Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
1: GESTIÓN DE SÍ MISMO
Aprendizaje Esperado:
COMPETENCIAS GENÉRICAS:
La presente unidad está permeada toda ella con referencias a las competencias genéricas,
tópico que actualmente está causando gran expectativa en varias partes del mundo y de
manera específica en el área educativa y el mercado de trabajo, lo cual ha venido a ser
motivo de análisis y discusión en nuestro país debido a las exigencias actuales de la
globalización de las economías que exige que la educación debe ahora formar
profesionales que vengan a dar respuesta a los requerimientos actuales del mercado de
trabajo.
Por lo anterior, tratemos de definir lo que son las competencias genéricas y busquemos
conocer cómo éstas están impactando actualmente en el ámbito educativo y en el mercado
de trabajo.
Por ello, algunos autores hacen énfasis en el papel crucial del llamado desarrollo de
competencias específicas durante la educación: la profesión o campo específico de
conocimiento y habilidades que son pertinentes para el tipo de trabajo para el cual el
programa educativo prepara.
Otros autores defienden que es muy importante prestar la atención a las llamadas
"competencias genéricas", habilidades como la habilidad de aprender (para aprender), y
más académicamente "competencia conceptual", así como la comunicación y habilidades
para trabajar en equipo.
Esta clara contradicción puede explicarse por dos factores. Por un lado, los programas
educativos pueden tener objetivos diferentes con respecto a la preparación para el mercado
de trabajo. Por otro lado, prioridades diferentes en la educación relacionan a diferentes
definiciones y clasificaciones de competencia y operacionalizaciones diferentes. (Semeijn
et al., 2005).
El concepto de competencia
Los diferentes acercamientos al concepto de competencia constituyen una razón para
vistas divergentes en qué tipo de competencia es más importante para el mercado de
trabajo. Es común entender que el concepto comprende el conocimiento, habilidades y
actitudes de las personas, y el carácter holístico de éste.
En un buen análisis de significados, se distingue entre los autores que tratan las
competencias como un concepto situado socialmente (habilidad para realizar tareas y roles
de acuerdo con los estándares esperados) y aquellos otros que lo definen como situado
individualmente (conjunto de capacidades o características personales requeridas en un
trabajo o situación).
Según Westera (2001), las competencias representan otro nivel del conocimiento,
significando la "aplicación de manera efectiva de conocimiento utilizable y habilidades en
un contexto específico". Más específicamente, el concepto de competencia en educación
tendría dos denotaciones: desde una perspectiva teórica, competencia es concebida como
una estructura cognitiva que facilita conductas determinadas. Desde una perspectiva
operativa, las competencias cubren un amplio espectro de habilidades para funcionar en
situaciones problemáticas, lo que supone conocimiento, actitudes, pensamiento
metacognitivo y estratégico. Las competencias tienen, pues, un componente mental de
pensamiento representacional y otro conductual o de actuación.
Los patrones buscan reclutar y retener a los empleados con estas habilidades; así,
programas de educación que dan énfasis a tales habilidades les ofrecen una ventaja
comparativa a aprendices en el mercado de trabajo. Los proveedores de educación también
están interesados en las habilidades genéricas porque ellos animan a que los aprendices
sean más reflexivos y capaces de autodirigirse. Internacionalmente, va en aumento el
interés que se está poniendo en la capacidad de la ciudadanía activa y de la comunidad, lo
cual se ve reflejado en el vasto trabajo de aprender de las comunidades. Las competencias
genéricas ofrecen de forma prominente y fundamental el desarrollo de comunidades
exitosas, progresivas.
Las organizaciones también obtendrán los beneficios sustanciales de tener una estrategia
para el desarrollo de habilidades genéricas, vinculándose para desarrollar y planificar el
recurso humano.
Bibliografía recomendada:
http://www.monografias.com/trabajos56/competencias-genericas/competencias-
genericas2.shtml#ixzz3nLqlwMIs
Australian Chamber of Commerce and Industry & Business Council of Australia. 2002.
Australian Education Council, Mayer Committe, 1992. Key Competencies. Report of the
committee to advise the Australian educational council and ministers of vocational
education, employment and training on employment-related key competencies for
postcompulsory education and training, Australian educational council and ministers of
vocational education, employment and training, Canberra.
Bolívar Botía, Antonio y Domingo Segovia, Jesús. 2004. Competencias profesionales y
crisis de identidad en el profesorado de secundaria en España. Rev. Perspectiva
educacional, Instituto de Educación PUCV, No 44, pp. 11-36.
Employers’ Organisation, 2004. Generic Skills Development in Local Government. UK. 19
pp.
Hattie, J., Biggs, J. y Purdie, N. 1996. Effects of learning skills interventions on student
learning: A meta-analisys. Review of Educational Research. 66: 99-136.
National Centre for Vocational Education Research. 2003. Defining generic skills. NCVER
Ltd. Station Arcade Adelaide. Australia. 12 pp.
Semeijn, J. H., van der Velden, R., Hans Heijke, H., van der Vleuten, C., Boshuizen, H.
