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PEQUEÑOS CONSEJOS,

GRANDES RESULTADOS
Escuché en una ocasión un refrán popular que dice: “el que escucha
consejos llega a viejo”. Esta es una manera sencilla de entender que, si
aplicamos los buenos consejos podremos tener resultados positivos y
duraderos para vivir la vida con tranquilidad. Este mes quiero enfocar-
me en compartir con ustedes pequeños consejos, pero que tienen el
potencial de traer grandes resultados. Estos consejos los he escucha-
do, analizado, aprendido y puesto en práctica, de manera que, he dis-
frutado de los enormes beneficios de aplicarlos a mi vida. Son consejos
basados en la palabra de Dios, esta es la razón por la que son poderosos
consejos. La Biblia dice en 2 Timoteo 3:16-17: “Toda la Escritura es inspi-
rada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos
ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equi-
vocados y nos enseña a hacer lo correcto. Dios la usa para preparar y
capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra”. Espero que estos
pequeños consejos te sirvan tanto a ti como me han sido útiles a mí.
Mi oración es que Dios use estos devocionales para inspirar tu vida y te
ayude a realizar los cambios que te traigan bendición.

Pastor Elías Betanzos.

REUNIONES: Centro de Alabanza y Proclamación (CAP) Carretera 190 km. 6.5, San Francisco Tutla, Oaxaca. (Altos
Deportivo Oaxaca). Domingo: 8:30 y 10:30 am, 1:00 y 6:00 pm. (CAP) Campus Reforma Netzahualcóyotl 218, Col. Reforma.
Oaxaca, Oax. Domingo: 9:00 y 11:30 am., 7:30 pm. Martes 7:30 pm. Miércoles: 8:00 pm. Sábado: Reunión de jóvenes [ CAP
Juvenil ] 6:00 pm. Oficinas: Jazmines No. 909, Col. Reforma, Oaxaca de Juárez, Oax. C.P. 68050. Tels. 01(951)5151733,
01(951)5184878. Si deseas anunciarte en esta publicación, llama al: (951) 212 6025 con Margarita López Puentes
margaritalopezpuentes@outlook.com Ediciones Ginosko Año IX, Número 7, «Cita Con Dios» es una publicación mensual
gratuita con un tiraje de 20,000 ejemplares.
Lectura del día: Hebreos 3:1-6 1 de julio

EL CONSTRUCTOR
Cuando pensamos en Dios como el constructor del universo y Crea-
dor del género humano, podríamos quedarnos en lo maravilloso y
extraordinariamente grande que es todo lo que nos rodea. La Biblia
dice en Hebreos 3:4: “Pues cada casa tiene un constructor, pero el que
construyó todo es Dios”. Dicen los científicos que la galaxia en la que
vivimos gira a la velocidad de 784.000 kilómetros por hora y que a esa
velocidad necesita 200 millones de años para hacer una rotación. Y
que existen más de 1000 millones de galaxias como la nuestra. Para
hacerlo más sencillo, expresan que, el número de estrellas que hay
en la creación es igual a los granos de las arenas de todas las playas
del mundo. Lo que podemos ver es una inteligencia maravillosa y a un
constructor sorprendente detrás de esta labor. La motivación de esta
obra es el amor. Nuestro Creador no solo nos creó. También nos recreó
por amor cuando el pecado había afectado su obra. La construcción
mayor es el trabajo de la gracia de Dios en el alma de cada ser huma-
no. Nuestro Señor quitó las tinieblas, el desorden y el vacío de nuestra
vida con la obra maravillosa de la salvación. El cambio fue único, sor-
prendente, extraordinario y radical. De hecho, fue una transformación.
Una nueva creación. Gracias a Dios que no somos una obra terminada.
Él trabaja cada día en nosotros.
Oremos: Padre celestial, agradecemos la maravillosa creación para
nuestro beneficio. Te pedimos nos ayudes esta semana a encontrar
maneras de cómo desarrollar nuestro carácter y cómo madurar en
nuestra experiencia espiritual. Concédenos demostrar con nuestras
acciones el crecimiento que hemos logrado. Danos la oportunidad de
testificar a otros de nuestro avance espiritual y de lo que puedes hacer
en ellos. En el nombre de Cristo Jesús. Amén.
Lectura del día: Efesios 2:16-22 2 de julio

LA PIEDRA DEL ÁNGULO


A nuestro Señor Jesucristo se le llama en la Biblia la piedra del án-
gulo y en otras versiones se traduce como la piedra principal. La Biblia
dice en Efesios 2:20: “Juntos constituimos su casa, la cual está edifi-
cada sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas. Y la piedra
principal es Cristo Jesús mismo”. Esta piedra ocupaba dos lugares im-
portantes en toda la construcción. Era una roca de gran tamaño que
se colocaba en una esquina de la cimentación o fundamento. Servía
como referencia al resto de toda la estructura. Le daba solidez, unión
y fortaleza a todo el edificio. Otro lugar en donde se coloca una pie-
dra del ángulo es en la unión de los arcos del techo o en la parte más
elevada de una bóveda. Nuestro Señor Jesucristo ha venido a ser la
piedra del ángulo, del cimiento, de la base, la que sostiene todo y la
que completa el ángulo de la cúspide. Así puede decirse que Él es el
principio y el fin, el alfa y la omega. Que gran bendición saber que en
nuestra vida espiritual Él es la base de nuestra fe, el sustento de lo que
creemos, la piedra que le da belleza a nuestra estructura espiritual y
doctrinal. La Biblia dice en 1 Pedro 2:6: “ Como dicen las Escrituras:
«Pongo en Jerusalén una piedra principal, elegida para gran honra, y
todo el que confíe en él jamás será avergonzado»”. El Señor nos libre
de rechazarlo, porque vendrá deshonra a nuestras vidas.
Oremos: Padre nuestro Celestial: Gracias por permitirnos fundamen-
tar nuestra vida y nuestra fe en Jesucristo. Te rogamos que nos ayudes
a compartir con un cristiano recién convertido la enseñanza de que
nuestro Señor es el que le da un fundamento sólido a nuestra expe-
riencia espiritual. Concédenos la oportunidad de guiar a un compa-
ñero de trabajo, de la escuela, algún vecino o a un familiar a aceptar
a Cristo como su Salvador y su Señor. En el nombre de Jesús. Amén.
Lectura del día: 1 Corintios 10:2-11 3 de julio

LA ROCA
Para vivir con éxito, una vez que hemos iniciado una relación espiri-
tual con nuestro Padre celestial por medio de la experiencia maravi-
llosa de haber sido perdonados de nuestros pecados. Por la fe en la
obra de Cristo Jesús en la Cruz del Calvario, debemos fundamentar
nuestra vida sobre la roca espiritual y edificar todo sobre ella. La Bi-
blia dice en 1 Pedro 2:4: “Ahora ustedes se acercan a Cristo, quien es
la piedra viva principal del templo de Dios. La gente lo rechazó, pero
Dios lo eligió para darle gran honra”. El esfuerzo del creyente debe ser
para mantenerse en el camino de la vida cristiana y de construir su
carácter sobre la roca de nuestra salvación. A Damasco e Israel, nues-
tro Creador envía juicio de desolación, por medio del Profeta Isaías. La
Palabra de Dios dice en Isaías 17:10: “¿Por qué? Porque te has aparta-
do del Dios que puede salvarte. Te has olvidado de la Roca que puede
esconderte. Así que tal vez plantes las mejores vides e importes los
tallos más costosos”. Es una bendición no olvidarnos ni apartarnos,
sino fundamentar todos nuestros planes, sueños, anhelos, proyectos,
nuestro matrimonio, nuestra familia, el trabajo, las finanzas, nuestra
labor ministerial y la vida completa en la roca que es Cristo Jesús. Que
bendición saber que la roca viaja con nosotros como lo hizo con su
pueblo Israel en su camino hacia Canaán. La Biblia dice en 1 Corintios
10:4: “y todos bebieron la misma agua espiritual. Pues bebieron de la
roca espiritual que viajaba con ellos, y esa roca era Cristo”.
Oremos: Bendito Dios: Gracias por darnos seguridad al fundamentar-
nos en la roca de salvación que es Cristo. Ayúdanos a no alejarnos de
Él por ningún motivo. Permítenos este día reunir a nuestros hijos e hi-
jas para aconsejarles que el fundamento de su familia sea la roca que
nos da agua espiritual. En Su nombre oramos. Amén.
Lectura del día: Salmos 73:23-28 4 de julio

