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Rima 1

Apio, Berenjena, Col, Espinaca, tomate y fréj ol son


nuestras ricas verduras que están en nuestra nevera.

Rima 2
David tiene un bonito lapicero, qu e siempre escribe
en su cuaderno con esmero.

Rima 3
Delicioso en ensaladas e s el Aguacate, pero también
acompañado de un rico Tomate.
Rima 4
Silvina la gallina, es una experta baila rina.

Rima 5
A mariana y Adriana, les encanta mucho la
manzana.
1. El congreso de los ratones
Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa. Eran
felices, pero vivían con miedo de ser atacados por un enorme gato, de manera que
nunca se atrevían a salir ya que sin importar que fuera de día o de noche ese terrible
enemigo siempre les vigilaba. Un buen día decidieron poner fin al problema, por lo
que celebraron una asamblea a petición del jefe de los ratones, que era el más viejo
de todos. El jefe de los ratones dijo a los presentes: – “Os he mandado reunir para
que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos vivir así!” – “¡Pido la
palabra!”, dijo un ratoncillo muy atento. – “Atemos un cascabel al gato, y así
sabremos en todo momento por dónde anda”.
Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes
aplausos y felicidad. Con el cascabel estarían salvados, porque su campanilleo
avisaría de la llegada del enemigo con el tiempo para ponerse a salvo. – “¡Silencio!”,
gritó el ratón jefe, para luego decir: –
“Queda pendiente una cuestión
importante: ¿Quién de todos le pone el
cascabel al gato?” Al oír esto, los
ratoncitos se quedaron repentinamente
callados, porque no podían contestar a
aquella pregunta. Y corrieron de nuevo a
sus cuevas, hambrientos y tristes.
Moraleja: Es más fácil proponer ideas que
llevarlas a cabo.

2. El lobo y la grulla
Mientras un lobo se comía un hueso, se le atra gantó en
la garganta, y empezó a correr por todas partes en busca
de ayuda. En su camino se encontró a una grulla y le pidió
que le salvara de aquella situación y que le pagaría por
ello. La grulla aceptó, introdujo su cabeza en la boca del
lobo y sacó el hueso atravesado de la garganta. Entonces,
le pidió su compensación al lobo, a lo que este le
respondió: – “Oye amiga, ¿no crees que es suficiente
paga el haber sacado tu cabeza sana y salva de mi boca?
Moraleja: Nunca hagas favores a malvados, traficantes o
corruptos, pues mucha paga tendrías si te dejan sano y
salvo.
3. El caballo viejo
Un caballo que ya estaba muy mayor fue vendido por su
amo a un molinero que lo empleó para que diera vueltas
a la piedra de un viejo molino. El caballo no hacía otra
cosa desde la mañana hasta la noche que girar y girar
alrededor de aquella rueda, lo cual no solo le cansaba
mucho sino que lo ponía muy triste. Y es que el viejo
caballo recordaba lo veloz y famoso que había sido en
sus años de juventud, en los que había vivido infinidad de
aventuras y también cómo se burlaba de los otros caballos que eran más viejos y
lentos que él.

Ahora viéndose en esta situación en la que pasaba sus días atado y dando vueltas
a dicho molino, se arrepentía de aquella actitud que había tenido cuando era
poderoso: “Después de las grandiosas vueltas que di en las carreras durante mi
juventud, mira las vueltas que tengo que dar ahora. Este es un justo castigo por
burlarme de aquellos a los que veía más débiles e inferiores”. Moraleja: Mejor ser
humilde cuando tienes poder, porque un día u otro lo has de perder.

4. El lobo con piel de oveja


Un lobo pensó un día cambiar su apariencia para a sí
obtener comida de forma más fácil. Ni corto ni perezoso,
se metió dentro de una piel de oveja y se fue a pastar con
el rebaño, despistando totalmente al pastor. Al atardecer,
fue llevado junto con todo el rebaño al granjero, donde le
cerraron la puerta para que ningún lobo entrara a
comerse a las ovejas. Sin embargo, en la noche, el pastor
entró buscando la cena para el día siguiente, tomó al lobo
y creyendo que era un cordero, lo sacrificó al instante.
Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el
daño.

