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TRANSPORTE DE SEDIMENTOS

El transporte de sedimentos es el traslado de los materiales erosionados desde la erosión


hasta su depósito en una cuenca de sedimentación. Este transporte lo llevan a cabo los
agentes geológicos externos, en especial el agua, el hielo, el viento.
El transporte de sedimentos por los ríos es un proceso continuo en la naturaleza, prueba de
esto es la migración de los ríos, la formación y destrucción de bordos e islas, y los cambios
de contorno en playas y costas.

Estos procesos se originan con el inicio de movimiento de los sedimentos, la entrada en


suspensión, el arrastre de fondo, lo que produce erosión, el transporte de sedimento, la
deposición de partículas; su compactación y consolidación, crea continuamente los paisajes
y modifica la forma de los ríos, a través del tiempo, su evolución se observa en períodos
largos de tiempo.

El conocimiento del transporte de sedimentos en un río es útil en problemas tales como: la


determinación de la cantidad de sedimentos que entran al vaso de una presa, para diseñar
el volumen o capacidad retención de sedimentos en una presa.
Cuando se construye una presa, aguas abajo suelen producirse erosiones considerables
durante un cierto tiempo. En algunos ríos debido a la extracción excesiva de los sedimentos,
se pueden tener efectos adversos en la forma del cauce y el hábitat biológico en tramos de
río aguas abajo.

Los sedimentos transportados son los del fondo y las orillas del cauce, además de partículas
muy finas procedentes de los terrenos de la cuenca. Las partículas entran en movimiento
tan pronto como el esfuerzo cortante aplicado en el material del fondo exceda al esfuerzo
cortante crítico o de inicio de movimiento.
Generalmente las partículas de limo y arcilla entran en suspensión, y las partículas de arena
y grava ruedan y se deslizan en una capa delgada cerca del fondo llamada capa de fondo.

Los sedimentos tienen funciones esenciales en los ríos como son: el desarrollo del cauce
en sus cambios de forma (ancho, profundidad, formación de islas o bancos de arena), sirven
para minimizar la degradación del fondo ya que suplen el sedimento en zonas erosionadas.
Algunos riesgos del transporte de sedimentos son el cambio del ancho del cauce durante las
avenidas, los deslizamientos de materiales, y los flujos de lodos y escombros en las
inundaciones.

Los procesos que gobiernan el movimiento de los sedimentos en los ríos son complejos y
dependen de los siguientes factores: hidrológicos, hidráulicos, geológicos, geográficos y
biológicos. La descarga de agua, su velocidad, las características de los materiales de las
paredes y del fondo del cauce, la disponibilidad de material para su transporte. Otros
factores son: la duración e intensidad de lluvia, la pendiente, el uso de suelo en la cuenca,
la cobertura vegetal, el tipo de suelo, las actividades humanas.
Los procesos de transporte de sedimentos en las montañas están sujetos a las características
de la producción de sedimento y a la capacidad de transporte del cauce. Estos se originan
por la erosión de pendientes sin vegetación, el deslizamiento de las laderas, el flujo de
lodos y escombros.
Los escurrimientos pueden mover una porción de sedimentos finos (arena o graba y
guijarros) anualmente, sin embargo, el material más grueso puede durar mucho tiempo sin
moverse hasta que los escurrimientos sean suficientemente fuertes para desplazar la
mezcla de sedimentos.

Los grandes ríos transfieren sedimentos a través de miles de kilómetros, desde su


nacimiento generalmente en las zonas montañosas, hasta su descarga al mar. Los
sedimentos pueden tardar cientos, a miles de años en su viaje hacia la desembocadura.
Del sedimento transportado a los océanos por los grandes ríos que drenan los continentes,
del orden de 80 a 90% corresponden a arena fina en suspensión y entre el 10 a 20% a arena
gruesa transportada en el fondo.
En su desembocadura se llegan a acumular grandes cantidades de sedimento en forma de
abanico o delta, algunos de los grandes deltas son: el delta del río Amazonas con un área de
467,078 km2, el del Misisipi es con 28,568 km2, del Río Grijalva en México es de 17,028 km2,
la del río Nilo es de 12,512 km2.

En la práctica para estimar el transporte de sedimentos en un río frecuentemente se usan


fórmulas empíricas o semiempíricas.
La ventaja de este tipo de fórmulas es que son simples de aplicar, sin embargo, su desventaja
es que corresponden a las características específicas del río en el sitio donde se hicieron las
mediciones y en la naturaleza cada río es diferente, por lo que al aplicar diferentes fórmulas
se obtienen resultados muy diversos.
Para obtener resultados más aproximados es necesario hacer mediciones de campo en el
sitio específico, llevar registros del transporte de sedimentos en un cauce a través del
tiempo. En ocasiones se necesita conocer cómo cambiará el funcionamiento de un río por
la presencia de una obra hidráulica como una presa.

Existen dos tipos de transporte: transporte selectivo y transporte no selectivo.

TRANSPORTE SELECTIVO

En este tipo de transporte los agentes geológicos seleccionan los materiales que van a
transportar según la masa y el tamaño de éstos.
Lo llevan a cabo el viento y el agua, teniendo el agua más capacidad de transporte. La
capacidad de transporte de los ríos depende de su pendiente y su caudal (cantidad de
agua que lleva el río).
Formas de transporte selectivo:

SUSPENSIÓN: Los materiales menos densos quedan suspendidos en el seno del agua y
recorren grandes distancias sin tener contacto con el suelo.

FLOTACIÓN: Los materiales menos densos que el agua son transportados por la superficie
sin hundirse.

SALTACIÓN: Los materiales de tamaños medio se desplazan dando saltos empujados por
el agua o por el viento.

RODADURA: Los materiales se ruedan empujados por el agua o el viento. Se originan


cantos rodados

REPTACIÓN: Los materiales son muy pesados y el viento o el agua no pueden con ellos por
eso solamente los arrastran a lo largo del suelo.

