Vous êtes sur la page 1sur 17

Natalia Ruiz Montes de Oca

No. De Control: 18201034


Natalia Ruiz Montes de Oca
No. De Control: 18201034

Estructura de los cristales


La estructura de los cristales representa la disposición más estable de los iones, los
factores que la determinan:

 Tamaño de los iones


 Condición de neutralidad
Natalia Ruiz Montes de Oca
No. De Control: 18201034

Enlace covalente
El enlace covalente es aquel que se efectúa por compartición de electrones
entre elementos no metálicos, donde cada elemento que participa en el enlace
completa su octeto; dependiendo del valor de su diferencia de
electronegatividad se clasifica en covalente polar, en covalente no polar o puro
y covalente coordinado o dativo.

Los enlaces covalentes se definen como la unión que se produce entre


2 átomos por la compartición de 2 o más electrones de su capa externa con
objeto de formar una molécula estable.
Un ejemplo claro es la molécula de Cloro, el cloro en estado natural se presenta
como una molécula formada por 2 átomos de cloro, dichos átomos de cloro se
encuentran unidos mediante un enlace covalente producido por la
compartición de 2 electrones

Durante este proceso 2 átomos se han unido para formar una molécula,
obviando la teoría de los orbitales moleculares enlazantes / antienlazantes y
con objeto de explicarlo de una manera sencilla, podemos decir que 2
orbitales atómicos (Cl + Cl) se unen para formar un nuevo orbital molecular
(Cl2)

ENLACE COVALENTE POLAR.


Natalia Ruiz Montes de Oca
No. De Control: 18201034

En la siguiente imagen se representa el enlace entre los no metales (hidrógeno y


oxígeno) y la característica de su diferencia de electronegatividad con un
resultado de 1.4, menor a 1.7 y mayor a 0.4.

ENLACE COVALENTE NO POLAR.

Se efectúa entre no metales cuando se enlazan dos átomos iguales con el mismo
valor de electronegatividad, la diferencia es cero. O bien, no metales distintos,
pero con una diferencia de electronegatividad de 0.4. El enlace formado se
llama covalente no polar o puro ya que los electrones son atraídos de la misma
forma por ambos átomos. Los átomos que participan completan su octeto.

ENLACE COVALENTE COORDINADO O DATIVO.

El enlace se efectúa entre no metales en donde uno de los átomos del elemento
no metálico aporta un par de electrones a otro no metal y ambos completan su
octeto.
Se representa con una flecha dirigida del átomo que aporta hacia el que recibe.
Por ejemplo, para el ácido sulfúrico (H2SO4):
Natalia Ruiz Montes de Oca
No. De Control: 18201034

En el caso del ácido sulfúrico el azufre forma dos covalentes coordinados con dos
átomos de oxígeno, y con los otros dos oxígenos que están unidos a su vez a los
hidrógenos forma covalentes polares.
Para el dióxido de azufre (SO2):

En este compuesto (dióxido de azufre -SO2-) el azufre forma un enlace covalente


polar doble con uno de los átomos de oxígeno y con el otro átomo de oxígeno el
azufre aporta un par de electrones para que el oxígeno también complete su
octeto al igual que el azufre.
La condición para que exista este tipo de enlace es que los átomos que
participan sean no metales.

Teorías para explicar el enlace covalente.


En la actualidad existen dos teorías para explicar el enlace covalente: la Teoría
del Enlace de Valencia y la Teoría de Orbitales Moleculares. Es preciso hacer
notar que ninguna de las dos teorías es "mejor" que la otra, y que cada una de
ellas puede ser más adecuada en función del parámetro, del cálculo o de la
propiedad que se esté estudiando. Así, por ejemplo, si se trata de determinar la
geometría molecular o la energía de disociación, propiedades del estado
fundamental de la molécula, es más conveniente emplear la Teoría del Enlace de
Valencia. En cambio, si se trata de explicar las propiedades espectroscópicas, es
preferible emplear la Teoría de Orbitales Moleculares. En realidad ambas teorías
son incluso complementarias, hasta tal punto que no utilizar ambas supondría
limitar las herramientas disponibles para el estudio del enlace.

