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Maestro de conferencias
en la Universidad de Montpellier III - Paul Valéry
EL VOCABULARIO
DEDELEUZE
eATUEL
Zourabichvili, Franc;ois
El vocabulario de Deleuze. - 1 a ed. - Buenos Aires: Atuel,
2007. 128 p. ; 19x12 cm. - (Nueva Serie Atuel. Anáfora)
Traducido por: Víctor Goldstein
ISBN 978-987-1155-43-9
1. Filosofía. l. Goldstein, Víctor, trad. 11. Titulo
CDD 413.028
Colección NUEVA SERIE l. "Al pie de la letra": ¿qué auditor de Deleuze no con
Dirigida por Ger111á11 Gan:ía servó el recuerdo de esa manía de lenguaje?¿ Y cómo, bajo
su aparente insignificancia, no oír el llamado incansable y
Composición y armado: [estudio dos] comunicación visual.
casi imperceptible de un gesto que sustenta toda la filosofía
Diseño de Tapa: [estudio dosJ comunicación visual.
de la "disyunción inclusiva". de la "univocidad" y de la
"distribución nómada"? Los escritos, por su lado, testimo
"Cet ouvrage, publié dans le c:idre du Programme d'Aiclc :i 1:t Publication
nian en todas partes la misma advertencia insistente1: no
Victoria Ocampo, bénéficic du souticn du MiniiaCrc fr:ln�ais des Affaires
tomen como metáforas conceptos que, a pesar de la apa
Etr:ingCrcs et du SeT\·icc de Coopér:uion ce d'Action Culturelle de
l'Ambassadc de Fr:mcc en Argentine" riencia, no lo son; comprendan que la misma palabra metá
fora es una engañifa, un seudo-concepto, en el que se dejan
"Esta obr:i, edicacfa en el marco del Pro grama de Ayud:i a la Publicación atrapar en filosofía no sólo sus adeptos sino también sus
Victoria Oc:unpo, cuenta con el apoyo del Ministerio ele Asuntos E:nr:m
detractores, y cuya refutación es todo el sistema de los
jeros de Francia 'j del Sen•icio de Coopcrnciún y de Acción Cultural de l:t
"devenires" o de la producción del sentido. El auditor con
Embj:i.cb. de Fr:mcia en la Argentina"
sentido común bien podía oponer su registro a esa cadena
© Ellipses Edition-Mnrketing, 2003, France.
extraña y abigarrada que desplegaba la palabra de Deleuze,
y no encontrar más que lo figurado. Pero no por ello dejaba
Le Vocabulaire de Delcu2e. Franc¡ois Zournbichvili
de recibir en sordina el perpetuo mentís del "al pie de Ja
© 2007 letra", la invitación a ubicar su escucha más acá de la división
ATU EL
Pichincha 1901 4" A. Buenos Aires, Argentina
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lmprcso en Argentina 169: MP. 242, 245-246, 286-292, 336, 567: JT, 32, 78, 169, 238,
Printed in Argentina 315; CC. 89; etc. . [Las referencias y abreviaturas asi. como los libros
que fueron traducidos al es p año l . figuran ni final del libro. Los
números de páginas remiten a ediciones francesas. (N. del T.)]
ISBN 978-987-1155-43-9
EL VOCo\BUl...ARI O DE DELEUZE 7
6 F'RANS:OlS ZouRABICHVIU
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20 FRANCOIS ZoURABICHVlLl EL VOCABUlARIO DE DELEUZE 21
plano de su génesis y por consiguiente de su insinua puede volver equívoca l a operación: en realidad, l a eterni
c i ó n recíproca C'máquina abstracta")? La de l a dad propia del instante tal y como la conciben los estoicos
;¡ecceidad" (composiciones intensivas, d e afectos y de sólo tiene un sentido inmanente, sin relación con lo que
velocidades -prolongación significativa de l a concep será la eternidad cristiana (eso será también lo que está en
ción de El anti-Edipo. fundada en la síntesis disyunti juego en la reinterpretación por Nietzsche del tema estoico
va y los "objetos parci ales"); y la de una enunciación del Eterno Retorno). Aión se opone a Chronos, que desig
que privilegia el verbo al infinitivo, el nombre propio y na el tiempo cronológico o sucesivo, donde el antes se
el artículo indefinido. Ambas comunican en Ja dimen ordena al después con la condición de un presente
sión de Aión (MP, 318-324 -sobre todo, el ej emplo del englobante en el cual, como se dice, todo ocurre (Deleuze
pequeño Hans). Por último, es alrededor del concepto compite aquí con Heidegger, quien, con el nombre de "re
de agenciamiento donde puede evaluarse la relación de solución anticipante", había discutido la primacía del pre
Deleuze con Foucault, los préstamos desviados que le sente de Agustín a Husserl'). Según una primera paradoja,
hace, el juego de proximidad y de distancia que relacio el acontecimiento es lo que no subsiste del mundo como
na a los dos pensadores (MP, 86-87 y J74-176; todo el tal sino envolviéndose en el lenguaje, al que a partir de
Foucau/t está construido sobre los diferentes aspectos entonces posibilita. Pero hay una segunda paradoja: "El
del concepto de agenciamiento). acontecimiento es siempre un tiempo muerto, allí donde no
ocurre nada" (QPh, 149). Ese tiempo muerto, que en cierto
modo es un no-tiempo, bautizado todavía "entre-tiempo",
es Aión. En ese nivel, el acontecimiento no es ya solamente
la diferencia de las cosas o de los estados de cosas; afecta
Aión la subjetividad, lleva la diferencia en el mismo sujeto. Si se
* "Según Aión, únicamente el pasado y el futuro insis • La traducción de este fragmento pertenece a L6gica del se111ido,
ten o subsisten en el tiempo. En lugar de un presente que biblioteca electrónica de Ja escuela de filosofía de la Universidad ARCIS,
reabsorbe el pasado y el futuro, un futuro y un pasado que traducción de Miguel Morey. pág. 119. [N. del T.].
dividen el presente en cada instante, que lo subd viden 2. Véase Ser y tiempo. §§ 61 y sigs. A los tres ·'ek-stasis" temporales
presentados en e l § 65 responden las tres síntesis del tiempo de
(
hasta el infinito en pasado y futuro, en los dos sent dos a
\ Diferencia y repetici611 (cap. tt), donde la relación directa del pasado
la vez. O más bien, es el instante sin espesor y sin exten y el futuro, así como el status temporal de lo posible, son igualmente
sión que subdivide cada presente en pasado y futuro, en decisivos, pero concebidos de manera diferente y en una perspectiva
ético-política incompat ible con la de Heidegger. Para un rápido
lugar de presentes vastos y espesos que comprenden, unos
vislumbre de la divergencia que opone Deleuze a Heidegger,
respecto de otros, el futuro y el pasado'". confróntense aunque más no sea sus conceptos respectivos del destino
** Deleuze rehabilita la.distinción estoica de aión y de (DR. 112-113; Ser y tiempo. § 74). La comprensión de la posición
chronos para pensar la extra-temporalidad del aconteci dcleuziana supone la lectura conjunta de Diferencia y repetición (las
tres síntesis del tiempo), de L6gica del sentido (la oposición de Chronos
miento (o, si se prefiere, su temporalidad paradójica). La
y de Aión) y de la imagen-tiempo (la oposición de Chronos y de
traducción corriente del primer término por "eternidad" Cronos, cap. 4 -véase ''Cristal de tiempo").
r
22 FRANCoLS ZouRAe1cHvIU
11!1, VOCABULARIO DE DELEU7..E 23
llama acontecimiento a un cambio en el orden del sentido
(lo que producía sentido hasta ahora se nos ha vuelto in ••• Bajo el nombre de Aión, e l concepto de aconteci-
diferente y hasta opaco, aquello a lo cual en adelante so 1nicnto marca la introducción del afuera en el tiempo, o la
mos sensibles no producía sentido antes), hay que inferir relación del tiempo con un afuera que no le es ya exterior
que el acontecimiento no ocurre en el tiempo, porque afec (contrariamente a la eternidad y a su trascendencia). En
ta las condiciones hasta de una cronología. Más bien mar Olros términos, la extraMtemporalidad del acontecimienM
ca una cesura, un corte, tal como el tiempo se interrumpe to es inmanente, y por esa razón paradójica. ¿Con qué de
para reanudar en otro plano (de ahí la expresión "entre recho se puede sostener que ese afuera está en el tiempo,
tiempo")_ Al elaborar la categoría de acontecimiento, por si es cierto que separa el tiempo de sí mismo? Vemos en
lo tanto, Deleuze exhibe el lazo primordial del tiempo y el seguida que no bastaría con invocar la necesidad de una
sentido. a saber, que una cronología en general sólo es efectuación espacio-temporal del acontecimiento_ La res
pensable en función de un horizonte de sentido común en puesta implica dos momentos: 1) El acontecimiento está en
sus partes. Así, la noción de un tiempo objetivo, exterior a el tiempo en el sentido en que necesariamente remite a una
la vivencia e indiferente a su variedad, no es más que la efectuación espacio-temporal, como tal irreversible (LS,
generalización de ese lazo: su correlato es el '"sentido co 1 77)_ Relación paradójica entre dos términos incompati
mún". la posibilidad de desplegar l a serie infinita de las bles (antes I después, donde el segundo término hace "pa
cosas o las vivencias en un mismo plano de representa �nr" el primero), implica materialmente la exclusión que
ción. El acontecimiento. como "entre-tiempo", por sí mis suspende lógicamente_ 2) El acontecimiento está en el tiem
mo no pasa, a la vez porque es puro instante, punto de po en el sentido en que es la diferencia interna del tiempo,
escisión o de disyunción de un antes y un después, y lo interiorización de su disyunción: separa el tiempo del
porque la experiencia que le corresponde es la paradoja de tiempo; no hay razones para concebir el acontecimiento
una "espera infinita que ya es infinitamente pasada, espe fuera del tiempo. aunque él mismo no sea temporal. En
ra y reserva" (QPh, 149). Por eso la distinción de Aión y de consecuencia. es importante disponer de un concepto de
Chronos no acompaña la dualidad platónico-cristiana de multiplicidad tal que la "cosa" no tenga ya unidad sino a
la eternidad y el tiempo: no hay experiencia de un más allá través de sus variaciones y no en función de un género
del tiempo, sino solamente de una temporalidad trabajada común que subsumiría sus di visiones (bajo los nombres
por Aión, donde la ley de Chronos dejó de reinar. Ése es el de univocidad y de síntesis disyuntiva, el concepto de
"tiempo indefinido del acontecimiento" (MP, 320)_ Esta expe ºdiferencia interna" realiza ese programa de un afuera pues
riencia del no-tiempo en el tiempo es la de un "tiempo flotan to adentro, en el nivel de la estructura misma del concepto:
te" (D, 1 1 l ), llamado también muerto o v Úo, que se opone al
7 LS. series 24' y 25')- Esta idea también se expresa diciendo
de la presencia cristiana: "Ese tiempo JIIUerto no sucede a lo que no hay acontecimientos fuera de una efectuación es
que llega, sino que coexiste con el instante o el tiempo del pacio-temporal, aunque el acontecimiento no se reduzca a
accidente, pero como la inmensidad del tiempo vacío donde ello. En suma, el acontecimiento se inscribe en el tiempo, y
todavía se lo ve venidero y ya llegado, en la extraña indife es la interioridad de los presentes disjuntos. Además,
rencia de una intuición intelectuaL" (QPh, l49) En todo caso, Dcleuze no se contenta con un dualismo del tiempo y el
es la temporalidad del concepto (QPh, 150-151). ncontecimiento, sino que busca un lazo más interior del
tiempo con su afuera, y quiere mostrar que la cronología
FRANCOIS ZOURABICHVILI 25
24
es la instancia 1111lltiple. La eternidad no les parecía la ausencia de cambio, ni
deriva del acontecimiento. que este último
de Husserl "lquicra la prolongación de una existencia sin límites, sino el
originaria que abre toda cronología. A diferencia
del tiem l'�tndo complicado del mismo tiempo. . . " (PS, 58)
y de sus herederos, el acontecimiento o la génesis
mantener ••El concepto de complicación comprende dos nive
po se declina en plural. En efecto, es importante
lo cual el les, que corresponden a dos usos de la palabra. Primero
la inclusión del afuera en el tiempo, a falta de
entre los l\Xpresa un estado: el de las diferencias (series divergen
acontec imiento s i g u e siendo l o que es
el tiem ¡·�, puntos de vista, intensidades o singularidades) cn
fenomenólogos: una trascendencia única que abre
antes vuclias o implicadas unas en otras (LS, 345-346). Compli
po en general, instancia que se ubica lógicamente
el tiempo cnción significa entonces co-implicación, implicación
de todo tiempo, y no -si puede decirse- entre
1ccíproca. Este estado corresponde al régimen de lo vir
vuelto multiplicidad. En el razonamiento fenomenológico,
el t u n l , donde l as d i s y u nciones s o n "incluidas" 0
ya no hay lógicamente más que un sólo acontecimiento,
ei "Inclusivas", y se opone al régimen de lo actual, caracteri-
de la Creación, aunque no deje de repetirse: la homogen
a salvo (la 1.ndo por la separación de las cosas y su relación de exclu
dad fundamental del mundo y de la historia está
Deleuze Nlón (o bien . . . o bien): por lo tanto, no está regido por el
invocación de "un solo y mismo acontecimiento" en
múlti Jlrincipio de contradicción. En consecuencia, complicación
-LS, 199, 209- remite a esa síntesis inmediata de lo
ser cnlifica un primer tipo de multiplicidad, llamada intensiva.
ple llamada "disyuntiva", o diferencia interna, y debe
ción total lls la lógica misma del mundo en cuanto "caos" (DR. 80,
distinguida con cuidado del Uno como significa
último más 162-163, 359; LS, 345-346).
y englobante, incluso cuando se concibe a este
con la ***Pero más profundamente, ºcomplicación" expresa
acá del reparto del uno y lo múltiple, como ocurre
91). Sin In operación de síntes�s de los dos movimientos inversos
"diferencia ontológica" de Heidegger: véase QPh,
de lo virtual a lo actual (explicación, desarrollo, proceso) y
�mbargo, no es seguro que el corte entre el tiempo y otra de lo actual a lo virtual (implicación, envolvimiento,
mien
cosa que él justifique todavía el nombre de aconteci
ar de onrollamiento; en la última parte de su obra, Dcleuzc ha
to. Donde volvemos a la cláusula deleuziana prelimin
ión en el blará de cristalización) (PS, 58; SPE. 12; Le pli, 33). Deleuze
que no hay acontecimiento fuera de una efectuac
se redu subraya constantemente que esos dos movimientos no se
espacio y el tiempo, aunque el acontecimiento no
oponen sino que siempre son solidarios (PS, J ¡O; SPE, 12;
ce a ello.
