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AL JUZGADO CENTRAL DE LO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO

DOÑA ROCÍO SAMPERE MENESES, Procuradora de los Tribunales y de Fundación


Ciudadana Civio, conforme acreditación que consta en las actuaciones de referencia, ante la
Sala comparece y, como mejor proceda en Derecho, DICE:

Que dentro del término concedido a esta parte por medio de la Diligencia de Ordenación de
fecha 22 de mayo de 2019 notificada a esta parte el 23 de iguales mes y año, interesa a su
derecho deducir mediante el presente escrito DEMANDA DE RECURSO CONTENCIOSO-

ADMINISTRATIVO contra la Resolución 701/2018 del Consejo de Transparencia y Buen


Gobierno de fecha 18 de febrero de 2019, relativa a solicitud de acceso a información pública,
por la que se le deniega a esta parte el ejercicio del derecho de acceso a la información
pública, regulado en el Capítulo ll del Título I de la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de
Transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno (LTAIPBG), en cuya virtud
señala los siguientes hechos y fundamentos de Derecho.

HECHOS

Primero. Sobre la petición denegada.

Don Jacobo Elosúa Tomé, en nombre y representación de la Fundación Ciudadana Civio,


solicitó la información siguiente:

En referencia a la resolución de 15 de noviembre de 2017, de la Secretaría


de Estado de Energía, por la que se pone en marcha la aplicación telemática
que permita al comercializador de referencia comprobar que el solicitante
del bono social cumple los requisitos para ser considerado consumidor
vulnerable, solicitamos:

• La especificación técnica de dicha aplicación.

• El resultado de las pruebas realizadas para comprobar que la aplicación


implementada cumple la especificación funcional.

• El código fuente de la aplicación actualmente en producción.

• Cualquier otro entregable que permita conocer el funcionamiento de la


aplicación.

Muchas gracias."

2. Que dicha solicitud quedó registrada con el número de expediente 001-


028612.

3. De acuerdo con la notificación del inicio de la tramitación, la solicitud fue


recibida por la Dirección General de Política Energética y Minas el 18 de
septiembre, momento en el que se daba comienzo al cómputo de plazo de un
mes para su respuesta, de acuerdo con el artículo 20.1 de la LTAIBG.

4. En un documento del 17 de octubre, la D.G. de Política Energética y


Minas notificó la ampliación de plazo, de acuerdo con el artículo con el
artículo 20.1 de la LTAIBG debido al volumen o complejidad de los datos
solicitados.

S. Sin embargo, pasado el 18 de noviembre, aún no se ha tenido respuesta


de este expediente, por lo que la solicitud de derecho de acceso a la
información pública ha recaído en silencio administrativo.

6. De acuerdo con el preámbulo de la LTAIBG, la razón de ser de la Ley de


Transparencia -o su ratio iuris en palabras del CTBG en varias de sus
resoluciones (i.e. R/0395/2018)- es la de someter a escrutinio cómo se
toman las decisiones que afectan a los ciudadanos.

7. Esta aplicación, de titularidad pública -elaborada o adquirida en el


ejercicio de sus funciones-, es utilizada por los comercializadores de
electricidad para evaluar si un consumidor es beneficiario o no del
denominado bono social eléctrico. Al ser un programa informático el que
decide, el acceso a los puntos pedidos en la solicitud de información pública
son los que permiten "someter a escrutinio cómo se toman las decisiones
que afectan a los ciudadanos". Es decir, el conocimiento de esta información
permite auditar el funcionamiento de la herramienta. Algo que puede ayudar
a los posibles afectados por un mal funcionamiento de la misma y, en
definitiva, someter a escrutinio cómo se toman las decisiones que les
afectan.

8. La rendición de cuentas no se queda sólo en las fuentes del derecho, si no


que trasciende a su aplicación. La definición del artículo 13 de la LTAIPBG
así lo avala:

"Se entiende por información pública los contenidos o documentos,


cualquiera que sea su formato o soporte, que obren en poder de alguno de
los sujetos incluidos en el ámbito de aplicación de este título y que hayan
sido elaborados o adquiridos en el ejercicio de sus funciones."
En el caso que nos ocupa, el decreto-ley o las órdenes ministeriales que
regulan el bono social permiten conocer "bajo qué criterios actúan nuestras
instituciones", pero solo se puede comprender "cómo" se toman las
decisiones -y someterlas a escrutinio para saber si se toman de forma
adecuada- si se dispone de los detalles de la aplicación: especificación
técnica, código, resultado de las pruebas a las que haya sido sometido y
cualquier otra información que permita conocer su funcionamiento.

