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S y divisiones
r indignos re-

cia de san Pa-


is normas con
mo.» Para los
tus symbol, la
1, un ascenso,

a pagado por 9
con reverente
t a cambio de LUCHAS DE PODER EN LA
.idea del clan CURIA ROMANA
.efian ellos.
o-que hubo
luién de ellos El papagayismo curial es una cantinela incesante. Pero,
l. tu alrededor uesto que a los papagayos la lengua les sirve para emitir
esta manera. sonidos, pero no para expresar ideas, en la Curia romana es
.ho. He roza- 'en sabido que quien sabe mover la lengua, da lo mismo que
ti; a mí no me iense o que no piense o cómo piense: igualmente hace carre-
sa y conviene .:a.. El funcionario no dice lo que realmente piensa porque la
!%presión de su pensamiento ya la ha pensado y prepensado
superior hasta el extremo de que las órdenes autoritarias
6 e se utilizan ocultan las palabras de amistad que se callan.
::iI un pasillo tan estrecho de libertad se abre camino la ambi-
rñedad,
La humanidad ya está harta de palabras sin un punto de
-erencia seguro, es decir, Dios. En esta época tan atormen-
una religión de palabras, de documentos, de edictos
ntificios destinados a quedar olvidados en el papel, es co-
un edificio construido sobre la arena. Los hechos concre-
traducidos a la vida, permanecen firmes sobre la roca y
ían las tormentas.
Se ha dicho que la vida es el parangón de las palabras. «La
iduría de este mundo -decía san Gregorio Magno en sus
pos-, consiste en cubrir con astucia los propios senti-
entos, en ocultar el pensamiento con las palabras, en mos-
- lo falso como verdadero y lo verdadero como falso.»

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y Bacon escribió: «Los hombres creen que sus mentes domi 1/,1 [unes», «las palabras atan a los hombres como las cuerdas
nan la lengua; pero ocurre que es la lengua la que gobierna 1.111 cuernos de los toros». Unas reservas mentales que entra-
sus mentes.» Las palabras ejercen sobre nosotros una tiranía 111 .isccnsos o aplazamientos, anticipos o retrasos, solucio-
que llega a convertimos en víctimas involuntaria s dotadas de 111"111 .unbiguas o esperas que se pueden apagar en expectativas
un cerebro sojuzgado.
1" ('speranza. El que no utiliza el lenguaje del grupo corn-
George Orwellllamó la atención de los estudiosos sobre el [u ueba la marginación a la que lo someten los demás adeptos,
peligro del doble pensamiento, es decir, de la manipulación del k,~cuales lo consideran alguien que, en lugar de «junto con»,
pensamiento humano por medio de Íaatribución a las palabras 1'1l'IISa«en contra» o «de manera distinta». A pesar de vivir
de un significado distinto, rellenándolas cual si fueran unas 11 la era del tan cacareado diálogo a cielo abierto y a todos
empanadillas. Semejante método lleva a dar por sentado que III~niveles sociales, aturdidos por la abundancia de medios
todas las motivaciones y todas las experiencias válidas residen dI' comunicación interplanetaria, hundidos por una catarata
en el cuerpo dirigente y en el jefe; por consiguiente, los súbdi ,1" documentos pontificios de chorro continuo, los funciona-
tos ideales y las personas completas que quieren triunfar en su IltI.~ de la Curia, los eclesiásticos en mayor medida que los
maduración humana, tendrán que identificarse con aquellos III('OS, se ven impotentes ante la dictadura del pensamiento
que razonan sólo en conformidad con el jefe: obedecer en si- '111 l' domina y esclaviza las mentes de quienes se esfuerzan
lencio sin el menor desarrollo mental y social; obrando de esta 1'"1' no dejarse atrapar por este mundo.
manera, evitarán que les atribuyan errores y culpas. l~lchauvinismo curial transforma al eclesiástico de original
La jerga curial conserva y transmite un lenguaje corpora- 11 fotocopia, con una adaptación absoluta en la que destaca
tivista con léxicos privados y código propio: un verdadero 1Iimpermeable hipocresía bajo una máscara de begardo. La
idioma de circuito cerrado, contraseñas, eslóganes que hay r unsrancia del goteo crea a la larga una ética catódica de panta-
que descifrar, locuciones de grupo y comunicación global 1I~1fija que conduce al lavado del cerebro y la conciencia del in-
tipo Internet planetario, con reserva de acceso al sitio cifrado. II'grado en el grupo. A medida que pierde progresivamente su
Sí, el ambiente de la Curia conduce a una forma técnica 111 iginalidad, a éste le resulta más espontáneo reproducirse.
de pensamiento con un vocabulario muy especial. Las distin- ¿ Qué decir de la ultrabimilenaria lengua latina, con la que
tas formas de palabra-fetiche, palabra-prejuicio, palabra-sen- 1" Iglesia se expresaba hasta hace unos cuantos decenios?
tencia, palabra-retórica, palabra-mística ya no turban ni 1';1\ la Curia romana, la utilización de esta lengua ha desapa-
inquietan, sino que más bien tranquilizan al destinatario. Es I ccido por completo. Se terminan los auténticos latinistas y
una jerga integrada que produce euforia mental, adormece la disminuyen los que la entienden. Schopenhauer consideraba
reflexión y anula la responsabilidad, pues el que piensa es 'luc cllatín afinaba las funciones lingüísticas y Bergson seña-
el grupo, no la persona. En el interior del clan no funcio- l.iha que la lengua latina habitúa al estudioso a penetrar en el
na el diálogo clarificador y la convicción. Es un lenguaje en ignificado de los términos. Ya nadie se refiere a ella como la
blanco y negro sin el menor espacio para la duda, una fuerza lengua de la Iglesia. '
de choque de carácter verbal que da por descontada la per- El conjunto de todo este doble pensamiento para los en-
suasión del que ya ha hecho suyos los esquemas ideológicos Icrados de la Curia es de tal transparencia y obviedad que no
y comunicativos de la familia.