Le pli. 9). Lo que los destina uno al otro es la complica
ción, en la medida en que ella asegura la inmanencia del
uno en lo múltiple y de lo múltiple en el uno. No hay que
confundir la implicación recíproca de los términos compli
Complicación cados con la implicación recíproca del uno y Jo múltiple,
lttl como lo opera la complicación. De aquí se desprende la
una palabra profun relación de dos multiplicidades, virtual y actual, que testi
* "Algunos neoplatónicos utiliza
desa monia la superación del dualismo inicial hacia un monismo
da para designar el estado originario que precede todo
ci611, donde la misma Naturaleza oscila entre dos polos: lo múlti
rrollo, todo despliegue, toda 'explicación': l a complica
ple implica al uno en el sentido en que es el uno en el estado
�
de lo
que envuelve a lo múltiple en el Uno y afirma el Uno
fRANCOlS ZOURABICHVILI
26
J:L VOCABULARIO DE DELEUZE 27
el sentido en que es
explicado; el uno implica lo múltiple en
La importancia del con máquina. La máquina no produce un corte de flujo sino en la
lo múltiple en e l estado complicado.
en la misma historia medida en que está conectada a otra máquina que supues
cepto de complicación. pues, es clara:
ía retirada del Uno; tumente produce el flujo. Y sin duda, esta otra máquina a su
del Neoplatonismo, se opone a la soberan
condición de un régi vez es en realidad corte. Pero sólo lo es en relación con una
lleva lo múltiple en el origen, bajo la
co-implicación {este ras tercera máquina que produce idealmente, vale decir, relati
men especial de inseparación o de
nología, de Heidegger, vamente, un flujo continuo infinito." (AIE, 44)
go distingue a Deleuze de la fenome
, de Derrida). No menos •• Flujo y corte forman en El allli-Edipo un solo y
pero también, en resumidas cuentas
ión que expresa, y que mismo concepto. tan difícil como esencial. No remiten a un
clara es l a importancia de la operac
de actualización y de uualismo ontológico o a una diferencia de naturaleza: el
remite uno a otro ambos movimientos
de repetición, cuyo fun l lujo no es solamente interceptado por una máquina que Jo
redistribución, de diferenciación y
ta del mundo se corta, es a su vez emitido por una máquina. Por lo tanto no
cionamiento solidario da la fórmula comple
ónica, inversa de l a hny más que un solo término ontológico, "máquina". y por
gún Deleuze. La "conversión" neoplat
e, e n efecto n o es apta eso toda máquina es "máquina de máquinas" (AIE. 7). La
"procesión" d e l Uno hacia l o múltipl
bución en el seno de regresión al infinito es tradicionalmente el signo de un fra
para acarrear un movimiento de redistri
que apunta al retorno en caso del pensamiento: Aristóteles le opone la necesidad
lo múltip le; no es su objeto, puesto
está señalada por la de un término primero ("hay que detenerse"), y Ja edad
la plenitud del Uno, cuya trascendencia
múltiple. Muy diferente clásica no lo asume sino subordinándola al infinito en acto
indiferenciación e indiferencia a lo
ación (unidad o desde el punto de vista de Dios. La regresi vidad adopta en
es el ascenso hacia el uno como complic
"diferenciante"), que Dclcuze un valor positivo porque es el corolario de la tesis
síntesis inmediata de lo múltiple, puro
y la abre a la totalidad l n rnanentista paradójica, según la cual la relación está pri
trabaja toda cosa actual del interior
de la complicación mera, y el origen es acoplamiento: convertida en objeto de
virtual complicada que implica. La lógica
dad del ser, mientras nfirmación, ofrece una garantía metodológica contra e l re
confluye aquí con la tesis de la univoci
borrars e ante aquel, torno de la ilusión del fundamento (ilusión de un reparto
que el nombr e de ser tiende a
real del ser como referencia trascendente del pensamien
difercnciable, de devenir.
lo). En efecto, no hay dado que no sea producto, lo dado
es siempre l a diferencia de intensidad surgida de un aco
plamiento llamado dispars (DR, 154-155, 286-287; AIE, 384;
MP, 457 y sigs.). Hasta los dos términos de la percepción,
sujeto y objeto, derivan de un acoplamiento que los distri
Corte-flujo . . ,
buye uno y otro como presuponiéndose recíprocamente:
(o síntesis pasiva, o contemplacwn) el ojo, en este sentido, no es más que la pieza de una má
quina separada de manera abstracta de su correlato (luz).
la continuic;!ad, l a 1 Jusserl omite l a verdadera definición de la síntesis pasi
* "Lej os de que el corte se oponga a
corta como continuidad ''": porque ella remite a tales acoplamientos. a tales ºcon
condiciona, implica o define l o que
máquina es máqui e
n';cct lcmplaciones" o "contracciones" primarias (DR. 96-1 08);
ideal. Ocurre que, como vimos. toda
pero si el acoplamiento está en el punto de génesis, ésta
28 F'RANCOIS ZoURABICHVILI g¡� VOC.\BULARJO DE DELEUZE
29
necesariamente regresa al infinito. implicando una rehabi lnr"? Precisamente. el régimen de circulación de un flujo.
litación de la regresión. El concepto renovado de síntesis su caudal, continuo o segmentario. más o menos Jibre 0
pasiva pasa al primer plano en El anti-Edipo bajo el nom estrangulado. Y todavía estas imágenes demasiado
bre de "máquinas deseantes", donde se plasma el princi dualistas son insuficientes: un flujo será uniforme 0, por el
pio de inestabilidad o de metamorfosis que envuelve (AIE, contrario, imprevisible y mutante según el modo de corte
34; este principio es llamado "anarquía coronada" en los que lo caracterice. El concepto de corte, por lo tanto, es
desarrollos sobre la univocidad). Lo cual implica que lo diferenciado: el código es uno y la "esquizia" otro. Aquí,
dado jamás está constituido de flujos, sino de sistemas el contrasentido elemental sería considerar el flujo
corte-flujo, en otras palabras de máquinas (AIE, 7; la ex esquizofrénico, "que franquea las contenciones y los có
presión "ontología de los flujos", por la cual en ocasiones digos" y "fluye, irresistible" (AIE, 156, 158) como un flujo
se resume el sistema de El a11ti-Edipo, es una invención que escapa a todo corte: esto impli caría olvidar la primacía
de polemista impaciente). de la máquina, y el nombre mismo de esquizia (acto de
*** ¿Por qué entonces esta dualidad del corte y e l hendir, bifurcación: AIE, 1 09, 15 8). Al corte de tipo código,
flujo? que procede por alternativas o exclusiones, se opone la
1 ) El sistema corte-flujo designa las "verdaderas activi osquizia co1no di syu nci ón inclusiJJa, característica del de
dades del inconsciente" (hacer fluir y cortar, AIE, 388), venir o el encuentro (Deleuze y Guattari no reducen la
funciones complementarias constitutivas de un acopla esquizofrenia al derrumbe catatónico, ellos extraen su pro
miento, mientras que los "objetos parciales". que no son ceso. libre producción de deseo). Mil mes etas, al distin
ya como en Melanie Klein relativos a un todo fragmentado guir tres tipos de "líneas", reaconclicionará los conceptos
y perdido, son sus términos, "elementos últimos del in de corte y de flujo (mesetas 8-9).
consciente" (AIE, 386) que se determinan recíprocamente
en el acoplamiento, uno como fuente o emisor de flujo, el
otro como órgano receptor. En consecuencia, no habrá de Cristal de tiempo (o de inconsciente)
asombrar la paradoja: el objeto-fuente, tornado sobre el
flujo que emite. Ocurre que el objeto no emite un flujo sino
para el objeto capaz de cortarlo (de donde procede el caso * "Por muchos elementos distintos que tenga Ja ima
emblemático de la máquina seno-boca, a todo lo largo de gen-cristal, su irreductibilidad consiste en la unidad indi
El anti -Edipo, sobre todo 54-55). A su vez, el objeto-órga visible de una imagen actual y de "su" imagen virtual." (IT,
no puede ser tomado corno emisor de flujo por otro objeto 1 º5) "Extremando las cosas, lo imaginario es una imagen
(véase el ej emplo recurrente de la boca, 1 1 , 44, etc. Y parti virtual que se pega al objeto real, e inversamente, para
cularmente en el caso de la anorexia. AIE, 7, 388). Recuér- constituir un cristal de inconsciente. No basta con que el
dese siempre la relatividad del flujo al corte. objeto real, el paisaje real, evoque imágenes semejantes 0
2) "El deseo hace fluir, fluye y corta" (AIE, 1 1): corta vecinas; es necesario que deslinde su propia imagen vir.
no es lo opuesto de fluir (servir de contención) sino la Cual, al mismo tiempo que ésta, como paisaje imaginario, se
condición bajo la cual algo fluye; en otros términos, un interne en lo real según un circuito donde cada uno de los
flujo no fluye sino cortado. ¿Qué significa entonces "cor- dos términos persigue al otro, se intercambia con el otro.
�
EL VOCABULARIO DE DELEUZE
31
30 FRAN<;OlS ZoURABICHVILl
psychana/yse, Y MP, 3 1 5. 3 1 7). En ambos
casos, devenir
La "visión" está hecha de ese doblamiento o desdobla signific a habitar el plano de inmane ncia donde
J a existen
miento, esa coalescencia. Es en los cristales de incons cia no se produce sin hacerse clínica de sí misma,
sin trazar
ciente donde se ven las trayectorias de la libido." (CC. 83) el mapa de sus atolladeros y de sus salidas.
"Lo que constituye la imagen-cristal es l a operación más Pero el lector no puede dejar de tropezar
con una difi
fundamental del tiempo: puesto que el pasado no se cons cultad. Ese dado puro a l que accede el "devini
ente" pare
tituye después del presente que fue sino al mismo tiempo, e� seleccion�do de antemano por sus resonancias espe
es preciso que el tiempo se desdoble a cada instante en ciales con cierta situació n de vida. Induda
blemente, el
presente y pasado, que difieren uno del otro en naturaleza espejo no remite aquí el deviniente a una imagen
narcisis ta
o, Jo que es lo mismo, desdoble el presente en dos direc de sí mismo ; aquí su situació n s e repite o
se refleja, pero
ciones heterogéneas, una de las cuales se lanza hacia el en e] elemen to no-red undant e de una
contem plación
porvenir y la otra cae en el pasado. Es preciso que el tiem evalua tiva de sí. Resta comprender cómo
se anudan lo ín
po se escinda en dos chorros disimétricos, uno de los cua timo Y el espectáculo; por qué, si la experie
ncia real supo
les hace pasar todo el presente, y el otro conserva todo el ne la violenc ia y el azar de un encuen tro,
no por ello se
pasado. El tiempo consiste en esta escisión, y es ella, es él encuentra a alguien o algo. Precisamente
para enfrentar
lo que se ve en el cristal." (/T. 1 08- l 09) dicha dificultad Deleuze forja el concepto
de cristal.
** Este concepto, uno de los últimos de Deleuze, pre
Los términos decisiv os son desdoblamiento,
Íll/ercam
senta la dificultad de condensar poco más o menos toda bio, indiscernibilidad. De primera intenci ón,
la estructura
su filosofía. El cristal es el estado último de la problemática de intercambio que define el cristal se establec
e entre los
de la experiencia Hrea l " , y se presenta como una dos términos del devenir , instituyendo una
relación de
profundización del concepto de devenir. Ante todo confir doble o de espejo que l ibera una visión.
La relación de
ma que en un devenir cualquiera (devenir-animal, devenir sujeto a objeto (el pequeño Hans ve el caballo
) resulta de
mujer, etc.), no es el término lo que se busca (el animal o la entrada insuficiente para describir la situació
n, que impli
mujer que uno deviene) sino realmente el propio devenir, o ca un momen to de indisce rnibilid ad donde
el muchachito
sea, las condiciones de un relanzamiento de la producción se ve padece r en el caballo, refleja
sus propios afectos en
deseante o de l a experimentación. No es Moby Dick, la las singularidades y los acciden tes de este
último (y recí
gran ballena blanca de l a novela de Melville, lo que intere procamente). Tales son en verdad las condici
ones de una
sa a Achab: éste no la persigue sino para enfrentarse con cxper encia real: lo dado puro no es relativo
t
� a un sujeto
la desmesura de su propia vida, y ésa es la verdadera ra preexistente que abriría el campo, ni a formas
o funciones
zón, la verdadera lógica. la verdadera necesidad de_ su con qu � pen�itirían identificar sus partes. Esta
. ilusión de pre
ducta irracional (CC, cap. X). Por su lado, el pequeno ans, existen cia viene solamente del hecho de
que lo dado
tan poco comprendido por Freud, tiene la "visión" d l ca preformado de l a experie ncia posible preced
e el acceso a
ballo de tiro que cae y se debate bajo los latigazos, pero lo dado puro de la experie ncia real, que sólo
está constitui
esa visión es doble. cristalina: lo que el niño ve en su do de movimientos y diferencias de movim
ientos de rela
relación con el caballo son las trayectorias de su libido. ne ciones de velocidad y de lentitud , de "imáge
nes-m vimien
�
ese modo, accede activamente a su propio problema tos". A partir de entonces. tampoco hay
ya afectividad
("L' i n terprétation des énoncés", en Politique et
Fn.ANCOIS ZouRABICHVILl
32 EL VOCABULARIO DE DELEUZE 33
exterior a lo dado. en el sentido en que un sujeto c n � �
titui
maiización donde pueden comunicar, bajo la condición
del
do reaccionaría a lo que ve en función de sus sentt m1entos pequeño circuito, los agenciamientos respectivos de
Hans
de
y sus convicciones: l a afectividad no es ya separable y del caballo de ómnibus: caída del caballo en la calle /
_
las potencias que corresponden a los mov1m�ent os
en l � prohibición de la calle y peligro; potencia y domestica
_ ción
plano. Se vuelve no sólo posible smo necesano dec1
. sin; ucl caballo I deseo orgulloso-humillado; morder I resistir
riesgo de antropomorfismo ni rec ur so a una e mp at
l a de Hcr malo; etc. El contrasentido sería pensar que la visión
otros
ningún tipo. que Jos afectos son los del pla�o; en tlcsencadena la evocación: por el contrario, es ella Ja que
un
términos , que son las cosas mismas (porque solo desde procede del acoplamiento de u n conjunto de rasgos
obje-
de
punto de vista derivado podemos decir: son Jos efectos 1 l vos y de una imagen mental que se seleccionan mutua
con l a
las cosas sobre nosotros ) . "El trayecto se confunde n1c nte. Y ella se profundiza por retornos sucesivos al obje
reíle
subjetividad del medio mismo en J a medida e n que s e lo, donde un nuevo aspecto del objeto es revelado
o pasa
ja en aque l los que lo recorren. El mapa expresa Ja 1dent1dad ni primer plano en resonancia con una nueva capa psíqui
del recorrido y lo recorrido. Se confunde con su obieto, '11 (JT, 62-66, 92-93). Por eso la obsesión del caballo es
cuando el mismo objeto es movimien to." (ce, 8 1 ) ncilvn, y no desempeña el papel de una simple reprcsenta
.
