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Mercedes Prieto
Directora General de Apoyo Jurídico
Joel Espinoza
Director General de Actuación Procesal
Alejandro Castillo
Director General Contra la Delincuencia Organizada
Arbitraje: Los artículos publicados en la Revista del Ministerio Público son arbitrados
mediante el Sistema Doble Ciego.
El Ministerio Público agradece a los autores de los trabajos publicados su colaboración;
sin embargo, las opiniones y conclusiones expuestas no constituyen doctrina oficial de
la Institución.
Contenido
PRESENTACIÓN 5
El autor habla de una paradoja del origen del derecho penal, pues si nace
para eliminar la violencia de las relaciones sociales, no puede dejar de ejercer en
el interior de ellas cierto grado de violencia reglamentada y, en consecuencia,
admitida.
El carácter paradójico de esta contradicción desaparecería si se demostrara
que el derecho penal, y la pena de prisión, es el único medio indispensable
para reducir al mínimo la violencia en la sociedad y que no existe un nivel
menor de violencia a aquel que el derecho y la prisión puede ejercer.
Y cito:
Sin embargo, cada vez tutelamos más bienes jurídicos con sanciones
penales, pero seguimos castigándolos de la misma manera que hace cien años,
con encierros en prisión durante un período de tiempo.
La evolución, tanto social como jurídica, ha impuesto que se actualicen
ciertos criterios relacionados con la privación de libertad, y sobre la finalidad
de las prisiones, entendidas como centros de reclusión, tal como ha venido
ocurriendo en el devenir jurídico de estos tópicos.
Es indudable que existe una situación paradójica en torno a la cárcel como
concepto, una contradicción: mientras por un lado reconocemos la grave crisis
que envuelve la pena de prisión y la carencia de lógica que tiene el pretender
llevar a cabo dentro de sus estructuras la resocialización; por el otro lado, se
debe afirmar que a la fecha, la cárcel es tristemente necesaria en lo que a ciertos
delitos se refiere, toda vez que es la única forma de control del Estado.
Es más, si una sociedad renunciase completamente a la pena de prisión,
estaría firmando su sentencia de muerte, pues aún no existe ningún concepto
parecido que pudiere ocupar el espacio de la cárcel.
Sobre este particular, José Cid Moliné, en su trabajo “El Sistema de
En este sentido, la Sala precisa igualmente que el Interés Superior del Niño,
entendido como concepto jurídico indeterminado, su finalidad principal va a
estar orientada a la protección tanto física como mental del niño, en atención
a su falta de madurez. Con el objeto de dar fuerza a tal señalamiento, ilustra
de manera ejemplificativa afirmando que la protección debida al niño debe
procurar cualquier discriminación en su contra como castigo por la conducta,
opiniones emitidas o creencias de los padres. El Interés Superior del Niño es
un concepto que se involucra con la cooperación de la colectividad para el
logro de fines comunes, a través de una integración, la cual genera la nota
distintiva del Derecho de Menores, respecto a otros.
Asimismo, refiere la Sala que el Interés Superior del Niño consagrado en el
artículo 8 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente,
viene a excluir y no a limitar la libertad individual de establecer y perseguir
fines individuales, pues cuando se trata de protección y cuidado de los niños,
se persiguen fines que van más allá de los personales. De manera pues, que
el interés individual es sustituido por un interés superior, que es el del niño,
porque a las necesidades de éste subviene la tutela jurídica con la cual se
obtiene el fin superior de la comunidad social.
Alude la Sala, en cuanto a la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, que en su artículo 78, establece que el Estado, las familias y la
sociedad asegurarán, con prioridad absoluta, protección integral, para lo cual
se tomará en cuenta su interés superior en las decisiones y acciones que les
conciernan y lo concatena con el Parágrafo Segundo del artículo 8 de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, ambas disposiciones
consagran que ante un conflicto que se presente entre los derechos e intereses
de los niños y adolescentes frente a otros derechos e intereses igualmente
legítimos, prevalecerán los primeros, todo ello atendiendo el Interés Superior
del Niño. Sin embargo, afirma la Sala que no se puede obviar que dicho
interés debe aplicarse en forma adecuada y razonable respetando el resto del
sistema constitucional y legal, ya que no puede llevar a subvertir o derogar
implícitamente las demás normas del ordenamiento jurídico.
Por otra parte, la Sala hace una reflexión en relación a la conducta del juez
constitucional, quien en su desempeño debe ser cauteloso, pues al alegarse
en determinado asunto relativo a los menores, su interés superior, como un
Conclusiones
• El Interés Superior del Niño es un principio de orden constitucional.
