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Prefacio

Iba a ser el «encuentro de la definición»: el encuentro en el que muchos de los que se


hallaban implicados en el nacimiento de la ciencia cognitiva podrían registrar sus orígenes,
hablar de sus esperanzas y trazar el rumbo de su curso. Sabíamos que estas aspiraciones no
eran realistas, pero no permitimos que esto nos desalentara. Los oradores de esta
conferencia —los que colaboran en este volumen— trabajan todos en las disciplinas
emparentadas que comprende la ciencia cognitiva. Se les encomendó la tarea de presentar
una enunciación lo más amplia y comprensiva posible de sus diversos puntos de vista,
enunciaciones que sobrevivieran a la conferencia y que contribuyeran a la definición del
campo; enunciaciones que resultaran útiles en las etapas iniciales de la disciplina y que
suministraran ejemplos de lo que somos, de lo que queremos ser e, incluso, de lo que no
debemos ser.
Este libro es el resultado de esa conferencia. Aquí, en diez exposiciones completamente
diferentes, los diez oradores invitados presentan su punto de vista acerca de la ciencia. Se
los instó a aportar artículos que fueran más allá de los objetivos inmediatos del campo y
expresaran algunas de las esperanzas, aspiraciones y problemas críticos con que se enfrenta
el desarrollo de una ciencia cognitiva. Se los instó además a no limitarse a la presentación
de ideales y metas elevados, sino también a demostrar cómo se habían acercado a los
problemas del campo. Los colaboradores respondieron a estos requerimientos de distinto
modo. A algunos les pareció mejor presentar perspectivas generales de la ciencia, o de su
propia filosofía de base. Otros presentaron obras de investigación o profundos análisis de
un problema clave, ilustrando la ciencia mediante el hecho. Se apoyó todo tipo de ensayo.
No obstante, se pidió a cada autor que compusiera un artículo inteligible, incluso para los-
no especialistas, si no en el tema, al menos en su espíritu. Así pues, los artículos acerca del
proyecto actual preferido pueden resultar de gran valor si muestran la filosofía del plantea-
miento utilizado al abordar el problema, si revelan las dudas, los pasos en falso,

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10 Perspectivas de la ciencia cognitiva

la historia por la que se llegó al presente estado de la rienda y, también, cuáles son las
actuales hipótesis de trabajo acerca del problema. De este modo, los ensayos de
investigación complementan los de enunciaciones más generales. Los unos proporcionan
una exposición de lo que podría ser la ciencia cognitiva; los otros, una demostración de la
ciencia en desarrollo.
La tarea de seleccionar los ensayos fue compleja, canto más cuanto que descubrimos
complacidos que había más candidatos de los que podrían tener cabida en una única
conferencia. Por tanto, tratamos de contar con una cierta amplitud, con un cierto equilibrio
de las posiciones. Entre los que intentamos organizar la conferencia se cuentan los
miembros del Programa de Ciencia Cognitiva de la Universidad de California, San Diego,
y, en particular, los restantes codirectores del programa: George Mandier y David
Rumelhart. Procedimos a seleccionar un grupo de oradores equilibrado y representativo de
las disciplinas y personas dedicadas a la ciencia cognitiva. La lista de candidatos para la
conferencia (y de los temas de mesas redondas y organizadores) fue retinándose por medio
de una continua consulta, con la ayuda de las personas que fueron profesores visitantes en
el Programa: Robert Buhr, Larry Carleton, Geoffrey Hinron, Edwin Hutchins, lan Moar y
Leonard Talmy. Muchas otras personas de todo el país ayudaron en el proceso de
selección, mediante largas conferencias telefónicas, cartas y correos electrónicos. Algunos
de los invitados no pudieron asistir por causa de compromisos anteriores o algún otro
inconveniente. Con cada aceptación o declinación de una invitación volvíamos a evaluar la
lista encera de invitados, haciendo todos los cambios que considerábamos necesarios para
preservar el equilibrio. Por fin creímos que casi todas las tendencias importantes de la
ciencia cognitiva estaban representadas. Una de las principales omisiones fue consecuencia
de que ninguna de las (tres) personas invitadas de lo que podríamos denominar la «escuela
de lingüística del MIT» pudo asistir.
Esta no fue la primera conferencia sobre rienda cognitiva. Hay muchas candidatas para
tal título y quizá las que más lo merezcan sean las numerosas conferencias sobre
Inteligencia Artificial, Procesos de Pensamiento, Cibernética y Teoría de la Información,
celebradas todas en 1956. No obstante, ahora el nombre «ciencia cognitiva» se encuentra
ligado a las diferentes actividades de sus patrocinadores. Con ese nombre hay una revista y
una sociedad; la revista empezó a publicarse en 1977 y la sociedad nació durante las etapas
de planificación de esta conferencia. La revista, la sociedad, la conferencia..., cada una
decidió adoptar a las otras dos como vehículos oficiales. El resultado es que esta
conferencia sirve también como la primera conferencia oficial (y anual) de la Sociedad de
Ciencia Cognitiva, y que la revista es la publicación oficial de la sociedad.
El libro proporciona diez perspectivas sobre la ciencia cognitiva; cada una trata un
conjunto de temas diferentes, presentados con estilos distintos. Consideramos que, en su
conjunto, este grupo de artículos procura un amplio mues-

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treo de una gran variedad de disciplinas y enfoques incluidos en la ciencia comitiva Los
artículos aquí presentados no sirven como definición formal del campo: esta carea
probablemente no es posible. Pero sí sirven para ilustrar muchos de los cimientos, muchas
de las esperanzas y aspiraciones de los que a ella se dedican y parte de la variedad de
estilos y puntos de vista que caracterizan la investigación. El libro no da una única
definición, sino diez perspectivas que iluminan la disciplina emergente que es la rienda
cognitiva.

Reconocimientos
El programa de Ciencia Cognitiva desarrollado en la Universidad de California, San
Diego, y gran parte de los-gastos exigidos por la conferencia se financiaron mediante una
donación de la Fundación de Alfred P. Sloan. Agradezco a Kenneth Klivington, de dicha
Fundación, el apoyo prestado al programa y a la conferencia. Agradezco también a las
muchas personas de todo el país —demasiado numerosas para nombrarlas a codas— que
me ayudaron en la selección de la conferencia, a los que organizaron las seis mesas
redondas acerca del estado de la ciencia y a los que participaron en ellas.
Gracias a todos.

DONALD A. NORMAN
Programa de Ciencia Cognitiva Centro de Procesamiento de Información Humana
Universidad de California, San Diego, La Jalla, California

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¿Qué es la ciencia cognitiva?
DÓNALO A. NORMAN
Departamento de Psicología y Programa de Ciencia Cognitiva
Centro de Procesamiento de Información Humana
Universidad de California, San Diego.

La ciencia cognitiva es una disciplina creada a partir de una convergencia de intereses


entre los que persiguen el estudio de la cognición desde diferentes puntos de vista. El
aspecto crítico de la ciencia cognitiva es la búsqueda de la comprensión de la cognición,
sea esta real o abstracta, humana o mecánica. Su meta es comprender los principios de la
conducta cognitiva e inteligente. Su esperanza es que ello nos permita una mejor
comprensión de la mente humana, de la enseñanza y aprendizaje, de las habilidades
mentales y el desarrollo de aparatos inteligentes que puedan aumentar las capacidades
humanas de manera importante y constructiva.
Los capítulos de este libro tratan estos problemas tanto por su contenido como por la
variedad de los diferentes enfoques, por el alcance de los interrogantes que plantean y por
los métodos que aplican. Pero los capítulos no proporcionan una respuesta. De hecho, tal
vez aumenten la confusión. ¿Qué es la ciencia cognitiva? ¿Por qué es necesaria?
Carecemos de una ciencia de la cognición: una ciencia de la mente, de la inteligencia,
del pensamiento; una ciencia centrada en el conocimiento y sus usos. Muchas disciplinas,
es cierto, se han dedicado a estos asuntos, pero nunca de manera completa. El estudio de la
cognición exige una base amplia, y una comprensión plena exigirá más herramientas de las
que pueda proveer una de las disciplinas aisladamente. La cognición humana existe dentro
del contexto de la persona, de la sociedad, de la cultura. Comprender lo humano exige la
comprensión de estos diferentes problemas y de los modos en que las interacciones en re
ellos dan forma a los procesos cognitivos. El sustrato físico en el hombre en el cerebro, la
región de las neurociencias, que pone límites a lo que puede hacerse y restringe el modo de
hacerlo. El filósofo se ha preocupado de diversos problemas de la mente, del pensamiento,
la intención, la memoria, los actos y las creencias. El psicólogo se ha concentrado tanto en
el cerebro como en los mecanismos funcionales de la mente, en las operaciones de los
sistemas

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14 Perspectivas de la ciencia cognitiva

de procesamiento cognitivo, en el lenguaje, la percepción, las emociones, la maduración


del niño y en la naturaleza de las interacciones sociales.
La sociedad y la cultura determinan nuestras acciones tanto como lo hacen las
estructuras cerebrales. En este campo, el antropólogo cognitivo y el sociólogo desempeñan
un papel importante. Las tareas y el medio imponen fuertes restricciones a nuestras
acciones. Las habilidades humanas y los instrumentos se convierten en elementos
esenciales de la cognición, los grupos sociales, el ordenador como herramienta de la
cognición. Incluso las inocentes metáforas del lenguaje transmiten pistas (o más
rigurosamente, implicaciones) acerca de las estructuras de creencia subyacentes. La
interpretación de un suceso actual depende de la historia, la cual se basa en la cultura. Si
creamos inteligencias artificiales, ¿no estarán sujetas a las mismas restricciones? Si
intentan mimetizar la mente humana, ¿deberán, por consiguiente, compartir el mismo
conocimiento cultural y social? Pero si existen por sí mismas, como inteligencias arti-
ficiales, ¿no deberían desarrollar su propia base cultural para poder ser verdaderamente
creativas y comunicativas? Como consecuencia, estarán fuertemente limitadas por su
entorno, por las tareas que se les encomiende, por los órganos sensoriales y motores que se
les procuren y también por las restricciones, más evidentes, que les impongan sus
mecanismos de procesamiento y sus algoritmos. Comprender los procesos cognitivos es
comprender la intervención de todos estos factores.
La ciencia tiene otros aspectos. Personalmente, siento la necesidad de tener nuevas
perspectivas acerca de los mecanismos inteligentes. Como psicólogo, quiero entender los
mecanismos de la mente, de la mente humana. Como científico de la cognición, mi
objetivo es algo diferente. En este caso ya no me limito al estudio de lo humano; ahora, mi
objetivo consiste en comprender la cognición en lo general y lo abstracto. Con este fin, no
me preocupa el que la cognición sea natural o artificial, humana o no humana, real o
hipotética. ¿Cómo puedo comprender la cognición humana en tanto no comprenda el
alcance de los mecanismos y las funciones cognitivas? Me es preciso conocer los posibles
enfoques teóricos, todas las posibilidades. Entonces, y sólo entonces, podré distinguir entre
ellas, conocer sus fuerzas y debilidades, determinar cuál es la que mejor caracteriza el
procesamiento y la cognición humana. Como psicólogo cognitivo, tengo la necesidad de
una ciencia cognitiva. Hoy aún no existe la estructura teórica general de la ciencia
cognitiva. Debería existir.
¿Por qué una nueva disciplina? ¿Por qué no seguir con las ciencias ya existentes? La
respuesta está en la sociología y la política de la ciencia. En la actualidad, todos los que
trabajan en ciencia cognitiva padecen el problema de que no se adecuan a ninguna área
científica específica. Creo que las cuestiones importantes acerca de la naturaleza de la
ciencia cognitiva sólo pueden ser atendidas mediante el desarrollo de nuevos
procedimientos, de una nueva metodología, de nuevas técnicas experimentales, de una
nueva teoría. Pero las disciplinas existentes ya tienen sus propias restricciones y creencias
referentes a la

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1 ¿Qué es la ciencia cognitiva? 15

Primacía de sus propios métodos e intereses individuales. Incluso donde existe acuerdo
sobre la importancia de una cuestión en particular, a menudo no lo hay sobre dónde podría
encajar dentro de las estructuras de los departamentos académicos normales. Los miembros
relevantes de cada disciplina podrían quizás estar de acuerdo en que la labor es importante
y útil, pero no en que es una parte lo suficientemente central con relación a su disciplina.
En estos casos, ¿cómo puede avanzar un investigador? ¿Cómo puede esperar un estudiante
posgraduado que su tesis se apruebe? ¿Cómo puede un miembro joven de una facultad
ejercer dentro de una disciplina establecida? La única respuesta parece radicar en que debe
existir una disciplina que se centre en el conocimiento, pero alentando a la vez el desarrollo
de diversas metodologías.
De ahí la ciencia cognitiva: un campo que pueda concentrarse en la comprensión del
conocimiento y de los procesos cognitivos, libre de las preocupaciones de ciencias
concretas.

Diez perspectivas sobre la ciencia cognitiva


¿Qué es lo que los capítulos de este libro ofrecen para la comprensión de la ciencia
cognitiva? Proporcionan una elocuente síntesis de los diversos puntos de vista de los
autores, pero ¿de qué modo encajan entre sí? Superficialmente, parecen estar en
desacuerdo tanto como de acuerdo. Sus objetivos entran en conflicto y se contradicen.
Algunos, sencillamente, ignoran los problemas o, cuando menos, los problemas planteados
por Otros. ¿Qué grado de discernimiento proporcionan estos capítulos al estudio de la
cognición?
El tema central del libro es el papel que desempeñan la computación y la manipulación
de los símbolos en la cognición. Para algunos, la esencia misma de un sistema cognitivo es
ser un sistema procesador de símbolos. El hombre y el ordenador son, por supuesto, seres
muy diferentes —argumentan—, pero comparten la capacidad de crear, manipular y
procesar símbolos abstractos. Esto es lo que otorga capacidad intelectual a los seres
humanos, a los animales, a los aparatos artificiales. ¿De qué manera tratan los diez
capítulos este problema? Los dos capítulos que discuten más explícitamente el presupuesto
del hombre como sistema procesador de símbolos son los de Simón y Newell. Pero casi
todos los restantes utilizan este presupuesto básico, a veces de manera explícita, implícita
otras. La utilización no significa acuerdo. A decir verdad, el tema secundario de este libro
es la crítica de la continua aceptación de los sistemas procesadores de símbolos como
modelos le la cognición humana y animal. Geschwind y Winograd son los que de manera
más decidida se oponen a esta crítica. Lakoff, Johnson y Searle no parecen referirse a estas
cuestiones en absoluto; pero, no obstante, las argumentaciones que ofrecen tienen por
finalidad obstaculizar las creencias actuales acerca de los mecanismos procesadores dé
símbolos. En mi contribución —el último capítulo del libro— voy a horcaja-

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16 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

das del argumento, diciendo: sí, somos procesadores de símbolos, pero somos algo más.
¿Cuál es el argumento acerca del procesamiento de símbolos? ¿Qué es un símbolo? Lo
fundamental de la definición es que un símbolo «simboliza» algo, un símbolo está en lugar
de otra cosa. Esto proporciona una base para el problema de la representación y, por
consiguiente, del procesamiento; pues el presupuesto implica que los procesos cognitivos
operan a través de la manipulación, la transformación y la combinación de símbolos
internos que representan experiencias, significaciones, percepciones y acciones. En el
capítulo sobre «Sistemas de símbolos físicos», Newell cita a Whitehead; repito aquí sus
palabras:

La mente humana fondona simbólicamente cuando algunos componentes de su experiencia


evocan estados de conciencia, creencias, emociones y usos que reflejan otros componentes de su
experiencia. El primer conjunto de componentes son los «símbolos» y el segundo es el
«significado» de los símbolos. El funcionamiento orgánico por el que se da la transición desde el
símbolo a la significación recibirá el nombre de «referencia simbólica» (WHITEHEAD, 1927, págs.
7-8).

¿Por qué no hay acuerdo acerca de esta cuestión? La dificultad parece radicar en que los
sistemas de símbolos implican una representación discreta, con un fin determinado.
¿Deben producirse todos los procesos cognitivos a partir de procesos simbólicos?
Considérese un organismo simple, una polilla, constituido de manera tal que la tasa
relativa según la cual bate las alas está afectada por la diferencia de intensidad de luz que
le llega a los ojos. Cuando la luz le llega al ojo izquierdo, se incrementa la señal neuronal
enviada al ala derecha y disminuye-la enviada al ala izquierda. El resultado consiste en una
aceleración del batir de las alas que están alejadas de la luz y una disminución de la
velocidad de las que están cerca, lo cual determina que la polilla avance hada la luz
formando círculos, tal y como lo hace. El observador dice que la luz atrae a la polilla, que
la luz «le gusta». Pero ¿dónde está la intencionalidad de la polilla?, ¿dónde están sus
gustos y desagrados?, ¿dónde está su sistema de símbolos?, ¿es un sistema inteligente?
La polilla no constituye un buen prototipo de sistema cognitivo, pero las cuestiones que
plantean sus mecanismos son importantes. ¿En qué medida la compleja conducta de las
personas no se compone de subsistemas especializados, la mayoría de ellos semejantes a
los de la polilla, que carecen de símbolos discretos con los que poder llevar a cabo
operaciones formales? En sistemas ya predeterminados por el organismo, como éstos, la
intencionalidad y la finalidad sólo se revelan en la historia evolutiva que dio origen en
primer lugar al sistema, pero que ya no están presentes de modo explícito alguno, salvo en
la existencia del sistema mismo.
Geschwind plantea explícitamente este problema en su capítulo, cuando

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1. ¿Qué es la ciencia cognitiva? | 17

expone los mecanismos predeterminados innatamente. Algunos gatos, criados de tal


manera que no han visto nunca una rata, nos recuerda Geschwind, la atacarán cuando la
vean por primera vez, al igual que un animal criado salvajemente; pero no se limitarán a
atacarla, sino que la morderán mortalmente en el sitio preciso del cuello (y con el ángulo
exacto). Estos son mecanismos específicos construidos internamente, de cierta
complejidad, que implican aspectos relacionados con la percepción, la anatomía de la rata
y acciones motoras precisas. Pero es posible que así como este programa existe en el gato,
el programa para volar al encuentro de la luz exista en la polilla. ¿Es esto un procesamiento
de símbolos?
¿Cuáles son las clases de mecanismos que se cualifican como procesadores de
símbolos? Es posible argumentar que casi todo mecanismo utilizado para guiar una acción
tiene un componente simbólico. En la polilla, la tasa de impulso de las neuronas simboliza
la intensidad y la localización de la luz. El sistema muscular interpreta esta representación.
¿Es el sistema de la polilla un sistema de procesamiento de símbolos? Es posible concebir
al ser humano como constituido en gran parte por mecanismos especializados,
preconectados para actuar de determinada manera. En esencia, estos mecanismos se
asemejan a los de la mariposa nocturna. El sistema está diseñado para responder
directamente: en el estado del sistema refleja las condiciones de sus variables. No es fácil,
en este sistema, identificar las etapas de procesamiento, cognición y decisión, tan
apreciadas por los teóricos contemporáneos del procesamiento humano. Más bien, el
sistema opera sencillamente para hacer «lo que es necesario hacer». Pero ¿qué significa
hacer «lo que es necesario»? La identificación de una señal con una «variable» del sistema
sugiere un procesamiento de símbolos.
Lo mismo sucede con el gato. El ataque del gato no es solamente un reflejo complejo.
«Después de todo», dice Geschwind, «el sistema cognitivo es verdaderamente lo que está
incorporado en los genes y se hereda. Es, si se quiere, una memoria racial. De este modo,
encarna una estrategia útil que se ha aprendido en el pasado y que, sencillamente, no tiene
que volver a aprenderse. Por lo menos en el caso del gato, supone que tiene intenciones y
sensaciones muy subjetivas. Por ejemplo, esquivará un obstáculo para atacar a la rata. Esto
no es más sorprendente que las emociones vividas y las intenciones de los seres humanos
ante todos los estímulos heredados para los que tenemos respuestas asimismo heredadas.»
Prefiero dejar de lado este debate, argumentando que un componente fundamental de la
ciencia cognitiva es la especificación de las reglas y mecanismos mediante los cuales los
sistemas cognitivos operan. Esta definición admite a importancia del procesamiento de los
símbolos físicos, pero también permite una amplia variedad en la especificación de las
funciones cognitivas. De acuerdo con esta definición, el estudio de los mecanismos
especializados del

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18 Perspectivas de la ciencia cognitiva

funcionamiento cognitivo, de las reglas del lenguaje, de los principios biológicos


relevantes para la cognición, o de los sistemas de procesamiento de símbolos físicos, son
todos de vital importancia para la ciencia.
Un segundo tema del libro se refiere al modo en que la cognición humana y animal se
modela de acuerdo con el ambiente y la biología. Parte de la cuestión se refiere a las
estructuras biológicas que son resultado de la evolución; otra parte se refiere al sistema de
artefactos humanos que hemos creado en nuestras diversas culturas y que influyen
poderosamente en nuestros conocimientos, creencias y cogniciones. Simón pone de relieve
la dependencia de la conducta del ambiente. En realidad, estamos estudiando sociología,
dice. Los sistemas cognitivos son adaptativos, «son lo que son por haber sido molidos entre
la piedra inferior de su fisiología o sustrato físico, según sea el caso, y la piedra superior
del medio complejo en que existen. Los sistemas que son adaptativos pueden igualmente
describirse como "artificiales"; ya que los ambientes cambian, es de esperar que también
ellos cambien, como si estuvieran deliberadamente diseñados para adecuarse a dichos
ambientes» (SIMÓN, 1980, extracto). La inteligencia natural es en realidad artificial: la vida
no siempre existió. Todas las inteligencias, dice Simón, son sistemas de símbolos,
construidos sobre los mismos procesos básicos. Las computadoras se construyen a imagen
de su creador: el ser humano. La evolución es un proceso importante, pero sin objetivos (a
no ser que consista en la capacidad de sobrevivir hasta la reproducción). El resultado es la
infinita remodelación de las especies animales para adaptarse a un nicho ecológico
particular. La remodelación actúa tanto sobre el animal como sobre el medio: cámbiese
sólo uno de ellos y ya no habrá apareo. También nosotros, los seres humanos, hemos sido
modelados para adecuarnos a nuestro medio. Pero también hemos modelado el medio; lo
hemos convertido en nuestra herramienta. Se ha convertido en parte de nuestro aparato
computacional, tanto como nuestro cerebro. Mediante los cambios que imprimimos en el
medio, mediante la invención de nuevas tecnologías, los seres humanos hemos enriquecido
sustancialmente nuestras capacidades computacionales.
El capítulo de Geschwind presenta argumentaciones pareadas. Somos criaturas
especializadas. El cerebro es un aparato complejo, bañado en fluidos, que se comunica
consigo mismo y con el cuerpo mediante impulsos químicos, líquidos y eléctricos. Existen
sistemas especializados que interactúan de modos interesantes. ¿Es el cerebro el
dispositivo cognitivo ideal? Probablemente no, dice Geschwind. ¿Y por qué decimos «el
cerebro»? ¿Hay tan sólo un modelo de cerebro? El cerebro existe como resultado de
compromisos que quizás han intercambiado un diseño superior en un área por un diseño
inferior en otra. «Simón ha dicho», dice Geschwind, «que cuando creemos estar estudiando
las propiedades del sistema nervioso, quizás estemos estudiando realmente los efectos de la
historia pasada. No obstante, una pequeña reflexión muestra que la situación contraria
puede ser igualmente frecuente: cuando creíamos estar estudiando

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1. ¿Qué es la ciencia cognitiva? | 19

los efectos de la experiencia, estábamos en realidad estudiando las propiedades del sistema
nervioso.» Un modelo de la mente humana es un potente sistema de procesamiento de
símbolos de propósito general. Otro modelo tratado es una colección de sistemas
especializados, cada uno diseñado para una función particular, cada uno con su
«conocimiento» previamente incorporado, y cada uno asentado y modelado a través de
millones de años para desempeñar su tarea, restringido por las fuerzas biológicas,
ecológicas y evolutivas con las que se haya encontrado.
Geschwind destaca la importancia del conocimiento de los sistemas neurológicos en la
comprensión de la mente. Tenemos funciones específicas previamente incorporadas en
nuestro organismo. Somos criaturas complejas. Los mecanismos neurológicos son mucho
más complejos de lo que somos capaces de percibir. El estudio de los desórdenes en el
funcionamiento cognitivo producidos por lesiones cerebrales es una herramienta potente a
la hora de comprobar las teorías cognitivas. El argumento de Geschwind es un útil
importante, aunque a menudo se ha subestimado en el desarrollo de la ciencia cognitiva
contemporánea. Se invitó a Geschwind precisamente por esta razón: sería absurdo ignorar
nuestras bases biológicas.
Newell argumentó de manera convincente que, sea cual fuere el sustrato físico, la
cognición inteligente implica un sistema de procesamiento de símbolos. Es imprescindible
examinar estos sistemas con profundidad, analizar las propiedades fundamentales de su
funcionamiento, los conceptos básicos a partir de los cuales debe construirse todo sistema
cognitivo. Un sistema de símbolos y las referencias. El sistema de símbolos físicos es el
fondo de la base del procesamiento.
Newell nos proporciona importantes restricciones del sistema de procesamiento de
símbolos. Creo que sus argumentos son esenciales, pues estoy de» acuerdo con él y con
Simón en que la médula de la ciencia cognitiva debe ser un sistema de procesamiento de
símbolos. El capítulo tiene especial importancia porque antes no contábamos con una
enunciación dará y definida de lo que se entendía por sistema de procesamiento de
símbolos. Nos ofrece una exposición definitiva de esta postura, complementada con el
examen de la estructura de comandos primitivos básicos de los sistemas de procesamiento
en tiempo real, de las consecuencias de la necesidad de diversidad y especialización de los
sistemas humanos de procesamiento. Muchas de las objeciones a la posición según la cual
el ser humano es un sistema de procesamiento de símbolos encontrarán en este capítulo
tanto apoyo como refutación. Desdichadamente, el capítulo no resolverá estos problemas,
pero hará posible formularlos con mayor claridad y que los debates se desarrollen más
constructivamente, de acuerdo con las cuestiones fundamentales que se están discutiendo.
Newell acierta al subrayar la importancia de comprender los conceptos básicos de un
sistema de procesamiento de símbolos, pues la cuestión de la representación y el
procesamiento constituyen la base de la ciencia cognitiva.