9. El conocimiento en profundidad de los programas informáticos y


aplicaciones que desarrollan y/o usan las administraciones públicas para
valorar, como en este caso, la idoneidad o no de los ciudadanos para recibir
una ayuda o subvención pública es también transparencia. En este sentido,
la Comisión Europea ha definido como crucial la transparencia algorítmica
y ha impulsado iniciativas a nivel europeo como Algorithmic Awareness
Building Project, para establecer los marcos éticos y legales de este tipo de
acceso a la información pública. Atendiendo al marco normativo español, y
a la razón de ser de la LTAIBG, Civio entiende que el acceso a la
especificación técnica de dicha aplicación, el resultado de las pruebas
realizadas para comprobar que la aplicación implementada cumple la
especificación funcional y, en particular, el código fuente de la aplicación
actualmente en producción cumplen con la definición de información
pública del artículo 13 de dicha norma y no contraviene ninguno de los
límites previstos en la Ley.
Tras exponer la petición anterior, se solicitó Una resolución del Consejo de Transparencia
ante dicha solicitud, al amparo del artículo 24 de la Ley 19/2013, de transparencia, acceso a
la información pública y buen gobierno.

Segundo. Sobre las razones de la denegación de la Administración pública.

El núcleo argumentativo de la denegación de la solicitud realizada por la Fundación


Ciudadana Civio se halla en los Documentos números 33 y 34, apartado cuarto, del
expediente administrativo, donde consta el resultado del informe de la Dirección General de
Política Energética y Minas que con fecha 14 de enero de 2019 señaló lo siguiente:

«Dada la naturaleza de esta información resulta necesario garantizar la


protección de las personas afectadas y de sus datos personales asegurando la
protección ciudadana, la integridad de esta información y el control de su
acceso.

El acceso a esta documentación supondría facilitar a un tercero determinada


información que afectaría a la seguridad de la propia Administración, ya que
a través del código fuente y de las propias especificaciones técnicas se dan
detalles del programa y de sus vulnerabilidades, incluida la posibilidad de
sufrir ataques informáticos. Ante este riesgo, se deben adoptar las medidas
de salvaguardia necesarias, Incluyendo la denegación del acceso a este tipo
de información.

De la misma manera, a la vista de la información reclamada, esta Dirección


General considera que la divulgación a la que se pretende acceder supondría
un perjuicio para la propiedad intelectual.

El sistema de información desarrollado permite a los comercializadores de


referencia comprobar que el solicitante del Bono Social cumple los
requisitos para ser considerado consumidor vulnerable. Por tanto, las
especificaciones técnicas y el código fuente (así como los resultados de las
pruebas de funcionamiento) se encuentran protegidos por la propiedad
intelectual. Las aplicaciones desarrolladas por la propia Administración se
comunican a un repositorio general al que no tiene acceso el sector privado,
que se denomina Centro de Transferencia de Tecnología, sin que se
encuentre prevista la cesión a un tercero de este tipo de sistemas de
información sin licenciar.

El acceso a esta documentación supondría ceder a un tercero el código de la


aplicación que podría ser utilizado por éste para replicar la aplicación
informática creada y desarrollada por la propia Administración.

Asimismo, cabe señalar que no ha quedado acreditado un interés público o


privado superior que justifique el acceso, conforme el citado artículo 14 de
la Ley 19/2013, de 9 de diciembre.

Adicionalmente, se señala que se ha examinado la posibilidad de conceder


una divulgación parcial de la documentación solicitada, habiéndose
concluido que no es posible un acceso limitado a partes de esta información,
dada su naturaleza y contenido.»
El informe de la Dirección General de Política Energética y Minas se encuentra en los
Documentos 35 a 38 del expediente administrativo y la propuesta denegatoria tenía su
fundamento en lo dispuesto en el artículo 14, letras d) y j) de la ley reguladora, la seguridad
pública y la propiedad intelectual.

Tercero. Sobre la resolución del Consejo de Transparencia y Buen Gobierno.

Frente a la opinión de la Administración pública, el Consejo de Transparencia y Buen


Gobierno decretó en su resolución 701/2018 (obrante en los Documentos números 42 a 52
inclusive del expediente administrativo) que estimaba parcialmente la reclamación solicitada
por esta parte puesto que consideraba en el punto 6 de su resolución que no es de aplicación al
presente supuesto la cuestión de la seguridad pública, por cuando que en modo alguno,
conocer las especificaciones técnicas de una aplicación informática implica, ni directa ni
indirectamente, acceder a los datos personales que después se vayan a incluir en la misma, e
instaba al Ministerio para la Transición Ecológica a que, en el plazo de máximo de 10 días
hábiles, remitiera a la reclamante la siguiente información relativa a la aplicación telemática
que permita al comercializador de referencia comprobar que el solicitante del bono social
cumple los requisitos para ser considerado consumidor vulnerable:

• La especificación técnica de dicha aplicación.