FORTALEZA DE DIOS
Los seres humanos somos físicamente limitados, finitos y muy débi-
les. De igual manera, en el área espiritual, por nuestros propios recur-
sos somos frágiles. Reconocemos que toda fortaleza viene de Dios. La
Biblia dice en Salmos 73:26: “Puede fallarme la salud y debilitarse mi
espíritu, pero Dios sigue siendo la fuerza de mi corazón; él es mío para
siempre”. Por la fe, en todas las áreas de nuestra vida: espíritu, alma y
cuerpo, somos muy limitados. Por medio del Espíritu Santo nuestro
cuerpo puede ser fortalecido. De igual manera, nuestra mente, nues-
tro espíritu, nuestras emociones, nuestros sentimientos, reciben ayu-
da y fortaleza de parte de Dios. Tenemos ejemplos desde el Génesis
hasta Apocalipsis de hombres y mujeres que testifican de que su fuer-
za viene de Dios solamente. La Palabra de Dios dice en 2 Samuel 22:2-
3: “El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi salvador; mi Dios, mi roca, en
quien encuentro protección. Él es mi escudo, el poder que me salva
y mi lugar seguro. Él es mi refugio, mi salvador, el que me libra de la
violencia”.  Elías, cuando se encontraba deprimido, cansado y agotado
recibió el apoyo de un ángel enviado por Dios para fortalecerlo, para
que siguiera su camino por cuarenta días. En el Nuevo Testamento en-
contramos al Apóstol Pablo que da testimonio de que se regocijaba
en sus debilidades, porque ahí se manifestaba el poder y la fortaleza
de Dios en él. Debemos recordar que también en instituciones como
el matrimonio, el trabajo, la escuela, se puede recibir fortaleza para
cumplir sus objetivos, inclusive hacer grandes cosas. Ante las adversi-
dades de la vida reconozcamos que es Dios quien nos fortalece y nos
ayuda en nuestras debilidades.
Oremos: Bendito Padre celestial: Al entregarte nuestra vida, te entre-
gamos también nuestras debilidades y limitaciones. Reconocemos
que sin ti nada podemos hacer. Que contigo todo es posible. Te roga-
mos que hoy nos concedas la oportunidad de ayudar a alguien que se
sienta débil. En el nombre de Cristo Jesús. Amén.
Lectura del día: Salmos 37:28-40 5 de julio

LA JUSTICIA DIVINA
Comencemos nuestra reflexión considerando que todo en esta vida
es injusto. Las leyes son injustas, las autoridades son injustas, el mun-
do es injusto. El pecado trajo como consecuencia que en todo se ma-
nifieste la injusticia. Pareciera que se favorece el ser desobediente y
malvado para tener bendición, mientras que el obediente no recibe
justa retribución. Esto nos lleva a considerar que el desafío del ser hu-
mano es hacer la voluntad de Dios y alcanzar la justicia. Que solamente
con la ayuda de nuestro Padre celestial es posible superar la injusticia.
La Biblia dice en Salmos 37:28: “Pues el Señor ama la justicia y nunca
abandonará a los justos. Los mantendrá a salvo para siempre, pero los
hijos de los perversos morirán”. Por cuanto Él es santo, confronta la
injusticia, la iniquidad y el pecado y nos ayuda para vivir conforme a
su voluntad, en justicia. En el caso de nuestro Señor, los estudiosos de
las Sagradas Escrituras hablan de su justicia gobernativa y la justicia
retributiva. En la primera es su manifestación en el gobierno moral del
mundo, por medio de su ley justa sobre el hombre. La segunda tiene
que ver con la distribución de las recompensas y los castigos. Gracias
a Dios porque, así como hablamos de su amor, de su misericordia, de
su bondad, de su grandeza y de su gracia, podemos considerar su jus-
ticia. En la experiencia personal en la que somos víctimas de las injus-
ticias de los demás, nuestra esperanza es que tenemos a un juez justo
que actuará en favor de quienes le amamos y obedecemos. Al final de
los tiempos no habrá favoritismo. Juicio para los que se entregan a la
maldad y desobedecen a la verdad. Vida eterna para quienes hacen el
bien y buscan agradar a Dios obedeciéndole.
Oremos: Dios nuestro: Gracias por habernos justificado y por ense-
ñarnos a ser justos en nuestra vida diaria. Ayúdanos para que hoy ac-
tuemos con justicia. En el nombre de Cristo Jesús. Amén.
Lectura del día: Hebreos 7:23-28 6 de julio

UN INTERCESOR
Hay verdades maravillosas en la Palabra de Dios que tienen bendi-
ciones abundantes para nosotros. No las logramos entender en su
totalidad, pero experimentamos sus bondades y sus beneficios. Una
de ellas, es que, nuestro Señor Jesucristo fue resucitado de entre los
muertos y está sentado a la diestra del Padre intercediendo por noso-
tros. Es una verdad con una trascendencia tal que mientras Él aboga
por nosotros, también nos cuida, guía y ayuda en nuestro diario cami-
nar. La Biblia dice en: Hebreos 7:25: “Por eso puede salvar —una vez y
para siempre— a los que vienen a Dios por medio de él, quien vive para
siempre, a fin de interceder con Dios a favor de ellos”. Él es nuestro
Sumo Sacerdote que pide al Padre que libre a su pueblo del pecado,
que lo proteja del mal y lo guarde en su amor. Pide que la fe de nin-
guno de sus fieles seguidores falte. Nos ministra cada día, mientras
intercede para que nuestras oraciones sean contestadas. Es seguro
que el enemigo de nuestras almas viene con frecuencia, para acusar-
nos ante el Dios Todopoderoso. Nuestro intercesor habla en favor de
nosotros, nos defiende usando su poder y autoridad. No podemos ol-
vidar que antes de la exaltación pasó por la humillación. Que, para ser
victorioso sobre la muerte, dejando la tumba vacía pasó por la Cruz del
Calvario. Hemos sido llamados a vivir en santidad, y cuando fallamos;
nos arrepentimos y pedimos perdón. Jesucristo, nuestro abogado nos
defiende, levanta y reconcilia con el Padre.
Oremos: Padre celestial: Te bendecimos por ser nuestro Salvador,
nuestro Señor, nuestro intercesor, nuestro abogado y nuestro defen-
sor. Te pedimos que nos concedas interceder por las personas que tie-
nen necesidades. En el nombre de Jesús. Amén.
Lectura del día: Romanos 7:6-14 7 de julio