as
En consecuen cia. se desconoce n las rnvesttdur rlón: el niño medita y evalúa todas las alturas variables
de
de una
afectivas del niño cuando se ve allí e l acopla�ie�to �" sl!uación precisamente explorando Jo que puede el
ca
a
percepción objetiva y una proyecció n i m gma n a,
y no el l1nllo, cómo se produce l a circulación de sus afectos.
desdoblamiento de Jo real entre su actualidad Y su
propw lln consecuencia, el cristal es esa serie de circuitos que
en el
imagen virtual (el privilegio del niño, su eiemplandad ¡ 11 oli feran a partir del desdoblamiento fundamental de lo
de
análisis de los devenires, viene solamente del hecho 1t n i bien entendido; y, como dijimos, en él se ven las tra
es�c
que su experiencia no está todavía organizada por Yl\Clorias del deseo y su rcacondicionamiento de mapa
en
cns
reotipos 0 esquemas sensorio-motores). La estructura 111npa. Pero en último análisis, ¿por qué vemos en él al
tiem
en
rnlina de la experienci a es que allí lo actual no está dado po'/ De un extremo al otro de su obra. Deleuze insiste en la
_
su pureza sino reflejado inmedi atamente en �Ips1qmsmo
ades
1 111·xistencia o la co12tempora11eidad de dos temporalid
Hans '
que recorre el plano: por ejemplo, el caballo visto por o n a é n i tamente heterog é n e a s : el encadena miento
en el devenir-caballo de este último. No hay un dado neu 1 11 1nol6gico de nuestros trayectos o de nuestras efectua-
,
de
tro, independiente de nuestros devenires. La opos1c1on 1 l 1111os en un presente englobante, el pasado virtual o la
es se
lo real y ¡ 0 imaginari o, de J a cognición y del delmo 1·1"1 nldud paradójica (Aión) de los devenires que les co-
cundaria, y 110 resiste el giro inmanent1s ta del cuest10- 1 1 11N¡10ndcn. Bergson había mostrado a qué atolladero
con-
namiento crítico. . . 11111 ' I
n costumbre de concebir el presente y el pasado en
Ese desdoblam iento cristalino de lo real msuwye un 111111 rnlnción de sucesión, sucediendo el pasado al presen-
de
"circuito interior" donde lo actual y su virtual no d Jan 11 ' I '" hn dejado de ser, o precediendo al actual como
an
�
intercambiarse, de correr uno tras otro. "distint
�
pero l/¡¡1111 ¡lrcscnte: porque e l presente no puede ser
entonces
v1 nen a 111��
indisce mi b les" (D, 1 83; JT, 95, 1 08 ) . Sobre él <¡uc una entidad estática que no pasa, y que sin em
rasg�s hm �"
injertarse circuitos más amplios, constituid os po uno im agina remplazada sin cesar por otra. Por lo
objetivos y evoc aci ones : otros tantos umbrales de problc- 1 11 1 1 1 11, hny c1uc asumir hasta la paradoja la evidencia
de
34 FR.\NCOIS ZouRABICHvIL1
Et. VOCABULARIO DE DELEUZE 35
soJa imagen en dos partes que remiten originariamente imagen sin que ésta, a su v e z , s e actualice en otra, y así
una a la otra. Sin duda, Freud tiene razón de ercer que la sucesi vamente en un conjunto homogéneo en devenir
relación del pequeño Hans con los caballos concierne a que desborda toda metáfora (JT, 78). Por último, hay cris
otra cosa que a estos; pero no en el sentido en que él lo lnl cuando lo actual, vivido o imaginado, es inseparable
entiende. El mundo en su riqueza y su complejidad no es l a de un virtual que le e s co-originario. de tal manera que
caja de resonancia de u n a única y misma historia (Edipo) puede hablarse de "su propia" imagen virtual. La ima
sino el cristal proliferante de trayectorias imprevisibles. La gen se divide en sí misma, en vez de actualizarse en otra,
interpretación metafórica del psicoanálisis, pues, debe ser o de ser la actualización de otra.
sustituida por un desciframiento literal, "esquizo-analíti Este desplazamiento del par real-imaginario (o real-irreal)
co". Vemos que "literal" no quiere decir adhesión a lo ac hncia el par actual-virtual quita toda consistencia a la obje
tual puro (como si, por ej emplo, la no-metaforicidad de la ción de quien se asombrara de que Deleuze pueda pasar sin
escritura de Kafka significara que se agota en su conteni lrnnsición de los niños a los artistas ("a su manera. el arte
do ficcional). Sin embargo, la identificación de lo imagina dice lo que dicen los niños", ce. 86; lo que no significa,
rio con lo irreal no permite comprender que una ficción como constantemente lo recuerda, que los niños sean artis-
literaria, más allá de la alternativa de la representación 1as). S i el cristal disuelve la falsa oposición entre lo real y lo
metafórica de lo real y de la evasión arbitraria en el sueño, imaginario, debe darnos a la vez el verdadero concepto de
pueda ser una experiencia, un campo de experimentación. lo imaginario y el verdadero concepto de lo real: por ejemplo
A Ja inversa, lo real opuesto a lo imaginario aparece como In literatura como.ficción efectiva, producción de imágenes
un horizonte de puro reconocimiento, donde todo es como pero también producción real o de real, delirio de imagina
ya conocido, y casi no se distingue ya de un estereotipo. ción articulado a la realidad de un devenir. guiado y sancio
de una simple representación. En cambio, si se remite lo nndo por ella (véase el Kajka). Porque si lo imaginario no se
imaginario como producción o creación al par actual-vir opone ya a lo real, salvo en el caso de la metáfora o de la
tual en su régimen llamado cristalino. resulta indiferente f'nn1asía arbitraria, lo real, por su lado, no es ya actualidad
que lo actual sea vivido o forj ado (imaginado). Porque el ¡iura, sino ''coalescencia", según la palabra de Bergson, de
desglose conceptual ya no es el mismo: lo que se ve virtual y de actual. El cristal de una obra o de una obsesión
sobre una pantalla de cine, lo que u n escritor narra o Infantil hace ver lo real en persona precisamente por las vías
describe, lo que un niño imagina en la exploración de d� lo imaginario .
sus goces y sus pavores, es actual -o dado- de la mis Tal vez podamos comprender mejor ahora lo que signifi
ma manera que una escena "real". Lo importante es en r11 li 1cralidad. Una vez más, toda la cuestión está en la natu-
tonces e l tipo de relación que lo actual mantiene con un 1 11 lcza extrínseca o intrínseca del lazo de lo actual y lo vir-
eventual elemento virtual. Hay metáfora cuando lo ac 11101: representación de una escena o trazado de un devenir.
tual supuestamente recibe su verdadero sentido de otra Ocurre que la literalidad no es el sentido propio ("no hay
imagen. que se actualiza en ella pero podría actualizarse pnlnbras propias, no hay tampoco metáforas", D. 9): el cris-
por sí misma (tipo de escena primitiva o fantasma -el 1111, ni nqucjarde abstracción la dualidad real·imaginario. tras-
fondo d e la metáfora e s el recuerdo). Hay sueño cuando 1011rn al mismo tiempo el reparto supuestamente originario
las sensaciones del que duerme no se actualizan en una d11 lo propio y lo figurado. Como para el par del sujeto y el
l 1 \IOC'J\llULARIODE DELEUZE 39
38 FRANCOIS ZoURABICHVILl
11 l l ll'll l C
Mil mesetas, es por tanto una defensa activa y
objeto, debemos decir: las propiedades no están distribui 1 l 11 111.. una conquista propia de l a esqui zofrenia, pero que
das de antemano. la distinción de lo propio y lo figurado no 1 1 ¡ 1 1 1 1 1 en una zona llamada de ''profundidad" donde la or
se establece sino en lo dado (distribución sedentaria, falsa �1 11 1 1 ! 1.nción de "superficie'', que garantiza el sentido man-
mente originaria). Lo vemos: lejos de predicar una fij ación 11 1 1 i 11ndo Ja diferencia de naturaleza entre cuerpo y pala
obtusa sobre el uso propio de las palabras, l a postura de ¡., 11N, tic todos modos está perdida (LS, series 1 3' y 27').
literalidad conduce al más acá de l o propio y lo figurado - Al respecto, El cmti-Edipo representa un giro: allí, la
plano de inmanencia o de univocidad donde el discurso, ld1 u de cuerpo sin órganos es retrabajada en función de
presa de sus devenires, tiene poco que temer de pasar por 1111 1111cvo material clínico de donde se desprende el con-
metafórico ante espíritus "sedentarios ". 1 1·p10 de "máquinas descantes", y adquiere una compleji-
1 l . 1 1 l q11c, tras el tema de la univocidad y de la distribución
1 1 1 111111dn, permite a Deleuze enfrentar una segunda vez el
Cuerpo sin órganos (CsO) 1 •111111<.'lna mayor de su pensamiento: ¿cómo articular, más
1 d l rt d L• Bcrgson, las dos dinámicas inversas y sin embargo
1 11111plcrncntarias de la existencia, la actualización de for-
* "Más allá del organismo, pero
también como límite 1 1 1 1 1 s por un lado, la involución que consagra al mundo a
del cuerpo vivido, está lo que Artaud descubrió Y llamó: 1 1 11111.nr redistribuciones incesantes por el otro3? (Este pro-
cuerpo sin órganos. 'El cuerpo es el cuerpo Está solo,y no 1 fh, 1 1 1 11 será enfrentado una tercera vez, con el concepto de
necesita órganos El cuerpo nunca es un organ ismo. L s � 1 1 1 1 11 1 1clo.)
organismos son los enemigos del cuerpo. E l cuerpo s m •• La rectificación recae en este punto: el CsO no se
�
órganos n o se opone tanto a l o s órganos com a e s a orga 1 1 11111\C tanto a los órganos como al organismo (funciona-
nización de los órganos que se llama organismo. Es un 1 1 1 1 111110 organizado de los órganos donde cada uno se en-
�
cuerpo intenso. intensivo. Está recorrido p r una on a que
� 1 1m111rn en su lugar, asignado a una función que lo identi-
_
en e l cuerpo traza niveles o umbrales segun las vanac10- 1 l t 11 ). El Csü no es ya una entidad específicamente
nes de su amplitud. Por l o tanto, el cuerpo no tiene órga i
1 " J 1 1 1.ofrénica, sino el mismo cuerpo del deseo cuya expe-
nos sino umbrales o niveles." (FB-LS. 33) 1 ll'll('i1t extrema hace el esquizofrénico, él, que ante todo es
�* La distinción de dos conjuntos clínicos a primera ; 1 li11mbrc del deseo, porque en suma sólo padece la inte-
v i s t a convergen tes, "perve r s i d a d" de C a r r o l l Y 1 1 11pdón de su proceso (toda una parte de El anti-Edipo
"esqui zofrenia" de Artaud, permite en Lógica del sentido 1 •11\ consagrada a deslindar esa dimensión de un proceso
deslindar l a categoría de cuerpo sin órganos que Dcleuze 1 " J 1 11zofrénico distinto del derrumbe clínico). Ci ertamen
reprocha y a al psicoanális is haber desdeñado: a la frag C
lt'. 1• 1 sü remite a lo vivido corporal, pero no a lo vivido
mentación de su cuerpo y a l a agresión física que las pala
bras reducidas a sus valores fonéticos le hacen padecer, el
A l u i n Bncliou habla atinadamente del "movimiento de dos
esquizofrénico responde por sus "gritos-háli tos", solda
1111 1vh11lon1os": véase ··L"ontologie vitalis1e de Dcleuze", Court rraité
dura de las palabras o las sílabas vueltas indescomponibles, 1l '11111nl1t){llf JJff}l'Ünire. París, Le Seuil, 1998, págs. 63-64. [Breve tratado
a la que corresponde un vivido nuevo de un c ucrpo pleno, 1lr 1mJnloRfa tn111siroria. Barcelona, Edirorial Gedisa, 2002.]
_
sin órganos distintos. El CsO, como lo abreviará constan-
40 FRANCOLli ZouRAe1cuv1u I• 1 VC>CAllULARIODEDELEUZE
41
ordinario descrito por los fenomenólogos; tampoco con di1111111 ismos evocados más arriba, articulació n llamada
cierne a un vivido raro o extraordinario (aunque algu 11111clucción de real, de deseo, o de vida (al mismo tiempo
nos agenciamientos puedan alcanzar el Csü e n condi " romprende por qué una máquina deseante "sólo mar
ciones ambiguas: droga, masoquismo, etc.). Es e l "límite ' 1111 descomponiéndose").
del cuerpo vivido", "límite inmanente" (MP, 1 86, 1 9 1 ) en
la medida en que el cuerpo recae en ellos cuando está
atravesado de "afectos" o de "devenires" irreductibles
l>csterritorialización (y territorio)
a los vividos de la fenomenología . Tampoco es un cuer-
po propio, puesto que sus devenires deshacen la inte
rioridad del y o (MP, 1 94, 200, 203). S iendo impersonal, • "La función de desterritorialización: D es el
movi-
no por ello de j a de ser e l lugar donde se conquista el 111\on to por el cual 'se' abandona el territorio." (MP, 634)
nombre propio, en una experiencia que excede el ejerci "lll territorio no está primero respecto de la marca cualita
cio regulado y codificado del deseo "separado de lo que H vn: es la marca lo que hace al territorio Las funciones en
.
puede". Si el Csü n o es el cuerpo vivido sino su límite, 1111 ICrritorio no son primeras. ante todo suponen una
ex
es porque remite a una potencia insoportable como tal. pu�,;ividad que constituye territorio. Realmente es en este
la de un deseo siempre en marcha y que jamás se deten �1111tido como el territorio, y las funciones que allí se ejer-
dría en formas: la ide11tidad producir-producto (AlE, 1 11n. son productos de la t e r r i t o r i a l i z a c i ó n L a
.
l 0-14; estas páginas no se comprenden plenamente sino lt'I ritorialización e s el acto del ritmo vuelto expresivo,
o de
sobre el fondo de polémica implícita con el cap. Q, 6 de los componentes de medios convertidos en cualitativos "
la Metafísica de Aristóteles). Por eso no hay experien .
(MI� 388)
cia del Csü como tal, salvo en el caso de la catatonia del **El término "desterritorialización", neologismo apa-
esquizofrénico. Es comprensible la ambivalencia a pri 111cido en El anti-Edipo, desde entonces se extendió
am
mera vista desconcertante del cuerpo sin órganos: con pllnmente en las ciencias humanas Pero por sí solo
. no
dición del deseo, lo cual no impide que sea "modelo de 111nstituye un concepto, y su significación es vaga mien
la muerte", envuelto en todo proceso de deseo (AlE, 14 t1ns no se lo refiera a otros tres elementos: territorio,
tierra
y sobre todo 393; toda sensación envuelve la intensi y rutcrritorialización, conjunto que en su versión acabada
dad= O precisamente también en este sentido, AlE. 394; lorma el concepto de ritornelo. Se distingue
una
FB-LS, 54). El Csü, respecto de los órganos, es a la v e z dl1Stcrritorialización relativa, que consiste en reterrito-
"repulsión" (condición s i n l a c u a l u organism o s e e
� �/ 1 lnlizarse de otra manera, en cambiar de territorio (pero
.