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20 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

Minsky continúa la discusión del mecanismo, pero de una manera novedosa. En cierto
sentido, lo que Minsky intenta es concebir un nuevo principio de arquitectura procesual
teniendo en cuenta seriamente las restricciones que el desarrollo neurológico del cerebro
debe imponer a su estructura física, y preguntándose luego cómo esas limitaciones físicas
han de afectar las estructuras del procesamiento de la información: tendiendo un puente
entre las posiciones de Geschwind y Newell. Su exposición en la conferencia fue
lúcidamente incomprensible. Minsky explicó el porqué: algunas de las cuestiones impor-
tantes, necesarias para comprender sus conceptos, se explicaban en otros artículos suyos,
que nosotros no habíamos leído.
Pero Minsky nos dijo que tampoco él entendía esos artículos. ¿En qué radicaba la
dificultad? En que se trataba de problemas difíciles. Después de todo, ¿qué es preferible,
que una teoría científica sea correcta, o que sea inteligible? El capítulo de Minsky refleja
las luchas por dar forma a una nueva dirección teórica, a un enfoque fundamentalmente
diferente del estudio de la memoria y de la naturaleza del mecanismo procesual.
¿Cómo pudo evolucionar el cerebro para convertirse en un sistema físico de símbolos?
La cuestión plantea problemas importantes acerca de la arquitectura cerebral. En artículos
anteriores, Minsky se preocupó por la falta de discusiones (MINSKY, 1977, 1979). En el
capítulo que este libro incluye, postula una nueva forma de organización del conocimiento
en nodos, líneas y pirámides. El objetivo es nada menos que la reconceptualización de los
problemas de la memoria, empezando por el papel de la función de la memoria, de los
estados y las entidades mentales. ¿Quién es el «yo» que hace una cosa u otra en la cabeza?
Cuando alguien dice: «(yo) acabo de tener una idea brillante», ¿qué es «yo»? Minsky
sostiene que no se trata de un «yo», sino de un «nosotros» —agentes—, un nosotros
colectivo opuesto al yo clásico, al ego de Freud. Esto permite hablar de sociedades de
agentes, de mentes dentro de mentes. Los conceptos de estado mental y estado mental
parcial se interpretan en términos de «subconjuntos de los estados de las partes de la
mente». Minsky aboga en favor de un cambio completo del modo de concebir el
procesamiento. Los argumentos no son completos, por lo que el capítulo es sugerente, no
definitivo. No esperéis que sea de fácil comprensión.
Evidentemente, el estudio de la ciencia cognitiva no abarca tan sólo el estudio de las
estructuras de procesamiento» sea cual fuere su especie. Es necesario algún tipo de
contenido, algún modo de hacer uso de las estructuras de procesamiento,
independientemente de su naturaleza. Los capítulos de Schank y Johnson-Laird inician la
exposición de esas cuestiones Schank se preocupa por la memoria, pero de un modo del
todo diferente del de Minsky. Bien, dice, me era necesario comprender la memoria para
poder comprender la comprensión. Los psicólogos no me decían nada útil sobre la
memoria: todo lo que decían era que allí estaba y que quizás hubiera dos. De modo que si
los psicólogos no hablaban de la memoria de una forma que resulta útil para poder
aprender

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22 Perspectivas de la ciencia cognitiva

reglas de operación físico-químico-biológicas. Las reglas seguidas por el material mental


están determinadas por la interacción funcional de sus mecanismos componentes y su
representación. Sobre este sustrato procesual descansa el contenido de la mente, donde el
«yo/nosotros» de la cognición interna modifica el medio basándose en la experiencia.
Resolvemos algunos problemas modelándolos de acuerdo con nuestros modelos mentales
del mundo, el espado, el tiempo y el objeto: así lo afirma Johnson-Laird. Nuestra
resolución de los problemas, pues, reflejará las leyes que hemos deducido del mundo,
interpretadas dentro de los límites de la memoria y el procesamiento humanos. No es
preciso que estos modelos sean reflejos exactos del mundo: ni siquiera es preciso que sean
coherentes consigo mismos. Si este razonamiento «experiencial» no logra seguir un
razonamiento «lógico», el error nada implica acerca de la maquinaria de la mente, sólo
acerca del contenido. Johnson-Laird ha comentado acerca de esta discusión:

«Siento que Newell y yo, mis que estar en desacuerdo, no nos comprendemos bien... La palabra
lógico tiene una desafortunada ambigüedad. Por una parte, puede significar razonar de acuerdo con
algún sistema de la lógica. Por la otra, puede significar simplemente hacer inferencias que son
lógicas, es decir, válidas. Sospecho que mi intercambio con Allen Newell fue una mutua
incomprensión por causa de esa ambigüedad. Lo que yo sostengo es que la gente puede hacer
inferencias lógicas (válidas) sin emplear clase alguna de lógica mental. Todo lo que poseen para
guiarse es el principio semántico fundamental de la inferencia válida, es decir, una inferencia es
válida si no hay manera de interpretar las premisas de modo tal que no sean coherentes con la
conclusión. ¿Qué es la lógica? Es un sistema de principios (axiomas, reglas de inferencia,
esquemas inferencia les o lo que queráis) que tiene por finalidad suministrar una maquinaria que
haga inferencias válidas. Y lo que estoy diciendo es que, en general, no poseemos máquina
semejante. Esa es la razón por la que Aristóteles decidió inventar la lógica. Sabía que a menudo nos
equivocamos, pero él, como la mayoría de la gente, poseía el principio semántico fundamental, y
fue por tanto capaz de hacer deducciones válidas: un prerrequisito esencial para todo aquel que
desee construir un sistema de lógica.»

La contribución de Johnson-Laird puede considerarse como construida sobre varios de


los temas del libro. Su obra utiliza estructuras de procesamiento de símbolos y experiencias
de una persona dentro de un entorno cultural para pensar y razonar por medio de los
modelos internos de esas experiencias. La obra, por tanto, mezcla varias de las
concepciones del ser humano, aparentemente conflictivas, como procesador de símbolos,
actuando de acuerdo con lo que no parecen ser principios lógicos.
Lakoff yJohnson sostienen que los modelos mentales internos, propios, se

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1. ¿Qué es la ciencia cognitiva? | 23

reflejan en el habla. Hablamos en modelos, en metáforas. Las metáforas son sutiles, pero
tienen fuertes implicaciones. Piénsese en las ideas como hijas de los creadores —«concibió
una teoría brillante», «la ciencia cognitiva está todavía en su infancia», «este concepto es
hijo del cerebro de...»— y automáticamente se presenta un amplio conjunto de conceptos
para la comprensión de la «idea». Además, las implicaciones de una metáfora pueden no
ser coherentes con las de otra: compárese la metáfora de las ideas como hijos con las de
ideas como plantas, productos, utensilios, recursos, dinero, instrumentos cortantes,
alimentos o modas. Cada metáfora produce un nuevo conjunto de perspectivas sobre el
concepto, cada una lo ilumina de manera diferente: las ideas (como instrumentos cortantes)
pueden cortar «el corazón del problema», pero estas ideas se hacen, no nacen, como
nacería la idea considerada como un hijo. Johnson-Laird y Lakoff yJohnson dicen cosas
similares: el conocimiento como modelo, como analogía y metáfora de otro conocimiento.
Pero Lakoff yJohnson dicen más. Se preocupan por el poder de las implicaciones ocultas
de la metáfora, que hacen caer al usuario en la trampa de creer más de lo que
explícitamente se enuncia. Su capítulo termina con esta afirmación: «Si la ciencia
cognitiva ha de ocuparse de la comprensión humana en su plena riqueza y no meramente
de esos fenómenos que se adecuan a la metáfora "LA MENTE ES UNA MAQUINA", puede que
entonces tenga que sacrificar la coherencia metafórica al servicio de una comprensión más
plena.»
No es suficiente hablar de mecanismo y de pensamiento. Existen varios temas críticos,
hasta ahora ausentes del análisis del funcionamiento cognitivo. Uno de ellos es el papel de
la intención. Los animales inteligentes tienen intenciones que tratan de satisfacer. Pero el
concepto de «intención» es complejo, e implica la consideración de varias cuestiones
filosóficas profundas acerca de la relación entre la intención y la acción. Searle nos habla
de acción e intención, de memoria y percepción, y de la relación y fundamentación
filosófica de estos conceptos. El capítulo se vuelve técnico e incluye argumentos
filosóficos. La intención es un estado de conciencia. No es lo mismo que la conducta. ¿Qué
es la intención? ¿Cuándo podemos decir que hemos hecho lo que intentábamos? Mientras
examina estas cuestiones, Searle traza un paralelismo entre la intencionalidad de la
percepción visual y la intencionalidad de los actos intencionales, lo cual da lugar al análisis
de los paralelismos entre ver algo, recordar algo, la intención previa a la acción. El
resultado es a la vez un aumento de nuestra comprensión de la intención y la acción, y
también cierto panorama de cómo un filósofo de la cognición enfoca esta tarea.
Los dos capítulos finales del libro reexaminan las bases de la ciencia cognitiva.
Winograd lo hace reconsiderando su propia obra en relación con la creciente toma de
conciencia de lo incompleto que se encuentra el trabajo en esa tradición, especialmente si
se la mide respecto a la perspectiva según la cual el conocimiento y la comprensión
siempre se determinan relativamente. El capítulo plantea cuestiones: ése es su objetivo, el
planteo de interrogantes sobre la

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24. Perspectivas de la ciencia cognitiva

naturaleza de la comprensión. Winograd examina los fundamentos mismos de sus primeros


trabajos sobre comprensión del lenguaje. ¿Es necesaria una representación? ¿Cuáles son
los presupuestos básicos a los que uno recurre en el desarrollo de un modelo de
procesamiento del lenguaje? Partiendo de su formación en la tradición filosófica
hermenéutica, Winograd aboga por una visión nueva del proceso de comprensión. El
camino es complejo y la meta no está del todo formulada. Los problemas, sin embargo, son
críticos para el buen éxito de la ciencia cognitiva. Llegan a la esencia del razonamiento y la
comprensión naturales. En el capítulo final me refiero a las diferentes cuestiones que com-
prende la ciencia cognitiva. Identifico doce temas fundamentales que me han llamado la
atención. Estos doce temas no son independientes entre sí, ni tienen igual importancia. Y
no pretendo que abarquen todo lo que es importante para el estudio de la cognición. Pero sí
sostengo que los doce se cuentan entre los problemas de los que debemos partir, si nuestro
campo ha de tener solidez.
Creo en el valor de múltiples filosofías, múltiples puntos de vista y múltiples enfoques
para problemas comunes. Creo que la virtud de la ciencia cognitiva consiste en que unifica
disciplinas hasta ahora dispares en una tarea comunitaria. La razón por la que expongo
estos doce temas es que tengo esperanzas de que puedan concentrar esfuerzos en torno a
problemas comunes. Expongo estos temas primordialmente desde mi propia perspectiva,
una perspectiva que es fundamentalmente la de un psicólogo interesado en el funciona-
miento de la mente. Puntos de vista alternativos son posibles, bienvenidos y necesarios. En
otros capítulos del libro se proporcionan algunos.
En el tratamiento de los doce temas me baso en mi propio conocimiento y comprensión
de los problemas y en el presente estado de su desarrollo. Cada uno de ellos, sin embargo,
es un tema total que debe ser considerado desde todas las .direcciones: neurológica,
psicológica, sociológica, cultural, filosófica, lingüística.
Mucho es lo que falta en este volumen. Hay importantes campos que no están
representados, importantes puntos de vista que están ausentes; existen huecos evidentes.
No hay exposiciones acerca de la antropología, la evolución, el desarrollo. ¿Podemos
aprender de los estudios sobre inteligencia animal? Aun desde dentro de las disciplinas
cubiertas, el libro contiene sólo uno o dos puntos de vista, y a veces ni siquiera el que es
dominante. La fuerza del libro radica en la diversidad con que los colaboradores abarcan
un tema común: el estudio de la cognición. No faltan oportunidades para poder escuchar a
cada uno de los que proponen un punto de vista particular. Pero hay pocas oportunidades
de que cada uno de los que proponen puntos de vista diferentes pueda dialogar con los
demás, o dirigirse a una audiencia común. La importancia del libro radica en el éxito con
que cada uno de los colaboradores cumple con su cometido. La lectura de este libro debería
emprenderse con la intención de comprender un tema sumamente complejo: la cognición.

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Ciencia cognitiva:
la más nueva ciencia
de lo artificial*

HERBERT A. SIMÓN

Nos encontramos aquí reunidos para participar en el bautizo de un campo de


investigación científica que ha de llamarse ciencia cognitiva. No es frecuente que un
bautizo se demore tantos años como se ha demorado éste, porque incluso siendo prudentes
en el registro de las fechas de nacimiento, la ciencia cognitiva ya hace tiempo que cuenta
con edad suficiente como para votar. Hay pruebas sustanciales de que el niño no nació
después de 1956.
Esta ceremonia de bautizo, pues, no intenta crear una nueva disciplina, sino
proporcionar un canal para reconocer y manejar un conjunto de intereses comunes a
psicólogos cognitivos, investigadores en inteligencia artificial, lingüistas, filósofos y otros
estudiosos que tratan de comprender la mente humana. La comprensión de la inteligencia
humana es una meta venerable del pensamiento tanto como de la investigación. La historia
de esta empresa debe empezar con Aristóteles.
Si esto es así, ¿por qué he mencionado el año 1956? Ese año es importante porque
señala un nuevo enfoque en la comprensión de la mente humana, un nuevo paradigma
científico, al que hoy llamamos el paradigma del procesamiento de la información. En
1956, Georgc A. Miller publicó un artículo sobre el procesamiento de la información en el
que se hablaba de la capacidad limitada de la memoria a corto plazo (MILLER, 1956);
Chomsky publicó uno de sus primeros análisis acerca de las propiedades formales de las
gramáticas transforma tonales (CHOMSKY, 1956); BRUNER, GOODNOW y Austim, en su A
Study of thinking (Un estudio sobre el pensamiento) (1956) propusieron estrategias como
constructos mediadores en la teoría cognitiva; y Alien Neweil y yo publicamos una
descripción del Logic Theorist (teórico lógico), el.

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Lenguaje y memoria
ROGER C. SCHANK
Universidad de Yale

Prefacio

Cuando era estudiante, desarrollé de forma natural un interés simultáneo por el


problema de la cognición y por su simulación en un ordenador, a la vez que sentía un
intenso interés por el lenguaje. Al intentar combinar estas tres preocupaciones llegué a la
conclusión de que no existía ninguna disciplina académica que pudiera darles cómoda
cabida. Los lingüistas no estaban seriamente interesados en la cognición. Los psicólogos lo
estaban, pero no tomaban en serio la idea de que un programa de ordenador fuera el
desarrollo de una teoría. La informática estaba todavía en pañales y, de diferentes formas,
se resistía a la «interferencia» de la Inteligencia Artificial (IA). Donde existía la IA, faltaba
con frecuencia la preocupación por las personas, en oposición a las máquinas.

En los últimos años la situación en estos tres campos ha empezado a cambiar. En IA


temas relativos a la cognición no sólo se han aceptado, sino que se han considerado de
fundamental importancia. Muchos lingüistas han abandonado su interés dominante por la
sintaxis para abrazar una perspectiva más equilibrada referente a los fenómenos del
lenguaje. Los psicólogos están aprendiendo a construir ellos mismos modelos
computacionales y han empezado a hacer experimentos para poner a prueba hipótesis
tomadas directamente del trabajo realizado en IA.
Estamos en presencia del nacimiento de la ciencia cognitiva.

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130 Perspectivas de la ciencia cognitiva

Introducción
En este artículo intentaré esbozar la filosofía básica y algunas de las cuestiones que han
guiado mi trabajo y el de mis estudiantes durante los últimos diez anos. Terminaré
señalando algunos de los problemas en los que trabajo actualmente en el área de la
modelación de la memoria.
Mi investigación inicial se centró en la representación del significado tal y como se lo
utilizaría en la generación de oraciones en un lenguaje natural. Creí (y lo creo todavía) que
dado que la gente podía traducir fácilmente de una lengua a otra y, en cierto sentido, no
pensar en ninguna, la mente debía de disponer de una representación interlingüística del
significado, esto es, libre del lenguaje. Me interesé mucho en el problema de la traducción
automática del lenguaje y tuve la esperanza de que cualquier representación que
desarrollara podría resultar útil para resolverlo. Como estaba buscando una representación
interlingüística, basada en el supuesto de que la gente realmente pensaba con semejante
cosa, me preocupé por conseguir que cada representación con que me topaba fuera tan
psicológicamente correcta como fuera posible. Desdichadamente, los psicólogos estaban
interesados en ese momento en fenómenos que pudieran arrojar alguna luz sobre la posible
validez de las gramáticas transformacionales (por ejemplo, FODOR y otros, 1966; MEHLER,
1963). Este trabajo no me proporcionaba información, en ningún sentido, acerca de las
cosas por las que yo me interesaba; de modo que, como no estaba preparado para hacer
experimentos, sólo podía confiar en mis propias intuiciones para encontrar alguna
evidencia psicológica.
Empecé a pensar en el problema de la representación del significado; pero puesto que el
interés que me guiaba entonces era el de la traducción mecánica, me interesé
particularmente en las propiedades computacionales de toda representación con que me
topaba. Me concentré especialmente en la cuestión de cómo la representación del
significado podría servir para generar oraciones en un lenguaje natural, y en el análisis de
las oraciones en un lenguaje natural.
La primera representación que desarrollé se parecía mucho a palabras inglesas con
flechas que las conectaban. Las flechas se tomaron de la teoría de la dependencia, sobre la
que había escrito HAYS (1964) y que había utilizado RLEIN (1965) y también, en cierta
medida, LAMB (1964). Mi contribución, tal como lo veía entonces, consistía en volver más
conceptual la representación.
La principal pretensión de la Dependencia Conceptual de ese tiempo (SCHANK, 1969)
nada tenía que ver con los primitivos, a los que esta obra ha sido asociada recientemente.
La teoría de la Dependencia Conceptual defendía que existía un conjunto predeterminado
de relaciones posibles que constituían una estructura de significación interlingüística. Estas
relaciones reglas conceptuales, como las llamé) podían utilizarse para predecir elementos
conceptuales que se encontraran implícitos en una oración o. junto con reglas

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6. Lenguaje y memoria 131

sintácticas, para informar a un analizador acerca de lo que faltara en un significado y


acerca de dónde podría encontrarse en una oración (SCHANK y TESLER, 1969). En la
generación, las reglas se podían emplear como base para generar significados con los que
podían formarse oraciones. Esto convertía a la generación en un proceso más realista que
el que empezaba con S == NP + VP (SCHANK, 1968).
La cuestión clave, desde mi punto de vista de entonces —y mi filosofía no ha cambiado
en esto—, era la creación de expectativas, de huecos que era preciso llenar en una
conceptualización, y la incorporación de esas expectativas para guiar tanto el análisis como
la generación. Si a analizadores y generadores les es asequible la información acerca de las
propiedades de una estructura coherente de significado, no parece haber razón para no
utilizarla. La sabiduría popular decidió que yo «no creía en la sintaxis», porque señalaba la
necesidad de utilizar información relativa al significado para guiar el analizador. Pero, la
única manera de escribir un analizador de este tipo es utilizar reglas dirigidas por el
significado, que tienen su base en la información sintáctica referente a la oración de
entrada; esto es lo que intentamos hacer (SCHANK y otros, 1973). La idea básica de llenar
huecos y expectativas, de arriba a abajo, es la que subyace aún hoy a nuestro trabajo
(CARBONELL, 1979; DEJONG, 1979; GERSHMAN, 1979; RIESBECK y SCHANK, 1976;
WILENSKV. 1978). La noción de guiones (SCHANK y ABELSON, 1977), y en cierra medida la
de marcos (MINSKY, 1975), utiliza esta misma filosofía básica.
Cuando empezamos a trabajar sobre la construcción de programas que traducían el
inglés a la dependencia conceptual, y viceversa, nos topamos con el problema de las
oraciones ambiguas, cuya resolución dependía de consideraciones acerca del conocimiento
del mundo.
Como ejemplo de la clase de problemas en que me interesaba en ese tiempo,
considérense las siguientes oraciones:

Golpeé a Fred en la nariz.


Golpeé a Fred en el parque.
Para poder analizar estas oraciones correctamente es necesario saber dónde puede
localizarse una persona. Aquí, «correctamente» depende de qué hay que representar en
DC. Disponía de una relación de localización para conceptualizaciones enteras, y de una
relación «parte de» para los objetos, y ambas podían expresarse en inglés con un sintagma
preposicional de lugar; para solucionar este problema, utilicé la semántica conceptual que
había inventado para la generación. [Estas eran simples reglas de conocimiento del mundo
vinculadas a cada una de las reglas conceptuales de DC (SCHANK, 1968). De este modo la
regla conceptual de que los actores pueden actuar estaría modificada por listas de qué era
capaz de realizar qué (o quién), de acuerdo con categorías semánticas, como, por ejemplo,
«los animales pueden comer", «los aviones pueden

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132 Perspectivas de la ciencia cognitiva

volar», y así sucesivamente.] Cada vez que se intentaba una traducción, se comprobaba la
aceptabilidad de las reglas que traducían las relaciones sintácticas a las conceptuales, de
acuerdo con la semántica conceptual.
Gradualmente, se iba poniendo de manifiesto que el análisis final de la mayor parte de
las oraciones, para convertirlas en oraciones de dependencia conceptual, se desarrollaba
añadiendo información que no estaba incluida explícitamente en la oración original. Ello
hizo que nuestro trabajo abandonara el campo de la lingüística, pues habíamos ido más allá
de los fenómenos del lenguaje. Este trabajo era ciencia cognitiva, pero como este campo no
existía, el encuentro de un buen hogar era un problema nada trivial.