• El Interés Superior del Niño es un principio que conforma las reglas de
interpretación para la aplicación de las normas relativas a niños, niñas
y adolescentes.
• Ninguna autoridad a quien le corresponda decidir algún asunto
relativo a niños, niñas o adolescentes puede apartarse de aplicar el
principio de su interés superior.
• Constituye un principio vinculante para :
Todos aquéllos que puedan influir o tomar decisiones respecto de
situaciones en las que deban resolverse cuestiones que, de un modo
u otro, afecten a los niños, niñas y adolescentes.
El legislador en la fase de la elaboración de la norma.
Los jueces y tribunales en la interpretación y aplicación de las
fuentes del derecho en su función de defensa y protección de los
intereses del niño, niña y adolescente.
Las entidades públicas como gestoras del funcionamiento de las
diversas instituciones protectoras del niño, niña o adolescente.
Los progenitores o tutores en el ejercicio de sus funciones tuitivas.
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niños, niñas y adolescentes a opinar y ser oídos en la Convención Sobre
los Derechos del Niño y la Ley Orgánica para la Protección de los Niños,
Todo ello para garantizar una calidad integral de vida, con el valor
de dignidad del ser humano, donde el engrandecimiento ha de ser para la
sociedad y no para el Estado, indicando en el fallo, que este tipo de Estado
busca el equilibrio social y así han de interpretarse las leyes.
La Sala Constitucional como último intérprete del texto constitucional,
emanado del pueblo como poder originario en el año 1999, ha sido prolífera
en cuanto a indicar en sus fallos, que conforme al Preámbulo de la Carta
Fundamental, el Estado Social está destinado a fomentar la consolidación de
la solidaridad social, la paz, el bien común, la convivencia, y el aseguramiento
de la igualdad. Así mismo, reitera que la Constitución Bolivariana antepone el
bien común, es decir, el interés general, al particular, y reconoce que ese bien
común se logra manteniendo la solidaridad social, la paz y la convivencia.
En tal sentido, las leyes deben tener por norte esos valores, sino se convierten
en inconstitucionales. Con lo cual se fija el límite a la interpretación del
ordenamiento jurídico.
Otra fórmula constitucional venezolana, es la incorporación del valor
justicia en la conformación del Estado. Los autores alemanes consideran
compatibles ambas fórmulas, aunque como se refirió en líneas anteriores,
algunos autores consideran una añadidura netamente semántica del término.
Pues bien, en el Estado Social de Derecho y de Justicia, el Juez debe adaptar
la norma hacia un orden social justo como mandato constitucional. Ello se
encuentra plasmado de modo claro en el artículo 257 constitucional. Y en
Los derechos son ilusorios sino hay una efectiva realización de los
mismos. Por eso, el planteamiento del constitucionalismo se centra en
que es primordial asegurar la plenitud y efectividad de la tutela judicial
de los derechos fundamentales, pues éstos sólo pueden traducirse en
límites infranqueables al ejercicio del poder cuando tienen a su servicio
medios procesales adecuados para lograr su protección oportuna ante
instancias realmente independientes e imparciales.
De allí que el norte que debe guiar al Juzgador son los principios que
informan al sistema. En tal sentido, mientras las normas se aplican, los
principios dan razones para decidir en un sentido determinado, pero a
diferencia de las normas, su enunciado no determina las condiciones de
su aplicación. Por lo que indica Rosell (2002), citando a Calsamiglia, que
el contenido material del principio, su peso específico, es el que determina
cuándo se debe aplicar en una situación determinada. Asumiendo a la justicia
como fin que debe perseguirse y alcanzarse en un Estado Social Democrático
de Derecho y de Justicia.
En decisiones de la Sala de Casación Penal de manera reiterada se ha
afirmado, que en virtud que la Constitución crea una instancia axiológica
a través del artículo 2, al encomendarle al Estado no sólo la realización del
derecho o de la ley, sino también la consecución de la Justicia, es imperante el
fijar nuevas fórmulas de la función judicial, diferentes del modelo silogístico o
del modelo positivista; llegando hasta considerar que la literalidad de la norma
puede ser desatendida por el juez cuando viola un principio.
Para los integrantes del TSJ, y atendiendo a los principios inspiradores de
la Carta Fundamental, es allí donde existe la instancia valorativa o axiológica
que servirá para analizar o juzgar el contenido de la norma y ajustarlo a los
requerimientos de la justicia que reclama el caso concreto, a la realidad social.