� de
dimentaría, de tal modo que la máquma no func1onana) ¡ \1t•11ir no es cambiar, puesto que no hay un término o fin al
y "atracción" (los órganos-l)láquinas se inscriben sob� devenir; tal vez aquí habría cierta diferencia con Foucault);
el Csü como otros tantos estados intensivos o de niv'e y una desterritorialización absoluta, que equivale a vivir
les que lo dividen en sí mismo) (AlE, 394). O incluso: 1111 una línea abstracta o de fuga (si devenir no es cambiar,
instancia de anti-producción en el corazón de la pro l�ll compensación todo cambio envuelve un devenir
que,
ducción (AlE, 14-15). Tal es la articulación frágil -ya lomado como tal, nos sustrae al dominio de la reterri
que roza por naturaleza la autodestrucción- de los dos torialización: véase el concepto de "contra-efectuación"
42 FRANC,:OlS ZoURABICHVILI
11 1, VOCABULARIO DE DE.LEUZE 43
NIHtcncia de un "agenciamiento"; véase esta palabra) y
del acontecimiento, LS, serie 21'. y la pregunta "¿qué ha 11lt1c1iva (fronteras problemáticas de mi "potencia"). El
ocurrido?", MP, meseta 8). Tal es el esquema gue más o 11 nindo territorial distribuye un afuera y un adentro, a
menos prevalece en El anti-Edipo, donde v�ccs percibido p asivamente como el contorno intoca
..desterritorialización" es sinónimo de "'decodificación". ltlc de la experiencia (puntos de angustia, de vergüenza,
S i n embargo, ya se p l antea el problema de la d1• inhibición), otras frecuentado activamente como su
"rctcrritorialización", que conduce al tema polémico de la l111ca de fuga, por tanto como una zona de experiencia.
"nueva tierra", siempre por venir y siempre por construir, lrn El anti-Edipo. el territorio no se distinguía del códi-
contra toda tierra prometida o ancestral, reterritorialización
arcaica de tipo fascista (AIE. 376- 384, 306-307).
1\ll, porque ante todo era un indicio de fijeza y de cierre.
Hn Mil mesetas, esa fijeza no expresa ya más que una
En Mil mesetas el esquema se complica y se afina. alre 11,lnción pasiva con el territorio, y por eso aquí este últi-
dedor de una acentuación de la ambivalencia de la rela 1110 se convierte en un concepto distinto (396): "marca
ción con la tierra -profundidad de lo Natal y espacio 1 nnstituyente de un ámbito, de una morada". no de un
liso del nomadismo- que, desde entonces, también afecta �11jeto, el territorio designa las relaciones de propiedad
al territorio. No sólo la rigidez del código y a no da cuen 11 de apropiación, y de manera concomitante de distan
t a de todos los t i p o s de terri t o r i o , s i no que l a rl11, en lo que consiste toda identificación subjetiva; "un
rcterritorialización en adelante es plenamente asumida
como el correlato de toda desterritorialización, una vez
11·ner más profundo gue el ser" (MP, 3 87). El nombre
propio, el yo sólo adquieren sentido en función de un
que digamos que no se efectúa y a necesariamente sobre "mío" o de un "en mi casa" (MP, 393, 629). Este valor de
un territorio, hablando con propiedad, sino, cuando es upropiación es solidario de un devenir-expresivo de las
absoluta, sobre una tierra no delimitada: agenciamicnto nialidades sensibles, que entran como variaciones in
nomádico, desierto o estepa corno territorio paradójico, Ncparables en la composición de un ritomelo, ya gue la
donde el nómada "se reterritorializa sobre la propia
desterritorialización" (MP, 473; la diferencia relativo
marcación de las distancias -punto decisivo- resulta,
Incluso entre los animales, anterior a toda funcionalidad
absoluto corresponde a la oposición de la historia y del
devenir, y a que la desterritorialización absoluta es el
(MI� 3 87 - 3 97; QPh, 174). El territorio. en consecuencia,
os la dimensión subjetivante del agenciamiento; a tal
momento del deseo y el pensamiento: QPh, 85). Este punto sólo hay intimidad afuera, en contacto con un
desplazamiento de acento abre la senda al concepto de exterior, surgida de una contemplación previa a toda di
ritornelo. visión de un sujeto y un objeto (véase "Corte-flujo" y
***Tomando en préstamo a la etología más que a la "Plano de inmanencia). Deleuze había tematizado prime
política, el concepto de territorio implica por cierto e ro este tener primordial con el nombre de "hábito" o
espacio, pero no consiste en la delimitación obj etiva e "contemplación (DR, 99-108). El concepto ha cambiado,
un lugar geográfico . El valor del territorio es existencial: como lo testimonia la distinción de los medios y los te
circunscribe para cada uno el campo de lo familiar y de rritorios (MP, 3 8 4- 3 8 6 ) . Tomado en la lógica del
lo vinculante, marca las distancias con el otro y protege ugenciamiento y el ritornelo, el motivo del tener contri
tlrl ruos. La investidura mínima del espacio y el tiempo buye en adelante a la definición del problema práctico
l111pl11·111•H11 delimitación, inseparablemente material (con-
FR.\NS:OIS ZouRABICHv1u EL VOCABUURIO DE DELEUZE 45
44
esencial, abandonar el territorio: ¿qué relación con lo devenires, lejos de entrar en el ámbito del sueño o de lo
extraño, qué proximidad del caos soporta el territorio? Imaginario, son la consistencia misma de lo real (sobre este
¿Cuál es su grado de cierre o, por el contrario, d e per punto, véase "Cristal de tiempo"). Para comprenderlo bien,
meabilidad (tamiz) al afuera (líneas de fuga, puntas de os importante considerar su lógica: todo devenir forma un
desterritorialización)? No todos los territorios son igua "bloque", en otras palabras el encuentro o la relación de
les, y su relación con la desterritorialización, como ve dos términos heterogéneos que se "desterritorializan"
mos, no es de simple oposición. mutuamente. Uno no abandona lo que es para devenir otra
cosa (imitación, identificación) sino que otra manera de
vivir y de sentir asedia o se envuelve en la nuestra y las
que a medida que alguien deviene, lo que él deviene cam confundir: a) (caso general) el término encontrado es aca-
bia tanto como él mismo. Los devenires no son fenómenos 1 rcado en un devenir-expresivo, correlato de las intensid.a
de imitación, ni de asimilación, sino de doble captura, de dcs nuevas (contenido) por las cuales pasa el término
.
evolución no paralela, de bodas entre dos reinos." (D, 8) cncontrante, de acuerdo con las dos caras de todo
** Devenir es el contenido propio del deseo (máquinas ogcnciamiento (véase el tema "uno no deviene animal sal
desean tes o agenciamien tos): desear e s pasar por vo molecular", MP, 337); b) (caso restringido) la posibili
devenires. Deleuze y Guattari lo enuncian desde El anti clnd de que el término encontrado sea a su vez encontrante,
Edipo, pero sólo lo convierten en un concepto específico ''Orno en los casos de co-evolución, de manera que un do
a partir del Kafka. Ante todo, devenir no es una generali hlc devenir tiene lugar de cada lado (véase el ejemplo de la
dad. no hay un devenir en general: no es posible reducir nvlspa y la orquídea, MP, 17). En suma, el devenir es uno
este concepto, herramienta de una clínica fina de la exis tic los polos del agenciamiento, aquel en que contenido y
tencia concreta y siempre singular, a la aprehensión extática uxpresión tienden a lo indiscernible en la composición de
del mundo en su flujo universal-maravilla filosóficamente una "máquina abstracta" (de ahí la posibilidad de conside-
hueca. En segundo lugar, devenir es una realidad: los 1nr como no-metafóricas formulaciones como: "escribir
1·omo una rata que agoniza", MP, 293).
••• Kajka y Mil meseros presentan una jerarquía de
leibniziana del spatium y de la extensio, primer esbozo de una fantasía arbitraria (nadie como Deleuze fue sensible
los dos espacios, pero que se prolongará en el concepto al tema de la necesidad y buscó su concepto más allá de
de "cuerpo sin órganos": DR. 293-314; MP, 189). Se re todas las ideas recibidas: PS, 24-25, 116 y sigs.; DR, J 81-
dactará entonces una lista no cerrada de "modelos" con 1 82); pero esta afirmación es la prueba que la desprende
cretos donde la distinción se encuentra en obra: tecnoló de la engañifa de una necesidad buscada en la relación
gico, musical, matemático, etc. (MP, meseta 14). con un reparto originario y trascendente, que el pensa
*** ¿Por qué la filosofía está concernida en lugar pri miento no puede más que postular (ilusión sedentaria del
mordial? fundamento) (LS, series 1 0' y 1 2'). El espacio sin reparto
Algunas personas se imaginan los problemas eternos, de los golpes de dados de la distribución nómada mues
y los conceptos ya dados, dispuestos en un cielo donde tra también en qué sentido hay que entender el Uno se
sólo deberíamos ir a buscarlos: estas personas razonan en gún Deleuze: sin contracción respecto de la multiplicidad
función de una distribución sedentaria o fija. O incluso: de las redistribuciones, impidiendo cada una que se cie
nosotros creemos que el pensamiento avanza según un rre sobre sí misma y que ceda al espejismo del Uno retira
orden de despliegue progresivo; nos imaginamos a todos do y compartido, línea de fuga o de desterritorialización
los grandes filósofos desde Platón compareciendo ante el que afecta íntimamente a todo modo de ser o de existen
tribunal de LA verdad. Como si existiera una distribución cia particular (no tiene sentido inferir una primacía del
objetiva exterior a toda distribución singular: una creencia Uno sobre lo múltiple en Deleuze) . Es en este sentido
semejante tiene que ver con la trascendencia. Por otro lado, como el nómada se define no tanto por sus desplazamien
a nuestro juicio las ideas están destinadas a ámbitos, las tos, co1rio el migrante, como por el hecho de habitar un
significaciones a objetos que indican su uso "propio" y la espacio liso (desierto o estepa; MP, 472). En definitiva, el
posibilidad de un uso "figurado" (como si por ejemplo el espacio liso es el plano de inmanencia o de univocidad
sentido de las palabras "enfermedad" o "prisión" se ago del ser (QPh, 39).
tara en la referencia a los estados de cosas físicas que
sirven para designar) . Al desconocer la índole intrínseca
mente nómada del sentido. al negarle los derechos a un Empirismo trascendental
desvío literal, le estamos asignando cercados, y nuestros
actos de comprensión están totalmente penetrados por un
registro implícito que en el mejor de los casos nos hace * "La forma trascendental de una facultad se confunde
juzgar impotentes, en el peor malhonestas, las migraciones con su ejercicio disjunto, superior o trascendente. Tras
semánticas que la filosofía reclama, llevada por una nece cendente no significa en modo alguno que la facultad se
sidad y un rigor que le es propio: por ejemplo, los usos no- dirija a objetos fuera del mundo, sino por el contrario que
,reientíficos de una idea científica (como si la ciencia misma, capta en el mundo lo que la concierne en forma exclusiva,
I en sus momentos de invención, no practicara de manera y que la hace nacer en el mundo. Si el ejemplo trascenden
asidua y legítima tales importaciones . .. )
. tal no debe ser calcado sobre el ejemplo empírico es preci
Muy diferente es el pensamiento que afirma resueltamen samente porque aprehende lo que no puede ser captado
te el azar: no porque oponga a la necesidad los derechos de desde el punto de vista de un sentido común, el cual mide
VOCABULARIO
ZOURABICHVlU
50 FRANCOIS
Et. DE DELEUZE 51
el uso empírico de todas las facultades según lo que co ¿Y el espinozismo de Deleuze? ¿No procede de una
rresponde a cada una en la forma de su colaboración. Por inspiración muy distinta, ontológica, ya que allí inter
eso lo trascendental por su cuenta está sometido a un viene la famosa tesis de la univocidad del ser? Deleuze
ámbito superior, único capaz de explorar su campo y sus observa que la p aradoja de Spinoza es poner el
regiones, ya que, contrariamente a lo que creía Kant, no cmpmsmo al servicio del racionalismo (S PE, 134), y cons
puede ser inducido de las formas empíricas ordinarias tal y truir un plano de experiencia pura que pronto, con el
como aparecen bajo la determinación de un sentido co nombre de "plano de inmanencia", coincide con el cam
po trascendental reacondicionado (MP, 310-311; S PP,
mún." (DR. 1 86) cap. VI; QPh, 49-50; la lógica del ser unívoco, donde
**El problema más general de Deleuze no es el ser sino cnda ente, pura diferencía, sólo se mide con los otros en
la experiencia. Es en esta perspectiva, crítica o trascenden In relación con su propio límite, se emparenta con Ja de
tal, como son encarados Bergson y Nietzsche. Ambos es la doctrina de las facultades). Deleuze puede entonces
tudios tienen un diagnóstico en común: Kant supo crear la volver a Bergson y leer el comienzo del primer capítulo
cuestión de las condiciones de la experiencia, pero el de Materia y m emoria como Ja instauración de tal plano
condicionamiento que invoca es el de la experiencia posi de inmanencia (IM, 83-90; QPh, 50). Pero ¿por qué pare
ble y no real, y permanece exterior a lo que él condiciona ce deslizar con tanta facilidad del estilo trascendental al
(NPh, 104; B, 1 7). Y apelan a la misma radicalización de la
cuestión: pensar "condiciones que no sean más amplias ? ntológico, invocando por ejemplo el "puro plano de
que lo condicionado", asunto de un "empirismo superior" 111manencia de un pensamiento-Ser, de un pensamiento
(NPh, 57; B, 1 7 , 22; y ya en "La concepción de la diferencia
Naturaleza" (QPh, 85)? Esta impresión viene de que no
en Bergson", ID, 49). Paralelamente, Deleuze expone a tra hay ya un Ego originario para señalar una frontera entre
vés de Nietzsche y Proust una "nueva imagen del pensa los dos discursos4. Sin embargo, no se vuelve a una
miento", alrededor de la idea de que "pensar no es innato, teoría dogmática del en-sí del mundo, mucho menos a
sino que debe ser engendrado en el pensamiento" (DR, una forma de intuición intelectual en el sentido kantiano:
192): de aquí proceden los temas de lo involuntario, de la
simplemente, la inmanencia ha salido de las fronteras
violencia de los signos o del encuentro con lo que fuerza a del sujeto, mientras que el en-sí no es más que el de la
pensar, y el problema de la necedad elevado a lo trascen diferencia, cuyos grados recorre el sujeto. derivado y
dental (NPh, 118-126; PS, 1 15-124). Todos estos temas son nómada (lógica de la disyunción inclusiva; sobre esta
retomados en Diferencia y rep etición (94, 1 80-200, 364), conversión, véase JT, 1 1 0; y sobre la intuición, véase
aumentados por un nuevo argumento: el error de Kant es "Plano de inmanencia"). Se ha vuelto indiferente hablar
haber "calcado" lo trascendental sobre lo empírico" dán
dole la forma de un sujeto consciente correlacionado con
la de un objeto (DR, 176- 177; 1 86- 1 87 ; LS, 1 19). Es enton . (de ongen cru1esiana, la exigencia de correfocionar el ser
4. Éste sería el luga� para desarrollar la divergencia de Delcuze respecto
de Heidegger
ces cuando se rehabilita la doctrina de las facultades (tex con la experiencia es renovada y radicalizada por Husserl; es
to más arriba, y PS, 1 2 1 ) , mientras que se enuncia la idea precisa� ente c? n Heidegger como, por primera vez, la experiencia
.
de un campo trascendental impersonal, constituido por Cll�e val� da el �1seurso onto 16gico deja de ser transferida a un sujeto
ongmano y, s1multáneamen1e, deja de depender de una '·evidencia").
singularidades preindividuales (LS, 12 l , 133).
