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UNIVERSIDAD CATÓLICA BOLIVIANA “SAN PABLO”

UNIDAD ACADÉMICA REGIONAL COCHABAMBA


Departamento de Ciencias Sociales y Humanas
Carrera de Filosofía y Letras

“La crisis como producción política en la obra de Luis Tapia M.”

Tesis de Licenciatura en Filosofía y Letras

José Antonio Ortuzte Alba

Cochabamba – Bolivia
Enero de 2017

1
TRIBUNAL EXAMINADOR

Dr. Andrés Laguna Tapia Lic. Luis Ignacio Ponce de León


Profesor Guía Profesor Relator

Dr. Edwin Claros Arispe Dr. Luis Alfonso Via Reque


Director de Carrera Rector Regional

2
Resumen

La presente investigación articula el concepto de ‘crisis como producción política’, en la


obra de Luis Tapia con una propuesta alternativa de ‘cogobierno multisocietal’. Plantea
una lectura explícita de la transición de una crisis política. Luis Tapia propone la condición
teórica multisocietal. Se llega a concluir que la noción de igualdad democrática, como
efecto de la noción de crisis política, debe ser reinventada en la dimensión política actual.
Con una sola matriz civilizatoria la idea de reinvención se materializa con la pluralidad de
lo público, a partir de la propuesta, y de un cogobierno multisocietal delegado.

Palabras clave: Crisis política, autodeterminación de la masa, conocimiento local,


cogobierno multisocietal, abigarramiento, condición multisocietal.

Abstract

The present investigation articulates the concept of ’crisis as political production’, in the
work of Luis Tapia with an alternative proposal of ’multicookie co-government’. It
proposes an explicit reading of the transition from a political crisis. Luis Tapia proposes
the multisocietal theoretical condition. We conclude that the notion of democratic
equality, as an effect of the notion of political crisis, must be reinvented in the current
political dimension. With a single civilizatory matrix the idea of reinvention is
materialized with the plurality of the public, from the proposal, and of a delegated
multisocietal co-government.

Key words: Political crisis, self-determination of the mass, local knowledge,


multisocietal, mottling, condition multisocietal co-Government.

3
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN .......................................................................................................... 5

I. LA CRISIS Y DIVERSIDAD SOCIAL. ANTECEDENTES.................................11


1. La ‛nacionalización del marxismo’………………………………………...11
1.1. El marxismo boliviano antes de Zavaleta………………………....12
1.2. Crisis política y sociedad abigarrada en Zavaleta…………………16
1.3. Una producción política de la democracia boliviana en Zavaleta..20
2. Una interpretación de ‘crisis’ y ‘diversidad social’ en la obra de Zavaleta.
Luis H. Antezana…………………………………………...………………….24
2.1. Aporías bolivianas alrededor del ‛NR’ ……………………………28

II. LA PRODUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO LOCAL………………………….31


1. Concepto de Producción del conocimiento local, según Luis Tapia……...31
1.1. La producción teórica……………………………………………..34
2. Síntesis: el Barroquismo modernista y local………………………………36
2.1. La actualidad de las teorías pasadas y la inserción del conocimiento
local……………………………………………………………………..41

III. EL COGOBIERNO MULTISOCIETAL COMO NÚCLEO DE LA POLÍTICA


MESTIZA . …………………………………………………………………………….46
1. La producción política de la crisis, como nuevas formas
políticas…………………………………………………………………............46
2. Lo abigarrado, como desarticulado y dominante………………………….52
2.1. La dimensión política: el cogobierno multisocietal…………….....55
2.2. Lo‛ multisocietal’ frente al proyecto de estados nacionales……….58
2.3. El núcleo multisocietal: ‛política mestiza’………………………....64

CONCLUSIONES……………………………………………………………………..68
BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………....73

4
INTRODUCCIÓN

Este breve proemio reúne, en unas breves pinceladas, los orígenes de la teoría crítica
elaborada por Luis Tapia Mealla. En la veta del marxismo crítico se da una regeneración
de condiciones teóricas a partir del estado de la crisis institucional del marxismo ortodoxo.
Es cierto que a fines de los años 70 y principios de los 80, se produce una crisis política
generalizada del marxismo en los países occidentales. Hay un conglomerado de problemas
que generan esa crisis en el marxismo dogmático. Entre ellos está el fenómeno de la
democratización cuestionando a los regímenes totalitarios de los satélites de la ex URSS.
Un hito importante para el marxismo occidental, se da principalmente con el II Manifesto
en Venecia en 19771 organizado la parte más heterodoxa del Partido Comunista Italiano.
Va a llamarse con posterioridad eurocomunista. Esta crítica marxista en América Latina
surge en un clima de desarticulación paulatina –según el caso de cada país. El contexto se
proyecta hacia procesos de democratización política. En ese sentido, entre las obras de
Laclau o Aricó, aparece la versión zavaletiana con su producción teórica. Es un análisis
político. Es decir, en el tiempo de Zavaleta y de los otros teóricos del marxismo, en
especial del Colegio de México, se busca una explicación de la obra de Marx. Todas estas
son problemáticas a tratar en el futuro, con una fuerte base en la teoría crítica.

En líneas generales, comienza propiamente el corpus de este trabajo con estos


antecedentes. Se le da a la ‘crisis’ específicamente un manejo tanto coloquial como
académico. Hay que confrontar constantemente entre definiciones tan extrañas de la
‘crisis’, como producción política antiestatal y subalterna. Sobre todo se revela de la
condición esencialmente abigarrada de Bolivia. A continuación se hace una propuesta
optimista, a través de una lectura crítica de Luis Tapia Mealla.

1
Los efectos del II Manifiesto del Partido Comunista Italiano (PCI) connotan a un “Althusser [que] lo había
dicho: ‘Quelque chose s’est brisé’, algo se ha roto en nuestra relación con el movimiento comunista
internacional y en particular (Althusser tuvo la oportunidad de hacerlo público en el coloquio organizado
por el II Manifesto en Venecia en 1977) con la participación en los partidos comunistas europeos, que desde
este momento son considerados incapaces de representar el movimiento revolucionario” (NEGRI, 2004: 8).

5
El tema propuesto en este trabajo lleva por título ‘La crisis como producción política en
la obra de Luis Tapia’. Se describe la asimilación del concepto ‘crisis’ en la obra
intelectual de Luis Tapia. Primero se articulan los antecedentes del concepto ‘sociedad
abigarrada’ en la obra de Zavaleta Mercado. Después se desplazan en una interpretación
del concepto ‘crisis’ y ‘diversidad social’ desde Luis H. Antezana. La segunda parte que
abarca este tema establece una continuidad y desplazamiento de este concepto. Este
problema se centra en ‘la producción del conocimiento local’ de Luis Tapia. Además
proyecta a un planteamiento del cogobierno multisocietal con interculturalidad igualitaria,
Esto refleja o, mejor dicho, responde a la pregunta planteada en este trabajo.

‘La crisis’ como producción política determina la justificación de esta investigación. Pues
bien, se parte de estudios teóricos reunidos en la lectura contemporánea de Luis Tapia.
Segundo, se vuelve relevante por el efecto del concepto de un cogobierno multisocietal en
otra interculturalidad igualitaria. Es el reencuentro entre las civilizaciones que habitan un
mismo país.

Todo esto se articula en una base –la producción del conocimiento local de Luis Tapia–
que conduce a las teorías locales. De esta manera, se reúne en esta plataforma de Tapia la
fuente principal para esta investigación. De esta manera, se plantea la pregunta de
investigación. ¿Se articula en la crisis, como producción política, un cogobierno
multisocietal igualitario? La crisis como producción política es un hito constitutivo de la
historia política de Bolivia, desde que es estado2 nacional. La crisis política produce una
interculturalidad plena, deliberativa e igualitaria de un cogobierno multisocietal.

Asimismo, se establecen un objetivo general y tres objetivos específicos, según las partes
analíticas de la tesis. El objetivo general busca, en todo caso, determinar la crisis como
producción política, su transición a la producción del conocimiento local de Luis Tapia.
El primer objetivo específico plantea comparar la crisis como producción política y la

2
Nota de aclaración: por preferencia de Luis Tapia Mealla se utiliza la palabra Estado con minúscula
‘estado’ cuando se hace referencia a la institución estatal.

6
sociedad abigarrada en las lecturas de René Zavaleta y de Luis H. Antezana. El segundo
objetivo busca delimitar las teorías locales de Luis Tapia en la especificidad de la política.
Coincidiendo con la tercera parte, el tercer objetivo proyecta establecer la participación
deliberativa en un cogobierno multisocietal, como una interculturalidad igualitaria.

En esta parte, se explica por qué no existe ‘una’ metodología en este corpus. Generalmente
estas se construyen a partir de varias lecturas. Se hicieron tres análisis concretos que dan
una unidad narrativa a la estructura del tema. Sin embargo, no se aplica propiamente un
análisis textual o aparato analítico externo, por ejemplo, como el de A. Greimas. A
continuación se muestra una síntesis con muchos detalles sobre los análisis en esta tesis.

¿Cómo se analizó todo el corpus?


Se llama análisis textual concreto porque, en todo caso, tiene tres partes fundamentales
que giran en torno al contenido mismo de este texto. Se origina a partir de los antecedentes
en la obra zavaletiana que explicados aún más en la lectura de Luis Tapia. Entre los
antecedentes teóricos sobre Zavaleta existe una interpretación crítica de Luis H. Antezana.
Y compone la unidad de la primera parte, Crisis política y diversidad social. Antecedentes.
En esta primera parte se tiene una exposición sobre la producción del marxismo en Bolivia
anterior a Zavaleta3. Es más o menos una síntesis de la sistematización historiográfica del
uso, sobre todo instrumental, del marxismo. Se subsumen los modelos generales sobre
todo de la III Internacional Comunista estalinista. En la segunda parte, se introduce el
trabajo teórico de Luis Tapia con el título de La producción del conocimiento local.
Además se centra en los textos principales de Tapia explicando una plataforma de
reelaboración y readaptación del concepto ‘crisis política’ en la actualidad. Al último se
considera la tercera parte, El cogobierno multisocietal, como núcleo de la política mestiza.
Se presenta la propuesta conceptual de Luis Tapia, aunque hay cierta dispersión que puede
confundirse con el estudio conceptual, por ejemplo, de ‘la realidad boliviana’. Y, las

3
En el presente trabajo se hace un breve resumen de la historia del movimiento marxista, sobre todo, en la
constitución formal de partidos políticos denominados marxistas. Véase en ROLÓN ANAYA, Mario
(1999). Política y partidos en Bolivia. La Paz: Juventud.

7
conclusiones hacen una reconstrucción de las partes más importantes de este corpus.
Buscan un balance de cada capítulo, sintetizando sus puntos más sobresalientes. Termina
con algunas proyecciones a posibles investigaciones en el futuro.

¿Cómo se abordan estos análisis concretos al corpus?


Para realizar la siguiente investigación se aplican, en el corpus, unos análisis concretos.
Éstos determinan esquemáticamente las obras de Luis Tapia4. De la misma manera, se
estudia al resto de su producción intelectual. Y, por último, se revisa la literatura crítica
de referencia a dos conceptos de crisis política y de cogobierno multisocietal. Este trabajo
se origina en la producción del conocimiento local de Luis Tapia. Y se explica el modo
de esta articulación analítica en las partes de este corpus.

En primer lugar, se determina el concepto fundamental de ‘crisis’. Se saca de la obra de


Luis Tapia. Se lo relaciona con el tema de tesis, ‘La crisis como producción política en la
obra de Luis Tapia M.’. A partir de esa explicación se articulan los empalmes con los
antecedentes del primer capítulo. La crisis política como concepto construye una primera
parte de nuestro corpus.

Para articular esta primera parte se toma como preámbulo una sinopsis de la historia
política de Bolivia, particularmente, de los partidos políticos con enfoque marxista. Con
el fin de explicar introductoriamente la producción de teorías locales –ideas de René
Zavaleta– se empalma desde un contrapunto para Luis Tapia.

Además la crisis política como generadora del momento épico o de la masa que, según
René Zavaleta, es el antecedente por excelencia de este planteamiento. Efectivamente la

4
Las obras primarias de Luis Tapia, objeto de estudio, para esta investigación son La producción del
conocimiento local. Historia y política en la obra de René Zavaleta Mercado. La Paz: Muela del
Diablo/CIDES-UMSA (2002a) tesis doctoral del autor; La Condición Multisocietal: Multiculturalidad,
Pluralismo, Modernidad. La Paz: Muela del Diablo/CIDES-UMSA (2002b); La velocidad del pluralismo.
Ensayo sobre tiempo y democracia. La Paz: Comuna-Muela del Diablo (2002c); y, finalmente, La invención
del núcleo común. Ciudadanía y gobierno multisocietal. La Paz: Muela del Diablo/Autodeterminación
(2006).

8
sociedad civil es la intermediaria de una nueva dinámica de la superestructura. Como se
ve más adelante, no es sintetizable.

De la misma manera se muestra taxonomía de los conceptos esenciales, por ejemplo, la


crisis como una forma de conocimiento social. Se direcciona como cierre en el paradigma
ideológico del nacionalismo revolucionario ‘NR’. Todas se conforman en las partes –
objetos políticos y sociales– y sus aporías. Todo esto posibilita, a través de una lectura,
que se fije una determinación sobre el concepto de la crisis como producción política. En
el sentido que este concepto contradice las formas políticas del estado.

Este concepto de crisis es, en sí mismo, una propuesta de lo político explícitamente


también parte del tema de esta tesis. Y define en parte la síntesis de este procedimiento, o
sea, el concepto de cogobierno multisocietal como un espacio de encuentro. Este es el
propósito de esta investigación.

En segundo lugar, se delimita el presente tema, La Producción del conocimiento local.


Esta delimitación exhaustivamente se realiza en el segundo capítulo. Entre los pasos a
seguir se expone la obra de Luis Tapia intermediada por la obra de René Zavaleta.
Principalmente se toma el ámbito de lo específico, como autonomía, de la política frente
a las teorías o modelos más generales.

De la misma manera, la delimitación de la producción teórica local es más bien una teoría
adicional. En todo caso, parte de la apropiación e internalización de los modelos generales
anteriormente señalados. Sobre la articulación de datos o hechos, se da una historia local
y, finalmente, un objeto específico, o sea, una lógica del lugar.

En efecto se produce una idea sobre las historias locales. Como una fuente de los tiempos
históricos anacrónicos permite un abigarramiento y la expresión cultural del barroco. El
sentido de lo político, o de las formas políticas, parte de un lugar de la sociedad. Desde
una formación social abigarrada y la intersubjetividad, se establecen su validez y vigencia.

9
Así las teorías locales proponen la ratificación del carácter desarticulado, por ende,
colonial de la anterior producción política boliviana.

En tercer lugar, desarrollando los conceptos más importantes de la obra de Tapia, se deriva
a una nueva elaboración. El contexto de esta parte, se reduce dicotómicamente a la
‛dimensión política’ entre lo multisocietal y lo moderno contractualista. La respuesta que
se intentará, busca un encuentro deliberativo. La búsqueda de nuevos encuentros está
reiteradamente dada entre lo multisocietal y coexistente al contractualismo moderno.

Probablemente una de las partes más importantes de esta síntesis –del tercer capítulo– es
el concepto de política mestiza. Esta noción se caracteriza por una verdadera articulación
alrededor de su núcleo, o sea, el multisocietal desde puentes civilizatorios plurales. Es otra
identidad de la democracia compuesta en la multiculturalidad. Y el proceso intercultural
de ciudadanización, en estas circunstancias, está más allá de la ciudadanía política. El
resultado de la nueva transformación se adiciona al esquema para comprobar la hipótesis.
Consiste en ‘un cogobierno multisocietal’ como el espacio del encuentro deliberativo.

10
CAPÍTULO I
LA CRISIS Y DIVERSIDAD SOCIAL. ANTECEDENTES

1. Nacionalización del marxismo5

En un breve preámbulo, se sintetiza la historia del marxismo en la política en Bolivia. Esto


significa que la producción de teorías locales fue fundamental. La breve historia comienza
a partir de la descomposición de modelos generales. Y no son necesariamente traducibles
a otras sociedades standar. Como si la simple “utilización” de modelos generales a
núcleos sociales de otras experiencias es válida a todas las sociedades (Cf. TAPIA, 2002a:
326).

En esta parte la nueva composición de formas de gobierno se propone una reelaboración


argumentativa sobre el concepto político de ‛crisis’ del estudio “esquivo” de Zavaleta (Cf.
ANTEZANA, 2009: 111). Posteriormente el estudio de Luis Tapia sobre la obra
intelectual de René Zavaleta es el contrapunto. Sin embargo hay algo notorio en las
producciones simultáneas a la obra de Tapia. Reflejan una “subsunción formal de las
teorías generales, o experimenta, por otro lado, la ausencia de teoría y de explicaciones
que rebasen la descripción del caso específico” (TAPIA, 2002a: 330). La producción del
pensamiento social boliviano se apropia de patrones de las teorías generales. Cuyo reflejo
está, por ejemplo, en la explicación marxista de la subsunción general. No obstante para
Álvaro García Linera, otro intelectual boliviano, hay un planteamiento también específico.
Así una transición de la crisis histórica es igual a un “punto de bifurcación” por medio del
bloque de poder hegemónico (Cf. GARCÍA, 2009: 501). Este ejemplo no es un sentido
recurrente, entre las principales tesis político-ideológicas del siglo XX en Bolivia. En

5
Esta categoría se relaciona directamente con el desenvolvimiento de la obra de René Zavaleta. Es parte
básicamente de la argumentación del proceso intelectual a nivel de historia política de Bolivia. Hay,
entonces una teoría que es precisa para explicar el objeto de una historia política de Bolivia. “[C]onsiste en
una apropiación que pasa por la vía de la interiorización, que básicamente es su estudio. [El marxismo] se
vuelve una concepción del mundo interiorizada, se convierte en la forma de pensar cotidianamente el
conjunto de relaciones y experiencias en la vida […] sobre la sociedad en la que se vive, más aún sobre lo
que se investiga” (TAPIA, 2002a: 327 el corchete es mío).

