Esteban Dipaola y Nuria Yabkewski
lo que hay entre A y Ap, segiin Badiou, es diferencia, desproy
in, no-identid:
Para Adorno ~: que para Deleuze, ento
idad es captable, lo que no es posible es plant
légico de ese movimiento ni plantear un elas como cambio,
transformacién global.. Ambos pensadores postulan una
resistencia a partir de la diferencia, y en el caso especifico de
Adomo, a partir de esa negatividad decisiva, constante. No hay
para este autor un momento especulativo porque, justamente, no
puede haber esa positividad tal como el telas del movimiento.
Esto ¢s, el movimiento dialéctico es una resistencia al interior de
quello que plantea una totalidad cosificada. La positividad co-
rregida es ese restum que no se puede ubicar
itividad corregida
implica que la dialéctica como movimiento es una
in de lo dntico, y una ruptura con el principio de no
contradiccién, ruptura con el anclaje en el sujeto. Como hemos
visto, Deleuze -pero también Adorno- rompe con el principio
de identidad leibniziano. En términos de Zizek:
Ja premisa bisica de la ontologia deleusiana es precisamente que la
causalidad corpérea NO es completa: en I emergencia de lo nueio,
curre algo que NO PUEDE ser descrito apropiadamente en el
nivel de las eausas y efectos coxpéreos. [.} Ia cuasi-causa lea la
bred dela causlidad eorprea. Bn este sentido estricto, y en la mi
da en que ccimiento es el acontecimiento de sentido, Ia
cuasi-causa es el no-sentdo inherente al sentido: i un discurso pu-
diera ser reducido a su sentido, entonces formaria parte dela reai~
dads la relacin entre el sentido y a realidad designada seria simple
mente la de los objetos en ef mundo. EI no-sentido es lo-que
‘mantiene la autonomfa del nivel del sentido, de erica
de puro devenir con respecto a la realidad designads (referento”)
(Gite, 2003: 40-81, destacados en el original)?
pune geese
7. En tu ardor y en tu frio:*
contradiccion, emancipacion
Sets Nes y critica
;mposibilidad de que lo miltiple se resigne a
izacién en lo Uno. ¥ también hemos dicho que es necesa-
rio partir del concepto para que el proceso de pensamiento pue-
da tener cauce, pero, ain asi, el problema sigue residiendo en la
cosa. Es necesario entonces dar cuenta ahora del verdader
ificado que estas ideas adquieren tanto en le dindmica de la
-dad como en las posibilidades de transformaciGn que pue-
gar a gestarse en ésta, \ciabilidad a la que
ere todo su sentido al dar cuenta del
problema de las contradicciones en el capitalismo tardio.
Es decir, en la problemitica de las entradicciones se condensa
gran parte de lo que tanto Adomo como Deleuze piensan en
tomo a las sociedades modernas, adjudicando en ello todo el sig-
nificado de lo que debe estipularse como el caricter utépico~
aporético de las relaciones en este tipo dle sociedades. No pode-
toda eta nieve! / Si yo pudiese
‘eepada /Y con ell os cotaris ent
1 Europa, / Otros América, / Uno lo conserea-
ndo, / Toda el mondo£cI
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mejor estas cuestiones, parece necesario
lo del tema de las
s, apreciemos
que es @ través de las contradiceiones como se mantiene el orden
social, y no @ pesar de esas contradicciones. En este sentido, al
negar el tercer momento de la di
negativa se convierte en una dialéctica que se mantiene en sus-
penso y que no va a llegar nunca al momento de le organicidad.*
De este modo, la dialéctica “corrige” Ia filosofia primera, en la
‘medida en que las post losofia primera, para Adorno,
as, y la posici6n dialéctica es, por el contra
postura critica. Hs de para Adorno es la sociedad,
particularmente, la sociedad antagénica, una sociedad que man-
tiene su orden a través de las contradicciones. Es por eso que la
del conocimiento y Ia captacién del objeto tien
empezar con una consideracién de la interpelaci
demos denominar el sistema de la praxis: dicho sistema viene a
icar que la sistematicidad articulada en la totalidad
social liquida el tipo de subjetividad que Adorno intenta rescatar,
es deci lad de autodeterminacién. Pues, para
epto de
recaer en el momento especulati
tica que se mantenga en suspenso. La crf-
se complements y supera con una postura que se rel
ciona con lo que podriamos denominar una filosofia de la hi
ria. La filosofia de la historia, en esta linea de argumentacién, no
s6lo complements la critica social, sino que, ademés,
de Adorno, la funda, Fse, y no otro, es el movimiento que hay
beers del are, pero pensamor que e
fouosaspectos del pens
gue tener en cuei
social en
por ejemplo, el arte,
Jo no-idéntico-.
Especificamente podemos decir que, segrin Hieg
Estado
que se dan en la sociedad civil, producto de la competencia entre
Jos individuos. Asi, el Estado soberano es el Estado dis
autoritario. Adorno, al criticar el tercer momento de esa di
tica que culminaria en el Estado absoluto, esti proponiendo un
momento crucialmente revolucionario, pues Adorno no aboga
por Ia eliminacién de los antagonismos sino que més bien les,
restituye su no-lugar. Este fildsofo no ac
sino que piensa en una sociedad antagénic
cuyo movimiento es acorde con la légica del mercado. Este es el
cargceer de la utopia adorniana y en ese todo
su potencial transformador en contraposicién con Hegel, quien,
al absorber lo particular en el universal abstracto, elimina toda
lidad de cambio, pues con ello toda relacién social se
“identifica” en un tinico y ltimo fondamento. Por el contrario,
para Adorno, ya no hay alli lugar para la libertad, porque el
‘momento especulativo es el s
mn, para Theodor Adorno se da en
os planos: primero, en el plano del pensimiento, y, segundo,
5, Sobre este punto, Deleuze también presenta una postura antihegeliana,
pues hace asi
‘a que en Hegel
Ia organizacisn sot
fetica de lo
‘edguiida asf por derecho ¢ la eontradicion, puede relejarse en ella”
(Aldhuser, Pour Mare, citado en: Delevze, 2002: 4),
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