5. Las ranas pidiendo rey


Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían, mandaron una
delegación a Zeus para que les enviara un rey. Zeus, atendiendo su petición, les
envió un grueso leño a su charca. Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño
al caer, se escondieron donde mejor pudieron. Por fin, viendo que el leño no se
movía más, fueron saliendo a la superficie y dada la quietud que predominaba,
empezaron a sentir tan grande desprecio por el
nuevo rey, que brincaban sobre él y se le
sentaban encima, burlándose sin descanso. Y
así, sintiéndose humilladas por tener de
monarca a un simple madero, volvieron donde
Zeus, pidiéndole que les cambiara al rey, pues
éste era demasiado tranquilo. Indignado Zeus,
les mandó una activa serpiente de agua que,
una a una, las atrapó y d evoró a todas sin
compasión. Moraleja: A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno
sencillo y honesto, en vez de a uno muy emprendedor pero malvado o corrupto.

1. EL ARBOL MAGICO
Hace mucho mucho tiempo, un niño paseaba por un
prado en cuyo centro encontró un árbol con un cartel que
decía: soy un árbol encantado, si dices las palabras
mágicas, lo verás.
El niño trató de acertar el hechizo, y probó con
abracadabra, supercalifragilisticoespialidoso, tan-ta-ta-
chán, y muchas otras, pero nada. Rendido, se tiró
suplicante, diciendo: "¡¡por favor, arbolito!!", y entonces, se abrió una gran puerta en
el árbol. Todo estaba oscuro, menos un cartel que decía: "sigue haciendo magia".
Entonces el niño dijo "¡¡Gracias, arbolito!!", y se encendió dentro del árbol una luz
que alumbraba un camino hacia una gran montaña de juguetes y chocolate.
El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor fiesta del
mundo, y por eso se dice siempre que "por favor" y "gracias", son las palabras
mágicas.
2. LA PRINCESA DE FUEGO
Hubo una vez una princesa increíblemente rica, bella y sabia.
Cansada de pretendientes falsos que se acercaban a ella para
conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría con quien
le llevase el regalo más valioso, tierno y sincero a la vez. El
palacio se llenó de flores y regalos de todos los tipos y colores,
de cartas de amor incomparables y de poetas enamorados. Y
entre todos aquellos regalos magníficos, descubrió una piedra;
una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien se la
había regalado. A pesar de su curiosidad, mostró estar muy
ofendida cuando apareció el joven, y este se explicó diciendo:
- Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi
corazón. Y también es sincera, porque aún no es vuestro y es duro como una piedra.
Sólo cuando se llene de amor se ablandará y será más tierno que ningún otro.
El joven se marchó tranquilamente, dejando a la princesa sorprendida y atrapada.
Quedó tan enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, y durante
meses llenó al joven de regalos y atenciones, pero su corazón seguía siendo duro
como la piedra en sus manos. Desanimada, terminó por arrojar la piedra al fuego;
al momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella piedra tosca surgía una
bella figura de oro. Entonces comprendió que ella misma tendría que ser como el
fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo inútil de lo importante.
Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y como
con la piedra, dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de lo
importante. Acabó con el lujo, las joyas y los excesos, y las gentes del país tuvieron
comida y libros. Cuantos trataban con la princesa salían encantados por su carácter
y cercanía, y su sola prensencia transmitía tal calor humano y pasión por cuanto
hacía, que comenzaron a llamarla cariñosamente "La princesa de fuego".
Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que
tal y como había prometido, resultó ser tan tierno y justo que hizo feliz a la princesa
hasta el fin de sus días.
3. EL COHETE DE PAPEL
Había una vez un niño cuya mayor ilusión er a tener un
cohete y dispararlo hacia la luna, pero tenía tan poco dinero
que no podía comprar ninguno. Un día, junto a la acera
descubrió la caja de uno de sus cohetes favoritos, pero al
abrirla descubrió que sólo contenía un pequeño cohete de
papel averiado, resultado de un error en la fábrica.
El niño se apenó mucho, pero pensando que por fin tenía un
cohete, comenzó a preparar un escenario para lanzarlo.
Durante muchos días recogió papeles de todas las formas y
