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Esto mismo nos dice nuestro Padre Celestial, por medio de Santiago en el pasaje que tenemos
por delante. En el mundo hay dos y solo dos sabidurías. Una es la verdadera sabiduría.
La otra es llamada sabiduría, aunque realmente NO LO ES. Hay dos clases de sabidurías.
Está la sabiduría terrenal y la Sabiduría Celestial. Estas dos sabidurías son absolutamente
opuestas la una de la otra. Hoy vamos a estudiar sus características. Pero antes de ver las
características de cada una, Santiago inicia esta sección con una exhortación. (Santiago 3:13)
¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras
en sabia mansedumbre”. Es una pregunta de auto-examen. ¿Hay alguno entre ustedes que
entiende que es sabio, es decir, que conoce la VERDAD y sabe cómo aplicarla correctamente
a las diversas situaciones de la vida? ¿Hay alguno entre ustedes que posee entendimiento,
docilidad y suavidad que se muestra en su carácter para manifestar en el trato de algún
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problema? Santiago reconoce que NO todos son sabios. Pero si alguien entiende que es
sabio y con entendimiento entonces demuéstrelo con una buena conducta que se manifiesta
con humildad o mansedumbre que proviene de la Sabiduría de Dios. Si nos damos cuenta,
en el Libro de Santiago el CONOCIMIENTO no es lo mismo que SABIDURÍA. La
Sabiduría no es primeramente intelectual sino práctica. El sabio no es sabio porque sabe
mucho sino porque sabe cómo aplicar su conocimiento a la realidad de la vida. Es una sabiduría
que se ve por la vida que esta persona lleva. La sabiduría la demuestra por tener una conducta
buena según la REVELACIÓN DIVINA. En una vida que se caracteriza por la humildad o
la mansedumbre. De esta sabiduría es la que nuestro Padre Celestial nos habla por medio de
Santiago. Hay una sabiduría verdadera que es digna de imitar y admirar. Hay otra “sabiduría”
que hay que rechazar. Ambas compiten por nuestro corazón y nuestra mente. Una es de
Dios y la otra del diablo. Lo más importante que tenemos que saber es que cada una
de ellas se distingue por la NATURALEZA de donde PROVIENE. Si es de Dios será
ETERNA, pero si viene del diablo será, solo emoción y de muy corta duración.
En el versículo 15, del Libro de Santiago 3, dice que: “Porque esta sabiduría no es la
que desciende de lo ALTO, sino terrenal, animal, diabólica”. No proviene de Dios. Lo
primero que nos dice en este versículo es que esta “sabiduría” del mundo no desciende de lo
ALTO, es decir, no proviene de Dios. Esta Palabra se refiere a nacer de nuevo como se menciona
en el Libro de Juan donde dice que nacer de nuevo o de lo alto: (Juan 3:5-7) “5 Respondió
Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar
en el REINO de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo”.
Es decir, nacer de Dios. Dios no es el autor de la “sabiduría” del mundo. Y por tanto no obtiene
Su aprobación. No es una Bendición de parte de Dios. Y no importa que el mundo diga
que es justa, que es compasiva, que es equitativa si no proviene de Dios según es
revelada en la Palabra de Dios no goza de la aprobación de Dios. Podrá tener el apoyo
de la mayoría de los senadores, representantes, los jueces del supremo, y la mayoría del pueblo,
pero si es contraria a la voluntad de Dios, entonces Dios no es su autor ni goza de su aprobación.
En este mismo versículo 15 también habla de ser terrenal. Nuestro Padre Celestial, por
medio de Santiago, nos dice que, si no proviene de ÉL, entonces proviene de la tierra, es
terrenal. Es opuesta a la SABIDURÍA que proviene de Dios. La idea es que ambas son
opuestas la una a la otra. Por tanto, hermanos, la “sabiduría” del mundo es opuesta a la
sabiduría que es de Dios. No hay un punto medio. O poseemos la SABIDURÍA de Dios o
poseemos la sabiduría del mundo. Aquí no se puede escoger lo mejor de dos mundos. Jesús
dijo en el Libro de: (Lucas 11:23) “El que no es conmigo, contra MÍ es; y el que conmigo no
recoge, desparrama”. Para nuestro Padre Celestial y Jesucristo es: TODO O NADA.
