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Aristóteles, y muchos otros griegos, creían que el hombre es indudablemente un “ser político”;

sin embargo, cuando se tradujo esta expresión del griego al latín se distorsionó su significado
y se transcribió erradamente “ser político” como “ser social”. Las enormes confusiones que
generó esta mala traducción quedó de manifiesto en la obra de Santo Tomás, quien comparó y
vinculó la naturaleza del gobierno de la casa con el gobierno del reino (el equivalente a la polis
griega).

5. La polis y la familia.

En la antigüedad los griegos distinguieron claramente dos campos distintos: la esfera privada
y la esfera pública. La esfera privada se vinculaba con la familia y la administración
doméstica; y la esfera pública se relacionaba al quehacer político.

El surgimiento de la esfera social vino a borrar esta clara diferenciación, originando serios
problemas para distinguir a la esfera privada de la pública, a la familia respecto de la Polis, ya
las actividades relacionadas con la conservación de la vida y las actividades relativas al mundo
común.
La línea divisoria de ambas esferas, que tan nítidamente distinguían los griegos, ya no la
apreciamos pues hoy vemos al conjunto de pueblos como una “gran familia” cuyos asuntos
cotidianos, relativos a las necesidades y exigencias, han de ser cuidados por la administración
domestica gigante de alcance nacional. A diferencia de hoy, en la Antigüedad los griegos
relacionaban cualquier actividad perteneciente a la economía a la esfera familiar.

El surgimiento de la esfera pública, a raíz del nacimiento de la Polis, le quitó extensión a la


esfera privada, pero siempre se respetó la vida privada y se entendieron como sagrados los
límites del hogar, puesto que si un hombre no poseía un hogar, entonces no podía acceder a la
calidad de ciudadano.
El rasgo distintivo, para los griegos, de la esfera privada era que los miembros que la
componían se agrupaban movidos por las necesidades y exigencias, las cuales eran necesarias
para el mantenimiento de la vida individual y al supervivencia dela raza humana. En síntesis,
la familia era una comunidad natural que surgía por la necesidad de satisfacer las necesidades
vitales.
Por otra parte, los griegos afirmaban que la libertad era algo exclusivo de la esfera política y
que las necesidades eran un fenómeno pre político propio de la esfera privada; y, por tanto,
el uso de la fuerza o violencia en la familia se justificaba, pues era la única manera de dominar
las necesidades y de impedir la desintegración del grupo familiar. La relación que se daba
entre la esfera pública y la privada era que el hombre para poder entrar en la esfera política,
tenía necesariamente que liberarse de las necesidades de la esfera privada.

Regir o ser regido, gobernar o ser gobernado, ejercer violencia o soportarla, eran fenómenos
propios de la esfera privada, que, como sabemos, era el centro de la más profunda
desigualdad. En la esfera familiar ni siquiera el cabeza o jefe de familia podía ser considerado
libre, pues, como ya se señaló, la libertad era exclusiva de la esfera pública o política.

Ser libre significaba ser libre de:

- Las necesidades propias Dominar o ser dominado significaba una de la vida (labor y
trabajo) relación de desigualdad.
- Ser dominado
- Ejercer dominio sobre otro

Por tanto el cabeza de familia sólo era libre en la medida que abandonaba el hogar, es decir,
cuando estaba fuera de la esfera privada o ámbito familiar.

En la modernidad, la política sólo se aprecia como una función de la sociedad, y la acción y el


discurso pasan a ser considerados sólo como elementos de la superestructura. Con el ascenso
de la sociedad y del conjunto de actividades económicas, que antes eran propias a la esfera
privada, a la esfera pública, hacen prácticamente imposible diferenciar tales esferas. Este
fenómeno es netamente de la modernidad, pues aún en la Edad Medía existía cierta
diferenciación aunque claramente las esferas de lo público y lo privado eran muy diferentes a
las presente en las polis griegas.

Cabe señalar que la esfera privada durante el Medioevo sufrió un importante robustecimiento
a expensas de la esfera pública. Por ejemplo, el señor feudal, a diferencia del antiguo cabeza
de familia griego, podía administrar justicia, mientras que el otro si bien podía dictar normas
en el campo doméstico no podía administrar justicia, pues la justicia era algo propio de la
esfera pública.

Por último, es importante destacar que en la antigüedad quien dejaba la esfera privada, en la
cual se cobijaban sus miembros, para embarcarse en el mundo de la Polis, siempre requería
gran valor. Así el valor se posicionó como la principal actitud política, puesto que para entrar
a la esfera política había que estar dispuesto a dar la vida si era necesario. Aun así, la vida
política del ciudadano era considera una “buena vida” pues el ciudadano se liberaba del
proceso biológico vital (labor y trabajo).