De igual modo, y de manera reiterada, hacen referencia al nuevo paradigma
para la administración de justicia, contenido en el artículo 257 constitucional,
mediante el cual se reconoce a la justicia como objeto del proceso, indicando
que ya no debe pensarse en forma simplista en la realización del sistema legal,
sino en una instancia o en una meta superior a ésta; en tal sentido, el proceso
no tiene un fin formalista realizador de la ley, sino un fin sustancial realizador
de la justicia.
Haba (2001:60), en este orden de ideas, indica:
...Por tanto, el juez ha de tener muy claro cuáles son los fines sociales
perseguidos, pero no basta con eso solo: tiene que preocuparse también
por saber cuáles son los medios que el derecho pueda aportar para tales
efectos, qué mandamientos jurídicos pueden tener unos efectos u otros
en la práctica.
Conclusiones
Dentro del nuevo paradigma establecido con el cambio de estructura del
Estado, conformándose el Estado Social Democrático de Derecho y de Justicia,
resulta imperativo interpretar las normas jurídicas de modo sistemático,
atendiendo a los valores y principios que inspiran el contenido integral de la
Carta Fundamental, y de manera amplia a los fines de alcanzar la justicia social
en cada caso concreto.
Las decisiones que emanan de la Sala Constitucional del TSJ, en cuanto
al alcance e interpretación de las normas jurídicas, como máximo intérprete
constitucional, deben ser acatadas, pero más allá de ello, son inspiradoras,
y se presentan como un documental relevante, compendio de autores y
razonamientos, que permiten comprender la dimensión de nuestro cambio
estructural de Estado, y que, de su análisis profundo, se extrae el sentido y la
justificación de este cambio de paradigmas.
Como ha quedado claramente explanado, el Estado Social Democrático de
Referencias Documentales
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), Gaceta Ofi-
cial Nº 36.860 del 30-12-1999.
Referencias Electrónicas
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Justificación e Importancia
Según el Principio de Oficialidad, le corresponde al Estado como único
titular de la acción penal, para aquellos delitos que no se requiera la instancia
de parte agraviada, investigar todo hecho punible, determinando todas las
circunstancias de tiempo, modo y lugar de su comisión. Es decir, evidenciar
el cuerpo del delito, así como él o los responsables de la ejecución del mismo.
Es al Estado a quien le corresponde investigar y demostrar, tanto la existencia
del delito, como de él o los responsables. El justiciable se presume inocente,
nada tiene que probar, la carga de la prueba le corresponde al Estado y para
ello debe seguir una serie de normas creadas por el propio Estado a los fines de
garantizar la transparencia del proceso penal.
En este sentido, se observa que las únicas formas posibles de detención
son por orden judicial y de forma flagrante ante la eminente comisión de un
hecho punible. En los casos de orden judicial no hay que ahondar mucho
allí por cuanto efectivamente existe una orden emanada de una autoridad
competente que ordena la detención de esa persona. El problema radica en
las detenciones en flagrancia. La Ley sobre el Derecho a las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia, inserta en nuestra legislación un nuevo elemento
al concepto tradicional de flagrancia, al incluir como lapso de tiempo para
determinar la flagrancia o como término de tiempo para estar en presencia
de un delito como flagrante y en consecuencia, proceder a la aprehensión del
autor como flagrante, 24 horas después de transcurrido; agregando nuestra
jurisprudencia patria, que además es suficiente el solo dicho de la víctima
como pruebas de la comisión del hecho criminoso, y en consecuencia se puede
proceder a la aprehensión en flagrancia. El Código Orgánico Procesal Penal
(2009), prevé el método de la libertad de pruebas, es decir, cualquier medio de
prueba puede ser introducido al proceso, con la sola condición de haber sido
obtenido de forma lícita, además que debe ser incorporado de forma adecuada
al proceso penal, debe estar ajustado a la legalidad, a las normas previstas
para la obtención de evidencia, cuya inobservancia trae como consecuencia
Debido Proceso
El concepto de Debido Proceso implica necesariamente una significación
compleja: histórica, política y jurídica. En lo jurídico es especialmente
relevante su acepción jurídico-procesal, cuya teleología se refleja en su función
de síntesis de las garantías para concretar la legitimidad procesal.
El Debido Proceso es un concepto de extensión universal y como tal
implica cualquier tipo de procedimiento para resolver conflictos aplicando el
derecho. Sin embargo, es el sistema procesal penal el área más sensible y urgida
de la adecuada regulación y eficiente aplicación del Debido Proceso.