LA LEY
La polémica en el pueblo cristiano por siglos es entre la ley y la gra-
cia. La pregunta que se realiza es: ¿Somos salvos por cumplir la ley o
por la fe en Cristo Jesús? ¿Ganamos la salvación por cumplir los man-
damientos y los preceptos de la ley mosaica o por tener un sincero
arrepentimiento y aceptar a Cristo como nuestro Salvador personal
y como nuestro Señor? Debemos decir que la ley fue dada al pueblo
de Israel en el Sinaí, después de que fue liberado de la esclavitud en
Egipto. Antes de ese tiempo no existía la ley. Pablo dice que la ley fue
dada a causa de las transgresiones. A partir de ahí la persona que peca
transgrede una ley explícita. Ya no puede argumentar ignorancia, por-
que la ley determina lo que es pecado. Nadie fue capaz de cumplir la
ley, solamente Cristo. Significa que con la venida de Cristo llegó el fin
de la ley como un medio de justificación. La Biblia dice en Romanos
7:6: “Pero ahora fuimos liberados de la ley, porque morimos a ella y
ya no estamos presos de su poder. Ahora podemos servir a Dios, no
según el antiguo modo —que consistía en obedecer la letra de la
ley— sino mediante uno nuevo, el de vivir en el Espíritu”. Dios justifica
a la persona que por la fe reconoce a Cristo como Salvador. La ley nos
habla de lo que el hombre debiera ser y la gracia demuestra lo que
Dios es. En la ley no hay gracia ni misericordia. Es como un espejo que
hace que el ser humano se vea como es moralmente hablando. Nues-
tro Señor dijo que deberíamos amar a Dios con todo nuestro ser y al
prójimo como a nosotros mismos. La Palabra de Dios dice en Mateo
22:40: “Toda la ley y las exigencias de los profetas se basan en estos
dos mandamientos”.
Oremos: Padre nuestro Celestial: Gracias por habernos librado del po-
der de la ley. Gracias por Jesucristo que la cumplió totalmente por no-
sotros. Ayúdanos a compartir con una persona, el mensaje de la gracia
redentora de Cristo Jesús. En Su nombre oramos. Amén.
Lectura del día: 2 Corintios 5:1-10 8 de julio

EL ÚLTIMO JUICIO
La Biblia nos habla de los eventos al final de los tiempos. Destaque-
mos, para propósito de nuestra reflexión hoy, tres de ellos: La resu-
rrección de entre los muertos, la entrega de los muertos por el mar, la
muerte y el Hades y el juicio final. Una cosa que no debemos olvidar
es que, creamos o no, el juicio se llevará a cabo y todos los seres hu-
manos compareceremos ante el tribunal de Cristo para dar cuenta de
lo que hicimos en esta vida, sea bueno o sea malo. La Biblia dice en
2 Corintios 5:10: “Pues todos tendremos que estar delante de Cristo
para ser juzgados. Cada uno de nosotros recibirá lo que merezca por
lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en este cuerpo
terrenal”. Apocalipsis 20 dice que, los libros y el libro de la vida serán
abiertos. De acuerdo con lo escrito en ellos seremos juzgados. La Bi-
blia dice en Juan 5:29: “y resucitarán. Los que hicieron el bien resuci-
tarán para gozar de la vida eterna, y los que continuaron en su maldad
resucitarán para sufrir el juicio”.  Si ningún ser humano escapará de
este evento final conviene buscar la gracia de Dios para vivir en obe-
diencia a Él, haciendo su voluntad y lo que agrade a nuestro Creador.
Nuestro Señor Jesucristo será el juez. Los incrédulos sufrirán juicio
según sus obras. Será un tiempo de dolor y tristeza. Los creyentes re-
cibiremos recompensas y coronas. Será un tiempo de regocijo. El cielo
y la tierra serán destruidos.
Oremos: Bendito Dios: Gracias por haber pagado nuestra deuda por
medio de la muerte de nuestro Señor Jesucristo. Gracias por la nueva
vida que vivimos en Él. Te pedimos que hoy nos concedas la oportuni-
dad de compartir con una persona el mensaje de que en Cristo el final
de los tiempos será un tiempo de fiesta y de regocijo. Que tenemos
una invitación para participar en las Bodas del Cordero. Será un tiem-
po de gozo y alegría. En el nombre de Jesús oramos. Amén.
Lectura del día: Jeremías 17:5-11 9 de julio

YO CONFÍO EN TI
En la vida pasamos por diversas experiencias. Algunas positivas, ale-
gres y muy edificantes. Otras tristes, negativas, dolorosas y difíciles de
superar. En los tiempos de dificultades, de pruebas, de enfermedad o
de angustias, podemos confiar en nuestros recursos personales, en
otras personas o en instituciones. Las Sagradas Escrituras nos ense-
ñan que no debemos confiar en nuestros recursos porque son limita-
dos, débiles, frágiles y finitos. Tampoco debemos confiar en otro ser
humano, porque nos fallan, nos mienten o toman ventaja de nosotros.
De hecho, dice que maldito es el hombre que confía en el hombre. El
consejo sabio es que debemos siempre depositar nuestra confianza
en el Dios Todopoderoso. La Biblia dice en Jeremías 17:7: “Pero bendi-
tos son los que confían en el Señor y han hecho que el Señor sea su
esperanza y confianza”. Esto significa que de manera especial nues-
tra fe debe ser puesta en nuestro Dios, cuando las situaciones son
difíciles de superar por nosotros mismos. Aquellas situaciones que,
inclusive, son imposibles para nosotros. En momentos de riesgo, de
peligros y de debilidades nuestra confianza plena debe ser puesta en
nuestro Señor. La Palabra de Dios dice en Jeremías 17:8: “(los que con-
fían en Dios), son como árboles plantados junto a la ribera de un río
con raíces que se hunden en las aguas. A esos árboles no les afecta
el calor ni temen los largos meses de sequía. Sus hojas están siempre
verdes y nunca dejan de producir fruto”. Nos conviene confiar plena-
mente en nuestro Padre celestial. Sobre todo, gozarnos en Él a pesar
de toda situación de prueba.
Oremos: Bendito Padre celestial: Te damos gracias porque nos das la
oportunidad de poner nuestra confianza en ti en todo momento de
nuestra vida. Especialmente te agradecemos que en los momentos de
mayor dificultad estás con nosotros. Danos la oportunidad de orar por
una persona que esté pasando por momentos difíciles, para rogarte
que le ayudes a confiar en Ti. Que recuerde que lo que es imposible
para nosotros, Tú puedes hacerlo posible. En el nombre de Cristo Je-
sús. Amén.
Lectura del día: Isaías 53:1-6 10 de julio

EL CARGADOR
En una acción muy significativa Dios puso sobre Jesús, en la Cruz
del Calvario, los pecados de la humanidad. Con justa razón llega un
momento en el que nuestro Creador ve en su Hijo Amado el pecado
de todos los seres humanos y momentáneamente le abandona. Es
incomprensible la acción. El Hijo reclama con dolor: “Dios mío, Dios
mío, ¿Por qué me has abandonado?”. Solamente la podemos entender
en el contexto del gran amor de Dios para con nosotros. Jesús sufrió
lo que nosotros merecíamos sufrir. Llevó sobre sus hombros la carga
de nuestros pecados. La Biblia dice en Isaías 53:4: “Sin embargo, fue-
ron nuestras debilidades las que él cargó; fueron nuestros dolores los
que lo agobiaron. Y pensamos que sus dificultades eran un castigo de
Dios; ¡un castigo por sus propios pecados!” En el primer libro de la Bi-
blia encontramos a Isaac, quien cargó los maderos que servirían para
que fuera ofrecido en sacrificio por Abraham su padre. Simón de Cire-
ne fue el único hombre que circunstancialmente fue obligado a cargar
la Cruz de Cristo. Regresaba del trabajo a su casa, cuando se detuvo
a ver la caravana de condenados a la cruz y los soldados le ordenan a
compartir sobre sus hombros el peso de la cruz. Fue una bendición
inesperada poder caminar al lado de aquel que sería crucificado y ayu-
darlo con su carga. También, dice el profeta Isaías, que nuestro Dios
cargó en Jesús nuestras enfermedades, nuestras dolencias, nuestras
heridas, nuestras debilidades y nuestro castigo. La Palabra de Dios
dice en Gálatas 6:2: “Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros,
y obedezcan de esa manera la ley de Cristo”.
Oremos: Dios nuestro: Permítenos que tan pronto sepamos que algu-
no de nuestros hermanos está llevando una carga demasiado pesada
para él o ella, nosotros le ofrezcamos nuestro hombro para ayudarle.
Concédenos apoyar a alguien que está pasando por problemas, en-
fermedades, desesperación y dolor. Quita de nuestro corazón la indi-
ferencia y llénanos de amor hacia los demás. Por los méritos de Cristo
Jesús. Amén.
Lectura del día: Isaías 40:25-31 11 de julio

¿QUÉ SERÍA DE MÍ?