2005. Competence indicators in academic education and early labour market success of
graduates in health sciences. Research Centre for Education and the Labour Market Faculty
of Economics and Business Administration Maastricht University . The Netherlands. 29 pp.
Tait, H y Godfrey, H. 1999. Defining and assessing competence in generic skill. Quality and
Higher Education. 5(3): 245-253.
Westera, W. 2001. Competences in education: a confusion of tongues. Journal of
Curriculum Studies, 33 (1): 75-88.
AUTOCONOCIMIENTO Y EMPRENDIMIENTO:
Imagínate que estás en el sofá de tu casa, viendo en la tele el programa que te gusta,
comiéndote un helado de tu sabor preferido, con el pijama y bien calentito. ¿Te apetecería
salir de casa? Aunque sepas que sólo saliendo de ella encontrarás nuevas experiencias y
aventuras, la verdad es que a la mayoría nos da pereza. Eso es porque estamos muy
acostumbrados y a gusto en lo que se llama nuestra “zona de confort”, ese espacio que
conocemos, dominamos y en el que nos sentimos cómodos y protegidos.
Sin embargo esa cálida zona tiene un inconveniente: limita el aprendizaje. Es cierto que,
dentro de ella, podemos aprender. Pero lo que aprenderemos será parecido a lo que ya
sabemos, la gente a la que podremos conocer será de un círculo muy reducido y las
experiencias serán todas muy similares entre sí.
Para aprender cosas muy distintas, encontrar a gente diversa y disfrutar de experiencias
diferentes, tenemos que quitarnos los calcetines y disponernos a salir de nuestra zona de
confort.
Un emprendedor, al igual que cualquier persona, también se siente a gusto con lo que ya
conoce pero está dispuesto a arriesgar no sólo en términos económicos sino también
cualitativos, es decir, se dispone a traspasar lo conocido para adentrarse en la
incertidumbre en busca de “algo” que espera que sea mejor para él/ella.
Y, aunque esa zona está repleta de interrogantes, lugares y personas desconocidas, nos
invita a aprender más de nosotros mismos. Desafía nuestros límites y, si conseguimos
resistir el deseo de volver a nuestra zona de confort, nos premia. Y lo hace
enriqueciéndonos como personas y profesionales.
Además, con el tiempo, esa zona antes desconocida se convierte en una nueva zona de
confort. Y, de nuevo, como emprendedor seguimos avanzando conquistando otras zonas
en busca de nuevos aprendizajes.
Si eres de los que se resisten a quitarse el pijama, quizá puedas preguntarte qué crees
que conseguirías si salieras fuera y qué necesitas para dar ese paso.
No lo dudes: aunque estés cómodo donde estás, puedes ser y tener más. Si te atreves a
salir de tu zona encontrarás caminos con los que disfrutarás y aprenderás.
¿A quién no le gusta que le digan “lo has hecho muy bien” o “eres un crack” o “gracias a ti
hemos alcanzado el éxito”? Son frases que otros nos regalan y que implican un
reconocimiento hacia nuestro trabajo, capacidad o manera de ser. El efecto positivo es
inmediato: satisface la intrínseca necesidad de todo ser humano de elevar su autoestima.
Además, y como emprendedores, recibir esta clase de aliento de quienes nos rodean, nos
motiva a seguir impulsando nuestros proyectos.
Existen tres modalidades de reconocimiento que se dan como válidas y que se aplican a
la vida profesional y personal.
La primera empezaba con la frase “quiero felicitarte por haber hecho…” seguida de la
acción que quisiera reconocer. Con esto expresaba mi enhorabuena orientada a un
determinado comportamiento.
La segunda decía “quiero felicitarte por tu capacidad para…” y añadía cuál era esa
capacidad reconocida. En este caso, la orientación del reconocimiento se dirigía a la
habilidad o talento de la persona.
Y la tercera modalidad de reconocimiento la iniciaba con el enunciado “quiero felicitarte
por ser…” al que incorporaba qué cualidades de su ser consideraba merecedoras de
reconocimiento.
Sin embargo y a partir de la lectura del libro “Comunicación no violenta” del autor Marshall
B. Rosenberg, que resulta muy revelador, podemos descubrir el peligro que entraña cierto
tipo de expresión del reconocimiento, especialmente el orientado a la habilidad y al ser de
la persona.
1. cuál fue esa acción que te llevó a pensar que yo era un crack;
2. a raíz de lo que hice, qué necesidad tuya satisfice… (te ahorré trabajo, te di beneficios,
te hice salir en la portada de un periódico…)
3. qué sentimiento generó esa satisfacción (alivio, fortaleza, admiración…)
De esta manera algo tan general como el juicio sobre mi persona de que soy un crack se
concreta en algo mucho más específico que me permite no regocijarme en el halago sino
aprender y conectar con quien me reconoce. Y lo más interesante es que funciona igual si
el juicio comporta negatividad. En lugar de tomar por válido el juicio de otro creyéndome
que “eres un desastre”, sepamos qué acción concreta le llevó a pensar de tal manera, qué
necesidad suya no quedó satisfecha por esa acción y qué sentimiento que no le es
cómodo le apareció. Si aplicáis estos 3 elementos veréis cómo ganaréis fortaleza.