6 .El auge de lo social

El surgimiento de la “esfera social” durante la época moderna borró la antigua distinción


que existía entre la esfera pública y la privada, y además cambió el significado de estas dos
palabras (público y privado).

Los griegos miraban despectivamente la esfera privada, pues ellos le asignaban un carácter
privativo, es decir, de carencia o de hallarse desprovisto de algo. En la actualidad, en cambio,
le asignamos un carácter de intimidad a la esfera privada y no un carácter privativo. Por tanto,
la función que hoy cumple la esfera privada es la de proteger lo íntimo.

Por otra parte, el surgimiento de la esfera social, la cual se encuentra compuesta por
actividades y contenidos que antiguamente los griegos le habían asignado a la esfera privada,
se ha caracterizado por propagar una cierta actitud conformista entre los hombres. Además el
auge de la sociedad de masas, y por ende de la esfera social, ha provocado una “igualdad” muy
distinta a la igualdad entre pares que los griegos entendían en la Polis. Si bien en la Polis
existía igualdad entre pares, los ciudadanos se veían constantemente obligados a distinguirse
y para ello era menester, mediante la praxis, demostrar que eran los mejores.

La igualdad de la modernidad se cimienta en el conformismo, y este conformismo se posibilita


por el remplazo de la praxis a manos de la “conducta”. La conducta consiste en el
seguimiento, por parte de los hombres, de ciertos modelos de conducta condicionados y
pauteados por normas de conducta. En otras palabras, en la sociedad moderna los hombres,
frente a los demás, se comportan y no actúan (praxis).

Este conformismo de los hombres, tan característico de los tiempos modernos, encuentra su
raíz en la ciencia económica, y el principal instrumento de esta ciencia es la estadística. La
economía sólo se pudo convertir en ciencia social cuando los hombres se convirtieron en
“seres sociales” y unánimemente siguieron los mismos modelos de conducta. La estadística es
más válida a medida que existe un mayor número de personas y ese mayor número de
personas en un determinado cuerpo político posibilita que lo social, por sobre lo político,
tenga mayores facilidades para constituirse en la esfera pública. Un número importante de
personas desarrollan una inclinación casi irresistible hacia el despotismo, sea el de una
persona o de una mayoría. Estos mismo rasgos de la sociedad moderna (número importante
de personas, conformismo, carencia de acción) eran elementos que los griegos adjudicaban a
la sociedad persa.

La victoria completa de la sociedad, en su aspecto político, se traduce en estar gobernado “por


nadie”.

El auge de la sociedad de masas, y la admisión de la familia y las antiguas actividades


reservadas a la organización doméstica a la esfera pública, ha permitido un acelerado
crecimiento de la esfera social, y de la consiguiente reducción de las esferas privadas y
políticas. Este crecimiento se puede explicar principalmente por la canalización, hacia la
esfera pública, del propio proceso de vida, es decir, garantizar las necesidades, exigencias y la
misma existencia de la raza humana.

Una de las características de la esfera privada, antes del descubrimiento de lo íntimo, era que
ahí se saciaban las necesidades y exigencias de la vida misma; y he aquí el gran desprecio que
esta esfera despertaba en los griegos, pues el hombre que sólo se enfocaba en la vida privada
para alimentar las necesidades de la vida, no era considero un hombre propiamente tal, sino
sólo un “animal” de la especie humana.

Quizás el ejemplo más ilustrativo de que “el proceso de la vida” ha sido conducido desde la
esfera privada hasta la esfera pública (producto del auge de la sociedad de masas) es el hecho
de que la esfera social ha transformado a las comunidades modernas de hombres en
sociedades de trabajadores y empleados. En otras palabras lo que la esfera social ha
hecho es enfocar a la sociedad en una actividad necesaria para mantener la vida
(trabajo). La sociedad moderna ha permitido que ciertas actividades puramente
relacionadas con la satisfacción de necesidades de la vida humana se puedan exhibir a la luz
de “lo público”.

La admisión del trabajo en la esfera pública no eliminó su carácter de proceso, pero si acabó
con la monotonía que le era propia cuando era una actividad reservada exclusivamente a la
esfera privada.
La división social del trabajo se convirtió en el principal factor que acrecentó
revolucionariamente la producción del trabajo. Y esta división del trabajo, sumada a las
posteriores revoluciones industriales, permitió dinamizar el proceso de producción de “cosas
útiles”, es decir, de bienes y servicios. Pero cabe hacer la observación de que la división del
trabajo es un principio derivado de la esfera pública y no de la esfera privada.

Sólo la inclusión del trabajo como actividad de la esfera pública, permitió generar este
desarrollo revolucionario de la producción. El trabajo jamás habría podido alcanzar la
excelencia si hubiera estado encasillado exclusivamente a la esfera privada. Y esto porque la
excelencia es algo exclusivo de la esfera pública. Toda actividad desempeñada en
público puede alcanzar la excelencia.

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