e idéntica desde el principio (la URSS se hace socialista en octubre […]” (ZAVALETA,
1978: 89 el paréntesis es de Zavaleta).
23
[…] Marx tenía una visión más extensa de esta cuestión: identificó la
superestructura con el sector de la sociedad que contiene todas las formas
conscientes e inconscientes de conexión extraeconómica. De esto mismo debía
deducirse, puesto que la forma específica o ideal de coerción en el capitalismo
es la coerción económica, que la superestructura capitalista como tal es una
reminiscencia del momento de la acumulación originaria. Es lógico suponer –a
modo de complemento- por otro lado, que el resabio o la ‛carga’ debían pesar
aquí de una manera aún más sostenida y arraigada que en la base económica
(ZAVALETA, 1978: 86).
En la taxonomía propuesta por Luis H. Antezana ‘la crisis es una especie de método de
producción social’. Él clasifica un cierto índice de conceptos comunes a Zavaleta. Esta
lectura caracteriza etimológicamente a la ‛crisis’51 desde la “mutación grave”
51
El vocablo crisis significa, etimológicamente, “‘una mutación grave que sobreviene en una enfermedad
para mejoría u empeoramiento’, ‘momento decisivo en un asunto de importancia’; lat. crisis. Tom. del gr.
Krísis ‘decisión’, deriv. de krinỏ ‘yo decido, separo y juzgo’” (COROMINAS, 1987: 179).
24
(ANTEZANA, 2009: 107). Pasando por otros derivados o significados es también otro
“momento decisivo en un asunto de importancia” (ANTEZANA 2009: 107). Los
conceptos son etimológicamente asumidos en una triple relación. La primera es una
relación lingüística sobre el vocablo decidir. En la segunda el vocablo separar da, entre
otras significaciones, un distingo o separación sutil. Finalmente se plantea una última
relación la de juzgar. Es necesario establecer a plenitud el pensamiento de René Zavaleta
en Bolivia, como una teoría aplicada. Y se hace una contextualización de la ‛crisis’ como
metodología:
La explicación de este método no puede ser una anarquía lógica y “conocimiento crítico”,
ni generalizable desde inducciones ni teorizante por otras deducciones (Cf. ANTEZANA,
2009: 108). Por el contrario “[…] es una propuesta abductiva, de esas que tratando [a la
crisis]52 un caso particular o excepcionalmente irreductible propone una nueva perspectiva
teórica” (ANTEZANA, 2009: 109). Las etapas de preparación social de la ‛crisis’ tienen
consigo la pretendida clasificación crítica. Algo peculiar de René Zavaleta es que:
52
El corchete es mío.
25
Si algo caracteriza al pensamiento de ZM53 es precisamente ese permanente ir y
venir del objeto de estudio al aparato teórico que lo trata. Nótese […] que, aunque
aprovecha (‛secuestra’)54 otros aportes conceptuales, no se trata de la aplicación
deductiva de una determinada propuesta teórica, tampoco se trata de una
generalización inductiva porque sólo [sic] le ocupa un caso, el de la recuperación
de la democracia en Bolivia en noviembre de 1979 (ANTEZANA, 2009: 109).
El punto central de la ‛crisis’ de noviembre del 79, vira a la hora de entender una sociedad
abigarrada. Se plantea, el ¿cómo? la sociedad boliviana se analizó “[…] en la manera de
entender, asumir y encausar los procesos históricos […]” (ANTEZANA, 2009: 114).
Entonces los estudios de otros procesos secundarios –o sea, de los golpes militares en
Bolivia– no tienen esa relevancia de una crisis. “[P]ese a las apariencias, no son crisis
políticas que permitirían conocer esta sociedad porque, en el fondo, no suponen una
decisiva intervención social” (ANTEZANA, 2009: 111).
53
Corresponden a las iniciales de Zavaleta Mercado.
54
El paréntesis es de Antezana.
55
Esta lectura de René Zavaleta es un punto de articulación la relación de la sociedad civil con el Estado y
viceversa. La sociedad civil actúa en calidad de “mediaciones” entre la estructura pública y el sector
institucional privado (Cf. GIL, 2006: 105 las cursivas son de Gil).
26
dejan de ser clasificadas de un modo más o menos parecido a los ‛juegos del lenguaje’56.
Cuando se designa un entorno lingüístico se percibe en qué basa su asignación elíptica. Es
posible asignarla a través del uso de las palabras. Cuando se atribuye a las palabras un
espacio diverso y designado. Ante esto –Wittgenstein dixit– se imagina una clasificación
de las palabras. Son algo parecido “[…] las herramientas de una caja de herramientas […].
Tan diversas como las funciones de estos objetos son aquí las funciones de las palabras”
(WITTGENSTEIN, s.f.: 27).
[Aquel extranjero]57 la pronuncia tan extrañamente porque la tiene por una sola
palabra.- ¿Pero no ocurre también algo diferente dentro de él cuando la pronuncia
–algo que corresponda al hecho de que él concibe la oración como una sola
palabra?- Puede ocurrir lo mismo dentro de él o algo diferente. ¿Pues qué ocurre
dentro de ti cuando das una orden así?; ¿eres consciente de que consta de tres
palabras mientras la pronuncias?58 […] –Y ya he admitido que el extraño
probablemente pronuncie de modo diferente la oración que concibe de modo
diferente: pero lo que llamamos su errónea concepción no necesita residir en algo
que acompañe la emisión de la orden (WITTGENSTEIN, s.f.: 35)59.
Los sentidos de las palabras, personas y personajes, reales e ideales, se muestran como
una formación abigarrada en tal taxonomía. Ésta clasificación aporta muchísimo al
inagotable campo del lenguaje. No es otra cosa que la pretensión de inventariar a través
del lenguaje la condición multívoca de las formas políticas de las superestructuras. Sobre
todo, se encuentran en las formas políticas habidas de manera yuxtapuesta en un solo
lugar. Este puede tener existencia objetiva o, en su defecto, naturaleza ideal.
56
“Es como si alguien explicara, que “[l]os juegos consisten en desplazar cosas sobre una superficie según
ciertas reglas…’ –y le respondiéramos: Pareces pensar en juegos de tablero, pero esos no son todos los
juegos” (WITTGENSTEIN, s.f.: 21).
57
El corchete es de Wittgenstein.
58
Los signos de interrogación son de Wittgenstein.
59
La cursiva es de Wittgenstein.
27
2.1. Las aporías bolivianas alrededor del NR60
La configuración del proceso ideológico de Bolivia oscila a partir de Zavaleta entre formas
de estado y sus períodos del poder a modo del discurso oficial. El proceso cognitivo del
‘NR’ tiene en su seno el “centro” de la organización del poder estatal desde 1952 (Cf.