– Fija un calendario para cada una de esas acciones que vas a ejecutar.
– Evalúa, cada cierto tiempo que tú decidas, si estás cumpliendo o no con lo que te
habías comprometido a hacer.
– Si es que estás cumpliendo, ¿piensas que puedes añadir nuevas acciones que amplíen
tu horizonte y te permitan seguir desarrollándote?, ¿cuáles serán?
– Si no estás siguiendo las acciones que te habías marcado, ¿qué está fallando?, ¿en
qué sentido debes revisarlas?
EMOCIONES:
Las emociones tienen una gran importancia y utilidad en nuestras vidas, puesto que nos
ayudan a responder a lo que nos sucede y a tomar decisiones, mejoran el recuerdo de
sucesos importantes y facilitan nuestras relaciones con los demás. No obstante, también
pueden hacernos daño cuando suceden en el momento inapropiado o con la intensidad
inapropiada.
Las emociones se producen cuando una persona considera que una determinada
situación es relevante con respecto a sus metas.
Estas metas pueden ser pasajeras, como ver una película en el cine, o permanentes,
como estar sano; pueden ser simples o complejas, conscientes o inconscientes,
compartidas por la mayoría de las personas (como tener pareja o amigos) o solo por una
minoría (como coleccionar discos de vinilo).
La palabra "meta" se entendería en un sentido amplio, incluyendo cualquier cosa que una
persona desee y valore. Por ejemplo, ser tratado con justicia. Por tanto, si alguien nos
insulta es muy probable que sintamos una emoción negativa, mientras que si nos elogian,
sentiremos una emoción positiva, puesto que tanto el elogio como el insulto son sucesos
relevantes para nosotros, relacionados con una meta importante, la de ser tratados de un
modo justo.
Así pues, la emoción se genera por el significado que atribuimos a una situación que
consideramos psicológicamente relevante. Si ese significado cambia, la emoción también
cambia (por ejemplo, si dejas de sentir amor por tu pareja, no te afecta demasiado si te dice
que desea romper la relación).
Emoción y acción
Las emociones no solo nos hacen sentir algo, sino que nos suelen empujar a hacer algo
(por ejemplo, para dejar de sentir una emoción negativa) y provocan cambios en nuestra
fisiología (como aceleración del corazón, sudoración, etc.).
Las emociones poseen también una cualidad imperativa, que significa que pueden
interrumpir lo que estamos haciendo y surgir en nuestra conciencia lo queramos o no.
Estas situaciones psicológicamente relevantes que desencadenan las emociones pueden
ser internas o externas. Por ejemplo, un recuerdo de un suceso agradable sería una
situación interna que desencadenaría una emoción positiva.
Cuando sentimos una emoción solemos responder a ella, y esta respuesta hace que cambie
la situación, lo que a su vez puede dar lugar a otra emoción y otra respuesta. Una discusión
entre dos personas puede ser un buen ejemplo de esto: la emoción negativa que sientes
cuando alguien te hace un reproche te lleva a responder diciéndole algo que hace que esa
persona sienta ira y responda de un modo que genera en ti desprecio y otra respuesta
negativa, y así sucesivamente.
Las emociones (como ira, tristeza) se diferencian de los estados de ánimo (como la
depresión) en que los estados de ánimo suelen durar más y no se suelen relacionar con un
suceso concreto, mientras que las emociones suelen estar relacionadas con una situación
específica que la ha desencadenado y suelen dar lugar a una respuesta conductual. Los
estados de ánimo son más difusos y, aunque también pueden dar lugar a respuestas
conductuales, como la retirada o el aislamiento social, son respuestas más amplias e
inespecíficas.
COGNICIÓN:
CONDUCTA:
El interés por comprender por qué los seres humanos actúan de una manera determinada,
qué los impulsa y qué los puede detener, se remonta a épocas anteriores a la aparición de
la psicología como ciencia. Sin embargo, fundamentalmente a partir de 1879, comienza a
desarrollarse todo un sistema categorial que, aunque no privativo, sí es distintivo de la
misma. En este sentido, quizás sea la conducta uno de los términos más manejados por
las distintas escuelas psicológicas y con independencia del campo disciplinario al que se
haga referencia. No obstante, la comprensión de la conducta como categoría psicológica
ha estado marcada por los debates propios de una ciencia en ciernes, presentando un
desarrollo complejo y no exento de oscurantismos metodológicos. En este momento sería
muy aventurado posicionarse en axiomas que delimitasen la conducta, pero se hace
imprescindible una redefinición de la misma desde la perspectiva de una teoría integradora
y heurística, de manera que se amplíen los diferentes acercamientos en el orden
metodológico que hoy se realizan.