Representaciones conceptuales
En 1970 nuestras representaciones empezaron a ser más conceptuales que antes
(SCHANK y otros, 1970). Hasta ese momento, nuestras representaciones, supuestamente
libres del lenguaje, aún contenían una gran parte de él; nuestras representaciones parecían
necesitar que se pusiera mucho más que lo que había en la representación de la estructura
profunda o superficial, para poder encontrar un significado conceptual. Parecía no haber
modo alguno de evitar la introducción de elementos que no estaban inicialmente en la
producción, si lo que se quería era representar el significado de lo que se había dicho. Al
examinar nuestras representaciones, empezamos a buscar algunas regularidades que nos
pudieran dar alguna forma canónica; lo que teníamos hasta ese momento tenía una forma
tan libre que podíamos crear cualquier cosa en cualquier momento dado, y ello no parecía
muy interesante. En particular, teníamos el problema de determinar, en el caso de verbos
con más de un significado, qué sentido era el adecuado en un momento dado; no podíamos
continuar escribiendo «tener» con subíndices distintos para diferenciar «tener diez dólares»
de «tener un cáncer», o de «tener amigos», ya que en estas oraciones subyacen distintas
formas básicas. ¿Eran iguales «comprender,» y «ver,»?, ¿cuál era más básico?, y, más
importante aún, ¿cuántos sentidos de una palabra pueden producirse, y cuáles son sus
intersecciones con tos de otras? En el caso del solapamiento parcial de significados, nos
enfrentábamos a un problema irresoluble si empleábamos el método de los subíndices.
Como problema colateral en aquel momento, intentamos ordenar un poco el lío en el
que habíamos abandonado nuestra representación de las preposiciones. Habíamos estado
empleando una flecha para representar cualquier relación preposicional, con la esperanza
de que los procesos de niveles superiores que empleábamos en nuestras representaciones
decidieran cuál era la verdadera relación que existía entre una acción y sus objetos
asociados. Intentamos pensar en los tipos de relaciones preposicionales que teníamos.
Ya habíamos resuelto, de forma satisfactoria para nuestros intereses, las

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6. Lenguaje y memoria | 133

relaciones «parte de» y de localizaciones (SCHANK, 1969). Además de estas dos clases de
preposiciones encontramos que tan sólo existían otras tres relaciones preposicionales:
instrumentales, direccionales y de recipiente. Estas relaciones describían la forma en la que
una acción se puede relacionar con un objeto en un suceso, independientemente de qué
preposiciones eran las que se estaban utilizando. Ya que lo que estábamos describiendo
eran relaciones y no preposiciones, nos dimos cuenta de que el inglés podía considerarse
como poseedor de una preposición nula que denotaba las relaciones de objeto, y que esta
relación de objeto no era nada más que una relación entre una acción y un objeto. Sabía-
mos que FILLMORE (1968) había dicho, también para el inglés, algo parecido; así pues
bautizamos a nuestras relaciones con el nombre de «casos conceptuales». La diferencia
entre los dos sistemas fue mucho mayor que lo que los nombres sugirieron y, pensándolo
ahora, tal vez no fue una buena elección [véase SCHANK (1972) para una discusión de estas
diferencias].
Este nuevo sistema de casos tuvo inmediatas ramificaciones a través de todo nuestro
sistema representacional conceptual; por ejemplo, previamente habíamos representado
«(Yo) quiero dinero» de la siguiente forma:

Sin embargo, al añadir un recipiente a esta representación, toda ella se modificó,


resultando:

es decir, sabíamos que existía un Recipiente, y que tenía que ser «Yo». Análogamente,
tenía que haber un Objeto, porque si no ¿qué otra cosa podía ser el «dinero»?; no parecía
ser un actor, que era desconocido, aunque sabíamos que era la misma persona que el
donante del caso de recipiente. Evidentemente, el diagrama anterior tenía un notorio
agujero: ¿cuál era la acción?; pero a pesar de ello, esta representación parecía tener más
sentido que la primera, en la que se presuponía que el dinero era un actor que hacía la
acción de «ir».
Lo que se necesitaba era un nombre para una acción desconocida, y ya que, obviamente,
incluía una especie de transferencia de dinero, la llamamos «trans».
««Trans» también nos ayudó en otros problemas. Nos solventó el solapamiento parcial
que existía en el significado de palabras como «dar», «tomar», «comprar» y «vender».
Además, eliminó la necesidad de elaborar reglas de trans-

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134 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

ferencia de significados del tipo de las que KATZ (1967) había estado proponiendo para
aparcar palabras como «comprar» y «vender». Empezamos a preguntarnos qué otras
acciones parecidas a «trans» podían encontrarse.
En ese momento comenzamos a estudiar más detalladamente el concepto de acción;
intentamos clasificar los verbos que habíamos estado utilizando según los casos que
tomaban y según las propiedades de sus objetos. Como resultado obtuvimos ACTOs-
E(stado), ACTOs-F(ísicos), ACTOs-EM(ocionales), y otros (SCHANK y Otros, 1970). Al
emplear esta clasificación de los verbos podíamos predecir los casos ausentes que se
encontraban implícitos y que, por lo tanto, tenían que inferirse. Proseguimos buscando
agrupaciones efectivas que nos facilitaran el proceso de inferencia; por consiguiente,
aunque de hecho no nos habíamos propuesto construir un conjunto de primitivos, las
consideraciones que habíamos realizado al tratar los problemas de la representación, nos
forzaron a llegar a una especie de clasificación operativa de acciones que se ajustara a
nuestra estructura de trabajo.
El tema de la inferencia no era todavía un problema importante en ese momento, pero
otras cuestiones nos obligaron a centrarnos en él. Por ejemplo, consideremos la oración
«Temo a, los osos», y la representación que en aquel entonces proponíamos de ella:

En el mismo artículo en el que estábamos tratando el problema de la representación de


acciones (SCHANK y otros, 1970), también introdujimos una idea que denominamos
«almacenamiento asociativo de conceptos». Para poder representar adecuadamente
oraciones del tipo que acabamos de ver, fue necesario tener disponible una
conceptualización que pudiera servir de objeto del verbo «temer». (En ese momento
considerábamos a ese verbo como una especie de ACTO-estado; más tarde nos dimos
cuenta de que esos estados no eran ACTOs, sino estados de los objetos.) Evidentemente,
esta conceptualización tenía que contener tanto a «osos» como a «Yo», como parte del
objeto de «temer», y Otra vez nos enfrentamos a la cuestión de ¿qué era el ACTO?; la res-
puesta que elegimos fue la de un acto al que denominamos «dañar». Ya que no estábamos
interesados de forma particular en los primitivos, no nos pareció extraño; nuestro centro de
interés era: ¿cómo vamos a encontrar el concepto «dañar» para añadirlo a nuestra
representación?
Intentamos emplear «el almacenamiento asociativo de conceptos»; queríamos decir que
debía existir alguna conexión entre temer y osos que nos posibilitara inferir que «dañar»
era el acto que faltaba. QUILLIAN (1966) había utilizado la idea de una red de conceptos
interconectada que podía explorarse a partir de dos caminos para poder encontrar su
intersección más corta. Esta idea

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6. Lenguaje y memoria | 135

se había empleado para esclarecer significados, pero nos parecía que también podía
extenderse su uso a nuestro caso en particular.
Sin embargo, parecía demasiado trabajo para algo muy nimio. Cuando consideramos
otros ejemplos de fenómenos que estábamos intentando explicar, se nos presentó una
solución más simple. Veamos un ejemplo: la oración «me gustan los libros» implica
claramente algo relativo a «leo libros», dentro de la conceptualización que representa su
significado. Nos dimos cuenta de que la solución radicaba simplemente en añadir «libros»
al diccionario como «objeto de LEER». Si teníamos un hueco vacío que requería un
ACTO, y un objeto que era un «LIBRO», lo que inferíamos era el ACTO «leer». Ello
dependía, por supuesto, de tratar a «gustar» como un estado y no como un ACTO.
Sin embargo, esto no solucionaba el problema cuando el objeto no era la fuente de la
inferencia. Un objeto funcional como un «libro» podía enumerarse como «objeto de
LEER», pero, ¿qué ocurría cuando «osos» o «Nixon» eran los objetos de un ACTO
estático? Ya que estos objetos no eran funcionales en el mismo sentido, parecía que el
ACTO que faltaba tenía que encontrarse formando parte del significado del verbo «temer».
También aquí habíamos descompuesto, sin haberlo planeado previamente, el significado de
una palabra (temer) en elementos más básicos (temer + daño esperado). La razón de ello
era también atribuible a los requerimientos que habíamos situado en la DC con respecto a
qué huecos había en una conceptualización y cómo se tenían que llenar. Así pues, en ese
momento disponíamos de-una representación del tipo:

En ese momento estábamos añadiendo libremente a nuestra representación, en primer


lugar, conceptos que no estaban presentes en la oración en lenguaje natural y, tal vez más
importante, conceptos que tan sólo probablemente formaban parte del significado. Estas
fueron las primeras inferencias explícitas que tuvimos.

Intenciones, creencias y meritoria


Empezamos centrándonos en e problema de la inferencia de intenciones (SCHANK,
1971). Nos interesamos en este problema debido a que nos encontramos con un uso
peculiar del lenguaje, el cual resultó ser crucial para una

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136 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

Comprensión razonable del sistema que queríamos desarrollar. El ejemplo era:

P: ¿Quieres un trozo de chocolate?


R: Me acabo de comer un helado.

Evidentemente, es necesario comprender que la respuesta que aquí se ha dado significa


«no». Al intentar desairar cómo se hace, nos dimos cuenta de que era necesario completar
la estructura de las conceptualizaciones que subyacían a ambas oraciones, de forma que la
respuesta se apareara con la pregunta. Para ello eran necesarias inferencias distintas de las
de «llenar el ACTO», que eran con las que habíamos estado trabajando. Lo que
necesitábamos era una estructura del tipo:

querer —> trans —> comer —-> satisfacción

Para obtener esta estructura teníamos que postular que cuando se encontraba presente
una «trans», el objeto de la «trans» podía posibilitar el que un actor llevara a cabo el
ACTO funcional usual sobre el objeto. Además, teníamos que examinar el resultado de
esta acción, porque el estado que lo había causado, fuera el que fuera, era la clave del
apareo. Es decir, una paráfrasis de esta pregunta podría ser: «¿Quieres que te "transfiera"
un objeto que es comestible, que como consecuencia lo podrás comer, y que te hará sentir
algo (harto, feliz, etc.)?» Y la respuesta podría ser: «Ya he tenido esta sensación, porque
acabo de hacer una acción que precisamente la ha dado como resultado.» Para poder hacer
todo esto era necesario un nuevo conjunto de inferencias posibilitadoras y resultantes, lo
cual hizo que nos empezáramos a centrar en la cuestión de cómo eran estos tipos de
inferencias y de dónde provenían.
Uno de los primeros problemas fue el del uso potencial de estas inferencias. Ya que en
ese momento nos preocupábamos principalmente del análisis, nos concentramos en el
problema de las expectativas que existían en el procesamiento, provenientes de lugares
distintos de las expectativas sintácticas o de DC.
Consideramos un ejemplo de una conversación en la que un hombre, en un arranque de
odio hada su mujer, le pide a un amigo un cuchillo y, cuando éste se lo niega, dice:

Creo que debería...


La pregunta que nos hicimos era: ¿cuáles son los tipos de cosas que uno se espera en
este punto? Aislamos las siguientes (SCHANK, 1971):

1. oracional: lo que sigue es un verbo.


2. conceptual: lo que sigue es una conceptualización completa.

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6. Lenguaje y memoria | 137

3. contextual: «debo comer un pescado» está excluido por el contexto


de pelea; lo que se espera es algo violento.
4. conversacional: una inferencia, sobre la razón por la que la persona está hablando
(¿por qué hablar sobre la violencia futura si no es porque quieres que alguien te detenga?)
5. memoria: ¿qué tipo de persona es Juan? ¿Debemos tomar en serio su amenaza?
6. cultural: ¿qué ocurre en situaciones de este tipo? se utilizan inferencias basadas
en estructuras de memoria.

Este tipo de cuestiones nos hizo empezar a considerar de forma seria que ocurrían otras
cosas en la comprensión, además del análisis. Claramente necesitábamos una memoria
basada en hechos relativos al mundo para poder llevar a cabo una comprensión lógica; en
ese momento nuestro centro de interés empezó a cambiar. Evidentemente los problemas de
representación y análisis aún existían, pero las cuestiones de memoria, creencia e
inferencia eran tan cruciales como las otras.
HEMPHILL (1975) empezó a investigar cómo estaba influido el análisis por creencias a
las que se hacía referencia de forma implícita en un texto. Por mi parte, concentré mis
esfuerzos en la representación; en particular, para poder tratar el ejemplo anterior, era
necesario postular un conjunto de creencias que pudieran dar cuenta de nuestras
expectativas referentes a la conducta de un actor. Para comprender que en el ejemplo
anterior Juan no va querer sentarse y mostrarse amistoso, necesitamos saber que cuando
uno está enfadado no quiere estar con personas con las que está a disgusto. Representamos
esta idea de la siguiente forma:

Las creencias de este tipo fueron útiles para predecir las acciones futuras de un actor. La
adición de creencias a la representación cambió la idea de inferencia, que dejó de ser una
información adicional que simplemente podía ayudar en el análisis de una oración. Por el
contrario, nos dimos cuenta de, que teníamos que concentrarnos en problemas que tenían
que ver con la representación

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138 Perspectivas de la ciencia cognitiva

de información en memoria, y con la integración general de datos entrantes en un modelo


de memoria dado. Así pues, estuvo claro que el procesamiento en lenguaje natural no era
nada más que una parte minúscula de nuestra tarea. Lo que estábamos haciendo no era muy
diferente de lo que COLBY (1967) o ABEL-SON y CARROLL (1965) habían llevado a cabo; es
decir, lo que teníamos que hacer era considerar el problema de los sistemas de creencias en
general, pero añadiendo el problema de la representación del significado, el conocimiento
y la memoria.
La integración de todos estos problemas hizo que tratáramos oraciones cuyo significado
era el producto de la combinación de todos ellos. Por ejemplo, «se comporta como Jaime»
significa cosas distintas según que Jaime sea un gato, un niño o un adulto. ¿Cuál es la
representación correcta del significado de esta oración? Evidentemente, no puede ser
determinada de ninguna manera prescindiendo de la estructuras de memoria en las que se
basa su significado. De forma análoga, la oración «es fiel como un perro» no significa nada
si no existe ninguna creencia disponible en memoria sobre la lealtad de los perros.
De este modo empezamos a trabajar en problemas de memoria y creencia. Pero para
poder hacerlo, necesitábamos un lenguaje adecuado para codificar las creencias y la
memoria en general.
Intentamos que las representaciones de DC que habíamos estado utilizando fueran más
rigurosas, de modo que pudieran establecer más claramente qué es lo que estaba dentro del
dominio de un sistema del tipo DC y qué es lo que estaba fuera de él. Para ello,
reconsideramos la naturaleza de los ACTOs que habíamos estado empleando; hasta aquel
momento habíamos estado manejando «trans» y una miscelánea de otros términos que se
adecuaban a nuestras necesidades. Para poner remedio a esta situación examinamos los
verbos mentales que teníamos y que hasta entonces habíamos ignorado.
Los ACTOs primitivos significaban para nosotros la seguridad de disponer de una
representación para la mayoría de las oraciones que estábamos considerando. Con lo que
nuestro sistema era útil para numerosos grupos de estudiantes que empezaban a interactuar
con sistemas de programación que podían comunicarse los unos con los otros. Sabíamos
qué era lo que estaba dentro de los límites de la teoría y qué era lo que no lo estaba;
además, sabíamos que para poder hacer el tipo de trabajo en el que estábamos interesados
era necesaria una forma canónica. No nos preocupaba mucho el hecho de que fuera
meticulosamente correcta, sino más bien que fuera útil. No existía ninguna Otra forma
canónica, y las representaciones transformacionales de estructura profunda y el cálculo de
predicados, que eran las alternativas conocidas más importantes, no representaban de
forma adecuada el significado, ni de ningún modo podían considerarse canónicas. El
aspecto más importante de los primitivos de DC consistía, para nosotros, en facilitarnos la
penetración en problemas más interesantes, debido a que nos proporcionaban un lenguaje
para describir esos problemas.

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6. Lenguaje y memoria | 139

Inferencias organizativas

Por aquel entonces empezamos a darnos cuenta de que el problema más importante en
el procesamiento del lenguaje natural era el de la inferencia. El único hecho importante
respecto a los ACTOs primitivos era que nos ayudaban a solucionar el problema de la
inferencia (SCHANK, 1973). Ningún ACTO significaba nada en el sistema, fuera de las
conceptualizaciones que podían existir como resultado de inferencias que se llevaban a
cabo a partir de dicho ACTO. Los ACTOs primitivos servían para organizar el proceso de
inferencia, dándonos un punto de partida para poder atacar el problema.
Empezamos a investigar dos tipos principales de inferencias: las resultantes de los
ACTOS y las posibilitadoras de ACTOS. Al agotar las inferencias derivadas de los
ACTOS mismos empezamos a categorizar los tipos de inferencias que, en general, tenían
que llevarse a cabo. En SCHANK y RIEGER (1974) delimitamos doce tipos de inferencias;
utilizando estas ideas, Rieger, Riesbeck, Goldman y yo empezamos a diseñar en 1972 una
implementación en ordenador de dichas ideas, que dio como resultado el sistema MARGIE
(SCHANK y otros, 1973). Durante esta implementación nuestras concepciones acerca del
análisis, la generación y la inferencia se vieron alteradas por la tarea de intentar especificar
algoritmos precisos para estos procesos. Rieger creó una nueva clasificación de inferencias
basadas en sus experiencias con MARGIE (RIEGER, 1975).

Causalidad

En este momento empezamos a considerar seriamente el problema de la codificación de


los tipos de relaciones causales que estábamos haciendo. Este trabajo fue de crucial
importancia para el problema de la inferencia, ya que creíamos que las inferencias
principales eran consecuencia (hacia adelante) y razones (hacia atrás); de este modo, la
tarea principal del proceso de inferencia era la de completar cadenas causales.
Identificamos cuatro tipos de nexos causales:
RESULTADO, RAZÓN, INICIO y POSIBILITACION. RESULTADO y
POSIBILITACION eran las reglas causales hada adelante y hacia atrás de los ACTOs
físicos, y RAZÓN e INICIO eran los nexos hacia adelante y hacia atrás de los ACTOs
mentales. También añadimos la regla de que los ACTOs tan sólo podían dar como
resultado estados, y que tan sólo los estados podían posibilitar los ACTOs; ello tuvo la
consecuencia de que nuestras cadenas causales, y por consiguiente nuestras
representaciones de DC, fueran muy precisas y muy difíciles de manejar. Evidentemente,
la precisión era importante para cualquier forma canónica, pero la dificultad de manejo era
también un problema que necesitaba una solución.
Una de las ventajas de todo el detalle necesario para poder conectar todas las

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140 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

relaciones causales posibles, además de las que ya hemos mencionado, es que nos
proporciona una manera de poder conectar las oraciones en un texto. De este modo, un
párrafo consistirá frecuentemente en una serie de conceptualidades que pueden
relacionarse a través de sus conexiones causales implícitas.

La representación de textos
Empezamos a trabajar con el problema de la representación del texto, lo cual, después
de todo, era nuestro problema central. No estábamos interesados de forma especial en el
problema de las oraciones aisladas fuera de un contexto; tratar tan sólo con ese tipo de
relaciones había sido, probablemente, la raíz de muchos de los problemas con los que se
encontraban las teorías propuestas por los lingüistas transformacionales y computacionales.
La gente no comprende oraciones fuera de contexto, ¿por qué entonces nuestras teorías
intentaban tratar este tipo de oraciones? Se creía, evidentemente, que ello constituía una
simplificación que facilitaría la investigación; pero el problema había cambiado de forma
significativa al realizar esta supuesta simplificación; realmente, analizar oraciones en un
contexto es un problema más razonable, respecto al esclarecimiento del significado de las
palabras, que analizarlas fuera de un contexto.
Anteriormente, nunca habíamos tratado textos de más de una oración, debido a que no
sabíamos cómo representarlos; ahora, con la idea de las cadenas causales, podíamos
combinar textos en términos de sus relaciones causales. La aplicación de este
encadenamiento causal a textos reales (SCHANK, 1975) nos ayudó a explicar ciertos
resultados de la memoria (particularmente los de BART-LETT, 1932). Disponíamos de una
teoría que decía que una parte crucial de la información tenía muchas conexiones causales,
y que una parte irrelevante no tenía consecuencias causales.
El trabajo en la conectividad causal nos ayudó a desarrollar una teoría que era útil para
explicar problemas de olvido y recuerdo, y que también nos permitía conectar textos. Sin
embargo, no podía explicar cómo unir textos cuyas partes no eran relacionables en
términos de cadenas de resultados y posibilitaciones; para esas situaciones se necesitaba
algo más.
Este «algo más» resultó obvio cuando nos pusimos a pensar en ello: la respuesta fueron
los guiones. Los guiones son secuencias de cadenas causales preempaquetadas. Algunas
cadenas causales se utilizan tan a menudo que no es necesario especificar sus detalles para
que un comprensor pueda hacer las conexiones directamente. Los guiones son un tipo, de
clave que conecta sucesos que no están conectados a partir de sus rasgos superficiales, sino
que lo están por el recuerdo de que lo han estado anteriormente El guión prototípico que
elegimos para examinar describía lo que ocurría en un restaurante. En una historia que
implica el escenario de un restaurante no podemos impedir la conexión causal entre
ordenar o pedir la comida a partir del hecho de que alguien ha

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6. Lenguaje y memoria 141

entrado en el restaurante. Sin embargo, los hablantes asumen que esta conexión es
conocida y no se preocupan de mencionarla. Existe una cadena causal, pero inferirla paso a
paso es imposible, lo cual hace que sea necesario el concepto de guión.

Estructuras de conocimiento de nivel superior

Probamos nuestras ideas sobre cómo los guiones podrían facilitar el procesamiento de
textos conectados construyendo SAM (Script Applier Mechanism —Mecanismo Aplicador
de Guiones—, descrito en CULUNGFORD, 1978). Mientras estábamos trabajando en SAM
empezamos a preguntarnos de dónde provenían los guiones; al pensar en ello tuvimos la
idea de que los planes daban lugar a los guiones, y que los objetivos daban lugar a los
planes (SCHANK y ABELSON, 1975). MEEHAN (1976) empezó a trabajar en un generador de
historias que sirvió de vehículo para el desarrollo de nuestras concepciones relativas a los
planes y los objetivos. WILENSKY (1978) desarrolló un programa comprensor de historias
usando las ideas de objetivos y planes. Todo este trabajo se describe detalladamente en
SCHANK y ABELSON (1977), de forma que no lo ampliaremos aquí.

Nuestra visión actual

Durante los últimos cuatro años hemos estado desarrollando sistemas de planes,
objetivos, temas y guiones en sistemas comprensores. Este trabajo ha producido diferentes
sistemas (CARBONELL, 1979; CULUNGFORD, 1978; DEJONG, 1979; WILENSKY, 1978), lo cual
ha ampliado enormemente nuestras ideas acerca de la inferencia. En la actualidad creemos
lo siguiente:
Existe una amplia variedad de posibles niveles de descripción. Cada uno de estos
niveles está caracterizado por su propio sistema de primitivos y relaciones conceptuales.
[Por ejemplo, recientemente hemos introducido un conjunto de «actos sedales básicos»
(SCHANK y CARBONELL, 1979) para explicar las acciones que tienen consecuencias
sociales.] Las inferencias ocurren en cada uno de estos niveles; así pues, para cada
conjunto de primitivos existe un conjunto de inferencias que se le aplican. Algunos de
estos niveles han sido descritos en SCHANK y ABELSON (1977) y aquí no serán tratados en
detalle. En la actualidad utilizamos los siguientes tipos de inferencias.

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142 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

Micro-DC

Todos los sucesos de una historia pueden conectarse en un nivel en el que cada suceso
está relacionado con los sucesos que se siguen de él y con los estados que lo posibilitan.
Esto produce una cadena causal muy detallada, construida con los sucesos y estados que se
mencionaron realmente en el texto, y con los que se han tenido que inferir para poder
completar la cadena. La cadena causal fabricada a partir de expresiones de hechos de bajo
nivel es una parte de la comprensión. De este modo, para poder leer una revista, la
debemos: ATRANS, ABRIR, PRESTAR-ATENCION y MTRANS. Cuando se percibe
cualquiera de estos sucesos se deben inferir los otros.

Macro-DC

Existe otro tipo de cadenas causales en el nivel macro-DC. Aquí los sucesos se conectan
con otros estados y sucesos de la misma forma en que lo hicieron en el nivel Micro-DC,
pero el nivel de descripción es distinto. Ir a Boston posibilita comer en un restaurante de
Boston en el nivel Macro-DC, pero en el nivel Micro-DC, las localizaciones deben
especificarse más, como, por ejemplo: ir a Boston tiene como resultado estar en Boston, lo
cual posibilita empezar a buscar e ir a un restaurante. Este último nivel de descripción
puede dar lugar a un detalle infinito, ya que, por ejemplo, caminar se posibilita poniendo
un pie delante del otro. El nivel de detalle de las inferencias es extremadamente
importante, y depende de los propósitos que tiene en mente el comprensor.
En la situación de la revista que hemos mencionado antes, el nivel Micro-DC se refiere
a abrir la revista, sostenerla, pasar las páginas, etc.; cada uno de estos ACTOs también
utiliza cadenas causales, pero en un nivel de detalle mucho mayor. El nivel Macro-DC tan
sólo implica tener una revista, lo cual posibilita su lectura. Ninguno de estos niveles de
descripción es más correero que otro.
Por consiguiente, son necesarios en el encadenamiento causal los siguientes .tipos de
inferencia:

Lo que posibilita
Lo que resulta
Lo que son razones
Lo que inicia

que se aplican tanto al nivel Macro como al Micro.

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6. Lenguaje y memoria 143

Completar información ausente

De cada persona u objeto acerca del cual oímos cosas siempre nos estamos preguntando
dónde se encuentra, cuál es su estado, qué es lo que sabe y cree, y cómo se siente.
Posiblemente todas estas inferencias son apropiadas en cualquier momento; como
consecuencia, es necesario postular otros tipos de inferencias:

Especificaciones de localización
Especificaciones del objeto
Especificaciones emocionales
Especificaciones de creencia

Guiones

Una parte importante del proceso de comprensión es la inferencia de la presencia de


guiones y de partes no explicitadas de guiones. Son significativos los siguientes tipos de
inferencias:

Completar las cadenas causales en un guión


Inferir cuál es el guión que se está utilizando
Inferir cuál es el guión no explicitado que se ha empleado de forma instrumental

Por consiguiente, cuando oímos que «Juan atracó el almacén de licores», es apropiado
preguntarse cómo fue allí, cómo entró, de dónde obtuvo su arma etc.; tales preguntas son
una parte del proceso de inferencia, ya que tan sólo sabiendo lo que no se sabe se puede
intentar inferirlo.
Uno de los problemas principales con respecto a las inferencias relativas a los guiones
es la cuestión de por qué se sigue un guión. Esto lleva al problema de inferir los planes.

Planes

Para cualquier suceso es a menudo importante conocer las motivaciones e intenciones


de los actores en dicho suceso. Esto significa conocer los planes que persigue un actor; por
lo tanto, es necesario hacer los siguientes tipos de inferencias:

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144 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

Inferir qué plan se esta usando


¿Por qué se ha elegido un plan particular?
Inferir hechos acerca de un actor dada su elección de planes
Inferir otros planes que probablemente un actor seguirá para conseguir su objetivo
Inferencias predictivas acerca de planes futuros
¿Bajo qué plan esta funcionando?
Esta última inferencia nos lleva a otra clase de información que genera nuevas
inferencias.

Objetivos

Detectar la presencia de un objetivo origina las siguientes inferencias basadas en


objetivos:

¿Por qué se ha elegido este objetivo?


¿Cuál podría estar en conflicto con él?
¿Puede presuponerse?
Dado este objetivo, ¿qué otros objetivos podrían inferirse?
¿Bajo qué circunstancias se abandonará?

De hecho, estos tipos de inferencias tan sólo representan una pequeña parte de los
numerosos tipos de inferencias basadas en objetivos que han sido aislados por WILENSKY
(1978) y CARBONELL (1978).
Ya que los objetivos están dominados por estructuras de nivel superior a las que
denominamos temas, también es necesario detectar qué tema está presente y desarrollar las
inferencias apropiadas.

Temas

Las inferencias basadas en temas incluyen describir:

¿Qué tipos de objetivos es probable que persiga un actor?


¿Cuáles son los temas que es probable que coexistan con uno dado?
¿Existe algún conflicto entre los temas?
¿Cómo pueden resolverse los conflictos detectados entre temas?
¿De dónde proviene un tema?

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Lenguaje y memoria 145

Cómo consideramos actualmente las inferencias


Nuestro trabajo actual nos ha llevado a creer que, en general, existen seis tipos de
inferencia. Estos tipos de inferencia se aplican a todos los niveles de análisis en los que
hemos estado trabajando (esto es: guiones, objetivos, planes, temas y algunos otros):
1. Especificación: Dado un fragmento de un suceso, ¿qué puede especificarse, además, acerca del resto de
los fragmentos?
2. Motivación: ¿Por qué ocurre un suceso?, ¿por qué este suceso y no otro?, ¿qué creía estar haciendo el
actor?
3. Posibilitación: ¿Qué era necesario para que ocurriera el suceso?
4. Resultado: ¿Cuáles son los resultados o efectos de este suceso?
5. Estructura: ¿A qué estructuras de niveles superiores se ajusta?
6. Otros sucesos: ¿Qué otros sucesos se sabe que ocurren con éste? ¿Cuáles no podrían haber ocurrido si
éste no hubiera ocurrido?