ANTEZANA, 1987: 61). Al ser la epistemé de los procesos ideológicos posteriormente
tiene entre sí una cualidad de ser la intersección de la historia contemporánea del país.
¿Qué significa esto? La forma epistemológica o ideológica parte, para Luis H. Antezana,
de:
60
Se trata de las siglas de la epistemé Nacionalismo Revolucionario, de ahora en adelante por ‘NR’.
61
El tratamiento del NR es parte de la veta de un análisis, lingüístico, del discurso político. “[L]a referencia
central hasta hoy es el trabajo de Luis H. Antezana […] que articuló una matriz de análisis para pensar la
producción y transformación discursiva desde 1935 hasta los años 70. En este análisis el NR se vuelve la
matriz en torno a la cual se producen tanto los discursos de derecha como los de izquierda, una vez que este
discurso ocupa el lugar central en el horizonte discursivo-nacional” (TAPIA, 2012b: 15).
62
La cursiva es de Antezana.
28
Se parece más bien a una síntesis del siglo XX sobre Bolivia. Los contrapuntos de la
izquierda a la derecha pasan a ser una circulación pendular63 del poder. El poder tiene dos
aristas de carácter fructífero e infructífero. El señalamiento de los objetos sociales y
políticos es muy importante como fundamento del núcleo del ‘NR’. Las experiencias del
discurso político circulan por las intersecciones cognitivas del ‘NR’. Pero se articulan los
programas de gobierno las tendencias de la derecha y de la izquierda un ‘ideologuema’.
Se produce a través de un discurso político con el centro interseccional del ‘NR’.
Los ejemplos políticos son tan disímiles en apariencia del discurso. Se tienen en cuenta
como objetos políticos sólo a los partidos constituidos por sus estatutos programáticos. La
novedad en Bolivia –casi siempre– incide sobre otros objetos discursivo-sociales. Este
fenómeno produce un aumento en la aporía entre los objetos sociales. Por ejemplo, es
asida por la Central de los Trabajadores obreros asalariados. Y se reduce a un centro
ideológico de Bolivia del siglo pasado.
El discurso o forma estatal del ‘NR’ dicotomiza las dos astas de su círculo interseccional.
Las expresiones de la izquierda tradicional fragmentan en el siglo XX a su paso, sus
propias bases, al confluir en el centro político nacionalista-revolucionario. Las zonas mal
ubicadas del ‘NR’ participan en el discurso del fracaso de sus propios programas políticos.
Un caso particular fue la Asamblea Popular64 (1970-1971) inviabilizada de inicio a fin.
De alguna manera este paso por la historiografía del poder político es necesaria para el
resto. ¿Qué quiere decir esto? El resto es el pueblo sin participación y sin libertades
63
La aporía del NR es pendular, porque las expresiones ideológicas oscilan discursivamente en su episteme.
64
La cursiva es mía. La Asamblea Popular o Soviet Supremo es el programa sindical-obrero marxista, más,
afín a una lectura de subsunción general de teorías marxistas. Las contradicciones de raíz tienen un común
denominador, en los objetos sociales los pliegos sectoriales que constituían “[…] los trabajadores se referían
al poder obrero, la instauración del Estado socialista y las luchas guerrilleras de Ñancahuazú y Teoponte”
(SANDOVAL, 1979: 152) y políticos circulan entre las aporías del NR.
29
políticas. En su paso la ideología “[a] nivel discursivo, el murmullo ideológico del NR
asume para sí toda la ‛representación’ del ‛pueblo’ y no sería exagerado afirmar que el
resto permanece en silencio. El resto65, el ‛otro pueblo’” (ANTEZANA, 1987: 84). La
particularidad de este texto que no solo fue un estudio sociológico, habita en su carácter
una composición de elementos propios de Lingüística. Y considera en ese momento la
dimensión política del discurso oficial del estado boliviano. Su delimitación es la
articulación política del discurso. Mejor dicho, como un proceso de formalización de la
democracia a través de agentes políticos monopoliza las relaciones de politización.
65
La cursiva es de Antezana.
30
CAPÍTULO II
La idea general que guía este trabajo es que la producción del conocimiento local
se ha desarrollado elaborando categorías que puedan dar cuenta de la autonomía
de la política y de la especificidad de las historias, en cuanto momento, proceso
y totalidad, en relación a teorías más generales, pero dentro de las cuales no se
puede presumir su constante regularidad o subsumir todos los aspectos de la
política y todos los hechos históricos (TAPIA, 2002a: 19).
31
En la nueva generación de Luis Tapia, que es post zavaletiana, pervive a pesar de todo el
apogeo de las reformas al estado liberal. Ciertamente en este momento se deducen las
consideraciones que hace Luis Tapia sobre la obra ‘macrohistórica’ de Zavaleta. Es
particularmente es un precedente académico. Apoya sus herramientas de estudio a las
bases del concepto “centralidad proletaria” para ir a sus márgenes (Cf. TAPIA, 2002a:
420). Encuentra, relativizando ideas, al sujeto abstracto de la historia en clave
marxista/zavaletiana. También plantea otras formas de hacer conocimiento y subjetividad.
¿Cuál es el argumento, para esta reflexión? Sin lugar a dudas, para Tapia es una forma de
abordar ciertas articulaciones de espesor teórico. Y se asumen en esta argumentación de
la siguiente manera:
Al igual que Zavaleta, elijo el marxismo como estrategia principal, no única, para
pensar los tiempos modernos y para pensar sus límites, para lo cual elijo a
Zavaleta. A partir de ahí hay que empezar a escuchar y reconocer otros saberes o
formas de conocer (TAPIA, 2002a: 424).
Hay una elección implícita por el marxismo, porque permite a gran escala el estudio de
una historia nacional de una sociedad y a partir de su aplicación como estrategia.
32
Justamente ahí están sus límites. Las densidades en cada uno de estos momentos,
cognoscitivo e incognoscible, originan una ampliación de perspectivas. Estas dan a sus
representantes varias dimensiones para los nuevos actores locales en su autoconocimiento.
Se relativiza de cualquier pretensión de validez del discurso real y concreto en un siglo
XX de la vieja izquierda, sobre la llamada centralidad proletaria.
Hay que hacer una distinción metodológica en la relativización del discurso marxista,
sobre todo, en sus dimensiones “proliferantes” (TAPIA, 2002a: 428). Se conforma “la
sustitución de la idea del proletariado como sujeto de la ciencia social […] por sujeto
históricos” (TAPIA, 2002a: 422). No se expande analíticamente sino como una dimensión
intersubjetiva hacia los márgenes del conocimiento de distintas otredades. Un segundo
nivel, amplía el concepto “masa” o el de “multitud”. Como “autodeterminación […]
significa que el proletariado no conoce sólo, pero se lo hace a partir de las condiciones de
articulación y circulación” (TAPIA, 2002a: 422). En el discurso de Tapia “lo sublime”66
encuentra significado a la postura zavaletiana (Cf. TAPIA, 2012: 54). Rebasado y fusionar
las reducciones de representación estatal da paso a un orden cotidiano. Es decir, se
conforma en una serie de democratizaciones del cuerpo político. Y se representa la
madurez de mucho tiempo en el “abigarramiento”, una parte atravesada por niveles (Cf.