El vocablo conducta, al igual que la mayoría de los términos que hoy se utilizan en las
ciencias psicológicas, proviene de las ciencias naturales en una transpolación casi lineal de
su significado original. Vigotsky alertaba acerca de la génesis de los conceptos
psicológicos: “El lenguaje psicológico actual es, ante todo, insuficientemente terminológico:
eso significa que la psicología no posee aún su lenguaje. En su vocabulario encontramos
un conglomerado de tres clases de palabras: palabras del lenguaje cotidiano, las palabras
del lenguaje filosófico y los vocablos y formas tomados de las ciencias naturales” (Vigotsky,
1997, 324). Por supuesto, la historia etimológica de los conceptos marca, de alguna
manera, su posterior definición y utilización, produciendo generalmente restricciones
semánticas muy difíciles de eliminar. Quizás la utilización primera de la palabra conducta
se encuentre en el área de la química, donde se refiere a la actividad de las sustancias;
posteriormente, pasó a usarse en la biología, para hacer alusión a las manifestaciones de
los seres vivos ha conducido a comprensiones limitadas de este concepto en la psicología,
hecho que se avala precisamente por el significado casi idéntico con el que fue introducido
en la psicología animal por Jennings.
En este punto, cabría preguntarse el por qué de la reputación que alcanzó este vocablo en
las ciencias psicológicas. En primer lugar, la conducta encierra el conjunto de fenómenos
que son observables o que son factibles de ser detectados, es decir, es un concepto que al
aplicarlo puede ser descrito y explicado en función de los fenómenos mismos y recurriendo
a leyes de carácter mecanicista; la utilización de este término brinda, por lo tanto, la ansiada
objetividad que se buscó en las ciencias psicológicas y satisface el deseo cuantificable de
la mayoría de sus profesionales, añadiéndosele, además, que devino sustantivo propio en
la denominación de una de las escuelas psicológicas que brindó una opción a la psicología
como ciencia cuando ésta amenazaba con encerrarse en el subjetivismo.
El behaviorismo promulgaba que la psicología científica debía estudiar solo las expresiones
externas del sujeto, aquellas que podían ser sometidas a observación, registro y
verificación; debe acotarse que esta idea sentó sus bases en los estudios realizados
anteriormente por P. Janet y H. Pierón, quienes ya desde 1908 se referían a una psicología
del comportamiento. Particularmente, en los trabajos de P. Janet, se incorpora el término
conciencia como una forma de conducta en específico y se describe una jerarquía de
operaciones de conducta que incluye cuatro grupos fundamentales compuestos por: la
conducta animal, la conducta intelectual elemental, las conductas media y superior.
Posteriormente, en las investigaciones realizadas por Watson, éste definió la conducta
como lo que el organismo hace o dice, incluyendo en esta denominación tanto la actividad
externa como la interna, de acuerdo con su propia terminología. Watson redujo el estudio
de la conducta a la estructura observable del ser humano: “(…) ¿por qué no hacer de lo
que podemos observar el verdadero campo de la psicología? Limitémonos a lo observable
y formulemos leyes sólo relativas a estas cosas. Ahora bien: ¿qué es lo que podemos
observar? Podemos observar la conducta” (Tortosa, 1998, 301).
En lo que respecta a esta idea, se demuestra la restricción del pensamiento watsoniano,
cuyo único fin era la predicción y el control de la conducta con métodos estrictamente
experimentales, lo que marca simultáneamente una obvia conexión con la psicología
animal, comprobándose a la vez su incapacidad teórica para comprender las conductas
humanas complejas, pues su base teórica se reducía a la psicología comparada. Sin
embargo, esto no indica, como se ha popularizado incluso en los ámbitos psicológicos, que
el behaviorismo e inclusive Watson, no reconociesen otros aspectos de la vida emocional
del sujeto: “En contra de lo que se ha afirmado en numerosas ocasiones Watson no reducía
el comportamiento únicamente a la actividad motora o movimientos, sino que admitía
también la existencia de otros tipos de actividad del organismo, como la emocional” (Parra,
2006). Es decir, la principal crítica que puede realizarse al behaviorismo clásico es su
énfasis fundamental en lo observable, hecho que metodológicamente restringió su
comprensión de lo psicológico a formaciones resultantes de una serie de respuestas
organísmicas ante las incidencias ambientales.
Por supuesto, la elementalidad de esta explicación conductual del ser humano condujo al
desarrollo del neobehaviorismo. A principios de los años treinta del siglo pasado, Hull
abordó la conducta fundamentándose en la relación estímulo-respuesta, pero tomando en
consideración no solo los estímulos externos, sino también los estímulos internos, de ahí
su interpretación de la conducta en secuencias estímulo-respuesta observable y no
observable. En este momento todavía no se había resuelto totalmente la relación psicofísica
en la conducta, pero Hull reconocía la existencia de algo interno y, partiendo de ese
reconocimiento, trató de cuantificar las conductas por medio de observaciones empíricas,
dando lugar a lo que se conoce como el “sistema de conducta de Hull”.
Se hace vital destacar las ideas de Rubinstein al respecto. Basándose en la solución del
dilema psicofísico, en el que maneja la interdependencia de los fenómenos físicos y
psíquicos, plantea que la conducta, más allá de la relación reduccionista estímulo-reacción,
está determinada por el mundo exterior a través de los fenómenos psíquicos; es decir, que
aún cuando los factores sociales ejerzan una gran influencia sobre la conducta humana,
ésta surge y se desarrolla en la actividad psíquica del sujeto, convirtiéndose posteriormente
en un reflejo de la misma. Es necesario destacar la designación que Rubinstein utiliza para
describir la manera cómo el factor social actúa sobre la conducta: “de modo mediato“, y en
esta expresión desacredita la inmediatez de la relación causa-efecto.