(ISnecesario que sea demostrado. Pero los ajenos a ella nece-
Los latinos decían: «Verba ligant homines, taurorum cor- itnn algunas explicaciones.

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Ardides para el reparto del poder
1IÍ1~lvntrctanto, el racimo tiene que extender, como un gigan-
1 () pulpo, sus tentáculos en todos los más importantes de-
Para ascender a los vértices de la Curia romana hay qu
u t.uncntos de dentro y fuera de la Curia, comprendidos las
pertenecer siempre a un grupo compacto y cohesionado COIl
unnriaturas, los dicasterios y los organismos internacionales,
un líder a cuya disposición tienen que estar en todo momcn
IJIII,I ,Igarrarse fuertemente a ellos con sus ventosas el mayor
to los colaboradores designados. Es un trabajo de años y
dllllpO posible con el fin de poder utilizar en el momento
veces de décadas, pues no es fácil reunir a unos eclesiástico
'1"11 lLIOO el apoyo y la influencia de los adeptos en las deci-
de una misma tendencia, elegidos a ser posible en una mismA
III!I~'S de los distintos dicasterios y, sobre todo, en las del en-
región, cuando no en una misma diócesis y Zonas limítrofes.
l:¡lIg.tdo de elegir a los obispos, tal como ya se ha dicho en
Sin embargo, se trata de una norma muy elástica que admit
111111 lugar.
numerosas excepciones de inclusión de prelados de fuera, se
I':n estos manejos encaminados al reparto del poder se
gún los intereses, las simpatías y las conveniencias.
t]\I,1 mano de unos subterfugios más o menos ajustados a de-
Así se produce el ciclo de la alternancia de los prelados
11"1 ho, con pequeñas y grandes guerras de despacho y de fa-
dignatarios, de un determinado grupo que, para llegar pri
uulins. Los VIPS de la Curia, que se reparten los puestos cla-
mero a la cima, tiene que poner obstáculos y, a ser posible,
VI~ ,'11 sincronía de tiempos y métodos operativos, tratan de
interponerse en el camino de los demás líderes. Todas las ar
Ij 111inar a los adversarios derribándolos cual si fueran bolos,
mas son válidas para Cortar el paso al grupito competidor.l~
ti I icrnpo que retiran hábilmente la silla a aquel a quien le co-
Cuando los petimetres superiores llegan tan pimpantes al
IIc'sponde por derecho, dejándolo en suspenso sobre un al-
dicasterio designado, tal cosa no ocurre porque se les consi-
Iltl ihadón de nubes. «Concebimos, sufrimos dolores como si
dere competentes, sino por simple derecho de primogeni-
Itt v iéramos que parir: era sólo viento.»
tura. De tal forma que, más que iluminar el despacho con su
l.os excluidos alimentan en sordina los murmullos y los
presencia, 10 desorientan y 10 entorpecen como otros tantos
I hismorreos, tratando de adivinar quiénes son sus cornpañe-
envases desechables. El profeta Oseas en nombre del Señor
IIIS, los juegos de equipo, las aficiones de los forofos, el sprint
los apostrofa de la siguiente manera: «Como bandidos al
dc' la recta final. Insatisfechos y críticos, refunfuñan por lo
acecho, una chusma de sacerdotes asesina en el camino de Si-
quem.» IhljO su oposición a la intriga. Pero ya no hay nada que hacer.
1':11 la Curia no cuesta mucho arrojar a quien sea al polvo y el
Para poder conservar la cohesión de la familia del circo, el
1,.1 rro de la calumnia. Es un molesto pisoteo en menoscabo de
escobajo tiene que arrojar las uvas cual si fueran otros tantos
1.1 dignidad de las personas rectas, denigradas o bien lisonjea-
satélites alrededor del universo interplanetario eclesiástico y
d.ls en caso de que no se pueda prescindir de ellas. Son un sig-
teclear el alfabeto morse en competición con las demás fami-
IlOde contradicción para los que actúan de otra manera y son
Yo- La mala costumbre tiene orígenes antigu'os y se remonta a la Edad
uicómodas incluso para sí mismas porque el «tibi non licet»,
Media. Todos conocen los trapicheos de las familias reinantes de aquella no te es lícito», casi siempre se decapita junto con la cabeza
época, que llegaban a convertirse en auténticas batallas y asesinatos para ,kl Bautista.
asegurar a la familia la sucesión a la elección papa1 de un familiar. Así nos Una nidada que pronostica la duración de la escalada, que
10 enseña Marozia, del ducado de Túscu10. Hoy en día les ha sucedido la vigila los principales puestos a ocupar en el futuro y en los
masonería, que en el Vaticano campa como ama y señora.
que es necesario introducir a pacientes candidatos dispuestos

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1 .I rdenal dejó desguarnecido aquel despacho, sin que se
a superar toda una serie de dificultades. Todo ello no es jamu
una prueba de fuerza en la Iglesia sino una prueba de auténti I'llldujera una justa e inmediata reposición. y he aquí la ur-
t,"l'" sustitución con otro fiel miembro del clan romagnolo.
ea debilidad, signo de los tiempos que corren.
A quién envían? No hace falta ni decirlo: al último de los
1II •• hermanos De Nicolo, Paolo, nombrado regente.