1
todo ocurre como si la filosofía envolviera sus propios Nin embargo, no dejan de renovarse en función de los
afueras, como si su verdadero afuera no estuviese fuera ngcnciamientos en los cuales son tomadas).
de sí misma (salir de la filosofía volviéndose sociólogo, Siempre hacer huir, más que criticar (Kplm, 85) . Pero,
antropólogo, psicoanalista, o militante; lo que deja intacta /,por qué hablar de perversión? No pensamos solamente
. .
la situación para saltar a otras situaciones consideradas on la definición usual -desviación en cuanto al objetivo
0
intrínsecamente mejores). sino que debiera descubrirse en ol objeto- sino en un texto sobre la actitud que Freud ha
su seno . Tendríamos aquí la base de una confrontación hín convertido en el rasgo distintivo de la perversión "Po
posible con Derrida: allí donde este último define la situa dría parecer que una denegación en general es mucho: más
ción por el "cierre de la metafísica" y, lejos de pensar en NUperficial que una negación o incluso una destrucción
otro logos que el logos. todo de palabra y de presencia, se porcial. Pero no hay tal; se trata de una operación muy
propone "deconstruirlo" a partir de lo excluido que lo so tllstinta. Tal vez haya que comprender la denegación como
cavaba desde siempre (la escritura y sus efectos de ol punto de partida de una operación que no consiste en
"diferancia"), Deleuze procede mediante un método que negar, ni siquiera en destruir, sino realmente en impugnar
podría llamarse de perversión, que consiste a veces en In legitimidad de lo que es, en afectar lo que es con una
discernir y cultivar una línea de pensadores "que parecían Hucrte de suspensión, de neutraliZación propias para abrir
formar parte de la historia de la filosofía pero que se esca nos, más allá de lo dado, un nuevo horizonte no dado"
paban de ella por un costado o por todas partes: Lucrecio, (PSM, 28). Porque no se trata de huir fuera-de sino de ha
Spinoza, Hume, Nietzsche, Bergson" (D. 21 ), otras en des rcr huir; realmente hay algo de lo que uno huye, y que
viar briznas de teorías de toda naturaleza para utilizarlas confunde con el hacer-huir: el reino absoluto del sí y el no,se
con otros fines (DR, LS, A!E, MP, otros lugares), otras más tic la alternativa como ley de lo posible, la elección como
en remitir un concepto a sus verdaderas condiciones, vale NCudo-libe rtad del deseo sometido a los recortes
decir, a las fuerzas y los dinamismos intuitivos que lo sus preestablecidos (LS, 372; CC, cap. X, no solamente la con-
tentan (ID, 137 y sigs.; método de "dramatización"), y otras, 1 usión de la alternativa por Bartleby, 89-98, sino la "per
por último, más que a criticar de frente un tema o una no versión metafísica" del capitán Achab, el hombre que "huye
ción, a encararlo por el sesgo de una "concepción total tic todas partes", 99- 1 02; finalmente E, varios lugares).
mente torcida" (el c ontrato jurídico a partir de Sacher C'ontrariamente a la dialéctica, que pretende superar la al
Masoch, P, 229 y PSM, 80 y sigs.). Casi podría descifrarse lcrnativa mediante una reconciliación sintética, y de ese
la oposición de los dos procedimientos en el texto "Para modo admite y conserva su premisa (no se alcanza el deve
terminar con el juicio" (CC, cap. XV): uno llevado por un nir combinando el ser y la nada), la línea de fuga está ubi
sentido del análisis interminable como única Justicia posi cada bajo el signo de lo indiscernible y de la disyunción
ble, el otro operando por serie de "procesos finitos" (por /11clusiva. Perverso, finalmente , en el sentido casi
que realmente de esta manera Deleuze utiliza Ja historia de •timológico, es el hombre de las superficies o del plano de
la filosofía; ejemplos de procesos finitos: sus interpreta Inmanencia (LS, 158). Porque es en verdad de través como
ciones del Cogito kantiano. de la contemporaneidad para ,,e traza la �nea, otro aspecto de la doble igualdad Es median
.
IC un hbre u�o del órgano como se lo desterritoriaJiza, como
dójica del pasado y el presente en Bergson, etc., como
otras tantas piezas definitivas cuyos efectos de sentido, Ne deja de vi\r�rto en cuanto originarjamente consagrado a la
58
FRANS:OlS ZOURABlCHVJLI EL VOCABULARIO DE DEL.EUZE 59
para agenciarlo de
función que le atribuye el organismo. fijas Y uno del devenir, sino diferentes estados de la línea,
s" o sobre el plano
otro modo sobre el "cuerpo sin órgano diferentes tipos de líneas, cuyo entrelazamiento constitu
encuentros con otros
de inmanencia, en función de los �
os o desviados. Lo
ye e mapa reacondicionable de una vida. Este tema geo
"objetos parciales", a su vez retenid gráfico el mapa se opone al proceder arqueológico del
?
re es transv ersal, y
cual implica que la línea de fuga siemp ps1coanahsis (véaseMP, 20, 248; P, 50; CC, cap. IX).
de ser preidentificadas En el fondo, ¿qué es una línea? Es un signo que en
las cosas pierden su rostro, dejan
ren la consistencia vuelve el tiempo. el elemento de base de una semiótica de
por esquemas estereolipados, y adquie
de una "unidad no
de una vida o de una obra, vale decir, la duración, de una clínica de la existencia (Deleuze no
de una manera trans llega a ese concepto sino a partir de los Dialogues, 1 4 1-
orgáni ca", precisamente relacionadflS
es como el corte de la 1 69: Proust et les signes, 35, que describía los "mundos de
versal (PS, 193-20 3). La transversal
, el plano de expe .
signos"
univocidad en las formas constituidas que _ se desplegaban "según líneas de tiempo";
ica con todo (y se
riencia pura sobre el cual todo comun busca a la smtes1s de los dos términos pero los mantenía
�
as de forma , de fun
compone o no), más allá de las barrer todav1 � separados). Un agenciamicnto o una situación
ción o de especie'. cua1qmera, pues, se analiza mediante una diferenciación
ades se supe
*** De este modo, nuestras dos iguald del concepto de línea. en el lado opuesto del "sistema de
de fuga = pensar en
ran hacia una tercera: trazar una línea pun�os Y de posiciones" que caracteriza los pensamientos
plano de inmanencia, de t1po estructuralista (D, 48). Se distinguen tres tipos,
términos de líneas. No porque, en el
fuga donde se constru
haya otra cosa que esas líneas de �
�ue dc 1nen otras ta�tas relaciones con el espacio y el
ente respecto de las
ye la "vida no orgánica", transversalm
línea sobre el plano
tiempo. fuera de las !meas de fuga, que remiten a Aión y al
formas constituidas. Pero trazar una � �
c �pa �1 0 liso. lí eas " e segmentaridad dura" (ciclos
to de una situac ión,
da otro punto de vista sobre el conjun bmanos Y_ espacio estnado) y, entre esos dos polos, un
ite analiz ar l o s
u n criter io inman ente que perm tipo de hnea de naturaleza ambigua, llamada "de
desterritorin.lización
agenciamientos según sus d o s polos, segmentandad flexible" (muestras fragmentarias, umbra
En efect0 inmanente, por les de redistribución afectiva) (MP, 238-252, 27 1 - 283).
y estratificación (instituciones).
plano de inmanencia ¿Por qué Delcuze afirma la primacía de las líneas de
que. de acuerdo con 1a primacía del
ciones de la expe
desde el punto de vista crítico (condi fuga (D, 1 52, 1 63 ; MP. 250) , cuando parecen tan frágiles,
n debe constituirse a tan rnc1ertas, e ocasiones ausentes, o bien agotadas. mien
riencia), toda forma u organizació �
mundo de las formas tras qu una situación parece primero definirse por sus
partir de él. Por lo tanto. no hay un �
rcgulandades, sus movimientos periódicos de los que pre
cisamente hay que salir? El orden de hecho no debe ocul
tar el derecho: si es cierto que la transversal está primero
un concep to de tram:vcrsalidad, en la experiencia, justamente sobre ellas se construyen las
nntcs de su colabor ación con
5. Fue Félix Guattari el que forjó
. form Y los suietos, que deben estar constituidos en lo
Deleuz e. V é a s e Psychanalyse
el
Découv crte acaban de reeditar
y
cada dado . ,De donde, a la inversa. las líneas de fuga que las
de intercambian�e nociones que
Los dos pensadores no dejaron
1ra1uversali1é. que las ediciones La
arlas atrav . es n originariamente desde adentro, las múltiples
� �
su manera, sin perjuicio de rctrabaj
común.
.
cxtenondades mternas que las trabajan al tiempo que las
uno utilizaba y comprendía a
juntos en el marco de una tarea
U JtL VOCABUlARJO DE DEl..EUZE 61
FRANco1s ZouRABlCHVI
60
mismo", una rico?). Todo parte d e una meditación sobre l a relación en
ifican un "alegre pesi
constituyen, y que just � tre la guerra y el deseo, sobre la recurrencia de la imagen
mejor s aun
ctativa serena de días
fe inmanente, la expe �
necesariamente mal.
� �
or u: s1 ues de Ja guerra en los escritores arrastrados sobre una "línea
que las cosas vaya n
n cons truidas sobr e desternt
onahzac10 es � de fuga". Como siempre, Deleuze y Guattari rechazan la
tras form as está calificación de metáfora como procedente de un contra
por ello dep
os por su dureza, no
prim eras , y si pade cem
reproducir nuestra ex1ste
cia. � sentido (D, 169). El concepto de máquina de guerra res
mos de nece sitar las para
o nun ca fue matarse, sino
abn r el �
ponde a la cu stión de la ambigüedad de la "línea de fuga"
nism
"Deshacer el orga
nes que sup one n
todo �
n age n (que no consiste tanto en huir una situación como en "ha
c uerp o a con exio cerla huir", en explotar sus puntos de desterritorialización):
ante el orgamsroo para
NU capacidad de convertirse en línea de abolición. Porque
que cons erva r bast
ciamiento . . . Hay
amanecer" (MP, 1. 98);
pmque una
que se reforme en cada nsí como sería demasiado sencillo considerar el amor a la
no es huir (el orga nismo) smo hacer
vez más , el problema muerte o el vértigo fascista como lo opuesto al deseo, se
huir. rfa demasiado sencillo creer que el deseo no enfrente otro
peligro que el de su reterritori alización. En El a11ti-Edip o,
11 pesar de la lógica del "cuerpo sin órganos", l a relación
Máquina de guerra (Jue el deseo colectivo mantiene con la muerte permanecía
ligado con la interiorización de su propia repres ión: en tal
sforma en contexto, el fascismo no se distinguía todavía de cualquier
línea de fuga se tran
* "Ca da vez que una
os una pulsión interior
.
del tipo Otra sociedad s i n o por l a índole extrema de la
.ºº
mue rte, no invo cam
línea de c a n d o 1cterritorialización arcaica a Ja que procede para conjurar
In desterritorialización propia de la época capitalista
i n v o
rt e ' , s e g u i m o s
' i n s t i n t o de mue máquina (Affi,
dese o que pone en juego una
agenciamiento de
consecuencia, no 17. 306-307, 439-440). Muy distinto es lo que ocurre con
amente definible. En
objetiva 0 intrínsec �
que algu en destruye
Mil mes etas: "pasión de abolición" designa e l momento
e n que el deseo enfrenta s u represión en condiciones des-
que, cada vez
es por metáfora por
lo
a sí mism o, sobre su
�
lme de f g a
.
�
a los otros y se destruye ,Def1m speradas y encuentra en la destrucción de los otros y de
ra." (D • 1 7.' )
uina de guer
inventó su propia máq .
Hf "el único objeto" que le queda cuando "perdió su po
ctam1enw hneal
guerra' como un agen
mos la 'máquina de tencia de mudar" . Entonces, el fascismo es ese momento
este sentido, la
e líneas de fuga . En
que se construye sobr omplejo, que uno vacila en calificar de interiorización
no por objeto la
no tiene en modo algu
máq uina de guer ra
cial, espa cio liso, donde el deseo encuentra en el mismo seno de l a derrota e l
1ccurso atroz de volver el Estado contra sí mismo haciendo
un espa cio muy espe
guerra; su objeto es
a y propaga. El 11om
ad1smo es pre
que ella com pone , ocup
spac10 "pasar a través de él el flujo de guerra absoluta" (MP, 279-
esta com bina ción máquina de guerra-e
cisamente 283). Ese estado del deseo funcionando por así decirlo en
liso." (P, 50) . .
ultad, vocío no se confund � con el no-deseo de la neurosis, por
de dos ni veles de dific
** Este concepto compren que lo que el deseo Í
onjura dándose por objeto último la
con insistencia que
to l a guerra) Y al
o (se dice
que conciernen al cont enid
ra no tiene por obje .