DISOLUCIÓN: Los materiales se transportan disueltos en agua. Un claro ejemplo son las
sales (como el bicarbonato).
TRANSPORTE NO SELECTIVO.

En este tipo de transporte todos los materiales se transportan por igual, sin tener nada
que ver la masa o el tamaño de los mismos.

Formas de transporte no selectivo: glaciares y aguas torrenciales.

TRANSPORTE EN GLACIARES:

Los glaciares se forman por la acumulación de nieve que precipita en zonas de alta montaña,
esta nieve se compacta formando grandes masas de hielo que van desplazándose pendiente
abajo por la acción de la gravedad. Cuando esto ocurre el hielo arrastra con él cualquier
material que se encuentre depositado encima de él.
TRANSPORTE EN TORRENTES

Los torrentes son cursos de agua de régimen intermitente, es decir, el flujo de agua no es
continuo. Se forman en zonas con grandes pendientes por el deshielo de un glaciar o cuando
se producen abundantes precipitaciones (aguas torrenciales).
Los torrentes constan de tres partes: cuenca de recepción (zona alta del torrente donde se
recoge el agua de lluvia o de deshielo), canal de desagüe (el cauce por el que viaja el agua y
los materiales arrastrados) y cono de deyección o abanico aluvial (es la zona de
desembocadura del torrente, donde la pendiente disminuye drásticamente, por lo que los
materiales arrastrados quedan depositados aquí creando una forma de abanico).
Los transportes tienen gran capacidad erosiva y de transporte ya que en estos se van
depositando materiales que, cuando llueve y se inunda, son erosionados y arrastrados por
el agua.
CRITERIOS DE INICIACIÓN DE MOVIMIENTO

1. TRANSPORTE INCIPIENTE

A lo largo de su curso, los ríos y canales sin revestimiento pueden ser erosionados por el
paso de las aguas, porque los materiales que los constituyen no siempre son capaces de
resistir la fuerza de arrastre, la cual se genera por el movimiento o escurrimiento de las
aguas, ya que dicha fuerza crece conforme aumenta la velocidad de la corriente.

La situación que define las condiciones necesarias para que un flujo de agua inicie el
movimiento, arrastre o transporte de las partículas sedimentarlas que forman el material
de un cauce, se denomina movimiento incipiente, movimiento crítico, condición crítica de
arrastre, inicio de arrastre o transporte incipiente. Sin embargo, la condición de movimiento
incipiente es diferente de la de transporte incipiente, pues la primera describe una situación
instantánea en que una o varias partículas comienzan a moverse, pero ello no significa que
una vez que se han movido continúen haciéndolo, como ocurre en las situaciones de
arrastre o transporte incipientes.

1.1. Descripción del fenómeno

A fin de explicar brevemente cómo se logra la condición de transporte incipiente, imagínese


un flujo uniforme en un canal de sección transversal rectangular; el canal tiene cierta
pendiente y paredes de vidrio, y su plantilla está cubierta completamente con un espesor
constante de material no cohesivo, como arenas o gravas de tamaño uniforme. Así, al
escurrir el agua sobre ese fondo móvil y plano, las partículas del cauce experimentan la
fuerza de arrastre del flujo.

Si la velocidad es pequeña, el material no se mueve, permanece en su sitio; pero al


incrementar gradualmente el gasto, también crecen paulatinamente el tirante la velocidad
media del flujo y, por consiguiente, la fuerza de arrastre de la corriente, llegándose así a una
situación en que dicha fuerza es lo suficientemente grande para iniciar el movimiento de las
partículas menos estables, las cuales comienzan a balancearse en sus lugares (movimiento
incipiente) y, ocasionalmente, alguna de ellas es separada de su sitio.

Al intensificarse la velocidad, mayor número de partículas son desprendidas de sus


localidades, notándose claramente en el cauce o lecho del canal que esto ocurre
aisladamente en zonas pequeñas. Sin embargo, si se eleva aún más la velocidad del flujo, se
incrementan el área y número de partículas removidas de dichas zonas, las cuales cambian
de posición o proliferan en otros sitios del cauce, y puede lograrse así que la mayoría o todas
las partículas superficiales del lecho estén en movimiento. Las partículas removidas son
arrastradas lentamente por el flujo, pero sin desarrollar ondulaciones en el lecho (fondo
plano), continúan su recorrido y salen del campo de observación o del canal (transporte
incipiente o gasto sólido muy pequeño).
1.2. Criterios para definir la condición crítica de arrastre

La determinación de la condición crítica de arrastre no es tarea fácil, pues lo errático de


los vórtices macroturbulentos en el seno del flujo, que dan ese carácter aleatorio y poco
definido del inicio del arrastre, ha originado criterios diversos para precisar dicha condición.
Sin embargo, en el caso de materiales no cohesivos, suele fijarse alguna de
las condiciones siguientes:

a) Cuando una partícula se mueve dentro del campo de observación.

b) Cuando varias partículas están en movimiento, pero puede contarse el número


de ellas por unidad de área.

c) Cuando existe movimiento generalizado de partículas, pero el transporte de ellas


o gasto sólido es muy pequeño, y el fondo se conserva plano.

d) Cuando el cauce alcanza cierto grado de acorazamiento.

e) Cuando el transporte o gasto sólido tiende a cero: Al relacionar el esfuerzo


cortante del fondo con el gasto sólido, obtenido éste en condiciones muy
cercanas a la crítica (gasto sólido pequeño y fondo plano), y se extrapola la
tendencia hasta alcanzar el punto en que el gasto sólido es cero, es decir, cuando
cesa el transporte de partículas.