1\1convertir a Monduzzi en cardenal, el Papa ha colocado
La prefectura de la Casa Pontificia, por ejemplo, es un
despacho que ningún líder debería dejar escapar. Por impor
1," una sola vez en la única casilla de prefecto de la Casa Pontifi-
,,\ \ t res fichas una detrás de otra, tres nuevos obispos, a los que
tancia de poder ocupa el lugar inmediatamente inferior al qu
., han antepuesto los prefijos de pre-, pro- y sub-: un america-
se reserva al secretario de Estado. El prefecto de la Casa Pon
"11, II 11 polaco y uno de Piacenza. Se ve que al Pontífice le dejan
tificia, si sabe manejarse, guía al Papa a conciencia y a su an
tojo, como las riendas al caballo.
íuuy poco espacio para complacer a sus aspirantes favoritos.
'uando se produzca el inevitable y repentino cambio de
Si bien se mira, es él quien establece los tiempos y las mane
d 101 nzas y el próximo papa tenga que habérselas con el grupito
ras de los encuentros del Papa con los demás, no sólo con los
laicos, sino también y sobre todo con los cardenales de la Cu- '1'1l' actualmente ocupa la pista, lo convencerán de que envíe
ria. Cuántos cardenales se ven obligados a hacer cola varios
di' nuevo a casa a los tres prelados «prefijos» y encomiende las
I u-ndas a De Nico]ó, a aquel Paolo adiestrado para manejar al
meses porque el prefecto tiene orden de no introducirlos tan
siquiera entre dos audiencias. A diferencia de lo que ocurre Pontífice a su antojo a través de las intrigas vaticanas.
Sabedor de lo que ocurrirá dentro de no mucho tiempo,
con otros cardenales y prelados de su mismo racimo que con-
durante el traspaso de poderes al nuevo papa, el recién elegi-
siguen ser recibidos con facilidad por el Pontífice, incluso a es-
do piacentino Piero Marini, antaño dedicado a llevar cuader-
condidas y a espaldas del mismísimo secretario de Estado, en
uillos de apuntes y a hacer las inclinaciones Y las genuflexio-
caso de que éste no pertenezca a su mismo nido. Cuando
I H'S de rigor, y que en la actualidad luce con orgullo la cruz de
el clan tiene de su parte al jefe de la Casa Pontificia, sabe que
1,1 Congregación de San Tarsicio sobre el pecho, ya ha hecho
cuenta con el hombre adecuado en el lugar preciso para resol-
ihcr que no le va el papel de monaguillo que sostiene al Irá-
ver muchas situaciones de su grupo sin tener que pasar por la
.,.il Papa en los momentos de derrapaje y más bien le corres-
criba del tamiz de Estado.
ponde un cargo de secretario en algún dicasterio. Hablando
Dentro de semejante esquema se tenía que interpretar la
asignación de la prefectura a un natural de Piacenza durante \'11 plata, ¡a cada cual lo suyo!
Un juego divino-masónico que ninguno de ellos se atre-
la permanencia imperial de dicha familia, la N asalli Rocca; y
verá a relacionar con la acción del Espíritu Santo. Éste, que es
a la de un natural de la ciudad de Brisighella durante la per-
~t'ncillo, no sabe jugar a las damas ni al ajedrez. En cambio,
manencia en el poder de la mencionada familia romagnola,
Dino Monduzzi, actual cardenal reinante de la Curia, elector S.\tanás, sí; y en eso consiste su diversión.
de obispos y conclavista en ciernes. Estos juegos de fichas se
les escapan de las manos a los prelados extranjeros, más dis-
Basta comparar los distintos anuarios pontificio s de los
puestos a permitir que jueguen con ellos y los engañen que a
ultimos veinte años de «cordadas» para comprobar el alcan-
jugar de centrocampistas. Sin embargo, parece ser que el paso
". de su influencia en la Iglesia, asfixiada por los tentáculos
de Monduzzi desde el cargo de prefecto de la Casa Pontificia

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hl!l ojos acerca de este aspecto particular de lo que te rodea»,
le estos poderosos pulpos que no dejan ninguna escapatoria
En semejante minoría mayoritaria, los caminos del Scño HII • .1 LIaDPablo Il.
De esta manera, el protector que quiere ensanchar su círcu-
son muy pocos, tan pocos que los adeptos están en todas par
tes y adornan con su presencia todos los dicasterios de la el! 1" dc influencia y el protegido, que espera de él consideración
ria. Casi todos ellos son personajes pertenecientes a los do \ ,1~l'enSOS, amplían la camarilla de intrigas y favoritismos en
11 propio beneficio. El que tira de los hilos de los subordina-
grupos de Piacenza y Romagna, a los que antes nos herno
referido; sus nombres, entonces como simples rnonseñorcs, ,I"s es casi siempre el titiritero, que no está dicho que tenga
ya figuraban hace veinte años en la lista masónica. ¿ Profecía ,\ltl' ser forzosamente el superior: podría ser su entrometido
del tercer secreto de Fátima? ¿ O más bien secreto a voces? 11I'('retariopersonal.
Según el cardenal Richelieu, defensor del absolutismo es-
Basta deslizar el dedo índice por el Anuario Pontificio d ..
1998: en él encontraremos, por ejemplo, los nombres de ION
t,I!.,1 o galicanismo, el que ocupa el poder tiene que rodearse
,k hombres de confianza. En esto la actuación del vaticanis-
cardenales Achille Silvestrini, Carlo Fumo, Dino Monduzzi,
1110es perfecta: la Curia los elige y Dios los confirma. Está
Eduardo Martínez Somalo, Vincenzo Fagiolo, etc., y podre
il.iro que las corrientes submarinas del piélago vaticano con-
mos contar el número de remisiones de cada uno de ellos a
las páginas de los más importantes dicasterios curiales. Hay ,1 kionan la vida de la Iglesia de Jesús.