Los guiones, planes, etc. pueden considerarse como sucesos en la descripción anterior.
Así pues, podemos pedir una especificación, motivación, posibilitación, resultado,
estructura y otros sucesos para un guión, un plan, un objetivo, un tema, o, probablemente,
cualquier otra estructura de nivel superior que inventemos.
Por consiguiente, la inferencia es el ajuste de nueva información en un contexto que
explica y predice otros factores que se siguen de él. Ya que estas explicaciones pueden
ocurrir en diferentes niveles, la inferencia es un problema muy complejo, y esperamos
continuar trabajando en él, intentando averiguar cómo comprende la gente y cómo podrían
comprender los ordenadores.

La situación actual

Nuestro trabajo empezó como una teoría lingüística, aunque con una cierta preferencia
por la computación. Algunos lingüistas han rechazado de forma explícita que sea una
teoría lingüística (véase, por ejemplo, DRESHER y HORNSTEIN, 1976). En cierto sentido
tienen razón; los fenómenos en los que nos hemos interesado a lo largo de los años no son-
lingüísticos por sí mismos, sino que más bien son fenómenos relacionados con el
procesamiento del lenguaje en general, y con 1:1 de la representación del conocimiento en
particular.
Al mismo tiempo que nuestro trabajo se desarrollaba, el campo de la inteligencia
artificial (IA) también había ido evolucionando. La primera vez que fui al laboratorio de
IA de Stanford, los problemas principales eran la demostración de teoremas, los juegos y la
visión. El lenguaje natural no se consideró una

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146 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

parte seria de la IA hasta que WINOGRAD (1972) presentó en la comunidad de la IA su


programa SHRDLU. Este trabajo contribuyó de forma sustancial a la evolución de la IA.
El problema principal de la IA nos parece que es ahora el de la representación del
conocimiento; lo cual, evidentemente, hace que el trabajo en procesamiento del lenguaje
natural sea un problema fundamental.
Espero que en el futuro muchos de los campos relevantes empiecen a estar menos
separados. La IA tiene que darse cuenta de que se refiere a muchos problemas que también
son de interés para los filósofos, y espero que la cooperación en este campo sea más útil de
lo que fue el enfrentamiento que existió entre los investigadores en IA y los lingüistas.
(Aunque recientemente también esto ha cambiado, ya que tendencias más liberales en
lingüística son más fuertes y están más interesadas en IA.) Por Otra parte, la interacción
entre psicólogos e investigadores en IA continuará desarrollándose; los trabajos de BOWER,
BLACK y TURNER (1979) y SMITH, ADAMS y SCHORR (1978) ya han servido para extender la
relación entre nuestro grupo y la psicología cognitiva.
Veamos dónde nos encontramos ahora. La disposición de los psicólogos ha cambiado
considerablemente desde nuestros trabajos iniciales. Se han llevado a cabo varios intentos
destinados a comprobar experimentalmente algunas de las ideas que hemos desarrollado. A
medida que la ciencia cognitiva se desarrolla, los investigadores cuyos intereses originales
estaban en la IA tendrán que tener en cuenta los resultados experimentales en sus
programas, si creen que lo que están desarrollando son modelos cognitivos.
Evidentemente, no todos los experimentos revelan necesariamente una verdad divina, pero
algunos, indudablemente, producirán resultados que harán que científicos cognitivos con
una orientación computacional alteren sus teorías y, consecuentemente, sus programas.
Nuestro trabajo con guiones ha llevado a muchas personas a utilizar estas nociones,
tanto para programas como para experimentos. Un trabajo en psicología que se relaciona
con los guiones es el de BOWER, BLACK y TURNER (1979); además de mostrar que las
consideraciones del tipo de guiones son relevantes en la comprensión de historias, uno de
los puntos más valiosos que surgió de dicho trabajo fue un problema que nos presentó.
Bower y sus colaboradores encontraron confusiones de reconocimiento entre historias que
implicaban visitas al dentista y visitas al médico. Desde una perspectiva ingenua no pode-
mos considerar que este resultado sea sorprendente, ya que la mayoría de la gente ha
experimentado este tipo de confusiones. Pero ¿a qué se deben? ¿Debemos postular un
guión de «visita al profesional de la salud» que lo explique? Este guión está mucho más
allá de nuestra concepción inicial acerca de lo que es un guión, debido a que no es lo
suficientemente específico. Siempre habíamos creído que los guiones estaban enraizados
en experiencias reales, más que en abstracciones y generalizaciones a partir de las
experiencias.
La pregunta que uno debe formularse en este punto es: ¿qué tipo de fenómenos son los
que presuntamente explican los guiones? Anteriormente había-

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6. Lenguaje y memoria 147

mos utilizado los guiones, los planes, etc., como estructuras de datos, en términos de las
cuales podíamos realizar las inferencias apropiadas necesarias para crear cadenas causales
conectadas. Pero también siempre habíamos creído que los guiones eran algo más que
estructuras de datos útiles; los guiones tenían que decirnos algo sobre la memoria y el
procesamiento. En SCHANK y ABELSON (1977) afirmábamos que las representaciones en
memoria de historias que implicaban guiones utilizaban los guiones empaquetados como
base para dichas representaciones. Por ejemplo, tan sólo se recordaría el guión de RES-
TAURANTE (al que denominábamos $RESTAURANTE) y se podría «recordar»
INGERIR, reconociendo que la INGESTIÓN es un suceso normal en $RESTAURANTE.
Todo esto se conseguía fácilmente almacenando los valores particulares de las variables
asignadas a cada guión en una historia. Desde este punto de vista, tan sólo recordamos la
información nueva sobresaliente y no prestamos atención a la información vieja
estereotipada. $RESTAURANTE (marisquería. Casa Pepe, pizzería) debería ser suficiente
para generar únicamente historias bastante aburridas.
Sin embargo, nuestro problema aquí no es la forma final de la historia sino su forma
inicial, y el nivel de información que utilizamos al comprender la historia por primera vez.
Si hemos usado (DENTISTA para interpretar una historia relevante, ¿por qué el recuerdo
de esta historia debe confundirse con una en la que se utilizó $MEDICO? Si en su lugar
hemos empleado $VISITA-PROFESIONAL-SALUD, estamos diciendo que no existe
ninguna posibilidad de confundir una historia acerca de una visita al dentista con una
historia acerca de una visita a un abogado. Si utilizamos $VISITA-OFICINA, entonces ¿de
qué tipo de entidad estamos hablando? ¿Tenemos realmente información almacenada en
este nivel que nos ayuda a comprender historias? Si la tenemos, comprender este tipo de
historias resulta entonces algo mucho más complejo de lo ' que inicialmente nos habíamos
imaginado. Ya no podemos continuar simplemente aplicando guiones, sino que tenemos
que consultar distintos niveles de información a la vez.
¿Por qué almacenamos nuevas informaciones acerca de dentistas en términos de una
estructura que podría confundirse con una visita a un abogado? Aparentemente parece
poco razonable, a menos que no tengamos ningún guión sobre visitas al dentista. ¿Es
entonces posible que no poseamos ningún guión acerca de los dentistas?
¿Por qué no nos habremos dado cuenta de este problema antes? La respuesta, creo, es
que mientras los psicólogos estaban preocupados por confusiones en el reconocimiento, en
parte debido a su interés natural por la memoria, la gente que trabajaba en IA nunca se
había preocupado en absoluto por la memoria. No estábamos acostumbrados a que
nuestros programas realmente recordaran, por lo cual, este problema nunca había surgido.
No obstante, una vez que este problema se hubo presentado, resultó claro que teníamos que
proponer una estructura de procesamiento que también fuera una estructura de

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148 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

memoria; y este hecho tuvo profundas implicaciones para lo que estábamos desarrollando.

Niveles de memoria

El problema que debemos tratar es la cuestión de los tipos de conocimiento que un


comprensor tiene disponibles. Cualquier teoría del procesamiento debe ser también una
teoría de la memoria. Expresándolo en otras palabras, si los psicólogos muestran que
ocurren confusiones de reconocimiento entre dos entidades en memoria, ello debería ser
considerado como una evidencia en contra de una teoría que diga que estas dos entidades
existen y que funcionan completamente separadas.
De este modo, para poder tratar el problema de qué tipos de estructuras de
procesamiento posee la gente, debemos investigar los tipos de cosas que la gente es capaz
de recordar (y confundir). Nos hemos vuelto un tipo especial de psicólogos: disponemos
tamo de experimentos como de ordenadores, además de métodos más estándar.
Antes de empezar nuestra discusión relativa a la memoria, queremos afirmar que, desde
nuestra perspectiva, parece claro que existen distintos tipos de memoria. El primero que
vamos a exponer es la memoria de sucesos.

Memoria de sucesos (MS)

Una de las cosas que las personas recuerdan es una experiencia particular, a menudo
con bastante detalle. Así pues, postulamos un nivel de memoria que contiene recuerdos
específicos de situaciones particulares: la memoria de sucesos. Los casos de la memoria de
sucesos incluyen todos los detalles acerca de«ir a la consulta del dentista Dr. García el
pasado jueves, cuando nos sacó la muela» y «olvidar la cita para ir al dentista, que nos
llamaron y que tuvimos que pagarla». Los sucesos se recuerdan de la misma manera en que
ocurrieron, pero no durante mucho tiempo. Después de un cierto período, los aspectos
menos sobresalientes de un suceso desaparecen (como por ejemplo, dónde recibimos la
llamada de teléfono o por qué olvidamos nuestra cita). Lo que permanece son sucesos
generalizados, más las partes inusuales o interesantes del suceso original.

Memoria de sucesos generalizados (MSG)

Un suceso generalizado es un conjunto de sucesos cuyas características comunes se han


abstraído. Esto ocurre cuando se almacena información general

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6. Lenguaje y memoria | 149

acerca de las situaciones que se han experimentado numerosas veces. Las experiencias
particulares son, inicialmente, una parte de la memoria de sucesos; sin embargo, cuando
estas experiencias particulares se refieren a un suceso generalizado común, dicho suceso
generalizado acude en ayuda del procesamiento de la nueva entrada. Una vez que se ha
establecido la conexión entre un suceso y el suceso generalizado al cual se refiere, el
suceso mismo va decayendo gradualmente quedando tan sólo el puntero que señala el
suceso generalizado, conjuntamente con los rasgos más salientes del suceso que no se
encuentran dominados por el suceso generalizado.

Memoria de situaciones (MSi)

La memoria para los sucesos generalizados se basa, a su vez, en lo que denominamos


memoria situacional. La memoria situacional contiene información referente a situaciones
específicas en general. Así pues, mientras que la información acerca de los dentistas reside
en la MSG, la memoria situacional contiene información más general. «Ir a visitar a un
profesional» o «cuidar un problema de salud» se basan en conocimientos sobre este tipo de
situaciones en general. La MSi contiene el tipo de conocimiento que tenemos sobre salas
de espera y otras cosas que comparten los médicos y los dentistas.
En el proceso de comprensión, la información ubicada en la memoria de situaciones se
suele emplear para proporcionar el contexto general de una situación. Cuando vamos a la
consulta de un dentista y algo nos ocurre ahí (como, por ejemplo, que nos cobren
muchísimo), las partes específicas características de la situación de dentista son
irrelevantes; de la misma forma en que lo es el teléfono que se usó en el ejemplo citado
cuando hablábamos de la memoria de sucesos. La memoria de situaciones sirve como
depósito del conocimiento contextual relevante, y también como almacén de las partes
interesantes de sucesos nuevos en memoria; de este modo, contiene contextos relevantes y
las reglas y experiencias estándar asociadas en general a una situación dada.

Memoria de intenciones (MI)

El siguiente nivel de memoria es la memoria de intenciones; en ella las experiencias se


codifican en términos de generalizaciones relevantes, más allá de la información codificada
en la memoria de situaciones. La información codificada en la memoria de intenciones
incluiría la que es relevante para «que una» organización se encargue de resolver un cierto
tipo de problemas». Lo que aquí existe son las reglas referentes a que la gente hace cosas
en beneficio de sí misma, y otra información del tipo de los planes. El proceso de
descomposición de la información sigue como antes; así pues, en su camino hada el nivel
de las

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150 Perspectivas de la ciencia cognitiva

intenciones, los sucesos específicos pierden los detalles particulares, que mejor codificados
en otros niveles.
A menudo la gente no puede recordar todos los detalles de una situación que está
intentando rememorar, tan sólo puede recordar sus objetivos y la resolución de dichos
objetivos; los detalles de la situación suelen ser de más difícil acceso. Esto sugiere que los
sucesos pueden descomponerse en partes que tienen que ver con su base intencional, y que
dichas intenciones pueden entonces servir como foco organizativo en el que pueden
encontrarse las partes relevantes de dichas experiencias.

El lugar de los guiones en la organización de la memoria

Dentro de esta división de la memoria, ¿dónde se encuentran los guiones? En particular,


¿qué es el guión del dentista y dónde puede encontrarse en la memoria? La respuesta es
que no existe ningún guión del dentista, al menos no en la forma de una lista de sucesos del
tipo que hemos postulado anteriormente. Una organización de la memoria más razonable
permitiría los siguientes tipos de información:

MS Las visitas particulares al dentista se almacenan en la memoria de sucesos (MS).


Estas visitas decaen a lo largo del tiempo y, por lo tanto, no es probable que permanezcan en la MS
durante un período muy largo: en su lugar permanecerán detalles poco usuales, importantes,
dolorosos; es decir, visitas o partes de visitas sobresalientes. Estos detalles se almacenan en el nivel
MS.

MSG En el nivel de la memoria de sucesos generalizados (MSG) encontramos la


información que hemos aprendido acerca de visitas al dentista en general, y que tan sólo es
aplicable a las visitas al dentista. Por consiguiente, «sentarse en la sala de espera» no está
almacenada en el nivel MSG. La razón por la que no se encuentra almacenado es clara: la falta de
economía de almacenamiento sería espantosa. Conocemos muchas cosas acerca de salas de espera
que tienen poco que ver con que sean o no parte de la visita al dentista; además, es probable que
cualquier mecanismo de abstracción y generalización que postulemos sea demasiado potente para
detenerse en algún nivel específico; por consiguiente, si cayeran bajo su centro de atención las
coincidencias entre DENTISTA y MEDICO, de forma natural se produciría este resultado.

Lo específico de la consulta de un dentista es tal vez el aparato de rayos X, la silla del


dentista o el tipo de luz que tiene; estos elementos no son de la misma naturaleza que los
guiones, sino más bien sólo piezas de información refe-

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6. Lenguaje y memoria | 151

rentes a las consultas de dentista que se encuentran almacenadas como parte de lo que
sabemos sobre ellas. Por ejemplo, podríamos esperar encontrar un cepillo de dientes
gigantesco en una consulta de dentista. Esta información se encuentra almacenada en el
nivel MSG, pero, por otra parte, en el nivel MS también se encontraría disponible, en
términos de las experiencias particulares que pueden recordarse en dicho nivel de detalle
(aunque estos recuerdos decaen rápidamente). Es decir, para responder a preguntas
relativas a las consultas de dentista, no existe nada que nos evite acudir a nuestro
conocimiento sobre consultas de dentista en general (MSG), o a experiencias anteriores
particulares (MS), en la medida en que aún estén disponibles.
Así pues, ¿donde está el guión del dentista? Hasta el momento no ha aparecido. Los dos
niveles siguientes completan la estructura que permite la creación dinámica de los
fragmentos del guión del dentista que son aplicables, bajo demanda, en una situación
dada. El guión del dentista, por sí mismo, no existe realmente en memoria en forma de una
agrupación precompilada. El guión o, más exactamente, sus subpartes necesarias pueden
construirse cuando son necesarias. La economía de este esquema es muy importante;
además, el uso de la memoria, y la probable validez psicológica de esta solución, es
altamente significativa. Veamos ahora cómo podría funcionar.

MSi En la memoria de situaciones (MSi) reside la información acerca de una situación


en general. Es aquí donde encontramos el tipo de conocimiento que incluiría hechos tales como
«las enfermeras visten uniformes blancos», «los médicos frecuentemente tienen varias salas, de
forma que pueden trabajar con muchos pacientes a la vez», «existen historias clínicas que deben ser
relacionadas y puestas al día por mujeres que visten de blanco y que no necesariamente tienen que
ser las enfermeras», etc. También encontramos información relativa a las situaciones en general.
Ello incluye, por ejemplo, información sobre el flujo de los sucesos en una oficina. Por
consiguiente, la estructura del guión del dentista, y de muchos otros guiones, se encuentra en la
MSi. Aquí tenemos información como: «si necesitas ayuda, puedes ir a la oficina de un profesional
que te la dará. Puedes tener que esperar por dicha ayuda en una sala de espera. Puedes tener que
explicar tu problema a un subordinado del profesional. Te darán una factura por los servidos
prestados», etc.

MI La memoria de intenciones contiene información basada en objetivos. Viajes,


aventuras, mejorar la salud de una persona y otros contextos generales cuyos objetivos inmediatos
son conocidos constituyen las estructuras MI. La memoria de intenciones organiza las entradas de
acuerdo con su razón final. Como consecuencia de ello, las confusiones de memoria en el nivel MI
implican situaciones diferentes cuyas intenciones son las mismas.

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152 Perspectivas de la ciencia cognitiva

Desde este punto de vista, y a partir de esta concepción de la memoria, los guiones no
son estructuras de memoria preexistentes. Las estructuras del tipo de los guiones (que
corresponden a lo que hemos denominado escenas o partes de escenas) se construyen a
partir de estructuras más generales, de nivel superior, a medida que son necesarias,
consultando reglas referentes a la situación particular establecida en los otros tres niveles.
Las palabras «a medida que son necesarias» son muy importantes. ¿Por qué utilizar un
guión completo en el procesamiento si no se empleará íntegramente? Ya que más que
extraerlos de la memoria los guiones se construyen, se activarán tan sólo las partes que se
vayan a utilizar (basándonos en el texto de entrada).
Las historias nuevas están disponibles en el nivel MS sólo durante un período de tiempo
muy corto, tanto para su recuperación como para el almacenamiento de la información
entrante. En el procesamiento de una entrada se crean punteros que impiden el
almacenamiento de todos los detalles. Estos punteros no señalan el guión del dentista, sino
las subescenas relevantes que se encuentran en los distintos niveles de memoria. De este
modo, algo que ocurre en la sala de espera se almacena con un puntero que señala la
escena de sala de espera. Sin embargo, y éste es el punto más importante, la escena de la
sala de espera proviene del conocimiento relativo a salas de espera que se ha obtenido a
partir del nivel superior (MI). Así pues, inicialmente no está conectada a ningún guión de
dentista, y sea lo que sea lo ocurrido en la sala de espera, excepto si es de interés particular,
se almacenará en el nivel MI, virtualmente desasociado de la secuencia del dentista.
Siguiendo este esquema, ocurrirán confusiones de reconocimiento entre distintas
escenas de sala de espera, independientemente de la situación general original de la cual
eran parte. Tan sólo se recordará claramente qué escena de sala de espera corresponde a
una historia determinada cuando se proporcione la continuidad entre las escenas a través de
la historia misma. Por ejemplo, si ocurre algo especial en la escena de sala de espera que
afecta las escenas posteriores, la conexión será un nexo causal, y tales conexiones se
recordarán más fácilmente.

La memoria para la información del dentista

Para poder ver cómo podría funcionar lo que hemos descrito, tal vez sea útil considerar
un diagrama acerca de la estructura de memoria de una historia (mostrada en el nivel MS)
que implique la visita a un dentista:
MI PROBLEMA-DE-SALUD
ENCONTRAR PROFESIONAL + HACER CONTRATO + VISITA-OFICINA-
PROFESIONAL

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6. Lenguaje y memoria 153

MSi IR A OFICINA + SALA DE ESPERA + ENTRAR EN


OFICINA + AYUDA + SALIR + ENVIAR FACTURA

MSG Las visitas al dentista incluyen:


limpieza de dientes
el dentista pone pasta limpiadora en los dientes
el dentista pone en marcha la máquina etc.
empastar los dientes
el dentista hace una radiografía
el dentista da una inyección de novocaína
el dentista pone en marcha el taladro etc.
también: los dentistas desempeñan el papel de profesionales de la salud en VISITA-SALUD

MS La semana pasada cuando fui al dentista:


Conduje el coche hasta el dentista
Leí el Newsweek. Había agujeros en todas las fotos.
Entré.
Me limpiaron los dientes.
Me dio en el ojo con el taladro.
Le grité.
No me cobró.

Los sucesos en la MS se recuerdan en términos de las estructuras de nivel más alto que
se activaron.
Después de cierto tiempo ocurre un decaimiento y la lectura de la revista se almacena
como parte de la escena de SALA DE ESPERA de VISITA-OFICINA-PROFESIONAL.
De este modo, se desasocia del resto del suceso; así pues, el «dar en el ojo» se almacena
bajo AYUDA, y se desconecta de la experiencia de la revista. Pero puesto que AYUDA se
ha completado con información específica del dentista a partir de MSG, se recordará como
parte de la experiencia del dentista; mientras que la experiencia de la revista puede
confundirse con cualquier otra situación en la que hayamos leído una revista.

La cuestión principal es que la memoria descompone la información nueva en los


fragmentos apropiados interesantes, y almacena dichas piezas en el contexto en el cual son
relevantes, es decir, en el contexto en el que originalmente se reconocieron y explicaron.

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154 Perspectivas de la ciencia cognitiva

Paquetes organizadores de memoria (POMs)

Lo que hemos estado tratando aquí es la cuestión general de cómo se organiza la


información en memoria. La vieja cuestión de memoria semántica versus memoria
episódica, y el reciente problema de la especificación de qué tipos de estructuras de
memoria están disponibles, son los elementos claves respecto a la organización de la
memoria. En resumen, hemos dicho que los guiones no son estructuras de datos que están
disponibles en una sola pieza en algún lugar de la memoria; hemos dicho que la aplicación
de los guiones es un proceso reconstructivo. Construimos fragmentos de guiones a medida
que los necesitamos, a partir de nuestro almacén de conocimiento, para ayudarnos en la
interpretación de lo que oímos. Así que, la siguiente cuestión clave es: ¿cuál es la
organización del almacén de conocimiento?, o dicho de otra manera: ¿qué tipos de
conocimientos poseemos y cómo se encuentran representados y se utilizan en el proceso de
comprensión?
Por consiguiente, tenemos dos cuestiones relevantes que formularnos acerca de la
memoria: primero, ¿cómo se almacena una experiencia dada de forma que nos suministre
la capacidad de comprender nuevas experiencias en términos de ella? Y segundo, ¿por qué
ocurren, después de todo, las confusiones en el reconocimiento?
Las estructuras de memoria del nivel de situaciones nos ayudan en la comprensión de
las experiencias que tenemos; lo hacen generando panes de guiones; pero, además, tienden
a posibilitar confusiones en el reconocimiento en dos formas. Primero, ya que los sucesos
nuevos se comprenden utilizando estas estructuras, se establece por consiguiente una
conexión entre el suceso nuevo, que forma parte de la MS, y la estructura de memoria que
se empleó para interpretar dicho suceso. Esta conexión se establece por medio de dos tipos
diferentes de puntero. El primero, un punten de procesamiento, conecta la estructura de
memoria con el suceso nuevo para poder ayudar en el procesamiento de dicho suceso. El
segundo, un puntero de memoria, se establece debido a que la estructura de memoria se
encuentra ella misma afectada por el suceso nuevo. A las estructuras de memoria en el
nivel MSi las denominamos paquetes organizadores de memoria o POMs. Los POMs
organizan las memorias episódicas y ayudan en el procesamiento de nuevas entradas, es
decir, son los medios por los cuales un episodio apropiado en memoria puede ser
alcanzado para que ayude en el procesamiento de una entrada nueva. En la base de un
POM, en el nivel MSi, se encuentra una abstracción de un conjunto de sucesos que forman
una nebulosa en la memoria. Un POM es una distribución de todos los sucesos que se han
almacenado bajo él; así pues, los punteros de memoria deben establecerse a partir de un
POM relevante hacia el suceso detallado, en el nivel MS, al cual el POM está ayudando en
su procesamiento.
De estos dos punteros, tan sólo el puntero de memoria necesita durar bas-

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Lenguaje y memoria 155

tante tiempo. Cuando se ha finalizado el procesamiento, el puntero de procesamiento se


olvida fácilmente, pues siempre puede volver a regenerarse cuando sea necesario. El
puntero de memoria permanece, aunque decae a lo largo del tiempo. Los detalles que son
insignificantes en el suceso de MS se olvidan; los detalles significativos o interesantes se
recuerdan, pues existe más de un puntero de memoria que lo señala; es decir, ya que
habitualmente se ha tenido acceso a más de una estructura de situación o de intención, se
establece más de un puntero. En estos niveles, el número de estructuras relevantes posibles
puede ser muy alto, ya que un suceso nuevo puede llamar a muchos tipos de estructuras
para que lo ayuden a interpretar la entrada durante el procesamiento; para cada estructura
invocada se establece un puntero de memoria. La combinación de las entidades señaladas
por estos punteros es lo que permanece del suceso en el nivel de memoria MS.
Así pues, ya que cada fragmento nuevo de información se almacena en términos de la
estructura de nivel superior que fue necesaria para interpretarlo, pueden ocurrir dos tipos
de confusiones. Las conexiones entre elementos en el mismo episodio, que se interpretan
por medio de distintas estructuras de nivel superior, tenderán a desaparecer; una escena de
sala de espera tenderá a desconectarse del guión del dentista del cual era parte, debido a
que se interpretó a partir de un POM distinto (uno que, tal vez, tenía que ver con visitas a
oficinas) del que se utilizó en otras partes de la historia.
El segundo tipo de confusión ocurrirá dentro de un guión. Cuando se considere
relevante una estructura de alto nivel, todas las entradas se interpretarán en términos de la
forma. En consecuencia, los detalles pequeños, que normalmente no forman parte de un
guión, se pierden y se normalizan. La normalización no ocurre para las desviaciones del
guión muy interesantes o extraordinarias. La razón de que esto ocurra tiene que ver con la
respuesta a la primera pregunta que nos hemos formulado anteriormente.