En términos generales, el Debido Proceso puede ser definido como el
conjunto de condiciones que deben cumplirse para asegurar la adecuada defensa
de aquéllos cuyos derechos u obligaciones están bajo consideración judicial.
Es una garantía constitucional creada a favor de las partes intervinientes en el
proceso frente al poder punitivo del Estado, siendo que es una garantía para
todas las partes, representadas, por lo demás, en la posibilidad de igualdad de
oportunidades de intervención de los mismos.
Como se observa, el Debido Proceso es una garantía constitucional,
prevista en nuestro ordenamiento jurídico en el artículo 49 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela y entendida como un conjunto de
declaraciones, medios y recursos necesarios para asegurar a todos los individuos
o ciudadanos el disfrute y ejercicio de los derechos públicos reconocidos en
diversos instrumentos internacionales y en el derecho interno, siendo la
Constitución la ley suprema, por lo que es de obligatorio cumplimiento y la
cual debe ser interpretada de forma integral como un todo. Las garantías del
Debido Proceso también están presentes en los instrumentos internacionales,
a saber:
• Declaración Universal de Derechos Humanos (Artículos 10 y 11).
• Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre (Artículos
18 y 26).
• Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. (Artículos 4,14
y 15).
• Convención Americana de Derechos Humanos. (Artículos 8, 9,10 y 27).
La garantía del debido proceso persigue que los derechos que poseen las
partes dentro del proceso permanezcan incólumes sin que los mismos
se vean limitados o restringidos de manera tal, que impida el ejercicio
pleno y efectivo de otros derechos relevantes dentro del proceso, que
menoscaben las garantías que el mismo debe ofrecer. Es decir, que lo
determinante de la realización de esta garantía, es que no exista una
limitación insoportable en una de las partes, que restrinja el libre y
seguro ejercicio de los derechos del justiciable dentro del proceso por
una actuación antijurídica dentro de sus componentes. Desde este
punto de vista no constituirá violación a este derecho constitucional
cualquier infracción o violación legal, pues para que ésta efectivamente
se produzca es menester que ciertamente se produzca un gravamen en
la esfera jurídica de la persona contra quien obre la infracción procesal
cometida. Esto es, que efectivamente dentro del proceso puede
producirse una violación que aun cuando sea tal no implique per se
una violación al debido proceso.
El Debido Proceso es una garantía que obra a favor de todas las partes
intervinientes en el proceso, sea este penal, civil o administrativo. En el caso de
materia penal, lo que busca el Estado en el ejercicio de su poder punitivo como
garantía de paz social, es precisamente que a las partes intervinientes no se les
menoscabe su derecho a accionar, peticionar, de no ver limitado su facultad de
intervenir en el proceso penal, de que todas las partes pueden saber y conocer
qué obra en su contra; que de una u otra forma, todas las partes intervinientes
tengan un verdadero control del proceso penal, sobre todo las pruebas que
deben ser obtenidas de forma licita, observando las normas previstas en su
obtención. Al respecto, el Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de Casación
Penal, Sentencia Nº 1065 del 26/07/2000, dejó sentado el siguiente criterio:
Delitos de Género
Como se observa, se da un trato desigual a los delitos de género, que a los
demás tipos penales, en lo que respecta al concepto tradicional de flagrancia, el
cual ya no es suficiente para abarcar este tipo de delitos. Por lo que es oportuno
preguntar si acaso no son peligrosos los demás transgresores que justifiquen
su aprehensión flagrante después de transcurrido 24 horas de la comisión,
no es igualmente peligroso el homicidio intencional, las violaciones de otros
géneros distintos, por ejemplo el abuso sexual en niños, el tráfico de drogas
en cualquiera de sus modalidades, el contrabando, robo agravado, todos éstos
Recomendaciones
• Realizar campañas divulgativas e informativas sobre qué se entiende
por delito de género, ante qué órgano se puede acudir y quiénes
tienen competencia. Esto que debe incluir a los niños y niñas desde
pequeños, es decir, desde que están en la educación inicial, así como
a los padres.
• Hacer publicidad sobre aquellas instituciones que existen en pro y ayuda
a la mujer maltrata u abusada, para salir adelante económicamente sin
ayuda de un hombre, ya que vemos que este es uno de los principales
motivos por los cuales las mujeres permiten el maltrato.
• Hacer campañas para que los niños desde pequeños conozcan
las diversas formas de violencia, y no convertirse en potenciales
maltratadores.