11
principio porque el marxismo “soviético”6 dejó de lado en su estudio a la superestructura.
Ese estudio es fundamental para revelar en lo parcial una teoría adicional a la teoría
marxista ortodoxa.

1.1. El marxismo boliviano antes de Zavaleta

Se hace necesaria una sinopsis de la historia política de Bolivia en el siglo XX. Porque
marca la fundación de los partidos políticos de izquierda o marxistas y los nacionalistas.
Todos estos proyectos ideológicos son anteriores a la obra de Zavaleta. Los programas
ideológicos traducen el marxismo –desde el leninismo y estalinismo soviético entre otros.
Fue la versión internacionalista aplicada a la realidad de un país como Bolivia. Los
partidarios del bloque nacionalista giran sobre la idea esencialista de la ‛Nación’7. Su
apotegma lo constituye el ‛héroe nacional del patriotismo’8.

En Bolivia se resume la construcción ideológica de los partidos políticos del siglo pasado,
con el paso del marxismo, más o menos, en los siguientes trazos. La importación de las
corrientes marxistas, entre los años 1920 y 1930, integra el período entre 1932-19359. La

6
El proyecto marxista soviético de Stalin es básicamente teleológico. Porque olvida a la cultura, como
fundamento de las naciones. “Bajo el régimen socialista, que hasta hoy sólo es una realidad en la U.R.S.S.,
la base de las relaciones de producción es la propiedad social sobre los medios de producción” (STALIN,
1941: 775). En ese sentido, “[l]a peculiaridad de la formación económico-social socialista radica en que
favorece al máximo el despertar de las masas populares, la transformación del pueblo en un sujeto de la
historia que, consciente y planificadamente, crea la nueva sociedad” (KAMMARI et. al.,1959:126).
7
La noción de ‛Nación’ fue el núcleo único de Bases y principios del MNR –documento proselitista–
atribuido a José Cuadros Quiroga y suscrito en 1942. En su exordio, el documento primigenio, establece el
programa del MNR en los siguientes términos. “Afirmamos nuestra fe en el poder de la raza indomestiza;
en la solidaridad de los bolivianos para defender el interés colectivo y el bien común antes que el individual,
en el renacimiento de la técnica de las tradiciones autóctonas para moldear la cultura boliviana y en el
aprovechamiento de la técnica para construir la Nación en su régimen de verdadera justicia social
boliviana, sobre bases económicas y políticamente condicionadas con sujeción al poder del Estado”
(RÓLÓN, 1999: 334-335 la cursiva es de Rolón).
8
Esta afirmación es de la otra vertiente nacionalista. Se exalta la figura de su líder Óscar Únzaga de la Vega
–jefe y fundador– de la Falange Socialista Boliviana (FSB). Tiene una evidente inspiración de patria, nación
y del catolicismo español. Pues, “[i]nsurge como movimiento patriótico, bajo una mística cívica más que
una doctrina, dentro de una resuelta orientación anticomunista y enfrentando a todas las corrientes que
considera ‛disolventes’ de las instituciones y principios de ‛Dios, Patria y Hogar’. Invoca una posición
socialista, en la línea de la Iglesia Católica […]” (ROLÓN, 1999: 317 la cursiva es de Rolón).
9
“La Guerra del Chaco señala una nueva generación de partidos en el curso de los años 40. […] Eso
explica la aparición casi coetánea de los partidos ‛nuevos’ con las tendencias evolucionistas y

12
identidad ideológica de cada sector gravita por sus lineamientos sectoriales. El incipiente
movimiento obrero encauza sus luchas a partir de la vanguardia política. Por ejemplo, se
alinea a la IV Internacional Comunista Trotskista. Así se funda el Partido Obrero
Revolucionario (POR) en 193410. Este partido fundador de la izquierda boliviana, es “[…]
la vanguardia del proletariado; es, pues, el Partido de una sola clase. […] El programa
al señalar la finalidad estratégica –en el caso del POR instaurar el gobierno obrero-
campesino y destruir la opresión clasista- está ya definiendo el Partido” (ROLÓN, 1999:
387-388)11. El itinerario político del POR, fue de interpelación de la historia boliviana. A
través de Guillermo Lora tiene el mérito de “[…] haber anunciado antes de 1952, durante
esas jornadas y después, el carácter burgués y limitado de las medidas movimientistas y
la certeza de que tarde o temprano iba aliarse con el imperialismo contra los explotados
bolivianos […]” (LORA T-V, 1979: 12).

Otra formación ideológica que repercute en el escenario marxista fue la de los sectores
autonomistas incrustados en la Universidad Boliviana. Estudiantes y profesores, con
influencia marxista-leninista, forman el Partido de Izquierda Revolucionaria (PIR)12. El
PIR fue reconocido en el contexto político de la Segunda Guerra Mundial. Se posiciona
como aliado en contra del nazi-fascismo. “Este partido [p]ropone la realización de una
revolución democrático-burguesa. Para el PIR ésta es sinónimo de revolución antifeudal
y anti-imperialista” (ROLON, 1999: 393)13. Uno de sus fines ideológicos fue la
subsunción marxista al contexto nacional. “[E]l PIR señala enfáticamente la necesidad de
estudiar las peculiaridades sociológicas de la nación boliviana” (ROLÓN, 1999: 395)14.

revolucionarias, nacionalistas e internacionalistas que planteaban por diferentes medios la transformación


de la sociedad nacional […]” (ROLÓN, 1999: 330 la cursiva es de Rolón).
10
El POR es fundado en ese año. Y sus fundadores fueron “José Aguirre Gainsborg, Tristán Marof,
Adalberto Rolón de Valdivia, Tomas Warqui, Ernesto Alba” (ROLÓN, 1999: 375 la cursiva es de Rolón).
11
La cursiva es de Rolón.
12
El PIR fue fundado en 1940 por “José Antonio Arze, Ricardo Anaya, Arturo Urquidi, Gabriel Moisés,
Josermo Murillo Vacarreza, Miguel Bonifáz” (ROLÓN, 1999: 392 la cursiva es de Rolón).
13
La cursiva es de Rolón.
14
La cursiva es de Rolón.

13
Los máximos expositores del proyecto pirista fueron José Antonio Arze15, Arturo Urquidi
Morales y Ricardo Anaya16.

En una segunda fase histórica, la construcción marxista de los partidos políticos bolivianos
comienza a mediados del siglo pasado. Igualmente, se presenta en estos trazos la
fundación del Partido Comunista Boliviano (PCB)17. Y tiene un programa marxista-
leninista pro soviético18 en su doctrina. “El Comunismo se considera la única línea fiel y
oficial en la aplicación política de la doctrina marxista. Frente a la realidad boliviana
considera que esta es parte de la que conforman los países atrasados y […] mundial”
(ROLON, 1999: 417)19. Este proyecto partidario se presenta en la refundación del ‛estado
del 52’. También cuenta, en la organización estratégica, con la participación de Sergio
Almaraz20 en la planificación del nuevo estado proburgués y capitalista de la Revolución.
Fue un protagonista desde los conceptos de planificación económica y nacionalización de
los recursos naturales estratégicos. Entre los años 1978-1985 el PCB conforma el bloque
nacional-popular en las candidaturas de la Unidad Democrática Popular (UDP).

Un tercer momento reúne al grupo más diseminado de partidos políticos de la izquierda


nacional. Se propagan las más inusuales fragmentaciones. Por ejemplo, en el Movimiento
Nacionalista Revolucionario (MNR) se produce la ruptura nacionalista de izquierda. Con

15
Fue un “[a]admirable profesor y sociólogo. Político autor del primer análisis dialéctico del proceso
nacional en el Programa del Partido de Izquierda Revolucionaria (PIR) que fue singular ‛Academia Político-
Doctrinaria’ del país. Fundador de ese partido con otros dirigentes universitarios y líderes obreros; fue
creador del primer instituto de investigaciones Sociográficas de Bolivia (ISBO) en Sucre” (ROLÓN, 1999:
537).
16
Fue un “[p]rofesor de Derecho Político, cofundador del PIR, parlamentario de notable oratoria, ideólogo
y autor de los primeros estudios sobre la ‛Nacionalización de las Minas’ y la ‛Reforma Agraria’ junto a otros
intelectuales de izquierda [como] Arturo Urquidi Morales” (ROLÓN, 1999: 537 el corchete es mío).
17
El PCB nace el año 1950. Sus principales fundadores fueron “José Pereyra, Sergio Almaraz, Víctor Hugo
Libera, Mario Monje, Luis y Jorge Ballón Sanjinés” (ROLÓN, 1999: 417 la cursiva es de Rolón).
18
El comunismo en Bolivia se divide entre estalinistas y trotskistas –primera etapa– y, después, entre la
“Unión Soviética y China” con los programas del PCB y del PCML (Cf. ROLON, 1999: 417). Incluso, se
divide en la fracción castrista o pro cubana.
19
La cursiva es de Rolón.
20
“Fue analista mediativo de onda percepción dialéctica de los problemas nacionales por doble dependencia
externa e interna de un colonialismo dual […] con el imperialismo externo, el feudalismo oligárquico interno
y el asalto vecinal” (ROLÓN, 1999: 562).

14
esto se fracciona el PRIN de Juan Lechín Oquendo. Después se da un segundo
fraccionamiento marxista de base del PCML. “Sobre este tronco prochino surge años
después (en 1978) el Frente Revolucionario de Izquierda [FRI]21 durante el Primer
Encuentro Nacional de Izquierdas” (ROLON, 1999: 440)22. Y se encuentran las nuevas
generaciones que fundaron el Partido Socialista (PS, luego, PS-1)23. Respectivamente
nace el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR)24.

Entre tanto la confusión programática de enfoques marxistas propaga una dispersión de


los entronques ideológicos. Estos entronques fueron influenciados más por el escenario
global que por uno nacional o local. En ese sentido, las matrices de esa dispersión son
varias, es decir, las mismas divisiones programáticas del socialismo real. Entre marxistas-
leninistas, trotskistas, maoístas y los movimientos guerrilleros, se suman la fragmentación
y ocaso. Para estos marxismos, fueron más los desencuentros con sus sociedades, entre el
mito y las crisis. Llega cada uno a su decadencia con el final de las utopías del socialismo
real.

Para hablar de la ‛nacionalización del marxismo’ hace falta empalmar la obra de René
Zavaleta Mercado con la de Luis Tapia después de este ocaso del socialismo real. Y la
alternativa se recoge del marxismo a la boliviana. Es un concepto fundamental del
gobierno de las masas como una forma de autodeterminación de la masa. Actualmente
existen propuestas políticas a nivel de la interculturalidad. Esta se define como compleja
y con una matriz marxista.

21
El corchete es mío.
22
La cursiva es de Rolón.
23
El PS-1 tiene fecha de nacimiento el 1º de mayo de 1971. Sus fundadores fueron “Marcelo Quiroga Santa
Cruz, Guillermo Aponte Burela, Alberto Bayley Gutiérrez, Mario Miranda Pacheco, Héctor Borda Leaño,
José María Palacios, Justo Pérez, Walter Vásquez Michel” (ROLÓN, 1999: 450la cursiva es de Rolón).
24
El MIR nace como partido el 7 de septiembre de 1971. Sus fundadores fueron “Jorge Ríos Dalenz, Antonio
Aranibar Quiroga, Jaime Paz Zamora, Alfonso Camacho P., Osca Eid F., Alfonso Ferrufino V., Guillermo
Capobianco, Carlos Quiroga” (ROLÓN, 1999: 458 la cursiva es de Rolón).

15
1.2. Crisis política y sociedad abigarrada en Zavaleta

El momento constitutivo de la sociedad civil consiste en su implosión épica como masa


desde las condiciones de una crisis política. O sea, tiene sentido a partir de una
caracterización del principio de intersubjetividad. Este principio tiene un efecto
nacionalizador de Bolivia en cuanto república capitalista y dependiente. Efectivamente se
sitúa un periodo de discordias ideológicas en la clase dominante. Y, sobre todo, afecta a
la organización comunitaria agraria. De ahí surgen conexiones arcaicas,
“interpenetradas”25, con las imbricadas formaciones sociales bolivianas. De ese modo se
conectan “[…] los tiempos diversos se alteran con su irrupción. Tú perteneces a un modo
de producción y yo a otro pero ni tú ni yo somos los mismos después de la batalla de
Nanawa; Nanawa es lo que hay de común entre tú y yo” (ZAVALETA, 1987: 19).

Comienzan los contextos que identifican un efecto sísmico, entre las relaciones de poder
político y sus respectivos periodos de transición política. Sobre todo las crisis políticas
identifican a aquellos tiempos de hegemonía del ‛estado del 52’. Con esta advertencia el
problema de la ‛crisis’ del modelo hegemónico inicia su deceso hasta ese momento. En
este contexto, Zavaleta prepara la redacción de Las masas en noviembre (1983). Este
ensayo es ícono en la teoría política latinoamericana. Y le lleva a considerar una de las
más grandes respuestas a la (re)conceptualización de la identidad boliviana. Se trata de la
autodeterminación política y cultural. Los nuevos sujetos, los kataristas de ese momento,
cuestionan la construcción social boliviana.

El punto de partida es la ‛crisis’ política26 emergida en 1979, con epicentro en La Paz.


Repercute, como podrá advertirse, hasta en los terruños más remotos. Por esa ruptura de
comprensión sobre el sujeto estatal este tema se explica con un progresismo político. El

25
El término se atribuye a Luis Tapia (Cf. TAPIA, 2002c: 128).
26
La cohesión conceptual y la demostración real que, marca la ‛crisis’ política es crucial en la obra
zavaletiana. Es decir, “[l]a crisis se postula por tanto como el fenómeno o la exterioridad de la sociedad.
[…] Es en la crisis que es algo actual porque la crisis es un resultado y no una preparación” (ZAVALETA,
1987: 17-18). No obstante, la redundancia en el término ‛crisis’ política es principalmente la metáfora de
este discurso.

16
mayor problema del “nacionalismo [revolucionario]27es y fue una voluntad de pensar y
hacer lo local generalmente por la vía de la homogeneización mestiza” (TAPIA, 2006:
214). El conflicto y la alta tensión de una “democracia representativa” incipiente, que
comenzaba a institucionalizarse, estaban otra vez puestos a prueba (Cf. ZAVALETA,
1987: 13). Ya no son las mismas predisposiciones testimoniales del pasado. Más bien se
reflejan en el proceso de una crisis todas las condiciones de la forma “multitud”28. Todas
esas transformaciones de la ambición sectorial se acoplan en una ligazón de la masa.

Al hablar de este periodo, en específico, no fue tan solo un asunto de coyuntura. Por
ejemplo, algunas coyunturas repercuten en el “desplegamiento”29 hegemónico-clasista.
En estos escenarios se distinguen en la conformación de un “Bloque histórico”30 y la
unificación en torno al periodo político/electoral de los programas electorales. Se
distingue un bloque popular, en sentido gramsciano, y lo que fue el programa electoral.
Se trata de la Unidad Democrática Popular (UDP) de Siles Suazo. En la lectura de
Zavaleta se refleja como un “bloque invencible al menos electoral[mente]”31
(ZAVALETA, 1987: 27). En esos tiempos donde la clase dominante conforma su
ideología imponiendo ante la ‛crisis’ su hegemonía dominante. Esta presiona incluso con

27
El corchete es mío.
28
A partir de la obra Imperio de Michael Hardt y Antonio Negri se dice que “[l]a formación de la multitud
de productores explotados y subyugados puede verse más claramente en la historia de las revoluciones del
siglo veinte. Entre las revoluciones de 1917 y 1949, las grandes luchas antifascistas de los ‛30 y los ‛40, y
las numerosas luchas de liberación de los ‛60 hasta las de 1989, nacieron las condiciones para la ciudadanía
de la multitud, se extendieron y consolidaron” (HARDT y NEGRI, 2000: 291-292).
29
En ese sentido, “[e]n noviembre de 1979 […] la huelga general obrera se convierte de inmediato en la
huelga política de todo el pueblo en un desplegamiento hegemónico muy considerable. Esto conlleva la
paralización de la producción general y la ocupación del territorio lo cual significaba la confrontación entre
el triunfo desarmado del pueblo y la derrota armada del ejército. […] El golpe de García Meza, entre tanto,
es sólo la exacerbación pantagruélica de la sombría ilusión de Natush” (ZAVALETA, 1987: 46 la cursiva
es de Zavaleta).
30
Así convergen las facciones populares al menos del electorado mayoritario en el bloque de la UDP. La
representación electoral está dividida. Casi se da en una misma proporcionalidad. El contexto se fragmenta
en el bloque dominante –de la mediana minería, la oligarquía cruceña y de laicos católicos. Estas
aseveraciones, se refleja con los resultados atomizados de sus candidaturas en los años 1978, 1979 y 1980.
En tanto “[l]os campesinos, v.gr., que por antonomasia debieron componer el partido democrático, fueron
en su momento la fuerza de asiento del bloque dominante. Las fragmentaciones o desgarramientos del
bloque dominante, entre tanto (que son propios de la vecindad de la crisis), se expresan en la participación
de sectores democrático-burgueses en la forma que adopta el partido popular” (ZAVALETA, 1987: 48).
31
El corchete es mío.