Una vez definida y lograda una determinada condición crítica de arrastre, ésta se expresa
no sólo en términos de ciertas propiedades y características del material del cauce, como
densidad y tamaño, sino también en función de las del flujo que da lugar a la condición
crítica especificada.
De ahí que el inicio de arrastre suele relacionarse con la densidad o viscosidad del fluido,
con el esfuerzo cortante medio que el flujo crítico produce en el lecho del canal, τo, o con
la velocidad media de dicho flujo, U, o bien con la velocidad que el flujo crítico produce en
la partícula o cerca del fondo, ub. Estos parámetros se denotan comúnmente con el
subíndice c, por lo que en la condición crítica de arrastre se tiene que:

τo = τc (2.1)

U = Uc (2.2)

ub = uc (2.3)
A los parámetros τc, Uc y uc se les denomina, respectivamente, esfuerzo cortante crítico,
velocidad media crítica y velocidad crítica en el fondo, y son, correspondientemente, los
valores máximos de esfuerzo cortante medio en el cauce, de velocidad media y de velocidad
contigua o próxima al lecho que es capaz de resistir el material del cauce antes de ser
arrastrado por el flujo.

Los conceptos anteriores permiten explicar las diferencias entre los resultados de
experiencias de distintos investigadores, así como la existencia de tantas formulaciones,
ecuaciones o métodos.

La determinación de la condición crítica de arrastre es una actividad importante en la


ingeniería de ríos, ya que permite inferir las condiciones que originarían el acarreo o
transporte de partículas del material del cauce, o bien las que favorecerían su depósito, de
ahí que sea fundamental para el diseño, por ejemplo, de canales sin revestimiento y de
protecciones de enrocamiento. A continuación, se presentan los criterios principales que
hay para la estimación de la condición crítica de arrastre para el caso de los materiales o
sedimentos no cohesivos.

2. ESFUERZO CORTANTE CRÍTICO PARA MATERIAL NO COHESIVO Y NO UNIFORME

El diagrama de Shields, fig 2.1, y el de Yalin y Karahan, fíg 2.2, rigen para materiales no
cohesivos constituidos por granos de tamaño uniforme. Sin embargo, el material o
sedimento de los cauces naturales suelen ser no uniforme y bien graduado, es decir, una
mezcla partículas de muy diferentes tamaños, por lo que surgió la duda del criterio por
seguir en la práctica, ya que cuando el material es no uniforme y bien graduado, el
esfuerzo cortante crítico de una fracción específica del material se ve afectado por la
presencia de las demás fracciones, pues los granos gruesos protegen a los finos
(acorazamiento).

Se tiene así, por un lado, el problema de conocer el esfuerzo cortante crítico de una cierta
fracción del material del cauce, τci, o sea el caso de calcular el máximo esfuerzo cortante
medio que pueden soportar, sin ser movidas o desplazadas, las partículas del material que
poseen un tamaño o diámetro definido. Por el otro, está la cuestión de cómo estimar el
esfuerzo cortante que resiste todo el material o mezcla de partículas, τc.

Para el primer caso, se cuenta con la fórmula de Egiazaroff y las ecuaciones de Hayashi,
que se presentan en el apartado siguiente, en tanto que para el segundo se dispone de
varios criterios empíricos y de los conceptos de acorazamiento de Gessler.
2.1. Fórmula de Egiazaroff

Egiazaroff encontró que el esfuerzo cortante crítico de cualquier fracción o diámetro,


𝜏𝑐𝑖 , depende de la razón de ese diámetro, Di, al diámetro medio aritmético de la mezcla,
Dm, esto es:
𝜏𝑐𝑖 0.1
= 2 (2.4)
(𝛾𝑠− 𝛾)𝐷𝑖 [log(19 𝐷𝑖 ⁄𝐷𝑚 )]

En esta ecuación se observa que cuando el material es fino y bien graduado, o sea si Di
< Dm, aumenta la resistencia al inicio de arrastre, pero ocurre lo contrario en materiales
gruesos bien graduados, ya que Di > Dm. La ec 2.4 es adimensional por lo que puede
utilizarse cualquier sistema congruente de unidades.

2.2. Ecuaciones de Hayashi et al

Estos autores consideran que si se conoce el esfuerzo cortante crítico del diámetro
medio aritmético de la mezcla de partículas, 𝜏𝑐𝑚 , puede calcularse entonces el

esfuerzo cortante crítico de cualquier fracción o diámetro, 𝜏𝑐𝑖 . Las ecuaciones


adimensionales que ellos proponen, son:

Si Di/Dm < 1

𝜏𝑐𝑖 𝜏𝑐𝑚 𝐷𝑖
= (2.5)
(𝛾𝑠− 𝛾)𝐷𝑖 (𝛾𝑠− 𝛾)𝐷𝑚 𝐷𝑚

Si Di/Dm > 1

𝜏𝑐𝑖 𝜏𝑐𝑚 [log 8]2


= (2.6)
(𝛾𝑠− 𝛾)𝐷𝑖 (𝛾𝑠− 𝛾)𝐷𝑚 [𝑙og(8 𝐷𝑖 ⁄𝐷𝑚 )]

Sin embargo, se tiene poca información experimental de la variación del parámetro


adimensional

𝜏𝑐𝑚
𝜏∗𝑐𝑚 = (2.7)
(𝛾𝑠− 𝛾)𝐷𝑚

Misri et al encontraron que τ*cm era aproximadamente igual a 0.03, en materiales en que
2 < σ9 < 4.47 y 2.47 mm. < Dm < 10.74 mm, pero se han observado grandes diferencias
respecto de ese valor.
Por otra parte, el cálculo del esfuerzo cortante crítico de un material no uniforme o bien
graduado tampoco es tarea fácil. Si se acepta utilizar también los diagramas de Shields y
de Yalin y Karahan para la estimación del esfuerzo cortante crítico de un material no
uniforme, la pregunta es sobre el diámetro que debe emplearse como tamaño efectivo o
diámetro característico del material. Al respecto, se recurre comúnmente al uso de
parámetros estadísticos, como la mediana (D50) o la media (Dm); es decir, se considera en
dichos diagramas que el tamaño característico del material es D = D50 o bien que D = Dm;
pero esto no garantiza un pronóstico acertado, ya que hay que basarse en experiencias con
material no uniforme, sobre todo cuando la dispersión de tamaños es notable.