LA TEORÍA DEL ENLACE DE VALENCIA (T.E.V.)

La Teoría del Enlace de Valencia fue la primera teoría, basada en la mecánica


cuántica, que se desarrolló para explicar el enlace en las moléculas covalentes.
Se puede considerar que expresa el concepto de Lewis del enlace en términos de
las funciones de ondas. En 1927, Heitler y London propusieron un tratamiento
mecano-cuántico para la molécula de hidrógeno, que fue posteriormente
desarrollado por investigadores como Pauling y Slater, entre otros. Lo que
aparece a continuación es un resumen del trabajo de Pauling y Coulson.
Natalia Ruiz Montes de Oca
No. De Control: 18201034

Como primera aproximación, considérense dos átomos de hidrógeno que se


encuentran muy separados entre sí, a distancia infinita, de forma que no hay
interacción posible entre ellos. La función de onda que describe al sistema será
igual al producto de las funciones de onda que describen a cada átomo por
separado:

Ψ = φA(1)φB(2)

TEORÍA DE LOS ORBITALES MOLECULARES.

Otra manera de describir el enlace covalente en términos de la Mecánica


Cuántica consiste en la teoría de los orbitales moleculares (OM). Según esta
teoría, cuando los átomos interaccionan sus orbitales atómicos pierden su
individualidad y se transforman en orbitales moleculares que son orbitales que
dejan de pertenecer a un solo núcleo para pasar a depender de dos o más
núcleos. El tratamiento matemático que utiliza la Mecánica Cuántica para el
cálculo de los orbitales moleculares es el método de la combinación lineal de
orbitales atómicos, o método CLOA, que considera que el orbital molecular, y, es
el resultado de la combinación lineal, es decir, una suma o una resta, de los dos
orbitales atómicos implicados, F1 y F2.

Cuando los orbitales atómicos se combinan para formar orbitales moleculares, el


número de orbitales moleculares que resulta, siempre es igual al número de
orbitales atómicos que se combinan.

El caso más sencillo es el de la interacción de dos átomos, cada uno con un solo
orbital atómico ocupado por un único electrón, es decir, el caso ya considerado
desde el punto de vista de la teoría del enlace de valencia, de la formación de la
molécula de hidrógeno. Se verá que la descripción del enlace H-H es la misma, o
al menos muy similar a la descripción de los enlaces en moléculas más complejas.
Cuando los dos orbitales 1s de dos átomos de hidrógeno interaccionan se
transforman en dos orbitales moleculares, uno enlazante, que queda ocupado
por los dos electrones, que dejan de pertenecer a un solo núcleo para pasar a
pertenecer a los dos núcleos atómicos, y otro antienlazante, que quedará vacío.
El orbital molecular enlazante es de menor energía que los orbitales atómicos
originales y el antienlazante de mayor energía que éstos. Por ello al formarse el
enlace y pasar los electrones al orbital molecular enlazante se desprende una
determinada energía que es la que se ha definido en la teoría del enlace de
valencia como energía de disociación de enlace.
Natalia Ruiz Montes de Oca
No. De Control: 18201034

Enlace de Valencia
La Teoría del Enlace de Valencia fue la primera teoría, basada en la mecánica
cuántica, que se desarrolló para explicar el enlace en las moléculas covalentes.
Se puede considerar que expresa el concepto de Lewis del enlace en términos de
las funciones de ondas. En 1927, Heitler y London propusieron un tratamiento
mecano-cuántico para la molécula de hidrógeno, que fue posteriormente
desarrollado por investigadores como Pauling y Slater, entre otros. Lo que
aparece a continuación es un resumen del trabajo de Pauling y Coulson.

Como primera aproximación, considérense dos átomos de hidrógeno que se


encuentran muy separados entre sí, a distancia infinita, de forma que no hay
interacción posible entre ellos. La función de onda que describe al sistema será
igual al producto de las funciones de onda que describen a cada átomo por
separado:

Ψ = φA(1)φB(2)

donde φA y φB representan a los orbitales 1s de cada átomo de hidrógeno.