Los ejemplos los tenemos a la vista. No es necesario enu-
quienes tienen doce y quienes tienen quince, hasta llegar a Pio
11Il'rarlostodos, bastan los de los últimos prelados todavía en
Laghi, que tiene nada menos que dieciocho. Gracias al sistema
'jl'rcicio. La aparente colaboración del clan parece ideal, pero
corporativista de los protagonistas de los repartos se puede
los respectivos miembros tratan de descabalgarse los unos
adivinar el carácter tentacular, los condicionamientos y la ac-
tuación conjunta de los coordinados dignatario s -la unión \1los otros, mediante un procedimiento indoloro que hay que
preparar desde lejos, con tiempo, y entre bastidores. Los he-
hace la fuerza- encaminada a «orientar» la esencia y la exis-
""os, en los casos más increíbles y sorprendentes, se presen-
tencia de la Iglesia romana, cuyo recorrido político consiguen
t .tn como una normal alternancia que casi siempre se produce
encajar en este envoltorio que todos llaman vaticanismo.
Oigamos una vez más al maestro san Bernardo que alerta l'1Iplenas vacaciones del mes de agosto.
s
Numerosos ascensos vaticanescoS se denominan «ago -
a todos los papas: «Todas estas personas, que persiguen con
leños» porque se producen en el mes en que los distraídos
más ímpetu y agreden con más furia con el peligro de redu-
prelados se encuentran de vacaciones. Los más curiosos, en
cimos a la impotencia, te visitan con mayor familiaridad, lla-
cambio, pegados a los teléfonos móviles aunque estén en las
man con más frecuencia a tu puerta y te apremian con mayor
1l1Ontañasnevadas o en las soleadas playas, de crucero por los
engreimiento. Éstos son los que no tienen reparo en desper-
mares o diseminados por doquier, no se pierden ni una sola
tar a la amada, antes de que ella lo quiera. ¿ Podrías citarme
palabra de la Radio Vaticana a mediados de agosto, en su afán
a uno solo de ellos que, tras haberse declarado a tu servicio,
de descifrar los lapsus y las modalidades de abuso de estas
no haya exigido todo el poder? A partir de este momento
falsas pistas veraniegas, elegidas a propósito por los impulso-
no tendrás ningún proyecto del que ellos se crean excluidos; no
res de injusticias por considerarlas el medio más apropiado
tendrás secreto en el que no se entrometan ... Me atrevería a
para la eliminación de ciertos nombramientos que en otras
decir que éste es más un pasto de demonios que de ovejas ...
Me he dejado arrastrar a esta digresión porque quería abrirte ~pocas del año t\;\ríal'l más que hablar.

\3\
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""adacosa en su sitio: todos los ascensos eclesiásticos po
scen su propio código; y los que dan más que hablar, también 11111 1 .\ di Corneliano, Silvio Oddi, Opilio Rossi y Antonio
IIIIIII'~, a los que más tarde se añadieron Luigi Poggi y Ersi-
tienen su tiempo. Los agosteños y los de otros equinocci
1111 'I'ouini. El aspecto de algunos de ellos resulta de lo más di-
curiales son bocados exquisitos para los más expertos vatic
1I t nlo, pero ellos, sin rendirse al desánimo, siguen adelante
nistas, acostumbrados a echar mano de ellos en caso de nec
,-,11 su papel; por otra parte, hasta los feos pueden convertir-
sidad. Los intersticios sólo sirven para los incautos e inge
I ,'1\ LInos simpáticos cardenales. Toda esta amalgama de la
nuos que no saben leer entre líneas la correcta interpretación
111 d.ida constituye de por sí un condicionamiento muy espe-
de ciertos ascensos. Los agosteños son, por tanto, los más ab
surdos y se parecen a las carreras amañadas con más o menos l.ld en la Curia y en la Iglesia, habida cuenta de que copa los
¡'¡II gos de mayor importancia, empezando por el de secreta-
habilidad o descaro, pero jamás punibles en virtud del axio-
1111 de Estado.
ma, según el cual los superiores no se equivocan ni siquier3
cuando sus intrigas engañan al papa. Pegados a cada uno de ellos, viven en simbiosis otros mu-
1 111 IS eclesiásticos de la Curia y del mundo que se apoyan y
En tiempos de Pío IX y Pío XII, la Curia romana estaba
11'11 ienen mutuamente. De no ser así, no podrían gobernar el
dirigida por cardenales, prestigiosos tanto por origen como
por formación, que respondían a los nombres de Pietro Fu~ vi uice durante mucho tiempo. Hay que reconocer que siete
masoni Biondi, Pietro Ciriaci, Paolo Giobbe, Luigi Traglia, f urdcnales casi todos de la Curia y otros tantos obispos y
Alfredo Ottaviani y otros: dignatarios romanos dignos del I"l'lados pertenecientes a una misma diócesis son una mues-
11.1 de providencia un poco excesiva. Los observadores veían
máximo respeto por su fidelidad al servicio del Papa y de la
Iglesia y por su altura intelectual. A medida que el grupo ro- .1"l11asiadaPiacenza paseando por la corte papal. Soplaba de-
mano disminuía, aumentaba la importancia de los dos clanes uusiado viento de popa desde aquella zona.
cadetes, el de Piacenza y el de Romagna que, bajo el secreta- Por regla general, la duración del viento favorable viene a
('1' de unos veinte años, antes de que se produzca el reempla-
rio de Estado Tardini, se miraban con hostilidad y se enfren-
ti. Una duración suficiente para gobernar el timón de la bar-
taban con la mayor consideración, repartiéndose alternativa-
mente los puestos clave de la Curia. 1,1 de Pedro hacia el siguiente cónclave y poder señalar en cla-

ve al sucesor en la cátedra de Pedro.