2.3. Fórmulas empíricas

A continuación, se presenta una selección de fórmulas o criterios empíricos para el


cálculo del esfuerzo cortante crítico de un material no cohesivo y no uniforme. Si bien es
cierto que la mayoría de estos criterios representan situaciones muy particulares o su
intervalo de aplicación es relativamente estrecho, a pesar de ello vale la pena incluirlas,
ya que son útiles en casos similares.

2.3.1. Fórmula de Kramer

Con objeto de medir la no uniformidad en el tamaño de las partículas, Kramer adoptó el


diámetro medio, Dm, y definió, con base en la curva granulométrica, el coeficiente de
uniformidad, M; asimismo, experimentó con granos de cuarzo en un canal de laboratorio.
Con base en los resultados de sus experimentos y en los de otros Investigadores, propuso
la ecuación siguiente para evaluar el esfuerzo cortante crítico.

−4
10 𝐷𝑚
𝜏𝑐 = (𝛾𝑠− 𝛾) (2.8)
6 𝑀

en la que:
τc esfuerzo cortante crítico, en N/m2
γs peso específico de las partículas, en N/m3
γ eso específico del agua, en N/m3
Dm diámetro medio aritmético de las partículas, en mm.
M coeficiente de uniformidad de Kramer, adimensional

La ec 2.8 se basa sobre datos en los que el coeficiente de uniformidad varió de 0.265 a 1,
y el diámetro medio de 0.24 mm a 6.52 mm.
2.3.2. Fórmula de Tiffany et al

En una discusión posterior, Tiffany et al presentaron más datos y demostraron que la


ecuación de Kramer ya no era representativa, sino la ecuación:

𝜏𝑐 = 2.8718 𝑥 10−3 [(𝛾𝑠 − 𝛾) 𝐷𝑚/𝑀]1/2 (2.9)

en la ec 2.9 𝜏𝑐 en 𝑁/𝑚2 , 𝛾𝑠 𝑦 𝛾 en 𝑁/𝑚3 y Dm en mm.

2.3.3. Fórmula de Schoklitsch

El autor analizó la variación del parámetro de Shields, τ*c, en términos del tamaño del
material del cauce. Su análisis lo llevó a cabo empleando una gran cantidad de datos
experimentales. Para el caso en que el tamaño de los granos varía de 0.10 mm a 3 mm,
Schoklitsch sugirió emplear la ecuación:

1
𝜏𝑐 = 2.85 𝑥 10−5 (𝛾𝑠 − 𝛾)𝐷𝑚 3 (2.10)
en la que 𝜏𝑐 en 𝑁/𝑚2 , 𝛾𝑠 y 𝛾 en 𝑁/𝑚3y Dm en mm.

2.3.4. Fórmula de Meyer-Peter y Muller

Dichos investigadores experimentaron en laboratorio con materiales de diferentes


densidades relativas, 1.25 < 𝑆𝑠 < 4.20, tanto de granulometría uniforme como no
uniforme, en los que el tamaño de las partículas osciló entre 5.05 mm y 28.6 mm. Con
base en sus resultados, obtuvieron una ecuación que puede expresarse adimensionalmente
en la forma típica del parámetro de Shields, es decir:

𝜏𝑐
= 0.047 (2.10)
(𝛾𝑠− 𝛾)𝐷𝑚

Según Meyer-Peter y Müller, la ec 2.11 rige en cualquier tipo de régimen, o sea para
cualquier valor de R*c (fig 2.1). Si se desea expresar 𝜏𝑐 en 𝑁/𝑚2 , considerando que 𝛾𝑠 y
𝛾 en 𝑁/𝑚3 y Dm en mm, la ec 2.11 toma la forma:

𝜏𝑐 = 4.7 𝑥 10−5 (𝛾𝑠 − 𝛾) 𝐷𝑚 (2.12)


2.2.4 Diagrama de Lane

Por lo general, las fórmulas empíricas precedentes cubren un intervalo de tamaños de


partículas relativamente pequeño, ya que dichas fórmulas se fundamentan principalmente
en experiencias o datos de laboratorio. A fin de abarcar un intervalo más amplio de
tamaños y mejorar el criterio de diseño de canales excavados en material erosionable,
Lane analizó datos de campo de canales sin revestimiento, de sección regular y estable,
como los presentados por Etcheverry, Fortier y Scobey, pero sobre todo los del Valle de San
Luis, en Colorado, y los de Rusia.
En los canales del Valle de San Luis, el gasto fluctuó entre 0.481 𝑚3 /𝑠 y 42.475 𝑚3 /𝑠,
la pendiente entre 8 x 10 −4 y 9.7 x 10−3; los datos eran de canales rectos, excavados en
suelos no cohesivos, gruesos, bien graduados y cuya densidad relativa fue 2.56. Por el
contrario, los datos más completos de canales excavados en suelos no cohesivos y finos
fueron los de los canales rusos.
En las cuatro fuentes de datos mencionadas, la Información básica para el diseño consiste
en valores máximos de velocidades medias permisibles para diferentes tipos de suelo, es
decir, velocidades medias que no causan erosión seria del material que constituye el canal;
dichas velocidades fueron convertidas a esfuerzos cortantes (tablas 2.1 y 2.2), de ahí que
a esos esfuerzos se les denomine esfuerzos cortantes máximos permisibles o esfuerzos
cortantes permisibles, para distinguirlos de los que se determinan experimentalmente en
laboratorio, llamados esfuerzos cortantes críticos; ambos se denotarán aquí con el
símbolo 𝜏𝑐 .

Tabla 2.1 Comparación de valores de velocidades máximas permisibles o no erosivas, y sus


correspondientes esfuerzos cortantes.
Con base en el análisis de los datos disponibles, Lane propuso el diagrama que se
presenta en la fig 2.3.