17
los métodos avalados por la Doctrina de seguridad nacional32. Este programa ideológico
y geopolítico fue diseñado por organismos de inteligencia norteamericanos. Se adoctrina
a los aparatos castrenses de Latinoamérica en contra del comunismo. Estos aparatos se
comprometen en procesos institucionalizados de proselitismo político.

Esta reunión de acontecimientos significa, en esas jornadas de noviembre más allá de lo


meramente testimonial, un punto de quiebre de las anteriores directrices estatales. Con la
fundación de la república en 182533, el criollismo tiene el control estatal del poder.
Posteriormente con esta base anterior se da un proyecto llamado genealógico del mestizo.
El sujeto boliviano/mestizo es el destinatario de esta génesis estatal como un ser
autoconsciente. A este efecto, tuvo lugar el reconocimiento común de los bolivianos
movilizados en la guerra del Chaco34 (1932-1935).

Este proceso de ‛crisis’ es un trasfondo de la autoconciencia boliviana. No se trata de la


enajenación de cada boliviana y boliviano. El cambio se da con la aparición del
‘Katarismo’ es fundamental. De ese modo se muestran las señales para cuestionar al sujeto
nacional y homogéneo del decadente estado de la revolución nacional del 5235. Se da en
el asedio a La Paz una determinada coyuntura politizada para el lugar determinado. Se
activa el carácter nacionalizador de la masa popular. Pero, en principio, se ve simplemente
la movilización en la expresión urbana de los sindicatos minero-fabriles.

32
La cursiva es mía.
33
A modo de ejemplo, este periodo institucional se recoge, críticamente, a la obra zavaletiana. Plantea una
crítica a la conciencia postrimera de “[l]os doctores dos caras eran el único grupo dirigente del que podía
disponer entonces el Alto Perú y por eso la república nace decadente. […] Por eso la independencia se
resuelve a través de un hecho continental, que es el ejército de Bolívar. Los doctores se aprestan a
administrar la independencia que los guerrilleros conquistan, agotándose y que Bolívar ejecuta”
(ZAVALETA, 1990: 33).
34
La cursiva es mía. La directriz autocomprensiva de la guerra del Chaco es, para Zavaleta, el origen de un
duelo desnudo y multitudinario de soldados. “[E]s el fenómeno a partir del cual comienza la conciencia y la
rebelión de las clases nacionales” (ZAVALETA, 1990: 43).
35
La cursiva es mía. La revolución nacional del 52 es la destinataria de la genealogía de un mestizaje. “Para
Tamayo, pues, hablar del futuro de la nación es hablar del mestizo. De cualquier manera, que se lo analice
–como raza, como inteligencia, como sujeto social– el resultado parece ser el mismo: el futuro de Bolivia
está en su desarrollo como grupo social” (GARCÍA PABÓN, 1998: 141).

18
Como nunca los hechos de noviembre de 1979 se los recuerda por los siguientes
argumentos:

Es la primera huelga general obrera que se hace en defensa de la democracia


representativa. Los hechos sin embargo no hacen más que agravarse y cargarse de
significados. Es también la primera vez que el campesinado como un todo se
pronuncia por el apoyo a la huelga general obrera o sea que se trata ya de un eje
de constitución de la multitud, si se quiere, de un bloque histórico. Es la
recomposición de la alianza de 1952. No hay antecedentes en América Latina de
un apoyo rural de tal carácter a una forma urbana tan típica como es la huelga. […]
es Katari cercando a La Paz. Todos los pueblos y ciudades son cercados por la
gran jacquerie campesina que tiene, además la singularidad de haber sido ordenada
por un comando obrero” (ZAVALETA, 1987: 21-22)36.

La respuesta de esta complejidad está en el entramado abigarramiento de los modos de


producción de la república. Además permite que la ‛crisis’ sea el efecto nacionalizador de
una verdadera intersubjetividad. Esta tiene en su seno expresiones propias de Zavaleta.
Por ejemplo, con la siguiente frase reveladora, ‛después de la batalla de Nanawa ni tú y
yo somos los mismos’37, se forma una identidad como la boliviana. Se muestra en una
metáfora de gran significación a la hegemonía a través de su momento histórico.

La historia boliviana tiene momentos constitutivos, por ejemplo, en las masas neobelcistas
y la movilización aymara en la Guerra federal de finales del siglo XIX. Igualmente, se
replica con la instauración insurreccional del estado hegemónico del 52. El gobierno de
los insurrectos se conforma por un bloque histórico popular-obrero y campesino.
Básicamente fue el momento de cooptación de lo indio en una plataforma de
homogeneización mestiza y de olvido con el pasado autóctono. Se encubre por un
destinatario contextual, o sea, el estado moderno capitalista. La ‛crisis’ de noviembre, la

36
La cursiva es de Zavaleta.
37
René Zavaleta Mercado recurre a la frase ahora eres, Chaco, de los muertos sumidos en tu vientre… de
Sangre de mestizos de Augusto Céspedes, para fundamentar una relación peculiar entre los hombres con las
cosas. “‘Ser –según la famosa fórmula de Heidegger– es ser en el mundo’ y así se llama ‘a esta necesidad
que tiene la conciencia de existir como conciencia de otra cosa que ella misma’. Los objetos no existen y
tienen nombre en su relación con los hombres, en cuanto el hombre llega a ellos” (ZAVALETA, T-III, Vol.
1, 2015: 169).

19
epifanía de una (im)posible identidad nacional, proyecta otro efecto nacionalizador. Este
es compuesto y de formación ‛multisocietal’.

1.3. Una producción política de la democracia boliviana en Zavaleta

La dinámica de la superestructura estatal se revelar, en grado cognoscible, a nivel político


e ideológico. Se determina su alteración por medio de una sociedad civil. Sin embargo, la
economía se muestra como si fuera independiente. “[O]curre, sea colocándose por delante
su base material como pasaría (en la apariencia pero no en la realidad)38 […] en la
Revolución Francesa, cuando ya existía una sociedad burguesa pero no todavía una entera
superestructura burguesa” (ZAVALETA, 1978: 84). La estructura conceptual de Marx se
hace sintetizable indudablemente en un tiempo e historia comunes. Como síntesis historia
se sujeta a “¿[…] la desdicha de ser la síntesis de algo al fin y al cabo no sintetizable?”39
(ZAVALETA, 1978: 77). Sin lugar a equívocos, cada estructura conceptual o “prosa
literaria” tiene un eje articulador de interpretaciones (Cf. ZAVALETA, 1978: 77). De un
modo más metodológico, ahí está “la exégesis de los lugares comunes”40 (ZAVALETA,
1978: 78).

En el prólogo de Marx de la Contribución a la crítica de la economía política se


desmitifica la evolución del espíritu humano, como si fuera un acto de voluntad. Por el
contrario, la realidad empírica es el lugar de pertenencia, cambio o transformación. Se
diferencian por su estructura las relaciones sociales para determinar una conciencia social.
La voluntad individual de la conciencia no es eficaz en la “producción social”
(ZAVALETA, 1978: 78). El surgimiento de la contradicción trae consigo la etapa
revolucionaria. Es un momento de choque, antagonismo y de las relaciones de la
producción social. Lo constituyen fuerzas productivas –modos de producción, medios e
instrumentos y fuerza de trabajo. ¿De qué trata esa producción social entre los hombres?

38
El paréntesis es de Zavaleta.
39
Los signos de interrogación son de Zavaleta.
40
La cursiva es de Zavaleta.

20
“Trata, por medio de la base real o infraestructura [de] las ‛relaciones necesarias e
independientes’ […] también compuestas (en el capitalismo)41 por hombres dotados de la
independencia […]” (ZAVALETA, 1978: 79). Entre tanto, no hay una verdadera
conciencia individual que sea capaz de reproducir dinámicas materiales de cada pueblo.
Y el análisis marxista ocupa, como definición ideológica, a la “forma colectiva de dicho
reflejo o reproducción a lo que nosotros nos atrevemos, para los usos de este artículo,
llamar ideología”42 (ZAVALETA, 1978. 80). Pues, existen muchos yerros a la hora de
caracterizar una interpretación ideológica.

Estos engaños constantes degeneran el sentido natural del marxismo en los siguientes
términos:

De principio, v. gr., la falacia, de suponer que la economía existe antes y la


superestructura después o, al menos, que una y otra existen por separado, aunque
la una determinada por la otra. Es obvio que Marx no pensó en eso y, por eso,
hemos de ser lo más ortodoxos que sea posible. Una cosa es, por cierto, la
especificidad científica del análisis científico (o sea su integración comprobada)43
en el estudio de la base económica o modo de producción, así como en el de la
superestructura, y otra pensar que en la realidad, o sea en el mundo de carne y
hueso, ocurren de esa manera (ZAVALETA, 1978: 80).

Es una primera aproximación a las falacias de los seguidores de Marx 44. Se da lugar al
“[…] hecho central del conocimiento” (ZAVALETA, 1978: 80). En Bolivia se tiene un
ejemplo particular para este análisis. Con una “formación abigarrada” de superestructuras
sucesivas y precapitalistas, se enfrenta a una base económica aparentemente capitalista
(Cf. ZAVALETA, 1978: 88).

Una sociedad civil como la boliviana reúne “[e]n todo caso, sociedades no cognoscibles
o comprobables, sociedades no totales, o sea no socializadas, son sociedades no

41
El paréntesis es Zavaleta.
42
La cursiva es de Zavaleta.
43
El paréntesis es de Zavaleta.
44
Sería Kautsky y a su modo Stalin.

21
capitalistas in toto”45 (ZAVALETA, 1978: 81). Implica un quiebre de la forma estatal,
como la hegemonía y coerción del estado nacional republicano. A partir de un “momento
constitucional”46 se fija erradamente el estado de derecho (Cf. ZAVALETA, 1978: 85).
Como un determinante jurídico, se ordena sobre alguna parte institucionalizada de la
sociedad civil en calidad de producción política. El estado boliviano fue el portador de ‒
lo que podría llamarse‒ subsunciones formales y aparentes modernizaciones.

La producción política en Bolivia fue siempre simultánea. La sociedad civil fue en otrora
y también ahora productora de relaciones políticas, jurídicas, religiosas o míticas47.
También un estado nacional siempre fue generador o totalidad y de una regularidad
capitalista. El acercamiento más afín a ese modelo de regularidad es modernamente la
democracia representativa.

Entonces surge otra pregunta sobre el modelo de regularidad capitalista. ¿Qué ocurre con
sus instituciones? El estado boliviano casi siempre fue rigurosamente institucionalista.
Además transita por las zonas de la reproducción política, jurídica y social con una
superestructura únicamente capitalista. Esta es una afirmación que cae en saco roto.
Porque, el propio ‛modelo de regularidad’48 capitalista inserta un proyecto en la forma
más estatal conservadora. Consiste en reproducir una contradicción falaz, de la obra de
Marx, en los siguientes términos:

Sería construir lo que se llama una contradictio in adjecto suponer que pueda ser
jurídicamente libre en él base productiva y jurídicamente servil o esclavo en la
superestructura. […] primero que el grado de cognoscibilidad de una sociedad
habla también de la medida en que se ha instalado allí el modo de producción
capitalista […] la falta de una superestructura democrática (burguesa) 49 es una
45
La cursiva es de Zavaleta.
46
La cursiva es de Zavaleta.
47
Haciendo una lectura de Zavaleta, la realidad “[…] no ignoraba los valores míticos en una constitución
societal” (ANTEZANA, 2006: 166). En fin, las dos dimensiones constitutivas son –el mito y la ‛crisis’–
productoras de un nuevo conocimiento.
48
Según Marx, tienen una diferencia de base en común los modelos de regularidad –asimismo, poseen
reiterabilidad– con los modos de producción. Es la inversión “[e]n las fases precapitalistas de la sociedad,
el comercio domina a la industria. En la sociedad moderna ocurre lo contrario” (MARX, 1968: 132).
49
El paréntesis es de Zavaleta.

22
anomalía importante no sólo con relación al modelo político más ajustado al
capitalismo, sino respecto del propio modo de producción como modelo de
regularidad (ZAVALETA, 1978: 82).

A grandes rasgos muchos países de superestructuras tan diferentes deducen otras causas a
sus procesos de integración. No se puede pensar una forma estatal, como la estructura
conceptual marxista, de la superestructura sin asumir otro tipo de producción. Más bien
esta producción es de carácter espiritual e inconsciente de su pasado.

En este sentido “[e]l Estado inglés es un Estado capitalista; pero la monarquía inglesa no
es una necesidad o ley del modo de producción capitalista, sino un resultado de la historia
[…] del entrecruzamiento de sus superestructuras sucesivas” (ZAVALETA, 1978: 83).
Lo remoto pervive no necesariamente de forma apodíctica en sus usos. El estado y el
derecho, por el conservadurismo, se apoyan en la costumbre. En Bolivia se edifican las
formas del estado y el derecho, sobre una superestructura. Zavaleta la denomina un
“rezagamiento” de los momentos críticos que exigía la sociedad civil (Cf. ZAVALETA,
1978: 85).

¿Hay un problema de interpretación, en las tradiciones marxistas, sobre el carácter de la


sociedad civil? Y ¿qué papel ocupa en la superestructura? La sociedad civil es la que
determina al estado, pero a su vez crea uno. Las subsunciones del estado boliviano tienen
en la superestructura, o momento constitucional, a la conciencia nacional50. Se limita con
cierto tipo de incongruencias en su interpretación. Para Marx, es una mera relación
consciente de esta parte con el edifico productivo. Y por eso sostiene una visión ampliada
de ese entendimiento, así:

50
La fórmula de la “superestructura igual Estado” es la misma, según Kautsky y –el propio– Stalin, para
relaciones conscientes y la conciencia social (Cf. ZAVALETA, 1978: 86 la cursiva es de Zavaleta). Para
Stalin, el romanticismo alemán, no se vincula con la revolución. No coincide en los ideales de la clase
proletaria como la zona de elección superestructural. Fue una verdadera contradicción y artificio pensar
“[…] tal cosa supondría una inmovilización de la historia entera, supone la falsedad de que la base
económica es una e idéntica desde el principio (la URSS se hace socialista en octubre […]” (ZAVALETA,
1978: 89 el paréntesis es de Zavaleta).

23
[…] Marx tenía una visión más extensa de esta cuestión: identificó la
superestructura con el sector de la sociedad que contiene todas las formas
conscientes e inconscientes de conexión extraeconómica. De esto mismo debía
deducirse, puesto que la forma específica o ideal de coerción en el capitalismo
es la coerción económica, que la superestructura capitalista como tal es una
reminiscencia del momento de la acumulación originaria. Es lógico suponer –a
modo de complemento- por otro lado, que el resabio o la ‛carga’ debían pesar
aquí de una manera aún más sostenida y arraigada que en la base económica
(ZAVALETA, 1978: 86).

A efectos del ejemplo se sitúa a Bolivia y a su momento constitucional en las relaciones


sociales de producción. Por un lado, se moldean de conformidad a la regularidad
capitalista. Se decide sobre la diversidad superestructural con los yerros de la falacia
marxista. No es igual “practicar” la reproducción de un modo de producción, como el
capitalista, que garantizar la confluencia de un único modo de regularidad (Cf.
ZAVALETA, 1978: 83).

Las apariencias del estado boliviano están en la punta de su edificio productivo-social. El


estado boliviano tiene el carácter más conservador. Así se refleja su organización política
e ideológica, en relación a la composición ‘societal’. Para que las formas estatales de
Bolivia, de formación abigarrada, subsuman en la realidad deben superar las falacias.
Entre ellas por ejemplo está la ‛inamovilidad histórica de las superestructuras’. Dicho de
otro modo, no hay una sociedad sin su memoria, cultura o reminiscencia.

2. Una interpretación de “crisis” y “diversidad social” en la obra de Zavaleta. Luis


H. Antezana

En la taxonomía propuesta por Luis H. Antezana ‘la crisis es una especie de método de
producción social’. Él clasifica un cierto índice de conceptos comunes a Zavaleta. Esta
lectura caracteriza etimológicamente a la ‛crisis’51 desde la “mutación grave”

51
El vocablo crisis significa, etimológicamente, “‘una mutación grave que sobreviene en una enfermedad
para mejoría u empeoramiento’, ‘momento decisivo en un asunto de importancia’; lat. crisis. Tom. del gr.
Krísis ‘decisión’, deriv. de krinỏ ‘yo decido, separo y juzgo’” (COROMINAS, 1987: 179).

24
(ANTEZANA, 2009: 107). Pasando por otros derivados o significados es también otro
“momento decisivo en un asunto de importancia” (ANTEZANA 2009: 107). Los
conceptos son etimológicamente asumidos en una triple relación. La primera es una
relación lingüística sobre el vocablo decidir. En la segunda el vocablo separar da, entre
otras significaciones, un distingo o separación sutil. Finalmente se plantea una última
relación la de juzgar. Es necesario establecer a plenitud el pensamiento de René Zavaleta
en Bolivia, como una teoría aplicada. Y se hace una contextualización de la ‛crisis’ como
metodología:

El pensamiento de René Zavaleta Mercado (1937-1984) estuvo signado siempre


por la intención de comprender la dinámica de las multitudes en la historia y la
política bolivianas. Sus conceptos de abigarramiento, crisis, democracia y poder,
permitieron una lectura vigorosa de la acción política popular en la historia y la
escena política (ANTEZANA, 2009: 107).

La prosa de René Zavaleta Mercado en la ‛crisis’ es el “momento decisivo” y posee el


mejor espacio de las expresiones más específicas de una realidad social (Cf. ANTEZANA,
2009: 107). La lectura de Luis H. Antezana asume a la crisis como la producción de lo
inédito entre los datos empíricos y cotejables. Estos últimos generan un método crítico
que tiene como objeto de estudio la obra de Zavaleta Mercado Las masas en noviembre.
Tal taxonomía se da a través de un nuevo proceso de emparejamiento de datos y
posteriormente reflexionando en un proceso más pragmático.

La explicación de este método no puede ser una anarquía lógica y “conocimiento crítico”,
ni generalizable desde inducciones ni teorizante por otras deducciones (Cf. ANTEZANA,
2009: 108). Por el contrario “[…] es una propuesta abductiva, de esas que tratando [a la
crisis]52 un caso particular o excepcionalmente irreductible propone una nueva perspectiva
teórica” (ANTEZANA, 2009: 109). Las etapas de preparación social de la ‛crisis’ tienen
consigo la pretendida clasificación crítica. Algo peculiar de René Zavaleta es que:

52
El corchete es mío.

25
Si algo caracteriza al pensamiento de ZM53 es precisamente ese permanente ir y
venir del objeto de estudio al aparato teórico que lo trata. Nótese […] que, aunque
aprovecha (‛secuestra’)54 otros aportes conceptuales, no se trata de la aplicación
deductiva de una determinada propuesta teórica, tampoco se trata de una
generalización inductiva porque sólo [sic] le ocupa un caso, el de la recuperación
de la democracia en Bolivia en noviembre de 1979 (ANTEZANA, 2009: 109).

Las proposiciones de Zavaleta Mercado tienden a sintetizar de manera tan pragmática la


“intersubjetividad” en una diversidad en este caso societal (Cf. ANTEZANA, 2009: 111).
Es necesario diferenciar a la ‛crisis’ de otros procesos complejos. La propia ‛crisis’ de
noviembre del 79, por ejemplo, genera del resquebraje de las instituciones estatales.
Ciertas castas políticas tienen falazmente bajo su autoridad una superestructura aparente
en “la disputa por la libertad política” (ANTEZANA, 2009: 114).

El punto central de la ‛crisis’ de noviembre del 79, vira a la hora de entender una sociedad
abigarrada. Se plantea, el ¿cómo? la sociedad boliviana se analizó “[…] en la manera de
entender, asumir y encausar los procesos históricos […]” (ANTEZANA, 2009: 114).
Entonces los estudios de otros procesos secundarios –o sea, de los golpes militares en
Bolivia– no tienen esa relevancia de una crisis. “[P]ese a las apariencias, no son crisis
políticas que permitirían conocer esta sociedad porque, en el fondo, no suponen una
decisiva intervención social” (ANTEZANA, 2009: 111).

La taxonomía de la ‛crisis’ política es constantemente indagada por la sociedad civil55.


Toda la clasificación siempre se engarza en cada uno de sus conceptos. Mejor dicho, es
como si fuera una verdadera catarsis de historias concretas o locales. La ‛crisis’ es una
aglutinación, según el método zavaletiano, de las formas más diversas. Estas últimas no

53
Corresponden a las iniciales de Zavaleta Mercado.
54
El paréntesis es de Antezana.
55
Esta lectura de René Zavaleta es un punto de articulación la relación de la sociedad civil con el Estado y
viceversa. La sociedad civil actúa en calidad de “mediaciones” entre la estructura pública y el sector
institucional privado (Cf. GIL, 2006: 105 las cursivas son de Gil).

26
dejan de ser clasificadas de un modo más o menos parecido a los ‛juegos del lenguaje’56.
Cuando se designa un entorno lingüístico se percibe en qué basa su asignación elíptica. Es
posible asignarla a través del uso de las palabras. Cuando se atribuye a las palabras un
espacio diverso y designado. Ante esto –Wittgenstein dixit– se imagina una clasificación
de las palabras. Son algo parecido “[…] las herramientas de una caja de herramientas […].
Tan diversas como las funciones de estos objetos son aquí las funciones de las palabras”
(WITTGENSTEIN, s.f.: 27).

La conformación de una oración elíptica, y la homofonía de las lenguas ordinarias, no es


asumida en toda su magnitud. Porque se dice, al escucharse algo tan insólito como los
argumentos de un extranjero, acerca de la misma expresión que:

[Aquel extranjero]57 la pronuncia tan extrañamente porque la tiene por una sola
palabra.- ¿Pero no ocurre también algo diferente dentro de él cuando la pronuncia
–algo que corresponda al hecho de que él concibe la oración como una sola
palabra?- Puede ocurrir lo mismo dentro de él o algo diferente. ¿Pues qué ocurre
dentro de ti cuando das una orden así?; ¿eres consciente de que consta de tres
palabras mientras la pronuncias?58 […] –Y ya he admitido que el extraño
probablemente pronuncie de modo diferente la oración que concibe de modo
diferente: pero lo que llamamos su errónea concepción no necesita residir en algo
que acompañe la emisión de la orden (WITTGENSTEIN, s.f.: 35)59.

Los sentidos de las palabras, personas y personajes, reales e ideales, se muestran como
una formación abigarrada en tal taxonomía. Ésta clasificación aporta muchísimo al
inagotable campo del lenguaje. No es otra cosa que la pretensión de inventariar a través
del lenguaje la condición multívoca de las formas políticas de las superestructuras. Sobre
todo, se encuentran en las formas políticas habidas de manera yuxtapuesta en un solo
lugar. Este puede tener existencia objetiva o, en su defecto, naturaleza ideal.

56
“Es como si alguien explicara, que “[l]os juegos consisten en desplazar cosas sobre una superficie según
ciertas reglas…’ –y le respondiéramos: Pareces pensar en juegos de tablero, pero esos no son todos los
juegos” (WITTGENSTEIN, s.f.: 21).
57
El corchete es de Wittgenstein.
58
Los signos de interrogación son de Wittgenstein.
59
La cursiva es de Wittgenstein.

27
2.1. Las aporías bolivianas alrededor del NR60

Los procesos ideológicos bolivianos se aglutinan en torno a una “epistemé ideológica61”


todos los objetos sociales (Cf. ANTEZANA, 1987: 83). Esta epistemé tiene lugar en el
ensayo ‘Sistema y procesos ideológicos en Bolivia’ (1983). El tema tiene como núcleo al
nacionalismo revolucionario ‛NR’. En el ‘NR’ se configura “[…] un principio de orden
en el que ocurren los procesos históricos y doctrinarios” (ANTEZANA, 1987: 83). Y
también lo conforman aporías y desencuentros entre sus partes.

La configuración del proceso ideológico de Bolivia oscila a partir de Zavaleta entre formas
de estado y sus períodos del poder a modo del discurso oficial. El proceso cognitivo del
‘NR’ tiene en su seno el “centro” de la organización del poder estatal desde 1952 (Cf.
ANTEZANA, 1987: 61). Al ser la epistemé de los procesos ideológicos posteriormente
tiene entre sí una cualidad de ser la intersección de la historia contemporánea del país.

¿Qué significa esto? La forma epistemológica o ideológica parte, para Luis H. Antezana,
de:

[…] un campo discursivo donde aparecen, se organizan y definen una serie de


‛objetos’ sociales y políticos: el campo donde los discursos adquieren sentido. El
ejercicio del poder –conducido ideológicamente por el NR- oculta normalmente
las condiciones históricas que determinan su ejercicio. Dicho de otra manera, el
NR aparece como un discurso de todas62 las clases sociales aunque, en rigor,
instrumentaliza notablemente los intereses de las clases dominantes
(ANTEZANA, 1987: 62)

60
Se trata de las siglas de la epistemé Nacionalismo Revolucionario, de ahora en adelante por ‘NR’.
61
El tratamiento del NR es parte de la veta de un análisis, lingüístico, del discurso político. “[L]a referencia
central hasta hoy es el trabajo de Luis H. Antezana […] que articuló una matriz de análisis para pensar la
producción y transformación discursiva desde 1935 hasta los años 70. En este análisis el NR se vuelve la
matriz en torno a la cual se producen tanto los discursos de derecha como los de izquierda, una vez que este
discurso ocupa el lugar central en el horizonte discursivo-nacional” (TAPIA, 2012b: 15).
62
La cursiva es de Antezana.

28
Se parece más bien a una síntesis del siglo XX sobre Bolivia. Los contrapuntos de la
izquierda a la derecha pasan a ser una circulación pendular63 del poder. El poder tiene dos
aristas de carácter fructífero e infructífero. El señalamiento de los objetos sociales y
políticos es muy importante como fundamento del núcleo del ‘NR’. Las experiencias del
discurso político circulan por las intersecciones cognitivas del ‘NR’. Pero se articulan los
programas de gobierno las tendencias de la derecha y de la izquierda un ‘ideologuema’.
Se produce a través de un discurso político con el centro interseccional del ‘NR’.

Los ejemplos políticos son tan disímiles en apariencia del discurso. Se tienen en cuenta
como objetos políticos sólo a los partidos constituidos por sus estatutos programáticos. La
novedad en Bolivia –casi siempre– incide sobre otros objetos discursivo-sociales. Este
fenómeno produce un aumento en la aporía entre los objetos sociales. Por ejemplo, es
asida por la Central de los Trabajadores obreros asalariados. Y se reduce a un centro
ideológico de Bolivia del siglo pasado.

El discurso o forma estatal del ‘NR’ dicotomiza las dos astas de su círculo interseccional.
Las expresiones de la izquierda tradicional fragmentan en el siglo XX a su paso, sus
propias bases, al confluir en el centro político nacionalista-revolucionario. Las zonas mal
ubicadas del ‘NR’ participan en el discurso del fracaso de sus propios programas políticos.
Un caso particular fue la Asamblea Popular64 (1970-1971) inviabilizada de inicio a fin.

De alguna manera este paso por la historiografía del poder político es necesaria para el
resto. ¿Qué quiere decir esto? El resto es el pueblo sin participación y sin libertades

63
La aporía del NR es pendular, porque las expresiones ideológicas oscilan discursivamente en su episteme.
64
La cursiva es mía. La Asamblea Popular o Soviet Supremo es el programa sindical-obrero marxista, más,
afín a una lectura de subsunción general de teorías marxistas. Las contradicciones de raíz tienen un común
denominador, en los objetos sociales los pliegos sectoriales que constituían “[…] los trabajadores se referían
al poder obrero, la instauración del Estado socialista y las luchas guerrilleras de Ñancahuazú y Teoponte”
(SANDOVAL, 1979: 152) y políticos circulan entre las aporías del NR.

29
políticas. En su paso la ideología “[a] nivel discursivo, el murmullo ideológico del NR
asume para sí toda la ‛representación’ del ‛pueblo’ y no sería exagerado afirmar que el
resto permanece en silencio. El resto65, el ‛otro pueblo’” (ANTEZANA, 1987: 84). La
particularidad de este texto que no solo fue un estudio sociológico, habita en su carácter
una composición de elementos propios de Lingüística. Y considera en ese momento la
dimensión política del discurso oficial del estado boliviano. Su delimitación es la
articulación política del discurso. Mejor dicho, como un proceso de formalización de la
democracia a través de agentes políticos monopoliza las relaciones de politización.

En el siguiente capítulo se verá propiamente el planteamiento teórico de Luis Tapia. En la


‘la producción del conocimiento local’ se toma también a la crisis política. Hace parte de
su obra en contenido y en las estrategias de articulación.

65
La cursiva es de Antezana.

30
CAPÍTULO II

LA PRODUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO LOCAL

1. Concepto de Producción del conocimiento local, según Luis Tapia

En la obra intelectual de Tapia se expone, y a través de su lectura, la producción intelectual


de René Zavaleta Mercado. Este medio de análisis constituye un eje que se hilvana en
algunas consideraciones. La trama en unas “puntadas” teóricas es una forma de ejemplo
de la vida política/intelectual de Zavaleta (Cf. TAPIA, 2002a: 37). En la obra de Luis
Tapia se asume a las dos dimensiones de la producción de conocimiento local. En primer
lugar está el ámbito de lo específico. Y en segundo lugar se constituye un mecanismo para
hacerlo efectivo. ¿Qué es lo que estudia Luis Tapia en su relectura? Lo que estudia es una
síntesis teórica en los siguientes términos:

La idea general que guía este trabajo es que la producción del conocimiento local
se ha desarrollado elaborando categorías que puedan dar cuenta de la autonomía
de la política y de la especificidad de las historias, en cuanto momento, proceso
y totalidad, en relación a teorías más generales, pero dentro de las cuales no se
puede presumir su constante regularidad o subsumir todos los aspectos de la
política y todos los hechos históricos (TAPIA, 2002a: 19).

Se proporciona una explicación teóricamente sistemática de esas especificidades


históricas. “La producción del conocimiento local es, entonces, la elaboración de un
conjunto de síntesis, en la que opera un proceso de apropiación e interiorización de teorías
generales […]” (TAPIA, 2002a: 334). Principalmente a eso se llama ‘producción de un
conocimiento local’. Para Tapia una matriz teórica pertinente se asume como la actualidad
del pensamiento intelectual de Zavaleta. Todavía es un lugar de referencia en sus puntos
de partida. Las lecturas de historias locales y de su producción específicamente política
tratan –actualmente– sobre ciertos objetos sociales de estudio a nivel micro.

31
En la nueva generación de Luis Tapia, que es post zavaletiana, pervive a pesar de todo el
apogeo de las reformas al estado liberal. Ciertamente en este momento se deducen las
consideraciones que hace Luis Tapia sobre la obra ‘macrohistórica’ de Zavaleta. Es
particularmente es un precedente académico. Apoya sus herramientas de estudio a las
bases del concepto “centralidad proletaria” para ir a sus márgenes (Cf. TAPIA, 2002a:
420). Encuentra, relativizando ideas, al sujeto abstracto de la historia en clave
marxista/zavaletiana. También plantea otras formas de hacer conocimiento y subjetividad.

La obra de Zavaleta, en los anteriores términos, se ha vuelto a plantear en la problemática


actual o sea en la obra intelectual de Luis Tapia. Es un nuevo cambio en el enfoque de la
teoría política y, sobre todo, de las ciencias sociales. Se transita de los espacios a nivel
macro en la historia de la producción política. Se llega a considerar hasta las nuevas
circunstancias de estudio más bien sobre “lo micro, lo parcial, las coyunturas” (TAPIA,
2002a: 420). En la actualidad los canales de explicación, más no de descripción, se
complementan en otro conjunto de identidades y expresiones. Por estos medios, las otras
historias son verdaderamente locales.

¿Cuál es el argumento, para esta reflexión? Sin lugar a dudas, para Tapia es una forma de
abordar ciertas articulaciones de espesor teórico. Y se asumen en esta argumentación de
la siguiente manera:

Al igual que Zavaleta, elijo el marxismo como estrategia principal, no única, para
pensar los tiempos modernos y para pensar sus límites, para lo cual elijo a
Zavaleta. A partir de ahí hay que empezar a escuchar y reconocer otros saberes o
formas de conocer (TAPIA, 2002a: 424).

Hay una elección implícita por el marxismo, porque permite a gran escala el estudio de
una historia nacional de una sociedad y a partir de su aplicación como estrategia.

32
Justamente ahí están sus límites. Las densidades en cada uno de estos momentos,
cognoscitivo e incognoscible, originan una ampliación de perspectivas. Estas dan a sus
representantes varias dimensiones para los nuevos actores locales en su autoconocimiento.
Se relativiza de cualquier pretensión de validez del discurso real y concreto en un siglo
XX de la vieja izquierda, sobre la llamada centralidad proletaria.

Hay que hacer una distinción metodológica en la relativización del discurso marxista,
sobre todo, en sus dimensiones “proliferantes” (TAPIA, 2002a: 428). Se conforma “la
sustitución de la idea del proletariado como sujeto de la ciencia social […] por sujeto
históricos” (TAPIA, 2002a: 422). No se expande analíticamente sino como una dimensión
intersubjetiva hacia los márgenes del conocimiento de distintas otredades. Un segundo
nivel, amplía el concepto “masa” o el de “multitud”. Como “autodeterminación […]
significa que el proletariado no conoce sólo, pero se lo hace a partir de las condiciones de
articulación y circulación” (TAPIA, 2002a: 422). En el discurso de Tapia “lo sublime”66
encuentra significado a la postura zavaletiana (Cf. TAPIA, 2012: 54). Rebasado y fusionar
las reducciones de representación estatal da paso a un orden cotidiano. Es decir, se
conforma en una serie de democratizaciones del cuerpo político. Y se representa la
madurez de mucho tiempo en el “abigarramiento”, una parte atravesada por niveles (Cf.
TAPIA, 2002a: 422). Es modernamente incognoscible para un principio marxista, como
la ley de valor, en relación directa con las superestructuras preexistentes o abigarradas.

66
Lo sublime, como concepto, está sobre lo político en un conjunto de ensayos de Luis Tapia llamado
Politicidad. Y el momento de la masa “es el rebasamiento del estado y de la sociedad civil lo que produce
el tamaño que hace posible la experiencia de lo sublime. […] la gente siente que es parte de algo mucho
mayor que su familia, su grupo, su partido, su sindicato o su forma de identificación colectiva parcial”
(TAPIA, 2012a: 54).

33
1.1. La producción teórica

‘La producción teórica del conocimiento local’, posibilita un proceso distinto a la


apropiación e internalización de modelos generales. Se describe bajo esa consideración la
estrategia teórico-metodológica sobre ‘producción del conocimiento local’. Se muestran
las condiciones para “[e]l más amplio horizonte: […] el de demostrar la inteligibilidad de
un país supuestamente no inteligible” (ANTEZANA, 2009: 109). ¿Qué se realiza en una
producción teórica, como la de Luis Tapia? “[L]a producción de teoría adicional y la
articulación de los datos y hechos de la historia local […] se realiza a partir de la
producción de un concreto pensamiento o de la lógica del objeto específico, pero en
términos de una comunicación univerzable”67 (TAPIA, 2002a: 334).

Hablando propiamente de la producción teórica, existe una diferencia importante con los
tiempos históricos de cada sociedad. Hay que aclarar algo sobre Luis Tapia y René
Zavaleta. Ambos pertenecen a dos tiempos de producción intelectual cronológicamente
diferentes. Sufren, al menos, un desplazamiento las Ciencias Sociales por efecto de la
Globalización. Después de aquel ocaso, se habla en la actualidad del pensamiento de
Zavaleta y de las reformas del estado liberal. Con el deceso de René Zavaleta en 1984, los
zavaletianos coinciden en la inconclusión del pensamiento crítico boliviano. Con estos
problemas, América Latina recibe al libre mercado autorregulado. Y con las reformas
políticas que genera en los estados, viabiliza las incipientes democracias. Tiene
sistemáticamente un giro en la forma de producir teoría de estas estrategias.

Las Ciencias Sociales de corte liberal explican, ¿por qué? de la orientación de las nuevas
problemáticas sobre institucionalidad del estado. Según los nuevos giros, por ejemplo,

67
Este neologismo deriva del sustantivo ‘universal’ que ha utilizado Luis Tapia (2002a) para caracterizar el
tema de su tesis doctoral ‘La producción del conocimiento local’.

34
cambian de líneas de investigación. Se puede decir que las Ciencias Sociales ofrecen
actualmente dos visiones de mundo y de la sociedad:

En el trabajo de las ciencias sociales en Bolivia hay otro cambio o desplazamiento


que vale la pena comentar. En relación a Zavaleta, diría que la preocupación de las
ciencias sociales se ha desplazado del interés por el autoconocimiento al de la
gobernabilidad; lo cual implica una sustitución de una preocupación emancipatoria
por una preocupación conservadora. Esta orientación es más patente en el análisis
político y en la economía, por supuesto (TAPIA, 2002a: 424).

Sin embargo, se remarca un giro ético para la función crítica. Respecto a estudios
específicos, ahora se analizan nuevas temáticas –de artesanos, indígenas, feministas–
relacionados en torno a los nuevos sujetos históricos. El verdadero mal entre 1985-2000
de las Ciencias Sociales se fija en una atención conservadora. Estudia principalmente los
temas de estabilidad y el asentamiento de la gobernabilidad política. Al darse las reformas
del estado liberal las mismas exigen también un estudio de tipo moderno. La característica
principal supone una imparcialidad o neutralidad.

O sea, se tiene la intención de asumir la posición emancipadora de analista y teórico del


asunto político. Según Luis Tapia, “[e]ste giro hacia la gobernabilidad […] en las ciencias
sociales, se ha dado, generalmente, a través de la adopción y utilización de modelos de
análisis político y social de democracia representativa, modernización y el sistema de
partidos” (TAPIA, 2002a: 424). La crítica que hace responde a la aplicación
modernizadora de los contextos específicos. Porque es una descripción exagerada de la
institucionalidad estatal. Bajo esta premisa rompe con los modelos de subsunción. Un
canon del “modelo político anglosajón” resulta de variables fallidas al margen de su
esquema de reducción (Cf. TAPIA, 2002a: 424). Se excluyen temas y problemas de
“sujetos que no se han modernizado” (TAPIA, 2002a: 424). Este es un desconocimiento
de las teorías tecnocrático liberales de la gobernabilidad.

35
2. Síntesis: un Barroquismo modernista y local

El constructo inagotable de historias locales en el Barroquismo modernista es la fuente de


la producción de formaciones abigarradas. ¿Por qué se asemeja el movimiento cultural
del Barroco con un estado de abigarramiento como en Bolivia? Porque el barroco
hispanoamericano es el complemento al ệthos68 andino. Se explica en tanto abigarrada y
soterrada en los estados nacionales actuales como el boliviano.

La condición de Bolivia es anacrónica y los tiempos históricos en ella son compuestos.


Los sistemas de producción o modelos de regularidad agrarios y seminómadas hilvanan
con el modelo capitalista una verdadera producción cultural. En el barroco
hispanoamericano, como movimiento, se hilvana producción cultural de “la colonia”69
(Cf. GARCÍA PAVÓN, 2000: xiv). La literatura latinoamericana tiene a nivel de
producción cultural una explicación compleja en la distinción de los tiempos históricos.
El ‘realismo mágico’70 es el medio de aquella producción cultural. Principalmente se
pronuncian las exuberancias del continente a través de la verosimilitud de su narración.
La obra bibliográfica de Luis Tapia compara el modelo latinoamericano del Barroco con
las sociedades abigarradas, preexistentes a la Colonia. Dominadas y desarticuladas por
esta y se soterran por el estado moderno nacional.

Los estudios de Latinoamericana no fueron lamentablemente integrales con lo cultural.


Las investigaciones del siglo pasado desconocieron el mito o la tradición partiendo de los

68
La cursiva es mía. El ệthos se entiende como el modo de ser, ligado a los usos y costumbres.
Etimológicamente el ệthos proviene de “[é]tico, hacia 1440, lat. ethicus. Tom. del gr. ẽthikớs ‘moral, relativo
al carácter’, derivado de ệthos ‘carácter, manera de ser’” (COROMINAS, 1987: 260).
69
En ese sentido, “[…] la vigencia del pasado colonial en nuestra historia no se encuentra solamente en las
estructuras sociales y políticas de la [América Latina] moderna, es más profunda de lo que a veces se piensa”
(GARCÍA PAVÓN, 2000: xiv-xv el corchete es mío).
70
Por realismo mágico se entiende el “[m]ovimiento literario hispanoamericano surgido a mediados del
siglo XX, caracterizado por la introducción de elementos fantásticos inmersos en una narrativa realista”
(RAE, 2014).

36
reduccionismos. Ante esto, surge un gran número de problemáticas que se señalan en los
siguientes párrafos.

Por razones diferentes fue insuficiente estudiar las anteriores formas de la dimensión
cultural de América Latina. Es decir, cae en crisis el planteamiento de los “enfoques
desarrollistas” con una versión tan obstinada de lo moderno versus lo tradicional (Cf.
MORAÑA: 2006: 25). Por otro lado, el “sociologismo” genera un exceso de pirotecnia
teórica sin vínculos con la tradición cultural (Cf. MORAÑA, 2006: 25). Surgen ciertas
problemáticas de los países latinoamericanos reclamando estudios específicos sobre sus
confines culturales. A mediados del siglo XX, se escuchan voces académicas
latinoamericanas de ‛colonialismo’, ‛dependencia’, ‛cultura popular’ y ‘conciencia’.
Fueron parte del asidero de pensamiento en la historia latinoamericana.

Surge, en ese sentido, la necesidad de buscar articulaciones con cierta tradición cultural
latinoamericana. Se indagan los modelos –puros y eurocéntricos– a nivel estético e
ideológico:

En efecto, se busca en esta etapa de la historia continental al menos una de las


vertientes de la tradición cultural del continente. Es solamente a partir del estudio
de esas raíces propias que puede rescatarse y comprenderse la singularidad
conflictiva de la cultura latinoamericana, nacida tanto bajo el signo de la violencia
y los intereses del dominador, como de la creatividad y resistencia del dominado
(MORAÑA, 2006: 26).

El Barroco, como la relectura de estudios ideológicos, conforma un “código expresivo”


en la interpretación de articulaciones hegemónicas Cf. MORAÑA, 2006: 52). Es parte de
la sociedad virreinal, las castas, etcétera y su asimilación en otras formaciones sociales. A

37
nivel local de la Colonia se lo considera un paradigma cultural. No se puede entender el
conflicto sui géneris de América Latina sin los vestigios de raíz del Barroco americano.

¿Qué es el Barroco? En una definición precisa es “el arte de indios o, al menos, de mestizos
[…]” (MORAÑA, 2006: 28). En sus inicios fue un modelo implantado de la Metrópoli
política en las Indias para la estabilización, en este caso, de la monarquía española. Su fin
fue un dominio ideológico y cultural. De ahí surgieron otros discursos de resistencia, por
ejemplo, el de la marginalidad criolla71.

El Barroco, como proceso cultural, requiere de nuevas relecturas sobre las


reivindicaciones en cuanto a su literatura y estudios culturales. No fue paralela la
condición del movimiento Barroquista a la del abigarramiento. Se permite la aplicación
del modelo Barroquista en la relación de la dominación del colonizador. Y se desarticula
con los tiempos históricos del abigarramiento.

¿Cuál es la definición más cabal del Barroquismo? El “‛barroquismo’72 se asocia a una


condición intrínseca de América Latina exuberancia geográfica, volubilidad política, por
ejemplo” (MORAÑA, 2006: 52). Deriva de aquella condición el Barroco. En las
excentricidades se asocia la conexión realista de la geografía latinoamericana.

71
Una reinterpretación del Barroco americano trata sobre el “[d]iscurso de la marginalidad criolla y su […]
desmontaje de la sociedad virreinal en sus contradicciones y conflictos, utilización del discurso crítico y la
polémica como fijación de la identidad criolla, dinamización del concepto de patria como ideologema
protonacional, representación de la cotidianeidad y sectores populares, integración de elementos de la
cultura indígena en diálogo con las formas canónicas peninsulares […]” (MORAÑA, 2006: 59-60, las
cursivas son mías).
72
La exuberancia en “América, continente de simbiosis, de mutaciones, de vibraciones, de mestizajes, fue
barroca desde siempre […]” (CARPENTIER, 1975).

38
¿Por qué el Barroco hispanoamericano es considerado actualmente un paradigma cultural
de lo Criollo? Desde sus inicios se denomina como el “período de estabilización virreinal”
(Cf. MORAÑA, 2006: 27). Fue un producto cultural del estado. Tiene fases de traslación
de los modelos estéticos metropolitanos hacia las Indias. Sobre todo, fue permanente en
la primera etapa de la Colonia. Este período tiene una dinámica muy tensa entre los
modelos estéticos europeos en el Nuevo Mundo. En la literatura existen muchas voces que
reivindican la obra de sor Juana Inés de la Cruz73 o la obra de Juan de Espinosa Medrano74.
Sin embargo, muchos “hispanistas sobre todo extranjeros” menosprecian al Barroco
hispanoamericano (Cf. MORAÑA, 2006: 28).

¿Por qué adquiere un discurso cultural a la vez marginal con respecto al de las metrópolis?
Porque se produce un proceso llamado “fenómeno de retorno” o de un efecto discursivo
de la marginalidad criollo-barroca (Cf. MORAÑA, 2006: 31). Después del período de
estabilización virreinal “el barroco adquiere así la dimensión de un verdadero paradigma
cultural, formalizado y cultivado de espaldas a la realidad colonial” (MORAÑA, 2006:
30).

Iniciado el siglo XVII, cerca del año 1620, se da un surgimiento del “espíritu criollo” en
la producción cultural de las colonias españolas (Cf. MORAÑA, 32). La decadencia de la
Metrópoli tiene efectos en la movilidad sociocultural de las Indias. “[El] ‛criollismo’ […]
se manifiesta como el nuevo régimen indiano […]. Los estudios de historia social lo
remontan en general al resentimiento de los conquistadores y primeros pobladores

73
La obra de Sor Juana Inés de la Cruz “[…] ha sido juzgada durante mucho tiempo como un capítulo
desprendido de la historia literaria española, accidentalmente situado en el contexto de la Nueva España”
(MORAÑA, 2006: 28).
74
Juan de Espinoza Medrano ha sido “[u]n mestizo, apodado el lunarejo, nació en el Cuzco. Ha escrito su
excepcional Apologético a favor de don Luis de Góngora […]. Los textos más importantes de la literatura
americana del siglo XVII aparecen como productos excepcionales por su fidelidad a las formas canónicas
[…]” (MORAÑA, 2006: 28, el subrayado es de Moraña).

39
‛americanizados’ que se sentían mal recompensados por la Corona” (MORAÑA, 2006:
32). La sociedad criolla es la constitución de una nueva subjetividad hispanoamericana.

¿Para qué se caracteriza el Barroco como complemento del abigarramiento boliviano? Se


caracteriza para elaborar una definición del Barroco. Y por otra parte se da en forma
complementaria a partir de sus formas o composición. La composición de abigarramiento
es básicamente heterogénea según la especificidad de los países latinoamericanos. Las
fusiones del Barroco son un tipo de “producción cultural” en variables estético-sociales
(Cf. TAPIA, 2002a: 320).

El discurso de Tapia subyace en un presupuesto fundamental de lo abigarrado. De ahí


surge la pregunta, ¿qué es lo propiamente abigarrado? En principio “la idea de
abigarramiento es un concepto negativo, pero es una condición de posibilidad para
comprenderse en la condición de dificultad […] y sobre todo para construir algo común”
(TAPIA, et. al. 2008: 50). Lo abigarrado transita puesto entre los conceptos más
complejos de las realidades, espacialmente, in-subsumibles. Es una especie de
estandarización clásica de la ‛ley del valor’.

El abigarramiento “[e]s, también, un modo de pensar los límites de la modernidad y los


procesos de modernización, sobre todo en las periferias, pero todavía es un pensamiento
a partir de uno de sus principales modernismos: el marxismo75 […]” (TAPIA, 2002a: 432).
Las características ambiguas de lo abigarrado entienden las fronteras de la modernidad
como otro paradigma. También comprenden la magnitud tan cerrada de los proyectos
modernizadores a través de una negación-sustitución.

75
La cursiva es mía.

40
Igualmente, las teorías estudian la gobernabilidad como objeto institucional a partir del
modelo regulado por el mercado liberal. Son inconstantes e ingenuas de esta densidad
política. Se trata de aportar algo en común que sea difuso. Y complejo a la vez unifica las
sociedades, perpetra un sentimiento excelso.

2.1. La actualidad de las ‘teorías pasadas’ y la novedad del conocimiento local de


Luis Tapia

La validez y vigencia de las teorías pasadas recorren la obra intelectual de Zavaleta. En


cada uno de sus núcleos varias ideas fueron regulativas. Por ejemplo, están la formación
social abigarrada y la intersubjetividad. Se parte de un análisis inusual y de un
planteamiento explicando la política. ¿En qué medida, se actualiza una idea o concepto de
Zavaleta, para que surja una nueva interpretación de la política?

Primero se responde, “¿Qué significa hacer política?” (TAPIA, 1996:20). Con la idea de
politizar, propia de todos los sujetos, se responde al lugar que ocupan los sujetos. El modo
más explicativo recorre las reformas liberales y la globalización. Algo así surge a partir
de las novedades en las ciencias humanas y de los procesos político-culturales específicos.
Esto permite la democratización del estado. Las nociones de formación social abigarrada
e intersubjetividad, según Luis Tapia, se vuelven una meta. “Lo bueno sería que los puntos
de partida no sean también puntos de llegada, como puertos inmóviles a donde los
pescadores (de significado y sentido)76 vuelven con las redes iguales y con el mismo
resultado siempre” (TAPIA, 1996: 24). También los conceptos zavaletianos de formación
social abigarrada e intersubjetividad in toto son los puntos de partida. Hacen de la
intelección un devenir del sentido de la actividad política. Se explica el sentido político
antes que una definición simplemente standar.

76
El paréntesis es de Tapia.

41
Sobre este punto, las teorías pasadas y la idea de intersubjetividad tienen su plataforma en
un momento constitutivo, como proceso de conocimiento de la política. El momento
constitutivo radica en que “[e]l peso de la noción de intersubjetividad se puede ver en
todos los conceptos principales de la teoría zavaletiana, como los de ecuación social,
momento constitutivo, fondo histórico, crisis, medio compuesto y masa […]” (GIL, 2006:
109). La intersubjetividad es una fuente espacial donde subyacen las otras expresiones,
como la producción de “nuevos conocimientos y formas políticas” (TAPIA, 2002b: 71).

La producción del conocimiento local se caracteriza por estudiar los márgenes de las
teorías pasadas generales igualmente se fundamenta en una sucesión de puntos de partida
y de integración a otros sentidos. Se integran los sentidos cognitivos a la forma o lugar de
producir política como una ‘politización’.

Una consistencia al dar respuestas se determina en los siguientes puntos. Primero, “las
condiciones de posibilidad” hacen una diferencia inicial sobre el conocimiento histórico
(Cf. TAPIA, 2013: 44). Consecutivamente se profundiza el tema del sentido de la política
a partir de otras fuentes. “La historia es la condición primordial en la producción del
conocimiento local” (TAPIA, 2013: 44). Segundo, se conoce no solo versiones
historiográficas. Las “interpretaciones que los individuos y las colectividades han
articulado sobre la historia de una sociedad o de un país, o de un pueblo, un lugar”
(TAPIA, 2013: 44).

Hay que tomar en cuenta los sentidos articulados en la politización de todos los sujetos
institucionalizados y marginales. El tomar en cuenta esto une lo local en “[…] el
conocimiento de un conjunto más o menos amplio de teorías generales aunque el

42
investigador haya optado por una estrategia teórica especial o específica” (TAPIA, 2013:
44-45).

El investigador de estrategias teóricas tiene la función de utilizar otras teorías en


complementariedad a sus propios alcances más allá de su matriz marxista. Es una
articulación teórica de carácter coherente, explicativo y complementario. Este tipo de
investigador parte de un análisis de la realidad, en el caso concreto, de una tradición. Por
eso es pertinente el uso de otras estrategias teóricas y metodológicas. Se elabora a partir
de una proyección postmoderna. La matriz de este análisis, como el zavaletiano, es
integralmente marxista. Desde la versión de Luis Tapia, se puede exponer un punto
fundamental de la matriz marxista de Zavaleta, sobre la posición de clase. El énfasis en la
clase obrero-minera fue la síntesis marxista de René Zavaleta. Uno de sus conceptos
fundamentales es ‘la centralidad proletaria’. Sin embargo, Tapia propone usar otras
teorías, no en el sentido forzado de aplicarlas. Sino complementa experiencias
postcoloniales previas en un diálogo de sur-a-sur. Los recursos metodológicos están entre
los Subaltern Studies de la India y en los debates postcoloniales desde el discurso
posestructuralista.

A propósito de las teorías generales, las que se relativizan según Luis Tapia, en relación a
lo comentado se dice que:

Las teorías generales o probabilísticas son las que nos permiten captar lo macro,
lo estructural, lo causal, lo invisible a simple vista. Las teorías generales también
pueden ser vistas como el producto de una larga historia de acumulación de
conocimiento, que a su vez pasa por sustituciones, reformas y desarrollos del
conjunto de ideas que utilizamos para pensar lo social (TAPIA, 2013: 45).

Ahora la relativización de la matriz marxista originaria responde a la diversificación


sistémica en los sujetos políticos y sociales actuales. Esta versión sistémica se revela como

43
las teorías generales tienen una vigencia cognitiva en el contexto. Los sujetos o agentes
de significación ‒para Luis Tapia‒ encuentran en discursos subjetivos sentido de ser. Se
producen más procesos teóricos. E innovan nuevos métodos con variantes al interior para
pensar actualmente lo social y lo político.

Se requiere de un entramado de aquello llamado “subsuelo del abigarramiento” de carácter


cognitivo o político (Cf. TAPIA, 2002b: 69). La bisagra teórica articula Luis Tapia en el
sistema de ideas basado en René Zavaleta. El subsuelo o ese intersticio del abigarramiento
es históricamente periférico y distorsionado por las modernizaciones aparentes77.

Por un lado, hay una diferencia abismal en el (re)conocimiento del abigarramiento social,
cultural y político, como resultado de la colonización. Por otro, se tiene una propuesta a
nivel de democratización de las formas de gobierno. Y está la participación política de
las diferentes civilizaciones desarticuladas y dominadas por el abigarramiento.

Sintetizando el proyecto de Luis Tapia se muestra como un (re)conocimiento crítico, pero


democrático sobre la condición multisocietal de países estados como Bolivia. Su
propuesta se basa, a la par, en la organización de esta complejidad social y política. Sobre
todo, tiene en la política su base de una participación igualitaria de instituciones. Se
encuentran las formas de gobierno distintas en su matriz cultural y civilizatoria. Esto es
clave.

En el último capítulo se desarrolla el concepto de lo multisocietal y su articulación, como


cogobierno democrático compuesto, a partir de la idea de una producción política. El

77
El proceso de fundación de los proyectos estatales latinoamericanos, del siglo XIX, responde al proyecto
de los estados nacionales más o menos liberales.

44
concepto de cogobierno multisocietal es la propuesta de Luis Tapia. Y se pretende –en
este trabajo– aplicar a la idea de crisis como producción política.

45
CAPÍTULO III

EL COGOBIERNO MULTISOCIETAL, COMO NÚCLEO DE LA POLÍTICA


MESTIZA

1. La producción de la crisis como nuevas formas políticas

Aclarar el concepto de “crisis” en la obra de Luis Tapia, como forma política cuyo efecto,
desemboca en la dimensión multisocietal con otra matriz civilizatoria. La crisis como
producción política se articula después de revisar el concepto de crisis de la primera parte.
La crisis como producción política viene a ser una especie de prolegómeno de las actuales
transformaciones políticas del país y de la idea de democracia.

Se integra el concepto de la crisis como producción política en la condición multisocietal.


Como punto de partida se conforma contemporáneamente en las sociedades políticas,
sobre todo, de corte liberal. Es el lugar donde se funda la institucionalidad política actual
para los estados nacionales. Con la abstracción del ‘Cuerpo Político’ se establece un poder
público y a través de sus órganos para garantizar el ejercicio de las libertades y derechos.
Los que hacen parte del Cuerpo Político, o sea, los ciudadanos tienen la posibilidad de
ejercer efectivamente un activismo político y otro tipo de libertades con el límite en la ley.
En este sistema, se restringe la verdadera condición política de cada habitante cediendo
parte de su libertad natural al poder público instituido por vía de la democracia.

Así, ¿cuándo se dan las condiciones de encuentro y vivencia sublime de la política? Se


dan tales condiciones de participación en términos de lo sublime, cuando:

46
hay ciertos momentos en los que se configura formas de encuentro y de acción
política que rebasan las diferenciaciones que en la vida cotidiana organiza la
sociedad civil en torno a líneas de clase, género, ideología y otras, y también las
que el estado y la estructura económica producen y reproducen de manera
constante como parte de las formas de explotación y de dominación. En estos
momentos de fusión hay un cambio de condición (TAPIA, 2012a: 53).

Esta afirmación considera en cierta medida a las formas convencionales de participación


política básicamente como las dominantes. Porque aún no han experimentado momentos
de cambio o de fusión en sus condiciones materiales de vida. Se limita a la participación
política a partir de una rígida institucionalidad. Casi todos los grupos humanos tienden al
gregarismo, o sea, al corporativo-gremial78 per se y anterior a un sistema meritocrático.
Cada sociedad civil construye un nivel de participación política más allá de las
instituciones. Por ejemplo, ¿en qué tiempo se ejercen los derechos políticos del pueblo
soberano? Los derechos del pueblo se ejercen entre cuatro a cinco años de legislatura bajo
el nombre de período constitucional. Esta respuesta es suficiente para el régimen de estado
de derecho. La participación de la política se restringe de una sociedad civil a un momento
efectivo de su acción política. Hay un cambio, una propuesta que provoca el viraje de esa
condición. Esta se llama ‘conciencia de masa’.

La propuesta del carácter político de la sociedad civil radica en la noción de lo sublime,


como lo excelso y eminente. Al respeto, según Luis Tapia, se experimenta lo sublime en
los hechos:

Es el rebasamiento del estado y de la sociedad civil lo que produce el tamaño que


hace posible la experiencia de lo sublime. Un modo de pensar este momento de
fusión y de rebasamiento es la noción de masa. En el momento de la masa la gente
siente que es parte de algo mucho mayor que su familia, su grupo, su partido, su
sindicato o su forma de identificación colectiva parcial. Es un momento crítico de

78
“Por lo general el sentimiento de lo corporativo o lo gremial suele ser el más fuerte en la configuración
de la sociedad civil […] en este ámbito con el estado” (TAPIA, 2012a: 48).

47
fusión de lo humano o de experiencia intensa de lo humano como condición social
e histórica a partir de la presencia en un movimiento masivo (TAPIA, 2012a: 54).

El estado sublime de la política engloba todo en una sola palabra, es decir, el desborde.
La venida de lo sublime como crisis descompone la falsa linealidad, v. gr., de una
representación democrática en el marco de las instituciones estatales. A partir de la
(im)posible representación concentra a los sujetos políticos. Las esferas de los partidos
políticos tradicionales y de los sindicatos se desestabilizan en su estructura y jerarquía.
Por otro lado, se deja atrás proyectos ideológicos como miradas unilaterales por la
condición autoconsciente de la masa o multitud.

Con estas consideraciones la producción de la crisis genera un nuevo conocimiento y


nuevas formas políticas. Porque toda configuración social supuestamente estable tiende a
dislocarse de un estado latente o conservador a otro más bien insurgente. Los países
abigarrados, como Bolivia, generan una repercusión aplicada en una metáfora. La
metáfora es el “viaje al centro de la tierra sería un viaje por el subsuelo del abigarramiento
[…]” (TAPIA, 2002b: 69). Los lugares desconocidos por la subjetividad estatal-nacional
tienen en su visibilidad solamente a la centralidad proletaria. Y se encuentran en los
intersticios políticos de Bolivia, o sea, en la patria profunda.

Después la heterogeneidad del subsuelo político aparece tomada por el modelo llamado
Barroquismo modernista. Del mismo modo la condición posmoderna del Barroquismo,
como vanguardia o una herramienta, construye un nuevo pluralismo democrático. Así
pues, la idea del subsuelo –para Luis Tapia– incluye los siguientes términos:

Cuando en el subsuelo político las cosas se agitan de tal modo que algunas
autonomías levantan la cabeza, la superficie de la forma dominante empieza a
quebrarse o fisurarse. La forma dominante ya no puede sintetizar y articular de
forma subalterna los movimientos del subsuelo. En las crisis las sociedades se

48
deforman porque cambia la superficie, por un lado, y porque en las crisis
producidas por movimientos del subsuelo hay una dilatación de la sociedad, ya
que hay más movimiento de fuerzas en esas coyunturas, que desarticulan las
estructuras (TAPIA, 2002b: 70).

Los subsuelos o intersticios políticos de los autogobiernos provocan el agrietamiento de


la superficie, o sea, de la superestructura ideológica y política del nivel estatal. Las
coyunturas políticas altamente conflictivas funcionan a nivel micro de acuerdo a las crisis.
Es decir, se constituyen las multitudes, como en el 52 y en noviembre del 79, y repercuten
en su carácter inédito o del (auto)conocimiento de la crisis. Las formas de autogobierno
del subsuelo político volverán a ser pensadas. Se pueden encontrar formas de
autogobiernos desiguales –democráticamente– en relación de las unas con las otras.
Además se las divide social y políticamente. Ahora se asume el reto.

Es más fácil encontrar países con estados nacionales con un solo principio organizativo,
como el estado liberal parlamentario o presidencialista. En este tipo de organización
estatal, la superficie consta de un único núcleo occidental. En las sociedades liberales
capitalistas existen modos de hacer análisis de la política. Y estas giran a partir de la
función atribuida a la gobernabilidad. Por tanto, las sociedades capitalistas propician
actualmente la formación de un pensamiento neoconservador. A partir del período de
reformas al estado en los 90’s se inicia el conocido ‘neoliberalismo’. En cambio las crisis
de las sociedades abigarradas –dice Luis Tapia– se originan cuando:

producidas por un fondo histórico abigarrado que se mueve políticamente, instaura


una fluidez y deformación que produce una polisemia más o menos extendida que
da lugar a la ambigüedad morfológica una vez que las estructuras ya no están
estables. […] En las crisis [a]parecen más cosas (acompañadas de una mayor
polisemia)79; por esto es posible explotar cognitivamente estas coyunturas
(TAPIA, 2002b: 70).

79
El paréntesis es de Tapia.

49
Así las estructuras tradicionales de producción política muestran, por ejemplo, la
relativización de la condición minero-sindical y proletaria a anteriores a los momentos.
La crisis provoca cortes o hitos en una polisemia en las formas de entender una sociedad
política tan abstracta, como la forma estatal-nacional. Posteriormente la forma del estado
nacional se deforma y democratiza en la participación más ubicua de cogobierno. Se
disloca de sus anteriores formas de autogobierno local. Se decide sobre otra composición
política. Justamente las comunidades locales –indígenas y sindicales– aparecen en las
regiones de una democracia más compuesta. Las multitudes autogestionarias y formadas
en coordinadoras ciudadanas, fueron el aporte para un cogobierno pluralista. En la idea de
‘política mestiza’, por ejemplo, se forma el núcleo del abigarramiento. En una fuente de
redes complejas se relaciona con su composición política.

La idea de crisis se articula, en una conclusión, como la producción política. La crisis


como producción política es innegablemente formadora de democratizaciones. Por otro
lado, ¿en qué consisten los procesos de democratización? Siguiendo esta línea –de Luis
Tapia– lo constituyen los procesos de democratización de movimientos masivos:

Las democratizaciones más globales que suelen ocurrir como reconocimiento de


derechos o inclusión de participación a nivel del estado, suelen ser producto de la
configuración de espacios democráticos producidos organizados y mantenidos por
los movimientos sociales. […] Las democratizaciones no se generan por lo general
en el seno de las instituciones de la representación política, como el sistema de
partidos y parlamento. En la mayor parte de los casos en los que esta instancia ha
producido reformas legales que introducen una ampliación en las áreas de igualdad
o reducen desigualdad en otras, ha sido en respuesta a acciones políticas hechas
desde fuera del sistema de partidos y como resultado de presión sobre los mismos
partidos para introducir reformas en el seno del estado (TAPIA, 2009: 115-116).

La participación de los “sujetos” periféricos una acción política se determina a partir de la


crisis política (Cf. TAPIA, 2009: 116). Como una nueva forma de conocimiento de las
instituciones aparentes establece la superficie estatal. La condición multisocietal es el

50
reflejo de algunos países como Bolivia. Así Bolivia es un país multisocietal a causa de su
colonización. Y se construye, en este sentido, una democratización igualitaria en relación
con las instituciones del estado liberal. A partir de esa complejidad se da la figura de las
‘totalidades concretas’. Los procesos de descolonización diseminan sus complejidades
desde el interior de los estados capitalistas. Una verdadera inclusión consiste en ir más
allá de la posibilidad ficticia de igualdad y oportunidad ambas jurídicas.

Cada situación de crisis implica un nuevo relieve de la superficie aparente situando a la


democracia representativa y a sus partidos políticos. Se resquebraja una supuesta
estabilidad. Las identidades productivas de carácter agrario se encuentran en el subsuelo
de una sociedad abigarrada. Los proyectos civilizatorios circulares en lo político y,
teogónicos en lo ideológico, están fuera definitivamente del aparato estatal. Finalmente,
¿qué cuestionan de las crisis los movimientos surgidos de la masa? Básicamente se
cuestionan dos puntos a la dinámica de la masa movilizada. Primero, se recae en una
ruptura de lo político sobre esos movimientos. Son ejemplos válidos esas crisis de los
gobiernos de Bolivia. Algunos países latinoamericanos experimentan cuestionamientos a
nivel de las “estructuras de monopolios” de las reformas al estado liberal (Cf. TAPIA,
2009: 119). Segundo, se dan en la etapa neoliberal o de la autorregulación del mercado
prácticas estratificadas del colonialismo y neocolonialismo. Son más bien formas de
“exclusión” (TAPIA: 2009: 119).

A continuación se profundizan las ideas del abigarramiento en países como Bolivia. El


concepto de abigarramiento se complementa a través de alternativas democráticas. El
abigarramiento se conforma en los lugares más soterrados. No solo son los geográficos
sino también en las instituciones políticas.

51
2. Lo abigarrado, como desarticulado y dominante

La dificultad del abigarramiento lo atraviesan países como Bolivia en su composición


política. Las formas de gobierno condicionan los principios de organización de cada
sociedad. Lo que se podría llamar modernizaciones aparentes de estos países, plantean un
discurso oficial, a partir de la fundación en 1825 del estado republicano. Se asume
supuestamente una forma de gobierno constitucional dejando el colonialismo. Y como un
norte del unitarismo político se organiza como único principio civilizatorio.

Las teorías pasadas articuladas a la producción de un conocimiento local vuelven, otra


vez, a revisar la obra de Zavaleta. Y se combinan con una introducción sobre la condición
del abigarramiento. La teoría política latinoamericana refleja un aporte hasta ese momento
poco conocido al menos de Bolivia. Consecuentemente, la situación en Bolivia –de las
últimas décadas– está disminuida por la aplicación excesiva de teorías generales. Todas
son foráneas a contextos específicamente locales. Se reitera el cambio de rumbo del
estudio de las Ciencias Sociales también, a partir de las nuevas generaciones de analistas.
Siguiendo en esto, las generaciones de jóvenes académicos atienden el desenvolvimiento
de los conflictos alrededor de una supuesta estabilidad. Se trata algo así como una máxima
de conducta. El paso de una estructura estatal a otra capitalista, esteriliza la producción de
una verdadera teoría crítica. Y por el contrario, reduce a un estudio neutro a la economía
de mercado. De tal modo se explica un rechazo coyuntural de los temas tratados sobre un
autoconocimiento de una sociedad como la boliviana.

La heterogeneidad de una sociedad es para Luis Tapia la condición de antípoda. O sea, en


la superficie homogeneizadora se la deduce de la siguiente manera:

52
Mientras exista mayor homogeneidad entre la cualidad del principio organizativo
y las otras relaciones configurantes de una sociedad, la forma de ésta tiende a ser
más regular y estable, con formas de experiencia y sentido más compatibles y
compartidos. En la medida que la composición sea más heterogénea, la forma de
la sociedad se vuelve más irregular e inestable, a la vez que se torna más
polisémica. La heterogeneidad puede provenir de la existencia de varios principios
organizativos con o sin predominio de uno de ellos, o de la existencia de un
principio organizativo único en torno al cual se articulan relaciones provenientes
de otro horizonte civilizatorio (TAPIA, 2002b: 57).

La prueba plena de estas afirmaciones está, por así decirlo, en la superficie de cada
sociedad. Sin embargo, se tiene una sociedad políticamente unitaria, monocultural y con
un horizonte civilizatorio occidental. No se indaga más allá de una linealidad de su
historia. En el esquema marxista, la superestructura precede una vez más a la base o
infraestructura. No se entiende así –en una paráfrasis de Zavaleta de Las formaciones
aparentes en Marx– en ese ejemplo al moderno Estado israelí. Se relaciona con la
influencia ideológica del Sionismo. Igualmente, no se tiene un juicio cabal sobre el estado
liberal inglés sin la historia de su tradición monárquica.

Mientras más sociedades coexistan en un territorio mayor será su polisemia, sobre todo,
de los principios organizativos en autogobiernos superpuestos. Tienen el status divergente
de origen propio de un estado moderno. Igualmente la heterogeneidad se muestra más o
menos como un alto relieve de la superficie. Pero se ha hace todo tipo de esfuerzos para
ocultarla e invisibilizarla. “[S]e ha producido una composición en la que se contienen dos
o más sociedades y una de ellas predomina y domina sobre las demás [un] soterramiento
de las formas subalternas” (TAPIA, 2002b: 58). A lo largo de la historia republicana de
Bolivia predomina en los siglos XIX y XX el discurso estatal más eurocéntrico. Es a partir
de la “totalidad única, o sea, una sociedad” (QUIJANO, 2000: 225).

Para Luis Tapia, el abigarramiento se define a nivel político y social. Continuando


textualmente la construcción local de Bolivia se dice, así:

53
El abigarramiento significa la densa coexistencia de dos o más tipos de sociedad
que se han sobrepuesto y penetrado, generalmente como resultado de relaciones
coloniales. Hay variedad o diversidad social y cercanía pero no hay articulación
continua y orgánica a lo largo de los cuerpos sociales y los territorios productivos
y políticos. El abigarramiento significa que coexisten o se juntan muchos colores
lado a lado pero no se fusionan produciendo otro tono o color nuevo y único
(TAPIA, 2002b: 58).

Se descubre la situación boliviana como la sobreposición de sociedades a consecuencia


de la ‛revolución del 52’ y de un itinerario político del nacionalismo revolucionario. Las
identidades abigarradas se encubren en un territorio autodenominado estado nacional. Se
da en los siglos XIX y XX a pesar de la yuxtaposición de poblaciones. Y la Historia
económica de Bolivia fue “[m]ayoritariamente rural y agrícola, a mediados del siglo XX
[N]i siquiera podía alimentar a su propia población. A causa de la incesante expansión del
sistema de hacienda […]” (KLEIN, 2010: 235-236). Se debe aclarar un dato muy
importante, sobre el censo de población en el año 1950. Es decir, el porcentaje refleja que
un total del “72 % se dedicaba a la agricultura” (KLEIN, 2010: 235). Son casi las tres
cuartas partes de la población total del territorio boliviano

El abigarramiento es profundo para explicar el proceso de lucha en contra de lo unitario


en un modelo ‘mono-civilizatorio’. El abigarramiento da más respuestas a la condición
comunitaria y a su política local. Además el abigarramiento es pertinente, como ejemplo,
para la fundamentación de algunas estrategias teóricas en la ensayística latinoamericana.
Estudiar, por ejemplo, la condición agraria y nómada como núcleos de producción política
es una labor encomiable para la Filosofía Política y la Ciencia Política actuales. Se da al
margen de la condición formal de los órganos estatales y partidos políticos. Estos generan
la política convencional a partir del monopolio institucional. En los países tan sui géneris
como Bolivia, se establece la organización política de lo comunitario. La organización
política comunitaria se establece en unos puntos ‘antiestatales’. Es la región subterránea
de producción política, al margen de la fuente institucional:

54
Lo comunitario es parte del subsuelo político de los falaces estados nacionales o
seudo-republicanos, durante el siglo XIX y parte del XX para los países
latinoamericanos. Bajo la superficie que representa la unidad que no hay, persisten
los lugares de la unidad real e histórica en su diversidad (TAPIA, 2002b: 60).

En un primer momento, es la fundación de los estados nacionales del siglo XIX falaz y
aparente. Porque instaura en la superestructura política e ideológica a una sola sociedad a
título de emancipación de la Corona española. El Alto Perú se funda –según Carlos
Montenegro– en dicotomía entre una antinación de la nación boliviana. Se otorga la
“estructura de gobierno y de dirección […] a un solo grupo humano en el país que ha
mantenido una relación más o menos colonial con el resto de la población […]” (TAPIA,
et. al., 2008: 48). Muchas luchas políticas especialmente las insurgentes ‒2000, 2003 y
2005‒ se consolidan al margen de la dinámica del estado boliviano. Simultáneamente el
proletariado minero es “visto metamorfoseado” por otros sujetos (Cf. TAPIA, et. al.,
2008: 49). Como protagonistas de las crisis políticas del estado dan lugar a una
concentración de tipo más o menos campesino-minera. Posteriormente se ingresa a una
propuesta política en torno a la realidad boliviana.

Se demuestra una alternativa factible y democrática en relación a la participación de los


sujetos y de sus formas políticas con matrices civilizatorias diferentes.

2.1. La dimensión política: el cogobierno multisocietal

La democratización da viabilidad política a un cogobierno multisocietal con


características polisémicas. La dimensión política de la condición multisocietal, no fue
objeto de recientes debates. Más bien, se originan controversias en torno a esta
particularidad teórica.

55
Latinoamérica es un horizonte de la multiculturalidad. De manera efectivamente tiene un
vasto conjunto de territorios con poblaciones superpuestas. Como resultado está el proceso
de colonialismo dominante y desarticulado. Un segundo momento se conforma con la
fundación de las modernas repúblicas sobre territorios abigarrados.

Los procesos independentistas que consolidaron las nuevas estructuras estatales resultan
de una peculiar emancipación del poder colonial. El multiculturalismo, como proyecto
intelectual, proporciona particularmente una lectura de tres países y de sus procesos. De
ellos dos pertenecen a la región sudamericana. Particularmente los casos de Argentina y
de Chile vienen a la memoria colectiva. Son procesos efectivamente etnocidas y genocidas
“eliminando la diversidad societal” (TAPIA, 2002b: 11).

El proyecto nacional de soberanía territorial es efectivamente real con las expediciones a


la Araucanía en el año 1880 por parte del gobierno chileno. Y las expediciones del dictador
Rosas en las pampas argentinas son hasta ahora recordadas, como verdaderos genocidios.
El proceso de formación de los EE.UU. de Norteamérica es un último ejemplo de la parte
norte del continente. El proceso de formación de EE.UU. como el estado moderno actual
es “una especie de museo vivo” o un modo de reservas vivientes (Cf. TAPIA, 2002b: 11).
Los procesos anteriormente descritos desconocen las otras identidades, sobre todo, las
autóctonas.

Se limita cualquier idea de lo multisocietal, a partir de un proyecto de sociedad como la


boliviana. La idea de un multiculturalismo80 opta solamente por el reconocimiento de la
identidad, lengua y costumbres de los otros. Se llama minorías a este tipo de

80
Cf. KYMLICKA, Will (1996). Ciudadanía multicultural. Una teoría liberal de los derechos de las
minorías. Barcelona: Paidós.

56
reconocimientos. Se establece un (re)conocimiento deformado y, sobre todo, parecido al
mero folklore.

En Bolivia se dan, en la década de los 90’s, reformas normativas del estado liberal. Este
proceso se lo nombra como la descentralización política. En el plano institucional se
plantea la reforma constitucional de 1994 a la entonces Constitución de 1967. La
implementación de un modelo multiculturalista asume la identidad del estado boliviano.
Este proyecto está entre los principales temas de aquella reforma. Además en el plano
político se municipaliza el país a través de la Ley de Participación Popular. Esta norma
jurídica vincula una descentralizada composición, bajo una única matriz civilizatoria. Sin
embargo, gran parte de los gobiernos municipales –a la fecha– tienen conflictos con la
aplicación de la norma en la nueva estructura del estado. Esto se debe a la ausencia
institucional de otros núcleos civilizatorios desconocidos del poder estatal. La única
matriz civilizatoria que regula la vida orgánica del estado es la moderna occidental.

Se piensa en una condición política, en la forma de diversidad, para generar otro discurso
de reconocimiento y democratización a nivel del gobierno general. Porque “Bolivia es un
país multicultural, pero tiene un estado monocultural y monosocietal” (TAPIA, 2002b:
14). Esta proposición es la síntesis para comenzar con la explicación pluralista.

De esta manera, el pluralismo descansa de adentro hacia afuera en un mestizaje político


como el conjunto interno de costumbres e instituciones. Un discurso mestizo en una
plataforma es más bien de tipo sistemático. No es solamente “[…] en torno al mestizaje
étnico o cultural” (TAPIA, 2002b: 12).

Es necesario establecer una forma de gobierno alternativa en Bolivia y con sus


instituciones cooptadas por una sola forma política. Particularmente se ejerce “la forma

57
de gobierno compartida por varias naciones, esto tendría que tomar la forma de un estado
o gobierno confederado de territorios con capacidad de legislación y autogobierno local
[…]” (TAPIA, 2002b: 12). La acción política es el punto de partida y contrapunto sobre
la conformación de un mestizaje político. Los colores del abigarramiento fluyen en
analogía, como una clase de confederación, con los tonos de las nacionalidades.

En los siguientes parágrafos se desarrollan ideas más disímiles en relación a la naturaleza


de un proyecto multisocietal y otro tipo de proyección sobre los estados nacionales.

2.2. Lo multisocietal frente al proyecto de estados nacionales

La dicotomía teórica de la dimensión política se articula con lo multisocietal frente a la


dimensión contractualista. Se entrama, como primer punto, una definición de lo
multisocietal con sus respectivas partes. Con el fin de entender mejor la categoría
‛multisocietal’ de Luis Tapia, se parte en estos términos:

[…] tienen una limitación. Están pensadas desde un tipo de sociedad y concepción
del mundo. Todavía no están pensadas desde varias concepciones del mundo,
aunque buscan ese horizonte. La construcción sobre lo multisocietal implica el
diálogo, la presencia y la palabra de otras personas y colectividades. Esto es sólo
un camino para ese encuentro deliberativo (TAPIA, 2002b: 14).

Con esta aclaración, una relectura de magnitud histórica se hace política mostrando un
lugar de esa construcción multisocietal. Es decir, se busca solamente articulaciones
discursivas y políticas como un camino para el encuentro integrativo. Por un lado, se
encuentran en un cogobierno y una ciudadanía. Por el otro, se sostiene debajo a las
articulaciones subjetivas o autocognitivas. Se muestra una relativización significativa del
macro análisis de la historia política boliviana, por ejemplo de Zavaleta o Mariátegui. y

58
Al mismo tiempo esta relativización se señala como poliárquica, o sea, plural en la forma
de organización política. Porque se busca que las formaciones multisocietales sean
reconocidas, en “una convivencia deliberante” y democrática (Cf. TAPIA, 2002b: 29).

Siguiendo este orden, la obra de Luis Tapia plante la siguiente pregunta. ¿Cuál es su
noción de lo boliviano? “Lo boliviano es a la vez una forma de definición de lo común vía
exclusión de las culturas locales o vía integración fragmentaria y folklórica […] o es un
producto político […] por nacionalizar el país” (TAPIA, 2002b: 14-15). No se dan a partir
de esta definición identidades parciales desde la homogeneización de un mestizaje.
Igualmente, la definición de lo boliviano, no es por su homogeneidad la mejor.

Con esto, tampoco es viable pensar otra vez en un país desde el “nacionalismo y sus
antibolivianismos” históricos (Cf. MONTENEGRO, 2003:16). En realidad existen varias
sociedades o totalidades concretas, por ejemplo, una de ellas es más o menos capitalista.
El resto de ‘totalidades’ concretas tienen básicamente relaciones sociales en una
producción agraria. Otras comunidades indígenas son minoritariamente nómadas o
seminómadas.

Este razonamiento transita concretamente sobre el carácter multisocietal de la dimensión


política boliviana. Es posible articular varios autogobiernos locales, societales, a una
unidad política mayor. Se puede articular varios sistemas –políticos, sociales, lingüísticos
y hasta de vida– civilizatorios. En instancias superiores a la local brota esta posibilidad de
partir de una nueva configuración de un “gobierno de las sociedades” (TAPIA, 2002b:
15).

La propuesta, dice Luis Tapia, se consolida en un espacio tan abstracto como el estatal
desde lo multisocietal:

59
En rigor, si se configurara un estado multinacional, éste tendría que contener las
formas políticas de las varias naciones asociadas en cogobierno o ser una nueva
síntesis con el material político de las naciones que se unen más la novedad o la
necesaria creación de los elementos nuevos para hacer posible el cogobierno
multisocietal. En este sentido, un estado multinacional es más factible con alguna
forma federal de gobierno […]. Lo que complica la situación en países como
Bolivia es que la multinacionalidad problematizada y demandada en el estado
contiene una condición de diversidad mayor que es […] multisocietal (TAPIA,
2002b: 16).

Se demuestra la (im)posible institucionalidad de un país como el estado nacional, a partir


de un solo núcleo civilizatorio. Indudablemente el meollo está, pues, en las estructuras del
subsuelo que hacen parte de la superficie. La superficie es visible como parte del estado.
En Bolivia se plantean modelos del multiculturalismo foráneo en las anteriores reformas
al estado. A pesar de eso el status multinacional tiene comúnmente algún tipo de
colonialismo entre los países del área sobre todo andina. Bajo ese soterramiento está un
punto de esa complejidad. Se trata de la diversidad yuxtapuesta de poblaciones
desarticuladas en un mismo territorio.

La complejidad de núcleos civilizatorios se explica a través de varias respuestas. Como


consecuencia se muestra una (im)posibilidad de articular una forma política de gobierno.
Para hacer inteligible este problema, se usan algunos conceptos clásicos del marxismo
ortodoxo. Uno de ellos es el concepto de acumulación originaria clásica. Se describe
críticamente por Marx en el desarrollo de las relaciones de producción moderna. Porque
se concibe al proceso de acumulación originaria del capital en el desenvolvimiento de la
colonización. La acumulación originaria del capital es mostrada brevemente, a partir de
una nueva lectura desde la Filosofía de la Liberación. En ese sentido para Juan José
Bautista se caracteriza por “[…] el proceso que se dio en una sociedad como la inglesa,
en el famoso pasaje de una sociedad medieval a una de características capitalistas
modernas […] es decir a la acumulación histórica y mundial que presupone el análisis
clásico” (BAUTISTA, 2013: 205-206). El ejemplo típico de este proceso es sin lugar a
dudas la sociedad inglesa para muestra de la expansión colonialista.

60
Con la acumulación originaria del capital surge una necesidad de plantear alternativas para
las naciones soterradas en la dimensión estatal. En la actualidad este planteamiento se
relaciona con la condición evolutiva del Capitalismo. La alternativa, según Tapia, para
está en una dimensión estatal como forma de gobierno. Recae, como opción teórica, en
una visión pluralista:

Lo que se suele llamar estado como forma de gobierno tiene que ver con procesos
por medio de los cuales las prácticas e instituciones de gobierno de una comunidad
se van dislocando de las formas locales de comunidad hacia instituciones de
articulación de varias unidades sociales y políticas bajo modalidades todavía
colegiadas y rotativas o hacia instituciones de gobierno heterónomo o descendente
sobre los espacios sociales así unificados bajo un nuevo y distante mando político
(TAPIA, 2002b: 16-17) .

Se llama, en una sola palabra, ‘Poliarquía’ a la forma de participación política como el


gobierno delegado, porque muchos lo conforman. Dicha noción se aborda en base a un
cogobierno multisocietal compuesto. Esta es, entre líneas, la opción teórica por la
‘Poliarquía’. Se descompone en la idea anterior de cogobierno heterogéneo y la
conformación de sus partes. Aunque esta opción teórica recoge, en su seno, a todos los
autogobiernos locales. Se reúnen mayoritariamente todos los núcleos civilizatorios de
organización comunitaria y agraria, no solo a nivel local. Se da algo más con el
dislocamiento una segunda estructura de gobierno de delegación general descendente.

Es necesario, como se dijo antes, dislocar verdaderamente las autonomías locales en su


dimensión política. Entonces se da lugar a un cogobierno de la sociedad plural. Las formas
o autogobiernos comunitarios salen de su lugar con el fin de empalmarse de forma ubicua.
A nivel de un gobierno delegado y más descendente el autogobierno comunitario se
presenta, al mismo tiempo, en todas sus partes. No se puede hablar otra vez de una
concentración de poder político. La distancia con el pasado nacional y monocultural es –
en esta suposición– una cuestión superada.

61
Posteriormente se desarrollan algunas propuestas sobre el ‘Contractualismo’ moderno. A
continuación se plantea unas comparaciones de J.J. Rousseau. Es uno de los mayores
expositores de la teoría contractualista. Su estudio hace inteligible los conceptos de estado,
libertad civil, voluntad general y soberanía.

Para Rousseau el tema de la libertad del hombre se explica como la condición inherente a
todo su planteamiento. La finalidad de la libertad –para él– es una ficción de la ley, sobre
todo, a partir del primer contrato o convención de la sociedad. Es una relación crucial
jurídicamente en “[e]l orden social un derecho sagrado que sirve de base a todos los
demás. Sin embargo, este derecho no tiene su origen en la naturaleza; se funda sobre
convenios” (ROUSSEAU, 2006: 10). Es, para Rousseau, una evolución de algo común o
sea de la libertad individual dada por naturaleza a la libertad civil. Para Kant el hombre
adquiere en su ser moral, facultades depositadas por las disposiciones de la naturaleza. Se
considera “[…] el tomar conciencia de su razón como una facultad que puede sobrepasar
los límites donde se detienen todos los animales fue algo muy importante […] para el
modus vivendi del hombre” (KANT, 1994: 61).

Entonces, se transita de una primera convención o pacto social. Y una toma de razón en
el hombre le permite cambiar su condición parcial de libertad en una ciudadanía. Con ella
se integra a la idea central de Rousseau en El contrato social, sobre una ‛voluntad general’.
El nuevo ciudadano cede, en abstracto, parte de su libertad y recobra de la voluntad un
conjunto de derechos individuales y deberes públicos. Los sujetos se vuelven en
adquirentes abstractos de un estado civil. Y son parte del soberano a través del ‛Cuerpo
Político’, para Rousseau, de la república.

En otros términos la ‛voluntad general’ es la idea central de Rousseau. La voluntad general


se conoce también con el nombre Soberanía. Este es el objeto general del ‛Cuerpo Político
de asociados’ al pacto social. Es inalienable porque no se enajena ni se dona. También se

62
adjudica en una libertad civil y/o moral, entregando la libertad natural al estado. Y se
obliga a partir de una libertad política a cada ciudadano.

La indivisibilidad de la ‘voluntad general’ es la otra característica de la obra


rousseauniana. La ‘voluntad general’ no se divide en las voluntades individuales de todos.
No es una ‘voluntad general aquella’ la que busca un objeto que no sea general, a partir
de voluntades individuales. La ‘voluntad general’ busca de sus asociados una organización
del estado, por medio del reconocimiento de la propiedad. Se trata del derecho del primer
ocupante. Para ese propósito, la ‘voluntad general’ tiene la tuición de crear ficciones
jurídicas. Se sostiene en su función articuladora a la Soberanía como el todo con sus partes.

Después de haber expuesto los principales argumentos del ‘Contractualismo’


rousseauniano, cabe preguntar lo siguiente. ¿Dónde queda el reconocimiento de las otras
formas políticas premodernas? No queda absolutamente en ningún lugar un
reconocimiento por el estado de derecho. La base de un estado nacional de derecho está
siempre y lamentablemente sostenido en su discurso unificador.

La organización política del país opta después de su fundación por la negación de los otros
habitantes y sus tiempos históricos. Se erigieron dos proyectos y una nación criollo-
oligárquica. Posteriormente, la otra fue mestiza de la burguesía nacional. En una frase
“[l]a creación de Bolivia es, en parte, la historia de Casimiro Olañeta” (ARNADE, 1993:
230). No es exclusivamente correcto plantear la igualdad política de todos los sujetos, a
partir de la ficción de una ley reconociendo solamente derechos parcialmente individuales.
Y se postula “frente al nuevo conjunto de instituciones y de normas políticas, que […] han
resultado de una participación de varias culturas en la producción de su forma de gobierno
común” (TAPIA, 2006: 87). Se sitúa justamente ahí el núcleo general de la nueva
convivencia del abigarramiento.

63
Se articula en la vía democrática el concepto de ‘política mestiz’a. Como propuesta en el
pensamiento y acción política, se compone en forma igualitaria sobre las culturas. En
común el cogobierno es una densidad deducida en una delegación política. También se
explica precisamente a la ‘política mestiza’, como un núcleo multisocietal. Resulta así de
su carácter multívoco a partir de esa delegación política.

2.3. El núcleo multisocietal: ‛política mestiza’

El concepto de ‘política mestiza’ se explica como la base de los puentes civilizatorios. En


esta base los principios organizativos de un cogobierno se explican a través de una
composición democrática y multicultural. La ‘política mestiza’, como categoría principal,
está asida en un país multisocietal como Bolivia.

Es asida porque:

[e]n un país multisocietal una reforma del estado y la forma de gobierno que sea
inclusiva de la diversidad existente en términos de igualdad política, tiene que ser
una composición de instituciones políticas de las diferentes civilizaciones y
culturas que entran en una nueva forma de cogobierno. Esto implica que la forma
de gobierno debe ser compuesta y multicultural, no monocultural […]. La tarea
consiste en pensar y hacer lo multicultural en el núcleo del gobierno general y en
cada una de las instancias de gobierno local donde hay multiculturalidad de facto.
A esta necesaria composición de instituciones y prácticas de gobierno política
mestiza, que se hace democrática cuando instaura condiciones de igualdad entre
ellas en los procesos de gobierno y ciudadanización (TAPIA, 2002b: 18-19).

La diversidad y el pluralismo se diseminan en las reformas del estado dando lugar a sus
formas más pertinentes de gobierno. Se constituyen así multiculturalmente los países de
poblaciones superpuestas. Es necesario puntualizar los tres niveles de complejidad, para
llegar al término de inclusión, sobre todo, en una igualdad política. La estructura política

64
“[e]s la dimensión de la modernidad como diferenciación interna” (TAPIA, 2002c: 107).
La dimensión política moderna se constituye en parte de la vida política de las sociedades
contemporáneas.

Son los tres tipos de complejidad propios de la estructura política y el estado. El primero
es “la democracia como régimen institucional” (TAPIA, 2002c: 107). Y genera un
conflicto a partir de su gestionamiento. Tomando en cuenta que la mayoría de las
sociedades actuales asumen a la democracia como sistema representativo. Debe plantearse
tal sistema en la vida política de sus miembros.

En segundo nivel se encuentra el pluralismo en su complejidad política. “Es una


complejidad propiamente democrática que resulta de procesos de diferenciación
ideológica y política […]” (TAPIA, 2002c: 107). Un tercer punto se presenta en los
territorios multisocietales a partir de una complejidad más problemática. “[R]esulta de la
superposición de sociedades producto de la dominación colonialista, que implica la
coexistencia de tiempos históricos y principios organizativos en relaciones tensas”
(TAPIA, 2002c: 108).

El último tipo de complejidad se asocia con la producción política de una forma de


democracia. Por ejemplo la constituye el ‘presidencialista’ o el ‘parlamentarista’ de una
civilización dominante. Es determinante, porque la representación de la democracia
transita por la vía electoral a determinados principios liberales. “[H]ay un conjunto de
espacios y tiempos políticos organizados a partir de otras matrices culturales […]”
(TAPIA, 2007: 169). Lo paradoja está en la vigencia hasta ahora intermediada, a través
de los siglos de colonización. Es este el espacio correspondiente a las culturas subalternas
con una estructura política muy autóctona a partir de sus costumbres. Las estructuras
políticas mantienen sus formas de autogobierno de facto a través de su matriz cultural.

65
Especialmente la igualdad política no deja de lado, en su sentido más amplio, a la
democratización entre grupos sociales y sus culturas. Por esa razón el diálogo no debe
darse entre matrices culturales diferentes. A partir de las instituciones se definen por “la
cultura dominante”, aunque sea la actual forma política social del estado (Cf. TAPIA,
2007: 171). Sobre lo anterior, el actual Estado Plurinacional parece seguir el camino
monocultural.

Se tiene que articular una confederación multisocietal. La articulación de una supuesta


confederación multisocietal se define básicamente como un flujo de las densidades. ¿En
qué consiste ese flujo? Pues, consiste en representar, por un lado, la densidad moderna y
lineal. Por el otro simboliza una concepción cíclica del tiempo. El principio organizador
recae en la siguiente proposición. “La vida es diversidad. Vivir es aprender a comprenderla
y disfrutarla” (TAPIA, 2002c: 117). La idea de pluralismo aparece con una matriz cultural,
o sea, la occidental con sus proyectos ideológicos. El socialista, por un lado aparece y,
por el otro, se plantea el liberal o neoconservador. Surge más allá una diferencia en el
horizonte de cada concepción del mundo. Aquí hay más modos de vida formas políticas y
culturales, sobre todo, de grupos humanos no solo diferentes sino distintos.

La anterior forma de composición es verdaderamente intercultural –según Tapia– se


sostiene en que:

El pluralismo puede ser y tiene que ser una política de articulación y composición
de tiempos históricos en la dimensión del gobierno. En este sentido es también un
movimiento polirítmico o circula a diferentes velocidades en la diversidad social
que trata de rearticular democráticamente. A ese movimiento de composición
política intercultural política mestiza” (TAPIA, 2002c: 128).

Lo intercultural, en este proceso, viene a componer a la democracia a nivel de gobierno.


Sobre todo, las culturas unas con otras se acoplan a partir de la deliberación rotativa. La

66
deliberación política se corrige entre las propias culturas. Su participación se reforma en
esa temática. Se llama la ‘política mestiza’ a esa composición intercultural de flujos en la
que interpenetran mutuamente todas esas sociedades. Se plantea entonces, como se vio, el
estudio del conocimiento local a causa de esa ‘política mestiza’.

67
CONCLUSIONES

El planteamiento inicial de esta investigación, se sostiene sobre un nuevo reencuentro en


el proceso de interculturalidad boliviano. No se puede retener por sí solo un proceso de
esta magnitud. Se parte de la temática que articula todo, es decir, a la crisis como
producción política. Se articulan entre sí las dos proposiciones fundamentales. La
hipótesis se responde afirmativamente. La crisis política es la parte constitutiva de la
historia política de Bolivia. A su vez la crisis, como planteamiento de Luis Tapia, establece
una delimitación específica en las teorías locales o la producción del conocimiento local.
Esto se cualifica –dice Luis Tapia– en la participación deliberativa de un cogobierno
multisocietal e igualitario.

Articular el reencuentro de la interculturalidad igualitaria en Bolivia es el principio de


todo esfuerzo y dedicación planteados en este trabajo. Se describe, criticado y valorado en
tres partes sistematizadas, la perspectiva de la interculturalidad igualitaria. No cabe duda
que se tienen óbices en el estudio de la dimensión política delimitada por este trabajo.
Respecto a la formalización del ente estatal es desde siempre y sin eufemismos un
verdadero orden jerárquico civilizatorio.

Posteriormente, se plantea la idea del establecimiento de un cogobierno multisocietal


dependiente del tema o punto de partida para esta reflexión. Es un concepto que funciona
subalternamente con la base conceptual de Luis Tapia en la teoría local marxista. El
proponer un cogobierno multisocietal es, para Tapia, una tarea optimista con el país. En
un afán reiterativo se tiene en cuenta justamente una propuesta política viable con Bolivia.
La que se plantea más o menos tiene sus inicios en el período 2000, para adelante, en
formas de gobierno alternativo. Frente a la jerarquía civilizatoria se encuentra el nuevo
estado liberal boliviano. La obra transversal del concepto cogobierno multisocietal,
abordado en nuestro trabajo, es La Condición Multisocietal: Multiculturalidad,

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Pluralismo, Modernidad. Hay una alternativa con rasgos muy peculiares frente a las
convenciones políticas de la modernidad. Otro rasgo, a la par, interesante es
significativamente la necesidad de dislocar los autogobiernos comunitarios e indígenas. Y
son parte de otro nivel delegado de gobierno o sea rotativo. En este nivel político funciona
la reinvención del tópico ‘igualdad política’ entre las civilizaciones. Está frente a la
supremacía del estado boliviano, su forma de gobierno, instituciones, justicia. Se trata de
cuestionar a los monopolios estatales. Por ejemplo, al presidencialismo recalcitrante que
marca los rasgos más autoritarios, patriarcales e incluso racistas en la cultura boliviana.
Estos rasgos o prácticas se suman al monopolio legislativo, como competencia privativa
del estado.

Como tema además bisagra de esta tesis, ‘la crisis como producción política’ parte de un
estudio teórico-reflexivo agrupado en la estrategia metodológica del tercer Zavaleta. Este
periodo se vuelve relevante. Porque propone en el concepto crisis algo más que una
etimología, al contrario, una forma intersubjetiva o autoconsciente de la masa.

En la hipótesis se corrobora la crisis como producción política, bisagra, de la pregunta de


investigación. Su constitución en la historia política del país se convierte en un aparato
útil de lectura crítica. Es parte de un análisis autónomo de la producción del conocimiento
local o teoría local. También se arriba a una recapitulación que, dialécticamente, sería la
suma o transformación de toda la proposición. Se trata de una aplicación reinventada del
concepto igualdad, como la participación comunitaria. En esa deliberación se ingresa a un
cogobierno multisocietal.

En una segunda parte, se comparan los fundamentos empleados en los tres capítulos de la
investigación. El balance del primer capítulo, La crisis y diversidad social, se sostiene el
planteamiento precedente de un marco o la obra intelectual de René Zavaleta. Es la unidad
teórica, local y fuente del concepto ‘crisis’. Las masas en noviembre –el ensayo de

69
Zavaleta– parte de una delimitación referente a la autodeterminación de la masa. El
fundamento de esta teoría local marxista se relativiza en las teorías generales. Por ejemplo,
los principios hacen parte de los modelos de regularidad. Las falacias del modelo general
son los puntos de la especificidad zavaletiana. Se articula la obra de Zavaleta como algo
más que derivación conceptual del marxismo en general. Se clasifica el concepto crisis
como un método de estudio de la realidad social para la inteligibilidad Bolivia. En uno de
sus fines es la democracia un fin del tercer Zavaleta en la versión de Luis H. Antezana.

El segundo capítulo, La producción del conocimiento local, construye las bases del
estudio específico sobre Zavaleta y a la vez de una autonomía intelectual. El proceso de
la teoría local consiste en apropiar e internalizar los modelos generales de análisis político.
Esta concreción busca un compromiso ideológico del investigador en las Ciencias
Sociales. Después del macro estudio Barroquista de René Zavaleta –así llamado por
Tapia– el cambio de época mueve las estructuras tradicionales de las Ciencias Sociales.
Se asumen compromisos ideológicos, por ejemplo, en una nueva versión de la teoría local
marxista. A ésta última le toca vivir la expansión y apogeo de reformas constitucionales y
regulativas del estado neoliberal. El carácter conservador de las reformas al nuevo estado
liberal fue altamente burocrático e institucionalista. Busca la supuesta neutralidad en su
objeto de estudio que otrora, fue ‛la gobernabilidad’ del estado de derecho.

Sintetizando el tercer capítulo, el cogobierno multisocietal, como núcleo de la política


mestiza, se explica propiamente en la posición teórico-política de Luis Tapia. Para
entender esto, hay que partir de la conveniencia de formas políticas alternativas. Se
articula un discurso del abigarramiento de Bolivia como el subsuelo de varias sociedades.
Tienen diferentes matrices civilizatorias en un mismo territorio. La (des)articulación
política en el territorio boliviano históricamente se justifica con la colonización española.
La lejanía del poder dominante de la Colonia posteriormente del estado nacional, es el
comienzo con las formas agrarias –preexistentes– y de carácter comunitario. El

70
Contractualismo político fue desde siempre el principal obstáculo. Y ostenta el argumento
retórico de los modernos estados de derecho. Este parte solamente de una matriz
civilizatoria o la occidental. Es posible un reencuentro civilizatorio igualitario –al menos
en las propuestas teóricas– entre todos. A este acuerdo sui generis se denomina
teóricamente ‘política mestiza’. El sentido de un gran acuerdo civilizatorio pasa por el
tramo del mestizaje político de las instituciones del estado occidental. Esta idea se plantea
anteriormente, en esta tesis, con la idea de reinventar la igualdad. En el dislocamiento de
los autogobiernos locales se compone otro nivel de gobierno delegado y rotativo.

La invención del Estado Plurinacional de Bolivia parte del espíritu constituyente. Se lo


considera un experimento teórico-social, para América Latina y el mundo entero. Su
administración reconstituye lamentablemente un tipo de estado capitalista. En el texto
constitucional la Asamblea Constituyente reconoce la preexistencia civilizatoria. Y
establece su autodeterminación política (Artículo 2). A pesar que el resto de la referida
norma proyecta otra vez un estado capitalista. Porque su finalidad –nuevamente– depende
de un régimen extractivista y regalista de sus recursos naturales.

En las conclusiones, se dirigen algunas proyecciones con esta investigación. El propósito


de esta parte consiste en manifestar algunas perspectivas de futuras investigaciones sobre
el tema de esta tesis. Se comienza por unas intuiciones, desde el año 2014, que maduraron
en el tema actual.

En primer lugar, se inicia seriamente en una lectura, un poco, tardía de los autores
marxistas latinoamericanos, entre ellos René Zavaleta. La lectura propiamente tiene
ciertas dosis de claridad y de ella sale inicialmente una idea. ‛El barroquismo local en la
obra de Luis Tapia’, fue un tema pensado más bien como una estrategia metodológica.
Así se construyen las producciones intelectuales más novedosas de la teoría crítica
latinoamericana.

71
Posteriormente se profundiza, de alguna manera, en el desenvolvimiento del asunto. Se
parte de cuestiones sobre el método de interpretación zavaletiana. Y recaen sobre la idea
recurrente de ‛crisis como producción política’. Además se observa al proceso crítico de
la sociedad boliviana comprendido en un caso inédito. O sea, es cooptado por ‒una idea
como la abducción peirceana. Este tema se lo aborda en un futuro por su aplicación
recurrente en el Pragmatismo lógico.

Hace muy poco tiempo, se tiene una motivación por el proceso de la elaboración de tesis.
Fue al postular a un programa de posgrado, cuyo coordinador es Luis Tapia. Uno de los
requisitos para la admisión, fue la presentación de una idea de tesis. Señalando algunas
expectativas, académicas y personales motivaron esta postulación. La idea de tesis fue
planteada con el título, ‛La crisis como producción política en la obra del tercer Zavaleta’.
La justificación de la idea de tesis parte de estudios teórico-reflexivos, reunidos en la
estrategia metodológica del tercer periodo intelectual de René Zavaleta.

Este tema es relevante, porque propone en el concepto crisis una forma abductiva de
autoconocimiento. En esta misma idea se relativizan las teorías generales, por ejemplo, de
los principios que hacen parte de los modelos de regularidad. Se deducen las falacias del
modelo general y de los puntos de la especificidad zavaletiana. En el marco –del tercer
Zavaleta– deriva algo más que ‘la crisis como producción política’.

Algo relevante y novedoso se conecta, pues, en una forma de escritura –transcursiva como
la de Edmundo Camargo– incluso en Zavaleta con su breve obra poética. Expresa una
especie de retorno a la adolescencia de Zavaleta. Sobre todo, su crítica literaria es algo así
como una contrapunta al canon político boliviano del siglo XX. De esta manera, se reúne
en una basal teórica una fuente principal para las conclusiones.

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