TAPIA, 2002a: 422). Es modernamente incognoscible para un principio marxista, como
la ley de valor, en relación directa con las superestructuras preexistentes o abigarradas.
66
Lo sublime, como concepto, está sobre lo político en un conjunto de ensayos de Luis Tapia llamado
Politicidad. Y el momento de la masa “es el rebasamiento del estado y de la sociedad civil lo que produce
el tamaño que hace posible la experiencia de lo sublime. […] la gente siente que es parte de algo mucho
mayor que su familia, su grupo, su partido, su sindicato o su forma de identificación colectiva parcial”
(TAPIA, 2012a: 54).
33
1.1. La producción teórica
Hablando propiamente de la producción teórica, existe una diferencia importante con los
tiempos históricos de cada sociedad. Hay que aclarar algo sobre Luis Tapia y René
Zavaleta. Ambos pertenecen a dos tiempos de producción intelectual cronológicamente
diferentes. Sufren, al menos, un desplazamiento las Ciencias Sociales por efecto de la
Globalización. Después de aquel ocaso, se habla en la actualidad del pensamiento de
Zavaleta y de las reformas del estado liberal. Con el deceso de René Zavaleta en 1984, los
zavaletianos coinciden en la inconclusión del pensamiento crítico boliviano. Con estos
problemas, América Latina recibe al libre mercado autorregulado. Y con las reformas
políticas que genera en los estados, viabiliza las incipientes democracias. Tiene
sistemáticamente un giro en la forma de producir teoría de estas estrategias.
Las Ciencias Sociales de corte liberal explican, ¿por qué? de la orientación de las nuevas
problemáticas sobre institucionalidad del estado. Según los nuevos giros, por ejemplo,
67
Este neologismo deriva del sustantivo ‘universal’ que ha utilizado Luis Tapia (2002a) para caracterizar el
tema de su tesis doctoral ‘La producción del conocimiento local’.
34
cambian de líneas de investigación. Se puede decir que las Ciencias Sociales ofrecen
actualmente dos visiones de mundo y de la sociedad:
Sin embargo, se remarca un giro ético para la función crítica. Respecto a estudios
específicos, ahora se analizan nuevas temáticas –de artesanos, indígenas, feministas–
relacionados en torno a los nuevos sujetos históricos. El verdadero mal entre 1985-2000
de las Ciencias Sociales se fija en una atención conservadora. Estudia principalmente los
temas de estabilidad y el asentamiento de la gobernabilidad política. Al darse las reformas
del estado liberal las mismas exigen también un estudio de tipo moderno. La característica
principal supone una imparcialidad o neutralidad.
35
2. Síntesis: un Barroquismo modernista y local
68
La cursiva es mía. El ệthos se entiende como el modo de ser, ligado a los usos y costumbres.
Etimológicamente el ệthos proviene de “[é]tico, hacia 1440, lat. ethicus. Tom. del gr. ẽthikớs ‘moral, relativo
al carácter’, derivado de ệthos ‘carácter, manera de ser’” (COROMINAS, 1987: 260).
69
En ese sentido, “[…] la vigencia del pasado colonial en nuestra historia no se encuentra solamente en las
estructuras sociales y políticas de la [América Latina] moderna, es más profunda de lo que a veces se piensa”
(GARCÍA PAVÓN, 2000: xiv-xv el corchete es mío).
70
Por realismo mágico se entiende el “[m]ovimiento literario hispanoamericano surgido a mediados del
siglo XX, caracterizado por la introducción de elementos fantásticos inmersos en una narrativa realista”
(RAE, 2014).
36
reduccionismos. Ante esto, surge un gran número de problemáticas que se señalan en los
siguientes párrafos.
Por razones diferentes fue insuficiente estudiar las anteriores formas de la dimensión
cultural de América Latina. Es decir, cae en crisis el planteamiento de los “enfoques
desarrollistas” con una versión tan obstinada de lo moderno versus lo tradicional (Cf.
MORAÑA: 2006: 25). Por otro lado, el “sociologismo” genera un exceso de pirotecnia
teórica sin vínculos con la tradición cultural (Cf. MORAÑA, 2006: 25). Surgen ciertas
problemáticas de los países latinoamericanos reclamando estudios específicos sobre sus
confines culturales. A mediados del siglo XX, se escuchan voces académicas
latinoamericanas de ‛colonialismo’, ‛dependencia’, ‛cultura popular’ y ‘conciencia’.
Fueron parte del asidero de pensamiento en la historia latinoamericana.
Surge, en ese sentido, la necesidad de buscar articulaciones con cierta tradición cultural
latinoamericana. Se indagan los modelos –puros y eurocéntricos– a nivel estético e
ideológico:
37
nivel local de la Colonia se lo considera un paradigma cultural. No se puede entender el
conflicto sui géneris de América Latina sin los vestigios de raíz del Barroco americano.
¿Qué es el Barroco? En una definición precisa es “el arte de indios o, al menos, de mestizos
[…]” (MORAÑA, 2006: 28). En sus inicios fue un modelo implantado de la Metrópoli
política en las Indias para la estabilización, en este caso, de la monarquía española. Su fin
fue un dominio ideológico y cultural. De ahí surgieron otros discursos de resistencia, por
ejemplo, el de la marginalidad criolla71.
71
Una reinterpretación del Barroco americano trata sobre el “[d]iscurso de la marginalidad criolla y su […]
desmontaje de la sociedad virreinal en sus contradicciones y conflictos, utilización del discurso crítico y la
polémica como fijación de la identidad criolla, dinamización del concepto de patria como ideologema
protonacional, representación de la cotidianeidad y sectores populares, integración de elementos de la
cultura indígena en diálogo con las formas canónicas peninsulares […]” (MORAÑA, 2006: 59-60, las
cursivas son mías).
72
La exuberancia en “América, continente de simbiosis, de mutaciones, de vibraciones, de mestizajes, fue
barroca desde siempre […]” (CARPENTIER, 1975).
38
¿Por qué el Barroco hispanoamericano es considerado actualmente un paradigma cultural
de lo Criollo? Desde sus inicios se denomina como el “período de estabilización virreinal”
(Cf. MORAÑA, 2006: 27). Fue un producto cultural del estado. Tiene fases de traslación
de los modelos estéticos metropolitanos hacia las Indias. Sobre todo, fue permanente en
la primera etapa de la Colonia. Este período tiene una dinámica muy tensa entre los
modelos estéticos europeos en el Nuevo Mundo. En la literatura existen muchas voces que
reivindican la obra de sor Juana Inés de la Cruz73 o la obra de Juan de Espinosa Medrano74.