• Educar desde muy temprana edad a los hijos, sean éstos mujeres u
hombres, sobre la no violencia, inculcando en ellos valores superiores
de responsabilidad, amor, comprensión, cooperación; que sepan de
una vez que la mujer es un ser humano y no un objeto al que se le
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Ley Orgánica sobre el Derecho a las Mujeres a una Vida libre de Violencia.
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Principios de Ley
En este mismo pensamiento, se toma en consideración un principio
fundamental como lo es la presunción de inocencia, que representa el
tratamiento del imputado como inocente hasta que la sentencia definitiva
penal lo afirme culpable y que en consecuencia, surge la inclinación de que
la prisión cautelar en el transcurso del proceso penal, únicamente puede ser
impuesta cuando presente causas demostrables, distintas de la gravedad del
propio hecho imputado, de que la libertad del inculpado constituye peligro
al orden social.
Lo aquí señalado se da, porque el propio hecho imputado es el objeto
del proceso que posiblemente resulte en la condenación del acusado, quien
tiene derecho al previo conocimiento del contenido del proceso criminal que
contra sí se desarrolla, poseyendo el derecho de consultar un abogado para que
Denuncia Criminal
Los Códigos de Proceso Penal afirman que la denuncia criminal será
rechazada cuando el hecho narrado evidentemente no constituya crimen,
pues la inexistencia cabal de éste, se configura en tres elementos indispensables
para la caracterización de un hecho como delito (tipicidad, antijuricidad y
culpabilidad ) y la ausencia de tipicidad, constatando no haber tipicidad
en dos momentos: cuando el hecho no se encaja en cualquier tipo penal en
abstracto, desde el principio, se trata de imposibilidad jurídica de la petición y
cuando en tesis, el hecho se amolda a la ley penal, posibilitando el inicio de la
acción penal, para entonces, constatarse durante la instrucción que es atípico,
profiriendo seguidamente, una decisión de mérito absolviendo al procesado.
Al amoldarse el hecho a la ley penal, como reza la tipicidad en la teoría del
delito, o sea, mera subsunción formal a la letra de la ley, no lograría prosperar
en un Estado Democrático de Derecho, por lo que exponer a una persona a los
padecimientos de una instrucción penal para después averiguar la atipicidad,
o a una no ofensión de la conducta delante del bien jurídico penal tutelado,
no concierta con la dignidad de la persona humana, valor epítome de otros
principios constitucionales.
Garantismo Penal
Si bien es cierto que, en los actuales tiempos se revelan a diario serios
problemas de criminalidad ante los cuales las autoridades correspondientes se
han visto imposibilitadas de actuar con eficacia y en ocasiones han equivocado
el camino de prevención y combate de la misma, no se puede negar la buena
intención en la respuesta del Estado al incrementar el ejercicio de militares en
tareas conjuntas con los efectivos policíacos, ante una situación de evidente
reducción de los derechos humanos y garantías individuales en la procura
de configurar un esquema de acometimiento del desarrollo de los procesos
penales que, fuertemente haga justicia, enfatizando en el respeto a los derechos
fundamentes de los involucrados.
En este particular, la teoría del garantismo penal, se ha erigido en el
modelo jurídico alternativo, en el que se tome el derecho a la presunción de
inocencia en el ámbito del ordenamiento legal interno en materia penal y los
compromisos internacionales, sin obviar que en ocasiones, en la prevención y
combate de la delincuencia, se legisle en función de la estabilidad y la seguridad
social, como también, se sacrifiquen los derechos de aquellos ciudadanos que
atentan contra el orden establecido.
En todo caso, la idea sería evitar la detención sin la previa investigación,
el obtener pruebas de manera ilícita, dando énfasis al desarrollo y puesta
en práctica de programas preventivos, cuya característica fundamental
sea el empleo del derecho penal, actuando por demás, con firmeza contra
todo agresor de la ley, independientemente de la gravedad de su falta.
Sírvase en este sentido, la expresión de Ferrajoli (1999) al introducir el
neologismo “garantismo” para referirse a las técnicas de tutela de los derechos
fundamentales, en su sentido estricto de garantismo penal, cual expresión del
léxico jurídico con la que se designa cualquier técnica normativa de tutela de
un derecho subjetivo.
Considérese que, las condiciones de Italia para ese entonces, no eran muy
diferentes a las actuales aquí en Venezuela, tomando en cuenta además, la
exagerada utilización de las instancias penales en la resolución de todo tipo
de controversias que también tiene relación con el garantismo penal, lo
Conclusiones
El carácter prioritario que toman los Derechos Humanos, concibiéndolos
como señala Verges Ramírez (1997) como: “aquellas exigencias que brotan de
La tesis expuesta por el citado autor italiano resulta acertada, ya que los
alcances de esta primera exigencia sólo deben circunscribirse a la persona
contra la cual se motoriza, concretamente, el poder punitivo, no pudiendo
beneficiarse otros sujetos intervinientes en el hecho punible contra los cuales
no se haya iniciado persecución penal alguna.