En sintonía con estas ideas, Petrovski enfatiza el carácter histórico de la conducta: “La
conducta del hombre se caracteriza por su capacidad de abstraerse de una situación
concreta dada y anticipar las consecuencias que pueden surgir en relación con esta
situación” (Petrovski, 1982, 68). Subyacentes a estos planteamientos que hoy pueden
observarse como verdades de Perogrullo, puede entreverse un aspecto esencial para la
comprensión de la conducta: la dualidad que en ella se manifiesta, en tanto no constituye
sólo una expresión fenoménica sino que también contiene lo psíquico; es un proceso
profundamente mediatizado que en su multideterminación también actúa como
autodeterminante.
INSTROSPECCION:
La introspección es un método por el cual el ser humano puede analizarse a sí mismo, ver
su interior, y hacer una especie de examen de conciencia, con lo cual puede conocerse en
mayor medida; no obstante, es un método subjetivo, ya que el sujeto se observa a sí mismo
según su criterio, que puede coincidir con la realidad o no, pero sería realmente imposible
que alguien sea objetivo respecto de cuestiones tan poco objetivas, y más aún si se trata
de sí mismo.
El término introspección está constituido por dos vocablos provenientes del latín: “intro” y
“spectare”, el primero de ellos significa “adentro”, mientras que el segundo quiere “mirar”u
observar; por lo tanto, este concepto puede entenderse desde su etimología como la
capacidad de mirar hacia adentro. Cabe destacar que sólo el ser humano, y ningún otro ser
vivo, es capaz de realizar la introspección.
Éste no es un método sencillo, sino que tiene cierta dificultad si se quiere llegar a buenos
resultados; por otra parte, el que escucha acerca de las conclusiones sacadas de la
introspección de una persona está sujeto a las dudas propias (en referencia a la veracidad
o al nivel de la misma) que presenta la subjetividad de la introspección.
La introspección posee tanto aspectos positivos como negativos, como toda técnica. Es un
muy buen medio por el cual una persona puede perfeccionarse, y así progresar respecto
de sus virtudes; es también una buena manera de analizar los errores cometidos en el
pasado, para no volver a caer en ellos; ayuda además, a la maduración y a la comprensión
de las cualidades y defectos propios. Entre los aspectos negativos está el riesgo de realizar
una mala introspección y ver sólo los propios aspectos positivos o sólo los negativos, lo
cual generaría una visión parcial y errónea de la realidad interior propia de la persona;
introducirse en exceso en uno mismo y aislarse de la sociedad tampoco es bueno; y
debemos recordar que los niños son incapaces de poder utilizar este método
adecuadamente, puesto que aún no han desarrollado la reflexión y autoevaluación de sí
mismos y de sus actos, de manera profunda.
Bibliografía recomendada:
Autoconocimiento:
Cogniciones:
Coaching:
Bateson, G. (1991) Pasos hacia una ecología de la mente. Una aproximación revolucionaria
a la auto comprensión del hombre. Buenos Aires, Planeta.
Goleman, D.; Boyatzis, R.; Mckee, A. (2002) El líder resonante crea más.Plaza y Janés.
Lenhardt V. (2007) Les responsables porteurs de sens. Insep Consulting Editions (Francia).
Maturana, H.; Varela,F. (2003) El árbol del conocimiento. LUMEN, Ed. Universitaria.
Tolle, E. (2004) El poder del ahora: un camino hacia la relización espiritual.Gaia Ediciones.
EMOCIONES BÁSICAS:
Si tenemos en cuenta la finalidad adaptativa de las emociones, podríamos decir que tienen
diferentes funciones: • MIEDO: tendemos hacia la protección. • SORPRESA: ayuda a
orientarnos frente a la nueva situación. • AVERSIÓN: nos produce rechazo hacia aquello
que tenemos delante. • IRA: nos induce hacia la destrucción. • ALEGRÍA: nos induce hacia
la reproducción (deseamos reproducir aquel suceso que nos hace sentir bien). • TRISTEZA:
nos motiva hacia una nueva reintegración personal.
Teoría de Ekman:
1. Sentimientos
La palabra sentimiento deriva de la palabra latina sentire que significa percibir por los
sentidos. Sin embargo, es un término que abarca más que el mero significado del sentirse
estimulado. Sentimiento es lo que no es instinto, lo que no es pensamiento, lo que no es
percepción, es decir, todo lo que no es una vida psíquica objetivable.Sentimientos son
estados del yo (Scheler, 1972).
o Sentimientos sensoriales, referidos a partes del cuerpo, p/ej dolor, hambre, sed, etc. Son
actuales.
o Sentimientos anímicos, a los que también llama sentimientos del yo, referidos al mundo
en que se vive. Son sentimientos provocados por un estímulo exterior, p/ej tristeza o alegría
ante una noticia. Según P. Lersch (1966), son los sentimientos dirigidos o reactivos. Suelen
ser la expresión de una inclinación, de una toma de postura, o de una valoración
o Interdependencia afectiva entre un mundo interior y uno exterior Son propios del hombre,
característico de lo humano
o Carecen de objetividad
o Tienen tonalidades positivas y negativas, vivencias del yo agradables o desagradables
o Son estados pasivos del yo vivenciados como (+) o (-). Estar alegre o triste
o Sólo pueden ser comunicados subjetivamente, de sujeto a sujeto a través de simpatía y
empatía.