Cuando la “sabiduría” es terrenal hace que veamos la vida desde la perspectiva del
ahora y NO desde la perspectiva de la ETERNIDAD. Nuestra mente es puesta en las
cosas de la tierra. Como nos dice, nuestro Padre Celestial usando el ejemplo, por medio del
apóstol Pablo: (Filipenses 3:16-19) “16 Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una
misma regla, sintamos una misma cosa. 17 Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad
a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros. 18 Porque por ahí
andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son
enemigos de la cruz de Cristo; 19 El fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre,
y cuya gloria es su vergüenza; Que sólo piensan en lo terrenal”. Este tipo de personas
NO considera nuestras almas. No piensa si lo que está haciendo afecta su relación con Dios.
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En este mismo versículo 15 también habla de ser o actuar como animal. Esta parte del
versículo significa: Que NO es espiritual. Es aquel que no tiene el Espíritu Santo en su vida.
Porque de ellos nos habla, nuestro Padre Celestial en el Libro de Judas: (Judas 1:9,19,20) “9
Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo
de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor
te reprenda. 19 Estos son los que causan divisiones; Los sensuales, que no tienen al
Espíritu. 20 Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en
el Espíritu Santo”. Esto es la “sabiduría” que caracteriza a los NO regenerados, a los NO
creyentes. La naturaleza caída promueve la DESOBEDIENCIA a Dios. Y su mente no se
rige por la Palabra de Dios. Y no tienen la mente de Cristo. No son guiados por el Espíritu Santo.
Por tanto, piensan como piensan los hombres que no tienen a Dios en su corazón.
En este mismo versículo 15 también habla de ser o actuar como hijos del diablo. Tiene
su origen en satanás. ¿Por qué satanás? Porque él es el dios de este mundo. El controla la
mentalidad anti-bíblica del mundo. Él ha cegado la mente de los no creyentes y opera sobre los
hijos de desobediencia: (Efesios 2:2,3) “2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo
la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu
que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también todos nosotros
vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y
de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”. El
error o falsedad proviene del diablo: (Colosenses 3:5-7) “5 Haced morir, pues, lo
terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia,
que es idolatría; 6 cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, 7
en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas”. Y
como su origen NO ES de Dios sino terrenal, animal y diabólico, entonces posee estas
características peculiares a esta filosofía. Las cuales son mencionadas en el Versículo
14 del libro de Santiago: “Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro
corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la VERDAD”. A esto se le denomina una
actitud envidiosa. “Si tenéis celos amargos”. La palabra “CELOS” puede ser traducida
como envidia. Claro está, no todo celo es pecaminoso. Hay celo de Dios y de su Palabra y este
es un celo bueno. Pero hay un celo pecaminoso o literalmente un celo “DAÑINO” porque
sería el agua salada, de la que habla el versículo 12. La sabiduría de este mundo es
celosa, envidiosa de lo que poseen los demás. En vez de alegrase con su prójimo en lo que
tiene, lo celan, le envidian. Y esta envidia pueden ser: Los bienes materiales, los esposos, los
hijos, los títulos, la forma de ser, etc. La sabiduría del mundo es envidiosa.