Recuerdo

Algunas veces, durante el procesamiento de entradas nuevas, ocurre un fenómeno


interesante: se recuerda una experiencia previa que, de alguna forma, es similar a la entrada
que en ese momento se está procesando. Estas experiencias de recuerdo no se producen al
azar, sino que dependen de la naturaleza de la comprensión y de los procesos de memoria
que hemos subrayado.
La respuesta a la pregunta de por qué una experiencia nos recuerda otra es de
importancia capital para cualquier teoría de la memoria y la comprensión humana. Si las
personas recuerdan cosas durante el transcurso natural de una conversación, o mientras
leen o ven algo, esto es un indicio de gran importancia acerca del proceso de comprensión.
Nos dice que un fragmento particular

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156 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

de memoria —esto es, una memoria específica— se ha excitado o «visionado» durante el


transcurso natural del procesamiento de la nueva entrada. Como consecuencia, podemos
formularnos dos preguntas importantes:

1. ¿Por qué el procesamiento ha «pasado» de forma natural a través de este fragmento de


memoria? Esto es, ¿qué hay en el procesamiento de la información nueva que requiere la activación
de un fragmento particular de información relacionado con ella?
2. ¿Cómo se desarrolló este mecanismo de recuerdo? Es decir, ¿cuál es el propósito del
recuerdo? ¿Por qué se hace consciente este fenómeno y no otros?

Podemos intentar responder a estas preguntas considerando los tipos de experiencia de


recuerdo que tiene la gente. Por ejemplo, existe un restaurante en Boston denominado
Legal Seafood en el que primero se paga y después se come. Ir a otro restaurante y decir
«este restaurante me recuerda a Legal Seafood» sería algo muy natural. De acuerdo con
nuestra visión de la memoria, el guión del restaurante es tan sólo una primera
aproximación respecto a por dónde empezar una búsqueda de la estructura de memoria
más apropiada para usar en el procesamiento de una entrada nueva. Así pues, el acceso
inicial al guión del restaurante sólo serviría para empezar nuestra búsqueda de la estructura
de nivel superior que se utilizaría en la comprensión de esta nueva experiencia. Tener
acceso al guión del restaurante sólo significa encontrar el punto relevante de entrada en
memoria. De lo que disponemos es de un conjunto potencialmente infinito, y no de un
conjunto discreto de estas estructuras de nivel superior: no existe solamente un único guión
del restaurante, sino miles. Todas las variedades de restaurantes son como nodos de
memoria que ayudan en la reconstrucción de la estructura de nivel superior necesaria. Al
decirnos «¡vaya!, aquí se paga primero», hemos hecho que nuestra mente atraviese un
camino determinado dentro de la información organizada en torno a los restaurantes
mientras intentamos completar nuestra búsqueda de la estructura de nivel superior (esto es,
la estructura que explica la mayor parte de la información). Al final del camino se
encuentra Legal Seafood, y como consecuencia se produce el recuerdo.
Sin embargo, más importante que el recuerdo es que todas las predicciones realizadas a
partir de la experiencia previa están ahora disponibles para ayudarnos en la interpretación
de la nueva entrada. Tales predicciones no funcionan de forma diferente si la nueva entrada
invoca una experiencia relevante que solamente ha ocurrido una vez o invoca una multitud
de experiencias expresadas en términos de generalizaciones de alto nivel, tales como el
«guión del restaurante».
La consecuencia lógica de todo esto es que existe un conjunto potencialmente infinito
de tales estructuras y que los conjuntos que posee la mayoría de la gente son
extremadamente grandes e idiosincráticos. Por ejemplo, un

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6. Lenguaje y memoria | 157

experto en ajedrez sería capaz de reconocer «jugadas famosas» o posiciones que ha visto
anteriormente. Tales reconocimientos dependen de la utilización, en primer lugar, de una
estructura de nivel superior del tipo que hemos estado discutiendo, y que habría tomado
parte en el proceso de comprensión; es decir, durante la comprensión estamos buscando el
nivel de análisis más alto que podamos obtener. Esto funciona canto para la comprensión
del ajedrez como para cualquier otra cosa. Las comprensiones previas referentes al ajedrez
se almacenan como subpartes particulares de las estructuras de conocimiento apropiadas.

Comprensión

Podemos ahora reevaluar lo que significa comprender. Cuando entramos en un Burger


King, habiendo estado antes en un McDonald, pero nunca en un Burger King, nos
enfrentamos con una situación que debemos intentar «comprender». Podemos decir que
una persona ha comprendido una experiencia de este tipo (es decir, que comprende Burger
King en el sentido de ser capaz de moverse en él) cuando dice: «¡Oh!, Burger King es
como McDonald».
En otras palabras, lo que esperamos es que en algún momento, durante su estancia en un
Burger King, haya «recordado» una escanda en un McDonald. La cuestión que quiero
señalar es que la comprensión significa recordar la experiencia previa más parecida y ser
capaz de utilizar las expectativas generadas por dicho recuerdo. Cuando recordamos algún
suceso o experiencia en el transcurso de la realización de una experiencia distinta, esta
conducta de recuerdo no se produce al azar. La recordamos porque las estructuras que
estamos utilizando para procesar la nueva experiencia son las mismas estructuras que esta-
mos utilizando para organizar la memoria. Así pues, no modificamos las viejas memorias
durante el procesamiento de una nueva entrada, sino que «pasamos» a través de ellas.
Existe un número extremadamente grande de estas estructuras de memoria de alto nivel;
encontrar la más adecuada (es decir, la más relevante para la experiencia que estamos
tratando) es para nosotros la comprensión.
¿Existe algún peligro de que se recuerden sucesos similares? Ya que las estructuras de
memoria y procesamiento son las mismas, situarse exactamente en el lugar preciso dará
como resultado el acceso a la situación más pareada a la actual.
Pero las experiencias no son iguales; por lo tanto uno de los problemas claves es el de la
creación de estructuras nuevas, lo cual se lleva a cabo en términos de las viejas. Volviendo
a nuestro ejemplo de las hamburgueserías, cuando Burger King nos recuerda a McDonald,
lo que estamos haciendo es lo siguiente: «¡Ah sí!, Burger King, es exactamente igual a
McDonald, excepto por el hecho de que las camareras van vestidas de rojo y amarillo, y
que puedes llevarte la

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158 Perspectivas de la ciencia cognitiva

comida a casa.» En ese momento se crea una nueva discriminación en la red que contiene a
los McDonalds, formándose un nodo en el cual Burger King es una estructura de alto nivel
que comparte la mayoría —pero no todas— de las propiedades del nodo de McDonald. Las
diferencias son significativas en el sentido de que a partir de ellas se puede formar la
experiencia del recuerdo.
Desde este punto de vista, la comprensión es encontrar la estructura de más alto nivel
que esté disponible para explicar una entrada, y crear un nuevo nodo de memoria para
dicha entrada, en términos del viejo nodo con el cual se encuentra relacionado en la
estructura de alto nivel. La comprensión es un proceso que tiene su base en la memoria,
específicamente en la memoria de experiencias íntimamente relacionadas, que se
encuentran disponibles a través del recuerdo y que son expresables por medio de analogías.

Discriminación en memoria

La cuestión que ahora nos planteamos es la siguiente: ¿cómo es que somos capaces de
encontrar lo que está almacenado en la memoria? Si existen discriminaciones del tipo
«hazlo a tu aire», ¿de qué forma podría utilizarse? La respuesta depende claramente de la
categorización inicial de la entrada.
La memoria es altamente idiosincrática: la organización de una persona no es la misma
que la de Otra. La forma en que las personas categorizan sus experiencias inicialmente
determina el modo de recordarlas posteriormente. Si Burger King es considerado como un
tipo de McDonald, se almacenará en términos de las discriminaciones que el comprensor
consideró relevantes en dicho momento. Sin embargo, es posible que un persona realice
múltiples discriminaciones, así como también múltiples categorizaciones; por consiguiente,
una persona puede considerar que Burger King es «algo insípido que les gusta a los niños»,
«un lugar donde se visten uniformes rojos y amarillos» y «un lugar en el que te puedes
llevar la comida a casa». Cada una de estas discriminaciones puede emplearse como un
camino a través del cual puede accederse a Burger King. Una pelea con nuestro hijo en un
Burger King puede almacenarse de forma aislada como un caso de pelea con un niño,
como pelea en un restaurante o como pelea en un Burger King. Si se utiliza esta última
categorización, podría ocurrir que no se relacionara con una pelea con un niño en un
McDonald; así pues un comprensor inteligente almacena sus experiencias tan alto y tan
generalmente como puede, de forma que pueda ser capaz de aprender a partir de ellas, esto
es, que pueda tener acceso a ellas tan a menudo como sea necesario, o en tantas situaciones
como sea posible.
Una pregunta que se suele formular con respecto a estas ideas es: «¿por qué, cuando
entramos en un restaurante, no recordamos todos los restaurantes, o incluso no recordamos
dicho restaurante en particular?» Creo que la respuesta a estas preguntas es que de hecho lo
hacemos. Cuando entro en Naples

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6. Lenguaje y memoria | 159

(un restaurante de Yale), recuerdo Naples. Cuando utilizamos dicho recuerdo como una
fuente de predicciones acerca de qué es lo que va a ocurrir a continuación, lo que hacemos
es usar el guión disponible más particular que pueda ayudarnos en el procesamiento de lo
que estamos experimentando. Cuando Naples nos recuerda a Naples no experimentamos la
misma sensación de recuerdo por un razón obvia: la experiencia de recuerdo más
apropiada es aquella que menos parece un recuerdo. Pero recordar es simplemente sacar de
la mente los recuerdos altamente relevantes que nos ayudarán en el procesamiento de
entradas nuevas. Decir o sentir algo al entrar en un restaurante nuevo del tipo «este lugar
me recuerda a un restaurante» es bastante absurdo, pero de hecho lo hacemos. Si ello no
ocurriera, ¿cómo podríamos saber que se trata de un restaurante? De este modo, recordar
no es tan sólo un fenómeno bastante interesante que he estado intentando explicar, sino
que, más exactamente, es el fenómeno más significativo de la memoria que debemos
explicar.

Cómo es la memoria por dentro

Nos encontramos ahora en disposición de echar una ojeada a una propuesta específica
de cómo considerar la memoria (y cómo considerar en particular los guiones) para poder
dar cuenta de los problemas que hemos estado explicando. En honor a los viejos tiempos
utilizaremos Otra vez los restaurantes. La diferencia entre lo que hemos dicho en el pasado
y nuestra nueva perspectiva tiene que ver con la organización en memoria de las
experiencias relativas a los restaurantes. Consideraremos dos experiencias acerca de
restaurantes que son prácticamente idénticas excepto en lo que se pidió para comer. La
probabilidad de que ocurra una confusión en memoria es enorme. Por ejemplo, podríamos
confundirnos acerca de cuál fue la camarera que nos sirvió la comida (en el supuesto de
que hubiera dos en el mismo restaurante). Tales confusiones no son explicadas por nuestra
concepción original de los guiones, según la cual cada historia, incluyendo información
sobre la camarera y la comida, se almacena de forma aislada con su propia copia del guión.

Adornar el guión

Los guiones se forman a través de su uso al construirlos a partir de las escenas. Sin
embargo, al construir un guión también estamos dando pie a la posibilidad de que
experiencias de memoria se generalicen y se almacenen en la estructura de alto nivel que
mejor las explique. Ello hace que el guión que se construyó temporalmente para servir a
unos propósitos de procesamiento, se desmonte, causando confusiones de memoria y una
cierta falta de conexión entre las escenas de una historia tal y como se almacenan en la
memoria.

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160 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

Recordemos que nuestro propósito es integrar las estructuras de procesa-^ miento con
las de memoria. Deseamos tener episodios almacenados de una forma tal que cada uno de
ellos pueda servir como una especie de guión por -sí mismo; es decir, queremos disponer
de predicciones a partir de todas las experiencias anteriores, y no tan sólo de aquellas a las
que hemos etiquetado oficialmente como «guiones» o «fragmentos de guión». Después de
todo, las personas hacen predicciones relativas a qué es lo que va a ocurrir a partir de sus
experiencias pasadas. ¿Son los guiones el único tipo de experiencias pasadas que ayudan
en el procesamiento realizando predicciones y completando las inferencias en las cadenas
causales? Evidentemente esto no es así. Una persona que ha experimentado algo tan sólo
una vez, esperará que la segunda ocurrencia se ajuste a la primera, y se «sorprenderá» si la
segunda experiencia se diferencia de la primera.
Esta es la forma según la cual los guiones se montan por primera vez: primero una
experiencia, después otra encima de ella, fortaleciendo aquellas áreas de concordancia y
empezando a solidificar un guión. Pero, evidentemente, algunas veces pueden ocurrir
«nuevas experiencias» en medio de otras bien conocidas, para las cuales no existe ninguna
experiencia anterior. Así pues, cuando se va a Legal Seafood, modificamos el guión del
restaurante de forma que indique que la escena de PAGAR se ha situado inmediatamente
después de la escena de ORDENAR en la memoria. Quiero decir que lo que ocurre aquí no
es la creación de una nueva parte o «pista» en un guión; no creo que exista la más mínima
evidencia para ello. Por el contrario, considero que toda la experiencia se almacena bajo
esta interrupción en PAGAR o siguiendo de forma anormal a la escena de ORDENAR.
A partir de este almacenamiento se explicarían dos tipos de recuerdo. Primero, cualquier
otro reajuste del guión que ocurra después de ORDENAR podría recordarnos el de Legal
Seafood. Segundo, una nueva ubicación de la escena de PAGAR en el guión del
restaurante podría esperarse que nos recordara la de Legal Seafood. Este recuerdo ocurriría
como resultado de haber categorizado a Legal Seafood como algo extraño con respecto a
PAGAR, lo cual se localizaría como parte de lo que nosotros conocemos relativo a PA-
GAR; de este modo, cuando se situara PAGAR en un nuevo lugar, la experiencia de Legal
Seafood se recuperaría debido a que se encontraría conectada a una discriminación de
«reasignación de PAGAR».
¿Qué consecuencia tiene este recuerdo? En realidad hace que todo el resto de la
experiencia recordada se recupere de la memoria, de la misma forma como ocurriría con
cualquier experiencia nueva que no fuera explicada por un guión muy utilizado. Esta
experiencia se utiliza ahora de la misma forma en que se utilizaría cualquier guión para
predecir qué es lo que va a ocurrir a continuación.
Profundizando en el interior de un guión, encontramos que todos los punteros, dirigidos
hada todas las experiencias específicas de memoria que hemos

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6. Lenguaje y memoria | 161

tenido, se han organizado en términos de dicho guión y no han desaparecido a causa de


múltiples experiencias idénticas. Por consiguiente, la aplicación de los guiones es un
proceso de «adorno», que sigue caminos organizados por el propio guión y que contiene
todas las experiencias anteriores que se desvían de la norma (esto es, que son
completamente estándar). Estas experiencias son funcionalmente idénticas a los guiones y,
por consiguiente, son una parte integral del proceso de aplicación que puede ocurrir dentro
de cualquier fragmento de guión.
Como un ejemplo de todo esto, consideremos la figura I, una representación de un
conjunto posible de experiencias de memoria conectadas a, u organizadas por el guión del
restaurante.

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162 Perspectivas de la ciencia cognitiva

A partir de este diagrama podemos ver que el fin último de los guiones servir de
organizadores de la información en memoria. El guión del restaurante que hemos utilizado
en el pasado no es más que el camino estándar, o el principio organizador básico, que sirve
como infraestructura para todas las experiencias sobre restaurantes que se han almacenado
como tales. De este modo, lo que estamos diciendo es que cualquier desviación a partir del
guión estándar se almacena como una modificación de la escena particular en la cual
ocurrió dicha desviación.
Así pues, una experiencia en Legal Seafood provoca una desviación (a las que
previamente habíamos denominado constituyentes de la «lista de rarezas» en SCHANK y
ABELSON, 1977) en la escena de ordenar. Esta desviación sirve como principio de una
experiencia de recuerdo y también como inicio del proceso de aplicación de guiones. Tal y
como hemos estado diciendo, para que el recuerdo pueda tener lugar, el almacenamiento y
procesamiento deben realizarse a partir del mismo mecanismo. Además, el esquema que
estoy proponiendo permite el uso de todas las experiencias previas en la interpretación de
Otras nuevas, para no basarse tan sólo en experiencias normalizadas estándar (esto es, lo
que previamente habíamos llamado guión).
Si una experiencia nueva tiene una contrapartida, es decir, si desviaciones similares han
ocurrido antes, estas experiencias se agrupan en algún punto para formar una subescena de
tipo guión, cuyas predicciones se extraen a partir de los episodios reales, tal y como hace el
guión de nivel superior. Cuando se encuentra una de estas predicciones, se crea una
subescena que no provoca el recuerdo de las experiencias particulares que causaron la
creación de dicha subescena. A medida que se va creando la subescena, rodos los punteros
que señalan los episodios relevantes que ayudaron a crear la subescena se borran, aunque
otros punteros, que no son parte de la subescena pero que señalan el mismo episodio, aún
existen.
La memoria recoge experiencias similares en base a las cuales realiza predicciones; son
de utilidad general a partir de un cierto número de experiencias previas. Por debajo de
dicho número los recuerdos de estas experiencias previas sirven como fuente de otras
experiencias relevantes. Por consiguiente, la unicidad de la experiencia o, más
exactamente, las clasificaciones únicas de experiencias sirven como rica fuente de
comprensiones relativas a nuevas experiencias.
En el proceso de adorno de guiones a través de caminos desviantes tenemos acceso a
episodios completos, muchos de los cuales no tienen nada que ver con la historia que se
está procesando en ese momento. Es importante ser capaz de separar lo relevante de lo
irrelevante. Por otra parte, es difícil no recordar las partes de la experiencia que e están
conectadas a la escena que se ha recordado; éste es un aspecto de la inteligencia que juega
aquí un papel. La discriminación entre las experiencias que son relevantes para la
predicción y aquellas que son irrelevantes es una de las áreas más extraordinarias que lleva
a cabo un com-

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6. Lenguaje y memoria | 163

prensor. Tales discriminaciones deben llevarse a cabo durante el procesamiento, ya que no


se puede saber de antemano dónde se encuentran las similitudes relevantes para futuras
entradas. Así pues, una parte muy importante de la comprensión es el análisis de lo que
está ocurriendo con respecto a cómo pueden utilizarse en la predicción de futuras entradas
los sucesos relevantes recientemente encontrados. La localización de discusiones y «pagar
exactamente después de ordenar» no son categorías útiles para la predicción basada en
experiencias; evidentemente, no nacemos sabiendo estas cosas. Cuál es la forma que toma
este conocimiento y cómo lo adquirimos son, al menos me lo parece, dos de los mayores
problemas que deberán resolverse en el futuro.

Estructuras de memoria de nivel superior

La clave del problema de qué es y qué no es un guión tiene que ver con el problema de
dónde esperamos que se encuentre la información en memoria. Desde el punto de vista del
procesamiento, tiene sentido hablar de tener disponible un guión del restaurante, y ya
hemos mostrado que tales guiones facilitarán el procesamiento de historias; pero del hecho
de que una entidad facilite precisamente el procesamiento no se sigue, necesariamente, que
dicha entidad exista como una agrupación que se ha prealmacenado en la memoria. Es bas-
tante razonable que dichas entidades se construyan bajo demanda, a partir de la
información que se ha almacenado directamente en memoria. La cuestión clave anterior
era si los guiones y otras estructuras de nivel superior tan sólo jugaban un papel en el
procesamiento o si también eran fragmentos de memoria útiles. en el almacenamiento de
información que se había procesado previamente, utilizando dichas estructuras de nivel
superior. Esto es, ¿son las estructuras de nivel superior sólo mecanismos de procesamiento
o son también mecanismos de memoria?
Si las agrupaciones a las que hemos estado denominando guiones no son meros
mecanismos de procesamiento, las demandas que les formula el sistema cambian. Al igual
que no esperamos que una memoria organizada de forma lógica tenga el dato de que
George Washington fue el primer presidente de los Estados Unidos de América
almacenado en quince lugares diferentes, tampoco esperamos que «comemos cuando
tenemos hambre», «se ordena la comida después de haber leído un menú» o «si no se paga
la factura del dentista pueden ponerte una denuncia» se encuentren almacenados en quince
lugares distintos.
Una vez aceptado el presupuesto de que debe existir uno y sólo un lugar en el que se
almacene la información general, la cuestión de dónde se encuentra almacenada dicha
información se convierte en extremadamente importante. Para decidirla, nociones y
guiones tienen que restringirse considerablemente, de forma que la información general
compartida por dos guiones cualesquiera permanezca fuera de ellos, en algún otro lugar de
la memoria. Hacer esto

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164 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

requiere discernir qué es lo que significa que dos guiones compartan la misma
información, y darse cuenta de cuándo «ocurre» dicho solapamiento en la memoria y
cuándo no.

La creación de los POMs

Cuando un niño descubre que su guión personal del restaurante también está compartido
por otras personas, puede adoptar un nuevo método para almacenar la información acerca
de restaurantes: un guión de restaurante estandarizado con ciertas marcas personales que
almacenan puntos de vista idiosincráticos; esto es, el niño puede empezar a organizar las
experiencias en términos de separar lo que es distinto y propio de lo que está compartido
por la cultura. Por ejemplo, los adultos saben que entrar en un coche no forma parte del
guión del restaurante, pero ésta puede ser una característica muy sobresaliente del guión
personal del restaurante del niño. Es muy importante que el niño pueda separar la
experiencia del coche de la experiencia del restaurante; debe aprender a reorganizar su
memoria de acuerdo con las normas culturales.
Esta reorganización de la información almacenada puede continuar indefinidamente.
Las experiencias nuevas están siendo constantemente reorganizadas sobre la base de
experiencias similares y normas culturales. La abstracción y el proceso de generalización
del conocimiento adquirido mediante la experiencia es, pues, una parte fundamental de la
comprensión en los adultos. Cuando vamos al dentista por primera vez, todas las cosas que
ocurren en dicha experiencia se almacenan como una única agrupación. Experiencias
repetidas con el mismo dentista, con otros dentistas y experiencias que otros nos cuenta
sirven para reorganizar la información original en términos de qué es lo peculiar de nuestro
dentista, de uno mismo en el dentista, de los dentistas en general, etc. Este proceso de
reorganización nunca se detiene; cuando se observan similitudes entre médicos y dentistas,
se puede llevar a cabo otra reorganización en términos de profesionales de la salud.
Cuando se extraen las similitudes entre abogados y médicos. Otro nuevo punto de
organización del almacenamiento emerge. La clave de la comprensión es la creación
continua de paquetes organizadores de memoria (POMs), que registran las partes
esenciales de las similitudes en las experiencias de diferentes episodios.
El propósito de un POM es el de proporcionar expectativas que posibiliten la predicción
de sucesos futuros sobre la base de sucesos previamente experimentados y
estructuralmente similares. Estas predicciones pueden tener cualquier nivel de generalidad
o especificidad; por consiguiente, tales predicciones pueden provenir tanto de contextos o
dominios idénticos como de otros bastante diferentes, ya que un contexto o dominio puede
describirse en distintos niveles de generalidad. La creación de un POM útil proporciona
una clase

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6. Lenguaje y memoria 165

de predicciones organizadas alrededor del tema común de dicho POM. Cuantos más POMs
estén disponibles en el procesamiento de una entrada dada, más predicciones se podrán
realizar que ayuden a su comprensión. La capacidad predictiva de los POMs en situaciones
en las que no se dispone de experiencias directas, pero para la que existen experiencias
relevantes análogas, es crucial en nuestra habilidad para comprender.
Desde esta perspectiva, un POM es una especie de guión de alto nivel. El guión del
restaurante es a su vez un tipo de POM, pero también está relacionado con POMs diversos
y más generales. Existe un POM que se refiere a las situaciones sociales, un POM que trata
sobre pedir un servido a personas cuya profesión es dicho servido, y un POM acerca de los
contratos de negocios, para nombrar tres que son relevantes en la comprensión de sucesos
que ocurren en restaurantes.
Vista como un todo, la memoria es una ciénaga de POMs; cada uno de ellos está
conectado a otros sobre una base de abstracciones y generalizaciones relevantes, que son la
base del POM. Al final de cada uno existen experiencias particulares (esto es, episodios
individuales) o grupos de experiencias (guiones).

Utilización de los POMs

Consideremos la información relevante en una visita al consultorio de un médico. Por lo


menos cinco POMs son relevantes en la construcción de estructuras de procesamiento
necesarias para la comprensión de la visita al consultorio de un médico; y son: VISITA-
OFICINA-PROFESIONAL; CONTRATO; ENCONTRAR-PROFESIONAL-SERVICIO;
UTILIZAR-SERVICIO; y FI-JAR-PROBLEMA.
Tal vez, como veremos, estos cinco POMs se solapan bastante. No hay nada
problemático en ello; es más, cabe esperar que cualquier teoría de la memoria proponga
estructuras que se solapen, ya que son la fuente tanto de confusiones de memoria como de
la posibilidad de establecer generalizaciones útiles entre áreas diferentes.
Cuando se encuentra disponible un guión, de hecho puede utilizarse sin que se active un
POM. Sin embargo, debido a que el almacenamiento de la información necesita ser
económico, no esperaremos que lo que mejor se almacena en un POM se encuentre
también en un guión. Así pues, el guión del médico no incluye perseguir judicialmente al
paciente por falta de pago de la factura; tampoco la factura por sí misma estará en el área
del guión del médico. Todos ellos estarán mejor almacenados como parte del POM de
CONTRATO, con unos ramales señalando el guión del médico. Una visita al médico no es
tal vez el mejor ejemplo de contrato, pero es un contrato, y el POM de CONTRATO debe
ayudarnos a construir lo que hemos denominado el «guión» del MEDICO que podría ser
útil en el procesamiento.