• El resultado de las pruebas realizadas para comprobar que la aplicación implementada


cumple la especificación funcional.

• Cualquier otro entregable que permita conocer el funcionamiento de la aplicación.

De esta manera, aceptaba las tesis del reclamante con una excepción, la de la entrega del
código fuente por cuanto que entendía que mediante la entrega de la especificación técnica y
el resultado de las pruebas realizadas para comprobar que la aplicación implementada cumple
con la especificación funcional se cumplía con la solicitud.

Cuarto. Sobre la cuestión estrictamente jurídica.

La cuestión que se plantea en este recurso tiene naturaleza estrictamente jurídica puesto que el
conflicto se basa en una interpretación diferente de los límites del derecho al acceso a al
información pública. Las razones que alega la administración para denegar la petición
pertenecen alguna de ellas, a opiniones nunca comprobadas aun cuando sean de
entendimiento común (que la ofuscación del código produce seguridad, esto es, que no
enseñar el código fuente de un programa produce seguridad) pero sobre las que realmente
fundamenta su opinión son estrictamente jurídicas, al basar su negativa en garantizar la
protección de las personas afectadas y de sus datos personales asegurando la protección
ciudadana, la integridad de esta información y el control de su acceso, la posibilidad de sufrir
ataques informáticos, la de suponer un perjuicio para la propiedad intelectual pues se cedería
el código de la aplicación que podría ser utilizado por una tercera persona para replicar la
aplicación informática creada y desarrollada por la propia Administración. La negativa
también se fundamenta en que no se acredita un interés público o privado superior que
justifique el acceso conforme el artículo 14 de la LTAIPBG.

En síntesis, la denegación de la Administración se produce por lo dispuesto en el artículo 14.1


letras d) y j) de la ley reguladora, la seguridad pública y la propiedad intelectual que
finalmente es modificada por el CTBG con una salvedad, que es la de la entrega del código
fuente de la aplicación, por lo que el presente recurso se fundamenta en la diferente
interpretación que ha de darse al límite del artículo 14.1 j) de la norma.

Dado que dicha discrepancia jurídica impide a mi mandante ejercitar el derecho al acceso que
los ciudadanos disponen según la LTAIPBG, no le queda más remedio que interponer esta
acción en su calidad de perjudicada por la resolución del Consejo de Transparencia y Buen
Gobierno.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

I. DE CARÁCTER JURÍDICO PROCESAL

PRIMERO. JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA.

Conforme el artículo 9.1 c) de la Ley 29/1998, de 13 de julio, Reguladora de la Jurisdicción


Contencioso-Administrativa, Los Juzgados Centrales de lo Contencioso-administrativo
conocerán de los recursos que se deduzcan frente a los actos administrativos que tengan por
objeto:

En primera o única instancia de los recursos contencioso-administrativos


que se interpongan contra las disposiciones generales y contra los actos
emanados de los organismos públicos con personalidad jurídica propia y
entidades pertenecientes al sector público estatal con competencia en todo el
territorio nacional, sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo i) del apartado
1 del artículo 10.

SEGUNDO. CAPACIDAD Y LEGITIMACIÓN.

La demandante es la Fundación Ciudadana Civio, una fundación que posee plenas


capacidades jurídica y de obrar en su condición de persona jurídica para ser parte en el
proceso.

En lo que respecta a la legitimación activa para ejercitar el derecho de acceso a la información


pública, establece el artículo de la LT que «Todas las personas tienen derecho a acceder a la
información pública, en los términos previstos en el artículo 105.b) de la Constitución
Española, desarrollados por esta Ley».
Concurre, además, un interés legítimo en la recurrente, que se demuestran en los Estatutos de
la Fundación:

Artículo 4. Fines de la Fundación.

‘Fundación Ciudadana CIVIO’ nace con la misión última de contribuir a la


mejora de la calidad democrática en nuestro país mediante el recurso a la
tecnología, la comunicación y la investigación y el desarrollo.

Artículo 5. Actividades.

El proyecto que origina el nacimiento de CIVIO se sostiene en cuatro


pilares: 1) Ciudadanía: una visión del ciudadano como sujeto participativo
involucrado más activamente en el proceso político; 2) Transparencia: un
nuevo paradigma internacional de gestión de los recursos públicos cada vez
más pujante; 3) Tecnología: el gran catalizador contemporáneo que supone
el acceso a un ingente volumen de datos mediante nuevas aplicaciones
digitales; y 4) Periodismo: unos mecanismos profesionales de control de los
poderes públicos al servicio de la ciudadanía.

