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PSICOTERAPIA
FACTORES INESPECÍFICOS
En este artículo Eysenck aseveró que alrededor del 66% de los pacientes neuróticos
no sometidos a tratamiento se recuperaban o mejoraban durante los 2 años que
seguían al inicio de la enfermedad.
Cambio en Psicoterapia y Variables
Inespecíficas
Placebo,
esperanza y Expectativas Factores de la Relación
15% consultante-terapeuta
Factores 30%
del modelo y técnicas
15%
Michael Lambert
Variables Inespecíficas:
(e) Expectativas del consultante respecto del rol o función del terapeuta, respecto del
propio rol y respecto de la estructura (y del setting) de la relación de ayuda
1.1. VARIABLES DEMOGRÁFICAS
Pueden influir en los resultados y en la mejoría percibida por los consultantes (Auld &
Murray, 1955; Frank, 1959).
Las expectativas de los consultantes afectan a una serie de aspectos del proceso
terapéutico como la duración del tratamiento, deserción del consultante y resultados
del tratamiento (Lorion, 1974; Zalaquett, Manzi, Duque, Krebs y Aninat, 1982).
2.1. Actitud.
2.2. Habilidades
2.3. Personalidad
2.4. Nivel de Experiencia.
2.5. Bienestar emocional
Las características del terapeuta interactúan de forma compleja con las características del
consultante, lo que dificulta la discriminación acerca de lo que realmente aporta cada uno de
estos actores al proceso psicoterapéutico (Roussos, 2001).
Winkler y cols. (1989) consideran aspectos relevantes dentro del quehacer psicoterapéutico la
actitud, la personalidad, las habilidades, el nivel de experiencia, y el bienestar emocional que
posea este especialista.
2.1. Actitud.
El terapeuta debe tener una actitud que favorezca un clima terapéutico facilitador del cambio,
la que debe incentivar la autoexploración, estar basada en respeto, aceptación, comprensión,
calidez y ayuda. Implica hacer esfuerzos deliberados por no criticar, no juzgar, ni reaccionar
emocionalmente frente a las provocaciones, lo que crea un marco y una atmósfera positiva
(Strupp, 1978).
Gran parte de los estudios acerca de la actitud del terapeuta han sido realizados por la Escuela
Rogeriana, la cual plantea como condiciones necesarias y suficientes que la actitud terapéutica
se caracterice por calidez, aceptación incondicional, autenticidad y congruencia, y de forma
principal, por empatía (Rogers, 1957).
Hay autores que señalan que dentro de los obstaculizadores del proceso psicoterapéutico se
puede encontrar la falta de contacto visual, poca capacidad de escucha, la falta de
comprensión, la relación fría y distante, y la relación asimétrica.
Estudios acerca de las variables que se asocian al abandono terapéutico,
Apoya las conclusiones de otros estudios en el sentido de que las aproximaciones al tratamiento,
conductas y actitudes de algunos terapeutas, pueden ser las variables más críticas en explicar las
Aptitudes y actitudes del terapeuta para la práctica clínica, centradas en su persona e independientes
de su postura teórica (Lucero, Caqueo & Galera, 2003; Ruiz, 1998).
Requisitos previos necesarios para llevar a cabo esta práctica (Ruiz, 1998):
- Interés genuino por las personas y su bienestar
- Conocimiento de uno mismo
- Compromiso ético
- Calidez, cordialidad, autenticidad, empatía, aceptación positiva e incondicional
Siendo el nivel de involucramiento del paciente y su percepción de las habilidades del terapeuta
cuestiones de gran incidencia en la obtención de logros (Kolb & Bleuter, 1985)
2.3. Personalidad
Existen estudios en los que se ha encontrado una relación directa entre edad y
experiencia del terapeuta con su estilo comportamental.
A mayor edad y experiencia, los terapeutas tenderían a actuar con más empatía y
exploración; conductas que se han encontrado altamente relacionadas con
cambios positivos en los consultantes.
Howard, Orlinsky y Trattner (1970) plantean que los terapeutas más conscientes de
sus limitaciones personales y de su propia responsabilidad emocional hacia sus
consultantes, pueden ser más sensitivos y más capaces de responder
terapéuticamente a los problemas emocionales del paciente.
Reactividad vs Actividad
3. Variables de la Relación y Alianza Terapéutica:
De las aproximaciones teóricas, una de las más influyentes ha sido la de Rogers (1951,
1957), quien es considerado uno de los pioneros en la definición de los componentes
activos de la relación terapéutica (Gelso y Carter, 1985; Mitchell, Bozarth y Krauft, 1977;
Parloff y cols., 1978).
Aun cuando Bordin (1976) percibe a la alianza terapéutica como una relación integrada,
plantea 3 componentes constitutivos de ésta, los que en combinación definirían la calidad y
fuerza de toda alianza:
- Vínculo
- Tareas
- Metas
… La calidad del vínculo media en el grado en que consultante y terapeuta sean capaces de
negociar un acuerdo acerca de las tareas y las metas de la terapia, y este acuerdo a su vez
media en la calidad del vínculo (Safran y Muran, 2000).
La relación terapéutica es uno de los factores que explican un mayor porcentaje de cambio
en los consultantes. Según Lambert (1992) éste alcanzaría un 30%.
Maione y Chenail (1999) afirman que las percepciones del paciente sobre la relación
terapéutica influyen en gran medida en la terapia en curso y deberían tenerse en cuenta e
incorporarse en cualquier proceso terapéutico, sin importar la orientación teórica que se
tenga.
En este sentido, algunos autores han señalado que la capacidad de trabajo, compromiso y
consenso en las tareas por parte del paciente, predicen mejor el resultado del tratamiento
psicoterapéutico que otros componentes de la alianza (Safran & Wallner, 1991; Horvath &
Greenberg, 1989; en Weinstein, 1999; Gaston, 1990).
Una de las principales responsabilidades del terapeuta consiste en favorecer, facilitar y fomentar la creación y mantención de un
vínculo terapéutico, aun frente a aquellos que presentan una patología más severa, que dificulta la creación y mantención del
vínculo (Ábalos y Villegas, 1995) .
Según Opazo (1986), es posible sostener que la buena relación consultante-terapeuta mejora la eficiencia terapéutica, y a su vez,
la mayor eficiencia (percibida por el consultante) mejora la relación terapéutica. Esta causalidad circular es uno de los pilares
centrales del proceso terapéutico.
Romero y cols., (2000) han concluido que la variable más significativa que distingue a los terapeutas que obtienen buenos
resultados de los que no, es la capacidad de formar una buena alianza terapéutica con los consultantes.
Una revisión de 132 investigaciones de proceso y resultado psicoterapéutico hecha por Orlinsky, Grawe y Parks (1994), concluyó
que existe una fuerte relación entre la calidad de la alianza terapéutica y el resultado del proceso de psicoterapia, surgiendo una
amplia gama de investigaciones a nivel mundial que plantean que diversos aspectos de la alianza terapéutica han sido
correlacionados positivamente con los resultados del tratamiento (ver Stiles, Agnew-Davies, Hardy, Barkham & Shapiro, 1998,
para una revisión extensa del tema).
Reflexión
La incorporación de
estas variables a la
investigación nos ha La relevancia que cobra en
permitido entender la psicoterapia el
a la psicoterapia como
un sistema abierto y conocimiento de los
dinámico, en que factores que intervienen
cada una de las partes
involucradas, en el éxito o fracaso de
consultante y terapeuta, ésta, es un aporte para la
aportan sus
características y de cuya formación de los futuros
integración surge la psicoterapeutas.
relación terapéutica y se
determina su
efectividad.