De acuerdo con los datos de los canales rusos, Lane supone también que cuando el
material del cauce es no cohesivo y fino, el diámetro que caracteriza este material es el
D50 o la mediana, ya que esta medida de tendencia central es el criterio común para
describirlo y, con arreglo a las curvas de la fig. 2.3, si D50 < 5 mm, el esfuerzo cortante
permisible puede asumir tres valores muy diferentes, dependiendo de cuál sea la
concentración de sedimentos en la corriente de agua: Los valores más altos de esfuerzo
cortante permisible son los de escurrimientos con alta concentración de sedimentos, 2%
o más de finos en suspensión (primordialmente limos y arcillas, pero bajo contenido de
arenas); los valores menores corresponden a los canales con agua clara o libre de
sedimentos, mientras que los valores Intermedios de τc son los de los canales que
transportan agua con baja concentración de sedimentos, 0.2% de finos en suspensión
(limos y arcillas).

Del estudio de los datos de los canales del Valle de San Luis, Lane consideró que si el
material del cauce es bien graduado y grueso (línea recta en la fig. 2.3), el diámetro que
caracteriza a este material es el D75, ya que las partículas más finas son arrastradas por el
flujo y las de mayor tamaño son las que permanecen protegiendo al material fino
subyacente.

Tabla 2.2 Comparación de valores de velocidades máximas permisibles o no erosivas, y sus


correspondientes esfuerzos cortantes.
La fig. 2.3 se conoce como diagrama de Lane o del U. S. Bureau of Reclamation, y es en
realidad una simplificación del diagrama original presentado por Lane. Con todo, el
diagrama de la fig. 2.3 es de gran utilidad, pues permite estimar el esfuerzo cortante
permisible para canales en suelos no cohesivos, finos o gruesos, tanto para situaciones en
que el flujo es de agua clara o libre de sedimentos, como en las que la corriente transporta
poco o mucho material fino en suspensión. Si bien es cierto que en la fig. 2.3 se obtiene
directamente el esfuerzo cortante permisible, en función del diámetro característico de las
partículas, puede presentarse el caso en que no sea fácil discernir si el material del cauce
es fino o grueso; cuando ello ocurra, Lane recomienda escoger para diseño el valor menor
de τc.
Conviene destacar que, si el canal no es recto, sino con curvas o sinuosidades, los
esfuerzos cortantes permisibles tienen que ser disminuidos para evitar el arrastre o erosión
del material del canal, pues los canales sinuosos se socavan más fácilmente que los rectos.
Los porcentajes de reducción sugeridos por Lane son: 10% para canales poco sinuosos,
que son los que tienen un grado de curvatura que es típico de los canales en topografía
poco ondulada; 25% para los moderadamente sinuosos, que poseen un grado de curvatura
que es propio de canales en topografía moderadamente ondulante; 40% para los muy
sinuosos, que manifiestan una condición de curvatura que es característica de los canales
al pie de laderas o en topografía de montaña.

Fig 2.3 Esfuerzo cortante permisible para canales en suelo no cohesivo, según Lane
2.2.4.1 Ecuaciones de García Flores

En lugar de utilizar el diagrama de Lane, fig 2.3, el esfuerzo cortante permisible puede
calcularse analíticamente con las ecuaciones que se presentan a continuación: Para
material no cohesivo y fino, o sea si 0.1 mm < D50 < 5 mm, se tiene que:

para agua clara

𝜏𝑐 = 1.1217 + 0.6520 𝐷50 + 0.11 𝐷502 (2.13)

para concentración baja de sedimentos en el agua

𝜏𝑐 = 2.5532 + 0.2411 𝐷50 + 0.1827 𝐷502 (2.14)

para concentración alta de sedimentos en el agua

𝜏𝑐 = 2.7878 + 0.5776 𝐷50 + 0.0999 𝐷502 (2.15)

en las ecs 2.13 a 2.15, τc en N/m2 y D50 en mm.

En la fig 2.3 se observa que sí D75 ≥ 5 mm (tramo recto), el esfuerzo cortante crítico se
determina mediante la ecuación:

𝜏𝑐 = 0.75403 𝐷75 (2.16)

en la que τc en N/m2 y D75 en mm. La forma adimensional de la ec 2.16, sabiendo que


2.56 fue la densidad relativa de los materiales estudiados, es

𝜏𝑐
= 0.0493 (2.17)
(𝛾𝑠− 𝛾)𝐷75
Fig 2.4 Esfuerzo cortante crítico para materiales no cohesivos. Comparación de criterios

A fin de comparar, en la fig 2.4 se presentan los criterios de Lane, Straub (campo y
laboratorio), Meyer-Peter y Müller, Shields y Yalin y Karahan. De la fig 2.4 se infiere
que los canales de campo, excavados en suelos no cohesivos y finos (D50 < 5mm), pueden
resistir esfuerzos cortantes mayores que los que iniciarían el movimiento de partículas en
canales de laboratorio; es decir, tratándose de arenas, Lane recomienda valores de τc
mucho más grandes que los de otros autores. Esos valores tan elevados se deben
probablemente a que en los canales de campo, encauzados en suelos arenosos, las aguas
y arenas no son tan limpias como las utilizadas en canales de laboratorio, pues en aquellos
las aguas suelen acarrear cantidades apreciables de material arcilloso, y por ello las arenas
de tales canales contienen un poco de material aglutinante, lo que explica, en parte, su
gran incremento en la resistencia al arrastre.
Para suelo no cohesivo y grueso (D75 > 5 mm), la fig 2.4 muestra que Lane es moderado,
pues recomienda valores de τc menores que los de Shields y poco mayores que los de
Yalin y Karahan. Sin embargo, no hay que olvidar que el criterio de Shields y el de Yalin
y el de Karahan son para suelos no cohesivos de granulometría uniforme, en los que
teóricamente cuando un grano se mueve, todos los demás también. Al contrario, el criterio
de Lane es para suelos no cohesivos de granulometría no uniforme y bien graduados, y
estos suelos pueden experimentar acorazamiento (apartado 3.1).
Efectivamente, Lane permite algo de arrastre, pero que no daña la sección transversal del
canal ni pone en riesgo su estabilidad, porque ese arrastre es principalmente de partículas
más finas que constituyen el material del canal, ya que partículas gruesas permanecen
protegiendo al material fino subyacente.
En suma, la fig 2.4 muestra que el esfuerzo cortante crítico y permisible no son
necesariamente iguales, ya que hay situaciones en que el esfuerzo cortante permisible es
mayor que el crítico y en otras es menor.

