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¿HIJO MALDITO?

Pastor Edwin Recinos

TEXTO:
"...así bendeciréis a los hijos de Israel. Decidles: 'Jehová te bendiga y te guarde. Jehová haga resplandecer su
rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia. Jehová levante hacia ti su rostro, y ponga en ti paz.' "Así invocarán mi
nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré..." Números 6:23-27.

"Simeón y Leví son hermanos; sus armas son instrumentos de violencia. No participe mi alma en su consejo, ni
mi honor se adhiera a su asamblea. Porque en su furor mataron hombres, y en su desenfreno lisiaron bueyes.
Maldito sea su furor, porque fue fiero, y su ira, porque fue cruel. Yo los dispersaré en Jacob, y los esparciré en
Israel." Génesis 49:5-7.

OBJETIVO:
Examinar la extraña inclinación que algunos padres tienen de maldecir a sus hijos por errores que necesitan
mas bien ser perdonados.

INTRODUCCION:
Dios es el maravilloso redentor que nos rescata del fracaso y la pérdida eterna. Dios es tan maravilloso que en
su gracia inaudita ha perdonado nuestras vidas.

Todos nosotros sin excepciones hemos sido receptores del inmerecido amor de Dios. Su Palabra nos enseña
a ser perdonadores y amplios para extender misericordia a todos los que nos ofenden.

Nuestros hijos son herederos de características naturales que han estado también en nosotros. Las mismas
tentaciones e inclinaciones que nosotros sufrimos en nuestra juventud serán probablemente manifiestas en la
vida de nuestros hijos.

Dios ha tenido misericordia de nosotros, por lo mismo debemos nosotros tener misericordia de nuestros hijos.
Al corregirlos, al instruirlos y disciplinarlos debemos recordar que nuestro fin es bendecirlos y nunca
maldecirlos. Nunca en momentos de ira o contrariedad debe un padre ser quien profiera odio y maldición sobre
su propio hijo.

Un hombre o una mujer que ha sido terrible y tremendo en su juventud... ¿Cómo se atreve ahora a maldecir a
sus hijos por aquellas cosas que él o ella misma cometió en su tiempo?

I-JACOB...
Jacob era un hombre que amaba a Dios y añoraba las cosas que Dios otorga a sus escogidos, pero no por
eso estuvo libre de errores. "...y llamaron su nombre Jacob ..." Génesis 25:26.

"El dijo: --Tu hermano vino con engaño y se llevó tu bendición. El respondió: --¿No es cierto que llamaron su
nombre Jacob? Pues ya me ha suplantado estas dos veces: Se llevó mi primogenitura, y he aquí que ahora
también se ha llevado mi bendición..." Génesis 27:35-36.

Jacob engañó a su padre Isaac para tomar las bendiciones que eran derecho de la primogenitura comprada a
Esaú por un plato de lentejas.

Dios sin embargo, le bendice y trata con él con dulce misericordia.

II-JACOB...TUS ERRORES...
Todos somos imperfectos. Delante de Dios no hay perfecto alguno. Jacob fue víctima de circunstancias
inusuales y difíciles, pero muchas de sus propias acciones dejaron marcas de dolor y sufrimiento entre sus
parientes, mujeres e hijos.

"Y vio Jehová que Lea era aborrecida..." Génesis 29:31.


Lea era aborrecida... Jacob como esposo no es el modelo que pudiera anhelar mujer alguna.

"Y amaba Israel á José más que á todos sus hijos..." Génesis 37:3.
Jacob no amaba a sus hijos de igual manera, sino que amaba a uno mas que a los otros causando con ello
rivalidades, odios y amarguras entre ellos.

Pero a pesar de sus errores Dios le bendijo y cumplió en él sus promesas.


III- JACOB... TUS MALDICIONES...
Jacob cuando ya se está muriendo y entre sus últimos respiros recuerda los males cometidos por sus hijos y los
maldice.

A simeón y a Leví les dice: "...Maldito sea su furor, porque fue fiero, y su ira, porque fue cruel. Yo los dispersaré
en Jacob, y los esparciré en Israel." Génesis 49:5-7.

Jacob no tiene profecía de bendición para Leví y por el contrario lo dispersa y lo esparce. Esto implica que no
tendrán futuro ni destino en él. A pesar de ser él mismo un ejemplo de lo que Dios puede hacer por pura
misericordia Jacob no extiende la misma para sus hijos. A pesar de que sus hijos son madera del mismo árbol y
por ende propensos al error y al pecado, Jacob no pide para ellos redención. Jacob por el contrario los maldice.

IV- PERO...LEVÍ, JEHOVÁ TE BENDICE.


Es importante notar que la maldición de Jacob no llegó a cumplirla Dios en Leví sino que al contrario le escogió
para que le sirviera en el ministerio. Hasta el día de hoy decir levita significa un honor porque los levitas son
dedicados para Dios. Leví; Jehová es tu herencia.

"En aquel tiempo apartó Jehová la tribu de Leví, para que llevase el arca del pacto de Jehová, para que
estuviese delante de Jehová para servirle, y para bendecir en su nombre, hasta hoy. Por lo cual Leví no tuvo
parte ni heredad con sus hermanos: Jehová es su heredad, como Jehová tu Dios le dijo." Deuteronomio 10:8-9.

Cuanta alegría debe darnos al notar que aunque Leví no hizo bien en su pasado y seguramente era culpable de
terribles males, Dios en su gran misericordia le perdonó, le bendijo y le dio privilegio muy a pesar de las
maldiciones de su padre Jacob.

Que maravilloso hubiera sido que Jacob al momento de despedir a sus hijos hubiera dicho: " Leví: Mi Dios te
restaurará y perdonará tus pecados y llegarás a ser un siervo escogido para su ministerio... de ti saldrán los
sacerdotes y los ministros para su santuario..."

Cuanto nos alegra saber que nuestro Dios es grande en misericordia y amor, perdonador y restaurador de
nuestra alma.
"Bendice, alma mía, á Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus
iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y
misericordias;" Salmo 103:2-4.

CONCLUSIÓN:
Muchas veces los creyentes han olvidado la misericordia de Dios para con ellos y juzgan a sus hijos sin
considerar que en ellos se manifiesta la misma naturaleza de sus padres.

Muchos hijos sufren por las palabras de maldición que un día salió de la boca de sus propios padres. No hay
dolor mas agudo que el causado por la intransigente maldición de sus progenitores.

Nunca un padre o una madre debe maldecir a sus hijos. Por el contrario, nunca debemos dejar de rogar a Dios
por ellos. Por los hijos se ha de luchar con uñas y dientes hasta el final. Nunca, nunca darse por vencidos.

¿Tienes hijos que necesitan perdón y comprensión de parte tuya?


Bendícelos. Nunca los maldigas.

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