Cuando se resuelve la ecuación de ondas en función de la distancia de
separación entre los átomos, se obtiene un valor de la energía de -24 kJ/mol y
una distancia de equilibrio de 90 pm. Los valores experimentales para esta
molécula son –458 kJ/mol y 74 pm, respectivamente, lo que indica que esta
aproximación dista mucho de representar la situación real.

Una mejora de dicha función, sugerida por Heitler y London, consiste en suponer
que los electrones no pueden ser asignados de manera taxativa a los núcleos A y
B. Cuando los átomos se aproximan hasta la distancia de equilibrio, no es posible
distinguir si el electrón 1 está ligado al átomo A o al átomo B, y lo mismo sucede
con el electrón 2. Así pues, una descripción del sistema igualmente válida es la
que representa la función de onda Ψ = φA(2)φB(1), en la cual el electrón 2 está en el
átomo A y el electrón 1 en el átomo B. Como ambas funciones son igualmente
probables, la mejor función que describe al sistema resulta de una combinación
lineal de ambas:

Ψ = φA(1)φB(2) + φA(2)φB(1)

Los valores de energía y distancia que se obtienen en este caso son -303 kJ/mol y
86.9 pm. Aunque estos valores aún están lejos de los correspondientes a la
Natalia Ruiz Montes de Oca
No. De Control: 18201034

molécula real, sí se acercan más que los anteriores. Esta aproximación suele
llamarse de intercambio, pues se basa en la posibilidad de que los electrones
cambien de núcleo en lo que a asignaciones se refiere.

Una mejora posterior hace uso de la carga nuclear efectiva. Aunque tenemos
dos electrones y dos núcleos, cada electrón apantalla al otro en cierto grado, por
lo que el empleo de Zef en φA y φB podría mejorar el cálculo. Y así sucede, como
se observa en la tabla:

Pero aún es posible incluir una corrección adicional que supone que en algún
momento los dos electrones puedan “pertenecer” a un único átomo (A o B)
simultáneamente, en lo que comúnmente se denomina la contribución iónica.
Aunque es una situación extrema, no lo es menos el suponer que los dos
electrones van a estar siempre uno con cada núcleo. Así pues, lo que esto
presupone es la existencia de una parte iónica en un enlace covalente:

H-H H+ H- H- H+
covalente iónica

Entonces puede escribirse la siguiente función de onda molecular:

Ψ = φA(1)φB(2) + φA(2)φB(1) + λ φA(1)φA(2) + λ φB(1)φB(2)

En la que los dos primeros términos representan la estructura covalente y los dos
siguientes las estructuras iónicas. Como los dos electrones tienden a repelerse
entre sí, la probabilidad de encontrar a los dos sobre el mismo núcleo es inferior y
por eso la contribución iónica pesa menos que la covalente ( λ < 1). Esta
ecuación puede escribirse también de la forma siguiente:
Natalia Ruiz Montes de Oca
No. De Control: 18201034

Ψ = φcov + λ φ H+ H- + λ φ H- H+

Resulta obvio que esta función de onda puede modificarse por adición de
términos que acerquen los cálculos hasta los valores experimentales. De hecho, se
ha publicado una función Ψ con 100 términos que acerca el valor de la energía
hasta el límite de 0.01 kJ/mol.

La función de onda Ψ representa un enlace σ (sigma). Este orbital presenta


simetría cilíndrica alrededor del eje internuclear. La siguiente figura muestra la
variación de la energía potencial para la molécula de H2 en función de la
distancia internuclear. Esta curva presenta un mínimo que corresponde a la
distancia de equilibrio (o de enlace) en esta molécula.

Hibridación de orbitales
Natalia Ruiz Montes de Oca
No. De Control: 18201034

Un mismo átomo central es capaz de unirse a un variado número de átomos. Un


ejemplo lo constituye el carbono. Consideremos estos tres casos: ácido
cianhídrico (HCN), formaldehído (HCHO) y metano (CH4). Analicemos las
estructuras de Lewis de estas tres especies:

¿Cómo podemos explicar que el mismo átomo central (carbono) sea capaz de
unirse a dos, tres y cuatro átomos en cada caso? ¿No debería unirse siempre al
mismo número de átomos?