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166 | de la ciencia cognitiva

Es importante mencionar que (MEDICO está conectado al POM de CONTRATO por


medio de un ramal del POM, pero que (MEDICO no condene dicho ramal, esto es, no
contiene información acerca del pago fuera de la presencia de dicho ramal del POM. Por
consiguiente, (MEDICO es menor de lo que a primera vista parece, ya que prácticamente
hemos sacado la escena del pago fuera del guión. El guión real del MEDICO que existe en
la memoria tan sólo contiene las partes específicas del médico de la experiencia.
De este modo, la información relativa a las salas de espera no es parte del $MEDICO;
las salas de espera son parte de VISITA-OFICINA-PROFE-SIONAL, que también son
POMs. Pero la VISITA-OFICINA-PROFESIO-NAL es diferente del CONTRATO, que es
diferente de HAMBRE y de SERVICIO-PROFESIONAL; todos ellos son POMs, aunque
representan distintos tipos. La VISITA-OFICINA-PROPESIONAL tiene una estructura
muy fuerte, que se impone en cualquier situación en la cual se aplique. Esta estructura es
básicamente un tipo de procedimiento de búsqueda que ayuda en el recorrido a través de
los ramales en un POM.
Los POMs son paquetes organizativos de memoria; así pues, la VISITA-OFICINA-
PROFESIONAL agrupará experiencias particulares y las almacenará. Una experiencia en
una sala de espera de una oficina se desincorporará del resto de la visita; lo que ocurre en
la sala de espera se almacenará con el POM de VISITA-OFICINA-PROFESIONAL, pero
la consulta real con el médico o el abogado se almacenará en un POM distinto.
La SALA-ESPERA es un ramal del POM VISITA-OFICINA-PROFESIONAL; esto es,
tiene una gran cantidad de información conectada a ella: qué apariencia tiene una sala de
espera, qué hay en ella, qué ocurre allí, etc. El ramal AYUDA, por el contrario, está
completamente vado; es una especie de conducto cuyo único contenido es aquello que se
encuentra temporalmente conectado en alguno de sus lados. Aquí es donde (MEDICO o
(DENTISTA aparece. Considerados de este modo, los guiones son estructuras muy
particulares referentes a una situación que pueden completar un ramal vacío de un POM
(de hecho, estos guiones son ramales de diferentes POMs). Así pues, de la misma forma en
que SALA-ESPERA es un ramal con contenido del POM VISITA-OFICINA-
PROFESIONAL, DENTISTA es también un ramal con contenido del POM
PROFESIONAL-SALUD.
Existe además una gran cantidad de otras estructuras relevantes; algunas lo son debido a
que los POMs pueden, por ellos mismos, ser ramales de Otros POMs. Existe un
mecanismo por el cual ramales de distintos POMs pueden completar los mismos ramales
vacíos en otro POM. Lo que estamos haciendo es construir un súper guión de MEDICO
(mostrado en la línea inferior de la figura 2). Este súper guión se construye a medida que se
necesita, tomando los ramales de los POMs relevantes y ordenándolos de acuerdo con
condiciones de tiempo y posibilitación; a menudo, múltiples ramales dan cuenta de una
misma escena en un súper guión. Por debajo, se relacionan con (MEDICO el ramal de

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6. Lenguaje y memoria | 167

ENTREGAR de CONTRATO, el ramal de AYUDA de PROFESIONAL-SALUD y el


ramal de SERVICIO de VISITA-OFICINA-PROFESIONAL. Esto es, cada uno de ellos
explica, en cierta medida, el papel que está jugando el médico.

Echando una ojeada a la figura 2, que representa la construcción del súper guión de
médico, vemos que uno de los POMs tiene una característica dará: organiza una clase de
información mediante la creación de secuencias de huecos que pueden llenarse con
diversas estructuras. En esencia, la verdadera diferencia entre los distintos tipos de POMs
existentes depende de los tipos de entidades que pueden llenar los huecos del POM.

El procesamiento mediante POMs

Los paquetes organizativos de memoria sirven como base de la memoria y el


procesamiento. Para poder comprender una entrada es necesario encontrar

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168 Perspectivas de la ciencia cognitiva

en memoria la estructura o episodio particular más parecido a la entrada nueva. Recordar


es una forma de manifestar que ello está ocurriendo.
El procesamiento de una entrada significa encontrar un fragmento relevante de
memoria. Cuando se encuentra se crean expectativas, a algunas de las cuales se encuentran
conectados todos los fragmentos de la memoria inicial. Cuando recibimos una entrada
buscamos un POM relevante; una vez encontrado este POM, creamos expectativas en
todos los niveles a los que dicho POM se encuentra conectado de forma natural. Las
expectativas surgidas de los guiones que se han activado exigen ciertas
conceptualizaciones; las expectativas se generan de forma simultánea a partir del guión
relevante que ha llenado los huecos de los POM.
Para ilustrar esto, consideremos una historia que empiece por «mi desagüe tenía, un
escape». Para nuestros propósitos, lo importante, aquí, no es tener la primera línea de la
historia, sino haber realizado una entrada en un sistema cognitivo. El hecho de que se
pueda oír una oración de este tipo en una conversación cotidiana es también importante.
Las cuestiones que requieren una respuesta son:

1. ¿Qué es lo que nos viene a la mente después de haber oído una oración como ésta?
2. ¿Qué estructuras se han activado en la memoria para que esas cosas nos vengan la mente?
3. ¿En qué estado se encuentra la mente después de haber recibido esta entrada?

En Yale, en los últimos años, y entre diversos investigadores que estudiaban los
esquemas o los guiones, nos ha parecido razonable responder a estas preguntas con algo a
lo que se ha llamado el «guión del fontanero». Tal guión implica que cualquier cuerpo de
conocimiento puede ser un guión. Evidentemente, un cuerpo de conocimiento referente a
los fontaneros puede formarse, para crear una entidad de este tipo, a partir de información
proveniente de distintos lugares de la memoria. No obstante, permanece el problema de si
tal entidad preexiste en la memoria o .se construye, y, si esto último es cierto, entonces el
problema real es: «¿construido a partir de qué piezas y mediante qué método?» Un
segundo problema es dónde se encuentran las memorias episódicas que nos ayudarán a
responder a lo que hemos oído. Parece poco probable que todas las experiencias que hemos
tenido con los fontaneros estén organizadas por $FONTANERO; es mucho más probable
que una gran cantidad de estructuras de memoria esté activa.
Hasta aquí hemos considerado que es irreal tener agrupaciones de memoria
precompiladas tales como el guión del fontanero, especialmente cuando consideramos
hechos como las confusiones de reconocimiento, las búsquedas en memoria y el olvido
basado en la destrucción de una experiencia en sus partes.

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Lenguaje y memoria | 169

Podemos recuperar una gran cantidad de información acerca de los fontaneros (como, por
ejemplo, la indumentaria que es probable que utilicen, el valor aproximado de la factura,
etc.) que en ningún aspecto forma parte del guión; así pues, parece sensato decir que está
ocurriendo algún tipo de reconstrucción, o al menos, que se están buscando distintos
fragmentos de memoria mientras se está procesando la entrada. En nuestra discusión
asumiremos que no existe ningún guión del fontanero, y qué el problema principal al
responder a una entrada del tipo que antes hemos expuesto es el acceso a las estructuras de
memoria relevantes para la creación del súper guión del fontanero.
¿Qué tipo de estructuras de aleo nivel serían relevantes para «mi desagüe tiene un
escape»? Al menos la siguiente información lo es: los desagües deben interpretarse como
parte de los fregaderos de las casas, determinándose así su localización general. Tal
información es parte del significado de «desagüe», y es poco probable que exista
disponible un «POM del desagüe» con dicha información en él. La existencia de un POM
de este tipo implica que las memorias relativas a los desagües se organizan en otro lugar;
sin embargo, ello parece poco probable, ya que no existe nada inmutable acerca de lo que
puede ser un POM. Es posible que individuos diferentes con diferentes niveles de
experiencia tengan diferentes necesidades en la organización de su memoria.
«Desagüe» señala información referente a cuartos de baño, cocinas, etc.; este tipo de
información se almacena en lo que MINSKY (1975) denomina «marco de la habitación».
Estos esquemas contienen principalmente información de tipo visual, más que de tipo
episódico (aunque esto último también sería posible). La información visual conectada al
esquema de la habitación es útil para comprender futuras entradas del tipo: «para arreglarlo
me senté sobre el lavabo», o «el agua que se desbordó estropeó el detergente que
guardaba* debajo». Estas oraciones serían bastante imposibles de comprender si no estu-
vieran activos dichos esquemas. Pero no deben considerarse POMs; lo que ocurre es que
en determinadas ocasiones son utilizados por ellos.
Los POMs utilizan los esquemas de diversas formas; una de las aquí empleadas, ya que
estas habitaciones son parte de una casa, se basa en que la combinación de la casa,
implícita en la oración, y el posesivo «mi» activan información acerca de POSESIÓN-
CASA. Esta información proviene de unos objetivos de conservación (C-OBJETIVOS;
véase SCHANK y ABELSON, 1977) y, entre otras cosas, señala el POM de FIJAR-
PROBLEMA.
Evidentemente, la gente también tiene desagües en lugares que alquila; esta posibilidad
permanece activa en ausencia de conocimientos que indiquen lo contrario mediante la
activación de D-AGENCIA (SCHANK y ABELSON, 1977). D-AGENCIA señalas el
conocimiento referente a relaciones de AGENCIA (donde se encuentra ir formación
relativa a qué son los caseros), de forma que aún puede utilizarse POSESIÓN-CASA,
aunque se encuentre mediatizada por D-AGENCIA.
Hasta que no vemos «escape» realmente no sabemos qué nos están di-

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170 Perspectivas de la ciencia cognitiva

ciendo. Pero, después de haberlo leído, una gran cantidad de estructuras deben haberse
activado; en primer lugar, la conceptualización que se tiene que construir aquí contiene
huecos vacíos de DC para indicar cuál es el objeto que se está MOVIENDO (que proviene
de «escape») y hacia dónde. El OBJETO se refiere, por defecto, al «agua», consultando los
«contenidos normales» de la entrada en el diccionario conceptual correspondiente a
«desagüe». La abertura de «A» se completa al consultar los esquemas relevantes; en este
caso, los candidatos son «en la casa», «sobre el suelo», «sobre la moqueta».
La activación de FIJAR-PROBLEMAS provoca un intento de solución. FIJAR-
PROBLEMAS tiene como ramales ENCONTRAR-FIJADOR, PERSUADIR y
SOLUCIÓN. A su vez, cada uno de ellos es un posible tema de conversación, siendo la
primera entrada nuestra oración anterior. Por consiguiente, podríamos oír:

1. Conozco a un buen fontanero.


2. Te va a costar un riñón.
3. ¿Has probado el pegamento Fija-desagües?

El hecho de que todas éstas sean respuestas razonables es una señal importante de que
todas estas estructuras están activadas en la mente del comprensor de estas oraciones. Para
comprobar mejor la validez de la estructura de alto nivel activa, consideramos otras
posibles respuestas basadas en las que acabamos de dar:

1. Hace años que vuestra cañería está podrida.


2. Ya te dije que no compraras una casa tan vieja.
3. Eso te pasa por ser el dueño de una casa.

Todas estas oraciones son respuestas perfectamente razonables. Creemos que ello se
debe a que una determinada estructura de alto nivel de memoria debe haberse activado a
partir de la entrada. ¿Qué otros tipos de afirmaciones podrían ser también aceptables?
Algunas candidatas son:

4. Bueno, no es tan terrible.


5. ¿Tendrás que dejar de ir a trabajar?
6. El agua puede causar terribles estropicios.
7. ¿Ya sabes cómo arreglarlo?
8. ¿Quieres que te preste mi llave inglesa?
9. ¡Justo ahora que te visita tu suegra!
10. Realmente, no ha sido un mes afortunado.

Presuponiendo que todas estas respuestas son también legítimas, ¿de qué estructuras
provienen?
En último término, el problema que se plantea es el de especificar qué

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6. Lenguaje y memoria 171

tipos de POMs están aquí presentes y cómo es posible que varios de ellos estén activos en
un momento dado. Parece razonable que las siguientes estructuras de alto nivel estén
activas durante el procesamiento de la oración de entrada:
TRABAJO; RELACIONES FAMILIARES
POSESIÓN-CASA

FIJAR-PROBLEMA; PERSUADIR
UTILIZAR SERVICIO

VISITA-PROFESIONAL-CASA
FAMILIA-VISITA-CASA
ENCONTRAR PROFESIONAL
HACER CONTRATO

$FONTANERO

¿Son POMs todas estas estructuras? Volviendo a nuestra definición de un POM,


podemos ver que algunas de ellas lo son claramente, y que Otras caen en un área, digamos,
«gris». Recordemos que un POM es un organizador de información que puede utilizarse
para crear un súper guión; además, los POMs sirven para organizar escenas terminales que
impliquen una infraestructura correspondiente a una secuencia de sucesos que son
episodios de memoria, organizados en términos de dicha infraestructura. Estas escenas
terminales pueden ser del tipo de los guiones (en cuyo caso contienen desviaciones del
flujo normal del guión codificado como memoria real) o de tipo localizativo (en cuyo caso
contienen episodios reales que están estructurados de una manera no basada en sucesos;
posiblemente tienen una organización de tipo visual). Así pues, un POM es un organizador
de escenas terminales o de episodios de memoria reales. A partir de este análisis, VISITA-
PROFESIONAL-CASA, FAMILIA-VISITA-CASA, ENCONTRAR PROFESIONAL y
HACER CONTRATO son POMs; cada uno de ellos organiza escenas terminales, tales
como PAGAR, LLAMAR PARA AVISAR, CENA EN FAMILIA, etc. Como hemos
dicho, es en estas escenas terminales donde deben encontrarse las memorias reales.
FIJAR-PROBLEMA, PERSUADIR y USAR SERVICIO son meta-POMs; esto es, no
tienen directamente en ellos memorias; lo que contienen son estructuras que sirven para
organizar POMs.
Lo que nos queda como estructuras de conocimiento que se han activado son
TRABAJO, RELACIONES FAMILIARES y POSESIÓN-CASA, pero no se ajustan ni a
nuestra definición previamente estableada de POMs ni a las estructuras que organizan o
son organizadas por los POMs, ¿Qué son entonces estas estructuras y en qué medida
difieren de los POMs?
Lo primero que hemos de tener en cuenta al considerar estas etiquetas es

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172 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

que poseemos en nuestra memoria una gran cantidad de información relativa a ellas. De
hecho, tenemos tanta información, y de tal importancia (ya que se refiere a nuestros
objetivos de más alto nivel), que empezamos a creer que descomponer tales estructuras en
POMs que organicen las escenas terminales es absurdo. Así tenemos, por ejemplo, un
POM de TRABAJO que contiene escenas referentes a solicitar un trabajo, ser pagado,
finalizar un trabajo, etc.; pero existe mucha más información acerca del trabajo en general
y del nuestro en particular que no puede estar contenida en el POM de TRABAJO. La
cuestión aquí es que tal información se encuentra en un nivel superior al de los POMs. No
podemos empezar a hablar de esta información aquí, ya que es extremadamente compleja,
pero lo haremos luego, cuando hablemos del papel de las estructuras que se encuentran en
un nivel superior al de los POMs.
Los POMs que hemos especificado y las otras estructuras de nivel superior que no
hemos especificado, pero que se relacionan en ella, se muestran en la

Todos los POMs aquí mencionados son capaces de formular predicciones útiles
referentes a lo que está ocurriendo en esta situación. Por consiguiente, lo más importante es
poder determinar cuándo se realizan estas predicciones, cómo entran en juego en el
procesamiento y de dónde provienen.

Los POMs revisados

Un POM es un paquete de conocimiento que puede entrar en juego en el procesamiento


inicial y, además, es un almacén de memoria. Por tanto, un POM es una agrupación de
memorias organizadas en torno a un tema particu-

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6. Lenguaje y memoria | 173

lar, que puede venir en ayuda del procesamiento de entradas nuevas. Todos los temas que
hemos considerado hasta ahora han sido sucesos; por lo tanto, los POMs que hemos
descrito se utilizan para comprender información basada en sucesos. Los criterios que
hemos utilizado para determinar lo que puede ser un POM han dependido de las siguiente
cuestiones:

1. ¿Por qué la información que se halla contenida en un POM lo está en ése y no en otro?
2. ¿Cómo podemos encontrar el POM?
3. ¿Cuál es la salida (esto es, cuáles son las terminales de los ramales) de dicho POM?
4. ¿Cómo es que se sabe que un POM es relevante y, consecuentemente, se tiene acceso él?
5. ¿Qué tipo de ayuda al procesamiento (es decir, qué predicciones se hacen) se encuentra
disponible después de haber tenido acceso a un POM?

Primera conclusión

Existen varias conclusiones técnicas que podemos establecer a partir de lo que aquí
hemos dicho. En el siguiente apartado daré algunas conclusiones más generales.
Primero, nos encontramos ahora en una posición a partir de la cual podemos determinar
lo que es realmente un guión. Los guiones son un tipo particular de POM que podemos
denominar subPOMs; están sujetos a búsquedas temporales del precedente, producen
dependencias conceptuales y contienen memoria; por consiguiente, se trata sin duda de
POMs. Pero también son muy particulares. Los POMs tienden a organizar la información
en un área en general, y por tanto, en un nivel de su sub organización se encuentran los
métodos para completar los diferentes ramales de un POM. Los guiones son agrupaciones
estandarizadas de memoria, que son métodos particulares para completar uno o más
ramales de un POM.
Un segundo problema técnico gira en torno a qué está ocurriendo en las estructuras de
alto nivel en memoria. Podemos ver que tan sólo hay tres tipos generales de sucesos de
memoria: los que se clasifican como únicos, los que se agrupan en torno a un POM y que
luego se recuperan a través de él y los que han ocurrido tan frecuentemente que un POM
sería de muy poca ayuda en su recuperación.
Los sucesos que se han clasificado como únicos pueden recuperarse para realizar
diversos tipos de ayuda. Por ejemplo, algunas veces, una palabra particular puede estar
conectada a un episodio en memoria si tal palabra se encuentra fuertemente identificada
sólo con un suceso. Estas conexiones también pueden realizarse a partir de conceptos
particulares; tales conceptos no son

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174 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

POMs pero pueden, y de hecho tienen, memorias únicas almacenadas como partes de ellos:

En el otro extremo tenemos los sucesos que ocurren tan frecuentemente que no pueden
recordarse en absoluto. Originariamente, se agruparían como POMs, pero un número muy
elevado de sucesos pueden sobresaturar un POM y volverlo inútil como organizador de
memoria. Por ejemplo, es probable que «las experiencias de cepillarse los dientes» se
hayan organizado como un POM en un momento dado, pero este POM es ya inútil para
organizarlo en la recuperación.
Un POM se encuentra entre estos dos extremos; debe organizar la información de tal
manera que nos proporcione estructuras de procesamiento útiles (es decir, predicciones),
además de la infraestructura o de los precedentes temporales del POM, y tener, además,
punteros que señalen episodios únicos que se han clasificado en términos de dicho POM. A
medida que estos episodios únicos empiezan a confundirse con otros, dejan de ser únicos y
se vuelven ellos mismos POMs. Cuando estos POMs empiezan a crecer, desarrollan
punteros que señalan los episodios únicos que organizan; pero, si también crecen dema-
siado, pierden su poder como ayudas y se convierten en subPOMs, o guiones sin capacidad
de memoria (esto es a lo que previamente denominamos guiones instrumentales en
SCHANK y ABELSON, 1977).

Segunda conclusión

Este artículo nos ha llevado a través de diferentes problemas planteados en el área de la


memoria y la representación del lenguaje. Nos parece necesario subrayar dos aspectos: uno
teórico y otro metodológico.
La teoría que he estado intentando construir aquí es una tentativa de explicación de los
hechos de la memoria, y de cómo son accesibles. Para poder llevar a cabo la comprensión
del lenguaje natural de modo efectivo (tanto en los seres humanos como en las máquinas)
es necesario tener como parte del mecanismo de funcionamiento una memoria episódica.
Los guiones y otras estructuras de alto nivel no son simplemente estructuras estáticas de
datos, sino que son tanto procesadores activos como organizadores de la memoria. El
procesamiento y el almacenamiento deben ser lo mismo para poder dar cuenta del
fenómeno del recuerdo. Para poder explicar el hecho de que ocurran confusiones de re-
cuerdo y reconocimiento hemos tenido que desensamblar nociones complejas, como el
guión, en fragmentos muchos menores; también ha sido necesario reestructurar nuestro
concepto de guión de forma que fuera mucho más particular. Guiones completos, del tifo
de los que SAM utilizaba, se tienen que reconstruir a partir de la memoria; esta
reconstrucción implica la descomposición subsiguiente; así pues, podemos esperar que
fragmentos de historias o experiencias se almacenen en diferentes lugares de la memoria,
rompiéndose normalmente

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6. Lenguaje y memoria 175

el nexo de unión entre ellos. La ventaja de esta nueva disposición es permitirnos una
comprensión más efectiva del mundo que nos rodea. Esta comprensión roas efectiva se
manifiesta en mejores predicciones acerca de lo que ocurrirá, a partir de experiencias bien
construidas que se han estado constituyendo a lo largo de los años. Pero estas predicciones
son tan buenas como las categorizaciones iniciales que nosotros hacemos del mundo; por
consiguiente, una categorización efectiva de una experiencia nueva es el problema más
importante que tiene un comprensor, así como también es el problema de investigación
más grave al cual debemos enfrentarnos todos lo que trabajamos en la comprensión.
El efecto negativo de esta descomposición de la experiencia para poder hacer
predicciones sobre el mundo más efectivas es el de poseer una memoria imperfecta. La
gente tiene recuerdos imperfectos, porque están procurando llevar a cabo generalizaciones
sobre sus experiencias que les servirán como fuente de predicciones útiles en la
comprensión. Que una memoria imperfecta sea el producto de las capacidades predictivas
en la comprensión es un aspecto muy importante a tener en cuenta por todos aquellos que
trabajamos en la realización de programas de ordenador. No creo que dispongamos de
cualquier otra alternativa fuera de modelar a los seres humanos para construir máquinas
inteligentes. La supuestas imperfecciones de la gente ocurren por alguna razón; puede ser
que en un futuro lejano podamos construir máquinas que mejoren lo que la gente puede
hacer; pero antes las máquinas deben igualar a las personas, y utilizo igualar en una forma
estrictamente literal.
Esto me lleva al aspecto metodológico. Es absolutamente necesario que los
investigadores en IA y los psicólogos, así como los lingüistas de tendencias cognitivas,
empiecen a trabajar juntos en estos problemas. Pretender que estamos interesados en
distintos problemas es absurdo: todos estamos trabajando en la • naturaleza de la mente. El
hecho de que utilicemos distintas herramientas para abordar este tema es magnífico;
cuantos más resultados distintos podamos obtener, mejor aprenderemos los unos de los
otros. El campo de la ciencia cognitiva puede tener sus creadores de programas de
ordenador, sus experimentadores, etc. Cuando paremos de discutir (y de rendir cuentas)
sobre la metodología y empecemos a escuchar lo que tenemos que decirnos la ciencia
cognitiva empezará realmente a existir.