Sin embargo, muchos “hispanistas sobre todo extranjeros” menosprecian al Barroco
hispanoamericano (Cf. MORAÑA, 2006: 28).
¿Por qué adquiere un discurso cultural a la vez marginal con respecto al de las metrópolis?
Porque se produce un proceso llamado “fenómeno de retorno” o de un efecto discursivo
de la marginalidad criollo-barroca (Cf. MORAÑA, 2006: 31). Después del período de
estabilización virreinal “el barroco adquiere así la dimensión de un verdadero paradigma
cultural, formalizado y cultivado de espaldas a la realidad colonial” (MORAÑA, 2006:
30).
Iniciado el siglo XVII, cerca del año 1620, se da un surgimiento del “espíritu criollo” en
la producción cultural de las colonias españolas (Cf. MORAÑA, 32). La decadencia de la
Metrópoli tiene efectos en la movilidad sociocultural de las Indias. “[El] ‛criollismo’ […]
se manifiesta como el nuevo régimen indiano […]. Los estudios de historia social lo
remontan en general al resentimiento de los conquistadores y primeros pobladores
73
La obra de Sor Juana Inés de la Cruz “[…] ha sido juzgada durante mucho tiempo como un capítulo
desprendido de la historia literaria española, accidentalmente situado en el contexto de la Nueva España”
(MORAÑA, 2006: 28).
74
Juan de Espinoza Medrano ha sido “[u]n mestizo, apodado el lunarejo, nació en el Cuzco. Ha escrito su
excepcional Apologético a favor de don Luis de Góngora […]. Los textos más importantes de la literatura
americana del siglo XVII aparecen como productos excepcionales por su fidelidad a las formas canónicas
[…]” (MORAÑA, 2006: 28, el subrayado es de Moraña).
39
‛americanizados’ que se sentían mal recompensados por la Corona” (MORAÑA, 2006:
32). La sociedad criolla es la constitución de una nueva subjetividad hispanoamericana.
75
La cursiva es mía.
40
Igualmente, las teorías estudian la gobernabilidad como objeto institucional a partir del
modelo regulado por el mercado liberal. Son inconstantes e ingenuas de esta densidad
política. Se trata de aportar algo en común que sea difuso. Y complejo a la vez unifica las
sociedades, perpetra un sentimiento excelso.
Primero se responde, “¿Qué significa hacer política?” (TAPIA, 1996:20). Con la idea de
politizar, propia de todos los sujetos, se responde al lugar que ocupan los sujetos. El modo
más explicativo recorre las reformas liberales y la globalización. Algo así surge a partir
de las novedades en las ciencias humanas y de los procesos político-culturales específicos.
Esto permite la democratización del estado. Las nociones de formación social abigarrada
e intersubjetividad, según Luis Tapia, se vuelven una meta. “Lo bueno sería que los puntos
de partida no sean también puntos de llegada, como puertos inmóviles a donde los
pescadores (de significado y sentido)76 vuelven con las redes iguales y con el mismo
resultado siempre” (TAPIA, 1996: 24). También los conceptos zavaletianos de formación
social abigarrada e intersubjetividad in toto son los puntos de partida. Hacen de la
intelección un devenir del sentido de la actividad política. Se explica el sentido político
antes que una definición simplemente standar.
76
El paréntesis es de Tapia.
41
Sobre este punto, las teorías pasadas y la idea de intersubjetividad tienen su plataforma en
un momento constitutivo, como proceso de conocimiento de la política. El momento
constitutivo radica en que “[e]l peso de la noción de intersubjetividad se puede ver en
todos los conceptos principales de la teoría zavaletiana, como los de ecuación social,
momento constitutivo, fondo histórico, crisis, medio compuesto y masa […]” (GIL, 2006:
109). La intersubjetividad es una fuente espacial donde subyacen las otras expresiones,
como la producción de “nuevos conocimientos y formas políticas” (TAPIA, 2002b: 71).
La producción del conocimiento local se caracteriza por estudiar los márgenes de las
teorías pasadas generales igualmente se fundamenta en una sucesión de puntos de partida
y de integración a otros sentidos. Se integran los sentidos cognitivos a la forma o lugar de
producir política como una ‘politización’.
Una consistencia al dar respuestas se determina en los siguientes puntos. Primero, “las
condiciones de posibilidad” hacen una diferencia inicial sobre el conocimiento histórico
(Cf. TAPIA, 2013: 44). Consecutivamente se profundiza el tema del sentido de la política
a partir de otras fuentes. “La historia es la condición primordial en la producción del
conocimiento local” (TAPIA, 2013: 44). Segundo, se conoce no solo versiones
historiográficas. Las “interpretaciones que los individuos y las colectividades han
articulado sobre la historia de una sociedad o de un país, o de un pueblo, un lugar”
(TAPIA, 2013: 44).
Hay que tomar en cuenta los sentidos articulados en la politización de todos los sujetos
institucionalizados y marginales. El tomar en cuenta esto une lo local en “[…] el
conocimiento de un conjunto más o menos amplio de teorías generales aunque el
42
investigador haya optado por una estrategia teórica especial o específica” (TAPIA, 2013:
44-45).
A propósito de las teorías generales, las que se relativizan según Luis Tapia, en relación a
lo comentado se dice que:
Las teorías generales o probabilísticas son las que nos permiten captar lo macro,
lo estructural, lo causal, lo invisible a simple vista. Las teorías generales también
pueden ser vistas como el producto de una larga historia de acumulación de
conocimiento, que a su vez pasa por sustituciones, reformas y desarrollos del
conjunto de ideas que utilizamos para pensar lo social (TAPIA, 2013: 45).
43
las teorías generales tienen una vigencia cognitiva en el contexto. Los sujetos o agentes
de significación ‒para Luis Tapia‒ encuentran en discursos subjetivos sentido de ser. Se
producen más procesos teóricos. E innovan nuevos métodos con variantes al interior para
pensar actualmente lo social y lo político.
Por un lado, hay una diferencia abismal en el (re)conocimiento del abigarramiento social,
cultural y político, como resultado de la colonización. Por otro, se tiene una propuesta a
nivel de democratización de las formas de gobierno. Y está la participación política de
las diferentes civilizaciones desarticuladas y dominadas por el abigarramiento.
77
El proceso de fundación de los proyectos estatales latinoamericanos, del siglo XIX, responde al proyecto
de los estados nacionales más o menos liberales.