�
H erra o Ja mu erte fS
precisamente la interiorización;
la máquina de guer _
piénsese más bien ep el polo "repulsivo" o "paranoico"
ient o histó rico , universal, metafó-
stat us (¿es un agenciam
FRANCOlS ZoURABICHVILI
primero de teimrismo o de desestabilización, luego de triun
62
, el con
(ACE, 14- 1 5) . No obstante f�r am rgamente, cuando triunfa. pasando a la forma del
�
del cuerpo sin órganos
la descripción Estad lo ocurre es que tiene que ver con el devenir,
guerra no se agota en � �u�
cepto de máquina de quien da :
idua l o colectivo: él es co � el devenir-revolucionario", y no se inscribe en la his
de un estado clínico, indiv
del Estado
lemático a la crítica lona (P. 208-209; QPh. 106). Diríase entonces que la "vita
un verdadero tenor prob
la "máqui
elo (la razón por la cual l1 d d no º gámca" de una colectividad, su inven;ividad
� '.
como forma o como mod el deseo
nces a identificarse con R, crnl en termm s de agenciamientos originales, en oca
? �
na de guerra" tiende ento .
ral crítico,
nar solam ente su umb �
como tal, en vez de desig ad de Ja
l\ tones n o e mamf1estan sino en la guerra, aunque no ten
La tesis de la exteriorid �ª por Objeto la guerra. Sólo cuando es apropiada por el
se aclarará más adelante). no se
a la vez que el Estado l.lstado, "separada de lo que puede"' toma por objeto la
'
máq uina de guerra sign ifica
se apropia sin guerra: ésta cambia entonces de sentido o de "régimen
. de
ión con un afuera que
concibe sin una relac ..
naliz ada
uina de guerra insti tucio '�igno puesto q ue no es ya el mismo agenciamiento; de
�
poder reducirlo (la máq
remite en dere .
la máquina de guer ra �ucrnlla se con vierte en operación militar (MP, 51 8-527)
como ejército), y que
l que por _
un agenciamiento socia �
cho. posi tivamente, a
a de interio
l:.n defrn1uva, el concepto de máquina de guerra condens
jamás sobre una form ,
los dos polo s del deseo, "paranoico" y "esquizoide" , pues-
naturaleza no se encierra
su forma de tos . iesto por la lógica del cuerpo sin órganos
iento es el nomadismo: (ACE'
ridad. Este agenciam
contenido:
, de mam'f
de guerra; su forma de
expresión es la máquina
cio llamado
439 Y sigs.; PM, 203-204).
unto se refiere a un espa
la metalurgia; el conj
prác tico: en
tesis tiene un alcance
liso (MP. 47 1 -5 1 8). La revolu
vez de conservar una
Máquinas deseantes
revolucio
fe intacta y no crítica en l a
racto a una '·tercera vía"
ción, o apelar en abst
ite especificn r ills cond
iciones de
naria o reformist a. perm
sin organiza * En las máquinas descantes todo funciona al mismo
naria no-b olch eviq ue,
una política revolucio
ndría de una
1 .:
al mism o tiempo dispo po, pero en los hiatos y las rupturas, las averías y los
ción de partido, que
ro de des
:. ��
para hacer frente al pelig .� os, las mtermitcncias y los cortocircuitos, las distan
herra mienta de análisis
cole ctiva s (D, cias y las fragmentaciones, en una suma que jamás reúne
de las líneas de fuga
junto a
compromiso de Delcuze (ACE, 50) "Las máquinas deseantes
vío "fas cista " propio
173- 1 76; MP. 582- 591 ). El él veía en
hUS partes en un todo."
tanc ia tenía ese sentido: t'on !�tuyen la vida no-edípica del inconsciente." (ACE, 468)
los pale stino s y su resis
prec iso que
de guerra" en el sentido Una máqmna descante se define primero por un aco
la OLP una "máquina .
P ! 1 1ento o un sistema "corte-flujo" cuyos términos. de-
��
él le daba (P, 233). era de
en la impr esión prim 1�1mma dos en el acoplamiento, son "objetos parciales" (en
***' Para no quedarse
lector debe .
radicción aparente, el "" sentido que no es ya el de Melanie Klein, vale decir
ambivalencia o de cont
ra "no tiene _
do la máquina de guer no remlte ya a la integridad anterior de un todo): desd �
comprender en qué senti
que extrae su
i�uc
La ambigüedad de la pu to de vista, ya se compone de máquinas, al infini-
�
por objeto la guerra".
o de que la
l, � c
nombre la máquina de
guerra vien e del hech El anti-Edipo se abre sobre el plano unívoco o
(D. 1 7 1 ). De
111. Asi,
la historia es negativa I n manente de una Naturaleza concebida como proceso de
única huella que dej a en a
tencia, al ser calificad
ello da fe el destino de toda resis
ELVOCABULARIO DE D.ELEUZE
64 FR.\NCOIS ZoURABICHVJLJ 65
e punto de vista de lo era yo!" -véase LS, 360 y A(E, 22-29)ndemos . Si volvem os a la
dado puro o de la experiencia real. está más cerca descripción spinoziana, ahora compre que pueda
que del caballo de carrera: SPP. 167). En es_e �lanode1elbuey en tratarse de un "plano fijo" (D, 1 13 ; MP, 3 1 1 ) y de "estados
cuentro, la experimentación sie;npre son posibles, y no tro intensivos de una fuerza anónima" (SPP,a especia 1 7 1 ) . En efecto,
piezan con ninguna barrera'. que sea feh� es otra cuestión. no se necesita ninguna fusión o empatíde experienc l para que
Por eso el personaje canee�o�ª t a cada uno de los puntos de ese plano constituido, iacorres pura,
es el niño (MP, 3 1 3 ; QPh, l que obses10na al spinozismo
•
Pero prosigamos la analo í para perc1b. ir. claramente que no es abierto por ningún sujeto ia que separa el
hasta qué punto los dos aborlaJ:s convergen hacia el mis- ponda un afecto: por ejemplo la distanctiro. desde el punto de
caballo de carrera del caballo de
mo concepto, al' t1'empo que coloca vista inmanente de lo que pueden. de los dinamis mos o los
sus acentos. y remitámonos al prime�n decapitul d';ferente manera
o de Materia ritmos de que son capaces; por el contrar io, la proximidad
y memoria: lo puro dado Cm . inmediatos
distmc1
' 0n de
movimiento. y de la matena) precede la conciencia la imagen, del del caballo de tiro y del buey -todos objetos de inmanencia.
go de m1, mismo y de ser ese Yo que abre absolutamen que ten- de un percepto y de un afecto en el planosentido ese plano
campo de. percepc1'ón, que se sabe ubicado en un punto te el Por último, si preguntamos en qué también para
del espac10, pero que, no estando él mismo en su campo, lo de Naturaleza o de univocidad puede valer iento, por consi
desplaza con él. El error sería confundIr. campo de percep EL plano de inmanencia de todo pensam a "la posibilidad
ción y plano de inmanencia·. s1. es cierto. que hay algo antes guiente en qué sentido Spinoza muestr más allá incluso de
que toda asignación de u s e o que apunta de lo imposible", comprendemos que que su filoso
el plano donde se extien;e � ; d a un objeto, la "imagen dogmática del pensamiento"dalnatural del pen
e r d i
no tiene s:nt�d��_;:t::�:r :u: �=�: fía parece adherir exteriormente (afinida de una verdad pre
�:;�: :t;��t�ª�·: , . vista. Está ah1 inmed iatam ente samiento y de lo verdadero, modelo III), su plano
acen d or as1 decirlo fijo aunque estibado a nada com� existente al acto de pensar -véasedeDR.uncap.
!� : �
las i g � s de eme que desfila establece la imagen paradójica no sabepensam iento sin
de antemano lo
n sobre una pantaÍla im- imagen, de un pensam iento que
82
FRANs:ois ZouRAsrc.u
v1u
que sign ifica
EL VOCABULARIO DE DEl.EUZ.E 83
pen sar y ;�e no
santem cnte al pue de más que volver ince
acto qu o eng "'De inmanencia" y no ya "trascendental": porque e 1
puede deci rse end ra (cor re del cao s)
que sp·moza
most ró EL plan o, es
. sI·
da en que el en la medi-
fl plano 110 precede a l o q u e viene a poblarlo o llenarlo, sino
se re e . a n que se construye y se reacondiciona en Ja experiencia, de
ocu p a do úni � � ese Hespacio liso"
pensamiento
cam ente p or tal manera que no tiene ya sentido hablar de formas a priori
m ov1m
comp onibles o 1 ent o s des i g u
· no • recom p . ales
on1 bl es s1e· mp�e
de Ja experiencia, de una experiencia en general, para to
y 1os vive com de otra manera
o otros tantos
dra mas de s1 _ ,, dos los lugares y todos los tiempos (así como tampoco
yos o de aluc mismo, de ens
inaciones de 1 a- puede uno contentarse con el concepto de un espacio
o que puede sign .
Con cluy amo s ificar pensar
con alg ' unas refe tiempo universal e invariable) . En otros términos, tales
. re nc1a · s . El concept
Pl ano de inmane
nci a o de·
· ' remP aza el "camp condiciones no son "más amplias de lo que condicionan",
1
surgido de las filo o tras cen dental"
sofí as de Kan t y de Huss
dos autores, erl (sobre esto
s
Y por eso la filosofía crítica así radicalizada pretende enun
véan se LS, sen.
QP ciar Jos principios de una verdadera génesis, no de un sim
Y h, 48-49) ·
·
" y no ya < "camp
es 1 4 '- 1 7'
o"·. p orqu e ple condicionamiento externo indiferente a la naturaleza
"P I ano
Jeto sup uest no es para un su-
amente fuera
d e cam po, o en de lo que condfr:iona (los episteme o los "a priori históri
campo que se
_ el lími te de un
abre a partlf cos" de Foucault dan una idea de esta exigencia, aunque
campo de per de e'1 en el m
cep ción (véa odelo de un
se e Ego trasc los planos de pensamiento según Deleuze se refieran más
fen omenolog 1 end ental de l a
ía -po r el con
tran. o el SUJe . to se bien a autores y a obras).
más exactam con sti tu ye
en t e en No habrá de verse una contradicción en el hecho de
en 1 o dad o , o
porque tod o el plan o); y tambi
lo que vien e én
con ecta sino
a ocup arlo que Deleuze no renuncie muy simplemente a un discurso
·
no cre ce o no
lat eral men t e, se
no son mas sobr e os b orde s, y de tipo "trascendental": el concepto forzosamente general
, que ¡
allí to do
resb alones ' des
plaz am ient os • de las condiciones de la experiencia real (o sea, siempre
· ·
c/in am en
(LS, 15- 1 6 3 1 1
· • -3 1 2) , Y h asta ,,
t1 do definido "el� in1c a , no sólo singular, inseparable de una producción de novedad) no
más en el sen-
_ arrib a de "d e sJ1zamie nto se confunde con supuestas condiciones de la experiencia
ntzación a otra . de una
. en general. Pero innegablemente hay que resolver una di
o1ma c1ón
• orga-
gani zaci ón , pro de una desor-
.
gresiva
' " , sino en el de "f .
· · , . ficultad, hay que realizar una mutación fi1osófica, puesto
' Y creador a"
derJ01c . ,(1 o que remi re a la
fuga ") . Los m -véase "L1'ne que se trata de pensar el concepto de algo que jamás es
a de
1 on dele uziana de 1
. .ª p e 1 vers1 on
. e ano dado de una vez ni para siempre. que tampoco se da pro
ti cali dad de P se oponen a la ver-
ovi. m1en tos en 1
1
un a fund aci
pro gres o (es
ón o a f a rect
dine alidad de gresivamente parte por parte, pero que se diferencia o se
en Lógica del un
cen dentaJ co enrzd o don de el cam redistribuye, y no existe sino en sus propias variaciones
mien za a ser po tras
:
n s a�o com o (véase la oposición del "una vez por todas" y del "por
que la pala bra
no sea pro u _ un plan o, aun
pro fun dida d-su nci a a: LS, todas las veces" . DR, 127- 1 2 8 , 1 52; LS. 76). Desde su pri
1 33 ; y la tría da
perfi cie-;
:
t�ra -v ale mer artículo -"La concepción de la diferencia en Bergson"
1
cu erp os en dec ir, mezc las
interacc ión y . de
tos. form as-
o p e netra
c16 , acont eci en 1956, Delcuze aboga por un tipo nuevo de concepto,
será v uelta · � mien
a u gar o cuyo bosquejo encuentra en Nietzsche (Voluntad de po
rnan cra en cao �epetida de d i fer ente
J
s-pl ano-trasc
es la filo sofía ?) . endencr n u op der) y en Bergson (Duración, Memoria): un concepto que
inión en ¿ Q ué
obedece a la lógica de la diferencia interna, o sea, cuyo
objeto "no se divide sin cambiar de naturaleza" a cada
85
EL VOCABULARIO DE
DELEUZE
84 FRANCOIS ZOURABlCHVILI
ontológicamente,a
momento de su división, pero difiere de sí con cada afirma tienen afuera, porqueel otr
dos expre . nesguen
o no se distin
sw de una sola y mism
ción de sí (véase "Empirismo trascendental"). Así se ob .
no siendo más ruptura de tono oca a a or la inserción
tiene el concepto de condiciones de la experiencia que se realidad); 2) la �,�� :i !rso deductivo
van diferenciando con la experiencia. sin por ello confun abrupta de la teoría de los cuerpo después del esco1"10
dirse con ella y alcanzar lo empírico por confusión del de de la 2' parte (el 3) ;�:1�::;����tr�:amente ético de esta
pas
recho y el hecho . Tal concepto no expresa ya nada de uni de la prop . 1 3) , Y 39 Y dem.). "Era necesario que el autor
versal: de ahí que Deleuze hable a veces del plano de teoría (véase TV,ente todo lo que yo 1e h aci.'a decir" (P.' 15):
inmanencia en general. otras del plano instaurado por tal o diga efectivam . puede la historia de la
cual filósofo. Realmente son las variaciones de un solo y b·ªjo la� apa;�:�%�:�;�:ásbr�;1ar��a y más profunda (sal-
mismo plano, una vez que decimos que "un solo y mismo" r1¡osofia de damos de la filoso . fia)..?
no expresa ya nada de permanente o de idéntico a sí (Lógi vo que nos despi
ca del sentido trabaja particularmente esta noción de "un
solo y mismo" en el sentido de lo que no existe sino difi
riendo consigo; la noción de ·'común" padece una suerte Prob lem a
paralela -véase "Univocidad del ser").
Por último. compruébese que el uso deleuziano de la do o el problema esprop ex�;��
palabra "inmanencia" no deriva de Husserl, aunque tam * Por
. . no ver que el sentien natu raleza de toda
bién smja en el marco de un cuestionamiento crítico y no di .
iere
propostc1o. nal, q ueesenfcial, la génes1s. del 'acto de pensar. el
. se p1erde lo s. (DR, 204) "Todo concepto remite a
.•
ca, por una operación que no carece de analogía con el a su no pue d su solución."ados
en ser d eslind
post-kantismo, cuya importancia varias veces destaca. En do' Y q ue
. en ;a medicta de (QP'1. 22) "Nos
efecto, la inmanencia se vuelve "pura", o "para sí" en vez didos srno lema s ya
que los prob uestas o la soluviene n prepara
de esa inmanencia a la conciencia que Husserl convertía hacen creer a a vezrecen las res p ción:
en su criterio de método (y cuando Deleuze rehace la ope dos, y que desapaecto nocon pued en ser ya . o fantasmas .
srn
ración una segunda vez al interpretar el primer capítulo de as
en ese do ble Pque la act. . dad de pensar, y tamb1en lo
. .
,
Materia y memoria, es para remedar la famosa fórmula de Nos hacen creer lso ��� esta actividad. sólo co
la intencionalidad: toda conciencia es algo, y no concien verdadero y lo f� qu����e lasdesolu ciones, no conciernen
cia de algo -véase IM. cap. 4). Convertir la lógica de las mienzan con la busone : (DR 205) "La verdadera libertad
modas finitas de la substancia spinoziana en el enunciado más que las soluc 1 : ' stitución de los mis-
está en un poder d(B,e d4)cisión , de con
.
considerar que el concepto de substancia única, en la l ª ** No debe , como la Precisión que le confiere,
·
parte de la Ética, se obtiene bajo la exigencia de la inma probl ema en Deleuze; as1 ' Es usual, por loantemeno s
nencia y no la inversa, o sea, a partir de los "atributos" . . endo Y más alla de Bergson.
s1gu1 ofía exijan tod o
en Francia, que los profesores d e flos
'
que son la extensión y el pensamiento (por un lado no
86
a1 87
FnANCOIS ZouRAe1cnv EL VOC
ABULARIO DE DELEUZE
de sus alumnos
una ¡,proble mátic a" •· no obsta
nte, es raro
que se ejerci ten en tratista", o "historiador" en el sentido de la historia natu
'1-
defi nir su natur
al modo que Ja ral: taxonomista o clínico, experto en la localización y la
cosa se rode a de .