Para el cumplimiento de los fines expuestos en el artículo anterior, la


Fundación podrá desarrollar, entre otras, las siguientes actividades:

- Propiciar el diseño, desarrollo y mantenimiento de aplicaciones digitales


innovadoras.

- Fomentar la creación de contenidos formativos, editoriales y periodísticos


de calidad.

- Organización de actos y eventos.

- Concesión de ayudas económicas y becas para estudios e investigaciones


relacionados con los fines de la Fundación.

- Planificación y realización de campañas de difusión de los fines y


resultados de las actividades de la Fundación a través de cualquier medio de
comunicación social o telemático.

- Suscripción de acuerdos de cooperación, convenios de colaboración, y


participación y asistencia en el desarrollo de actividades de otras entidades,
organismos, instituciones o personas físicas o jurídicas que coadyuven a la
actividad de la Fundación.

- Comunicar y difundir los resultados de las actividades de la Fundación.

- Cualesquiera otras actividades que el Patronato estime idóneas para el


cumplimiento de los fines.
Consta en el procedimiento el documento número 2 adjunto al escrito de esta parte de fecha
16 de abril de 2019, consistente en certificación del la reunión de Patronato de la Fundación
de igual fecha, donde se tomó unánimemente el acuerdo de interposición de este recurso, que
se enmarca en las potestades estatutarias transcritas. Por esta razón la recurrente se halla
legitimada para la interposición del presente recurso ya que la resolución impugnada resuelve
un supuesto objeto de los fines fundacionales. Este hecho constituye un interés legítimo en el
sentido establecido por la jurisprudencia constitucional para el orden contencioso-
administrativo:

El interés legítimo se caracteriza como una relación material unívoca entre


el sujeto y el objeto de la pretensión (acto o disposición impugnados), de tal
forma que su anulación produzca automáticamente un efecto positivo
(beneficio) o negativo (perjuicio) actual o futuro pero cierto, debiendo
entenderse tal relación referida a un interés en sentido propio, cualificado y
específico, actual y real (no potencial o hipotético) (FJ 3 de la STC 52/2007,
de 12 de marzo).
La legitimación pasiva la ostenta el CTBG, en su calidad de órgano del que emana la
resolución impugnada.

TERCERO. POSTULACIÓN PROCESAL Y DEFENSA LETRADA.

Conforme el artículo 23.2 de la LJCA, la parte demandante ha conferido su representación a


un Procurador y se halla asistida por Abogado.

CUARTO. CUANTÍA DEL PROCEDIMIENTO

Para determinar la cuantía del presente procedimiento deberán tenerse en cuenta las normas
de la legislación civil a la que remite el artículo 42 de la LJCA cuando el supuesto objeto de
litigio no se halla en ninguna de las especialidades reguladas en dicho artículo. Al no estar
tampoco el presente supuesto regulado en las disposiciones de los artículos 251 y 252 de la
Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC), la cuantía del presente procedimiento es indeterminada.

QUINTO. CUMPLIMIENTO DEL REQUISITO DE APORTACIÓN DE DOCUMENTOS.

Se cumple con los requisitos que establece el artículo 45.2 de la LJCA ya que junto con
nuestro escrito de fecha 17 de abril de 2019 se aportó la documentación requerida por dicha
norma y que consistió en:
1. Copia de poder general para pleitos, que acredita la representación con la que se
comparece.

2. Copia de la resolución impugnada, de fecha 18 de febrero de 2019 y notificada a esta


parte con fecha 19 de febrero de 2019 (documento número 1).

3. Acuerdo del órgano de la demandante en el que se dispone proceder con el presente


recurso (documento número 2).

SEXTO. CUMPLIMIENTO DE LOS PLAZOS.

Se han cumplido las previsiones contenidas en el artículo 52.1 de la LJCA al interponerse este
procedimiento en el plazo de desde la publicación de la norma impugnada.

SÉPTIMO. PROCEDIMIENTO.

Dado que nos encontramos ante una resolución del CTBG dictada ante el ejercicio de un
interesado del derecho de acceso regulado en la LTAIPBG, es de aplicación lo dispuesto en
los artículos 20.5 y 2.1.f) de la LTAIPBG por los que:

Artículo 20. Resolución.

5. Las resoluciones dictadas en materia de acceso a la información pública


son recurribles directamente ante la Jurisdicción Contencioso-
administrativa, sin perjuicio de la posibilidad de interposición de la
reclamación potestativa prevista en el artículo 24.
Dado que estamos en un supuesto de recurso contra una resolución del CTBG, el
procedimiento que deberá seguirse es el establecido en el Capítulo I, Procedimiento en
primera o única instancia, del Título IV, Procedimiento contencioso-administrativo, de la
LJCA.