44
concepto de cogobierno multisocietal es la propuesta de Luis Tapia. Y se pretende –en
este trabajo– aplicar a la idea de crisis como producción política.
45
CAPÍTULO III
Aclarar el concepto de “crisis” en la obra de Luis Tapia, como forma política cuyo efecto,
desemboca en la dimensión multisocietal con otra matriz civilizatoria. La crisis como
producción política se articula después de revisar el concepto de crisis de la primera parte.
La crisis como producción política viene a ser una especie de prolegómeno de las actuales
transformaciones políticas del país y de la idea de democracia.
46
hay ciertos momentos en los que se configura formas de encuentro y de acción
política que rebasan las diferenciaciones que en la vida cotidiana organiza la
sociedad civil en torno a líneas de clase, género, ideología y otras, y también las
que el estado y la estructura económica producen y reproducen de manera
constante como parte de las formas de explotación y de dominación. En estos
momentos de fusión hay un cambio de condición (TAPIA, 2012a: 53).
78
“Por lo general el sentimiento de lo corporativo o lo gremial suele ser el más fuerte en la configuración
de la sociedad civil […] en este ámbito con el estado” (TAPIA, 2012a: 48).
47
fusión de lo humano o de experiencia intensa de lo humano como condición social
e histórica a partir de la presencia en un movimiento masivo (TAPIA, 2012a: 54).
El estado sublime de la política engloba todo en una sola palabra, es decir, el desborde.
La venida de lo sublime como crisis descompone la falsa linealidad, v. gr., de una
representación democrática en el marco de las instituciones estatales. A partir de la
(im)posible representación concentra a los sujetos políticos. Las esferas de los partidos
políticos tradicionales y de los sindicatos se desestabilizan en su estructura y jerarquía.
Por otro lado, se deja atrás proyectos ideológicos como miradas unilaterales por la
condición autoconsciente de la masa o multitud.
Después la heterogeneidad del subsuelo político aparece tomada por el modelo llamado
Barroquismo modernista. Del mismo modo la condición posmoderna del Barroquismo,
como vanguardia o una herramienta, construye un nuevo pluralismo democrático. Así
pues, la idea del subsuelo –para Luis Tapia– incluye los siguientes términos:
Cuando en el subsuelo político las cosas se agitan de tal modo que algunas
autonomías levantan la cabeza, la superficie de la forma dominante empieza a
quebrarse o fisurarse. La forma dominante ya no puede sintetizar y articular de
forma subalterna los movimientos del subsuelo. En las crisis las sociedades se
48
deforman porque cambia la superficie, por un lado, y porque en las crisis
producidas por movimientos del subsuelo hay una dilatación de la sociedad, ya
que hay más movimiento de fuerzas en esas coyunturas, que desarticulan las
estructuras (TAPIA, 2002b: 70).
Es más fácil encontrar países con estados nacionales con un solo principio organizativo,
como el estado liberal parlamentario o presidencialista. En este tipo de organización
estatal, la superficie consta de un único núcleo occidental. En las sociedades liberales
capitalistas existen modos de hacer análisis de la política. Y estas giran a partir de la
función atribuida a la gobernabilidad. Por tanto, las sociedades capitalistas propician
actualmente la formación de un pensamiento neoconservador. A partir del período de
reformas al estado en los 90’s se inicia el conocido ‘neoliberalismo’. En cambio las crisis
de las sociedades abigarradas –dice Luis Tapia– se originan cuando:
79
El paréntesis es de Tapia.
49
Así las estructuras tradicionales de producción política muestran, por ejemplo, la
relativización de la condición minero-sindical y proletaria a anteriores a los momentos.
La crisis provoca cortes o hitos en una polisemia en las formas de entender una sociedad
política tan abstracta, como la forma estatal-nacional. Posteriormente la forma del estado
nacional se deforma y democratiza en la participación más ubicua de cogobierno. Se
disloca de sus anteriores formas de autogobierno local. Se decide sobre otra composición
política. Justamente las comunidades locales –indígenas y sindicales– aparecen en las
regiones de una democracia más compuesta. Las multitudes autogestionarias y formadas
en coordinadoras ciudadanas, fueron el aporte para un cogobierno pluralista. En la idea de
‘política mestiza’, por ejemplo, se forma el núcleo del abigarramiento. En una fuente de
redes complejas se relaciona con su composición política.
50
reflejo de algunos países como Bolivia. Así Bolivia es un país multisocietal a causa de su
colonización. Y se construye, en este sentido, una democratización igualitaria en relación
con las instituciones del estado liberal. A partir de esa complejidad se da la figura de las
‘totalidades concretas’. Los procesos de descolonización diseminan sus complejidades
desde el interior de los estados capitalistas. Una verdadera inclusión consiste en ir más
allá de la posibilidad ficticia de igualdad y oportunidad ambas jurídicas.
51
2. Lo abigarrado, como desarticulado y dominante
52
Mientras exista mayor homogeneidad entre la cualidad del principio organizativo
y las otras relaciones configurantes de una sociedad, la forma de ésta tiende a ser
más regular y estable, con formas de experiencia y sentido más compatibles y
compartidos. En la medida que la composición sea más heterogénea, la forma de
la sociedad se vuelve más irregular e inestable, a la vez que se torna más
polisémica. La heterogeneidad puede provenir de la existencia de varios principios
organizativos con o sin predominio de uno de ellos, o de la existencia de un
principio organizativo único en torno al cual se articulan relaciones provenientes
de otro horizonte civilizatorio (TAPIA, 2002b: 57).
La prueba plena de estas afirmaciones está, por así decirlo, en la superficie de cada
sociedad. Sin embargo, se tiene una sociedad políticamente unitaria, monocultural y con
un horizonte civilizatorio occidental. No se indaga más allá de una linealidad de su
historia. En el esquema marxista, la superestructura precede una vez más a la base o
infraestructura. No se entiende así –en una paráfrasis de Zavaleta de Las formaciones
aparentes en Marx– en ese ejemplo al moderno Estado israelí. Se relaciona con la
influencia ideológica del Sionismo. Igualmente, no se tiene un juicio cabal sobre el estado
liberal inglés sin la historia de su tradición monárquica.
Mientras más sociedades coexistan en un territorio mayor será su polisemia, sobre todo,
de los principios organizativos en autogobiernos superpuestos. Tienen el status divergente
de origen propio de un estado moderno. Igualmente la heterogeneidad se muestra más o
menos como un alto relieve de la superficie. Pero se ha hace todo tipo de esfuerzos para
ocultarla e invisibilizarla. “[S]e ha producido una composición en la que se contienen dos
o más sociedades y una de ellas predomina y domina sobre las demás [un] soterramiento
de las formas subalternas” (TAPIA, 2002b: 58). A lo largo de la historia republicana de
Bolivia predomina en los siglos XIX y XX el discurso estatal más eurocéntrico. Es a partir
de la “totalidad única, o sea, una sociedad” (QUIJANO, 2000: 225).
