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Karl Jaspers.
INTRODUCCIÓN.
Existen, por otra parte, situaciones que suelen colocar a los científicos en posiciones muy
embarazosas. La física clásica, uno de cuyos representantes más destacados es Newton, sostenía
como uno de sus principios fundamentales que la masa era una magnitud invariable, así como
también que el tiempo y el espacio eran absolutos e inmodificables, a la vez que independientes de la
materia y el movimiento. Y apoyada en estos principios la física inició un recorrido exitoso, haciendo
gala de un poder explicativo y un poder predictivo muy grandes. Hasta que, el descubrimiento de
nuevos hechos, condujo al surgimiento de una nueva física, la física relativista, que se apoya en
supuestos totalmente diferentes, como aquellos que sostienen que la masa no es una magnitud
invariable y que, además, el espacio y el tiempo no son absolutos sino relativos y no se conciben al
margen del movimiento. Al mismo tiempo, el concepto clásico de materia ha debido ser revisado y
modificado a la luz de nuevos descubrimientos. ¿Cómo es posible que exista esta divergencia?
¿Acaso la física clásica se ha equivocado de manera absoluta? Y, de ser así, ¿por qué se sigue
utilizando? ¿Existe la posibilidad de que algunas de las dos no sea en realidad ciencia? ¿Es posible
que ambas sean sólo una verdad parcial? Responder a estas interrogantes no es fácil.
Otra cuestión importante es la interpretación del desarrollo científico. Por ejemplo, tanto la
mecánica clásica como la relativista corresponden a dos momentos importantes de la historia de la
física. ¿Acaso la física se desarrolla por acumulación progresiva de conocimientos, en virtud de la
cual las teorías "verdaderas" van sepultando a las teorías "falsas"? ¿O se trata de la sustitución de
dos modelos o paradigmas inconmensurables entre sí en donde la noción de verdad se torna
irrelevante, en aras de la noción de utilidad? Tampoco aquí es sencillo elaborar una respuesta.
Como se puede apreciar, la ciencia, ya sea formal o empírica, genera problemas directamente
relacionados con su fundamentación, con los procedimientos utilizados para establecer lo que se
denomina la verdad de sus enunciados, con el alcance de estas verdades e, inclusive, con la manera
de entender su desarrollo, entre otros muchos que nos hemos guardado de mencionar. Tales
problemas son ineludibles y han colocado a los cultivadores de la ciencia, en más de una ocasión, en
situaciones realmente difíciles. Sin embargo, de una u otra forma, hay que enfrentarlos. Mas, ¿qué
disciplina ha de servir para realizar esta nada fácil tarea? La respuesta no puede ser otra que: la
filosofía. La filosofía, a la que suele definírsele como saber radical por excelencia, comprometida
con la búsqueda de los primeros principios y el examen de los fundamentos, e interesada incluso en
disipar los falsos problemas que surgen cuando se hace un mal uso del lenguaje, es la creación
humana más indicada para resolver, o por lo menos intentar hacerlo, estas engorrosas cuestiones.
¿Por qué es necesaria una teoría filosófica acerca de la ciencia? Esta pregunta es fácil de
responder si consideramos que, desde sus orígenes, filosofía y ciencia han ido siempre tomadas de la
mano. Históricamente, la filosofía ha sido la madre de la ciencia, pero al adquirir ésta su mayoría de
edad, los vínculos no desaparecieron. El gran físico Albert Einstein expresa muy acertadamente esta
relación cuando escribe: “Las generalizaciones filosóficas deben basarse sobre las conclusiones
científicas. Pero, establecidas y aceptadas aquéllas ampliamente, influyen a su vez en el
desarrollo ulterior del pensamiento científico, indicando uno de los múltiples caminos a seguir.” 2
Por su parte, Mario Bunge nos recuerda que “los problemas más difíciles y fértiles de la ciencia y
la tecnología nacieron en el seno de la filosofía”. 3 El físico Luis de Broglie, ha ilustrado muy
bien algunos casos que confirman esta indiscutible afirmación. 4
También se dice que la epistemología es una reflexión de “segundo orden” sobre la ciencia y
sus resultados. Según J. Losee, esto significa que tenemos que distinguir niveles. El nivel 0 sería el
nivel de los hechos, el nivel 1 sería el de la explicación de los hechos (la ciencia) y, finalmente, el
nivel 2 sería el del análisis de los procedimientos y de la lógica de la explicación científica, vale
decir, el examen de la explicación de los hechos (epistemología o filosofía de la ciencia). 7 Por este
motivo, la ciencia sería una reflexión de “primer orden” y la epistemología de “segundo orden”.
