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DIÓCESIS DE CHIMBOTE - VICARIA DE PASTORAL

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PRIMERA ACCIÓN SIGNIFICATIVA DIOCESANA


“CON PEDRO PESCADOR CUIDAMOS LA CREACIÓN”

(Ver: páginas 18-20 del folleto de las Conclusiones de la Asamblea Pastoral Diocesana.)

TEMA DE FORMACIÓN

Como los pueblos amazónicos,


cuidamos la creación

OBJETIVO: Sensibilizarnos en el cuidado de la creación (la casa común)


a ejemplo de la vida de los pueblos amazónicos.
Introducción:
La Iglesia de Chimbote desde el año 2015 viene sensibilizándose en la tarea de
“Amazonificar la Iglesia y de Laudatosificar la sociedad”; es decir de tomar
conciencia al interior de la vida de la Iglesia del cuidado de la creación, del
planeta, que es nuestra casa común. Y a su vez de ayudar a toda la humanidad
de cuidar el planeta pues es creación de Dios, a la luz del mensaje de Laudato Si
y de los valores presentes en la vida de los pueblos amazónicos.
“Amazonificar la Iglesia y de Laudatosificar la sociedad”: Una frase
inventada por su el Cardenal Humes, presidente de la REPAM, y compartida por
el vicepresidente, el Cardenal Pedro Barreto, en la Semana Social que la
Comisión Episcopal de Acción Social – CEAS organizara el pasado mes de
Noviembre del 2018.

El Cardenal Pedro Barreto nos invitó a ayudar a propagar esta frase y su


significado. Con esta gran motivación y los acuerdos de nuestra Asamblea
Diocesana de Pastoral queremos que nuestra primera acción significativa tenga
como contenido, para nuestra formación de fe, el gran reto de cuidar de nuestra
casa común.
MIRANDO NUESTRA REALIDAD:
¿Pero es la amazonia lo único que tenemos que cuidar en el planeta?
Es verdad que hay que cuidar la amazonía y así lo estudiaremos desde el folleto
de la REPAM publicado por el CAAAP (Centro Amazónico de Antropología y
Aplicación Práctica): “AMAZONÍA Nuevos Caminos para la Iglesia y para una
Ecología Integral”.
El respeto por la cultura de los pueblos originarios, la extracción minera, la
contaminación de lagos, lagunas y ríos, la tala indiscriminada de los árboles, la
trata de personas, el narcotráfico entre otros grandes problemas, que se desatan
de la depredación del planeta, es nuestra tarea en el cuidado de la casa común.
Así nos comprometemos a vivir en el Manifiesto del 13 de Abril de este año, en el
Cerro de la Paz, con ocasión del Vía crucis iniciando como Iglesia particular, la
semana santa 2019.
También es verdad
que debemos
preocuparnos de
cuidar el planeta en
nuestro entorno de
realidad. Cuidar de
nuestra casa común,
el planeta como nos
pide el Papa
Francisco, es tarea de
la humanidad, de
cada sociedad y
cultura en su entorno (Documento Preparatorio sobre Amazonía: Nuevos caminos
para la Iglesia y para una ecología integral. Vaticano.2108. No. 15: “Nuevos
caminos”)
La pregunta para nosotros en la Diócesis de Chimbote –provincias de Santa,
Casma y Huarmey, del Departamento de Ancash en nuestro Perú- tiene que ver
con el cuidado del mar, de los ríos y lagunas, de la tierra y el aire. Pero sobre todo
del cuidado por el respeto a un pueblo que viene forjándose en la historia, respeto
a su cultura y dignidad humana.
En los acuerdos pastorales en el tiempo de la prelatura, las cartas de Mons.
Carlos Santiago Burke, por Pascua o Navidad o frente a los problemas sociales,
marcaban la línea pastoral en defensa de la creación: de la dignidad de los
pescadores, siderúrgicos, maestros y sus familias. En definitiva del pueblo frente
a la contaminación de la Bahía.
También Mons. Luis Bambarén logro acuerdos importantes en bien de los
chimbotanos y chimbotanas. El “canon pesquero”, “la caja de beneficios del
pescador”. La salvaguarda del vivero forestal. La Iglesia ha estado presente en el
proceso nos sólo histórico sino también en la historia de los pescadores, de los
siderúrgicos –en su momento-, de los miles emigrantes de nuestra sierra, llegados
a nuestras costas (Chimbote-Casma-Huarmey) en la esperanza de una calidad
de vida mejor… y formamos ésta la Iglesia local.
Queremos plantear una reflexión que nos ayude a inter-relacionar la problemática
de la amazonia y el cuidado de nuestra tierra:

1. El respeto por las comunidades originarias de la Panamazónia cómo el de


nuestro pueblo en la Diócesis de Chimbote: Las ciudades de Chimbote,
Casma y Huarmey. Su cultura: costumbres y tradiciones, espiritualidad y
religiosidad popular, etc.

2. Asumir como tarea el favorecer una toma de conciencia por cuidar la


creación cuando como Iglesia nuestros obispos de la panamazonia, desde su
voz profética, quieren seguir luchando por las personas de las comunidades
originarias, quienes comparten su cultura y han abrazado con alegría el
evangelio de Jesucristo sintiéndose parte de nuestra Iglesia universal. Este
reto es un ejemplo para nuestra tarea evangelizadora. Recordar las palabras
de nuestro beato mártir Sandro Dordi nos ayudaría a la reflexión: “Es de suma
importancia conocer la realidad que nos rodea y tener prioridades. Para mí,
llegado de una cultura eclesial diferente es necesaria la superación de una
mentalidad que podría impedir la formación de las comunidades cristianas
abiertas y comprometidas en el cambio de los pueblos. La integración y la
conversión del misionero condicionan la validez de su presencia en el respeto
de las culturas que encuentra. El misionero no es conquistador, sino un
servidor y un amigo. No puede presentarse con una tonta superioridad que
impide caminar al lado de los demás como igual y servidor. Si la gente no se
diera cuenta que venimos de otra nación sería mejor. Esto vale sobre todo
para la gente humilde y probada por la fatiga y la pobreza. Además de las
limitaciones que son
evidentes, la fe y la bondad
de estas personas nos hacen
reflexionar mucho. Hay
valores auténticos para
resaltar. Para ser misionero
es necesario ser humilde; por
eso se habla de servicio y de
inter cambio. Es bueno
trabajar con discreción,
eliminando el orgullo de
quien piensa saber más,
debe desaparecer lo que es propio del italiano, del español, del francés, del
americano, para ser solamente miembro del pueblo al cual se sirve” (P. Martín
Salgado A. “TESTIGOS DE LA ESPERANZA: Una catequesis para la
comunidad” Grafica Editora Don Bosco. Lima 2015. Pág. 57-58).
¿Qué conocemos de la historia religiosa y civil de nuestros pueblos que
pertenecen a la diócesis de Chimbote?
¿Nos hemos preocupado por incorporar a “nuestra evangelización, su cultura y
espiritualidad?
¿Hemos respetado los signos y gestos propios de la religiosidad popular?

3. Nuestros obispos de la REPAM luchan frente a la extracción y todo


aquello que deplora y depreda la naturaleza que nuestros hermanos y
hermanas de la amazonia cuidan desde tiempos ancestrales y se han
hecho uno con la naturaleza que Dios les ha brindado. “Por otro parte, la
amenaza contra los territorios amazónicos “también viene por la
perversión de ciertas políticas que promueven “la conservación” de la
naturaleza sin tener en cuenta al ser humano y, en concreto a los
hermanos y hermanas amazónicos que habitan en ellas” La orientación
del Papa Francisco es clara: “Creo que el problema principal está en
cómo conciliar el derecho al desarrollo incluyendo también el derecho de
tipo social y cultural, con la protección de las características propias de
los indígenas y de sus territorios” En este sentido, siempre debe
prevalecer el derecho al consentimiento precio e informado” (Documento
preparatorio, No.5).
4. Sería conveniente plantearnos un interrogante en nuestra tarea
evangelizadora: ¿En qué medida protegemos nuestro medio ambiente?
En la historia de nuestra Iglesia particular y en la ciudad de Chimbote, hemos
tenido pronunciamientos a favor del medio ambiente y del pueblo: (cartas
pastorales del 1978-79, se trabajó a favor del canon pesquero en los años 80-
90, pronunciamientos y labor de ONG Natura, entre otros). Recordar que el
pulmón de la ciudad “el
vivero forestal” ha sido
confiado al cuidado de
la diócesis, así como el
cerro de la juventud.