SOCAVACIÓN GENERAL EN CAUCES ALUVIALES

La socavación es la remoción de materiales del lecho de un cauce debido a la acción erosiva


del flujo de agua alrededor de una estructura hidráulica. La socavación del fondo de un
cauce definido es el producto del desequilibrio entre el aporte sólido que trae el agua a una
cierta sección y la mayor cantidad de material que es removido por el agua en esa sección.

Los materiales se socavan en diferentes formas: suelos granulares sueltos se erosionan


rápidamente mientras que los suelos arcillosos son más resistentes a la erosión. La
profundidad máxima de socavación se alcanza en horas para suelos arenosos, en tanto que
puede tardar días en suelos cohesivos, meses en piedras areniscas, años en piedras calizas,
y siglos en rocas tipo granito. Es posible que varias crecientes se requieran para que se
produzca máxima profundidad de socavación dependiendo del tipo de material.

TIPOS DE SOCAVACIÓN.

Se supone que los diferentes tipos de socavación se presentan independientemente el uno


del otro por lo que al estimarse la socavación total deben sumarse los efectos de: la
socavación a largo plazo, la local y la general por contracción u otros factores, evaluándose
además el efecto del posible movimiento lateral de la corriente. El interés por determinar
los diferentes tipos de socavación radica en saber si la estructura corre algún riesgo y en
establecer formas de protección.
1. SOCAVACIÓN A LARGO PLAZO

Se refiere a la tendencia a la degradación que el lecho presenta a lo largo del tiempo debido
a causas externas, ya sean naturales o inducidas por el hombre, pero sin tenerse en cuenta
eventos extremos o crecientes. Por no ser de naturaleza transitoria, o sea que no se
presenta durante crecientes, la socavación a largo plazo se considera de tipo permanente.
Se manifiesta en grandes extensiones a lo largo del cauce.

El lecho puede estar en proceso de degradación afectando la estabilidad del puente, en


proceso de agradación lo que sería benéfico para la estabilidad del puente desde el punto
de vista de la socavación o en situación de equilibrio. Degradación se refiere al descenso o
socavación del lecho del cauce debido al déficit en el suministro de sedimentos desde aguas
arriba. El fenómeno opuesto es la agradación, la cual se refiere a la sedimentación de
materiales erodados del cauce o de la cuenca en sectores aguas arriba de un cruce.
2. SOCAVACIÓN POR MIGRACIÓN LATERAL DE LA CORRIENTE

La migración lateral del cauce principal de la corriente ocurre dentro de las zonas bajas
inundables y puede afectar la estabilidad de pilas, estribos y las zonas de aproximación, o
alterar la socavación total al cambiar el ángulo de ataque del flujo sobre las estructuras.

En ríos meándricos, el cauce se mueve tanto lateral como longitudinalmente hacia aguas
abajo, debe ser tenido en cuenta en la construcción de puentes en curvas del río y en el
diseño de sistemas de protección. Los puentes son estructuras estáticas, que fijan la
corriente en un lugar en tiempo y en espacio.

Es difícil anticipar cuándo y cómo un cambio en el cauce va a ocurrir ya que puede ser
gradual en el tiempo o ser el resultado de una creciente. Tampoco es fácil de predecir la
dirección y la magnitud del movimiento. Las fotografías aéreas son muy útiles para evaluar
estos cambios a través del tiempo. Es importante, al menos, considerar cambios potenciales
en el cauce a la hora de diseñar nuevos puentes o proyectar medidas de control para
puentes existentes.

Los factores que afectan la migración lateral de un cauce y la estabilidad de un puente son:
• Geomorfología de la corriente

• Localización del ponteadero

• Características del flujo

• Características del material del lecho y las bancas


3. SOCAVACIÓN GENERAL.

Es el descenso generalizado del fondo del río como consecuencia de una mayor capacidad
de la corriente para arrastrar y transportar sedimentos del lecho en suspensión durante
crecientes. Ocurre a todo lo largo del río y no necesariamente se debe a factores humanos
como la construcción de un puente o de otra estructura.

La más común es debida a la contracción del flujo que ocasiona la remoción de material a
través de todo o casi todo el ancho del cauce por lo que si los métodos de cálculo de la
socavación general se aplican para la sección de un puente, se está considerando incluido el
efecto de la contracción del flujo y no deben duplicarse los efectos.

La socavación general difiere de la socavación a largo plazo (permanente) puesto que al


ocurrir durante crecientes se considera de carácter transitorio o cíclico.

a) Socavación por contracción.

La socavación por contracción es causada principalmente por la disminución del ancho del
flujo ya sea por causas naturales o artificiales o por el cambio en el control aguas abajo de
la elevación de la superficie del agua. La causa más común de socavación por contracción es
la reducción de la sección del flujo por los terraplenes de acceso al puente y en menor grado
por las pilas que bloquean parte de la sección recta.

Una disminución en la sección mojada implica aumento de la velocidad media del agua y del
esfuerzo cortante. Por lo tanto, se presenta aumento en las fuerzas erosivas en la
contracción ocasionando que la cantidad de material del lecho que es removido supere al
que es transportado hacia el sitio.