La teoría del enlace de valencia (TEV) nos ayuda un poco a explicar esta
variación en el número de coordinación. La TEV nos dice que los enlaces químicos
alrededor de un átomo central se forman utilizando orbitales híbridos, que son el
resultado de la hibridación de los orbitales atómicos del átomo central.
Consideremos el átomo de carbono, cuyo número atómico es 6. Esto quiere decir
que su configuración electrónica es 1s2, 2s2, 2p2, y podemos representar a los
orbitales atómicos del nivel 2 de la siguiente forma:

De acuerdo a tal configuración, el carbono sólo podría formar dos enlaces


covalentes, ya que cuenta con dos orbitales semillenos (otro átomo completaría
el otro electrón necesario para el nuevo enlace en cada orbital). Sin embargo,
vemos que es capaz de formar hasta cuatro enlaces. ¿Cómo? Lo que ocurre es
un proceso llamado HIBRIDACIÓN. Los orbitales “s” y “p” se combinan, generando
nuevos orbitales híbridos. Así, el proceso de hibridación de un orbital “s” con tres
orbitales “p” conduce a la formación de cuatro nuevos orbitales híbridos, que
llamaremos “sp3”, y que se lee "ese pe tres" (la suma de los exponentes nos da el
número de orbitales formados, 1 + 3 = 4).
Natalia Ruiz Montes de Oca
No. De Control: 18201034

Este proceso de hibridación nos da cuatro orbitales híbridos sp 3, los cuales están
semillenos (tienen un solo electrón). Esto quiere decir que son capaces de
formar cuatro enlaces covalentes, y por ello en el metano (CH4), el carbono
central puede acomodar alrededor de él a cuatro átomos.

Observación

En el metano (CH4) decimos que el átomo central tiene una hibridación sp3, porque está
unido a cuatro átomos.

Pero, ¿y qué pasa en los otros casos? Pues en el caso del formaldehido (HCHO) el
carbono está unido sólo a tres átomos. En este caso, la hibridación no es sp 3, sino
sp2 (leido "ese pe dos"), ya que sólo se necesitan tres orbitales híbridos para poder
unirse a tres átomos:

Vemos que uno de los orbitales atómicos 2p del carbono no sufre hibridación:
este orbital será usado para la formación del doble enlace. Por tanto, se han
formado tres orbitales híbridos sp2 (suma de exponentes 1+2 = 3, coincide con el
número de orbitales y con el número de átomos coordinados).

Finalmente, en el caso del ácido cianhídrico (HCN), al coordinar sólo dos átomos,
el carbono requiere la presencia de sólo dos orbitales híbridos, y estos orbitales se
denominan sp (leido "ese pe"). Por tanto, decimos que el átomo de carbono tiene
una hibridación sp. Los dos orbitales atómicos 2p restantes son utilizados en la
formación del enlace triple.

Observación
Natalia Ruiz Montes de Oca
No. De Control: 18201034

Toma en cuenta que la hibridación del átomo central depende sólo del número de
átomos que tiene unido, no depende del tipo de enlaces que presente (sigma o pi).

¿Y para qué ocurre la hibridación? Pues ocurre para que un átomo forme nuevos
enlaces. Los orbitales atómicos no están diseñados para la compartición de
electrones. Sin embargo, los orbitales híbridos sí permiten aceptar electrones de
otras especies y, consecuentemente, formar enlaces covalentes. Por tanto, un
átomo es capaz de formar enlaces sólo a través de orbitales híbridos.