II. DE CARÁCTER JURÍDICO MATERIAL

PRIMERO. VULNERACIÓN DEL ARTÍCULO 9.3 DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA Y DEL


ARTÍCULO

Asistimos a tiempos interesantes en la relación entre Derecho y tecnología hasta tal punto que
el Conde de Romanones no diría hoy «Haga usted la ley y déjeme el reglamento» sino que su
expresión sería «Haga usted la ley y el reglamento y déjeme la aplicación informática».

Que el Estado hoy en día se halla realizando actividades normativas mediante código
informático (esto es, en lenguajes formales) es algo de lo que no cabe ninguna duda en las
actividades de gestión y en las actividades de control. Si un informático no incluye en la
aplicación de la declaración del impuesto sobre la renta la casilla para poder ejercer la
deducción por descendientes, dicho informático ha cambiado la ley y el reglamento del
impuesto sobre la renta. Y si un informático modifica el código que regula la sincronización
de dos radares para en tramo para el control de velocidad, entonces está alterando la realidad
de la velocidad medida. Estas actividades de gestión y de control, en manos de personas que
escriben códigos formales es a lo que asistimos hoy en día.

De esta manera, podemos clasificar la tecnología que las administraciones públicas están
escribiendo en las viejas categorías de secundum legem, praeter legem y contra legem. Este
fenómeno es común y cada día más frecuente dada la utilización de las tecnologías de la
información y de la comunicación (TIC) en las actividades estatales. Ya en su momento y con
carácter premonitorio, los administrativistas Jesús González Pérez y Francisco González
Navarro señalaron nada menos que en 1993 que

Cierto es que la respuesta del derecho a los progresos de la técnica suele ser
lenta, pero lo que aquí está ocurriendo es que esa respuesta no es está
elaborando siquiera, precisamente porque no se tiene, en realidad de verdad,
conciencia de que un mundo de nuevos problemas se ha abierto ante
nosotros. Y siendo esto así, no puede sorprender el que, por ahora, la
formación del jurista deje bastante que desear en este aspecto.1
Las cosas no han cambiado mucho desde entonces y este procedimiento es un ejemplo de
cómo todavía no se ha comprendido lo que está en juego cuando hablamos de código fuente
elaborado por una administración pública. Esta parte sostiene que, cuando el código fuente de
un programa informático es ley, porque mediante su ejecución se generan derechos y
obligaciones, el ciudadano tiene tanto derecho a inspeccionar su funcionamiento como lo
tiene con respecto a cualquier otra norma jurídica.

El fundamento es el principio de legalidad. Sólo mediante la tramitación, promulgación


públicas de una norma y su luego escritura en un boletín accesible universalmente se cumple
el requisito ilustrado de la interdicción de la arbitrariedad. Nuestra tesis, que sabemos que en
este momento histórico puede ser considerada como radical y adelantada a los tiempos,
consiste en que dichos principios ilustrados han de ser aplicados al código mediante el cual el
Estado gestiona y controla nuestras vidas. El código fuente, en este aspecto, ha de ser

1
González-Pérez, Jesús, y González Navarro, Francisco. (1994). Régimen jurídico de las administraciones
públicas y procedimiento administrativo común. Madrid: Editorial Cívitas, p. 565.
sometido a los mismos requisitos que los que se imponen a las fuentes del derecho. Se trata,
por tanto, de una reivindicación que goza tanto de argumentaciones iuspublicistas como
iusprivatistas.

Nuestra argumentación puede comenzar con un ejemplo. Se adjunta como Documento n.º 1 la
Recomendación 2/2018 de la Defensora Universitaria de la Universidad de Oviedo, una
entidad de Derecho público. En la misma, la Defensora analiza una queja en la que se
evidencia que el reconocimiento del derecho a los créditos impartidos por los docentes no
puede ser ejercitado precisamente porque la aplicación informática no lo permite. No se trata
de una cuestión inane, sino de absoluta importancia para los docentes ya que de dichos
créditos depende la carrera profesional del profesorado. Y señala la Defensora Universitaria lo
siguiente (página 2, penúltimo párrafo in fine):

