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Historia de nuestros barrios

Lunes,1 Marzo 2010

elsuralavista.com
Blog Barrios del Sur
Por Rafael Torrech San Inocencio
torrech.rafael@gmail.com

Machete, Guayama
Demografía:

El Barrio Machete es un barrio costero ubicado justo al sur del centro urbano de Guayama. Con
3.5 millas², es cuarto barrio de menor extensión entre los diez barrios de Guayama, y cubre
apenas el 5 por ciento de su territorio. Dentro de su territorio discurre y desemboca al mar el
emblemático Río Guamaní de Guayama.

Sus 2,509 habitantes (Censo del 2000) hacen a Machete el quinto barrio más poblado de
Guayama. Esta población ha ido en aumento por la proximidad de Machete con el casco urbano
de Guayama, que ya ha absorbido una tercera parte de su población en apenas tres por ciento del
territorio norte del barrio. La expansión del centro urbano de Guayama también explica un
aumento de 235 por ciento en la población del Barrio Machete desde el 1980. Más de tres cuartas
partes de este aumento se registró en la década de los noventa.

Gran parte de Machete aún se mantiene despoblado, ya que mucho de su territorio es tierra
agrícola remanente de la industria azucarera que caracterizó gran parte de la historia económica
de Guayama. Su territorio también incluye importantes áreas ecológicas de mangle y ciénagas.

Historia:

El actual Barrio Machete, como mucho del litoral de Guayama, fue parte de los borrosos
territorios de los caciques Guamaní y Guayama. Para 1770 constan en las Actas del Cabildo de
San Juan menciones al Hato de Machete, aproximadamente 35 años después de que se autorizara
la constitución del pueblo de Guayama. Posiblemente Machete fue uno de los cinco hatos que
Fray Íñigo Abad y Lasierra reconoce en 1776. Al visitar Guayama, Fray Íñigo lo describe como
un poblado de cinco mil habitantes con unas doscientas casas, una iglesia y una plaza, y con un
activo mercado de contrabando de madera y ganado. Por su proximidad a la costa y a las
Antillas Menores, es muy probable que el Hato de Machete tuviera un rol protagónico en dicho
contrabando.

Los hatos eran grandes latifundios dedicados a la ceba de ganado, cerdos, caballos y mulas, y
constituyeron la principal unidad territorial en Puerto Rico hasta principios del Siglo XIX. Su
activo comercio de contrabando es considerado por varios historiadores como la fuente principal
de subsistencia de la entonces olvidada colonia de Puerto Rico, y como una definitiva expresión
de la individualidad del emergente puertorriqueño ante la escasa gobernabilidad y viabilidad
económica de la colonia. En 1770 se ordenó la demolición del Hato de Machetes, como
entonces se conocía.

La demolición de hatos, particularmente a partir del gobierno de Miguel de Muesas, fue una
estrategia del régimen Borbónico para ampliar la disponibilidad de tierras para la labranza, y así
potenciar la capacidad agro-productiva y de exportación de Puerto Rico. La lógica era que los
hatos ocupaban demasiada tierra llana y productiva en actividades de poco rendimiento al
Estado, que debían redirigirse a la agricultura de exportación. En el proceso, se combatía el
contrabando, ya que el ganado y los cueros constituían los productos de más demanda entre las
islas vecinas, que carecían de suficiente tierra y ríos permanentes para la ceba de ganado, y que
estaban crecientemente enfocadas en el cultivo de caña de azúcar, según el modelo altamente
próspero de la colonia francesa de Saint Domingue (actual Haití).

Aparentemente la demolición del Hato de Machetes no estuvo exenta de controversias. En 1770,


las Actas del Cabildo reportan que se habían descubierto intrusos ocupando los terrenos de los
hatos de Jobos, Carrera y Machete. Se les requería a estas personas presentar sus títulos cédulas
de amparo para justificar la legitimidad de su posesión territorial. Al no poderlos presentar, se
ordenó el desalojo de las tierras ocupadas sin permiso. Posteriormente, las Actas reportan que los
desalojados fueron reubicados en tierras del Criadero de Jacaboa, presumiblemente en el actual
barrio Jacaboa de Patillas. Dicho movimiento es consistente con la política de mover los hatos
de ganado a zonas montañosas. Posiblemente aquí comienza la reingeniería de Machete de área
ganadera a comarca de siembra intensiva de caña de azúcar.

Para 1831, Machete consta en la lista de diez barrios de Guayama que documenta Pedro Tomás
de Córdova en su recorrido por la isla. A él le debemos la primera enumeración cabal de los
barrios de Puerto Rico. En 1878, el historiador Manuel Úbeda y Delgado reportó 146 familias en
el Barrio Machete, en apenas 10 casas y 7 bohíos, incluyendo varios cuarteles o ranchos de
hacienda dedicados a jornaleros y a antiguos esclavos dedicados a la labor cañera. Aparte de los
barrios montañosos del norte, Machete figura para aquel entonces como el barrio con menos
casas en Guayama, posible testimonio de la concentración intensiva de sembradíos de caña de
azúcar en su territorio.