La cardada de Ramagna - En la actualidad vaticana po-
Las cordadas de Piacenza y de Romagna d ría compararse con la Osa Mayor, que en el hemisferio ce-
leste de la Iglesia ejerce más influencia y tiene más posibilida-
La cardada de Piacenza - Siguiendo el ejemplo de la dis- des de alzarse con la candidatura del próximo papa, cuyos
posición del sistema solar, esta familia se suele comparar ac- conclavistas ya han sido puntualmente alertados.
tualmente con la Osa Menor del hemisferio boreal de la Cu- El clan de Romagna, en el que figuran monseñores de
ria romana, pero su vista sigue siendo muy buena. lodo pelaje procedentes de otras localidades, estaba muy bien
En los años sesenta y setenta, la archidiócesis de Piacen- representado por los hermanos Gaetano y Ainleto Cicognani
za tenía el honor de contar con cinco cardenales vivos, entre y por Marcello Mimmi ai Vescovi; por otra parte, también
ellos, un secretario de Estado, Agostino Casaroli, rodeado .ontaba con los refuerzos de Gaspare Cantagalli (elegido an-
por otros hermanos cardenales de Piacenza: Mario Nasalli tes de morir como arzobispo de Pompeya, segado por una
.mbolia asesina), Aurclio Sabattani, Achille Silvestrini, Pio
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1-:1cardenal Giuseppe Siri consideraba probable, en enero
Laghi, Dino Monduzzi y Luigi Bettazzi. Y los tres hermano
dI' 1988, la manipulación de un papa sugerido por la secta
De Nicolo: Piergiacomo, Mariano y Paolo, llegados a ROI1l
""Isónica. Pero, admitiendo que en el próximo cónclave re-
desde la localidad de Cattolica y pegados a las costillas ti
"1!llara elegido un pontífice de otra procedencia, el hecho de
Amleto, secretario de Estado, ávidos de fortuna y de aseen
qlll' los puestos clave de la Curia estén ocupados por influ-
sos; los tres, con el episcopado en el bolsillo, ocupan ahora
,('lIlCS miembros de la cordada de Romagna obligará al nue-
altos cargos en la Curia. El último en medio de todas esta:
VII papa a ajustar las cuentas con ellos y llegar a compromisos
lumbreras es el eminente Claudio Celli, perteneciente, huelga
,"1 b cuestión del gobierno de la Iglesia.
decirlo, al mismo clan. [Cuánta gracia del Señor! En su escrito «Servizio, non carriera» (Servicio, no carre-
Por el camino, la cordada de Romagna ha ido adquiriendo
1,1), el propio Silvestrini se encarga de confirmar lo dicho an-
otros augustos miembros: Renato Martino, observador en 1:1
I('riormente: «En el semin.ario jurídico de Sant' Apollinare
ONU; Riccardo Fontana y Edoardo Menichelli, ambos secre
I'sl:\bamos tres de Faenza: don Dino Monduzzi, Laghi y yo;
tarios de Silvestrini, y Mario Rizzi, cuyo nombre ya figuraba Iodos asistíamos a clase en la facultad de "Utriusque Iuris"
en la lista de prelados masones de 1978: traidor, hipócrita, es~
,k la Pontificia Universidad Lateranense. A dos pasos del
curridizo, conciliador cuando le conviene, dado a los chismo-
i\pollinare, en el colegio Capranica, don Franco Gualdrini
rreos y a las calumnias más despiadadas. Y más tarde Pietro
It'1'lllinaba sus estudios en la Universidad Gregoriana. Los
Giacomo N onis de Vicenza, Arrigo Miglio de la ciudad sarda
,'lIatro estábamos unidos por una fraternal amistad que ha
de Iglesias, Lorenzo Chiarinelli de Aversa, Attilio Nicora de
IH.:rdurado a lo largo de toda la vida. Ésta era la "carrera" en
Verona, Benito Cocchi en Módena, Cesare Bonicelli en Par-
l., que entramos don Pio Laghi y otros como él y como yo.»
ma, Italo Castellani en Faenza, Silvano Montevecchi de Bri-
IViva la sinceridad! La familia de Faenza ha estado desde en-
sighella en Ascoli Piceno, etc. Todos ellos ascendidos gracias a
Ionces en la cresta de la ola, lo sabemos de labios de su propio
los buenos oficios del jefe de la cordada, Silvestrini, con el fin
portavoz y jefe de cordada, convencido (o bien tratando de
de que sirvieran de contrapeso al grupo de Piacenza. convencer a los demás) de que ellos son la vara con que se tie-
Son gente que se irradia con sus tentáculos hasta los pues- ncn que medir los hombres y las cosas en el ámbito eclesiásti-
tos de más prestigio y cuya sombra pesa como una fúnebre :0. Un puñado de arribistas dignatario s con denominación
losa sobre la Iglesia, asentada sobre un volcán sumergido que
de origen suficientemente controlada por las órdenes de su
entra en erupción a intervalos regulares muy concretos. Por fundador, una brújula que orienta, aunque autoritariamente,
otra parte, una de las características de los poderes ocultos y,
a todos los miembros de la familia romagnola para que, uni-
como tales, incontrolados, es la de extender cada vez más sus
dos y en concordia, estén atentos a lo que ocurrirá dentro de
raíces por todo el cuerpo místico de la Iglesia, aquejada de no mucho tiempo, cuando se convoque el próximo cónclave.
metástasis tumorales. ÉstoS también son signos de los tiempos. En su papel de
Hace poco, un miembro de la cordada de Romagna, mon- líder vaticano, Silvestrini extrae del cubilete de los ascensos
señor Andrea Cordero Lanza di Montezemolo, amigo íntimo
eclesiásticos a los candidatos que más le convienen para los
de Silvestrini, ha sido nombrado nuncio en Italia, lo cual signi-
subrepticios ascensos, presentados con astucia al visto bueno
fica -lo decimos para los no enterados- facilitarle los nom- papal para enviarlos posteriormente a vegetar como plantas
bramientos episcopales en favor de sus soldados y la elimina- saprófitas sobre el tronco secular de la Iglesia. Todas ellas
ción de los adversarios.