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7
Modelos mentales
en ciencia cognitiva
P.N. JOHNSON-LAIRD
Universidad de Sussex

Introducción
Si la Ciencia Cognitiva no existiera sería necesario inventarla. Este eslogan se
acomoda a cualquier actitud razonable sobre este tema. Una actitud, optimista, es que la
ciencia cognitiva ya existe y está viva y floreciente: cada uno a su manera, la hemos estado
haciendo durante años. El burgués de la obra de Moliere se sorprende al descubrir que ha
estado hablando en prosa durante cuarenta años sin darse cuenta de ello; tal vez estemos
ahora celebrando un descubrimiento similar y, con sólo seguir por el mismo camino,
seamos capaces de descubrir el funcionamiento de la mente. Otra actitud, la mía, es más
pesimista: la psicología experimental no conseguirá dilucidar la mente humana sin ayuda
alguna; la inteligencia artificial no conseguirá su propósito de modelar 1a'" mente humana
sin ninguna ayuda; tampoco ninguna otra disciplina (la lingüística, la antropología, la
neurociencia, la filosofía) va a tener ningún gran éxito. Si alguna vez comprendemos la
cognición será gracias a una nueva ciencia dedicada a este propósito y que se base sólo en
parte en las disciplinas contribuyentes; pero el pesimismo no debe confundirse con el
cinismo. Debemos rechazar esta idea de que la ciencia cognitiva es tan sólo una hábil
estratagema concebida con el único objetivo de conseguir fondos para la investigación,
esto es, que no es nada más que seis disciplinas en búsqueda de una institución proveedora
de becas.
La ciencia cognitiva casi no existe: tiene precursores, pero le falta una clara identidad.
Tal vez la mayor contribución de esta conferencia debería ser la de concentrarnos en
definir cuál podría ser su identidad. Por el momento, parecen existir dos tendencias
implicadas en ello: una orientada hada los temas y otra de carácter metodológico.
La tendencia orientada hada los temas se refiere a que los estudiosos de varias
disciplinas han convergido en un cierto número de problemas centrales y

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9
La intencionalidad de la
intención y la acción
JOHN R. SEARLE
Universidad de California, Berkdcy

¿Cuáles son exactamente las relaciones existentes entre la intención que yo tenía de
votar a Jones durante las últimas elecciones y la acción que realicé cuando lo voté? Y
¿cuáles son exactamente las relaciones entre ellas y el deseo de votar a Jones que yo tenía
en las últimas elecciones, o con la creencia que tenía entonces respecto a que votaría a
Jones? A menudo se dice que las acciones están determinadas por creencias y deseos, pero,
si ello es así, ¿cuál es el papel que juegan las intenciones? Aparentemente, las acciones
están producidas por las intenciones, y un argumento en favor de esta idea sería el que las
intenciones nos permiten justificar determinados hechos de una forma que es característica
de los fenómenos causales; por ejemplo, si no hubiera tenido la intención de votar a Jones
en las últimas elecciones, no lo hubiera votado. Pero si decimos que las intenciones son la
causa de las acciones, ¿qué ocurre con las creencias y los deseos? ¿Pueden ser también
causas? Y si ello es así, ¿cómo se relaciona su papel causal con el de las intenciones? ¿Qué
es una acción, al fin y al cabo? Creo que los problemas que emergen de la relación entre
acción e intención son una de las marañas de problemas que actualmente se plantean en la
filosofía contemporánea, y el propósito de este artículo es desenredar al menos parte de
ella.
Ya que mi método en la consecución de este objetivo será ubicar h relación entre
intención y acción dentro de una teoría general referente a la intencionalidad, he de
comenzar dando una breve descripción de los estados intencionales. Los estados inreí,
dónales están dirigidos a o se refieren a objetos y estados en

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250 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

el mundo, estados tales como creencias, deseos, miedos, esperanzas e intenciones. Todos
los estados intencionales consisten en un contenido representacional con una forma
psicológica; por ejemplo, puedo esperar que salgas de la habitación, temer que salgas de la
habitación o creer que saldrás de la habitación, y, en cada caso, tenemos el mismo
contenido representacional, expresado por «que salgas (saldrás) de la habitación», pero con
distintos modos psicológicos: esperanza, miedo o creencia. Por consiguiente, podemos
simbolizar los estados intencionales mediante E(r), donde la «£» es una variable que
recoge el modo psicológico, y «r» es el contenido representacional. Por otra parte, puede
afirmarse que tales estados intencionales se cumplen o no se cumplen, según que su
contenido representacional se ajuste a la realidad o represente algo de ella. Así pues, si
creo que saldrás de la habitación y de hecho sales de ella, decimos que mi creencia es
verdadera y si temo que salgas de la habitación y sales, no diremos que mis temores sean
ciertos, sino se han hecho realidad. Si espero que salgas de la habitación y lo haces, se dice
que mis esperanzas se han cumplido. Los términos de «verdad» y «falso» se utilizan para
valorar el éxito en la representación de los hechos en la dirección de ajuste de la mente al
mundo, mientras que los términos del tipo «hacerse realidad» y «cumplirse» se emplean
para valorar el éxito en representar los hechos en la dirección de ajuste del mundo a la
mente. Las creencias tienen una dirección de ajuste de la mente al mundo, pero los deseos
y las intenciones la tienen del mundo a la mente. Intuitivamente, la expresión «dirección de
ajuste» significa que si no se produce un ajuste, algo va mal en uno u otro lado. Si mi
creencia es falsa, resulta ser errónea, pero no lo es el mundo (mostrándose la dirección de
ajuste de la mente al mundo); si no se cumplen mis deseos, es el mundo el que me
decepciona (observándose la dirección de ajuste del mundo a la mente). Pero no todos los
estados intencionales tienen una dirección de ajuste; si, por ejemplo, me apena que salgas
de la habitación, mi pena carece de dirección de ajuste, aunque contiene la creencia de que
saldrás de la habitación y el deseo de que no lo hagas, y tanto las creencias como los
deseos tienen direcciones de ajuste. En efecto, si no se satisface (o sea, si no es cierta) la
creencia, entonces mi pena es inapropiada o está fuera de lugar. El estado de cosas que
hace que un estado intencional tenga una dirección de ajuste recibe el nombre de
condiciones de satisfacción. Las cosas reales (objetos, sucesos, etc.) contenidos en las
condiciones de satisfacción se denominan objetos intencionales de los estados
intencionales. Pero aunque hablemos empleando el vocabulario de los «objetos
Intencionales», es importante subrayar que no tienen ningún status ontológico especial; tan
sólo son los objetos
2. En lo que sigue emplearé frecuentemente esta forma para representar tos estados
intencionales. Así, por ejemplo, se representara el deseo expresado en «quiero ir al cine de
la siguiente manera:
Yo quiero (Yo ir al cine) y el contenido de este deseo simplemente:
(Yo ir al cine)

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9. La Intención y la acción | 251

sobre los cuales ocurren los estados intencionales. Por ejemplo, si creo que Carter es un
demócrata, las condiciones de satisfacción de mi creencia son que Carter sea un demócrata
y mi objeto intencional es Carter; pero si creo que el rey de Francia es calvo, mi creencia
carece de objeto intencional. Podríamos resumir esta breve explicación diciendo que la
clave para comprender la intencionalidad es la representación, y que la clave para
comprender la representación son las condiciones de satisfacción. Todos los estados
intencionales con una dirección de ajuste representan sus condiciones de satisfacción
(posteriormente re finaremos estas ideas).
En este momento, y a primera vista, parece que la relación entre intención y acción se
ajusta elegantemente a esta explicación general de la intencionalidad. Tal y como veremos
luego, nos inclinamos a decir que de la misma forma que se satisface mi creencia si, y sólo
si, realmente obtengo el estado de cosas representado por medio del contenido de la
creencia, y que se satisface el deseo si, y sólo si, ocurre el estado de cosas representadas en
el contenido del deseo, también se satisface mi intención si, y sólo si, se ejecuta realmente
la acción representada a través del contenido de la intención. Si creo que votaré a Jones, mi
creencia será verdadera si, y sólo si, voto a Jones; y si deseo votar a Jones, mi deseo se
cumplirá si, y sólo si, lo voto; y si tengo la intención de votar a Jones, mi intención se
llevará a cabo si, y sólo si, lo voto. Más allá de estos paralelismos «semánticos», también
ocurren paralelismos sintácticos en las oraciones que expresan estados intencionales.
Dejando de lado los problemas de tiempo, las estructuras profundas de estas tres oraciones,
que expresan respectivamente mi creencia, deseo e intención, son:

Yo creo + Yo voto a Jones


Yo quiero + Yo voto a Jones
Yo pienso + Yo voto a Jones

Debemos estar impresionados por la aparente potencia del ajuste entre sintaxis y
semántica: cada oración representa un estado intencional. Cada estado representa su
condición de satisfacción y estas condiciones están representadas por la oración «Yo voto a
Jones», que es exactamente la oración subordinada en las oraciones que representan a los
estados intencionales. Las dos últimas oraciones, pero no la primera, permiten eliminar la
repetición del SN «Yo» y la inserción del infinitivo en la estructura superficial:

Quiero votar a Jones


Pienso votar a Jones

3. Asimismo, en beneficio de la claridad de esta exposición, voy a limitar mi discusión a


las actitudes denominadas preposicionales, ignorando estados intencionales tales como el
amor y el odio, que normalmente no suelen tener como contenidos representativos
proposiciones completas.

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252 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

Es más, en la medida en que la intención y la acción se ajustan a esta explicación


general de la intencionalidad, podemos realizar una primera declaración (provisional)
referente a las relaciones entre intenciones y acciones intencionales: una acción intencional
es tan sólo la realización de las condiciones de satisfacción de una intención. Desde este
punto de vista, cualquier cosa que pueda ser la satisfacción de una intención puede ser una
acción intencional. Así, por ejemplo, echarse por encima la cerveza que se está bebiendo
no suele ser la condición de satisfacción de una intención, porque la gente no acostumbra
echarse por encima la cerveza de modo intencional, siempre que sea la condición de
satisfacción de una intención.
Tal y como la hemos formulado, esta explicación no funcionaría, ya que parece no ser
muy restrictiva. Por ejemplo, si espero pesar 72 kg en Navidad y lo consigo, no voy a decir
que he conseguido la acción intencional de pesar 72 kg en Navidad, ni que pesar 72 kg en
Navidad sea una acción intencional. Lo que diría es que si he cumplido mi intención de
pesar 72 kg en Navidad, he debido de realizar ciertas acciones por medio de las cuales he
conseguido pesar 72 kg; y ello necesita explicarse mejor. Además, la explicación no dice
nada sobre las intenciones generales; aún peor, esta explicación parece tener poco poder
explicativo: lo que queremos saber es ¿qué es una intención?, ¿qué es una acción?, y ¿cuál
es el carácter de la relación entre ellas que queda descrito cuando decimos que la una es la
condición de satisfacción de la otra? A pesar de todo, sigo creyendo que esta explicación
provisional está en el buen camino y volveré a ella más tarde.
Una de sus ventajas es que se relaciona con nuestra intuición de que existe una estrecha
conexión entre las acciones intencionales y lo que se puede decir que la gente hace. Ya que
cuando uno da órdenes lo que hace es mandar que la gente haga acciones intencionales, tan
sólo se puede ordenar que la gente haga cosas que pueden hacer intencionalmente, y, por lo
tanto, no tiene un sentido muy claro decir «te ordeno que hagas A de forma no
intencional».

II

Hasta el momento nos hemos estado moviendo con facilidad en nuestros esfuerzos para
asimilar la acción y la intención a una teoría de la intencionalidad, pero ahora empiezan
nuestros problemas. Existen algunas asimetrías interesantes en la relación de la intención
con la acción, por una parte, y entre los estados intencionales y sus condiciones de
satisfacción por otra. Una teoría de la intención y la acción tiene que ser capaz de
explicarlas.
Para empezar, debería sorprendernos el hecho de que poseamos un nombre especial,
como «acción» y «acto», para las condiciones de satisfacción de las intenciones, ya que no
los tenemos para las condiciones de satisfacción de las creencias y los deseos. Además, la
conexión entre lo que se nombra y el estado

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9. La Intención y la acción | 253

intencional que lo satisface es mucho más estrecha en el caso de las intenciones que en el
de los otros estados, como son las creencias y los deseos. Hemos visto que tan sólo se
satisface mi creencia si, y sólo si, el estado de cosas en que creo se cumple realmente, y mi
deseo se satisfará si, y sólo si, se obtiene el estado de cosas que yo deseo, y, análogamente,
mi intención de hacer una acción se satisfará si, y sólo si, realmente se lleva a cabo la
acción que intento ejecutar. Pero hemos de hacer notar que así como existe una gran
cantidad de estados de cosas que ni se esperan ni se desean obtener, no existen acciones sin
intenciones. Incluso en el caso de que ocurra una acción intencional, como el matrimonio
de Edipo con su madre, ello acontece porque existe un suceso que es idéntico a una acción
que se ejecutó intencionalmente, es decir, casarse con Yocasta. Existen numerosos estados
de cosas sin creencias ni deseos correspondientes, pero, en general, no existen acciones sin
sus correspondientes intenciones. ¿Por qué ocurre esta asimetría?
Además, aunque ocurra un suceso que se encuentra representado en el contenido de mis
intenciones, no tiene por qué ser necesariamente su satisfacción. Tal y como han señalado
diferentes filósofos, tiene que ocurrir «de la manera adecuada», y, también aquí, no sucede
lo mismo con las creencias y los deseos. Por consiguiente, si creo que está lloviendo y
llueve, mi creencia es cierta independiente de cómo haya ocurrido. Si mi deseo es hacerme
rico y lo consigo, este deseo se satisface sin importar cómo lo logré.
Una variación de un ejemplo de CHISHOLM (1966, pág. 37) nos mostrará que esta
condición no se cumple con las acciones. Supongamos que Carlos quiere matar a su tío y
lo consigue, pero sin satisfacer las condiciones de su intención. Ello puede ocurrir incluso
en el caso de que haya sido su intención de matar a su tío la causa de su muerte.
Supongamos que está conduciendo y pensando en cómo va a matarlo, y supongamos que
su intención de matarlo lo haya puesto tan nervioso y excitado que de forma accidental
atropella y mata a un peatón que resulta ser su tío. En este caso es cierto que ha matado a
su tío y que su intención de matarlo ha sido (al menos en parte) la causa de la muerte de su
tío; pero no es cierto que llevó a cabo su intención de matar a su tío, o que dicha intención
se satisfizo porque no lo mató de forma, intencional.

III

En esta sección quiero desarrollar una explicación de las relaciones entre intención y
acción que por una parte mostrará cómo se ajustan las relaciones en la teoría general de la
intencionalidad esbozada en el apartado I, y por otra dará
4. Desde esta explicación, cosas tales como roncar, estornudar, dormir y otros
movimientos reflejos no son acciones. El que tenga o no razón respecto a su uso ordinario
es menos importante que el que pueda dar una explicación de la intención y la acción que
muestran tales casos, que hacen que sean fundamentalmente diferentes de los que yo
considero como acciones.

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254 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

cuenta de las paradojas que surgen en la relación entre acción e intención descritas en el
apartado U. En beneficio de una mayor claridad empezaré con acciones muy simples, del
tipo de levantar un brazo; más tarde, trataré casos más complejos. En este artículo no diré
nada de las acciones puramente mentales, aunque creo que la explicación que voy a dar
también es extensible a ellas.
En primer lugar necesitamos distinguir las intenciones que se forman previamente a los
actos de las que no se forman así. En los casos que hemos visto hasta aquí, el agente tiene
la intención de ejecutar la acción antes de que ella misma ocurra, es decir, sabe qué es lo
que va a hacer porque ya tiene la intención de hacerlo. Pero no todas las intenciones son de
este tipo; supongamos que alguien me pregunta: «Cuando de pronto golpeaste a aquel
hombre, ¿tuviste previamente la intención de hacerlo?», y mi respuesta sea: «No, tan sólo
lo golpeé». Pues bien, incluso en este caso lo golpeé intencionalmente, y mi acción ocurrió
con la intención de golpearlo. No obstante, lo que quiero señalar con este ejemplo es que la
intención se encuentra en la acción y que no existía una intención previa. La forma
lingüística con la que se suele expresar una intención previa es «voy a hacer A» o «haré
A»; mientras que la de una intención en acción es «estoy haciendo A». Decimos de una
intención previa que el agente realiza su intención, que la lleva a cabo, o que la intenta
llevar a cabo; pero, al menos en general, no diremos este tipo de cosas al hablar de una
intención en acción, porque la intención en acción es precisamente el contenido intencional
de la acción; la acción y la intención están íntimamente relacionadas, de una forma que
describiré en breve.
Existen al menos dos formas de marcar claramente la distinción entre una intención en
acción y una intención previa. La primera, tal y como lo sugiere nuestro ejemplo anterior,
es señalar que muchas de las acciones que llevamos a cabo se llevan a término
espontáneamente, sin formar previamente, consciente o inconscientemente, ninguna
intención. Por ejemplo, supongamos que estoy sentado en una silla, reflexionando acerca
de un problema filosófico, y que de pronto me levanto y empiezo a pasearme por la
habitación. Evidentemente, levantarme y pasear son actos intencionales, pero para
ejecutarlos no es preciso que haya tenido la intención previa de hacerlos; en ningún sentido
puede afirmarse que haya concebido un plan para levantarme y empezar a pasearme; como
en muchas otras situaciones, las cosas simplemente se hacen, es decir, actuamos. Una
segunda forma de considerar esta misma distinción es señalar que incluso en los casos en
que exista una intención previa de hacer una determinada acción, normalmente existirá una
serie de acciones subsidiarias que no se encuentran representadas en la intención previa y
que, sin embargo, se llevan a cabo. Por ejemplo, supongamos que tengo la intención previa
de ir al despacho en coche; mientras estoy ejecutando esta intención previa puedo llevar a
cabo una serie de acciones subsidiarias para las cuales carezco de intención previa: abrir la
puerta, poner en marcha el coche, soltar el embrague, etc. Cuando formo mi intención de ir
en coche al despacho puedo no haber pensado en

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9. La intención y la acción | 255

estos actos subsidiarios; aunque dichas acciones son intencionales. En estos casos se tiene
una intención, pero no intenciones previas.
Todas las acciones intencionales tienen intenciones en acción, pero no todas las
acciones intencionales tienen intenciones previas. Puedo hacer algo intencionalmente sin
haberme formado una intención previa de hacerlo, y puedo tener una intención previa de
hacer algo pero no actuar en consecuencia. Incluso en los casos en que el agente está
actuando según sus propias intenciones tiene que existir una estrecha conexión entre la
intención previa y la intención en la acción, y también tendremos que explicar esta
conexión.
Las intenciones previas son autorreferenciales, en el sentido de que el contenido
representacional de la intención se refiere a la intención de la cual es parte. Esta afirmación
puede ilustrarse con el siguiente ejemplo: supongamos que intento levantar mi brazo; el
contenido de mi intención no puede ser el que mi brazo vaya hada arriba, ya que ello puede
suceder sin que yo lo levante. Tampoco puede ser que simplemente mi intención haga que
el brazo se alce, ya que hemos visto en el ejemplo del tío que una intención previa puede
provocar un estado de cosas, representadas en la intención, sin que dicho estado de cosas
sea la acción que satisface la intención. Y menos aún puede ser:

(que ejecute la acción de levantar mi brazo)

porque puedo ejecutar la acción de levantar el brazo en otras formas que no tengan nada
que ver con esta intención previa. Podría olvidar todo lo relativo a mi intención y más tarde
levantar el brazo por cualquier Otra razón, independiente de la original. Así pues, el
contenido representacional de mi intención tiene que ser:

(que ejecute la acción de levantar mi brazo, de forma que lleve a cabo esta intención)

A partir de este formulario se nos presenta una gran cantidad de cuestiones que más
tarde deberán responderse: ¿qué se entiende por «acción»?, ¿qué significa «llevar a cabo»?
y ¿cuál es exactamente el papel de la autorreferenfa?
Mientras tanto, esta autorreferenda de las intenciones parecerá menos misteriosa si la
comparamos con un fenómeno similar del ámbito de los actos del habla (a propósito,
siempre es una buena idea cuando uno se encuentra inmerso en la teoría de la
intencionalidad, volver a los actos del habla, porque estos fenómenos son mucho más
accesibles). Supongamos que ordeno que alguien salga de la habitación, y supongamos que
este alguien me responde diciendo: «Salgo de la habitación, pero no porque tú me lo
mandes, sino porque de tedas formas iba a hacerlo. No hubiera salido tan sólo porque tú
me lo

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256 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

ordenaras.» Si esta persona sale de la habitación, ¿ha obedecido mi orden? Ciertamente no


la ha desobedecido, pero en cierto modo tampoco la ha obedecido, ya que la orden no es la
causa de su conducta. A partir de una serie de casos como éste; por ejemplo, no
describiríamos a esta persona como «obediente». Lo que podemos observar es que el
contenido de mi orden no es que este alguien simplemente salga de la habitación, sino que
lo haga obedeciendo esta orden, es decir la forma lógica de la orden no es simplemente:

Te ordeno (que salgas de la habitación)


sino que es autorreferencial, en la forma:

Te ordeno (que salgas de esta habitación obedeciendo esta orden).


Para poder examinar las intenciones en acción es preciso hablar un poco más de las
diferentes formas de la intencionalidad. He dicho antes que los estados mentales tales
como las creencias, los miedos, los deseos, etc. son representaciones de sus condiciones de
satisfacción; pero no todas las formas de intencionalidad se adaptan fácilmente a esta
explicación, y una de ellas es la percepción. Supongamos que estoy sentado frente a una
mesa y la veo. Al hacerlo, tendré una experiencia visual de la mesa, pero en dicho
momento la experiencia visual no es igual a la mesa, ya que no veo la experiencia visual,
veo la mesa. «Pero», podría decir alguien dentro de la epistemología clásica, «supongamos
que la experiencia es una alucinación y que en realidad no hay nada, ¿qué es entonces lo
que ves?» La respuesta es: cuando tengo la experiencia visual, pero no hay una mesa, no
veo nada. Tengo la experiencia visual y me parece que de hecho estoy viendo la mesa, pero
no veo nada. Lo aquí realmente importante es que la experiencia visual tiene
intencionalidad, y el argumento es que incluso en el caso de que tenga una alucinación sé
de qué objeto es la alucinación, esto es, conozco cómo tiene que ser el mundo para que
pueda decir que esta experiencia no es un alucinación, y decir esto es decir que al tener la
experiencia visual sé cuáles son sus condiciones de satisfacción. En nuestro ejemplo, las
condiciones de satisfacción son que tiene que existir ahí una mesa y, además, que tiene que
ser la causa de mi experiencia visual. Parte de la diferencia entre la intencionalidad de un
acto como una creencia y la intencionalidad de la experiencia visual es que la experiencia
visual no es una representación del objeto, sino que es, por así decir, una presentación de
él. Cuando veo un objeto, lo percibo directamente, y no me lo represento.

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9. La intención y la acción | 257

Así pues, las condiciones de verdad de una oración de la forma x vio una mesa implica
dos componentes (además de x), una experiencia visual y una mesa, que no son
independientes, ya que la experiencia visual es una presentación de la mesa. Esta es otra
forma de decir que la intencionalidad de la experiencia visual es tal que sus condiciones de
satisfacción requieren que exista una mesa ahí y que la mesa juegue un determinado papel
causal en la producción de la experiencia visual. Si exceptuamos el hecho de que existe
una mesa en el suceso de ver una mesa, lo que nos queda, es una experiencia visual, pero
ésta no es neutra «sense datum», tiene intencionalidad, y es presentativa más que
representativa. Tan sólo para tener una clara distinción terminológica utilizaré «percepción
visual» como nombre del complejo suceso que implica tanto el componente intencional
como sus condiciones de satisfacción, y emplearé «experiencia visual» como nombre del
componente intencional.
Apliquemos ahora todo esto a la pregunta de WITTGENSTEIN (1953): si levanto mi brazo,
¿qué es lo que queda si sustraigo el hecho de que mi brazo fue hacia arriba? Esta pregunta
me parece completamente análoga a la siguiente:
si veo la mesa, ¿qué es lo que queda si sustraigo la mesa? En cada caso, la respuesta es
que queda una cierta forma de intencionalidad presentativa, pero en ambos casos la
dirección de ajuste y la de causación son diferentes. Cuando levanto mi brazo tengo una
cierta experiencia y, al igual que en mi experiencia visual de la mesa, esta experiencia de
levantar-brazo tiene una cierta forma de intencionalidad y tiene condiciones de
satisfacción. Si tengo esta experiencia y mi brazo no va hacia arriba, el contenido
intencional de la experiencia no se satisface. Además, incluso en el caso de que mi brazo
vaya hacia arriba, pero lo haga sin esta experiencia, yo no habría levantado mi brazo, tan
sólo habría ido hacia arriba. Esto es, al igual que en el caso de ver una mesa se encuentran
implicados dos componentes relacionados, un componente intencional (la experiencia
visual) y el «objeto» intencional, o condiciones de satisfacción de dicho componente (la
mesa); también el acto de levantar mi brazo implica dos componentes: un componente
intencional (la experiencia de actuar) y un «objeto» intencional, o condiciones de
satisfacción de dicho componente (el movimiento de mi brazo). En la medida en que la
intencionalidad se encuentre implicada, las diferencias entre la experiencia visual y la
experiencia de actuar se encuentran en la dirección de ajuste y de causación: la experiencia
visual se refiere a la mesa en una dirección de ajuste de la mente al mundo. Si la mesa no
estuviera allí, diríamos que estaba equivocado, o que estaba teniendo una alucinación, o
algo por el estilo; además, la dirección de causación va del objeto a la experiencia visual; si
el componente intencional se satisface tiene que estar causado por el objeto. Pero en el
caso de la experiencia de actuar, el componente intencional tiene una dirección de ajuste
del mundo a la mente; si tengo esta experiencia pero el suceso no ocurre, diré que no he
podido levantar mi brazo, o que he intentado levantar mi brazo pero que no he tenido
éxito; además, la dirección de causación va de la experiencia de actuar al suceso. Cuando

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258 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

el contenido intencional se satisface, esto es, cuando realmente consigo levantar mi brazo,
la experiencia de actuar es la causa de que el brazo vaya hacia arriba. Si no he provocado
el ir hacia arriba del brazo, sino que lo hizo alguna Otra cosa, no lo he levantado; tan sólo
fue arriba por alguna otra causa. Y al igual que ocurría con la experiencia visual, que no es
una representación de sus condiciones de satisfacción sino una presentación de dichas
condiciones, la experiencia de actuar es una presentación de sus condiciones de
satisfacción. Desde este punto de vista, la acción, al igual que la percepción, es una
transacción causal e intencional entre la mente y el mundo.
Del mismo modo que no tenemos un nombre para lo que nos da el contenido intencional
de nuestra percepción visual, sino que hemos inventado un término, «la experiencia
visual», tampoco existe un término para lo que nos da el contenido intencional de nuestra
acción intencional, y hemos inventado Otro término, «la experiencia de actuar». Pero este
término sería equívoco si nos diera la impresión de que creo que se trata de experiencias
pasivas, sensaciones que simplemente nos ocurren, o que son algo parecido a lo que
algunos filósofos han denominado voliciones, actos de deseo, o cualquier otra cosa de este
tipo. No son en absoluto actos, ya que no ejecutamos nuestra experiencia de actuar, así
como tampoco vemos nuestras experiencias visuales. Tampoco estoy defendiendo la
existencia de cualquier sentimiento especial que subyazga a todas las acciones
intencionales. Existen (por lo menos) dos formas de llegar a comprender hacia dónde me
estoy dirigiendo. Supongamos que estoy en una situación en la que no puedo percibir mi
brazo, y supongamos que alguien me da la orden de levantar el brazo y que yo ejecuto
dicha orden. Si en esta situación sustraemos el hecho de que mi brazo va hacia arriba,
queda lo que denomino la experiencia de actuar. Lo que queda implicará normalmente
ciertos sentimientos y sensaciones corporales, pero para nuestros propósitos las pro-
piedades fenoménicas de dichas sensaciones y sentimientos no son lo importante; sí lo son
en cambio las propiedades lógicas de la experiencia. Y esto significa que la experiencia en
cuestión tiene ciertas condiciones de satisfacción y que dichas condiciones de satisfacción
son intrínsecas a la experiencia, en el sentido de que no podrían ser esta experiencia si no
tuvieran dichas condiciones de satisfacción, que no hay forma de tener dicha experiencia
sin conocer que posee dichas condiciones de satisfacción.
Este último punto nos conduce a la segunda forma de intentar clarificar esta noción. Tal
como han señalado diversos filósofos 6 suele ocurrir que en todo momento, durante su
vida, el hombre está haciendo algo, y, por consiguiente, siempre existe una respuesta a la
pregunta: ¿qué está haciendo ahora? Pero también, y debemos ser capaces de
sorprendernos de ello, en cualquier momento de su vida consciente un hombre sabe lo que
esta haciendo. Un hombre saber sin pensarlo, cuál es la respuesta a la pregunta: ¿qué estás
haciendo ahora?