Cuando nos preguntamos: ¿Qué sería de mí? Descubrimos que el
cambio radical que nuestra vida ha experimentado comienza al reco-
nocer a Cristo como Salvador y Señor de nuestras vidas. Desde el mo-
mento en que ponemos toda nuestra confianza en el Dios Todopode-
roso y dejamos los otros dioses e ídolos en los que habíamos confiado,
nuestra vida se transforma y los cambios son notables. La Biblia dice
en Isaías 40:31: “En cambio, los que confían en el Señor encontrarán
nuevas fuerzas; volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se
cansarán; caminarán y no desmayarán”. Experimentamos de manera
única el amor, la gracia, la bondad y la misericordia de Dios. Recibimos
perdón por la fe y nueva vida en Cristo. Nuestro Creador trabaja con
nuestro corazón quebrantado y con nuestro espíritu destrozado por el
pecado. Da dirección a nuestra mente confundida y fortalece nuestro
cuerpo debilitado, trayéndonos sanidad integral. Nuestras emociones
son restauradas y somos reconciliados en nuestras relaciones perso-
nales. Viajaríamos indefensos por la vida, expuestos a todo peligro, al
mal y al malo. Es cierto, sin Dios no podemos hacer nada, ni ser nada.
Con Él lo podemos todo. Somos sus hijos y no solo su creación. El Pa-
dre no cambia. Él es el mismo ayer, hoy y por todos los siglos.
Oremos: Dios nuestro: Te damos muchas gracias por habernos alcan-
zado con tu amor que para nosotros es inmerecido. Te bendecimos por
hacernos nuevas criaturas. Te pedimos que en este día podamos dar
testimonio a una persona sobre el cambio que has obrado en nuestras
vidas. Que podamos animarle a acercarse a Ti y dejar que transformes
su futuro. Que le hagamos entender que hay una vida mejor en Cristo.
En nombre de Jesús, oramos. Amén.
Lectura del día: 1 Juan 2:1-11 12 de julio

EL ABOGADO
Es cierto que la obra de la salvación es una transformación integral
del ser humano, tanto que las Sagradas Escrituras hablan de ella como
un nuevo nacimiento y al creyente le llama nueva criatura. Pero esta
obra será terminada en el cielo, cuando lleguemos a él, a la vida eter-
na. Mientras tanto estaremos siempre expuestos a los ataques del
enemigo de nuestras almas, a las tentaciones carnales, a las invitacio-
nes del mundo a hacer lo malo, a pecar. Nuestro paso por esta tierra
será como atravesar un campo minado. La Biblia dice en 1 Juan 2:1:
“Mis queridos hijos, les escribo estas cosas, para que no pequen; pero
si alguno peca, tenemos un abogado que defiende nuestro caso ante
el Padre. Es Jesucristo, el que es verdaderamente justo”. Si por causa
de las limitaciones humanas, la debilidad o el descuido caemos de la
gracia de Dios, nuestro Señor Jesucristo aboga por nosotros ante el
Padre. Nos defiende. Hace efectivo su sacrificio en la Cruz del Calvario
en favor de nosotros para reconciliarnos con Dios. Nuestras obras no
son útiles para tomarse en cuenta en favor de nuestra reconciliación.
Por supuesto que, tenemos que tomar en cuenta el primer llamado a
través de Juan: A no pecar. Lo excepcional será hacer lo contrario. La
provisión de nuestro Salvador y Señor por medio del Espíritu Santo,
la Palabra de Dios, los medios de gracia como; la oración, el ayuno, la
lectura, meditación y memorización de Su Palabra. Son la ayuda para
mantenernos en obediencia al Padre. Dios nos salva para una vida de
santidad, de entera consagración a Él. La santidad nos capacita para
vivir sin pecar. La Palabra dice en 2 Timoteo 2:19: “Sin embargo, la ver-
dad de Dios se mantiene firme como una piedra de cimiento con la si-
guiente inscripción: «El Señor conoce a los que son suyos», y «Todos
los que pertenecen al Señor deben apartarse de la maldad»”.
Oremos: Padre nuestro celestial: Gracias por concedernos tener a Je-
sucristo como nuestro abogado defensor, cuando el diablo nos acusa
o cuando cometemos pecado. En el nombre de nuestro Señor Jesu-
cristo. Amén.
Lectura del día: Salmos 109:26 13 de julio

AYÚDAME
En la vida podemos pasar por momentos en que la angustia es tal
que no sabemos que hacer ni a quien acudir por ayuda, las Escrituras
siempre nos declaran que la mejor ayuda es Dios. La Biblia dice en Sal-
mos 109:26: “¡Ayúdame, Señor mi Dios! Sálvame a causa de tu amor
inagotable”. Vemos a los personajes de la Biblia pidiéndole ayuda a
Dios. Así como Jonás. La Biblia dice en Jonás 2:2-5: “me hundí bajo
las olas y las aguas se cerraron sobre mí; las algas se enredaban en mi
cabeza. «En mi gran aflicción clamé al Señor y él me respondió. Desde
la tierra de los muertos te llamé, ¡y tú, Señor, ¡me escuchaste!»”. Jonás
literalmente fue rescatado de las garras de la muerte misma. De igual
manera cuando Pedro iba caminando sobre las aguas, quitó la mirada
en Jesús y comenzó a hundirse, sin embargo, nuestro Señor extendió
su mano para ayudarlo y rescatarlo. Muchas veces nuestra petición
de ayuda es escuchada por otro hermano o hermana que nos brinda
su respaldo. Pero la realidad es que cuando no encontramos ayuda
de nadie, todavía contamos con el apoyo de nuestro Dios. Cuando el
Rey Ezequías recibió el mensaje por medio del Profeta Isaías, el cual
era poner en orden su casa porque moriría, clamó a Dios, le suplicó,
hizo memoria de su integridad y lealtad de conducta y nuestro Señor
le concedió quince años más de vida. La compasión y misericordia de
Dios están al alcance de una oración. Cuando clamamos por ayuda.
Aunque es necesario que pidamos persistentemente y con fe. La Pa-
labra de Dios dice en 1 Juan 5:14-15: “Y estamos seguros de que él nos
oye cada vez que le pedimos algo que le agrada; y como sabemos que
él nos oye cuando le hacemos nuestras peticiones, también sabemos
que nos dará lo que le pedimos”.
Oremos: Bendito Dios: Gracias por ser nuestro amparo, nuestra forta-
leza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Danos la oportunidad
de encontrar a una persona a la que podamos ayudar, en la medida de
nuestras posibilidades. Que seamos de bendición para alguien. En el
nombre de Cristo Jesús. Amén.
Lectura del día: Génesis 2:1-3 14 de julio