53
El abigarramiento significa la densa coexistencia de dos o más tipos de sociedad
que se han sobrepuesto y penetrado, generalmente como resultado de relaciones
coloniales. Hay variedad o diversidad social y cercanía pero no hay articulación
continua y orgánica a lo largo de los cuerpos sociales y los territorios productivos
y políticos. El abigarramiento significa que coexisten o se juntan muchos colores
lado a lado pero no se fusionan produciendo otro tono o color nuevo y único
(TAPIA, 2002b: 58).
54
Lo comunitario es parte del subsuelo político de los falaces estados nacionales o
seudo-republicanos, durante el siglo XIX y parte del XX para los países
latinoamericanos. Bajo la superficie que representa la unidad que no hay, persisten
los lugares de la unidad real e histórica en su diversidad (TAPIA, 2002b: 60).
En un primer momento, es la fundación de los estados nacionales del siglo XIX falaz y
aparente. Porque instaura en la superestructura política e ideológica a una sola sociedad a
título de emancipación de la Corona española. El Alto Perú se funda –según Carlos
Montenegro– en dicotomía entre una antinación de la nación boliviana. Se otorga la
“estructura de gobierno y de dirección […] a un solo grupo humano en el país que ha
mantenido una relación más o menos colonial con el resto de la población […]” (TAPIA,
et. al., 2008: 48). Muchas luchas políticas especialmente las insurgentes ‒2000, 2003 y
2005‒ se consolidan al margen de la dinámica del estado boliviano. Simultáneamente el
proletariado minero es “visto metamorfoseado” por otros sujetos (Cf. TAPIA, et. al.,
2008: 49). Como protagonistas de las crisis políticas del estado dan lugar a una
concentración de tipo más o menos campesino-minera. Posteriormente se ingresa a una
propuesta política en torno a la realidad boliviana.
55
Latinoamérica es un horizonte de la multiculturalidad. De manera efectivamente tiene un
vasto conjunto de territorios con poblaciones superpuestas. Como resultado está el proceso
de colonialismo dominante y desarticulado. Un segundo momento se conforma con la
fundación de las modernas repúblicas sobre territorios abigarrados.
Los procesos independentistas que consolidaron las nuevas estructuras estatales resultan
de una peculiar emancipación del poder colonial. El multiculturalismo, como proyecto
intelectual, proporciona particularmente una lectura de tres países y de sus procesos. De
ellos dos pertenecen a la región sudamericana. Particularmente los casos de Argentina y
de Chile vienen a la memoria colectiva. Son procesos efectivamente etnocidas y genocidas
“eliminando la diversidad societal” (TAPIA, 2002b: 11).
80
Cf. KYMLICKA, Will (1996). Ciudadanía multicultural. Una teoría liberal de los derechos de las
minorías. Barcelona: Paidós.
56
reconocimientos. Se establece un (re)conocimiento deformado y, sobre todo, parecido al
mero folklore.
En Bolivia se dan, en la década de los 90’s, reformas normativas del estado liberal. Este
proceso se lo nombra como la descentralización política. En el plano institucional se
plantea la reforma constitucional de 1994 a la entonces Constitución de 1967. La
implementación de un modelo multiculturalista asume la identidad del estado boliviano.
Este proyecto está entre los principales temas de aquella reforma. Además en el plano
político se municipaliza el país a través de la Ley de Participación Popular. Esta norma
jurídica vincula una descentralizada composición, bajo una única matriz civilizatoria. Sin
embargo, gran parte de los gobiernos municipales –a la fecha– tienen conflictos con la
aplicación de la norma en la nueva estructura del estado. Esto se debe a la ausencia
institucional de otros núcleos civilizatorios desconocidos del poder estatal. La única
matriz civilizatoria que regula la vida orgánica del estado es la moderna occidental.
Se piensa en una condición política, en la forma de diversidad, para generar otro discurso
de reconocimiento y democratización a nivel del gobierno general. Porque “Bolivia es un
país multicultural, pero tiene un estado monocultural y monosocietal” (TAPIA, 2002b:
14). Esta proposición es la síntesis para comenzar con la explicación pluralista.
57
de gobierno compartida por varias naciones, esto tendría que tomar la forma de un estado
o gobierno confederado de territorios con capacidad de legislación y autogobierno local
[…]” (TAPIA, 2002b: 12). La acción política es el punto de partida y contrapunto sobre
la conformación de un mestizaje político. Los colores del abigarramiento fluyen en
analogía, como una clase de confederación, con los tonos de las nacionalidades.
[…] tienen una limitación. Están pensadas desde un tipo de sociedad y concepción
del mundo. Todavía no están pensadas desde varias concepciones del mundo,
aunque buscan ese horizonte. La construcción sobre lo multisocietal implica el
diálogo, la presencia y la palabra de otras personas y colectividades. Esto es sólo
un camino para ese encuentro deliberativo (TAPIA, 2002b: 14).
Con esta aclaración, una relectura de magnitud histórica se hace política mostrando un
lugar de esa construcción multisocietal. Es decir, se busca solamente articulaciones
discursivas y políticas como un camino para el encuentro integrativo. Por un lado, se
encuentran en un cogobierno y una ciudadanía. Por el otro, se sostiene debajo a las
articulaciones subjetivas o autocognitivas. Se muestra una relativización significativa del
macro análisis de la historia política boliviana, por ejemplo de Zavaleta o Mariátegui. y
58
Al mismo tiempo esta relativización se señala como poliárquica, o sea, plural en la forma
de organización política. Porque se busca que las formaciones multisocietales sean
reconocidas, en “una convivencia deliberante” y democrática (Cf. TAPIA, 2002b: 29).
Siguiendo este orden, la obra de Luis Tapia plante la siguiente pregunta. ¿Cuál es su
noción de lo boliviano? “Lo boliviano es a la vez una forma de definición de lo común vía
exclusión de las culturas locales o vía integración fragmentaria y folklórica […] o es un
producto político […] por nacionalizar el país” (TAPIA, 2002b: 14-15). No se dan a partir
de esta definición identidades parciales desde la homogeneización de un mestizaje.
Igualmente, la definición de lo boliviano, no es por su homogeneidad la mejor.
Con esto, tampoco es viable pensar otra vez en un país desde el “nacionalismo y sus
antibolivianismos” históricos (Cf. MONTENEGRO, 2003:16). En realidad existen varias
sociedades o totalidades concretas, por ejemplo, una de ellas es más o menos capitalista.
El resto de ‘totalidades’ concretas tienen básicamente relaciones sociales en una
producción agraria. Otras comunidades indígenas son minoritariamente nómadas o
seminómadas.