Esta jerarquía de niveles en el lenguaje fue introducida por el filósofo británico Bertrand Russell (1872-
1970), como un intento por solucionar el problema de las llamadas paradojas semánticas.
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7 Cf. Diccionario Herder de la filosofía.
4
"Epistemología" es un término generado a partir de una vieja palabra y que sirve hoy para
designar una nueva disciplina. Etimológicamente, viene del griego, de un término que se utilizó para
denominar una forma de conocimiento con características similares a lo que ahora llamaríamos
ciencia..8 Sin embargo, en la actualidad designa una disciplina filosófica que, como ya lo hemos visto,
se ocupa del conocimiento científico. Para comprender esta evolución del significado de la palabra
epistemología, debemos remontarnos a la antigua Grecia. Allí, sobre todo a partir de Platón, se
distinguía la "doxa"9 de la "epistéme".10 La primera era la opinión, la segunda el conocimiento
verdadero; la primera conducía al error, la segunda a la verdad. En suma, la primera era apariencia,
la segunda saber genuino.
No obstante, no siempre fue así. Aun hoy, podemos distinguir hasta dos usos de la palabra
"epistemología":
8’επιστήμη (episteme). s. Ciencia; arte; saber; habilidad; ingenio. │ Conocimientos científicos.│ Aplicación;
estudio. Al respecto, creemos conveniente citar al filósofo Martín Heidegger: “Se traduce ’επιστήμη generalmente
por ‘ciencia’. Esto es engañoso, porque dejamos demasiado fácilmente que se infiltre la representación moderna de
‘ciencia’.” (Martín Heidegger, ¿Qué es esto, la filosofía?, p. 36.) Efectivamente, la concepción griega de ciencia
no es la del hombre de hoy.
9δόξα (doxa). s. Opinión; creencia; apariencia. │ Imaginación, conjetura. │ Reputación; gloria. │ Dogma;
principio.
10Ya Parménides (n. circa. 539-540 a.C.), en su conocido poema Sobre la naturaleza, distinguió las vías de la
verdad (la persuasión y la verdad) de la vía de la opinión, relacionada con la variación y la sensación.
12Cf. Luis PISCOYA HERMOZA, Metapedagogía. Un enfoque epistemológico de la tecnología educativa, "Nota
preliminar". Acerca de la relación existente entre la epistemología actual y el positivismo lógico, conviene
consultar también, del mismo autor: "¿Qué es la epistemología?", Alma Mater, Lima, diciembre, 1993.
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desde el comienzo del filosofar, de manera que la epistemología, entendida en su sentido lato, sería
muy antigua. Gorgias de Leontini (c. 485-c. 380 a. C.), famoso sofista griego, afirmaba que el
conocimiento de algo no es posible, pero aun siéndolo no sería comunicable. Por supuesto, no siempre
se planteó como el problema principal, por lo que encontramos etapas en las cuales tuvo mayor
trascendencia que en otras. Según Mario Bunge, 13 hay, en el comienzo, un periodo que él denomina
“clásico”. En esta etapa, que se extiende desde Platón (427 – 347 a. C.) a Russell (1872 – 1970), la
epistemología es sólo un capítulo de la teoría del conocimiento o gnoseología. Sus cultivadores, no
son epistemólogos profesionales, por decirlo así, sino científicos y matemáticos que la cultivaban “en
horas de ocio o en trance de divulgar conferencias de divulgación, y por filósofos sin gran
preparación científica”.14 Entre ellos estuvieron John Herschel (1792 – 1871), Auguste Comte (1798
– 1857), William Whewell (1794 – 1866), Claude Bernard (1813 – 1878), Ernst Mach (1838 – 1916),
Pierre Duhem (1861 – 1916), Federico Engels (1820 – 1895), Henri Poincaré (1854 – 1912), Vladimir
Lenin (1870 – 1924), Arthur Eddington (1882 – 1944), Ernst Cassirer (1874 – 1945), etc.