colores, y se dedicó con toda su alma a dibujar, recortar, pegar y colorear todas las
estrellas y planetas para crear un espacio de papel. Fue un trabajo dificilísimo, pero
el resultado final fue tan magnífico que la pared de su habitación parecía una
ventana abierta al espacio sideral.
Desde entonces el niño disfrutaba cada día jugando con su cohete de papel, hasta
que un compañero visitó su habitación y al ver aquel espectacular escenario, le
propuso cambiárselo por un cohete auténtico que tenía en casa. Aquello casi le
volvió loco de alegría, y aceptó el cambio encantado.
Desde entonces, cada día, al jugar con su cohete nuevo, el niño echaba de menos
su cohete de papel, con su escenario y sus planetas, porque realmente disfrutaba
mucho más jugando con su viejo cohete. Entonces se dio cuenta de que se sentía
mucho mejor cuando jugaba con aquellos juguetes que él mismo había construido
con esfuerzo e ilusión.
Y así, aquel niño empezó a construir él mismo todos sus juguetes, y cuando creció,
se convirtió en el mejor juguetero del mundo.
4. EL ELEFANTE FOTOGRAFO
Había una vez un elefante que quería ser fotógrafo.
Sus amigos se reían cada vez que le oían decir
aquello:
- Qué tontería - decían unos- ¡no hay cámaras de
fotos para elefantes.
- Qué pérdida de tiempo -decían los otros- si aquí no
hay nada que fotografíar...
Pero el elefante seguía con su ilusión, y poco a poco fue reuniendo trastos y
aparatos con los que fabricar una gran cámara de fotos. Tuvo que hacerlo
prácticamente todo: desde un bot ón que se pulsara con la trompa, hasta un objetivo
del tamaño del ojo de un elefante, y finalmente un montón de hierros para poder
colgarse la cámara sobre la cabeza.
Así que una vez acabada, pudo hacer sus primeras fotos, pero su cámara para
elefantes era tan grandota y extraña que paracecía una gran y ridícula máscara, y
muchos se reían tanto al verle aparecer, que el elefante comenzó a pensar en
abandonar su sueño.. Para más desgracia, parecían tener razón los que decían que
no había nada que fotografiar en aquel lugar...
Pero no fue así. Resultó que la pinta del elefante con su cámara era tan divertida,
que nadie podía dejar de reir al verle, y usando un montón de buen humor, el
elefante consiguió divertidísimas e increíbles fotos de todos los animales, siempre
alegres y contentos, ¡incluso del malhumorado rino!; de esta forma se convirtió en
el fotógrafo oficial de la sabana, y de todas partes acudían los animales para
sacarse una sonriente foto para el pasaporte al zoo.
5. LOS ULTIMOS DINOSAURIOS
En el cráter de un antiguo volcán, situado en lo alto del
único monte de una región perdida en las selvas
tropicales, habitaba el último gr upo de grandes
dinosaurios feroces. Durante miles y miles de años,
sobrevivieron a los cambios de la tierra y ahora,
liderados por el gran Ferocitaurus, planeaban salir de
su escondite para volver a dominarla.
Ferocitaurus era un temible tiranosaurus rex que había decidido que llevaban
demasiado tiempo aislados, así que durante algunos años se unieron para trabajar
y derribar las paredes del gran cráter. Y cuando lo consiguieron, todos prepararon
cuidadosamente sus garras y sus dientes para volver a atermorizar al mundo.
Al abandonar su escondite de miles de años, todo les resultaba nuevo, muy disitinto
a lo que se habían acostumbrado en el cráter, pero siguieron con paso firme durante
días. Por fin, desde lo alto de unas montañas vieron un pequeño pueblo, con sus
casas y sus habitantes, que parecían pequeños puntitos. Sin haber visto antes a
ningún humano, se lanzaron feroces montaña abajo, dispuestos a arrasar con lo
que se encontraran...
Pero según se acercaron al pueblecito, las casas se fueron haciendo más y más
grandes, y más y más.... y cuando las alcanzaron, resultó que eran muchísimo más
grandes que los propios dinosaurios, y un niño que pasaba por allí dijo: "¡papá,
papá, he encontrado unos dinosaurios en miniatura! ¿puedo quedármelos?".
Así las cosas, el temible Ferocitaurus y sus amigos terminaron siendo las mascotas
de los niños del pueblo, y al comprobar que millones de años de evolución en el
cráter habían convertido a su especie en dinosaurios enanos, aprendieron que nada
dura para siempre, y que siempre hay estar dispuesto a adaptarse. Y eso sí, todos
demostraron ser unas excelentes y divertidas mascotas.

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