o Referidos a vivencias internas, a diferencia de los procesos cognitivos pensamiento se
dirigen a la captación de mundo externo
o Su carácter es inobjetivado,
o Son atmosférico e imprecisos. (“siento como”)
o No aprehensibles desde el punto de vista conceptual (hay diferencias de género)
o Por lo general, los sentimientos (a diferencia de las emociones) no tienen correlato
fisiológico observable, no son tan agudas y pueden no haber sido determinados por algún
evento identificable.
2. Emociones
Para Ph. Lersch existen dos tipos de vivencias a las cuales se les aplica el término
sentimientos, pero se diferencian según su movilidad y estabilidad: son las emociones y los
estados de ánimo:
El concepto de emoción se utiliza con sentidos diferentes. Son típicas las definiciones de
varios componentes, que atribuyen a las emociones algunos de los siguientes elementos o
todos ellos:
Por lo general, no queda claro cuáles y cuántos de estos componentes (componentes que
empíricamente, se hallan correlacionados solo moderadamente) han de darse para que
podamos hablar de emoción. Además surgen problemas de deslinde en relación con
fenómenos afines, como p/ej. la motivación.
Durante los últimos años, se viene prefiriendo conceptos de emoción, que la refieren a los
tres componentes de la vivencia subjetiva:
Los estados de ánimo y humor son sinónimos entre sí. Son sentimientos sostenidos y
persistentes, experimentados y expresados de forma subjetiva y observada por los otros.
Pero su ámbito semántico es distinto de los sentimientos. En un momento determinado se
pueden albergar varios sentimientos, incluso contrapuestos, pero en cada momento se
tiene un estado de ánimo o se está de un humor determinado. Las características
fundamentales de los estados de ánimo son las siguientes:
Implican una transformación del mundo, son una forma de verlo y sentirlo. Es una nueva
forma de estar en el mundo. Cuando no se encuentran los caminos, el estado de ánimo
puede encontrar nuevas relaciones y servir a la supervivencia, más allá de los cambios
objetivos, algunos de ellos muy difíciles de asimilar por la conciencia. Ej. duelo, cólera,
irritación.
4. Tendencias e Instintos
Según Ph. Lersch se caracterizan principalmente por poner en marcha la vida anímica. Son
procesos mediante los cuales intenta realizarse la vida humana. Se dirigen a la consecución
de un estado todavía inexistente. Se hallan siempre presentes en la dirección y
configuración de la vida. Es una dinámica finalista que domina tanto la vida psíquica animal
como la humana.
Lersch aclara que en los humanos no se habla de instintos sino que de tendencias, y esto
es porque en el hombre los impulsos que atraviesan la temporalidad de la vida anímica,
muestran casi siempre un conocimiento del fin y una comprensión de las circunstancias y
de sus relaciones, no así el animal.
4.1 Instintos
A modo de ejemplo: la hembra del górgoro, cuando alcanza la madurez sexual emprende
el vuelo y deposita sus huevos en la hoja de abedul. Pero antes de depositar los huevos,
corta la hoja y la enrolla en forma de cucurucho para que no se caigan. Otro ejemplo es el
del pollito cuando sale de la cáscara y corretea, o el pato que nada desde el primer día.
En cambio en el hombre el comportamiento finalista deriva en su mayor parte de la
inteligencia y la reflexión. En los hombres se habla por lo tanto de motivos y tendencias en
lugar de instintos.
Las acciones instintivas tienen una carácter estereotipado, son ejecutadas de un mismo
modo por los individuos de una misma especie.
Componentes de la emoción:
Bibliografía Recomendada:
Sensación
Percepción
Como ya la dijimos, la percepción es un proceso por el cual la información sensorial es
organizada e interpretada.
Los hechos que dan origen a la percepción no están fuera de nosotros, sino en nuestro
sistema nervioso.
La calidad, la intensidad, la duración y la distancia de las experiencias sicológicas dependen
de las características del estímulo que el SNC puede traducir en impulsos nerviosos.
Pero no todos los cambios son percibidos: la diferencia mínima de intensidad a la cual se
reacciona se llama umbral.
Este umbral puede ser:
Umbral absoluto: es la intensidad mínima que debe tener un estímulo para ser detectado
en forma consciente.
Umbral diferencial: es la diferencia mínima
necesaria en la intensidad de dos estímulos
para que puedan ser conscientemente
detectados como diferentes.
RAZONAMIENTO:
Conceptos y Categorías
Los conceptos son las representaciones mentales de cierto contenido de hechos u objetos
que son elementos fundamentales en el pensamiento ya que permiten la economía
cognitiva, las categorías son los eventos posibles que puede haber en el concepto.
Categorizar significa ordenar en la memoria, de forma organizada, aquellos conocimientos
previos que poseo para ubicar un evento en un concepto.
