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Como bien lo describe en el título de su libro, Freire, Pedagogo Brasileño, hace una especie
de relato sobre su vida. En las primeras 5 cartas, las que se reseñará en el presente texto,
presenta su infancia, viviendo en una época turbulenta de Brasil su país natal, donde la
injusticia era pan de cada día. Se permite entonces escribir Cartas a Cristina; luego de uno
de sus exilios por parte de autoridades brasileñas, a razón de sus pensamientos.
Este libro, surge con el ideal de responder y describir su vida luego de salir de Brasil, a su
sobrina Cristina, que tenía curiosidad en saber sobre su vida, dónde estaba y cómo era la
cultura del lugar donde se encontraba en ese momento. Por tanto, además de responder a las
preguntas de Cristina, Freire se propone contar su vida, con el propósito, tal vez, de mostrar
a los demás y así mismo, como se fue transformando en el educador que llegó a ser.
En su primera carta, Freire se centra en presentar cómo fue su infancia y cuántas dificultades
tuvo que pasar en esos tiempos turbulentos de Brasil, además de retarse a sí mismo en volver
sobre su pasado como un acto de curiosidad necesario, en palabras del mismo. Tuvo una
infancia claramente llena de necesidades, pero son esas mismas necesidades que abre en él
un pensamiento hacia la esperanza y curiosidad del mundo. Una idea clara que podemos
encontrar desde su infancia, claro, a raíz de las necesidades que le tocó vivir, es que, el mundo
debe ser transformado. Este pensamiento, no solo puede ser encontrado en esa época, sino
que, sigue vigente y los problemas de bienestar social en la actualidad, aún están presentes.
Freire, nos relata como el hambre, la necesidad, la falta de justicia lo llevaron a estar en casos
de “pobreza”, que más adelante explicaría, cómo su estrato social no dejaba que esta falta de
necesidades primarias, se considerase como “pobreza”.
Una de las ideas importantes y que vale la pena enunciar es que a partir de esa misma falta
de bienestar como el alimento diario, influye en la educación y por ende en el aprendizaje de
los estudiantes, bajando los índices de los mismos. Ahora, conocer lo que el otro vive, sus
condiciones y el porqué de su estado, es en esta primera carta una preocupación principal de
parte de Freire, a razón de la educación y más específicamente de los educadores, pues va
más allá del simple hecho de ver las necesidades de los demás, sino de haberlo vivido en
carne propia. Todo lo anterior desarrolló en él emociones más fuertes frente a la hambruna y
lo que esto conlleva en los educandos, concibiendo que los educadores además de forjar una
lectura crítica también deben de hacer parte y conocer la cultura de donde y para quien se
enseña.
Ya es en su tercera carta donde podemos ver varios sentimientos de Freire, es aquí donde nos
relata su primer exilio, el desplazamiento forzado de su casa de nacimiento, digo forzado
porque fueron las condiciones económicas las que llevaron a tomar esa decisión. Donde deja
sus experiencias, sus aprendizajes, sus recuerdos que, en ese entonces, eran lo más preciado.
Nos relata el miedo, la tristeza, el amor y el cariño, sentimientos de pertenencia, todo esto,
ayudaron a Freire a forjar su pensamiento desde su infancia. La educación que Freire recibió
en su infancia, fue libre de los esquemas tradicionales, en su jardín, explorando y a la vez
reflexionando de las cosas que habitaban su exterior, desarrollando en él un optimismo
crítico, gracias a los acontecimientos de su vida. Frente a lo cual nos enuncia que el educador,
no debe de pasar por alto los acontecimientos que merecen estudio, sino, confrontarlos,
criticarlos, reflexionarlos, combatirlos y argumentarlos.
El momento más duro, de su infancia, sin duda, para Freire, a pesar de las carencias que ya
le había tocado sobrellevar, fue su mudanza, su desplazamiento hacia algo que desconocía
como hogar, pues ya tenía en ese lugar, su hogar, ese sentido de pertenencia. Presenta Freire,
en su cuarta carta, el dejar su primer hogar como su segundo exilio, el primero lo relaciona
con su llegada al mundo del útero de su madre. Dejar algo que reconozco como mío, que me
familiarizo con eso y que siento empatía por el entorno que me rodea, claramente afecta no
solo el comportamiento diario, sino también el aprendizaje.
En estas primero cinco cartas, podemos ver en ellas, el Freire niño, que tantos
acontecimientos infortunados de su infancia, lo llevaron a desde muy pequeño a pensarse la
vida de una manera diferente, a forjar en él una inclinación hacia cómo sobrellevar las
injusticias y a pensarse el cómo modificar el mundo. También podemos distinguir como la
educación es parte fundamental del cambio, los educadores deben formarse y hacer parte de
sus educandos y no solo enseñar sino asimismo aprender de ellos, de su cultura, de su entorno,
de su bienestar. Para ser docente, debemos amar el que hacer por el otro, tener una
responsabilidad con la profesión y con la sociedad, estar en la capacidad y la aptitud de
enseñar al otro, con las cualidades suficientes para no solo formar al otro sino también
formarse a sí mismo.