Hoy tenemos colectivos


que van haciendo tomar
conciencia del cuidado
de la Bahía. Tal vez no
sea suficiente limpiar la
playa y los desperdicios
frente a la Urbanización
La Caleta.
¿No será que es hora que la Iglesia –nosotros: clérigos y laicos- junto a la
sociedad civil, debemos tener mayor incidencia política para exigir a quienes
elegimos democráticamente, que es hora de descontaminar el mar de nuestra
hermosa bahía de Chimbote?
¿Será importante pensar que antes de hacer un mega puerto, las chimbotanas y
los chimbotanos, nos merecemos también inculcar “el buen vivir” que nuestros
hermanos y hermanas de la amazonia defienden en su relación con lo que Dios
nos ha reglado desde la creación y poder así asumir que es relevante para tener
una mejor calidad de vida, de salud y educación?
¿Hasta cuándo vamos a soportar la contaminación ambiental?

Es verdad que hay leyes municipales que regulan a las fábricas pesqueras,
sobre los filtros de las chimeneas, sin embargo seguimos siendo asesinados
“de a pocos” cada “noche” cuando éstas funcionan “legalmente” y botan sobre
nuestra ciudad, su contaminación que respiramos.
Cuando se formó Chimbote, nuestros ancestros, los pescadores empezaron a
ganarse la vida pescando en caballitos de totora, luego en sus “chalanitas”,
después de pescar sacaban sus pequeñas redes a ser limpiadas en los patios
de sus casas o en el frontis de ellas. Su trabajo “artesanal” iba de la mano con
su devoción a san Pedrito. Así educaron a sus hijos y a los hijos de sus hijos.
Todos ellos hasta hoy, siguen siendo relegados por la industrialización del
aceite, harina y conserva del pescado.

¿Será ya tiempo de alzar nuestra voz profética –como nos enseñan


nuestros obispos de la amazonia- y poder empezar a desarrollar una
política educacional frente al mar, dejando de convertirlo en basurero de
la ciudad?
¿Podremos arriesgarnos a denunciar la contaminación ambiental que
genera una vida condenada a la muerte (muchos de nuestros familiares,
amigos y agentes de pastoral, mueren con cáncer al pulmón por la
contaminación del humo de las fábricas o por el “spray marino” que se
respira en el aire)… seremos capaces?

5. Nuestros hermanos en
la Amazonía luchan frente a
la extracción minera, la tala
de los árboles “pues ellos
cuidan de la naturaleza y la
naturaleza los alimenta”
(documento preliminar No).
La acción significativa del
decanato campo centro, el
año pasado tenía que ver
con la defensa y
conservación del agua. Una
laguna en las alturas de Jimbe se quiere destruir para sacar “según los
estudios” el oro que vive debajo de ella. La extracción minera nos sólo va a
contaminar la laguna y los ríos, podría incluso desaparecer la vida de los
pueblos de la cuenca: la calidad de la vida humana, la ganadería y la
agricultura.
¿Podremos como Iglesia diocesana, seguir tomando partido por la vida
digna y la vida del valle, como lo vienen haciendo los agentes de pastoral
de la cuenca?
A LA LUZ DE NUESTRA FE:

Será conveniente recordar:


 Acuerdos pastorales del año 1972.1978. Prelatura de Chimbote.
 Cristo cuenta contigo. Acuerdos sobre la Pastoral social.
 LAUDATO SÍ. CAPITULO SOBRE LA CONVERSIÓN
ECOLOGICA.
 Folletos sobre Laudato Sí. Vicaría de Pastoral 2018.
 Documento preparatorio al Sínodo de los Obispos. Asamblea
especial para la región Panamazónica: AMAZONÍA: Nuevos
Caminos para la Iglesia y para una ecología Integral.
 Folleto: AMAZONÍA NUEVOS CAMINOS PARA LA IGLESIA Y
PARA UNA ECOLOGÍA INTEGRAL. Documento preparatorio
VERSION POPULAR. ELABORADO POR LA REPAM y editado
por CAAAP.
NUEVOS CAMINOS:
Los retos son muchos pero empecemos por lo primero:

 La conversión
ecológica pasa por
la conversión
personal como nos
enseña el Papa
Francisco. Recordar
al inicio del tema las
palabras de nuestro
Beato mártir Sandro
debería ayudarnos a
todos nativos y
extranjeros, en la
Iglesia y sociedad a
querer dar estos
signos de conversión.

 La toma de conciencia por buscar una ecología integral pasa por


querer hacer de nuestra evangelización una proclamación del evangelio
de Cristo “que ayude a todos hacernos uno con la naturaleza”
creada por nuestro Padre Dios y recapitulada por nuestro Salvador, que
murió y resucito por nuestra salvación.

 El respeto entre seres humanos y con mayor razón entre cristianos


es el primer paso para poder crear una pastoral ecuménica a favor
del cuidado de la casa común: En nuestra realidad (diócesis). La lucha
por la dignidad humana, la justicia a favor de los más desfavorecidos, la
reconciliación y la paz con justicia social debería ser una expresión de
nuestra amistad con Jesucristo, la Iglesia y su pueblo.

 La tarea evangelizadora no debería contraponerse en ningún


corazón de los agentes de pastoral de nuestra Iglesia con la tarea
democrática y social: a favor de las personas y del cuidado de nuestra
casa común. Todas las actividades pastorales, especialmente las
sacramentales nos deben ayudar a comprender la grandeza de vivir y
hacer lo correcto en los temas sociales: El trabajo por la dignidad y los
derechos humanos, el cuidado de la casa común, de lo creado, la lucha
contra la corrupción, la lucha contra todo tipo de violencia (delincuencia
generalizada en el país, violencia domestica contra la mujer, feminicidio
y la trata de personas, el narcotráfico y todo tipo de violencia venga de
donde venga, etc).

 Profundizar la catequesis de los signos sacramentales como por


ejemplo:

o En el bautismo, el agua. Signo de la vida para todo ser humano (ríos,


mares, lagos, lagunas, glaciales, etc).

o Pan y vino de la eucaristía: destacar el trabajo de los campesinos y


campesinas. Las
empresas y fábricas que
dan trabajo para elaborar
el vino. Su uso
comunitario para celebrar
la vida. El pan de cada
día, junto a la oración del
padre nuestro, en todos
los ambientes casa,
familia, escuela, trabajo,
etc. El vino para celebrar
la alegría de los
acontecimientos
especiales donde
brindamos por ellos.

o LG 11 afirma: “La eucaristía es la fuente y culmen de la vida


cristiana” Con ella bebemos y llegamos a la plenitud de la vida en
Cristo.
¿Será que podemos beber y llegar a la plenitud de la santidad
en las relaciones humanas de cada día: en el respeto y dignidad
de quienes compartimos el cuidado de la casa común y para la
humanidad entera?
o Destacar la unción (catecúmenos, bautismo, confirmación,
sacerdocio, enfermos) como signo del sello por el compromiso a la
vocación y vida de Dios.

 “Incidencia política”
frente a la
descontaminación de la
Bahía, de los ríos y
lagunas en nuestro
medio ambiente.
Buscar desde los
profesionales que
educamos en nuestras
universidades católicas y contando con toda la sociedad civil, poder
ayudar a quienes elegimos, con un proyecto concreto frente a este
flagelo.
 “Voz de los que no tienen voz”: La voz de los pueblos originarios de nuestra
diócesis. La voz de los pescadores y de las familias que fundaron e hicieron la
historia de Chimbote. De las ciudades de Casma y Huarmey. La voz de los
campesinos y campesinas de nuestras comunidades del campo. Su voz en la
voz de nuestros obispos, misioneros y misioneras

NOTA: Hacer un consolidado a nivel parroquial y decanal para compartir


nuestras reflexiones el día 30 de mayo, a nivel diocesano.

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