En cualquier caso, los parámetros de la aplicación informática no pueden


determinar la vulneración de aspectos ordenados en una norma, sino todo lo
contrario, deben adaptarse para dar cumplimiento a esas disposiciones
normativas.
Si el anterior pudiera ser considerado un ejemplo trivial, no puede olvidarse sin embargo que
el día 17 de enero de 20172, convocada por el Ilustre Colegio de Procuradores de Madrid, se
reunió una comisión conjunta de Letrados de la Administración de Justicia con Procuradores
de los Tribunales. En la comisión se trató la necesidad de modificar el mensaje del estado de
la notificación que les aparecía a los Letrados de la Administración de Justicia (LAJ) en la
aplicación informática con la que gestionan los procedimientos en los juzgados. El programa
de gestión utilizaba en su mensaje en pantalla el término «notificado», que supone una
diferente nomenclatura del término «efectuado» que es utilizado por el artículo 151 apartado 2
de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Cuando un LAJ evacuaba un trámite, el software le
informaba en un momento posterior que dicho trámite estaba ya «notificado». Este equívoco
producía que las notificaciones se tuvieran por hechas antes de cuando realmente se
realizaron, con lo que escritos que se presentaban dentro del plazo correcto desde su
verdadera notificación podían resultar inadmitidos con causa de presentarse después de la
fecha de vencimiento. La solución a este problema fue la de modificar el mensaje que recibían
los LAJ en sus pantallas y adecuar la terminología utilizada por los informáticos a la existente
en la LEC. Afortunadamente, se tenía acceso al código fuente de la aplicación.

El Tribunal Constitucional recientemente se ha hecho eco de este tipo de dificultades y de


2
Datos según entrevista del autor con Rocío Sampere Meneses, Vicedecana del Ilustre Colegio de
Procuradores de Madrid.
contradicciones entre la aplicación informática y el ejercicio de los derechos. Así, en su
recientísima sentencia 55/2019 de 6 de mayo de 2019, en la resolución del recurso de amparo
donde señala en su fundamento cuarto, apartado d) in fine, cómo los técnicos informáticos se
hallan escribiendo normas jurídicas:

Ahora bien, de la lectura de todas las normas que se han citado resulta,
según hemos verificado, que si bien uno de los campos obligatorios del
formulario corresponde al del “tipo de procedimiento” en escritos no
iniciadores, no se requiere al confeccionar el impreso normalizado,
tratándose de un procedimiento de casación abierto ante la Sala Cuarta del
Tribunal Supremo, que la parte remitente deba seleccionar un código
específico en función de la modalidad de casación de que se trate. Esta
exigencia ha sido directamente introducida por los técnicos al programar el
contenido del formulario del sistema Lexnet.
No se trata, por tanto, de un problema nuevo sino que ya ha llegado nada menos que al
Tribunal Constitucional, siendo un hecho notorio el bajísimo porcentaje de recursos de
amparo que se admiten a trámite y el todavía más bajo de los amparos que se otorgan. Por
tanto, no es una tesis de este recurrente que en la actualidad existen unas personas que
escriben las normas jurídicas sin tener la más mínima habilitación legal para ello, sino que es
el propio Tribunal Constitucional quien afirma que:

Esta exigencia ha sido directamente introducida por los técnicos al


programar el contenido del formulario del sistema Lexnet.
En el caso que nos ocupa, a la Fundación Ciudadana Civio se le ha hecho entrega de las
funcionalidades del programa solicitado, que es a través del cual se decide si se tiene derecho
al bono social de la energía eléctrica. Y, lo que se evidencia de lo entregado es que el
programa comete un error. Tal y como consta en el Anexo II, los posibles resultados de la
aplicación son: concedido (vulnerable, vulnerable severo), no cumple [con los requisitos] y en
algunos casos da como respuesta "Imposibilidad de cálculo": esto se debe a que, tal y como
está diseñada la aplicación, siempre exige comprobar el nivel de renta de la unidad familiar y
cuando no puede comprobarlo devuelve la respuesta de "Imposibilidad de cálculo". El
problema es que hay casos en los que el solicitante tiene derecho al bono social
independientemente de su nivel de renta (por ejemplo jubilados con pensiones mínimas o
familias numerosas) y la aplicación en vez de otorgarles el bono les responde con
"Imposibilidad de cálculo". Este resultado es el que recibe la comercializadora de energía, que
es quien consulta en la aplicación del ministerio si sus clientes son beneficiarios del bono
social. Tampoco se le comunica porqué a la aplicación le resulta imposible hacer el cálculo y,
al final, trasmite al potencial beneficiario que su ayuda ha sido rechazada.

La respuesta de la administración a la petición de transparencia, además de adolecer de un


sistema de pensamiento que debiera ser exterminado de las instituciones públicas (el código
es mío, los documentos son míos, los datos son míos), impide que la ciudadanía pueda
comprobar si existe o no arbitrariedad en la toma de decisiones.