En el caso de que el átomo central posea pares libres (es decir, cuando no se
trata de carbono), debemos considerar que cada par libre ocupa un orbital
híbrido. Por ejemplo, la molécula de amoníaco (NH3) tiene la siguiente estructura
de Lewis:

Observamos que el nitrógeno (átomo central) está unido a tres átomos de


hidrógeno y tiene, además, un par de electrones libre. El nitrógeno tiene número
atómico 7, es decir, posee un electrón más que el carbono. En el caso de la
formación de orbitales híbridos, observamos lo siguiente:

Vemos que un orbital híbrido está lleno. Sin embargo, los otros tres están
semillenos, y serán los que aceptarán los electrones de los átomos con los que se
formarán enlaces covalentes. Dado que se han formado cuatro nuevos orbitales
híbridos, la hibridación del átomo de nitrógeno es sp3.

¿Y por qué el nitrógeno no usa los tres orbitales del subnivel 2p para formar
enlaces covalentes? Pues porque ya hemos dicho que esos orbitales son
atómicos, pero no sirven para formar enlaces covalentes. Es necesario siempre
realizar la hibridación, y para ello, es necesaria la presencia de un orbital “s”. Por
tal motivo, la combinación posible, dado el número de átomos coordinados y del
par libre, es la de formar cuatro orbitales sp3. El par libre de electrones está
ubicado dentro de un orbital híbrido sp3.
Natalia Ruiz Montes de Oca
No. De Control: 18201034

Teoría de Hibridación
Formación, representación y características de los orbitales
híbridos.

La teoría de hibridación de orbitales, establecida por Linus Pauling en su obra


publicada en 1931 The Nature of the Chemical Bond, complementa la teoría de
enlace de valencia a la hora de explicar la formación de enlaces covalentes. En
concreto, la hibridación es el mecanismo que justifica la distribución espacial de
los pares de electrones de valencia (lineales, triangulares planas y tetraédricas).
Los tipos de hibridación de orbitales que necesitamos aplicar para justificar la
geometría de las moléculas más simples son: sp, sp2 y sp3.

Las ideas básicas que permiten una primera aproximación al modelo de


hibridación son:

 Un orbital híbrido es una combinación de orbitales atómicos


 El número de orbitales híbridos que se forman es igual al número de
orbitales atómicos que se combinan.
 Los orbitales híbridos formados tienen la misma forma y una determinada
orientación espacial: sp lineal; sp2 triangular plana y sp3 tetraédrica.
 Los orbitales híbridos disponen de una zona o lóbulo enlazante y otra zona
o lóbulo antienlazante; el enlace se produce por el solapamiento del
lóbulo enlazante con el otro orbital del átomo a enlazar.
Natalia Ruiz Montes de Oca
No. De Control: 18201034
Natalia Ruiz Montes de Oca
No. De Control: 18201034
Natalia Ruiz Montes de Oca
No. De Control: 18201034
Natalia Ruiz Montes de Oca
No. De Control: 18201034

Enlace Metálico.
Los átomos de los metales (en estado sólido) se encuentran unidos por medio del
enlace metálico. Todos y cada uno de los átomos del metal comparten los
electrones del último nivel de energía, forman así una red tridimensional y
compacta de cationes ordenados llamada cristal metálico que está inmersa en
una nube de electrones compartidos; esta estructura tiene gran estabilidad.
Ya que los átomos de los metales tienen pocos electrones en su última capa, por
lo general 1, 2 ó 3, éstos pierden fácilmente esos electrones (electrones de
valencia) y se convierten en iones positivos, por ejemplo: Na+, Cu2+, Mg2+. Los iones
positivos resultantes se ordenan en el espacio y forman la red metálica.
Los electrones de valencia desprendidos de los átomos forman una nube de
electrones que puede desplazarse a través de toda la red. De este modo, todo el
conjunto de los iones positivos del metal queda unido mediante la nube de
electrones con carga negativa que los envuelve

Se presenta entre átomos metálicos los iones más los cationes forman una
estructura cristalina y los electrones ocupan los espacios que quedan libres
entre ellos, sin que permanezcan fijos en ningún catión concreto (mar de
electrones).

Los electrones se encuentran en movimiento y libres, pero estabilizan su


estructura al tener carga contraria a los cationes.

Vous aimerez peut-être aussi