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-134-
ne
,Ieccio , de intorés humano y de presión injustificada, en
claro COntraste COnla voluntad divina. El complejo de supe- 1111 tI Ir pueden rimar con las correspondientes demencias. Qué
rioridad del mencionado jefe de este clan estropea la relación 1111.11~:1 decepción para los que se han pasado toda una vida ea-
de reciprocidad con sus hermanos cardenales mientras que su 1'''I\.lI1do a lomos de un rocín que iba cayendo progresiva-
1111;111<.: en la decrepitud. [Adiós, sueños de gloria!
complejo de inferioridad daña sus relaciones con todos los
demás prelados de la Curia. 1 .os miembros de los dos clanes de Piacenza y Romagna
dril de vez en cuando a enfrentarse en singular combate,
En el drama divino-humano del Calvario se adivina el
trajín de los soldados romanos que querían repartirse los po- 1)I,lIH.lohay que repartirse algún cargo de especial prestigio.
1'11 semejante duelo, los sables permanecen mudos en la pa-
cos bienes del Crucificado. Dos mil años más tarde, sigue
11'" mientras las vainas se baten en silencio. Después, cada
ocurriendo 10 mismo: «Diviserunt sibi vestimenta ecclesiae et
111.\1 regresa a su campamento.
super vestigia eius miserunt sortem», «se repartieron las vesti-
duras de la Iglesia y las echaron a Suerte».
Puesto que los hermanos Cicognani, jUnto con Canta-
galli, Silvestrini y Monduzzi, eran todos de Brisighella, cuan- Gladiadores y fieras
do llegó don Renato Bruni, tan ambiguo como maléfico, los
satíricos miembros de la Curia pertenecientes a otros grupos, Es bien sabido que, debido a la alternancia en los puestos
comentaban en broma: «Christus brisighellatus est» que, tra- Ikl vértice de la Iglesia, primero fue secretario de Estado
ducido en su verdadero siguificado, quiere decir: habían obli- A Inleto Cicognani, natural de Romagna, y después lo fue
gado a Nuestro Señor a retirar la concesión de la ciudadanía A ~ostino Casaroli, natural de Piacenza, al cual estuvo a pun-
10 de seguir el romagnolo Achille Silvestrini, que lo deseaba
honoraria de Brisighella y entonces Él envió a su primo-sosi,
Judas Tadeo; hacía siempre lo mismo, incluso cuando lo que- ron toda su alma ya toda costa, a pesar de su proverbial ador-
rían nombrar rey. Sin embargo, cuando se trató de sufrir y mccimiento.
morir, permitió que Judas Iscariote 10 identificara aquella no- Cuando los dos Cicognani desaparecieron de la escena
che con un beso. vaticana, Silvestrini, que ya ocupaba el importante cargo de
El recién llegado Renato Bruni sirvió a la cordada de Ro- secretario del Pontificio Consejo para losAsuntos Públicos
magna -y se sirvió de ella- durante veinte años y ejerció el de la Iglesia bajo el secretario de Estado Casaroli, natural de
mando absoluto sobre el personal, saltándose el orden de Piacenza, consideraba que estaban tardando demasiado en
precedencia hasta conseguir imponerse durante el interreguo nombrarlo cardenal y, para mantener vivas sus expectativas,
de tres cardenales prefectos, débiles mentales, frágiles e imbé- se sacó de la manga la idea de celebrar cada año en Brisighella
ciles, en un importante dicasterio de la Curia. Tanto los de un solemne funeral por las almas de sus dos presuntos tíos
arriba Como los de abajo estaban indignados, pero nadie se abuelos cardenales, haciéndose pasar por sobrino de los Ci-
atrevía a denunciar su vergonzoso comportamiento. El hom- cognani, por más que sus paisanos negaran cualquier relación
bre se había mostrado extremadamente hábil en el tejido de la de parentesco, ni siquiera lejano, entre ellos.
trama invisible de la telaraña del clan. U na vez establecida la fecha anual, el esforzado Achille
El insulto de la esclerosis se asoma con frecuencia al boato encargó a sus agentes provocadores Renato Bruni (todavía
del Sacro Colegio Cardenalicio, eligiendo a las eminencias que no caído en desgracia) y Mario Rizzi (un emiliano de la peor
especie) el traslado a Brisighella, en caravana de vehículos de
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triarca de Venecia, cardenal Albino Luciani, portavoz de 1.,
superlujo, de la mayor cantidad posible de peces gordos de (.sfera eclesiástica y dellaicado católico que estaban en contra
todas las tendencias imaginables, con el fin de que rezaran del proyecto de aquel texto. tan desconcordado. .
hasta nueva orden por las dos almas que tanto lo necesitaban Los adversarios señalaban que aquel Desconcordato era
todavía, al menos a juicio de su sobrino nieto. ¡Pobrecillos! 11 n clásico ejemplo de documento redactado sin tener en cuen-
¡Que Dios los tenga en su gloria!, clamaban en los pasillos de 1.\ la realidad de la situación~ al margen del contexto histórico Y
la Curia. Como es natural, el Papa leyó en el Osservatore Ro- lIocial,y sin haber consultado la base del clero de las diócesis,
mano el mensaje en clave y los nombres de los VIPS que allí
en beneficio exclusivo de los firmantes.