El pensamiento utiliza a los conceptos y a las categorías como formas de organización del
conocimiento ya que los conceptos constituirían de alguna manera los elementos básicos
del pensamiento humano al ser representaciones mentales.
PROCESOS MENTALES:
Las operaciones mentales son procesos que se suceden en orden de complejidad, los unos
dependen de los otros y, generalmente para lograr los de mayor nivel, es necesario haber
propiciado el desarrollo de aquellos que los fundamentan. Por esta razón es importante
reconocer que no se presentan de forma lineal o aislada, sino que siempre están
interrelacionados. Un acercamiento a su naturaleza puede caracterizarse así:
NIVEL INTERPRETATIVO:
NIVEL PROPOSITIVO
RAZONAMIENTO
Razonamiento es el proceso mediante el cual se selecciona, almacena,abstrae, normaliza,
integra y recuerda la información construida en el aprendizaje. Es el conjunto de procesos
que permiten organizar y justificar los conocimientos.
RAZONAMIENTO ANALOGICO
El razonamiento analógico es el proceso por el cual se proporcionan marcos explicativos
útiles en dominios conocidos y familiares al sujeto para poder razonar sobre dominios en
los que falta dicho marco. La analogía puede utilizarse para: Reconstruir la experiencia del
sujeto, permite expresar experiencias que son difíciles en términos puramente lingüísticos
sin tener que recurrir a una descripción literal. Razonar analógicamente significar introducir
la posibilidad de interpretación ambigua, cuando se dirige a la argumentación.El
razonamiento analógico se concibe como la transferencia de parte del conocimiento de un
dominio ya conocido (dominio fuente) a un dominio nuevo.
RAZONAMIENTO HIPOTÉTICO
Es el proceso en el cual se realizan inferencias y predicciones de hechos, a partir de los ya
conocidos y de leyes que los relacionan. Razonar hipotéticamente consiste en ensayar
mentalmente posibles soluciones con el fin de resolver el problema con éxito.
RAZONAMIENTO TRANSITIVO
Consiste en ordenar, comparar y transcribir una relación hasta llegar a una conclusión. Este
razonamiento permite la generalización y la inferencia de nuevas relaciones.
Bibliografía recomendada:
Cognición y Razonamiento:
Sensación y Percepción:
BARON, Robert. Psicología. México: Prentice Hall, 1996. P. 131 – 133, 135 – 138.
DAY, R. H.. Psicología de la Percepción Humana. México D. F.: Ed. Limusa–Wiley, 1973.
227 p.
FELDMAN, Robert. Psicología. México D.F.: Mc Graw Hill, 1999. 646 p.
GIOVETTI, Paola. Los fenómenos paranormales. Santafé de Bogotá: Ediciones Paulinas,
1992. 192
MATLIN, Margaret W., y FOLEY, Hugh J.. Sensación y Percepción. México D. F.: Prentice
Hall, 1996. 554 p.
Moix queraltó, Jenny, "Mensajes que no llegan a la consciencia" [en línea]. 18 de mayo de
2000. En línea <http://www.ciencia.vanguardia.es/ciencia/portada/p611.html> (Consulta:
18 de mayo de 2000)
SCHIFFMAN, Harvey Richard. La Percepción Sensorial. México D. F.: Limusa, 1983. 453
p.
Semana 5:
AUTOESTIMA Y AUTOCONCEPTO
Si al pensar en nuestro autoconcepto nos sentimos a gusto, tendemos a ser más optimistas
y enérgicos.
Si, por el contrario, sentimos que no estamos a gusto, tenderemos a sentirnos más
negativos y apáticos.
La Autoestima
A la autoestima, por el contrario, le atribuímos un significado valorativo. Es aquello que
pensamos y sentimos del conjunto de características que poseemos. La autoestima
consiste en las actitudes que el individuo tiene hacia sí mismo, es decir, recreamos una
imagen de nosotras y nosotros mismos. Es un juicio sobre nuestra propia competencia y
valía personal.
Según Burns, la autoestima sería, en términos actitudinales, el componente emocional y
evaluativo. Son aquellos sentimientos favorables o desfavorables que sentimos según sea
la valoración sobre nuestras características personales.
La AUTOIMAGEN es cómo consideramos que nos ven los demás. Es decir, la autoimagen
se ve afectada por ideas externas a nosotros mismos con más facilidad que el autoconcepto
y la autoestima. Éstas también se pueden ver afectadas por opiniones externas, pero con
menor facilidad que la autoimagen.
La autoimagen se divide en tres secciones diferentes: por un lado la parte basada en cómo
nos vemos nosotros mismos (autoconcepto), por cómo nos ven los demás (factor externo
que puede afectar a nuestra autoestima) y por cómo interpretamos ambas situaciones
internamente (personalidad del individuo).