Los destinatarios de la norma, en este caso, se hallan imposibilitados de conocer la regulación


que se les aplica, porque ésta ha devenido secreta, lo que jurídicamente no es admisible. La
prohibición de las normas secretas fue recordada por el Tribunal de Justicia de la Unión
Europea en su sentencia de 10 de marzo de 2009, en el procedimiento Gottfried Heinrich. En
dicha resolución se analiza la norma austríaca que disponía que, por razones de seguridad, la
lista de objetos que los usuarios de los aeropuertos podían introducir a través de los controles
era una lista secreta. El TJUE dispuso: «43. [...] un acto que emana de una institución
comunitaria no se puede imponer a las personas físicas y jurídicas en un Estado miembro
antes de que éstas tengan la posibilidad de conocerlo mediante su debida publicación en el
Diario Oficial de la Unión Europea». «44. En particular, el principio de seguridad jurídica
exige que una normativa comunitaria permita a los interesados conocer con exactitud el
alcance de las obligaciones que les impone. En efecto, los justiciables deben poder conocer,
sin ambigüedad, sus derechos y obligaciones, y adoptar las medidas oportunas en
consecuencia […]». «62. De ello se sigue que, puesto que el anexo al Reglamento no
622/2003 no se publicó en el Diario Oficial de la Unión Europea, las medidas de adaptación
de la lista de artículos prohibidos que figuren en ese anexo no pueden imponerse a los
particulares».

Un ordenador no procesa lenguaje natural sino que su funcionamiento se basa en ejecutar un


software escrito en un lenguaje de programación, que es una variedad de los lenguajes
formales. El software se escribe en un lenguaje comprensible para el ser humano, quien puede
leerlo y transformarlo, y el texto resultante se denomina código fuente. Sin embargo, para que
la máquina pueda ejecutarlo se necesita compilarlo, esto es, crear una lista de unos y ceros
que pueda ser leído por la máquina, lo que se denomina código binario. El proceso de
transformación de un código fuente en código binario es irreversible por lo siguiente: si por
ejemplo el código fuente consiste en la simple suma de 10+20+30+40+50, sabemos que el
resultado es 150. Sin embargo, si se nos entrega el número 150 y se nos menciona que es el
resultado de una suma, no podemos conocer ni el número de sumandos ni el número
representado por cada uno de ellos. De unos sumandos podemos averiguar el resultado pero
de un resultado no podemos averiguar los sumandos. Igual ocurre con el código: sin tener el
código fuente es imposible averiguar (salvo en muy excepcionales casos) cómo un programa
llegó al resultado de 150 y, más importante, es imposible verificar si el programa ha efectuado
correctamente la suma.

La entrega de la documentación funcional nada aporta, puesto que es simplemente un


conjunto de descripciones que puede o no coincidir con el funcionamiento del programa y, es
más, tal y como se ha señalado, en el presente supuesto, las funcionalidades del programa no
coinciden ni con su funcionamiento ni con los supuestos recogidos en la ley. En este caso nos
hallamos ante una tecnología contra legem y la falta de entrega del código fuente a esta parte
lo único que realiza es, precisamente, la solidificación de prácticas que debieran expulsarse de
la normal actividad de la administración. Impedir el acceso al código fuente de los programas
implica la imposibilidad de que el ciudadano pueda verificar si una herramienta a través de la
cual se le aplica el derecho se halla acorde con la ley o incumple la misma.

Tal y como señala la sentencia 55/2019 del TC ya citada en su fundamento 5,

La modernización de la administración de justicia mediante la


generalización en el uso de las nuevas tecnologías y, en lo que aquí nos
atañe, a través de las comunicaciones electrónicas procesales, no constituye
un fin en sí mismo sino un instrumento para facilitar el trabajo tanto del
órgano judicial, como de los justiciables que actúan en los procesos a través
de los profesionales designados o directamente por ellos cuando esto último
es posible. No pueden en ningún caso erigirse tales medios tecnológicos, en
impedimento o valladar para la obtención de la tutela judicial a la que “todas
las personas” (art. 24.1 CE) tienen derecho.

Si bien la sentencia se refería a la modernización de al administración de justicia, nada impide


que su argumentación se aplique a cualquier otro supuesto de cualquier otra administración
pública. La aplicación de medios tecnológicos no puede impedir el ejercicio de los derechos
fundamentales y para permitir tal ejercicio, hemos de tener el derecho de inspeccionar su
correcto funcionamiento.