La propuesta, dice Luis Tapia, se consolida en un espacio tan abstracto como el estatal
desde lo multisocietal:
59
En rigor, si se configurara un estado multinacional, éste tendría que contener las
formas políticas de las varias naciones asociadas en cogobierno o ser una nueva
síntesis con el material político de las naciones que se unen más la novedad o la
necesaria creación de los elementos nuevos para hacer posible el cogobierno
multisocietal. En este sentido, un estado multinacional es más factible con alguna
forma federal de gobierno […]. Lo que complica la situación en países como
Bolivia es que la multinacionalidad problematizada y demandada en el estado
contiene una condición de diversidad mayor que es […] multisocietal (TAPIA,
2002b: 16).
60
Con la acumulación originaria del capital surge una necesidad de plantear alternativas para
las naciones soterradas en la dimensión estatal. En la actualidad este planteamiento se
relaciona con la condición evolutiva del Capitalismo. La alternativa, según Tapia, para
está en una dimensión estatal como forma de gobierno. Recae, como opción teórica, en
una visión pluralista:
Lo que se suele llamar estado como forma de gobierno tiene que ver con procesos
por medio de los cuales las prácticas e instituciones de gobierno de una comunidad
se van dislocando de las formas locales de comunidad hacia instituciones de
articulación de varias unidades sociales y políticas bajo modalidades todavía
colegiadas y rotativas o hacia instituciones de gobierno heterónomo o descendente
sobre los espacios sociales así unificados bajo un nuevo y distante mando político
(TAPIA, 2002b: 16-17) .
61
Posteriormente se desarrollan algunas propuestas sobre el ‘Contractualismo’ moderno. A
continuación se plantea unas comparaciones de J.J. Rousseau. Es uno de los mayores
expositores de la teoría contractualista. Su estudio hace inteligible los conceptos de estado,
libertad civil, voluntad general y soberanía.
Para Rousseau el tema de la libertad del hombre se explica como la condición inherente a
todo su planteamiento. La finalidad de la libertad –para él– es una ficción de la ley, sobre
todo, a partir del primer contrato o convención de la sociedad. Es una relación crucial
jurídicamente en “[e]l orden social un derecho sagrado que sirve de base a todos los
demás. Sin embargo, este derecho no tiene su origen en la naturaleza; se funda sobre
convenios” (ROUSSEAU, 2006: 10). Es, para Rousseau, una evolución de algo común o
sea de la libertad individual dada por naturaleza a la libertad civil. Para Kant el hombre
adquiere en su ser moral, facultades depositadas por las disposiciones de la naturaleza. Se
considera “[…] el tomar conciencia de su razón como una facultad que puede sobrepasar
los límites donde se detienen todos los animales fue algo muy importante […] para el
modus vivendi del hombre” (KANT, 1994: 61).
Entonces, se transita de una primera convención o pacto social. Y una toma de razón en
el hombre le permite cambiar su condición parcial de libertad en una ciudadanía. Con ella
se integra a la idea central de Rousseau en El contrato social, sobre una ‛voluntad general’.
El nuevo ciudadano cede, en abstracto, parte de su libertad y recobra de la voluntad un
conjunto de derechos individuales y deberes públicos. Los sujetos se vuelven en
adquirentes abstractos de un estado civil. Y son parte del soberano a través del ‛Cuerpo
Político’, para Rousseau, de la república.
62
adjudica en una libertad civil y/o moral, entregando la libertad natural al estado. Y se
obliga a partir de una libertad política a cada ciudadano.
La organización política del país opta después de su fundación por la negación de los otros
habitantes y sus tiempos históricos. Se erigieron dos proyectos y una nación criollo-
oligárquica. Posteriormente, la otra fue mestiza de la burguesía nacional. En una frase
“[l]a creación de Bolivia es, en parte, la historia de Casimiro Olañeta” (ARNADE, 1993:
230). No es exclusivamente correcto plantear la igualdad política de todos los sujetos, a
partir de la ficción de una ley reconociendo solamente derechos parcialmente individuales.
Y se postula “frente al nuevo conjunto de instituciones y de normas políticas, que […] han
resultado de una participación de varias culturas en la producción de su forma de gobierno
común” (TAPIA, 2006: 87). Se sitúa justamente ahí el núcleo general de la nueva
convivencia del abigarramiento.
63
Se articula en la vía democrática el concepto de ‘política mestiz’a. Como propuesta en el
pensamiento y acción política, se compone en forma igualitaria sobre las culturas. En
común el cogobierno es una densidad deducida en una delegación política. También se
explica precisamente a la ‘política mestiza’, como un núcleo multisocietal. Resulta así de
su carácter multívoco a partir de esa delegación política.
Es asida porque:
[e]n un país multisocietal una reforma del estado y la forma de gobierno que sea
inclusiva de la diversidad existente en términos de igualdad política, tiene que ser
una composición de instituciones políticas de las diferentes civilizaciones y
culturas que entran en una nueva forma de cogobierno. Esto implica que la forma
de gobierno debe ser compuesta y multicultural, no monocultural […]. La tarea
consiste en pensar y hacer lo multicultural en el núcleo del gobierno general y en
cada una de las instancias de gobierno local donde hay multiculturalidad de facto.
A esta necesaria composición de instituciones y prácticas de gobierno política
mestiza, que se hace democrática cuando instaura condiciones de igualdad entre
ellas en los procesos de gobierno y ciudadanización (TAPIA, 2002b: 18-19).
La diversidad y el pluralismo se diseminan en las reformas del estado dando lugar a sus
formas más pertinentes de gobierno. Se constituyen así multiculturalmente los países de
poblaciones superpuestas. Es necesario puntualizar los tres niveles de complejidad, para
llegar al término de inclusión, sobre todo, en una igualdad política. La estructura política
64
“[e]s la dimensión de la modernidad como diferenciación interna” (TAPIA, 2002c: 107).
La dimensión política moderna se constituye en parte de la vida política de las sociedades
contemporáneas.
Son los tres tipos de complejidad propios de la estructura política y el estado. El primero
es “la democracia como régimen institucional” (TAPIA, 2002c: 107). Y genera un
conflicto a partir de su gestionamiento. Tomando en cuenta que la mayoría de las
sociedades actuales asumen a la democracia como sistema representativo. Debe plantearse
tal sistema en la vida política de sus miembros.
65
Especialmente la igualdad política no deja de lado, en su sentido más amplio, a la
democratización entre grupos sociales y sus culturas. Por esa razón el diálogo no debe
darse entre matrices culturales diferentes. A partir de las instituciones se definen por “la
cultura dominante”, aunque sea la actual forma política social del estado (Cf. TAPIA,
2007: 171). Sobre lo anterior, el actual Estado Plurinacional parece seguir el camino
monocultural.
