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Andrés Felipe Vallejo Martínez

Universidad Nacional de Colombia- Facultad de Ciencias Humanas-Historia de Colombia I

1. Explicar la importancia de la economía minera neogranadina, su desarrollo, técnicas y mano


de obra
2. Analizar el origen de la esclavitud y explicar su importancia en la economía y sociedad
colonial
1. La economía colonial se mantuvo gracias a la producción minera, principalmente
aurífera; esta llegó a componer hasta un 100% de todas las exportaciones del Nuevo Reino
de Granada, según las aproximaciones que hace Jaime Jaramillo en su texto La economía del
Virreinato (1740-1810), en donde afirma que la minería ejerció como catalizador de los
demás sectores económicos, permitió la acumulación de capitales considerables e hizo
posible un comercio tanto interno como externo que traspasó a el sector agrícola, ganadero y
manufacturero. Sin embargo, tuvo el gran error de ligar toda la economía a su estructura
dependiente de bonanzas y depresiones.
En un comienzo, las geografías de mayor incidencia aurífera se concentraron alrededor
de zonas económicamente importantes como Santa Fe, Antioquia y Popayán. Posteriormente
se extendió a zonas que comprenden hoy los departamentos de Valle del Cauca, Tolima,
Norte de Santander, Santander y el más relevante, el Chocó. Este cambio obedece a una pluri-
causalidad tanto económica y política -desde el surgimiento de la esclavitud en el Nuevo
Reino y reformas de carácter administrativo a causa de depresiones como la de 1620-1640,
correspondientes a las reformas borbónicas en España-, como social y demográfico, a
consecuencia de la catástrofe demográfica y los profundos cambios sociales que se estaban
apenas cociendo en la colonia, junto con cambios tecnológicos y estructurales de los métodos
de producción.
En la colonia hubo dos tipos de minas: de Filón y Aluvión. La primera correspondía a
zonas montañas y terrenos rocosos, como los que ofrecían Mariquita y Santa Fe, mientras
que la segunda pertenecía a un contexto ecológico ribereño, se practicaba cerca de playones
de ríos y terrazas aledañas a estos, que se asemeja al contexto de la selva chocoana. Cabe
destacar la diferencia a nivel económico y práctico de estos dos tipos de recursos mineros,
ya que el segundo era mucho más sencillo y rentable, lo que corroboraría su difusión y
remarcaría en la época colonial la importancia de la conquista del Chocó.
Asimismo, existían dos tipos de prácticas mineras y de mineros que las realizaban; un
primer caso corresponde a empresarios con suficiente capital para adquirir una cuadrilla de
esclavos que explotara territorios de su propiedad, y, la segunda que comprendía asociaciones
pequeñas de mineros conformadas por los Mazamorreros, en el caso de Antioquia, y en
general, de productores independientes que utilizaron instrumentos como el Almocrafe, el
Barretón, la Pala y la Batea. Los indígenas habían explorado estas prácticas con numerosas
limitaciones, debido a que poseían elementos aún más rudimentarios.
Los escasos cálculos para determinar la magnitud producción aurífera se hicieron a partir
del monto de impuesto pagado por los mineros al llevar el metal a las Casas de Moneda de
Santa Fe y Popayán en donde eran fundidos, acuñados y quintados. Este último era el
gravamen fiscal de la producción minera -que varió su tasa original por la depresión
económica que sacudía el Reino-. Es importante resaltar que no se sabe cual fue el papel real
del contrabando debido a la incapacidad de retratar una práctica de carácter ilegal, sin
embargo y, desde conjeturas, se pueden hallar conclusiones temporales como las de Sharp en
el Chocó, que encontró datos variables que permiten tomar partido de una u otra corriente,
limitando este estudio a la ambigüedad y juicio del investigador pero dando un esbozo de lo
que pudo llegar a ser el contrabando colonial.
La minería alimentó al virreinato y permitió el desarrollo económico, por lo que no era
en vano el implante de una política de fomento minero como prioridad dentro de las reformas
borbónicas que el imperio Español llevó a cabo en sus colonias. La finalidad de este fomento
minero era la de facilitar inversiones estatales y brindar alivios fiscales a la economía del
Nuevo Reino.
2. Contrario a la creencia común, si hubo esclavos negros desde una época temprana de
la Colonia. En las capitulaciones firmadas por la Corona y Pedro Fernández de Lugo, se le
autoriza a este último el permiso para introducir esclavos negros en la provincia de Santa
Marta. Sin embargo, la introducción considerable de esclavos se daría un siglo después y
para el siglo XVIII concretaría su auge en importancia y cantidad de población. A comienzos
de ese siglo se daría inicio a una explotación intensa de minas y haciendas que, con el
agravante de la catástrofe demográfica, generó una fuerte crisis económica y terminó por
dotar a la población indígena -sobre la cual aun reposaba la economía neogranadina- de una
legislación protectora que hacía difícil el empleo de su mano de obra en el trabajo minero,
cosa que fomentó e incentivó a las autoridades a la trata de esclavos provenientes del
continente africano para suplir la necesidad de mano de obra.
Jaramillo destaca en el primer capítulo de su obra Ensayos de Historia social que, para
finales del siglo XVIII, casi todas las familias tenían esclavos para el servicio doméstico y el
trabajo en las haciendas. Posiblemente, la más considerable concentración de negros en
América del Sur se encontró en el Virreinato de la Nueva Granada. Lo que refleja la
importancia que adquirió la población esclava en el nuevo reino; que se debió principalmente
por su preponderancia en las actividades mineras, seguida de las domésticas y artesanas en
menor escala. Para las autoridades del Nuevo reino, la trata de esclavos representaba un
importante ingreso fiscal y grandes cantidades de capital que se movilizaban para la
transacción de esclavos. Dentro de las economías mineras, la adquisición de esclavos era el
factor que ocupaba el porcentaje más grande.
Las autoridades se percataron y reafirmaron la idea de que los esclavos negros eran la
única manera de impulsar una economía que iba en declive. Esta política se vio pasmada en
las constantes medidas de incentivo y estímulo a la trata de negros. De igual manera, se
evidenció en las diferencias a nivel legislativo de la población negra respecto al resto de los
componentes del tejido social; la comparación más equitativa, y a la que recurre Jaramillo,
es la de el indio-negro, ya que, en el primer caso, el estado ejerció como un estado paternalista
y, en el segundo, como uno represor y policíaco.
Se empezó a castigar duramente los actos subversivos, como el Cimarronismo, y el apoyo
por parte de encomenderos y dueños de esclavos a estos. Las causas de este uso coercitivo
de la fuerza se debían a que para la Corona española la mano de obra esclava era fundamental
a nivel económico. Posteriormente, para el siglo XVIII, las medidas toman un giro
humanitario, del cual no se podían esconder, a pesar de los esfuerzos de la Corona, los
intereses políticos y militares que tenían.

Bibliografía
-Jaramillo, J. 2001, “Ensayos de Historia Social” Universidad Nacional de Colombia, Bogotá,
Colombia. P.P 1-54
-Jaramillo, J. 1975, “Historia económica y social de Colombia” Universidad de California, Estados
Unidos, Editorial La Carreta, P.P 49-195

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