Y DESCANSARÉ
El origen del día de reposo, en el hebreo Shabat, se remonta a la crea-
ción. La Biblia dice en Génesis 2:2-3: “«Cuando llegó el séptimo día,
Dios ya había terminado su obra de creación, y descansó de toda su la-
bor. Dios bendijo el séptimo día y lo declaró santo, porque ese fue el día
en que descansó de toda su obra de creación»”. Reconocemos que Dios
es Todopoderoso, que nunca se cansa, que ningún esfuerzo disminuye
en lo mínimo su poder. Descansar significa dejar de hacer lo que se está
haciendo. Dios estableció el principio de apartar un día para dejar de
trabajar y descansar, para recuperar fuerzas y continuar de nuevo. En el
Nuevo Testamento la enseñanza es que para nosotros Cristo es nuestro
reposo. La Palabra de Dios dice en Hebreos 4:9-11: “Así que todavía hay
un descanso especial en espera para el pueblo de Dios. Pues todos los
que han entrado en el descanso de Dios han descansado de su trabajo,
tal como Dios descansó del suyo después de crear el mundo. Entonces,
hagamos todo lo posible por entrar en ese descanso, pero si desobede-
cemos a Dios, como lo hizo el pueblo de Israel, caeremos”. No debemos
rechazar el reposo de Dios en Cristo. Él es el único Camino de salvación.
Nuestra alma descansa y encuentra fortaleza cuando dejamos nues-
tras cargas en Él. Como Judá el ser humano puede rechazar esta bendi-
ción. Las Sagradas Escrituras dicen en Jeremías 6:16-17: “«Esto dice el
Señor: «Deténganse en el cruce y miren a su alrededor; pregunten por
el camino antiguo, el camino justo, y anden en él. Vayan por esa senda
y encontrarán descanso para el alma. Pero ustedes responden: ¡No, ese
no es el camino que queremos!»”.
Oremos: Padre Celestial: Gracias por proveernos descanso físico y des-
canso espiritual en Cristo. Hoy concédenos la bendición de compartir
con una persona cansada de la vida el mensaje de que en Cristo encon-
tramos el verdadero descanso. En el nombre de Cristo Jesús. Amén.
Lectura del día: Salmos 28:1-9 15 de julio

GRACIAS A DIOS
Desde el momento en que nacimos y cada día que abrimos nuestros
ojos en cada amanecer la lista de motivos de gratitud se hace inmen-
samente larga. Cada respiro que damos, cada segundo de nuestra
vida, cada latido de nuestro corazón, nos manifiesta el gran amor de
Dios hacia nosotros, aparte de su bondad, misericordia y compasión.
Cada evento en nuestro día a día es un motivo de gratitud a nues-
tro Creador y proveedor. Gratitud es el reconocimiento de un favor o
beneficio recibido. Una de las expresiones de gratitud hacia Dios es
nuestra adoración, cuando reconocemos la intervención de Dios en
nuestra vida. La Biblia dice en Salmos 28:7: “El Señor es mi fortaleza y
mi escudo; confío en él con todo mi corazón. Me da su ayuda y mi cora-
zón se llena de alegría; prorrumpo en canciones de acción de gracias”.
Una persona ingrata nunca adorará ni alabará a nuestro Señor. La vida
se le hace corta para quejarse, para hablar de las cosas desagrada-
bles que le pasan y para culpar a otros de lo que no les resulta bien. El
pueblo de Israel se volvió murmurador en los tiempos en que deberían
manifestar gratitud a Dios. En otras ocasiones fue incrédulo, se sintió
autosuficiente y hasta llegó a olvidar el amor y la bondad de Dios para
con ellos. La Palabra de Dios dice 1 Tesalonicenses 5:18: “Sean agra-
decidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para
ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús”. La primera lección que
todo ser humano debe aprender en el hogar es a dar gracias a Dios y a
los demás. Debemos ser humildes y agradecer en todo tiempo.
Oremos: Bendito Padre celestial: Gracias por todo lo que nos das sin
merecerlo. Gracias por lo que nos das a todos y por lo que nos das a los
creyentes por medio de nuestro Señor Jesucristo. Permítenos hoy de-
dicar un tiempo para agradecer a una persona por el servicio recibido.
En el nombre de Jesús. Amén.
Lectura del día: 1 Tesalonicenses 5:12-22 16 de julio

CONSEJOS PARA EL DIARIO VIVIR.


El Apóstol Pablo fue un hombre ejemplar, su vida es un modelo de
la actitud que debemos tomar para vivir la vida, sus cartas, no solo
contienen doctrina, lineamientos para la iglesia, sino también con-
sejos para la vida diaria, que pueden bendecirnos enormemente. La
Biblia dice en 1Tesalonicenses 5: 16-18: “Estén siempre alegres, oren
sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su vo-
luntad para ustedes en Cristo Jesús”. Acá se menciona tres actitudes
que pueden ayudarnos a tener una vida equilibrada, nos enseñan una
buena actitud ante cualquier situación y nos muestran la manera de
crecer en nuestra fe. Estén siempre alegres, es el primer consejo, con
que facilidad perdemos el gozo, basta un gesto, una noticia, cualquier
incidente para que nuestra actitud cambie y nos pongamos negati-
vos. Estar alegres es una decisión, así que decide hacerlo. Orar sin ce-
sar, se menciona como un segundo consejo, oremos por todo, oremos
siempre y oremos intencionalmente, si lo hacemos veremos enormes
beneficios en nuestra vida, aprovechemos cada oportunidad a lo lar-
go del día para hablar con nuestro Padre, Él nos escucha y sabemos
que responderá. Den gracias a Dios en todo, es el tercer consejo, no
dice por todo, dice en todo. Debemos aprender a darle gracias a Dios,
cuando las cosas van muy bien, pero también cuando van muy mal.
Debemos dar gracias. Demos gracias por la familia, por el ministerio,
por el trabajo, en fin. Por todo lo que tenemos, por las oportunidades
que nos han sido dadas, demos gracias. Tres sencillos consejos, pero
poderosos, que pueden ayudarnos en nuestro diario vivir, practiqué-
moslo y disfrutemos sus beneficios.
Oremos: Señor ayúdame a no perder el gozo, a disfrutar las cosas que
me has dado, a no dejar de depender de ti en oración, gracias por todo
lo que me has dado, por todo lo que me darás y gracias por las opor-
tunidades y bendiciones que has traído a mi vida, ayúdame a no ser
malagradecido, te amo Jesús. Amén.
Lectura del día: Gálatas 4:1-7 17 de julio

IDENTIDAD CLARA
Con mucha facilidad caemos en la trampa de querer agradar a todos,
en la trampa de ponernos máscaras, o en la presión de ser empujados
a hacer cosas o a actuar de una manera que no es la correcta, es ahí
donde debemos afirmar nuestra identidad, saber quiénes somos, saber
nuestro valor y tener claro nuestro propósito y destino. La Biblia dice en
Gálatas 4:7: “Ahora ya no eres un esclavo sino un hijo de Dios, y como
eres su hijo, Dios te ha hecho su heredero”. Nos convertimos en escla-
vos de las marcas, en esclavos del qué dirán, nos convertimos en escla-
vos de nuestros temores, de nuestro pasado o de nuestras limitaciones.
Muchas veces vivimos la vida en busca de agradar a todo el mundo y
eso es dañino y absurdo. Cuando le entrego mi vida a Cristo, lo primero
que Él hace es trabajar con mi mentalidad, ya no soy esclavo, soy hijo, y
como hijo tengo una identidad definida. No valgo por lo que tengo, por
lo que he logrado o por los errores que he cometido. Tengo un valor por
quien es mi padre, y por lo que sus palabras afirman sobre mí. Si Él dice
que soy un especial tesoro, es porque lo soy. Si Él dice que soy tierra de-
seable, es porque lo soy. Si Él dice que soy una nueva criatura, es porque
así es. Esto es liberador, porque no solo me dice quién soy. También me
da herencia, me da su bendición, me da su gracia, me da su apoyo y su
poder. Soy su hijo, soy su heredero, ya no soy esclavo, ahora tengo iden-
tidad. La próxima vez que te sientas presionado a hacer lo incorrecto re-
cuerda quién eres. Cuando te sientas desanimado, recuerda que tienes
herencia y la ayuda de un Padre. Si alguien te menosprecia, tómalo con
calma porque eres una persona con identidad.
Oremos: Señor, hoy puedo darme cuenta de lo mucho que me amas,
no siendo digno, me tomaste, me diste libertad, me hiciste tu hijo, me
diste identidad y una herencia, muchas gracias, porque sé que ya no
soy un esclavo que soy libre, que soy amado y que tengo un Padre. En
el nombre de Jesús. Amén.
Lectura del día: Levítico 19:1-18 18 de julio