El aumento en velocidad produce el incremento en el transporte de material haciendo que


el nivel del lecho descienda, que la sección mojada aumente, por lo que la velocidad y el
esfuerzo cortante nuevamente disminuyen, haciendo que el equilibrio del río se vaya
restableciendo con el tiempo. Esta situación de equilibrio se da cuando el material que es
removido es igual al material que es transportado hasta el sitio en consideración.

Otros factores que causan socavación por contracción son:

• Contracciones naturales de la corriente.

• Zonas de aproximación al puente que obstruyen las planicies de inundación.

• Islas o barras de sedimentos en el puente, aguas arriba o aguas abajo.

• Acumulación de basuras o hielo.

• Crecimiento de vegetación en el cauce, en las bancas, o en la zona de inundación.


• Flujo a presión en el puente.

b) Otras causas de socavación general.

Otras condiciones de socavación general resultan de las características relacionadas con la


corriente (recta, meándrica o entrenzada), controles variables del flujo aguas abajo, flujo en
codos, confluencias y otros cambios que causen degradación del cauce.

Algunas condiciones que producen socavación general están asociadas con particularidades
de la morfología del cauce como cauces entrenzados que tendrán huecos de socavación más
profundos cuando dos cauces se unen aguas debajo de una isla. También, un puente situado
aguas arriba o aguas debajo de una confluencia puede experimentar socavación general
debido a condiciones cambiantes del flujo en el río principal o en los tributarios. El caso más
crítico es cuando se presenta el nivel más bajo del agua hacia aguas abajo del puente.

4. Socavación local.

Se refiere a la remoción del material que circunda pilas, estribos, diques o terraplenes de
acceso a un puente. Está causada por el cambio de dirección de las líneas de corriente, la
turbulencia, la aceleración del flujo y los vórtices resultantes inducidos por la obstrucción al
flujo.
a) Socavación local en pilas.

El mecanismo que produce la socavación está asociado a la separación tri-dimensional del


flujo en la cara aguas arriba de la pila y a un vórtice periódico al pie de ella, (Dargahi, B.
1990). La acumulación de agua hacia aguas arriba de la obstrucción produce una especie de
onda en la superficie y un flujo vertical hacia abajo que crea un fuerte gradiente de presiones
lo que ocasiona separación del flujo, como consecuencia de lo cual se origina un sistema de
vórtices al pie de la pila llamados vórtices de herraduras que son los principales causantes
de la socavación.

El flujo hacia arriba combinado con los vórtices de herradura que se forman en la base de la
pila remueven el material del lecho y si la tasa de transporte de sedimento desde la zona de
obstrucción es mayor que el aporte de sedimentos proveniente de aguas arriba, se crea el
hueco de socavación.
El vórtice de herradura se extiende hacia aguas abajo de la pila hasta que pierde su identidad
al confundirse con la turbulencia general del flujo. B. W. Melville (1975) describió los vórtices
con su centro de bajas presiones como si fueran máquinas aspiradoras.

La separación del flujo a los lados de la pila crea otros vórtices más débiles, llamados vórtices
de estela, que también se trasladan hacia abajo e interactúan con los vórtices de herradura
haciendo que el lecho oscile lateral y verticalmente. La influencia de estos vórtices cesa
rápidamente a medida que se alejan de la pila hacia aguas abajo. Por esto, aguas abajo de
la pila generalmente se presenta sedimentación, (Raudkivi, A. J., 1986). Indicio de la
existencia de vórtices de estela es la presencia de material orgánico muy liviano que tiñe las
aguas de color café.

b) Socavación local en estribos.

Se piensa que está afectada por los mismos fenómenos que causan la socavación local en
pilas como son separación del flujo y vórtices de herradura que remueven partículas
localmente. La socavación local se produce en los estribos que obstruyen el paso del agua.
Esta obstrucción forma un vórtice de eje horizontal que empieza en la parte aguas arriba y
corre a lo largo del pie de la estructura y un vórtice de eje vertical al final de la misma. El
vórtice al pie del estribo es muy similar al vórtice de herradura de las pilas y el vórtice al final
es similar a los vórtices de estela más débiles que se forman aguas abajo.
CÁLCULOS DE LA SOCAVACIÓN

1. SOCAVACIÓN GENERAL DEL CAUSE.

Para fines de estimación con el objetivo de diseño de puentes es usual adoptar un criterio
conservador que cosiste en calcular la máxima profundización posible del lecho, bajo una
condición hidráulica dada.
La máxima profundización del cauce ocurre cuando se alcanza la condición de transporte
crítico, donde la velocidad de flujo se reduce a tal punto en que la corriente no puede
movilizar y arrastrar más material del lecho y a su vez no existe transporte de material desde
aguas arriba.

Por lo tanto, cuando se produce la avenida, la sección geométrica del cauce se modifica
dando lugar a una nueva sección, la cual obviamente está socavada, donde el lecho queda
en condiciones de arrastre crítico o de transporte incipiente.

La condición para que haya arrastre en las partículas en un punto del fondo es que la
velocidad media de la corriente sobre ese punto, denominada velocidad real, “vr”, sea más
que la velocidad media que se requiere para que el material existente en tal punto sea
arrastrado, denominado velocidad erosiva “ve”.

1.1. Socavación general para suelos cohesivos en cauces definidos con rugosidad
uniforme.

La magnitud de la erosión en suelos limosos plásticos y arcillosos depende principalmente


del peso volumétrico del suelo seco. En este caso, el valor de la velocidad erosiva que es la
velocidad media que se requiere para degradar el fondo, está dado por la expresión:

𝜐𝑒 = 0.60 𝛾𝑑 1.18 𝛽𝐻𝑠 𝑥 (𝑚⁄𝑠)


Donde:

ϒd = peso volumétrico del material seco que se encuentra a la profundidad Hs, en ton/m3.