El pluralismo puede ser y tiene que ser una política de articulación y composición
de tiempos históricos en la dimensión del gobierno. En este sentido es también un
movimiento polirítmico o circula a diferentes velocidades en la diversidad social
que trata de rearticular democráticamente. A ese movimiento de composición
política intercultural política mestiza” (TAPIA, 2002c: 128).
66
deliberación política se corrige entre las propias culturas. Su participación se reforma en
esa temática. Se llama la ‘política mestiza’ a esa composición intercultural de flujos en la
que interpenetran mutuamente todas esas sociedades. Se plantea entonces, como se vio, el
estudio del conocimiento local a causa de esa ‘política mestiza’.
67
CONCLUSIONES
68
Pluralismo, Modernidad. Hay una alternativa con rasgos muy peculiares frente a las
convenciones políticas de la modernidad. Otro rasgo, a la par, interesante es
significativamente la necesidad de dislocar los autogobiernos comunitarios e indígenas. Y
son parte de otro nivel delegado de gobierno o sea rotativo. En este nivel político funciona
la reinvención del tópico ‘igualdad política’ entre las civilizaciones. Está frente a la
supremacía del estado boliviano, su forma de gobierno, instituciones, justicia. Se trata de
cuestionar a los monopolios estatales. Por ejemplo, al presidencialismo recalcitrante que
marca los rasgos más autoritarios, patriarcales e incluso racistas en la cultura boliviana.
Estos rasgos o prácticas se suman al monopolio legislativo, como competencia privativa
del estado.
Como tema además bisagra de esta tesis, ‘la crisis como producción política’ parte de un
estudio teórico-reflexivo agrupado en la estrategia metodológica del tercer Zavaleta. Este
periodo se vuelve relevante. Porque propone en el concepto crisis algo más que una
etimología, al contrario, una forma intersubjetiva o autoconsciente de la masa.
En una segunda parte, se comparan los fundamentos empleados en los tres capítulos de la
investigación. El balance del primer capítulo, La crisis y diversidad social, se sostiene el
planteamiento precedente de un marco o la obra intelectual de René Zavaleta. Es la unidad
teórica, local y fuente del concepto ‘crisis’. Las masas en noviembre –el ensayo de
69
Zavaleta– parte de una delimitación referente a la autodeterminación de la masa. El
fundamento de esta teoría local marxista se relativiza en las teorías generales. Por ejemplo,
los principios hacen parte de los modelos de regularidad. Las falacias del modelo general
son los puntos de la especificidad zavaletiana. Se articula la obra de Zavaleta como algo
más que derivación conceptual del marxismo en general. Se clasifica el concepto crisis
como un método de estudio de la realidad social para la inteligibilidad Bolivia. En uno de
sus fines es la democracia un fin del tercer Zavaleta en la versión de Luis H. Antezana.
El segundo capítulo, La producción del conocimiento local, construye las bases del
estudio específico sobre Zavaleta y a la vez de una autonomía intelectual. El proceso de
la teoría local consiste en apropiar e internalizar los modelos generales de análisis político.
Esta concreción busca un compromiso ideológico del investigador en las Ciencias
Sociales. Después del macro estudio Barroquista de René Zavaleta –así llamado por
Tapia– el cambio de época mueve las estructuras tradicionales de las Ciencias Sociales.
Se asumen compromisos ideológicos, por ejemplo, en una nueva versión de la teoría local
marxista. A ésta última le toca vivir la expansión y apogeo de reformas constitucionales y
regulativas del estado neoliberal. El carácter conservador de las reformas al nuevo estado
liberal fue altamente burocrático e institucionalista. Busca la supuesta neutralidad en su
objeto de estudio que otrora, fue ‛la gobernabilidad’ del estado de derecho.
70
Contractualismo político fue desde siempre el principal obstáculo. Y ostenta el argumento
retórico de los modernos estados de derecho. Este parte solamente de una matriz
civilizatoria o la occidental. Es posible un reencuentro civilizatorio igualitario –al menos
en las propuestas teóricas– entre todos. A este acuerdo sui generis se denomina
teóricamente ‘política mestiza’. El sentido de un gran acuerdo civilizatorio pasa por el
tramo del mestizaje político de las instituciones del estado occidental. Esta idea se plantea
anteriormente, en esta tesis, con la idea de reinventar la igualdad. En el dislocamiento de
los autogobiernos locales se compone otro nivel de gobierno delegado y rotativo.
En primer lugar, se inicia seriamente en una lectura, un poco, tardía de los autores
marxistas latinoamericanos, entre ellos René Zavaleta. La lectura propiamente tiene
ciertas dosis de claridad y de ella sale inicialmente una idea. ‛El barroquismo local en la
obra de Luis Tapia’, fue un tema pensado más bien como una estrategia metodológica.
Así se construyen las producciones intelectuales más novedosas de la teoría crítica
latinoamericana.
71
Posteriormente se profundiza, de alguna manera, en el desenvolvimiento del asunto. Se
parte de cuestiones sobre el método de interpretación zavaletiana. Y recaen sobre la idea
recurrente de ‛crisis como producción política’. Además se observa al proceso crítico de
la sociedad boliviana comprendido en un caso inédito. O sea, es cooptado por ‒una idea
como la abducción peirceana. Este tema se lo aborda en un futuro por su aplicación
recurrente en el Pragmatismo lógico.
Hace muy poco tiempo, se tiene una motivación por el proceso de la elaboración de tesis.
Fue al postular a un programa de posgrado, cuyo coordinador es Luis Tapia. Uno de los
requisitos para la admisión, fue la presentación de una idea de tesis. Señalando algunas
expectativas, académicas y personales motivaron esta postulación. La idea de tesis fue
planteada con el título, ‛La crisis como producción política en la obra del tercer Zavaleta’.
La justificación de la idea de tesis parte de estudios teórico-reflexivos, reunidos en la
estrategia metodológica del tercer periodo intelectual de René Zavaleta.
Este tema es relevante, porque propone en el concepto crisis una forma abductiva de
autoconocimiento. En esta misma idea se relativizan las teorías generales, por ejemplo, de
los principios que hacen parte de los modelos de regularidad. Se deducen las falacias del
modelo general y de los puntos de la especificidad zavaletiana. En el marco –del tercer
Zavaleta– deriva algo más que ‘la crisis como producción política’.
Algo relevante y novedoso se conecta, pues, en una forma de escritura –transcursiva como
la de Edmundo Camargo– incluso en Zavaleta con su breve obra poética. Expresa una
especie de retorno a la adolescencia de Zavaleta. Sobre todo, su crítica literaria es algo así
como una contrapunta al canon político boliviano del siglo XX. De esta manera, se reúne
en una basal teórica una fuente principal para las conclusiones.
72
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