LLEVÉMONOS BIEN CON OTROS


Para poder tener éxito en la vida es importante saber relacionarnos
con otros, la falta de estas habilidades sociales puede traer muchos
problemas. Ocasiona muchas heridas e incluso provoca que nos aíslen
o que nos aislemos, en el trabajo, en la familia, en la iglesia o en nuestra
comunidad. Tenemos que aprender a relacionarnos bien con otros. La
Biblia dice en Levítico 19:18: “No busques vengarte ni guardes rencor
contra tus hermanos israelitas sino ama a tu prójimo como a ti mismo.
Yo soy el Señor”. Este pasaje tiene tienes tres enseñanzas muy intere-
santes: La primera, el amor propio, no puedo amar a otros, valorarlos o
respetarlos si primero no lo hago conmigo mismo. Así que, debo apren-
der a amarme para poder relacionarme bien con otros. La segunda,
¿qué hacer cuándo me ofendan, hablen mal de mí o me lastimen? La
Biblia dice que no debemos guardar rencor, esto no solo es un acto de
bondad al prójimo también es un acto de salud emocional. La tercera,
evitemos las acciones de venganza. Porque estas acciones son como
una semilla, y todo lo que se siembra se cosecha. Tratemos de llevarnos
bien con los demás, no siempre será fácil. Pero debemos aprender.
Oremos: Padre celestial, sé que debo amar a mi prójimo como a mí mis-
mo, ayúdame a perdonar a los que me han herido, a dejar a un lado todo
deseo de venganza, que de la misma manera que tú me has perdonado
yo pueda perdonar a otros, gracias por tu amor y por la fortaleza que me
das. Hoy decido perdonar a los que me han lastimado. Amén.
Lectura del día: Eclesiastés 5:1-7 19 de julio

PROMETO Y CUMPLO
Salomón escribió una recomendación sobre no hacer promesas con
ligereza. La Biblia dice en Eclesiastés 5:1-5: “Cuando vayas a la casa
de Dios, cuida tus pasos y acércate a escuchar en vez de ofrecer sa-
crificio de necios, que ni conciencia tienen de que hacen mal. No te
apresures, ni con la boca ni con la mente, a proferir ante Dios palabra
alguna; él está en el cielo y tú estás en la tierra. Mide, pues, tus pala-
bras. Quien mucho se preocupa tiene pesadillas, y quien mucho habla
dice tonterías. Cuando hagas un voto a Dios, no tardes en cumplirlo,
porque a Dios no le agradan los necios. Cumple tus votos: Vale más
no hacer votos que hacerlos y no cumplirlos”. Que delicado es hacerle
promesas a Dios, porque debemos tener la determinación de cumplir-
las. De lo contrario traeremos dificultades a nuestra vida. Mucha gente
le dice a Dios cosas como: “bendíceme y te voy a servir”, “sáname y
mi vida será para ti”, “prospérame y daré para tu obra”, y cuando las
cosas pasan, pareciera que olvidan lo prometido. Amado hermano, no
te apresures a prometerle algo a Dios por emoción o por alguna cir-
cunstancia, mejor piensa bien las cosas. Y cuando le prometas algo a
Dios cúmplelo.
Oremos: Dios mío, si te hice una promesa que no he cumplido per-
dóname. Voy a rectificar mi camino y a cumplir lo prometido. Padre
Santo, si te prometí algo que olvidé, por favor que tu Espíritu Santo
me lo recuerde para que no sea un necio que prometió y no cumplió.
Ayúdame, Dios, en el nombre de Jesús. Amén.
Lectura del día: Colosenses 3:1-11 20 de julio

DEJA DE MENTIR
La mentira es un mal muy común en nuestras comunidades, familias,
escuelas, en el gobierno, en la televisión, en las redes sociales y en
nuestra vida cotidiana. Mentir es ocultar la verdad, exagerar la verdad,
decir la verdad a medias o modificar la verdad. Mentir es un engaño, y
honestamente usamos la mentira más de lo que nos gustaría recono-
cerlo. Mentimos en pequeñas cosas como: “llego en cinco minutos”
y sabemos que nos vamos a tardar más de veinte minutos. O al decir:
“ahí estuve” y no estuvimos. Cuando somos confrontados por algo
que teníamos que hacer y no lo hicimos, sin embargo, decimos: “sí, lo
hice”. Algunas veces optamos por decir: “lo olvidé”, cuando en realidad
no lo olvidamos, simplemente no quisimos hacerlo. Usamos la menti-
ra para salir de apuros y ese estilo de vida, poco a poco va acabando
con nuestra integridad y vida espiritual. La Biblia dice en Colosenses
3:9: “No se mientan unos a otros, porque ustedes ya se han quitado la
vieja naturaleza pecaminosa y todos sus actos perversos”. Si hemos
puesto nuestra fe en Dios. Si decimos ser hijos de Dios, debemos de
no mentir y actuar conforme a lo que Dios nos manda. Tener una rela-
ción con Dios implica que nuestra vida debe cambiar. Quizá sea todo
un proceso en nuestra vida, pero es posible gracias a la ayuda de Dios.
Oremos: Señor, te pido perdón por las veces que he mentido, entien-
do que no es de tu agrado y que debo cambiar, ayúdame a corregir
mis acciones, ayúdame a decir la verdad y a no mentir a mi prójimo.
Gracias, Dios por tu amor y por tu ayuda. Te bendigo, en el nombre de
Jesús. Amén.
Lectura del día: Colosenses 3:12-17 21 de julio

PERDONEMOS
En todas las relaciones sea familiares, de trabajo, ministeriales o de
amistad, se corre el riesgo de ser heridos, ofendidos, defraudados, en-
gañados o ignorados, esto trae dolor, confusión, enojo y frustración.
Tenemos que aprender a manejar esta situación de la mejor manera.
La Biblia dice en Colosenses 3:13: “Sean comprensivos con las faltas
de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el
Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros”.
Pablo da por sentado que esta situación será inevitable. Por lo tanto,
debemos aprender a ser comprensivos con las faltas de los demás.
Ya que, no son perfectos, tienen debilidades y errores. También nos
aconseja que perdonemos toda ofensa, a veces esto no suena justo,
pero es lo correcto. Porque trae libertad, salud emocional y nos ayuda
a tener una mejor vida. Perdonar no solo es olvidar. Es enfrentar nues-
tras emociones y no negarlas. Y si los han dañado busquen a Dios para
que sane su corazón y los ayude a perdonar. ¿Cómo logramos perdo-
nar? Recordando como Dios nos perdonó a nosotros. Porque la verdad
no merecíamos su amor, ni su perdón. Pidámosle a Dios que nos ayu-
de a tener una actitud de amor, perdón y restauración.
Oremos: Dios tú has sido bueno conmigo, me has perdonado, me has
sanado y me has restaurado. Ayúdame a hacer lo mismo con mi próji-
mo, a tener una actitud de amor, perdón y restauración. Padre si en mi
corazón hay resentimiento hacia alguien ayúdeme a perdonarlo. En el
nombre de Jesús. Amén.
Lectura del día: Efesios 2:19-22 22 de julio

UNA FAMILIA ESPIRITUAL


De la misma manera que tenemos una familia terrenal, Dios nos ha
dado una familia espiritual. La Biblia dice en Efesios 2:19: “Así que aho-
ra ustedes, los gentiles, ya no son unos desconocidos ni extranjeros.
Son ciudadanos junto con todo el pueblo santo de Dios. Son miembros
de la familia de Dios”. Al aceptar a Cristo en el corazón nos converti-
mos en parte de la familia de Dios, junto con todos los que han puesto
su fe en Cristo. Sin embargo, es necesario tener una familia espiritual
a la que podamos pertenecer. Es por esta razón que tenemos muchas
congregaciones en diferentes partes del mundo. Y como las familias,
no todas las congregaciones son iguales, algunas son muy formales,
otras son más amigables, unas son numerosas y otras no lo son. Tene-
mos muchas familias espirituales en diversos lugares y tú debes con-
gregarte en una de ellas. Pertenecer no solo es asistir. La iglesia debe
convertirse en el lugar donde puedas plantarte y ahí dar fruto. Aportar,
aprender y crecer junto con las demás personas que se congregan. Si
tienes una iglesia a la que perteneces, agradécele a Dios por tu familia
espiritual. Si no vas a ninguna, busca una, no te quedes sin la bendi-
ción de formar parte de una familia espiritual.
Oremos: Dios gracias por hacerme tu hijo y aceptarme dentro de tu
familia. Gracias porque sé que no estoy solo, que me has dado una
familia espiritual. Hoy bendigo a mi iglesia y bendigo a mis hermanos.
Señor ayúdame a ser una persona que dé fruto. En el nombre de Je-
sús. Amén.
Lectura del día: 2 Tesalonicenses 3:6-15 23 de julio