habían acudido vestidos de luto para rezar. Los funcionarios Cuando Albino Luciani, sin ninguna mezquina intriga bu-
seglares de la Secretaría de Estado, romanos de pura cepa, co- rocrática y sin que se hubiera producido ningún conflictivo
mentaban entre sí: «¡Ése llora a los muertos y jode a los vi- .\delantamiento, fue elegido inesperadamente papa con el
vos!» El ansioso sobrino de los Cicognani debió de ser ad- nombre de Juan Pablo 1, Silvestrini, que, a pesar de sus refi-
vertido tal vez en sueños por sus falsos tíos de que ya no se nados modales, no conseguía presentarse ante el nuevo papa
celebrarían más sufragios por ellos. Todo ello coincidiendo corno un personaje totalmente convertido al cambio de situa-
con la fecha en que la Santidad de Nuestro Señor Juan Pa- .ión, comprendió que se había jugado el cardenalato. El rigor
blo II lo nombró cardenal en el consistorio del 28 de junio moral del nuevo pontífice le era lo bastante conocido como
de 1988. Una vez obtenida la investidura, no por intercesión de para hacerle comprender que no podría atraerlo a sus secta-
sus presuntos tíos Cicognani, que ya habían perdido toda su
rios objetivos.
influencia, sino gracias a los buenos oficios del honorable Largo y profundo fue su suspiro de alivio al enterarse de
Bettino Craxi, el filomasón socialista con quien don Achille que, al cabo de apenas treinta y tres días, aquel pontífice ha-
había colaborado en la organización del famoso Desconcor- bía sido encontrado muerto en su lecho. ¡Loado sea Dios! El
dato de 1984 entre el Vaticano e Italia, firmado poco antes de !minente romagnolo podía seguir esperando tranquilamente
que el fugitivo y poco honorable se largara precipitadamen- la escalada. ¡Oh, muerte bendita, jamás fuiste tan bien recibi-
te para fijar su residencia permanente en la fortaleza tunecina da como aquella vez! Al ver que los adversarios no se calma-
de Hammameth. ban ni siquiera después de la firma del Desconcordato, se le
o
La cosa vino como anillo al dedo precisamente cuando ocurrió la estratagema de encomendar al prelado Vincenz
todo estaba a punto de malograrse: «El viento sopla donde ¡:agiolo, cual si éste fuera la pluma del padre Giuseppe de
quiere y nadie sabe de dónde viene ni adónde va», le explica- Luca o del padre Lorenzo Milani, espíritus libres de toda ser-
ba Nuestro Señor a Nicodemo aquella noche. vidumbre, la tarea de ensalzar en la prensa las ventajas y vir-
tudes del pacto mientras reclutaba a varios eclesiásticos del
dan para que hicieran de recadero s por medio de conferen-
A propósito del Desconcordato, la prensa recordó en su cias y seminarios y convencieran al clero y a los obispos de
tiempo la fuerte oposición de todos los cardenales y obispos
las diócesis más rebeldes.
de la Conferencia Episcopal italiana al texto redactado por el Sometido a análisis, el Desconcordato dejaba al descu-
entorno socialista del honorable Bettino Craxi y del honrado bierto unas incongruencias y superficialidades que ahora, sin
Silvestrini. La opinión pública fue informada del violento en- laureles Y oropeles, resultan cada vez más graves Y preocu-
frentamiento entre dicho prelado de la Curia y el plácido pa-
pantes, sobre todo en la cuestión de la formación escolar. L{),
I·~t.l tande moda en la Curia y fuera de ella, que ya casi ha
protagonistas de aquella intriga, a pesar de su sonrojo, estáu
siendo juzgados por la historia y ahora esperan al acecho n III'rdido toda su gracia.
uno y otro lado del Tíber. Estos hombres, con la vesícula y la próstata maltrechas, se
invitan amablemente a comer y después se desafían a un rús-
neo duelo. Y, cuando alcanzan la recta final, la carrera para la
eliminación del adversario adquiere un carácter violento,
Volviendo a la sucesión de Casaroli, los dos pretendientes
IIlnque jamás pierda la sutileza y la elegancia. El digno y ea-
de la época, Silvestrini y Martínez Somalo, llegaron al enfren
p.icitado sucumbe; el hábil y astuto triunfa. Cuando el juego
tamiento directo y, para su gran deshonor, intercambiaroll
"S rudo, los más duros salen a la palestra para enfrentarse en
injuriosas cartas, respaldados por sus respectivos partidarios,
quienes se mostraban directamente interesados en la victoria
lutalla. El que gana impone su opinión, aunque ésta no sea
ucrtada. En las últimas fases, la fuerza del derecho cede ante
de su gladiador que sufría el ataque de las fieras. El gobier-
no de la Iglesia sigue su camino a golpe de sordas peleas entre
,,1 derecho de la fuerza.
bandos enfrentados. Los duelos del ático provocan temblo-
res en los pisos inferiores.
A propósito del «querido amigo Giovanni Coppa», el
Una muestra del escrito de Silvestrini COntra Martíne •..
lector podría sorprenderse con razón de su presencia en la
Somalo, que se hizo llegar a muchos dignatarios de la Curia,
decía entre otras Cosas: «Arrastrado por el afán competitivo rordada de los romagnolos, siendo natural de Alba, Piamon-
H-. Era uno de los más íntimos colaboradores del entonces
de los profesionales que tratan de hacer carrera [...] se queda
omnipotente sustituto Giovanni Benelli que colocó hábil-
uno asombrado cuando piensa en los detalles de la delicade-
za y la habilidad con las cuales has desacreditado a tu posi- mente aJean Villot y a Pablo VI ante los hechos consumados,
ble rival, Achille Silvestrini, inventando Contra él toda suerte lo cual le granjeó el 'apodo de «Su Excedencia», por haberse
de falsedades [...] lengua mordaz, la perfidia es tu mayor vir- pasado más de lo debido. La congregación benelliana era otra
tud [...]» El mordaz Martínez Somalo envió a los dignatarios rosa.