La situación cambió significativamente a partir del advenimiento del Círculo de Viena en 1927.
Por primera vez, nos dice Bunge, un grupo de epistemólogos, algunos de ellos profesionales, entre los
que se encontraban matemáticos, lógicos, filósofos y científicos sociales, se reunieron para elaborar
una nueva epistemología. Entre ellos encontramos a Moritz Schlick (1882 – 1936), el inspirador del
movimiento, Rudolf Carnap (1891-1970), Hans Reichenbach (1891-1953), Víctor Kraft (1880 – 1975),
Herbert Feigl (1902 – 1988) y –tangencialmente- a Karl Popper (1902-1994) y Ferdinand Gonseth
(1890 – 1975). “El Círculo de Viena cambió la faz técnica de la filosofía, al poner en práctica y
desarrollar el programa de Russell, de hacer filosofía more geométrico,15 y en particular con ayuda
de la lógica matemática, de allí que fueran denominados también empiristas lógicos.” 16
Pero dicha epistemología tenía, nos dice Bunge, un defecto fatal: estaba atada a la tradición
empirista e inductivista de Bacon (1561 – 1626), Hume (1711 – 1776), Berkeley (1685 – 1753), Comte
y Mach, incompatible con una epistemología inherente al enfoque científico.
Luego vino o que nuestro autor denomina la “epistemología artificial”, que se obsesiona con los
juegos lingüísticos y profundiza este alejamiento de la ciencia que se manifestaba ya en los
empiristas lógicos. Esta tendencia encontró su mejor exponente en el filósofo austriaco Ludwig
Wittgenstein (1889 – 1951). “En suma, la filosofía lingüística mató al Círculo de Viena desde
adentro antes que el nazismo emprendiera su Blitzkrieg17 contra la razón.”18
14 Ibid., p. 14.
15
A la manera de la geometría.
16 Ibid., p. 16.
17
Guerra relámpago.
18
Ibid., pp. 16-17.
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formaría parte de la lógica; sino como “el estudio crítico de los principios, de las hipótesis y de
los resultados de las diversas ciencias, destinado a determinar su origen lógico (no
psicológico), su valor y su alcance objetivo [cursiva nuestra, C. A.]”. Deberemos, pues, distinguir
la epistemología de la teoría del conocimiento, aunque ésta sea su introducción y auxiliar
indispensable, en cuanto la primera estudia el conocimiento en pormenor y a posteriori, en la
diversidad de las ciencias y de los objetos más bien que en la unidad del espíritu. 19
21Ibid., p. 19.
- ¿progresa la ciencia según un estricto modelo lógico?, ¿avanza la ciencia hacia "la
verdad"?, etc. Examinar e intentar responder a estas preguntas, dice nuestro autor, será el
objeto de la teoría de la ciencia.24
En suma, podemos concluir señalando que la epistemología ha surgido como respuesta a una
necesidad real experimentada por los propios hombres de ciencia. Tiene la nada fácil tarea de
ayudarnos a entender el conocimiento científico desde una perspectiva crítica, no dogmática,
sometiendo todos sus supuestos a reflexión y análisis. Cierto es que la realización de este objetivo
ha originado una serie de "ismos" que suele desconcertar -y, a veces descorazonar- al que recién se
inicia en esta disciplina; sin embargo, muy pronto éste comprenderá que es precisamente esta
diversidad la que garantiza el libre desarrollo del pensamiento. Lo cual se ha puesto en evidencia
desde la época de los antiguos griegos, que, en su indeclinable búsqueda de la verdad, hicieron de la
libre discusión su método predilecto y un arte refinado.
BIBLIOGRAFÍA