NO TE CANSES DE HACER
LO CORRECTO
Hacer lo correcto es un ejercicio que cansa, no siempre tendremos la
motivación para hacerlo. A veces las condiciones nos empujarán a ha-
cer lo incorrecto y somos tentados a ceder a la maldad. Sin embargo,
la Biblia dice en 2 Tesalonicenses 3:13: “En cuanto al resto de ustedes,
amados hermanos, nunca se cansen de hacer el bien”. Hay momen-
tos donde queremos renunciar, sentimos que no podemos más, las
fuerzas se acaban y la motivación es casi nula, queremos abandonar
todo y salir huyendo. Es ahí donde debes recordar: “no te canses de
hacer el bien”, y guardarlo en tu mente y corazón. Hacer lo correcto no
se trata de lo que las otras personas hagan, agradezcan o valoren, se
trata de hacer lo correcto, porque es correcto. Y Dios lo bendice. Cada
buena acción que realizamos es una semilla que dará fruto, así que, no
te canses de hacer lo bueno.
Oremos: Dios renueva mis fuerzas para hacer lo correcto, no permitas
que el desánimo, la ingratitud o el cansancio me alejen de hacer lo que
es correcto. Ayúdame a hacer el bien, a bendecir y ser una persona
que con todo lo que haga te honre. En el nombre de Jesús. Amén.
Lectura del día: Mateo 6:25-34 24 de julio

DEJEMOS LA PREOCUPACIÓN
Hoy en día es cada vez más común los problemas de salud relacio-
nados con el estrés, enfermedades, problemas psicológicos, etcé-
tera. Éstos son resultados caóticos que están llevando al hombre y a
la mujer al colapso. ¿Esa es la voluntad de Dios? ¿Ese es su plan? La
respuesta es un rotundo no. Dios anhela que tengamos paz, que de-
sarrollemos las actitudes necesarias para enfrentar las adversidades
de la vida, que tengamos madurez, salud emocional y paz espiritual.
La Biblia dice en Mateo 6: 25-26: “Por eso les digo que no se preocu-
pen por la vida diaria, si tendrán suficiente alimento y bebida, o sufi-
ciente ropa para vestirse. ¿Acaso no es la vida más que la comida y el
cuerpo más que la ropa? Miren los pájaros. No plantan ni cosechan ni
guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta. ¿Y
no son ustedes para él mucho más valiosos que ellos?” El consejo de
Jesús empieza diciendo: “no se preocupen por la vida diaria”, que fácil
se escucha pero qué difícil es llevarlo a la práctica. Nos preocupamos
por lo que vamos a comer, por el trabajo, por el futuro, etcétera. Perde-
mos el sueño por la preocupación. Nos enfermamos, peleamos y nos
ponemos a la defensiva. Sin embargo, lo que debemos hacer es poner
nuestro afán y ansiedad en Jesús. Confiar en que Él cuida de nosotros,
en sus promesas y aprender a vivir la vida sabiendo que para Dios no-
sotros somos más valiosos que su creación.
Oremos: Padre, tengo que confesar que me preocupo mucho por las
cosas de la vida cotidiana. Ayúdame a recordar que Tú me has dicho
que debo echar mi ansiedad sobre ti, porque Tú tienes cuidado de mí.
En el nombre de Jesús. Amén.
Lectura del día: 1 Timoteo 5:1-25 25 de julio

BUEN TRATO A LOS DEMÁS


Timoteo era un líder joven al que Pablo estaba formando. En una de las
cartas que Pablo le escribió le da la clave para desarrollar su liderazgo.
La Biblia dice en 1 Timoteo 5:1-2: “Nunca le hables con aspereza a un
hombre mayor, sino llámale la atención con respeto como lo harías con
tu propio padre. Dirígete a los jóvenes como si les hablaras a tus propios
hermanos. Trata a las mujeres mayores como lo harías con tu madre y
trata a las jóvenes como a tus propias hermanas, con toda pureza”. El
Apóstol Pablo nos aconseja de cómo debemos de tratar a las demás
personas. Lo cual es el resultado de la relación que tenemos con Dios. El
Señor nos mandó a amarlo a Él y al prójimo. Amar al prójimo es mostrar
respeto, es reconocer su valor como persona y ser tolerante.
Oremos: Señor Jesús, tu nos has enviado a amar al prójimo. Permíte-
me ser una persona que muestre tu amor a otras a través de las ac-
ciones. Si son mayores que yo, a tratarlos con respeto, si son del sexo
opuesto a tratarlas con respeto. Ayúdame para que todos puedan ver
tu amor a través de mi vida. En el nombre de Jesús. Amén.
Lectura del día: 2 Timoteo 2:15-26 26 de julio

HUYE DE LAS DISCUSIONES


En cuantos problemas nos metemos por hablar de más, por opinar
cuando no debemos hacerlo o por entrar en conversaciones que no
valen la pena. El problema es que tenemos una extraña atracción por
entrometernos en conversaciones que no nos importan. A veces em-
pezamos a hablar de temas que no conocemos o peor aún a dar con-
sejos a quien no lo está pidiendo. Inclusive nos metemos a discutir so-
bre temas de la iglesia, juzgando, criticando y señalando. La Biblia dice
en 2 Timoteo 2:23: “Te repito: no te metas en discusiones necias y sin
sentido que solo inician pleitos”. Si queremos ser personas de bendi-
ción, huyamos de ese tipo de conversaciones, de discusiones necias
y de asuntos que no tienen sentido. Debemos aprender a edificar con
nuestras palabras y que éstas le den la gloria a Dios. Digamos no a los
chismes, murmuraciones, críticas y señalamientos. Pidámosle a Dios
que nos ayude a edificar, a levantar y a honrar.
Oremos: Padre te pido que uses mis labios para edificar, no para des-
truir. Tú que eres fuente de amor y sabiduría ayúdame a ser una perso-
na que bendiga, que levante y que honre con sus palabras y conversa-
ciones. Gracias Señor, porque sé que me escuchas y me muestras tu
amor, te bendigo. Mi amado Jesús. Amén.
Lectura del día: Eclesiastés 4:1:12 27 de julio

NO ES BUENO ESTAR SOLO


Es absurdo decir: “no necesito de nadie”, o pensar que podemos ha-
cer cosas grandes solos. Dios nos creó como seres sociales. Cuando
vio a Adán solo, Dios mismo afirmó que no era bueno que el hombre
estuviera solo. Aunque el sentido directo es que necesitaba una es-
posa, también podemos aplicarlo a la vida social del hombre. La Biblia
dice en Eclesiastés 4:7-12: “También observé otro ejemplo de algo ab-
surdo bajo el sol. Es el caso de un hombre que está totalmente solo,
sin hijos ni hermanos, no obstante, trabaja mucho para acumular toda
la riqueza posible. Sin embargo, luego se pregunta: «¿Para quién tra-
bajo? ¿Por qué me privo de tantos placeres?». Nada tiene sentido,
todo es tan deprimente. Es mejor ser dos que uno, porque ambos pue-
den ayudarse mutuamente a lograr el éxito. Si uno cae, el otro puede
darle la mano y ayudarle; pero el que cae y está solo, ese sí que está
en problemas. Del mismo modo, si dos personas se recuestan juntas,
pueden brindarse calor mutuamente; pero ¿cómo hace uno solo para
entrar en calor? Alguien que está solo, puede ser atacado y vencido,
pero si son dos, se ponen de espalda con espalda y vencen; mejor to-
davía si son tres, porque una cuerda triple no se corta fácilmente”. No
dejemos que nuestro orgullo nos haga estar solos. Busquemos bue-
nos amigos, no nos aislemos de nuestra familia, ni de la iglesia. Tener
a alguien a nuestro lado nos ayudará a soportar las dificultades que se
nos presenten.
Oremos: Dios dame la capacidad de poder relacionarme bien con
otros, he entendido que no es bueno estar solo. Ayúdame a rodearme
de personas que le agreguen valor a mi vida y también que yo pueda
ser de bendición para otras. Gracias Dios. Amén.
Lectura del día: Proverbios 24:30-24 28 de julio

