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UNIDAD 2
El sistema auditivo periférico (el oído) está compuesto por el oído externo, el oído medio y el oído interno.
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ORGANOLOGÍA Y FUNDAMENTOS DE ACÚSTICA MUSICAL. UNIDAD 2
Los osículos (martillo, yunque y estribo) tienen como función transmitir el movimiento del tímpano al oído
interno a través de la membrana conocida como ventana oval. Dado que el oído interno está lleno de mate-
rial linfático, mientras que el oído medio está lleno de aire, debe resolverse un desajuste de impedancias que
se produce siempre que una onda pasa de un medio gaseoso a uno líquido. En el pasaje del aire al agua en
general sólo el 0,1% de la energía de la onda penetra en el agua, mientras que el 99,9% de la misma es
reflejada. En el caso del oído ello significaría una pérdida de transmisión de unos 30 dB.
El oído interno resuelve este desajuste de impedancias por dos vías complementarias. En primer lugar la
disminución de la superficie en la que se concentra el movimiento. El tímpano tiene un área promedio de 69
mm , pero el área vibrante efectiva es de unos 43 mm . El pie del estribo, que empuja la ventana oval po-
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niendo en movimiento el material linfático contenido en el oído interno, tiene un área de 3,2 mm . La presión
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El oído interno está inmerso en un fluido viscoso llamado endolinfa cuando se encuentra en el laberinto
membranoso y perilinfa cuando separa los laberintos óseo y membranoso.
La cóclea (o caracol) es un conducto casi circular enrollado en espiral (de ahí su nombre) unas 2,75 veces
sobre sí mismo, de unos 35 mm de largo y unos 1,5 mm de diámetro como promedio. El ducto coclear divi-
de a la cóclea en dos secciones, la rampa vestibular y la rampa timpánica.
Figura 02: Esquema del sistema auditivo periférico con la cóclea desenrollada Figura 03: Corte de la cóclea
La cóclea está formada por un armazón óseo herméticamente cerrado, lleno de fluidos acuosos, que con-
tiene en su interior diversas membranas, células sensoriales y fibras nerviosas. La cóclea comunica con el
oído medio a través de dos orificios cerrados por sendas membranas (_gura 12.1): la ventana oval, median-
te la cual el estribo provoca las variaciones de presión en los fluidos que llenan los canales del interior de la
cóclea; y la ventana redonda, mediante la cual se compensan las variaciones de presión que han sido intro-
ducidas por el estribo.
La parte ósea de la cóclea consiste en una especie de cilindro hueco de aproximadamente 2 mm de diáme-
tro que se enrolla sobre sí mismo de manera helicoidal unas dos veces y media en torno a un eje óseo lla-
mado modiolo. Su aspecto recuerda al de la concha de un pequeño caracol (la palabra cóclea procede del
término griego kochlías, caracol). La cóclea está incrustada en el hueso temporal. Su anchura en la base es
de algo menos de 1cm y su altura, desde la base hasta el ápex, es de unos 5 mm. La longitud de la cóclea
humana desenrollada es de aproximadamente 35 mm.
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Figura 06: Ubicación de la zona de respuesta de frecuencias Figura 07: Esquema vibratorio de la membrana basilar. El
sobre la membrana basilar punto de mayor oscilación depende de la frecuencia
A partir del movimiento de la membrana basilar que deforma las células ciliares del órgano de Corti se ge-
nerarían patrones característicos de cada sonido que los nervios acústicos transmiten al cerebro para su
procesamiento.
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A menudo ignorado, el sistema auditivo central es fundamental en nuestra audición, ya que es allí donde se
procesa la información recibida y se le asignan significados a los sonidos percibidos, ya sea que pertenezcan
a la música, al habla u otros.
El nervio auditivo contendría alrededor de 30.000 neuronas y su función principal es la de transmitir los
impulsos eléctricos al cerebro para su procesamiento. Pero también parecen existir otras vías que condu-
cen impulsos desde el cerebro hasta la cóclea. No se sabe mucho de estas neuronas descendentes, pero
aparentemente servirían para ayudar a una especie de ajuste de sintonía fina en la selectividad de frecuen-
cia de las células ciliares e incrementar las diferencias de tiempo, amplitud y frecuencia entre ambos oídos.