ya citados una fotocopia del escrito, añadiendo a pie de pá- Monseñor Benelli llamó a Coppa a la Secretaría de Esta-
gina el simple comentario: «Advertencia mafiosa _ firma- do, le confirió amplios poderes para que vigilara el trajín de
do: con mucho rencor, Achille y el querido amigo Giovanni los juegos y lo nombró asesor. Se fiaba ciegamente de él, tal
Coppa.» vez porque estaba medio cegato a causa de las muchas inter-
venciones que había sufrido en la retina. El que 10 sustituyó
En el breviario de aquellos días los sacerdotes leían: «No
hay sinceridad en sus bocas, su corazón está lleno de perfidia: por entero, Giambattista Re, también pretendía que 10 nom-
su garganta es un sepulcro abierto, su lengua es adulación. braran asesor, habida cuenta de que ya era como de la casa.
Condénalos, Señor; que fracasen en sus intrigas, pues se han Pero ni Benelli ni Coppa dieron su brazo a torcer. Guardan-
rebelado Contra ti.» Unos prelados de tanto rango se rebajan ti ose en el congelador su sucesión para la sede de Florencia,
a pincharse con saña sin desdeñar los golpes bajos cuando se -\ sustituto trató de permanecer el mayor tiempo posible en
trata de conseguir la prioridad del adelantamiento en el po- -\gobierno de la Iglesia durante aquellos meses tan decisivos en
der. La zancadilla, aunque por más que torpe e incorrecta, que Pablo VI ya estaba en las últimas.
No hay ningún perro que suelte de buen grado el hueso
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q\l(; le asignaran nada menos que un cargo que ya había ocupa-
que lleva en la boca. Justamente lo que está haciendo actual- ,lo, el más secreto e importante de la Secretaría de Estado, 11a-
mente el sucesor de Benelli, que se ha negado a ir como car- l\\;ldo «Oficina de Persona!», en el que se guardan los expe-
denal a Génova y prefiere conservar su despacho de sustituto ,1ientes de los más allOSdignatarios destinados a los vértices de
en la Secretaría de Estado. Hace cincuenta años, la Secretaría \,¡ Iglesta, obviamente condicionados Y dirigidos según las di-
de Estado de Pío XII, el papa Pacelli, era más sobria y eficaz 1 ectrices del diktat de los jefes que el papa aprueba sin sospe-
sin estar dirigida por ningún cardenal: hoy en día Sodano y
Re ni siquiera son suficiente pues siempre andan por ahí con rharEnnada.
esta oficina, los destinados a hacer carrera se inscriben
el Papa, mareando la perdiz. en el registro blanco, con sus correspondientes expedientes
Un día, mientras hacía cola en el economato, el ama de no menOS blancos Y transparentes; en cambio, los repudia-
llaves de Coppa le reveló en secreto a una amiga suya que dos, es decir, los destinados a las catacumbas, si adquieren
aquella mañana su prelado aún estaba durmiendo, pues había notoriedad, se inscriben en el registro negro, junto con un
permanecido de guardia hasta las dos de la madrugada en su montón de notas opacas, oscuras Y dudosas. Huelga decir
despacho hasta que regresó Benelli para relevarlo; hacía va- que los del registro blanco están destinados a escalar las neva-
rias noches que ocurría lo mismo, pues el anciano Pablo VI das cumbres de las distintas carreras eclesiásticas.
sufría unas crisis de fiebre muy alta y su salud podía venirse La excesiva injerencia de Coppa en los asuntoS de la Cu-
abajo de un momento a otro: tenían que estar alerta para cribar ria incluyó arbitrarios nombramientos de prelados de Alba
los papeles del despacho que deberían enviarse a otro lugar en para cargos de universidades pontificias Y dicasterios y dio
caso de que se produjera un inesperado fallecimiento. Un chis- lugar a que se disparara el resorte de su ap~rtamiento y a que
moso monseñor que precedía a las mujeres en la cola, aguzó el se le relegara como nuncio en el minúsculo estadO de la Re-
oído y después difundió el comunicado revelándolo indivi- pública Checa (1990), donde se maneja muy bien para repre-
dualmnente a varias personas, tal como se suele hacer con to- sentarse a sí mismo, siempre en estrecho contacto con su pro-
dos los secretos pontificios. tector Silvestrini. Basta decir que en poco más de un año y
Cuando el Papa se recuperó un poco, monseñor Benelli medio ha conseguido que el Papa regresara nada menos que'
se dio cuenta de que no había tiempo que perder y apremió al tres veces a aquel pequeño país sin un motivo político o reli-
anciano pontífice para que convocara un consistorio, diga- gioso justificado. En paciente espera, aguarda a que el viento
mos de emergencia, para nombrarlo cardenal y arzobispo de
cambie de proa a popa, léase Coppa-
Florencia, junto con otros tres nombres reunidos a toda prisa En todo este carrusel, el que se aprovecha es siempre el
sólo para hacer bulto. Un año después murió Pablo VI. consabido e intrigante cardenal romagnolo, el cual se ha
Así pues, con la marcha de Benelli de la Secretaría de Es- puesto al frente del Gobierno en la sombra de la Iglesia y se
tado y su traslado a Florencia, donde lo esperaba la hermana considera más que suficiente para regirla él solito, tanto en
muerte, Coppa y todos sus restantes protegidos se quedaron ausencia como en presencia de los corifeos de la Secretaría de
huérfanos y se lanzaron al abordaje como los cruzados cuan-
do se quedaban sin un capitán que les pagara el sueldo: sálve- Estado.
se quien pueda. Cada uno se buscó un benévolo protector
que quisiera acogerlo y Coppa eligió a Silvestrini, el cual lo
incluyó de muy buen grado en su carro. Es más, consiguió
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