Conclusiones
1.- Entre los principios limitadores del poder punitivo del Estado, se
encuentra el ne bis in idem, que implica la imposibilidad de castigar o juzgar
dos veces a una persona por el mismo hecho.
3.- El principio del ne bis in idem puede ser analizado desde dos vertientes,
una sustantiva o material, que significa la prohibición de castigar a una
persona dos o más veces por el mismo hecho; y una adjetiva o procedimental,
que se traduce en la prohibición de múltiple persecución penal, sucesiva o
simultánea, por el mismo hecho.
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Normativas
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial nro.
5.908, Extraordinario, del 19 de febrero de 2009.
Resumen
La presenta obra estuvo enmarcada en un tipo de investigación documental
a un nivel descriptivo en el que se estudió la procedencia legal de la comisión
por omisión del delito de Homicidio en Venezuela, haciendo referencia a las
más adecuadas fuentes de información doctrinarias y legales, relacionadas con
el tema. La importancia de esclarecer la posibilidad de cometer el delito de
homicidio a través de los medios de comisión por omisión, permite que los
sujetos involucrados en su comisión sean juzgados acorde con los principios del
debido proceso, obteniendo la justa retribución y reparación del mal causado
al Estado y principalmente a la víctima del delito. Se concluye que, en la
legislación penal venezolana, es perfectamente posible sancionarse los delitos
de comisión por omisión en el caso de homicidio, sin necesidad de que exista
una norma en especial que los regule. No obstante, a los efectos de respetar los
demás criterios doctrinarios y permitir una más adecuada administración de
justicia en favor de todos los miembros de la sociedad, se considera oportuno y
necesario incluir, en un futura reforma del Código Penal, una regulación legal
sobre los medios de comisión por omisión, que disipe cualquier duda sobre
su inconstitucionalidad y permita la causación de estos casos en los estrados
judiciales.
Descriptores: Homicidio, comisión por omisión, principio de legalidad.
Abstract
The present work was enshrined in a kind of a documentary research in a
descriptive level in which it was studied the legal legitimacy in the homicide
crime commission in Venezuela. It is making reference to the most suitable
doctrinaire and legal sources connected to the subject. The importance
of clarifying the possibility of committing homicide crime through the
commission by omission permits the individuals involved in their commission
being judged according to the principles of the process and getting a just
retribution and reparation of the disservice caused to the state and, first of all
to the victim of the crime. It is concluded that in the Venezuelan Criminal
Legislation. It is possible to apply appropriate disciplinary measures by
crime Commission by Omission in the case of homicide without needing
the existence of a special regulation that controls it. However, to the effects
of respecting others doctrinaire criteria and allowing a better suitable justice
administration in favor of all society members. It is considered that is
appropriated and necessary to include a Legal regulation in The Penal Code
a future reform. A Legal regulation about means of commission by omission
that dispels any doubts on its unconstitutionality and permits the criminal
proceedings of these cases in the judicial law courts.
Descriptors: Homicide, Commission by omission, Legality Principles
El Principio de Legalidad
Partiendo del enunciado constitucional, que establece el numeral 6 del
artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
conforme que “Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u omisiones
que no fueren previstos como delitos, faltas o infracciones en leyes preexistentes”,
son muchos los autores que consideran que los casos de omisión se encuentran
expresamente previstos en la Parte Especial del Código Penal, y que por ello,
pretender aplicar los casos de comisión por omisión en los delitos de acción,
significa hacer uso de una analogía desfavorable que violenta el principio de
legalidad antes citado.
En este sentido, se ha generado una larga discusión en la dogmática penal
respecto a la legalidad de los delitos de comisión por omisión, la cual, conforme
explica Silva Sánchez (citada en Rodríguez, ob.cit.), puede ser sintetizada en
tres corrientes:
1. Infringe el principio de legalidad, al no estar previstos expresamente
en las normas jurídico-penales, y que además la sanción de los mismos sería
una analogía contra reo, toda vez que, los tipos penales ordinarios (v.gr. el
homicidio), no están referidos a omisiones sino únicamente a acciones, a
conductas positivas que causan un determinado resultado solamente.
2. No son ilegales, pero que en todo caso, su sanción general conforme a los
tipos de la Parte Especial genera suspicacias, por lo que, resultaría preferible
crear una formula en la Parte General destinada a admitir la realización de los
tipos especiales a través de una omisión impropia.