� e.z , � �� �
un aura de eno
de produ cir sus
efectos no
m iat1co .que no deja
� � diferenciación de los regímenes de signos (P, 67, l 86; QPh,
.
n:::
p e d a gogía de
, .
n. Toda la 5 5 ) : por un lado, una nueva imagen del pensamiento, defi
. s de mtunidac16
e r e s 1 d i a .
en esa _ insi sten c i a nida por la selección de ciertos "movimientos infinitos"
De 1e u z
meto dológica y
deon tológica sobre
el papel de los
mas (para con vence
rse
probl e (nuevo corte en el caos. nuevo plano de pensamiento);
de esto b asta con cons
todo Jos regis tros . . ultar sobre por el otro, los personajes conceptuales que lo efectúan
o trans cnpc wnes de sus curs
ampl iamente dispo os, muy (QPh, caps. 2-3 y particularmente págs. 54, 72. 78-80).
nibles hoy en drn, , ,
vea
bibli ográficas) nse referenci as Primera consecuencia: el horizonte del sentido no es
·· ur1 enwzc1a
. d
o un
sentido en función eonc�pto �
s6 o tien en universal (véase "Plano de inmanencia", "Univocidad del
prob lema filos
del proble ª al � que se refieren. El ser"). Segunda consecuencia. o vertiente deontológica:
ófico. que debe se enu
� nciab le, n o s e
fun de con la dram con- discllliren filosofía, vale decir, oponer a un autor objecio
aturo a ord " mana .
de Ja dis ertac1on,
pues ta en cont . esa nes que forzosamente no se entienden sino desde el punto
b i'
. radicción s o bre .
,
un mismo t ema
pnmera vista tan
procedentes
de tesis a de vista de otro problema y en otro plano. es perfectamen
u na como
que se llama prob
lema
la otra (porque lo te vano, no es más que la parte frívola o reivindicativa de
n o es .
e nton ces más que el
artific ial de las res calco la actividad intelectual. No porque el intercambio deba
uesta s a u rn
i pregu nta caída del
¿Cuál es ese sent
id cielo). proscribirse ni porque el pensamiento sea autárquico -en
· �
que l pro b l ema conf1. er
_ Deleuze hay todo un tema de la "soledad poblada"-, pero
e
c1 0n conceptual ? N
�
o se trata de la .
s1gn f1ca . � �
...ª l enuncia-
de las proposic
iones � c1on mmediata el diálogo sólo tiene interés en el modo de la colaboración
: éstas sóJ o se refie ren a
tados de cosas ) . datos (o es-
' que precisam ente · desconcertante, del tipo Deleuzc y Guattari, o bien en el
ello mism os
de la orien · tación • el . . � carecen modo de la libre conversaci ó n . cuyas e l i p ses,
pri·n c1p10 .
de d1scr .
. im1n ac10
mática que les perrn
itiría rel acionars
· ,, , Ja proble-
� discontinuidades y otras acumulaciones pueden inspirar
e, vale decir,
un senti do Los producir al filósofo: D, primera parte; QPh, 32-33, l32-l33, 137-1 39).
prob l e mas son act os que
zonte de s ntido' � abren un hori- Tercera y última consecuencia: la argumentación, si es ple
y que sustentan
Ja creaci·ón de
. los con- namente exigible del filósofo, permanece subordinada al
aspecto del cuest wn am
' ·
iento,
ceptos: un nuevo c
una perspectiva que abre acto fundamental de plantear un problema.
inh abitu al sobre
fiere interés a datos o qu e con - *** Este acto de posición es la parle irreductiblemente
el in ás fam 1har
. hasta entonces con ·
s1 derados ins1 . .
f1cantes. Por ciert
o' cad gni- intuitiva de la filosofía, lo que no significa arbitraria, ni
a uno se mues .
tra mas ,, o menos d1s-
puesto a recon ocer desprovista de rigor: simplemente, la necesidad responde
ese hech o ·' pero . una cosa es admi
y otra extr aer
s u s tirlo , a otros criterios que el del racionalismo, es decir. de un
. co n s e cuen cias t e 6 ·
cues twn amiento neas . S1. :1 pensamiento que se poseería a sí mismo; y el rigor, a otras
es la expresión
del problema, su
rectamente enun cara di virtudes que las de la inferencia válida . Una vez más, esta
ciab l e (aunq ue las preguntas
nes permanezc an en ocasi o última debe ser el objeto de una preocupación secundaria,
i osofrn), ,
n o por ello
de derivar por lo m e dejan o sea: subordinada y no facultativa. Si fuera facultativa se
nos d .
implícitas en fl
os cons t"i tuyent
enunciab les. y cuy . es igualmente comprendería mal la índole demostrativa de la enunciación
a enunc1ac1. 6n .
incu mbe al filós
ofo "re- deleuziana. inclusiva en sus aspectos alusivo y digresivo,
l
F'RANCOIS ZoURABICHVlLI
EL VOCABULARIO DE DELEUZE
88
89
vagabundeo del exilio y el llamado de lo sin-fondo, o bien en función de una tierra a veces natal-inmutable (es en
el desplazamiento nómada y el llamado del afuera (ya que tonces a priori innato, o todavía objeto de reminiscen
lo Natal no es más que un afuera ambiguo: MP, 401 ). Son cia) a veces nueva-venidera (está construido e.n u� plano
dos formas de desvío a sí: desgarramiento del sí al que de inmanencia: cuando el filósofo traza su temtono en la
uno no deja de retornar como a un ajeno, porque está misma desterritorialización) (QPh, 44, 67, 85).
perdido (relación del Exiliado con lo Natal, incluido en el
2º tiempo de la primera tríada); arrancamiento de sí al que
no se vuelve sino como ajeno, irreconocible o vuelto im Rizoma
perceptible (relación de lo Nómada con el Cosmos, 3"
tiempo de la segunda tríada). Por tanto, no hay incompa
tibilidad, ni siquiera evolución entre las dos tríadas: sola * "Sustraer lo único de la multiplicidad por constituir;
mente una diferencia de acento. El desafío es el sentido escribir a n 1. Un sistema semejante podría se:rollamado
existencial del retomo como problema (la palabra ritornelo rizoma." (MP, 1 3 ) "A diferencia de los árbolesotrodepusus
-
evoca, a la manera de un acrónimo, el Eterno Retorno'): raíces, el rizoma conecta un punto cualquiera connecesan�to�
¿qué hace el trazado que. al volver sobre sí, diferencia un cualquiera, y cada uno de sus trazos no remite . reg1-
interior de un exterior (instauración del territorio)? ¿Se mentc a trazos de la misma naturaleza, pone en JUego
abisma en el torbellino loco alrededor del origen cuyo menes de signos muy diferentes y hasta estados nid_e anolo
simulacro segrega (Natal)? O bien ¿repite al hacerlo el signos. El rizoma no se deja reducir ni al Uno _
ns10-
afuera que envuelve y cabalga al tiempo que se distingue múltiple . . . No está hecho de unidades sino de d1me _
de él (el límite es al mismo tiempo un cedazo)? En esta nes, o más bien de direcciones móviles. No tiene comienzo
tensión lógica vemos en qué el trazado, la marca, el signo ni fin, sino siempre un medio, por el cual crece Y desborda.
de territorio se confunden con el ritornelo . Los dos senti Constituye multiplicidades" (MP, 3 1) .
dos del retorno componen el "pequeño" y el "gran" ** Este concepto, sin duda el más famoso_ _de los d�
ritornelo: territorial o cerrado sobre sí mismo, cósmico o Deleuze y Guattari, no siempre es bien comprencl1do. Por s1
llevado sobre una línea de fuga semiótica. Y es bajo la solo es un manifiesto: una nueva imagen del pensairuento
relación de los dos estados del ritornelo, pequeño y gran destinada a combatir el privilegio secular del árbol que
de, como la música (MP, 370, 43 1 : "desterritorializar el desfigura el acto de pensar y nos aleja de él (la introduc
ritornelo"), luego el arte en general (QPh, 1 75- 1 76), se ción de Mil mesetas, titulada "Rizoma", fue pubhcada por
vuelven pensables. Por último, si el concepto también separado algunos años antes del libro; la noción aparece
forma parte, es en la medida en que pasa y vuelve a pasar por primera vez en el Kafka). Es flagrante que "mucha gen
por todas las singularidades que lo componen (QPh, 25), te tiene un árbol plantado en la cabeza" (MP, 24): ya se
trate de buscarse raíces o ancestros, situar la clave de una
existencia en la infancia más lejana. o incluso consagrar el
pensamiento al culto del origen, el nacimiento, el ap_arecer
en general. Genealogistas tradicionales, ps1coanahstas Y
• Rilournelle en francés: retour étemel. [N. del T.] fenomenólogos no son los amigos del rizoma. Además, el
94 F'RANc;ms ZouRAs1c11v1u EL VOCABUUIUO DE DEJ..EUZE 95
modelo arborescente somete por lo menos idealmente el los autores, con el nombre de "sobriedad'', destinado a
pensamiento a una progresión de principio a consecuen discípulos apurados (MP, 1 3. 125, 342, 425). No juzgar de
cia, a veces conduciéndola de lo general a lo particular, antemano qué senda es buena para el pensamiento, remi
otras tratando de fundarla, de afianzarla para siempre en tirse a la experimentación. erigir la benevolencia como prin
un suelo de verdad (hasta a las aplicaciones mu/1imedia, cipio, considerar por último el método como una muralla
en nuestros días, les cuesta trabajo instaurar una navega insuficiente contra el prejuicio, porque cuando menos con
ción transversal, y las más de las veces se limitan al vaivén serva su forma (verdades primeras): una nueva definición
entre un resumen y rótulos sin salida. En Delcuze, esta de Ja seriedad en filosofía. contra el burocratismo puritano
crítica no excluye en modo alguno el mantenimiento de la del espíritu académico y su "profesionalismo" frívolo. Esta
d i stinción del hecho y el derecho, s a l i da del nueva vigilancia filosófica, por otra parte, es uno de los
cuestionarniento crítico o trascendental. Aquí hay que re sentidos de Ja fórmula: "condiciones no más amplias que
doblar la atención: si el empirismo trascendental consiste Jo condicionado" (el otro sentido es que la condición se
en pensar "condiciones no más amplias que Jo condicio diferencia con Ja experiencia). Lo menos que puede decir
nado", no es ya evidente asimilar el derecho a lo originario se es que aquí no es fácil sostenerse: desde ese punto de
y el hecho a lo derivado. Pero la cosa puede formularse de vista, el rizoma es el método del anti-método, y sus '"prin
otra manera: el origen, a su vez afectado por la diferencia y cipios" constitutivos son otras tantas reglas de prudencia
lo múltiple, pierde su carácter de a priori englobante, mien respecto de todo vestigio o de toda reintroducción del
tras que lo múltiple se sustrae al dominio del Uno (11- I) y árbol y el Uno en el pensamiento (MP, 1 3-24).
se convierte en el objeto de una síntesis inmediata, llama * * * El pensamiento, pues, se remite a la experimenta
da "multiplicidad"; en adelante designa lo que está prime ción. Esta decisión implica por lo menos tres corolarios: 1 )
ro en la experiencia "real" (que nunca es "en general" o pensar n o e s representar (no se busca una adecuación con
simplemente "posible"), por oposición a los conceptos de una supuesta realidad objetiva, sino un efecto real que
la representación. El rizoma dice a la vez: nada de punto de vuelve a lanzar la vida y el pensamiento, desplaza sus de
origen o de principio primero que gobierna todo el pensa safíos, los lleva más lejos y a otra parte); 2) no hay un
miento; nada de avanzada significativa que por tanto se comienzo real sino en el medio. allí donde la palabra "géne
haga por bifurcación, encuentro imprevisible, reevaluación sis" recupera p lenamente su valor etimológico de "deve
del conjunto desde un ángulo inédito (lo que distingue al nir", sin relación con un origen; 3) si todo encuentro es
rizoma de una simple comunicación en red -aquí "comuni "posible" en el sentido en que no hay razón para descalifi
car" no tiene el mismo sentido, véase "Univocidad del ser"); car a priori algunos caminos más que otros, no por ello
tampoco un principio de orden o de entrada privilegiada todo encuentro es seleccionado por la experiencia (algu
en el recorrido de una multiplicidad (para estos dos últi nos montajes, algunos acoplamientos no producen ni cam
mos puntos, véanse "Complicación" y la definición más bian nada). Profundicemos este último punto. No hay que
arriba: "No está hecho de unidades sino de dimensiones"). dejarse engañar con el juego aparentemente gratuito al que
El rizoma, pues, es un ami-método, que tiene el aspecto llama el método del rizoma, como si se tratara de practicar
de autorizarlo todo -y en efecto lo autoriza, porque ése es ciegamente cualquier collage para obtener arte o filosofía,
su rigor, cuyo carácter ascético subrayan de buena gana o como si toda diferencia fuera a priori fecunda, según
96 F'RANCOIS ZoURABlCHVIU EL VOCABULARIO DE DELEUZE 97
una doxa extendida. Por cierto, quien confía en pensar debe ** La ·elaboración del concepto de singularidad proce
consentir en una parte de tanteo ciego y sin apoyo. en una de de una radicalización de la interrogación crítica o tras
"aventura de lo involuntario" (PS, 1 1 6-1 19); y a pesar de l a cendental: el individuo no está primero en el orden del
apariencia o el discurso de nuestros maestros. ese tacto sentido. debe ser engendrado en el pensamiento (proble
es la aptitud menos comparida, porque padecemos de de mática de Ja individuación); el sentido es el espacio de Ja
ma�iada conciencia y de demasiado dominio; no consenti distrib ución nómada, no existe un reparto originario de las
mos casi el rizoma. No por ello la vigilancia del pensamien significaci �nes (problemática de la producción del senti
to es menos requerida, pero en el mismo corazón de la do). En efecto. aunque parezca a primera vista Ja última
experimentación: fuera de las reglas mencionadas más arri realidad tanto por el lenguaje como por la representación
ba, consiste en el discernimiento de lo estéril (agujeros en genera¡, el individuo supone Ja puesta en co11verge11-
negros, atolladeros) y de lo fecundo (líneas de fuga). Ahí cia de cierta cantidad de singularidades, que determinan
es donde pensar conquista su necesidad y su efectividad una condición de cierre bajo Ja cual se define una identi
a la vez, en reconocer los signos que nos obligan a pensar dad: el hecho de que algunos predicados sean retenidos
porque envuelven Jo que todavía no pensamos. Y por eso implica que otros sean excluidos. En las condiciones de Ja
_
Deleuze y Guattari pueden decir que el rizoma es cosa de representación, las singularidades, pues. son de entrada
cartografía (MP, 19-2 1 ) , vale decir, de clínica o de evalua predicados. atribuibles a sujetos. Ahora bien, el sentido es
ción inmanente. Sin duda ocurre que el rizoma sea simula por sí mismo indiferente a la predicación C'verdear" es un
do. representado y no producido. y sirva de coartada a acontecimiento como tal, antes de convertirse en la pro
ensambladuras sin efecto o a verborreas fastidiosas: por piedad posible de una cosa. -"ser verde") ; a partir de en
que se cree que basta con que algunas cosas no tengan tonces comunica en línea recta con cualquier otro aconte
relación entre sí para que haya interés en relacionarlas. cimiento; independientemente de Ja regla de convergencia
Pero el rizoma es tan benévolo como selectivo: tiene la que lo apropia a un sujeto eventual. Así. el plano en que se
crueldad de Jo real, y sólo crece allí donde ocurren efectos produce el sentido está poblado de singularidades "nóma
determinados. das'', inatribuibles y no jerarquizadas a la vez, y que cons
tituyen puros acontecimientos (LS, 65-67. 1 30, 1 36) . Estas
singularidades tienen entre sí relaciones de divergencia o
Singularidades preindividuales de disyunción, ciertamente no de convergencia porque ésta
ya implica el principio de exclusión que gobierna la indi vi
dualidad: no comunican más que por su diferencia o su
* "No podemos aceptar Ja alternativa que compromete distancia, y el libre juego del sentido y de su producción
a Ja vez Ja psicología, Ja cosmología y Ja teología en su reside precisamente en el recorrido de esas múltiples dis
conjunto: o bien singularidades ya tomadas en individuos tancias, o "síntesis disyuntiva" (LS, 201 -204). Los indivi
y personas, o bien el abismo indiferenciado. Cuando se duos que somos, a l derivar .de ese campo nomádico de
abre el mundo de las singularidades anónimas y nómadas. individuación que no conoce más que acoplamientos y
impersonales, preindividuales, finalmente pisamos el cam disparidades, campo trascendental perfectamente imper
po de lo trascendental." (LS, 125) sonal e inconsciente, no vuelven a tender lazos con ese
98 f'RANCOIS ZouRABICUVUJ EL VOCABULARIO DE DELEUZE 99
juego del sentido sin hacer la prueba
de la movili dad de que sólo es de derecho, solicita efectuarse: por eso no
sus fronteras (DR, 327, 33 1). En ese nivel,
cada cosa misma hay redistribución, golpe de dados creador a menos que
no es más que una singularidad que "se
abre al infinito de l a "recuperación de las singularidades unas en otras" se
l� s predicados por los cuales pasa.