β = coeficiente que depende de la frecuencia con que se repite la avenida que se estudia y
cuyo valor está consignado en la tabla A-3.2

Hs = tirante considerado, a cuya profundidad se desea conocer qué valor de “ve” se requiere
para arrastrar y levantar al material, en m.

x = exponente variable que está en función del peso volumétrico ϒd del material seco en
ton/m3, el cual se encuentra consignado en la tabla A-3.3
La variación de la velocidad media real de la corriente vr, en función de la profundidad y
para cada punto de la sección puede ser obtenida analizando una franja vertical de la sección
transversal, como la que se muestra en la figura.
La hipótesis que se formula para realizar el cálculo es que el gasto en cada franja
permanece constante mientras dura el proceso erosivo, con lo cual la velocidad real de la
corriente es:

5
𝛼𝐻0 ⁄3
𝜐𝑟 =
𝐻𝑠
Donde:

Ho = profundidad antes de la erosión (tirante inicial). Hs = profundidad después de la


erosión.

Hs = profundidad después de la erosión.

𝑄𝑑
𝛼= 5⁄
𝜇𝐵𝑒 𝐻𝑚 3

Qd = gasto de diseño

Be = ancho efectivo de la superficie del líquido en la sección transversal; es decir, del ancho
total se descuenta el ancho de las pilas cuando el ángulo de incidencia de la corriente con
respecto al eje de la pila es de 0°.

Hm = tirante medio de la sección, el cual se obtiene dividiendo el área hidráulica efectiva


entre el ancho Be.

μ = coeficiente de contracción, tabla A-3.4


La erosión se detendrá cuando a una profundidad cualquiera alcanzada, el valor de “vr”
velocidad de la corriente capaz de producir arrastre y “ve” velocidad que se necesita para
que el fondo se degrade, lleguen a ser iguales.

Ve = Vr es la condición de equilibrio

1.2. Socavación general para suelos no cohesivos en cauces definidos con rugosidad
uniforme:

En el estudio de la profundidad de la erosión en suelos formados por granos gruesos (arenas,


gravas finas, etc.), “vr” tiene la misma expresión que el caso anterior.

En cambio “ve” está expresada como:

𝜐𝑒 = 0.68𝛽 𝑑𝑚 0.28 𝐻𝑠 𝑥 (𝑚⁄𝑠)

Donde:

Hs = tirante para el que se desea conocer ve en metros.

x = exponente variable que depende del diámetro del material y que se encuentra en la tabla
A-3.3

dm = diámetro medio (en mm) de los granos del fondo obtenido según la expresión:
𝑑𝑚 = 0.01Σ𝑑𝑖𝑝𝑖

En la cual:

di = diámetro medio, en mm, de una fracción en la curva granulométrica de la muestra total


que se analiza.

pi = peso como porcentaje de esa misma porción, comparada respecto al peso total de la
muestra. Las fracciones escogidas no deben necesariamente ser iguales entre sí.

La condición de equilibrio para la socavación será también: vr = ve

1.3. Cálculo de la profundidad de la socavación en suelos homogéneos.

En secciones homogéneas puede calcularse fácilmente la profundidad esperada de


socavación dentro de la Teoría de Lischtvan-Lebediev a partir del análisis hecho en los dos
párrafos anteriores.

a) Suelos cohesivos. Por condición de equilibrio, se tiene la siguiente ecuación.

5⁄
𝛼𝐻0 3 1
𝐻𝑠 = [ 1.18 ]
1+𝑥
0.60𝛽𝛾𝑑

Hs es el tirante total que se produce; al restarle el tirante inicial, Ho, proporciona la


socavación esperada.

b) Suelos formados por materiales no cohesivos. Similar al caso anterior.

5⁄
𝛼𝐻0 3 1
𝐻𝑠 = [ 1.18 ]
1+𝑥
0.60𝛽 𝑑𝑚

Conocido el perfil transversal de la sección bajo el puente antes del paso de la avenida, se
escogen en él algunos puntos en cuyas verticales se desea conocer a cuánto alcanza la
profundidad erosionada. Uniendo éstos se tiene el perfil de socavación.

1.4. Cálculo de la profundidad de la socavación en suelos no homogéneos.

Cualquiera sea la estratificación que se tenga, la profundidad de equilibrio, arriba de la cual


los granos son arrastrados físicamente por el agua, se puede obtener analíticamente a base
de tanteos.

Escogido un punto Pi para el cual se desea calcular la posible socavación y conocida la


estratigrafía bajo la sección, se procede por estratos a aplicar las fórmulas anteriores según
sea el material de que estén formados. El cálculo se inicia para el manto superior y se
continúa hacia capas más profundas. En el primer estrato en donde se cumpla que la
profundidad Hs calculada cae dentro de él, esa “Hs” es la buscada y se suspenden los
tanteos. Esto mismo se repite para varios puntos de la sección, que al unirlos darán el perfil
teórico del fondo una vez que se ha producido la socavación.

https://www.iagua.es/noticias/mexico/imta/14/12/22/como-se-produce-proceso-transporte-
sedimentos-lo-rios

http://www.cip.org.pe/publicaciones/2018/J_BUSTAMANTE_Transpotes_Solidos.pdf

https://es.scribd.com/doc/91775035/TRANSPORTE-DE-SEDIMENTOS#

http://sedimentologia4all.blogspot.com/2016/03/transporte-de-sedimentos.html

http://www.revistapolitecnica.epn.edu.ec/images/revista/volumen35/tomo3/AnalisisdelaSoca
vacionenCaucesNaturales.pdf

http://www.bdigital.unal.edu.co/11674/1/1128416170.2013.pdf

https://es.slideshare.net/PaulAyamamaniGarcia/8-erosin-y-socavacin

https://www.researchgate.net/publication/267414309_COMPARACION_DE_FORMULAS_PARA
_CALCULAR_LA_SOCAVACION_GENERAL_EN_CAUCES_ALUVIALES/download

https://upcommons.upc.edu/bitstream/handle/2099/10720/V%20-%20V15N2.pdf

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