3. No infringen el principio de legalidad ni constituyen analogía
contraria al reo, toda vez que de la interpretación correcta y conforme al
sentido común de los tipos de la Parte Especial se desprende que ellos pueden
ser cometidos no sólo mediante conductas positivas o comisión sino también
a través de omisiones impropias, sin que ello implique desvirtuar el contenido
de tales tipos penales (p.221).
Por sólo mencionar un autor, en argentina, Zaffaroni (ob.cit.) expresa que
“habiendo tipos omisivos impropios escritos, no se explica la razón por la cual
deba existir una fórmula general para elaborar analógicamente los que no han
sido escritos” (p.552). Para este autor, las fuentes de la posición de garante son
igual de inadmisibles y a tal efecto explica que:
Conclusiones
Cuando el Código Penal se refiere a las normas generales en su Libro
Primero, son muchos los aspectos teóricos del derecho penal que se estudian
para regular la correcta aplicación de los delitos y que, expresamente, no se
hayan consagrados en la ley penal. Así por ejemplo, cuando muchas veces se
ha discutido la culpa consciente y su cercanía con el dolo eventual, acaso deja
de aplicarse una consecuencia jurídica por homicidio intencional u homicidio
culposo, porque no existe una norma expresa en la constitución o ley penal
que hable sobre ello.
En estos casos, es evidente que el más respetado apoyo doctrinario
y jurisprudencial ha sido la base fundamental para la aplicación de los
conceptos de dolo y culpa, en la estructura del tipo penal de homicidio, sin
que ello implique una violación del principio de legalidad antes expuesto.
Igual consecuencia, se debe tener presente en la aplicación de los argumentos
doctrinarios para que se logre la configuración del delito de homicidio a través
de un medio omisivo de comisión.
En este sentido, de acuerdo el tipo penal de resultado que implica el delito
de homicidio, su transgresión puede efectuarse indiferentemente mediante
una acción u omisión, por lo que, este autor considera, en respeto de las demás
opiniones contrarias, que se justifica plenamente el castigo de este delito por
un medio de comisión omisivo, sin necesidad de esperar que se produzca una
regulación expresa en el Código Penal venezolano.
En palabras de Figueroa (ob.cit.), cuyo criterio se comparte, de cualquier
tipo penal de resultado puede deducirse la prohibición de cualquier conducta
(activa u omisiva) con tendencia a la producción del resultado. Así, de la
prohibición de matar se deduce que no solo está proscrito dar muerte mediante
acción sino también por omisión (p.201).
Por otra parte, muchos autores hablan de que existe una aplicación de
analogía por parte del juez para poder encuadrar la conducta omisiva del
agente como causa del resultado de la muerte. Siendo este un criterio que no se
encuentra bien sustentado, ya que, el juez al resolver un caso sobre un delito de
homicidio, para nada aplicaría la analogía, sino que, por el contrario, aplicaría
sus conocimientos de la teoría del delito para poder encuadrar, perfectamente,
Referencias Documentales:
Código Penal (2005). Gaceta Oficial No.5.768 Extraordinario del 13 de abril.
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (2009), Gaceta Oficial
No. 5.908 de fecha 19 de febrero.
Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (2007). Ga-
ceta Oficial No.5.859, Extraordinaria del 10 de diciembre.
Referencias Electrónicas:
REBOLLO, R. (s.f.). Casos Prácticos de Derecho Penal. Universidad Autóno-
ma de Barcelona. Disponible: http://www.docstoc.com/docs/55203319/
casos-practicos-de-derecho-penal [Consulta: noviembre 4]
Folio 1:
a) Título del trabajo
b) Nombres y apellidos del autor
c) Lugar de procedencia
d) Breve reseña curricular, máximo 10 líneas
e) Institución a la que pertenece, de ser el caso
Folio 2 en adelante:
a) Título del trabajo, en español y traducido al inglés
b) Síntesis de máximo 10 líneas que describa el aporte científico académico
del trabajo
c) Resumen con una extensión de 200 a 250 palabras, en español y una
traducción al inglés (se recomienda consultar traductores especialistas)
d) Máximo cinco palabras claves o descriptores, igualmente traducidos a
inglés
e) En la versión digital este folio corresponderá a un archivo aparte con el
nombre RESUMEN.
2.3. Cuerpo del trabajo: Debe estar engrapado o encuadernado,
identificado sólo con el título. En la versión digital el nombre del archivo debe
ser el título del trabajo o una parte de él que permita diferenciarlo fácilmente.