al mismo tiempo que ejerza bajo la condición de un encuentro de "problemas"
pierde su centro, vale decir, su identid
ad como concepto y dis1intos (DR, 259) o de series heterogéneas (LS, 68). De
aquí procede una teoría del aprendizaje (DR, 35, 24 8), Y
como yo" (LS, 204, 344-345).
*** Las singularidades preind ividual es,
pues, siem de Jo que significa "tener una Idea" (DR, 236-258 -texto
pre son relativas a una multiplicidad.
Sin embargo, diríase extremadamente difícil pero cuya comprensión es decisi
que Deleuz e vacila entre dos tratam ientos posibl es. A
veces las singularidades designan las
va; compárese con F, 90-97): realmente estamos sobre la
"dime nsione s" in senda de lo que explorará Mil mesetas con el nombre de
tensivas de una multiplicidad (LS. 345;
A(E, 369n28, 387), " m u l t i p l i c i d ad d e m u l t i p l i cidades" (teoría de los
Y por esa razón también puede n ser llamad
as "intens ida ''devenires").
des", "afectos", o incluso "ecceid ades";
su distrib ución
corre spond e enton ces al mapa
a fe c t i v o de un
agenciamiento (MP, 248; CC, 81 ), o incluso
a la modula Síntesis disyun tiva (o disyunción
ción continua de un material (MP, 457-45
8, 505-509). Otras inclusiva)
se distrib uyen en el nivel de cada
dimen sión, y s e
redistribuyen d e una dimensión a otra:
tales son Jos . .pun
tos bri l l antes" o notabl es a cada .
grado del cono * "Toda la cuestión es saber en qué condiciones la
bergsoniano de la memoria (B, 58, 1
0 3 - 1 04), los "puntos disyunción es una verdadera síntesis, y no un proc�di
sobre los dados'' de cada lanzamiento
de la distrib ución miento de análisis que se conren1a con excluir los predica
los "puntos singula dos de una cosa en virtud de la identidad de su concepto
nómad a (DR, 255-25 6; LS, 75- 76),
res" cuya dis1rib ución determina las
condic iones de re (uso negativo, limitativo o exclusivo de la disyunción). La
la teoría de las ecuaci ones diferenciales (DR. respuesta es dada en Ja medida en que la divergencia o el
solució n en
228-23 0; LS, 69-70) , etc. No obstante,
no es seguro que descentramiento determinados por la disyunción se vuel
csros dos tratamientos no con verjan
. Obsér vese que ven objetos de afirmación como tales." (LS, 204) "La
Dclcuzc pasa fácilme nte de una singul
aridad a unas sin disyunción se ha vuelvo. inclusiva. todo se divide, pero en
gulari dades, como s i toda singul aridad
ya fuera varias sí mismo." (E, 59-60)
es que compo * * ! ) Comúnmente se entiende por d i s y u n c i ó n
(LS, 67, 345): ocurre que las singularidad
nen una multip licidad "penetran
unas en otras a través inclusiva un complejo 1 a l que, dadas d o s proposiciones,
de una infinidad de grados", ya
que cada dimensión es una u otra por lo menos e s el caso (por ejemplo, "está
como un punto de vista sobr todas
e_ las otras, que las lindo o hace frío"): "inclusiva" no tiene un sentido positi
d1stnb uye a todas a su nivel. Esa
es la ley del "sentido vo y sólo significa que la disyunción envuelve una con
como singul aridad preind ividua l,
intens idad que vuelve junción posible. No hay exclusión, pero se ve que las dos
sobrn sí misma a través de todas
las otras" (LS, 347 _ _
proposiciones no dejan de excluirse sino en e� punto �us
lógica de la síntesis disyun tiva).
Esta "comp licació n", mo en que su disyunción se borra. En el sentido estncto,
-
100
EL VOCABULARIO DE DELEUZE
FRANco1s ZouRAe1cHV1u
101
por consiguiente,
toda disyunción es
ción (relatio11)" don exclusiva: no-rel a .- .
de cada término es padre-nmo, h ombre-mu�e�. 'q a uí los términos sólo tienen
la negación del
' ;�
Con DeJeuze, la otro . '
noción adqui ere un una relación (relation) er n ·al la relación (re/ation)
Ja no-relación se
convierte en una
senti do muy distint
o: está primero, ella es la que is . �
· b ye los términos entre
n .
relac ión , la disyun
en una relaci ón ción .
. (relatio11). ¿No era los cuales se es tablece . Por cons1gmen te' la prueba del
ésa" Ja orig inalidad
dial éctic a h egeli de la
ana? Paradójicamen sentido está en el doble recorn. do de la distancia que los
taba con Ja negac te,-empero, ésta
con
rcla1io11. el resto de
•
aclaramos cuand
.
ser imphca en derecbo a todos los seres, cada concepto se
a rappor/. [N
o el autor se
refiere a la palabr _
las veces remite a abre a todos los predicados,. por último el mundo, inesta
.del T.J ,
ble o caótico, es "comphcac1 ón . (LS, 204 y 342-350). 3)
1 02
F'RAN(:'o1s Zoun
.11n1cHvru
EL VOCABUURIO DE DELEUZE !03
Desde el punto
de vista práctic . .
-
s1s disy untiv a
suspensi ón, neut es
o, 1 ª. Sintc
raJiz ació n, agot
amien * * * La síntesis disyuntiva (o disyunción) es el opera
pre deriv ado al ' to del repa rto siem -
dor principal de la filosofía de Deleuze, el concepto firma
•
que n os someten
la natu ra 1eza y la socie
ando " la reali - do entre todos los conceptos . Poco importa que sea un
d ª...d "estra tific
dad n o co .
u�1voco o del �npar t1da del ser
cuerpo sin órrr.n
nos .· " ientr monstruo ante la mirada de aquellos a quienes se llama los
? J
en • pretende
marcar elecc i o� '
es decis
.� as q ue el ' o
lógicos: Deleuze, que definía de buena gana su propio tra
imp ermu tables ivas entre térm inos
(altern ·" tiva· ) , e1 sea' bajo como la elaboración de una "'lógica", reprochaba a la
design
1
. a e siste
permutaciones , ma de
. posi bles entre . disciplina institucionalizada con ese nombre el reducir
.
d1fer enc· ias
m1ten a lo mis que siem . pre re-
mo despla
' á n d ose, desli . abusivamente el campo del pensamiento limitándolo al ejem
zand o" (A <E, 1 8
-
véase tamb ién _
E, 59-62). se Jueg o efe plo pueril del reconocimiento, y justificar así el sentido
tam entc tiene perm utaci ones
cicr-
�
. . d e de fensa común satisfecho y obtuso en cuya opinión es pura nada
.
un va1 or
re s ccto de la . .
identitana, pero preci � f11aci ón
same nte con e1 Objeto de p todo aquello que de la experiencia desquicia los dos prin
·
dev enir o el pro reser var el
ceso desean te·, el cipios de contradicción y del tercero excluido, y vana toda
mis
rresponde aquí
"se . . mo a 1 que todo co-
dice d e � que d1f1e empresa de discernir allí cualquier cosa (QPh, cap. 6). El
re en
·
sí ",
1
mos: de lo que se entenda-
, . . . divi de en s1- mism o y pensador es primero clínico, descifrador sensible y paciente
sus d iv1s1ones � de
(pri ncip io de la .
no. ex1st fuera
di � yunc ión de los regímenes de signos que produce la existencia. y
el proceso con incl usiva). Pero
siste en según los cuales se produce . Su trabajo es construir los
.
·
. un rccornd
1 e1os o d e inten sida.
de equ ivalerse des que,
objetos lógicos capaces de dar cuenta de esa producción
·
' dan 1 ugar a una �' ev a J
te. La síntesis . anen -
y de llevar así la cuestión crítica a su más alto punto de
disyuntiva ues � ac1·ó n rnm
·.� , e n ultu na insta
fund
. e con esa e ncia se con-
v'a l uac1 0n. y paradoj a: allí donde se encaran condiciones que no son
con e· l
nietzsch eano inter . E tern o Retor
no
pretado com o "más amplias que lo condicionado" (este programa con
de que n o sean compren-
•· duce en línea recta al concepto de disyunción). En conse
selec tivo s J· uno
retenidos Jos
mod os d e
:
exis tenci a que
ven "de una vez
por toda vueJ
, Jiay q ue cuencia, Deleuze protesta con vehemencia contra la con
entender con el
y or cuidado la
radi cal ida ma
' d e l m odo fusión del irra c i o n a l i s m o y el i l og i s m o , deseando
; que se opone a
que supera la
prue ba ello y
- q ardientemente "una nueva lógica, plenamente una lógica,
mues tra cap az de
vol ver
r�; ��;;
' . No
se pero que no nos vuelva a conducir a la razón'', una "lógica
"por todas las
. trat a
veces "
bia ' una exis -
de moc l o , irracional", "una lógica extrema y sin racionalidad" (FB·
tenc ia que cam de
stno de u a ex1s
modo es suspe
nder . � · ten 1.
todo modo: p ri � .a cuyo LS, 55; CC, 105- !06). El irracionalismo deleuziano no debe
nc1p 10 de una
mad. a cuya fórm et1c a nó-
. ula es "deve .
mr-to do -el -1n un , . ser una etiqueta vaga, propicia a todos los malentendidos
nir-1mperceptib d o , " deve-
le" (MP, 342_ 343 . y malignidades . Por lo menos comprende dos aspectos
) N _
·�
ex1stenc ia como . o debe cons iderarse e sta
cncerrnd ao . s1qu fuertes, que componen de la misma manera el programa de
senti do usual • 1era con templativ a en el
.
existenc1,1 que
en sum . "empirismo trascendental": refutación del fundamento (la
a cons iste en igua
se al mund o para lar-
a reali dad necesidad de los conceptos debe buscarse por el lado de
·
·
. . de sus inte nsid
vivi rla en 1
por el contrario . ades :
' implica
1a mayo r ac tiv1d lo involuntario de un encuentro), lógica de la síntesis
una incesante ' ad ". maq · -
mmstica' ',
cons truccI·ón d "
e agen ciam . disyuntiva o disyunción, o incluso de la complicación (los
regla de lo invol 1entos" bajo l a
untario. principios de contradicción y de tercero excluido no ejer
cen su jurisdicción sino en un ámbito derivado) .
EL VOCABULARIO DE DELEUZE
104 F'RANS:OIS ZOURABICHVlLI
105
go en todo d
el "cris tal"·
es ell a, en ot
que está en jue • ros términos, l a
evemr.
Referencias y abreviaturas
Afuera.ex terio
rida d: 1 3, 1 5, 1 8
, 23, 24, 43, 44, 56,
8 5 , 88, 92, 1 0 9 , 62, 66, 7 5 ,
1 1 0, l 15
Blo que de infan
cia: 9, 34
Clínic a: 3 1 , 3 8 , 44,
Código y axio
52, 59, 70, 73,
77, 82, 96, 103
mátic o: 1 6, 29, 4 1 ,
Concepto : 5-7, 42, 46, 72
. 1 3 , 75, 8 3 , 86,
88, 89, 92
Contemplación
,Contracción ,hábi
Diferenci a inter to: 27 , 43
na: 23, 52, 53,
68n, 83, 1 O 1
Dramati zación:
56
Ecceidad: 1 8,
20, 69, 70, 7 9, 98
Estereotipos,
esquemas sen sorio
-motores: 32, 35,3
77. 88 6,58,7 1 - 74,
Estrato: 1 7, 102
Evaluaci ón inm
anen te: 109
Imagen-movi
mien to: 34, 35,
80
Literalidad: 6,
37, 38, 1 1 3
Lógica de lo irr
acio nal: 30, 75,
76, 87-9 1 , 103
Índice
Acontecimiento........ . 11
Agenciamiento.... 16
Aión .....20
Complicación ......... ..24
Corte-flujo (o síntesis pasiva, o contemplación) ..... .26
Cristal de tiempo (o de inconsciente) ......... .29
38
Cuerpo sin órganos (CsO) ......
...4
Desterritorialización (y territorio)
1
Devenir........... . 44
Distribución nómada (o espacio liso).... 47
Empirismo trascendental...... 49
Línea de fuga (y menor-mayor)... .... ........ .. ......... .......... 53
Máquina de guerra.... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6(J
Máquinas deseantes.......... ................................. .. . .63
Multiplicidades...... . . .. . ..... .............:................................. 66
Plano de inmanencia (y caos)................... .. ..
70
Problema... .................... 85
126 FRANS:OIS ZOURABICHVlLI