Mediante la imposibilidad de acceso al código fuente de los programas, el derecho va


derivando en una aplicación automatizada mediante un código binario imposible de leer,
alejándose de esta manera ya no sólo el principio de legalidad, sino todo tipo de posibilidades
hermenéuticas, argumentativas y éticas que podrán utilizarse única y exclusivamente en los
resultados generados, pero que no podrán entrar en ninguna de las causas y, mucho menos, en
el sistema de racionalidad sobre el que se fundamenta la toma de una decisión, lo que vulnera
el derecho a conocer la motivación de las resoluciones. La implantación de cajas negras, en
las que se conocen los inputs y los outputs, esto es, la entrada de información y la salida de la
información pero nunca jamás la motivación, nos obliga a retroceder 200 años a un período
anterior a la Ilustración.

SEGUNDO. VULNERACIÓN DE LOS ARTÍCULOS 13 Y 31 BIS DEL TEXTO REFUNDIDO DE LA


LEY DE PROPIEDAD INTELECTUAL.

Además de lo manifestado en la anterior alegación, no puede obviarse lo dispuesto en el Real


Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley
de Propiedad Intelectual, regularizando, aclarando y armonizando las disposiciones legales
vigentes sobre la materia (TRLPI). Dispone su artículo 13:

Artículo 13. Exclusiones.

No son objeto de propiedad intelectual las disposiciones legales o


reglamentarias y sus correspondientes proyectos, las resoluciones de los
órganos jurisdiccionales y los actos, acuerdos, deliberaciones y dictámenes
de los organismos públicos, así como las traducciones oficiales de todos los
textos anteriores.
De esta manera, todos aquellos actos realizados por las administraciones públicas que no
fueran objeto de este artículo quedarían sometidas al límite del artículo 14.1.j) de la LTAIBG.
Existe una infinidad de obras realizadas en las administraciones públicas que no quedan
incluidas en la exclusión legal. De esta manera, si admitimos la interpretación que se realiza
en la resolución recurrida, la exclusión del artículo 14.1.j) del la LTAIBG supondría un freno
muy importante en contra precisamente de lo que pretende la ley, que debe interpretarse de
una manera lo más amplia posible.

Por otra parte, el artículo 31 bis del TRLPI establece como límite lo siguiente:

Artículo 31 bis. Seguridad y procedimientos oficiales.

No será necesaria autorización del autor cuando una obra se reproduzca,


distribuya o comunique públicamente con fines de seguridad pública o para
el correcto desarrollo de procedimientos administrativos, judiciales o
parlamentarios.
De esta manera, interpretando armónicamente el principio amplio de acceso a la información
de la LTAIBG, los artículos 13 y 31 bis del TRLPI, y todo ello dentro de una interpretación
teleológica fundamentada en la alegación primera de este recurso, entenderíamos que el límite
del artículo 14.1.j) de la LTAIBG puede aducirse por la administración cuando el código
objeto de petición pudiera ser de titularidad de un tercero, pero nunca y en ningún caso
cuando la titularidad de dicho código es de una administración pública, puesto que nada hay
en la legislación que permita ocultar la motivación de los actos con los que se nos gobierna.

Interpretarlo de manera contraria e impedir el acceso al código fuente permitirá que la


administración pública, tanto en el presente como en el futuro, desarrolle algoritmos ocultos al
escrutinio público puesto, al hallarse tales algoritmos regulados por propiedad intelectual,
gozarán de la excepción del artículo 14.1.j).

En definitiva, mediante el presente recurso rechazamos de plano la posibilidad de que una


administración pública oculte al escrutinio público un código fuente que desarrolla el
algoritmo con el que se concede el bono social energético.

Que se nos regule mediante código fuente o algoritmos secretos es algo que jamás debe
permitirse en un Estado social y democrático y de Derecho.

Por lo expuesto,

A LA SALA SUPLICA: Que, habiendo por presentado este escrito, se tenga por interpuesto
RECURSO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO contra la Resolución 701/2018 del Consejo de
Transparencia y Buen Gobierno de fecha 18 de febrero de 2019 y en su virtud, anulando la
misma por no ser conforme a Derecho, se dicte sentencia en la que se declare el derecho de la
recurrente al acceso a la información solicitada y se ordene su entrega, con condena en costas
a la parte demandada.

Es Justicia que suplica en Madrid a veinte de junio de dos mil diecinueve.

OTROSÍ DICE: Que en aplicación del artículo 40.1 de la LJCA, esta parte señala que la
cuantía del presente recurso es indeterminada, por lo que,
A LA SALA SUPLICA: Se tenga por hecha la anterior manifestación a los efectos legales
oportunos.

SEGUNDO OTROSÍ DICE: Que en aplicación del artículo 62 de la LJCA,


A LA SALA SUPLICA: Que una vez transcurridos los trámites legales interesa al derecho de
la demandante la formulación de conclusiones escritas.

Es Justicia que reitera.

Javier de la Cueva González-Cotera Rocío Sampere Meneses


Letrado nº 41.324 Procuradora de los Tribunales

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