LA PEREZA
Un mal con el que todos luchamos y nos cuesta reconocerlo es con
la pereza. El diccionario nos dice que la palabra pereza; se emplea
para nombrar a la desidia o a la flojera que lleva a las personas a no
poner empeño para desarrollar ciertas tareas que debería cumplir.
Con esto en mente podemos darnos cuenta de que es algo con lo que
todos vamos a luchar, en nuestro trabajo, en la vida personal, en la vida
familiar, en el ministerio y en cada actividad que requiera esfuerzo,
tiempo y dedicación. La Biblia dice en Proverbios 24:30-34: “Pasé por
el campo de un perezoso, por el viñedo de uno que carece de sentido
común. Vi que habían crecido espinos por todas partes. Estaba cu-
bierto de maleza, y sus muros destruidos. Entonces, mientras miraba
y pensaba en lo que veía, aprendí esta lección: un rato más de dormir,
un poquito más de sueño, un breve descanso con los brazos cruzados,
entonces la pobreza te asaltará como un bandido; la escasez te ata-
cará como un ladrón armado”. Una de las cosas que Salomón afirma
es que al perezoso le falta sentido común, puede darse cuenta de las
necesidades, pero sencillamente su actitud perezosa, lo hace pasar
por alto todo lo que ve. Eso va en contra del sentido común, nosotros
sabemos las cosas que debemos cambiar, las acciones que debemos
hacer, pero las posponemos. Nos da flojera hacerlo o sencillamente
ponemos pretextos. La consecuencia de la pereza, es que la pobreza
te asaltará como un bandido y la escasez te atacará como un ladrón.
Nuestra pereza nos hará tener carencias. Dejemos la pereza y vere-
mos resultados positivos en nuestra vida
Oremos: Señor, no quiero que la escasez llegue a mi vida a causa de
la pereza, ayúdame a quitar la pereza de mi vida. En el nombre de
Jesús. Amén.
Lectura del día: Mateo 28:16-20 29 de julio

EL MENSAJE DE ESPERANZA.
Todos los creyentes hemos sido llamados a compartir nuestra fe,
no es una opción, es una comisión dada por Jesús. La Biblia dice en
Mateo 28:19-20: “Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las na-
ciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo,  enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a us-
tedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del
mundo”. La gran comisión debe ser un motivo de oración. Así como lo
describe El Apóstol Pablo. La Palabra de Dios dice en 2 Tesalonicen-
ses 3:1:“Finalmente, amados hermanos, les pedimos que oren por no-
sotros. Oren para que el mensaje del Señor se difunda rápidamente y
sea honrado en todo lugar adonde llegue, así como cuando les llegó a
ustedes”. Como cristianos tenemos como tarea orar por los que predi-
can la palabra, orar por las iglesias que están cumpliendo con la gran
comisión, orar por aquellos cristianos que comparten su fe, orar para
que Dios proporcione los recursos necesarios para que el mensaje de
esperanza sea compartido en todo lugar.
Oremos: Señor, sé que la gran comisión es para mí, que debo com-
partir mi fe y hacer todo lo que esté en mis manos para que tú Palabra
llegue a la mayor cantidad de personas que sea posible. Hoy oramos
Dios, para que prepares el corazón de las personas que van a conocer
de Ti en este día. Te lo pido en el nombre del Señor Jesús. Amén.
Lectura del día: 3 Juan 1:5-12 30 de julio

IMITA LO BUENO
Que fácil es dejarnos influenciar por el mal ejemplo, no importa la
edad que tengamos, el contexto en el que nos desarrollemos, la pre-
paración con la que contamos, el mal ejemplo es muy contagioso y
debemos prestar atención a eso. La Biblia dice en 3 Juan 1:11: “Querido
amigo, no te dejes influir por ese mal ejemplo. Imita solamente lo bue-
no. Recuerda que los que hacen lo bueno demuestran que son hijos
de Dios, y los que hacen lo malo demuestran que no conocen a Dios”.
Debemos aprender a filtrar lo bueno de lo malo y esmerarnos en hacer
lo correcto. Los buenos ejemplos y los malos ejemplos los encontra-
mos; en la escuela, en la universidad, en la iglesia, en la familia y en
todo lugar. Siempre tenemos esos dos modelos: lo bueno y lo malo. Es
nuestra decisión escoger que modelo vamos a seguir. Es fácil imitar
al compañero que siempre copia en clase. Es fácil imitar al que se va
a emborrachar todos los fines de semana. Es fácil imitar al hermano
que en la iglesia no ayuda y siempre pone excusas. Pero qué difícil es
imitar al buen alumno, al que se esfuerza, al que administra bien su
tiempo y al cristiano servicial. Los resultados de imitar lo bueno son
extraordinarios y no solo nos beneficia a nosotros. También le damos
la gloria a Dios. Así que observemos bien a los que nos rodean y si hay
algo digno de imitar, imitemos sus buenas acciones.
Oremos: Padre nuestro, gracias por tus consejos y correcciones, ayú-
dame a enfocarme en los que hacen lo bueno e imitar su buena con-
ducta, para que, tu nombre sea glorificado y mi vida sea bendecida. En
el nombre de Jesús. Amén.
Lectura del día: Santiago 3:1-18 31 de julio

HABLEMOS CORRECTAMENTE
A veces creemos que hablar mal solo tiene que ver con groserías, ma-
las palabras o maldiciones. Sin embargo, hablar incorrectamente tam-
bién tiene que ver con el uso que le damos a nuestra comunicación,
podemos hablar incluso religiosamente, pero juzgando y criticando a
nuestros hermanos y eso no está bien. Cuando compartimos un chis-
me, murmuramos, cuando somos negativos o nos quejamos por todo,
también estamos hablando incorrectamente. Debemos hacer cambios
y poner atención a esa manera de hablar que puede traernos proble-
mas. La Biblia dice en Santiago 3: 9-12: “Con la lengua bendecimos a
nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a
imagen de Dios. De una misma boca salen bendición y maldición. Her-
manos míos, esto no debe ser así. ¿Puede acaso brotar de una misma
fuente agua dulce y agua salada? Hermanos míos, ¿acaso puede dar
aceitunas una higuera o higos una vid? Pues tampoco una fuente de
agua salada puede dar agua dulce”. Debemos decidir cuál será nuestra
manera de hablar, si bendición o maldición, si nuestras palabras cons-
truirán o destruirán, si los que nos escuchan serán edificados, bendeci-
dos y motivados o si nuestras palabras serán semillas de negativismo,
maldición y desmotivación. La Palabra de Dios nos advierte que no po-
demos ser una fuente que produzca agua dulce y agua salada, así que
hagamos los cambios necesarios en nuestra vida.
Oremos: Padre celestial, debo reconocer que muchas veces mis con-
versaciones no han sido correctas, que mis palabras han herido y no
han edificado. Hoy te pido que tu Santo Espíritu ilumine mi corazón
y me des las palabras para edificar a mi familia, a mis amigos, a mis
hermanos en Cristo y a mis compañeros de trabajo. En el nombre de
Jesús. Amén.

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