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Introducción
Esta organización menciona que la tortura es a menudo un atajo abusivo para extraer
"confesiones". La víctima, casi siempre o muy a menudo, firma lo que le pongan delante, con tal
de que acabe la tortura.
Por otra parte, la niñez también es víctima de tortura o maltrato, ya que según la organización
Child Rights International Network (2018), la UNICEF afirma que la tortura de niños y niñas
"ocurre en distintos contextos, entre otros: en allanamientos por parte de la policía por ser
percibidos como causantes de amenazas contra el orden público o la seguridad; cuando los niños
están encarcelados o ingresados en centros de detención; y cuando los niños son percibidos
como vinculados de cualquier forma a grupos subversivos, lo que incluye ser hijo de militante". El
estudio de la ONU sobre la violencia contra las niñas y los niños (UNVC, 2006, p. 175) observa en
su informe que los niños y niñas en instituciones públicas de muchos países están expuestas/os
a violencia por parte del personal y otras/os encargadas/os de su cuidado, incluyendo "tortura,
palizas, aislamiento, atadura, violación, acoso y humillación”.
¿Qué es la tortura?
De conformidad con el artículo 1.º de la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas
Crueles, Inhumanos o Degradantes, debe entenderse como…
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En otras palabras, la tortura:
Son actos que agreden o maltratan intencionalmente a una persona. Estas acciones buscan
castigar o quebrantar la resistencia física o emocional (artículo 5.º de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos; artículo 1.º de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas
Crueles, Inhumanos o Degradantes; artículos 7.º y 10.º del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos; y artículo 5.º de la Convención Americana sobre Derechos Humanos).
Son actos que provocan miedo, ansia y sentimientos de inferioridad, con el fin de humillar,
degradar y romper la resistencia física y moral de la víctima (artículo 5.º de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos; artículo 1.º de la Convención contra la Tortura y Otros
Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; artículos 7.º y 10.º del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos; y artículo 5.º de la Convención Americana sobre Derechos Humanos).
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¿Qué diferencia hay entre la tortura y los tratos crueles, inhumanos y degradantes?
De acuerdo con la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso de Caesar vs. Trinidad
y Tobago (sentencia del 11 de marzo de 2005, párrafo 9), el criterio esencial para diferenciar
entre tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, es la intensidad del
sufrimiento.
Bajo esta premisa, la Corte Interamericana, en los casos Inés Fernández Ortega y otros vs. los
Estados Unidos Mexicanos y Valentín Rosendo vs. Estados Unidos Mexicanos (sentencia 30 de
agosto 2010, párrafo 30), ha entendido que se está frente a un acto de tortura cuando el maltrato
cumple con los siguientes requisitos:
Es intencional.
En razón de ello, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso de las hermanas Gómez
Paquiyauri (sentencia del 8 de julio 2004, párrafo 113), indica que la intensidad del sufrimiento
es relativa y requiere un análisis caso por caso, que debe contemplar todas las circunstancias,
incluyendo la duración del maltrato, las secuelas físicas, las psicológicas, el sexo, la edad y el
estado de salud de la víctima, entre otros factores.
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En torno a la tortura sexual, el Protocolo de Estambul, en su punto 215, indica que…
De igual forma, se considera como tortura a todas las técnicas de interrogación diseñadas para
que una persona no tenga control de sus sentidos y no sepa dónde se encuentra; en otras
palabras, generar una privación sensorial y desorientación en la víctima. Estas técnicas incluyen,
entre otras, la privación de líquidos, alimentos y del sueño; es decir, no proporcionar bebidas,
comida e impedir que una persona duerma. También se considera como tortura exponer a
las personas a ruidos fuertes, introducir líquidos por la nariz, mantenerlas encapuchadas y
obligarlas a estar en posiciones físicas agotadoras.
No; la tortura puede ser un dolor o sufrimiento tanto físico como mental. Los tratos crueles e
inhumanos, así como la tortura psicológica, pueden incluir:
Aislamiento, que es mantener a una persona alejada del mundo exterior y sin saber dónde se
encuentra y cuánto tiempo ha pasado.
Incomunicación, que implica mantener a una persona alejada de otras y sin poder hablar con
sus familiares, amigas/os o abogada/o.
Amenazas sobre causar lesiones graves, por ejemplo, perder un brazo o una pierna; las
amenazas de muerte, entre otras.
Despliegue innecesario de armas; en otras palabras, que las autoridades muestren o tengan a
la vista cualquier tipo de armamento sin justificación.
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Considerando las definiciones anteriores, el maltrato se tipifica como tortura, siempre y cuando lo
realice una autoridad en su función; si lo realiza cualquier persona, no existe como tal la tortura.