2.2.1 CEREBRO
El cerebro es un órgano electroquímico y su conformación actual en el ser humano es el resultado de
transformaciones sufridas a lo largo de millones de años de evolución. No obstante, es una de las partes del
cuerpo humano sobre las cuales más se ignora.
En el cerebro hay miles de millones de neuronas, que son esencialmente similares a todas las demás célu-
las, pero que tienen la particularidad de recibir y transmitir impulsos eléctricos.
Cada neurona está comunicada con decenas de miles de otras neuronas, conformando todas ellas una red
(redes neurales) de intercomunicación sumamente complicada. Mientras que ya cuando nacemos posee-
mos la totalidad de las neuronas, las conexiones entre ellas son el producto de procesos de aprendizajes.
Esta capacidad de cooperar (trabajar en redes) de millones de pequeñas unidades de procesamiento serían
la causa de la alta eficacia y la potencia en el funcionamiento de nuestro cerebro.
A partir de la deformación de las células ciliares en el órgano de Corti y a través de los nervios acústicos, el
cerebro recibe patrones que contienen la información característica de cada sonido y los compara con
otros almacenados en la memoria (la experiencia pasada) a efectos de identificarlos. Aparentemente, si el
patrón recibido difiere de los patrones almacenados, el cerebro intentaría igualmente adaptarlo a alguno de
los conocidos, al que más se le parezca. Esto es notable por ejemplo en la percepción de series armónicas.
Si recibimos un número determinado de frecuencias aisladas, nuestro cerebro intentará relacionarlas, iden-
tificándolas como parte de una serie armónica (aún cuando no lo sean), generando incluso la percepción de
la altura determinada por su frecuencia fundamental, aunque ésta no esté físicamente presente y aunque la
membrana basilar no esté oscilando en el punto correspondiente a dicha frecuencia.
La memoria es una de las funciones más importantes de nuestro cerebro. Cada hecho a ser almacenado
en la memoria es separado en partes y se guarda de manera asociativa (modelos asociativos) en diferentes
conjuntos de neuronas interconectadas entre sí, de manera que su ubicación física está distribuida a lo lar-
go de diversas partes de nuestro cerebro.
Si el patrón recibido no existe y no es posible encontrar alguno que se le parezca, el cerebro tendrá la op-
ción de desecharlo o de almacenarlo (funciones de las memorias de corto, mediano y largo plazo) convir-
tiéndolo en un nuevo patrón de comparación.
Aparentemente existirían en el cerebro al menos tres niveles diferenciados de procesamiento de los da-
tos que transmiten los nervios acústicos. En un primer nivel el cerebro identificaría el lugar de procedencia
del sonido (asociación de lugar, localización). En un segundo nivel el cerebro identificaría el sonido propia-
mente dicho, es decir, sus características tímbricas. Finalmente, en un nivel posterior se determinarían las
propiedades temporales de los sonidos, es decir su valor funcional a partir de su ubicación en el tiempo y su
relación con otros sonidos que lo preceden y lo suceden, hecho de particular importancia en sistemas acús-
ticos de comunicación como el habla (la lengua hablada) o la música.
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De igual manera cada uno de los hemisferios cumple funciones diferenciadas en el procesamiento de los
sonidos recibidos. El cerebro es capaz de distinguir las características estructurales de los sonidos y, bási-
camente, el predominio de uno u otro hemisferio depende precisamente de la estructura de dicho sonido.
En el caso de la música el procesamiento se llevaría a cabo en el hemisferio derecho. Sin embargo, hay
quienes afirman que esto sólo sería cierto en el caso de los individuos que no son músicos. Las personas
con formación y entrenamiento musical, al tener la capacidad de acceder al fenómeno musical desde un
punto de vista más analítico, procesarían esta información en el hemisferio izquierdo, que es el que se espe-
cializa en las funciones del razonamiento lógico.
Por otra parte, experimentos realizados han mostrado que la especialización de uno u otro hemisferio cere-
bral en determinadas funciones, como por ejemplo la percepción, procesamiento y asignación de significa-
dos a sonidos específicos, guardaría una relación directa con la lengua materna de cada individuo.