En el versículo 16, del Libro de Santiago 3, dice que: “Porque donde hay celos y
CONTENCIÓN, allí hay perturbación y toda obra perversa”. Esta palabra
“CONTENCIÓN”; para definirla correctamente es la “ambición personal”. La idea es de
ambición egoísta. Es una actitud egoísta que solo piensa en esa persona o grupo de personas y
nada más. Yo soy primero, segundo y tercero. Son sus intereses los que cuentan. Un ejemplo:
Son los que se estacionan en dos estacionamientos. Son los que llegan últimos y
quieren ser los primeros. Son los que no esperan su turno porque le tienen que atender
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ahora porque el sí tiene necesidades que lo llevan que no espere su turno. Todo esto por
supuesto que trae resultados, y el resultado dice en este versículo que “hay
perturbación”. Que significa desorden, confusión, contiendas, tumulto. Es la palabra común
para hablar de desorden. Y el desorden es la falta de sumisión a la autoridad, que produce
confusión. En otras palabras, la sabiduría de este mundo produce caos, desorden. No
hay orden, sino caos. Destruye la unidad, la paz, la mutua sumisión entre los hermanos de la
fe. Nada bueno sale de la sabiduría del mundo. No trae nada bueno, porque toda obra
es perversa dice en el Versículo, el fruto de la sabiduría terrenal es que no trae nada
bueno. Todo lo que busca hacer y logra hacer es perverso, malvado, bueno para nada, inútil.
De esta “sabiduría” nada bueno podemos sacar. No nos ilusionemos, no seamos ingenuos. De
la sabiduría del mundo nada bueno podemos cosechar, sino todo lo contrario. Toda obra
perversa sale de la sabiduría del mundo.
Ahora por favor acompáñenme a ver un texto muy conocido por todos nosotros:
(Proverbios 1:7) “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian
la Sabiduría y la Enseñanza”. Es decir, no hay sabiduría sino la que está en contacto y en una
relación salvífica con Dios. Nadie que no sea cristiano puede ser estrictamente sabio.
¿Por qué? Porque el principio de la sabiduría es temer a Jehová y sin alguien no teme a Jehová
no posee ni siquiera el principio, el comienzo de ser sabio, cuanto menos el ser sabio. Y
porque solo cuando estamos unidos a la fuente misma de la SABIDURÍA DIVINA que es
Jesucristo, es que podemos ser VERDADERAMENTE SABIOS. Dios por medio de Pablo dijo en
(Colosenses 2:2,3) “2 para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta
alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios
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bondadoso con el necesitado. Ya Santiago nos había dicho que la verdadera religión: (Santiago
1:27) “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y
a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”. También en tratar con
respeto a los pobres, proveerles de comida y vestido a un hermano en necesidad, etc. Es decir,
como dice (Gálatas 6:10) “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y
mayormente a los de la familia de la fe”.
Todo esto trae un buen: RESULTADO. (Santiago 3:18) “Y el fruto de justicia se siembra
en paz para aquellos que hacen la paz”. Hermanos, el fruto de justicia, de una vida recta, digna
de ser llamada cristiana solo puede cosecharse en un ambiente de paz, armonía, amor, en
donde brilla el CARÁCTER SABIO que por medio de Santiago a descrito. Muchas Iglesias
tienen problemas de envidia, egoísmo, el cual produce caos. ¿Pude un creyente crecer en este
ambiente? Esta es la idea. Cuando vivimos en sabiduría vivimos en paz en mansedumbre,
nos amamos unos a otros, consideramos los hermanos como superiores a nosotros
mismos, buscamos ayudarnos desprendidamente, somos sinceros, transparentes,
amables unos con otros, es entonces que la iglesia crece y madura en su fe. En medio
de luchas, envidias, egoísmo, favoritismo, nada bueno florece. En un campo bombardeado
constantemente no crece ninguna planta. Pero cuando la iglesia vive la vida santa que
Dios produce en nosotros los creyentes somos amados, respetados, motivados e
inevitablemente el fruto de justicia sembrado en la paz produce vidas justas. Los
sembradores de paz lo logran. Quiera Dios que esta sabiduría florezca cada día en medio nuestro
para que el mundo vea a Jesucristo en nuestras vidas, para la conversión y salvación de sus
almas. Pero te invito a que adquieras Sabiduría para que tu familia viva en la PAZ de
Dios.
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