Existe diferencia entre autoestima y autoconcepto
PROACTIVIDAD:
El término proactividad procede del griego y del latín. Está compuesto por dos palabras
«pro», preposición griega: pro-, que significa “a favor de”, y «actividad», que significa
“eficiencia de obrar”, “diligencia, eficacia”, término latino: activitas, activitatis. Fue un
concepto creado por el psiquiatra y neurólogo vienés Viktor Frankl (1905-1997), quien fue
prisionero del régimen nazi y sobrevivió a tres campos de concentración. En su libro “El
hombre en busca de sentido”, el autor explica que pudo subsistir en dicho contexto gracias
a que logró dotar de un logos (sentido) a su existencia, y aunque los alemanes le privaron
de su libertad física, de la alimentación y de su dignidad humana, él no permitió que le
quitaran la libertad de decidir qué hacer con esa experiencia, es decir, que definió el
concepto de proactividad como la libertad de escoger nuestra actitud frente a las diferentes
situaciones que debemos enfrentar en nuestra vida. La proactividad es la actitud del
individuo que decide controlar su conducta de una manera activa y toma la iniciativa para
obtener los resultados que cree que le ayudarán a estar mejor. Las personas proactivas
cuentan con valores especialmente seleccionados, los cuales guían su accionar y a pesar
de que les puedan suceder muchas cosas a su alrededor, deciden cómo quieren reaccionar
ante esos estímulos y son capaces de anteponer siempre sus ideales y luchar con energía
positiva ampliando de este modo su círculo de influencia. Y lo más importante, asumen la
responsabilidad de los resultados que obtienen. En cambio, lo opuesto a la proactividad, la
reactividad consiste en adoptar una actitud pasiva y quedar a merced de las circunstancias.
Las personas reactivas se ven impulsadas por el miedo o las emociones negativas que les
generan las circunstancias, condiciones y ambiente, reaccionando de una manera que
generalmente no les favorece o les aleja de sus objetivos. Mientras que las personas
proactivas seleccionan sus valores y se focalizan en las situaciones sobre las que pueden
actuar, los individuos reactivos son manejados por las circunstancias y superados por
problemas sobre los que no tienen capacidad de control, dejándose influir mucho por el
entorno, preocupándose por lo que otros hagan y centrando su atención en los hechos que
no tienen solución. En general, las personas reactivas esperan a que las cosas sucedan o
a que alguien se haga cargo de ellas. Evidentemente, esta actitud les limita la capacidad
de actuar y, por lo tanto, reaccionan y se dejan llevar por los acontecimientos. Mientras que
las personas proactivas buscan solucionar los problemas, las reactivas son, en muchas
ocasiones, ellas mismas el problema.
Actitud Positiva
Cuando vivimos la realidad como una oportunidad, por muy complicada que ésta sea,
podemos activar el pensamiento positivo que es necesario para generar a su vez una
emoción positiva que nos dé el impulso necesario para superar el reto. Si tenemos una
actitud positiva ante la realidad y decidimos afrontarla proactivamente, estaremos
incrementando nuestra capacidad de adaptación y con ello, nuestra inteligencia.
Iniciativa
No basta con tener una actitud positiva para lograr los objetivos, es necesario también
asumir activamente el control de la conducta, ejerciendo la libertad de elección sobre las
circunstancias del contexto. Para ello, emocionalmente tenemos que desarrollar la voluntad
y la confianza necesaria para decidir en cada momento lo que queremos hacer y
responsabilizarnos de los resultados, lo que implica no tener miedo a equivocarnos. Las
personas proactivas saben que si quieren lograr algo, deben hacer algo, que el cambio
debe empezar por ellas, que cualquier resultado que pretendan obtener del entorno debe
iniciarse en su círculo de influencia, que es el lugar donde pueden impactar en los
resultados y como su energía es positiva, consiguen con cada acción ampliar su círculo de
influencia cada vez más. La iniciativa también es responsabilizarse de asumir ese espacio
de libertad que todos tenemos, es hacerse cargo, afrontar, tomar las riendas, actuar para
solucionar lo que nos provoca malestar; en suma, elegir un camino que nos haga crecer.
Creatividad
La creatividad implica no solo hacer una planificación y elegir el método adecuado
aplicando la experiencia y aprendiendo de los errores, sino también salir de la zona de
confort, superando el miedo a equivocarnos, atreviéndonos a experimentar una y otra vez
diferentes acciones hasta conseguir los resultados deseados. La creatividad nos da mayor
capacidad para resolver los problemas y con ello sentirnos a su vez más capaces de asumir
nuevos desafíos.
Conclusión: La proactividad es una competencia muy valorada en la actualidad en el mundo
laboral, ya que una persona proactiva es aquella que se adelanta a los problemas, los
previene o está preparada para enfrentarlos eficientemente. Además, es capaz de soportar
las presiones del entorno, no le teme a los cambios, es más, los promueve y siempre enfoca
sus acciones en que las cosas mejoren y, principalmente, no se deja vencer por los
fracasos, sino que aprende de sus errores. Una persona proactiva es responsable de su
vida y de conseguir sus metas y objetivos, gestiona sus emociones y se autorregula. En
suma, la proactividad constituye una competencia muy necesaria en el contexto profesional
actual tan cambiante, en donde el comportamiento individual juega un papel decisivo en el
éxito profesional ya que impacta directamente en la calidad y hasta en la cantidad del
trabajo realizado.
Bibliografía Recomendada:
Autoestima:
Proactividad: