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El contrato de suministro

El contrato de suministro es un tipo particular contratomediante el cual el proveedor


(o suministrador) se compromete a realizar en el tiempo una serie de prestaciones
periódicas, determinadas o indeterminadas, a cambio del pago de un precio, que
puede ser unitario o por cada prestación periódica. El contrato de suministro es un
tipo particular contratomediante el cual el proveedor (o suministrador) se compromete
a realizar en el tiempo una serie de prestaciones periódicas, determinadas o
indeterminadas, a cambio del pago de un precio, que puede ser unitario o por cada
prestación periódica.

¿Qué son los suministros?


Cuando se habla de suministro se hace referencia al acto y consecuencia de
suministrar (es decir, proveer a alguien de algo que requiere). El término
menciona tanto a la provisión de víveres o utensilios como a los objetos y
efectos que se han suministrado.

I. CONCEPTO

El contrato de suministro puede ser definido como el contrato por el que una
parte (suministrador o proveedor) se obliga a entregar a la otra (suministrado),
a cambio de precio unitario que puede pagarse periódicamente o caso por
caso, cosas muebles que han de ser objeto de entregas sucesivas, en el
momento y cantidad establecidos de modo determinado o determinable.

El contrato de suministro no aparece regulado en nuestro derecho privado,


pero sí en el Derecho Administrativo, al establecer el Real Decreto Legislativo
3/2011, de 14 de noviembre por el que se aprueba el Texto Refundido de la
Ley de Contratos del Sector Público, que a sus efectos se entenderá por
contrato de suministro los que tienen por objeto la adquisición, el
arrendamiento financiero, o el arrendamiento, con o sin opción de compra, de
productos o bienes muebles; considerando en todo caso, aquellos en los que el
empresario se obligue a entregar una pluralidad de bienes de forma sucesiva y
por precio unitario sin que la cuantía total se defina con exactitud al tiempo de
celebrar el contrato, por estar subordinadas las entregas a las necesidades del
adquirente.

Características esenciales del contrato son su duración, y la finalidad que se


busca, que es estar suministrado, lo que hace que el incumplimiento de
entregas concretas no debe determinar necesariamente la resolución del
contrato. Inicialmente se consideró por la jurisprudencia, y todavía se sostiene
por parte de la doctrina, que el contrato de suministro no es otra cosa que una
compraventa de carácter especial. Sin embargo, tal y como dice la Sentencia
del Tribunal Supremo de 20 de mayo de 1986 "el contrato de suministro
entraña un cierto número de operaciones, que lo diferencia de la compraventa,
especialmente por su finalidad previsora en orden a la obtención, mediante
precio, de unos bienes con la periodicidad pactada y, por esta diferencia con la
compraventa, solamente le son aplicables aquellas reglas que no contradigan
su carácter de contrato normativo, de duración y prestación múltiples y,
especialmente, que no contradigan lo pactado que suele ser la liquidación de
cuentas".
La Sentencia del Tribunal Supremo de 3 de abril de 2003, rec. 2529/1997, dice
que tanto si se considera que el contrato de suministro es una variante de la
compraventa, como si se lo califica como contrato distinto pero afín al mismo,
se deben aplicar las normas del Código de Comercio si es mercantil; añadiendo
que no puede identificarse con el de compraventa, aunque se trata de contrato
afín que se regula por lo previsto por las partes, en aras al principio de
autonomía de la voluntad y, en su defecto, por la normativa de la compraventa,
constituida por los artículos 325 y siguientes del Código de Comercio y en
último lugar, por las normas generales de las obligaciones y contratos.

En la compraventa, la cosa vendida se entrega de una sola vez o en actos


distintos, pero se refieren en todo caso a una cosa unitaria; mientras que en el
contrato de suministro la obligación de entrega se cumple de manera sucesiva;
las partes se obligan a la entrega de cosas y al pago de su precio, y lo hacen
en entregas y pagos sucesivos y en períodos determinados o determinables.

La Sentencia del Tribunal Supremo de 8 de julio de 1988 dice que hay que
estimar como notas características del contrato de suministro la existencia de
un solo contrato comprensivo de un conjunto de determinadas mercancías o
géneros a servir en períodos de tiempo determinados o a determinar, con
posterioridad y por un precio en la forma preestablecida por las partes.

Por su lado la Sentencia del Tribunal Supremo de 24 de febrero de 1992


distingue entre el contrato de suministro y lo que llama contratos de
compraventas individualizadas de naturaleza mercantil, en dinámica plural y
continuada, señalando que no obstante caber los pactos de suministro en el
encuadre jurídico genérico de los de compraventa, están asistidos de ciertas
peculiaridades que le dan fisonomía especial. En este sentido el suministro
parte de un convenio único y previo, que se ejecuta mediante una serie de
prestaciones periódicas y continuas, por medio de entregas diferidas,
englobadas en el contrato general que las disciplina y contempla con relación al
resultado final pretendido, que por ello las vincula, ya que obedecen a una
finalidad previsora y suponen para su abono las necesarias operaciones de
liquidación de cuentas en razón de la misma estructuración del pacto, cuya
determinación lo es en razón de tener cierta duración temporal en la realización
de las prestaciones múltiples generadoras del precio a satisfacer por las
mismas.

La diferencia entre el suministro y la compraventa reside en que mientras que


en la compraventa existe siempre una única obligación y prestación, cuya
ejecución puede haber sido pactada en varias entregas no simultáneas, en el
suministro existen tantas prestaciones autónomas identificadas con una
pluralidad de obligaciones, por lo que no se trata de que la ejecución se lleve a
cabo en varios momentos sino que eso es precisamente lo que caracteriza al
suministro.

En definitiva, se trata de un contrato consensual, que tiene analogía con el


contrato de compraventa, ya que el suministrador, como el vendedor, está
obligado a la entrega de una cosa, y el suministrado, como el comprador, está
obligado a pagar un precio por los bienes que le han sido suministrados.
Destaca del contrato de suministro su finalidad previsora y el carácter
normativo del negocio, especialmente para disciplinar la periodicidad de las
entregas; configurándose además como contrato de colaboración entre
empresas, de naturaleza mercantil, cuando el suministro se celebra entre
comerciantes.

II. OBJETO

Por las características y naturaleza de la relación jurídica ha de tener por objeto


bienes muebles que habitualmente tendrán además la característica de ser
cosas genéricas en el sentido que da el artículo 1096 del Código Civil en
contraposición a las cosas determinadas, tratándose habitualmente de
elementos y materias primas; lo que no quiere decir que se puedan excluir
como objeto del suministro las cosas determinadas o específicas siempre que
concurran el resto de características del suministro. No pueden ser objeto del
contrato los servicios, a pesar de que en materia administrativa se admite su
inclusión dentro del suministro sin desvirtuar su naturaleza, ya que en el
derecho privado se produciría una identificación o confusión entre ese
"suministro de servicios" y el arrendamiento de servicios al que se refiere el
artículo 1544 del Código Civil al decir que "En el arrendamiento de obras o
servicios, una de las partes se obliga a ejecutar una obra o a prestar a la otra
un servicio por precio cierto".

La delimitación de cada concreto objeto de un suministro pude hacerse de


forma directa, señalando un número, peso o medida en relación con una
unidad de tiempo en la que hayan de ser entregados, así por ejemplo la
entrega de un determinado número de kilos de hierro al mes; o bien de forma
indirecta, acordando las partes que sea el suministrado el que pida en cada
momento la cantidad que le ha de ser entregada en esa unidad de tiempo o a
demanda, siendo lo importante que con el suministro se satisfaga una
necesidad reiterada, no excepcional e individualizada.

En los contratos que hemos llamado de colaboración es habitual fijar unos


márgenes dentro de los que se ha de mantener el suministro, señalando los
mínimos que se han de satisfacer, variando asimismo el precio en función de la
cantidad; contratos a los que además se suelen añadir otros pactos de
financiación o de arrendamiento de maquinaria, como por ejemplo un
suministro de café a un bar en el que el suministrador productor de café
además arrienda al suministrado la máquina o la financia en condiciones
ventajosas o entrega incluso una cantidad de dinero para otras instalaciones
del negocio, comprometiéndose el suministrado a la compra de un mínimo de
producto de cada clase durante tiempo determinado.

Desde el punto de vista del suministrado el contenido de la prestación siempre


es el mismo, el pago de una cantidad de dinero en función de lo que le es
entregado.

III. EL TIEMPO EN EL CONTRATO DE SUMINISTRO

Dado que el contrato de suministro se caracteriza por su finalidad previsora,


uno de los elementos fundamentales es el tiempo, que se pude contemplar en
dos distintos aspectos, la fijación de la periodicidad del suministro y la duración
misma del contrato. La periodicidad del suministro es un elemento esencial del
contrato para el suministrado, ya que ha de satisfacer esa necesidad
continuada de determinada materia prima, agua, energía eléctrica, gas, etc., sin
la que, tratándose de materia mercantil, pueda continuar con la normal
explotación de un negocio o producción. Del tiempo en el que pacte el
suministro derivará además la responsabilidad del suministrador por el cese o
por el retraso.

Desde el punto de vista de la duración del contrato, nada se opone en principio


a que se celebre por tiempo indeterminado, si bien lo más habitual es fijar un
periodo inicial que se prorroga. Caso de celebrarse por tiempo indeterminado
cualquiera de la partes tendrá derecho a resolver el contrato con el plazo de
preaviso que se hubiera pactado o, si nada se hubiera establecido
expresamente, con un plazo razonable a fijar atendida la naturaleza de los
bienes suministrados y la periodicidad con que lo eran.

El pacto de duración determinada puede ser celebrado bien con relación a una
concreta fecha o duración desde la fecha del primer suministro, o bien con
referencia a un determinado acontecimiento (como por ejemplo la terminación
de una obra a la que se están suministrando cubas de agua).

En todos estos casos llegada la fecha fijada desde un inicio o producido el


acontecimiento, el contrato de suministro se extingue de forma automática.

Como se ha dicho, lo más habitual, por la naturaleza misma del contrato, es su


conclusión por tiempo determinado sujeto a prórrogas, que pueden ser
efectivas de forma automática, lo que se produce cuando ninguna de las partes
comunica a la otra su voluntad de no continuar; o bien exigir una expresa
manifestación a las dos partes, o solamente a una de ellas, que normalmente
será el suministrado, quien ha de dirigirse a la otra para solicitar la continuación
en el suministro por un periodo igual al inicial.

En todos los casos en los que se hace efectiva la prórroga la relación


contractual queda sometida a los mismos acuerdos que la venían rigiendo,
tratándose en definitiva de la modificación de uno solo de los elementos del
contrato no existiendo una novación más que modificativa; no hay una nueva
relación contractual, el resto de los pactos que hubieran alcanzado las partes
se mantienen incólumes.

En el caso de que se haya pactado una renovación y no una prórroga surge un


nuevo contrato de la manifestación de voluntad de las partes.

IV. CONTENIDO DEL CONTRATO

Dada la afinidad con el contrato de compraventa sus elementos son comunes.


No se establece limitación en cuanto a las personas de los contratantes que
pueden celebrarlo. El suministrador o proveedor está obligado, con carácter
principal, a entregar los bienes objeto el contrato, en el tiempo, cantidad y
calidad que se hubiera fijado. La cantidad dependerá de la forma en la que se
haya concluido el acuerdo según lo antes dicho; la calidad será la convenida,
siendo de aplicación en caso de no haber pacto expreso el artículo 1167 del
Código Civil, conforme al cual cuando la obligación consista en entregar una
cosa indeterminada o genérica cuya calidad y circunstancias no se hubiesen
expresado, el acreedor (suministrado) no podrá exigirla de la calidad superior,
ni el deudor (suministrador o proveedor) entregarla de la inferior
El suministrado está obligado, con carácter esencial, al pago de los bienes que
le son suministrados. El precio puede ser fijado por peso, unidad o medida y
ser distinto en función de la cantidad que es recibida, naciendo la obligación de
pago en el momento del suministro, pero pudiendo ser acordada la liquidación
periódica. En los suministros en que el objeto se recibe de modo continuado
suelen utilizarse aparatos de medición, a fin de poder conocer la cantidad
suministrada y calcular el precio, en aplicación de tarifas preestablecidas. Por
su naturaleza de tracto sucesivo el precio suele tener prevista su actualización
en el contrato.

V. ESPECIAL REFERENCIA AL CONTRATO DE SUMINISTRO Y LOS


CONSUMIDORES

Vistas las características esenciales del suministro mercantil es imprescindible


hacer una referencia a la protección de los consumidores en relación con el
suministro, ya que es en esta regulación en la que modernamente se han fijado
los aspectos más novedosos que suponen además una mayor separación de la
figura afín de la compraventa.

Así, el Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre, por el que se


aprueba el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los
Consumidores y Usuarios y otras leyes complementarias, que recoge en un
solo texto varias normas referentes a esa defensa, a contratos celebrados fuera
de los establecimientos mercantiles, garantías en la venta de bienes de
consumo, responsabilidad civil por los daños ocasionados por productos
defectuosos y viajes combinados, da carta de naturaleza legal al contrato de
suministro al contemplarlo en su variada normativa.

Dice la Exposición de Motivos de la citada Ley que en los contratos de


prestación de servicios o suministro de bienes de tracto sucesivo o continuado,
se han observado prácticas obstruccionistas al derecho del consumidor a la
conclusión o terminación, y que para evitarlas se introducen reformas para que
quede claramente establecido, tanto en la fase previa de información como en
la efectiva formalización contractual, el procedimiento mediante el cual el
consumidor puede ejercitar este derecho, asegurándose que pueda ejercitarlo
en la misma forma en que contrató, sin sanciones o cargas; completando esas
previsiones con la integración del contrato conforme a la buena fe objetiva,
según las reglas de interpretación e integración del Código Civil y las
exigencias de la leal competencia.

Así mismo se fortalece la protección del consumidor adquirente de vivienda


cuando se precisa el carácter abusivo de las cláusulas que le trasladan gastos
como los de conexiones a los suministros generales de la vivienda, con el fin
de evitar cláusulas no negociadas que trasladan dichos gastos al consumidor.
El silencio no se equipara a consentimiento. Si el envío o suministro tiene lugar,
el consumidor y usuario receptor no estará obligado a su devolución o custodia,
ni podrá reclamársele pago alguno por parte del empresario que envió el bien o
suministró el servicio no solicitado. En tal caso, la falta de respuesta del
consumidor y usuario a dicho envío, suministro o prestación de servicios no
solicitados no se considerará consentimiento. Si el consumidor y usuario decide
devolver los bienes recibidos no responderá por los daños o deméritos sufridos,
y tendrá derecho a ser indemnizado por los gastos y por los daños y perjuicios
que se le hubieran causado.
Las especialidades de estos suministros surgen desde un inicio, ya que en
protección de los consumidores se limita su posible objeto, prohibiendo la venta
a domicilio de bebidas y alimentos, sin perjuicio del reparto, distribución o
suministro de los adquiridos o encargados por los consumidores y usuarios en
establecimientos comerciales autorizados para venta al público, y del régimen
de autorización de ventas directas a domicilio que vengan siendo
tradicionalmente practicadas en determinadas zonas del territorio nacional.

En el momento de la contratación se exige que conste de forma inequívoca la


voluntad de contratar o, en su caso, de poner fin al contrato; prohibiéndose con
carácter general las cláusulas que impongan obstáculos onerosos o
desproporcionados para el ejercicio de los derechos reconocidos al consumidor
en el contrato. En particular, en los contratos de prestación de servicios o
suministro de productos de tracto sucesivo o continuado se prohíben las
cláusulas que establezcan plazos de duración excesiva o limitaciones que
excluyan u obstaculicen el derecho del consumidor a poner fin al contrato. El
consumidor podrá ejercer su derecho a poner fin al contrato en la misma forma
en que lo celebró, sin ningún tipo de sanción o de cargas onerosas o
desproporcionadas, tales como la pérdida de las cantidades abonadas por
adelantado, el abono de cantidades por servicios no prestados efectivamente,
la ejecución unilateral de las cláusulas penales que se hubieran fijado
contractualmente o la fijación de indemnizaciones que no se correspondan con
los daños efectivamente causados. Los contratos de prestación de servicios o
suministro de productos de tracto sucesivo o continuado deberán contemplar
expresamente el procedimiento a través del cual el consumidor puede ejercer
su derecho a poner fin al contrato. La prohibición se completa con la
consideración como abusivas de las cláusulas que incorporen esa falta de
reciprocidad en el contrato, contraria a la buena fe, en perjuicio del consumidor
y usuario. Se recoge expresamente como abusiva la estipulación que imponga
al consumidor los gastos derivados del establecimiento de los accesos a los
suministros generales de la vivienda, cuando ésta deba ser entregada en
condiciones de habitabilidad.

Se fijan especiales obligaciones de información al empresario, ya que antes de


contratar deberá poner a disposición del consumidor y usuario, por lo menos en
castellano, de forma clara, comprensible y adaptada a las circunstancias la
información relevante, veraz y suficiente sobre las características esenciales
del contrato, en particular sobre sus condiciones jurídicas y económicas, y de
los bienes o servicios objeto del mismo; considerándose relevante
especialmente la información sobre: las características principales del bien o
servicio, identidad del empresario, precio total, procedimientos de pago,
entrega y ejecución, servicios posventa y garantías comerciales, duración del
contrato y forma de resolución, lengua o lenguas del contrato, derecho de
desistimiento y forma de ejercitarlo, la funcionalidad de los contenidos digitales,
interoperabilidad del contenido digital, procedimiento de reclamaciones e
información sobre el sistema extrajudicial de resolución de conflictos.

La información precontractual debe facilitarse al consumidor de forma gratuita;


quedando prohibido suministrar al consumidor y usuario bienes o servicios no
pedidos por él cuando dichos suministros incluyan una petición de pago de
cualquier naturaleza.
En cuanto al derecho de desistimiento, el consumidor y usuario que contrate a
distancia tendrá derecho a desistir del contrato conforme a lo previsto en la
propia Ley, si bien en este tipo de contratos el empresario podrá exigir al
consumidor y usuario que se haga cargo del coste directo de devolución del
bien o servicio; siendo nulas de pleno derecho las cláusulas que impongan al
consumidor una penalización por el ejercicio de su derecho de desistimiento o
la renuncia al mismo. Ahora bien, en cuanto al derecho al desistimiento se ha
de tener en cuenta que salvo pacto en contrario, no será aplicable a los
siguientes contratos de suministro: de bienes cuyo precio esté sujeto a
fluctuaciones de coeficientes del mercado financiero que el empresario no
pueda controlar; contratos de suministro de productos confeccionados
conforme a las especificaciones del consumidor y usuario o claramente
personalizados, o que, por su naturaleza, no puedan ser devueltos o puedan
deteriorarse o caducar con rapidez; contratos de suministro de grabaciones
sonoras o de vídeo, de discos y de programas informáticos que hubiesen sido
desprecintados por el consumidor y usuario, así como de ficheros informáticos,
suministrados por vía electrónica, susceptibles de ser descargados o
reproducidos con carácter inmediato para su uso permanente, y contratos de
suministro de prensa diaria, publicaciones periódicas y revistas.

En cuanto a las garantías, el vendedor está obligado con carácter general a


entregar al consumidor y usuario productos que sean conformes con el
contrato, respondiendo frente a él de cualquier falta de conformidad que exista
en el momento de la entrega del producto; incluyéndose en el ámbito de esas
garantías sobre los bienes de consumo los contratos de compraventa de
productos y los contratos de suministro de productos que hayan de producirse
o fabricarse; si bien se excluyen expresamente los contratos sobre agua y gas,
cuando no estén envasados para la venta en volumen delimitado o cantidades
determinadas, y sobre electricidad.

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