En el Barrio Machete aún se conservan las ruinas de la Hacienda Vives, considerada una de las
más antiguas estructuras remanentes de la pujante industria del azúcar en Puerto Rico. La
hacienda constaba con aproximadamente cinco mil cuerdas y era propiedad de don Juan
Francisco Rivera, Márquez de la Esperanza. Las ruinas incluyen dos estructuras, el emblemático
molino de viento y la planta procesadora, construidas con piedras de río, granito, ladrillo y
madera. Las partes más antiguas de la Hacienda se remontan al 1828, aunque algunas partes son
posteriores. Se han perdido tanto la chimenea como su sección norte. Operó hasta principio del
Siglo XX y en 1976 fue declarada monumento histórico, aunque es evidente a cualquiera que
discurre por la carretera 54 de Guayama, que su longevidad merece un mejor aprecio y
mantenimiento.

En Machete también operó la Hacienda Carlota, cuyo molino aún sobrevive. Se le consideraba a
mediados del Siglo XIX una de las hacienda de cañas más productivas de Guayama, en una de
las regiones más productivas de todo el país. Se ha estimado que en su comienzo constó de
poco menos de 750 cuerdas, y en su mayor auge, ocupo casi la mitad del territorio del Barrio
Machete. Carlota logró sobrevivir la decadencia de la azúcar isleña de la década de 1870. Pero
para 1891 fue vendida a nuevos dueños en subasta pública como resultado de sus cargas
hipotecarias.

La heredera de estas industrias, la gran Central Machete, en el barrio del mismo nombre, cerró
operaciones en 1967l, y parte de sus estructuras aún sobreviven en el barrio. En 1934, a ella
acudió Pedro Albizu Campos en reclamo de más de seis mil obreros de la caña, entonces en
huelga.

Cronistas recientes han documentado que a principios del Siglo XX aún existían en los antiguos
cuarteles de la Central Machete descendientes ancianos de esclavos en condiciones muy
parecidas a las de la era esclavista. Por su apariencia y lenguaje, sus residentes aparentaban ser
oriundos de las islas vecinas del Caribe. En la parte costera del Barrio, en donde se cargaba la
caña a las barcazas, vivían Los Cundos, una comunidad de negros en casas incrustadas en los
farallones de la costa, que muy bien pudieron inpirar la obra afro-negroide del gran poeta
guayamés Luis Pales Matos.

Toponimia:

Guayama es un pueblo pródigo en fascinantes mitos e historias. Una de ellas trata de explicar el
origen del topónimo del bario Machete mediante un relato del Siglo XIX sobre un hacendado de
caña y su hija. Bella como puede resultar la historia, el nombre de Machete consta en las Actas
del Cabildo desde la segunda parte del Siglo XVIII, cuando aún el litoral se dedicaba a la ceba y
contrabando de ganado, y aún no se habían establecido los emporios de caña de azúcar que le
caracterizaron durante el Siglo XIX y el XX. Obviamente, el estudio toponímico del Barrio
Machete tiene que partir de una referencia directa al conocido instrumento de labranza y de
desmonte, típico del jíbaro puertorriqueño. Pero no se debe descartar algún posible origen
indígena. La sílaba “ma”, tan prominente en los topónimos indígenas puertorriqueños y en los
nombres emblemáticos (Guayama y Guamaní) del litoral, es una posible pista a la posibilidad de
que Machete sea la hispanización de un antiguo topónimo indígena, como por ejemplo,
“magueyes” (Corozal y Ponce). Los colonizadores a menudo preservaron con una grafía
fonética aproximada hispana, aquellos topónimos indígenas que escuchaban, pero en muchos
otros casos, los adaptaron a palabras hispanas conocidas y de más fácil referencia. Sea cual sea
el caso, queda a los lingüistas articular sus teorías con la escasa evidencia de un antiguo idioma
no escrito como el Taíno.

Bibliografía Mínima: Buró del Censo de los Estados Unidos (Censo 2000 de población y
ivienda) Junta de Planificación (Mapa de municipios y barrios, #22 – Guayama, 1954)
Comisión Estatal de Elecciones (Desglose de sectores y centros de votación de acuerdo a la
redistribución electoral, 2000) Biblioteca del Congreso de los EE.UU (American Memory:
Guayama County, Hacienda Vives, 1995) Fray Íñigo Abadd y Lasierra (Historia geográfica,
civil y natural de la Isla de San Juan Bautista de Puerto Rico, 1979) Pedro Tomás de Córdova
(Memorias geográficas, históricas, económicas y estadísticas de la Isla de Puerto Rico, Tomo
IV, 1832) Manuel Ubeda y Delgado (Isla de Puerto Rico: estudio histórico, geográfico y
estadístico de la misma, 1878) Jalil Sued Badillo (Guayama, notas para su historia, 1983) Juana
Gil Bermejo (Panorama histórico de la agricultura en Puerto Rico, 1970) Norma Feliberti
Abedol (Esbozo general de la historia y evolución de los hatos en Puerto Rico, 2007) Isabel
Gutiérrez del Arroyo (El reformismo ilustrado en Puerto Rico, 1953) Rafael Rodríguez Cruz
(Guayama: pueblo de los satos, molinos y brujerías, 2004) Luis Hernández Aquino (Diccionario
de Voces Indígenas, 1969) Rafael Torrech San Inocencio (Los barrios de Puerto Rico, 1999; y
Orígenes, configuración y toponimia de los barrios de Puerto Rico, 1994)

Machete barrio, Guayama Municipio, Puerto Rico

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