2.4. Imágenes y gráficos: Si el trabajo incluye imágenes, gráficas y/o tablas,
además de estar insertadas dentro del trabajo en el lugar que les corresponde,
deben entregarse en archivos apartes con extensión .jpg y en alta resolución.
De existir dudas, consultar con el Comité Editorial para la asesoría al respecto.
El autor podrá ser contactado para solventar cualquier eventualidad que se
presente.
2.5. Solicitud de publicación: Se debe anexar una carta dirigida al Comité
Editorial de la Escuela Nacional de Fiscales, firmada por el o los autores, en
la que se exprese la solicitud de publicación del artículo, la aceptación de las
normas editoriales y la cesión de los derechos de publicación.
4. Normas metodológicas
4.1. Extensión y formato: Serán de acuerdo a lo mencionado anteriormente
en el punto 1.2.
4.2. Estructura: Título, Introducción, cuerpo del trabajo separado
en secciones, capítulos o similares, dependiendo de la naturaleza de la
investigación, Conclusiones, Recomendaciones (si existieran), Anexos (de ser
el caso), Referencias Bibliográficas.
4.3. Imágenes: Las imágenes, tablas y/o gráficas deben estar debidamente
numeradas e identificadas con un titular descriptivo de su contenido.
Igualmente, las abreviaturas y símbolos que se utilicen dentro de ellas deben
ser explicadas.
4.4. Siglas y abreviaturas: La primera vez que se mencione instituciones,
leyes y similares que aparezcan recurrentemente en el texto, se debe escribir su
nombre completo y a continuación las siglas entre paréntesis. En adelante se
utilizarán únicamente las siglas para referirse a dichas instituciones o leyes. Las
abreviaturas diferentes a las de uso común (como etc., i.e., cfr., ibíd.) deben
ser explicadas, bien sea al inicio del texto o en pie de página.
4.5. Citas y referencias bibliográficas: Se realizarán según las normas del
Manual de Estilo APA (consultar Apéndice).
4.6. Notas al pie: Se utilizarán únicamente para incorporar información
adicional a la exposición (no para colocar los datos de las obras citadas en el
texto).
5. Contactos
Información de contacto con la Escuela Nacional de Fiscales del Ministerio
Público:
Ejemplo 1:
También, si revisamos los manuales sobre metodología cualitativa en
nuestra lengua, podremos constatar que el término estrategia no es el único
que se utiliza para hacer referencia, por ejemplo, a la entrevista, el grupo de
discusión o las historias de vida, sino que también se habla de técnicas (Valles,
1997), prácticas de investigación (Delgado y Gutiérrez, 1995), e incluso de
métodos de investigación, en algunos casos.
Ejemplo 2:
Así, Tesch (1990) señala que es imposible construir una tipología clara
y excluyente de categorías que permitan clasificar los diferentes tipos de
investigación cualitativa (la autora identifica más de cuarenta tipos de
investigación cualitativa) y nos propone dos formas posibles de organización:
una, en función de la raíz disciplinar fundamental que orienta los métodos y
procedimientos de investigación, y una segunda, en función de los objetivos
de investigación, tal y como hemos visto en el capítulo anterior.
Ejemplo 3:
Asimismo, esta autora señala que las historias profesionales constituyen
narraciones en torno a acontecimientos profesionales que más tarde se utilizan
para formular preguntas o establecer inferencias sobre el grupo al que se hace
referencia. Son útiles también para valorar la repercusión de las experiencias
vitales y de formación en las prácticas profesionales. “También posibilita
poner de relieve las diferencias de estructuras que utilizan los profesores con
distinto grado de experiencia en torno a determinadas cuestiones educativas,
o resolución de problemas en el aula” (Colás, 1997c, 283).
Ejemplo 4:
Asimismo, esta autora señala que las historias profesionales constituyen
narraciones en torno a acontecimientos profesionales que más tarde se utilizan
para formular preguntas o establecer inferencias sobre el grupo al que se hace
referencia. Son útiles también para valorar la repercusión de las experiencias
vitales y de formación en las prácticas profesionales. Como señala Colás (1997),
“También posibilita poner de relieve las diferencias de estructuras que utilizan
los profesores con distinto grado de experiencia en torno a determinadas
cuestiones educativas, o resolución de problemas en el aula” (283).
Ejemplo 5:
Como afirman Velasco y Díaz de Rada (1997) en relación a la investigación
etnográfica:
Ejemplo 6:
Blanco et al (2002) señalan la importancia…