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9. La Intención y la acción | 259

Evidentemente puede cometer diferentes tipos de errores y disparates: puede pensar que
está friendo unos huevos, cuando de hecho está pelando almendras, pero incluso en este
caso sabe lo que está intentado hacer. En este sentido, el conocimiento acerca de lo que
uno está haciendo es de una forma que no garantiza que uno sepa lo que está ocurriendo, y
no depende de las observaciones que uno haga de sí mismo, sino que normalmente se
deriva de la autoconciencia de las condiciones de satisfacción de la experiencia de actuar.
Aquí otra vez se mantiene el paralelismo con la percepción: en cualquier instante de la vida
consciente de un hombre éste sabe responder a la pregunta: «¿qué está viendo ahora?» En
ambos casos el conocimiento en cuestión es simplemente una conciencia de las
condiciones de satisfacción de un cierto tipo de presentación.
Cualquier persona que aún dude dé la existencia del tipo de fenómenos que estoy
describiendo como experiencia de actuar haría bien en ponderar la distinción entre
acciones intencionales y los tipos descritos por el DR. W. PENFIELD (1975);

A menudo, cuando he provocado el movimiento de la mino en un paciente consciente aplicando


un electrodo en el área motora de un hemisferio, le he preguntado qué sentía. Invariablemente su
respuesta era: «Yo no lo he hecho. Lo ha hecho usted». Cuando le provocaba una vocalización,
decía: «Yo no he hecho el sonido. Usted lo ha sacado de mi interior.» (pág. 76).

Existe una clara diferencia entre el caso del paciente que mueve su mano en una acción
intencional y el caso del paciente que mueve su mano como resultado de la estimulación
eléctrica de su cerebro realizada por Penfield. Pero ya que los movimientos físicos en
ambos casos son idénticos, ¿cuál es exactamente la diferencia?, ¿y cómo sabe el paciente
que en un caso está moviendo su mano y que en el otro no está haciendo nada? («Yo no lo
he hecho. Lo ha hecho usted.») Como respuesta a estas preguntas estoy sugiriendo que
primero existe una obvia diferencia fenoménica entre el caso en que uno mueve su mano y
el caso en que uno observa su movimiento independientemente de sus intenciones —
ambos casos provocan sentimientos diferentes en el paciente—, y segundo, que esta
diferencia fenoménica implica una diferencia lógica, en el sentido de que la experiencia de
mover la propia mano tiene ciertas condiciones de satisfacción. Conceptos como
«intentar», «tener éxito» y «fracasar» se

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260 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

aplican a esto pero no a las experiencias que tiene el paciente cuando simple mente observa
que su mano se mueve. Es a esta experiencia, con sus propiedades fenoménicas y lógicas a
lo que estoy llamando la experiencia de actuar, y no estoy defendiendo la idea de que
exista una experiencia característica común a toda acción intencional, sino que para la
acción intencional existe la experiencia de ejecutar dicha acción, y que la experiencia tiene
un contenido intencional.
El paralelismo entre la intencionalidad de la percepción visual y la intencionalidad de la
acción intencional puede explicitarse tal y como se hace en la tabla 1.

Hasta el momento hemos intentado establecer tres puntos; primero, existe una distinción
entre intenciones previas e intenciones en acción; segundo, las intenciones previas son
autorreferenciales; y tercero, la acción, por ejemplo, de levantar el propio brazo, contiene
dos componentes: la experiencia de actuar, que tiene una forma intencional y que es tanto
presentativa como causal, y el suceso de que el propio brazo va hada arriba. A
continuación quiero integrar estas conclusiones en una explicación general de las
relaciones entre las intenciones previas, las intenciones en acción y las acciones.
El contenido intencional de la intención en acción y la experiencia de actuar son
idénticos. Es más, por le que se refiere a la intencionalidad, la experiencia de actuar es
exactamente la intención en acción. La única diferencia entre ellas es que la experiencia
visual tener ciertas propiedades fenoménicas que no son esenciales para la intención. La
experiencia visual tiene, exactamente, la misma intencionalidad que su contenido
presentativo, pero la experiencia tiene ciertas propiedades fenoménicas que no son
esenciales para

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9. La intención y la acción | 261

la intendonalidad [tal y como lo indican los experimentos de WEISKRANTZ (1977)].


Nuestro problema ahora es fundamentar tan sólo las relaciones entre los siguientes
cuatro elementos: la intención previa, la intención en acción (la experiencia de actuar), el
movimiento corporal y la acción. El método consiste en tomar un ejemplo sencillo y
explicitar completamente los contenidos intencionales de las dos intenciones. Podríamos
preguntarnos el porqué de la utilización de este método, y la respuesta sería que nuestro
objetivo es el de explicar las relaciones entre las intenciones y las acciones; y ya que una
acción es, al menos en algún sentido, la condición de satisfacción de la intención de ejecu-
tarla, cualquier intento de clarificar estas relaciones tiene que explicitar por completo cómo
el contenido intencional de las intenciones representa (o presenta) la acción (o el
movimiento) como su condición de satisfacción. Este método difiere algo de los métodos
estándar de la filosofía de la acción, debido a que no nos alejamos de la acción y vemos
qué descripciones pueden hacerse de ella; pero tenemos que hacer una aproximación y ver
qué es lo que realmente están describiendo estas descripciones. El otro método también
produce este tipo de resultados válidos, aunque superficiales, como el de que una acción
«puede ser intencional en una descripción, pero no intencional en otra» (también podría
decirse que un coche de bomberos puede ser rojo en una descripción pero no rojo en otra).
Lo que se quiere saber es: ¿qué hechos están describiendo exactamente estas diferentes
descripciones?, ¿qué es lo que hay en una acción que hace que sea «intencional en una
descripción» y «no intencional en otra»?
Supongamos que recientemente he tenido la intención previa de levantar mi brazo, y
supongamos que actuando según esa intención ahora levanto mi " brazo. ¿Cómo ha
ocurrido todo esto? El contenido representativo de la intención previa puede expresarse
como sigue:

(Ejecuto la acción de levantar mi brazo llevando a cabo esa intención)

La intención previa hace referencia a toda la acción como a una unidad, no tan sólo al
movimiento, y es auto referencial. Pero la acción, tal y como hemos visto, contiene dos
componentes, la experiencia de actuar y el movimiento, donde el contenido intencional de
la experiencia de actuar y la intención en acción son idénticos. El siguiente paso es el de
especificar el contenido intencional de la intención en acción y mostrar la relación de su
contenido intendo-

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262 perspectivas de la ciencia cognitiva

nal con el de la intención previa. El contenido presentativo de la intención en acción es:

(Mi brazo se alza como resultado de esa intención en acción.)

A primera vista, los contenidos de la intención previa y de la intención en acción


parecen bastante diferentes, ya que la intención previa representa toda la acción en sus
condiciones de satisfacción, pero la intención en acción presenta, y no representa, el
movimiento físico y no toda la acción como sus condiciones de satisfacción. En el caso
anterior, toda la acción es «el objeto Intencional»; en el último caso el movimiento es el
«objeto intencional». La intención en acción es auto referencial en el sentido de que su
contenido intencional determina que sólo se satisface si el suceso que es su objeto
intencional está causado por ella. Otra diferencia radica en que en cualquier situación de la
vida real la intención en acción estará mucho más determinada que la intención previa, que
incluirá no sólo el que mi brazo vaya hada arriba, sino que lo haga de una cierta forma, a
una cierta velocidad, etc.
Pues bien, si el contenido de la intención previa y de la intención en acción son tan
diferentes, ¿cómo es que —por así decirlo— van juntos? De hecho, la relación es bastante
simple, tal y como podemos verlo desempaquetando el contenido de la intención previa y
explicitando la naturaleza de la auto referencia de la intención previa. Ya que la intención
previa representa toda la acción como una unidad y ya que la acción tiene dos
componentes (la experiencia de actuar y el movimiento físico), para poder explicitar
completamente el contenido de la intención previa, podemos representar por separado cada
componente. Además, la naturaleza de la auto referencia de la intención previa es (al igual
que la auto referencia de la intención en acción) causa. La intención

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La Intención y la acción | 263

previa causa la intención en acción, que a su vez causa el movimiento. Por la transitividad
de la causación podemos decir que la intención previa causa la intención y el movimiento,
y ya que esta combinación es simplemente la acción, podemos decir que la intención
previa causa la acción. La forma de comprobarlo es observar que si rompemos la relación
causal entre la intención previa y la intención en acción ya no tenemos una acción que sea
el resultado de llevar a cabo dicha intención, incluso si se ha llevado a cabo de forma
intencional la acción. Supongamos que intento levantar mi brazo en treinta segundos, y
supongamos que me olvido por completo de esta intención, de forma que no juega ningún
papel, consciente o inconsciente, en mi conducta subsiguiente. Supongamos que levanto mi
brazo en treinta segundos «porque tenía ganas». En tal caso, tenía la intención previa de
levantar mi brazo y lo hice, pero ya que la intención previa no jugó ningún papel causal en
tal levantamiento, no llevé a cabo mi intención. Esto también posibilita observar lo que hay
de erróneo en el contraejemplo del tipo de Chisholm que he presentado antes. Bill tenía la
intención previa de matar a su tío y esta intención provocó la muerte de su tío, pero su
intención previa no causó una intención en acción que presentara la muerte de su tío como
contenido Intencional: como mucho lo presentaba a él conduciendo su coche. (Volveremos
sobre esto más tarde.) Ya que, tal y como hemos visto, la forma de la autorreferencia de la
intención previa es causal, y ya que la representación de la acción puede dividirse en dos
componentes, el contenido intencional de la intención previa puede expresarse como sigue:

(Tengo una intención en acción que es una presentación de mi brazo yendo hacia arriba,
que es causa de que mi brazo vaya hada arriba, lo cual está causado por esta intención
previa.)

Así pues, la intención previa causa la intención en acción. Por la transitividad de la


causación, la intención previa representa y causa toda la acción, pero la intención en acción
presenta y causa el movimiento corporal.
Creo que estas ideas pueden expresarse más claramente prosiguiendo un poco más
nuestra analogía con la percepción. Por así decirlo, la intención previa de levantar mi brazo
es a la acción de levantarlo lo que el recuerdo de ver la flor es al verla; o, también, las
relaciones formales entre la memoria, la experiencia visual de la flor y la flor son las
imágenes especulares de las relaciones formales entre la intención previa, la intención en
acción y el movimiento corporal. La visión consiste en dos componentes, la experiencia
visual y la flor, donde la flor es la causa de la experiencia visual y ésta tiene como objeto
Intencional a la flor. La experiencia visual es de la flor y es autorreferencial en el sentido
de que si la flor no es la causa de esta experiencia, no se obtendrán las condiciones de
satisfacción, es decir, realmente no veré la flor. El recuerdo de ver la flor representa tanto
la experiencia visual como la flor, y es autorreferencial en el sentido de que si el recuerdo
no fue provocado por la experiencia

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264 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

visual, que a su vez fue causada por la flor, realmente no recuerdo haber visto la flor. De
forma análoga, la acción consiste en dos componentes: la experiencia de actuar y el
movimiento, como objeto Intencional. La experiencia de actuar es del movimiento de mi
brazo, y es autorreferencial en el sentido de que si el movimiento no está causado por esta
experiencia, no se obtienen las condiciones de satisfacción, esto es, realmente no levanto
mi brazo. La intención previa de levantar mi brazo representa tanto la experiencia de actuar
como el movimiento, y es autorreferencial en el sentido de que si esta intención no es la
causa de la experiencia de actuar, que a su vez causa el movimiento, realmente no llevo a
cabo mi intención previa. Podemos explicitar más estas relaciones expandiendo nuestra
tabla anterior en la tabla 2.
Voy a comentar algunos detalles de la tabla 2. Primero, no son esenciales para la
percepción visual ni para la acción intencional la memoria y la intención previa,
respectivamente. Puedo ver una gran cantidad de cosas de las cuales no guardo ningún
recuerdo y puedo ejecutar muchas acciones intencionales sin tener ninguna intención
previa de llevarlas a cabo. Segundo, la asimetría de la dirección de ajuste y de la dirección
de causación es demasiado nítida para ser accidental. Dicho llanamente, su explicación
intuitiva es la siguiente: cuando intento que el mundo sea como yo quiero, tengo éxito si el
mundo se transforma en como yo quiero que sea (dirección de ajuste mundo-a-la-mente),
pero tan sólo porque yo he hecho que sea de esa forma (dirección de causación mundo-a-
la-mente). De forma análoga, si veo el mundo de la forma en que realmente es (dirección
de ajuste mente-al-mundo), ello es así tan sólo porque la forma que tiene el mundo me
hace verlo de dicha manera (dirección de causación mente-al-mundo). Tercero, en
beneficio de una mayor simplicidad he dejado fuera de la tabla 2 el hecho de que las
condiciones de satisfacción de los contenidos intencionales contendrán diversos detalles
acerca de cómo es una flor y de cómo se lleva a cabo levantar un brazo. No he intentado
abarcarlo todo. Cuarto, la estructura formal de la tabla no quiere sugerir que la percepción
y la acción funcionan de manera independiente la una de la otra. En el caso de acciones
más complejas, tales como conducir un coche o comer, tengo que ser capaz de percibir qué
es lo que estoy haciendo para poder hacerlo; y, de forma similar, en la mayoría de las
percepciones complejas existe un componente intencional, tal y como ocurre cuando estoy
mirando una pintura o sintiendo la textura de un encaje. Quinto, debido a la transitividad
de la causación, me he permitido oscilar entre decir que el recuerdo de ver la flor está
provocado por el suceso de ver la flor y decir que el recuerdo de ver la flor está provocado
por la experiencia visual, que a su vez estaba producida por la flor. De forma similar, he
oscilado entre decir que la intención previa es la causa de la acción y que causa el
movimiento. Ya que en ambos casos el suceso complejo incluye un componente que es
intencional y causal a la vez; y ya que en ambos casos el componente intencional se basa
para ciertas relaciones causales en otro estado intencional que representa todo el suceso
complejo, no me

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9. La Intención y la acción 265

Tabla

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266 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

parece un problema tener que decidirme por una de las dos formas de hablar.
Antes de mostrar que esta explicación resuelve los problemas del apartado II, quiero
atar algunos cabos sueltos.
Si las intenciones son realmente la causa de las acciones en la forma que hemos
descrito, entonces ¿por qué, normalmente, no podemos explicar una acción a partir de su
intención? Si se pregunta: «¿Por qué levantó su brazo?», suena raro responder: «Porque
intentó levantarlo». Esta razón parece extraña porque al identificar la acción como
«levantar su brazo» la hemos identificado en términos de la intención en acción. Ya
revelamos un conocimiento implícito de que la causa de que el brazo vaya hacia arriba era
el componente intencional en la acción de levantarlo. Pero señalemos que no suena en
absoluto extraño especificar la intención en acción como la causa del movimiento: ¿Por
qué fue hada arriba su brazo? Porque lo levantó. Tampoco suena raro dar alguna otra
intención como causa de la acción. ¿Por qué levantó su brazo? Porque estaba votando /
diciendo adiós / alcanzando un libro / haciendo ejercicio / intentando tocar el techo. A esto
se refiere la gente cuando dice que explicamos una acción redescribiéndola, Pero si la
redescribimos completamente, en la redescripción habrá algunos hechos que no estaban
incluidos en la primera descripción, pues la acción tiene un componente intencional que
quedó fuera de la primera descripción y que fue la causa del otro componente; por ejemplo,
su intención previa de votar levantando su brazo fue la causa de su intención en acción de
levantar su brazo, que fue la causa de que su brazo fuera hacia arriba. Recordemos que en
esta explicación todas las acciones consisten en un componente intencional y un
componente que es un objeto intencional «físico» (o de algún otro tipo). Siempre podemos
explicar este componente no intencional a partir del componente intencional, y el
componente intencional puede ser tan complejo como se quiera. ¿Por qué se mueve este
hombre de esta forma? Está afilando un hacha. Pero decir que está afilando un hacha es
decir que su acción tiene, por lo menos, dos componentes, una intención en acción de
afilar-hacha y la serie de movimientos causada por dicha intención. Pero no podemos res-
ponder a la pregunta «¿por qué está afilando el hacha?» identificando esta intención,
porque ya hemos identificado la intención de afilar-hacha cuando formulamos la pregunta;
pero podemos decir, por ejemplo, que se está preparando para talar un árbol.
¿Qué quiere decir la gente cuando dice que una acción puede ser «intencional en una
descripción pero no intencional en otra»? La acción consiste en dos componentes, un
componente intencional y su objeto intencional; la intención en acción es el componente
intencional y presenta al objeto intencional como sus condiciones de satisfacción. Pero el
complejo suceso que constituye la acción también tendrá otras características que no
estaban presentes como parte del contenido intencional de la intención en acción. Edipo
quería casarse con Yocasta, pero cuando se casó con Yocasta se estaba casando con su
madre.

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9. La Intención y la acción | 267

«Casarse con su madre» no era parte del contenido intencional de la intención en


acción, pero ocurrió. La acción era intencional desde la descripción «casarse con Yocasta»
y no intencional en la descripción «casarse con su madre». Pero todo ello significa que la
acción total tiene elementos que eran partes de las condiciones de satisfacción de la
intención en acción y otros elementos que no lo eran. Es erróneo formular estos hechos
relativos a acciones en términos de descripciones de acciones, porque parece indicar que lo
importante no es la acción sino la forma de describirla; mientras que, siguiendo mi
explicación, lo que importa son los hechos que describen las descripciones.
Esta distinción quedará más clara si consideramos acciones intencionales realizadas por
animales. Adscribir acciones intencionales a los animales no introducirá mayor confusión,
al menos no más que adscribirles percepciones visuales. Supongamos que mi perro está
corriendo por el jardín persiguiendo una pelota; está ejecutando la acción intencional de
perseguir la pelota y la acción no intencional de arrancar las margaritas, pero todo esto no
tiene nada que ver con las descripciones. El perro realmente no puede auto describirse, y
los hechos son los mismos tanto si algún ser humano puede describirlos como si no. El
sentido en el cual el mismo suceso o secuencia de sucesos puede ser una acción intencional
y una acción no intencional no tiene ninguna conexión intrínseca con la representación
lingüística, sino más bien con la presentación intencional. Algunos aspectos del suceso
pueden ser condiciones de satisfacción del contenido intencional, y algunos aspectos no; en
el primer conjunto de aspectos la acción es intencional, y en el segundo conjunto no;
incluso cuando no hay nada lingüístico en la forma en que un contenido intencional
presenta sus condiciones de satisfacción.
Una pregunta cuya respuesta no conozco es cómo distinguimos las características de un
suceso complejo que son acciones no intencionales de las características que están tan
alejadas de la intención que no son acciones en absoluto. Cuando Edipo se casó con su
madre movió una gran cantidad de moléculas, causó un cierto estado neurofisiológico en
su cerebro y alteró su relación espacial respecto al Polo Norte. Aunque rodas éstas son
cosas que hizo de forma no intencional, ninguna de ellas es una acción; sin embargo, me
siento inclinado a decir que casarse con su madre, aunque fue algo que hizo no
intencionalmente, era una acción, no una intención. Tal vez la razón de esta diferencia en
nuestras (mis) intuiciones es que la descripción de «casarse con su madre» está más cer-
cana al contenido de «casarse con Yocasta» de lo que lo está «mover una gran cantidad de
moléculas». Creo que tiene que existir aquí un principio en funcionamiento, pero no sé
cuáles.
Hasta el momento hemos estado hablando sobre todo de casos muy sencillos, tales
como levantar: la mano; ahora explicaré muy brevemente cómo podría extenderse esta
explicación, de forma que explicara intenciones complejas y las relaciones entre
intenciones complejas, el efecto de acordeón (véase FEINBERG, 1970, pág. 134): acciones
básicas (véase DANTO, 1968, págs. 43-58).

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268 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

Consideremos a Gavrilo Princip y su asesinato del Archiduque en Sarajevo. De Princip


podríamos decir que él:
apretó el gatillo
disparó la pistola
alcanzó al Archiduque
mató al Archiduque
asestó un golpe a Austria
vengó a Servil

Además, de cada miembro de esta lista podemos decir que es la acción por medio de la
cual se consigue el siguiente miembro. Así pues, disparó la pistola apretando el gatillo,
alcanzó al Archiduque disparando la pistola, etc. En la medida en que cada una de estas
descripciones expresa el contenido de una intención en acción podemos decir que en cada
descripción la acción es intencional. Además, la representación de la relación por-medio-
de forma parte del contenido de la intención compleja. Por consiguiente, quería asestar un
golpe a Austria asesinando al Archiduque, intención que quería llevar a cabo alcanzando al
Archiduque, lo cual intentaba realizar al disparar la pistola, etc. Empezando en el medio
podemos extender el acordeón hacia arriba o hada abajo, a partir de miembros anteriores o
posteriores de la secuencia de intenciones, aunque hemos de señalar que no podemos
proseguir de forma indefinida. En la medida en que nos referimos a la historia causal,
existe una gran cantidad de cosas que ocurren por encima de la parte superior y por debajo
de la inferior, a la vez que colateralmente, que no son parte del acordeón. Así pues
podíamos haber añadido a la lista lo siguiente:
se produjeron ciertas conexiones neuronales en su cerebro contrajo ciertos músculos de
su brazo y mano
________________________________________________
apretó el gatillo
disparó la pistola
alcanzó al Archiduque
mató al Archiduque
asestó un golpe a Austria
vengó a Servil
_______________________________________________
arruinó las vacaciones de verano de Lord Grey convenció al Emperador Francisco José
de que Dios estaba
castigando a su familia
enfureció a Guillermo II
inició la Primera Guerra Mundial
Pero ninguna de estas cosas, por encima, por debajo o a los lados, son acciones
Intencionales de Princip, y estoy por decir que ninguna de ellas es en

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La Intención y la acción | 269

absoluto acción suya; son únicamente cosas involuntarias que ocurrieron como resultado
de sus acciones. En la medida en que nos referimos a una acción intencional, los límites
del acordeón son los límites de la intención compleja; y tenemos el efecto acordeón para
acciones Intencionales porque tenemos intenciones complejas que representan la relación
«por medio de», tanto de tipo causal como de Otros tipos. Pero la intención compleja no
establece claramente los límites de la acción, porque existe la posibilidad de acciones no
intencionales; y, tal como he dicho antes, no sé cómo distinguir los resultados,
consecuencias, conclusiones y efectos no intencionales de nuestras acciones intencionales
que no son acciones, ni tan siquiera acciones no intencionales, de lo que son acciones no
intencionales.
Si vamos a dar cualquier uso al concepto de acción básica, podríamos decir que el
miembro superior de un acordeón cualquiera es una acción básica, y también podríamos
definir una acción básica de la siguiente manera: A es una acción básica de un agente S si S
puede hacer A y si puede querer hacer A sin querer hacer ninguna otra acción por medio de
la cual quiere hacer A. (Estoy en deuda con el trabajo de Charles Taylor por esta
formulación, aunque no sé si él estaría de acuerdo.) Señalemos que esta definición haría
que una acción básica tan sólo fuera relativa a un agente y a sus habilidades; lo que es
básico para un agente podría no serlo para otro. Esta puede ser una forma útil de describir
los hechos: para un buen esquiador hacer un giro á la izquierda puede ser una acción
básica, quiere hacerlo y lo hace. Para un novato hacer un giro a la izquierda significa
apoyar el peso del cuerpo en el esquí que se encuentra en un plano inferior y al mismo
tiempo inclinar el canto del esquí, levantar el otro esquí, cambiar el peso del esquí de la
izquierda a la derecha, etc., todo lo cual son explicaciones del contenido de sus intenciones
en acción. Para dos agentes dados pueden ser indistinguibles los movimientos físicos,
incluso cuando uno de ellos estaba ejecutando —para él mismo— una acción básica y el
Otro estaba ejecutando la misma acción al llevar a cabo una acción básica. Además, esta
definición tendrá la consecuencia de que para cualquier agente puede no haber ninguna
línea divisoria dará entre sus acciones básicas y no básicas. Pero, también aquí, ésta puede
ser la forma adecuada de describir los hechos.

IV

En esta sección voy a intentar mostrar cómo la explicación de las relaciones de


intención y acción que he presentado explicará las paradójicas asimetrías del apartado II.
Primero, la razón por la que existe una conexión muy íntima entre acciones e
intenciones, más que la que hay entre creencias y estados de creencias, es que las acciones
contienen intenciones en acción como componentes. Una acción es una entidad compuesta
en la cual un componente estaña intención en

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270 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

acción; si la entidad compuesta también contiene elementos que constituyen las


condiciones de satisfacción del componente intencional, en la forma que hemos descrito
antes, el agente tiene éxito en la ejecución de la acción intencional; si ello no es así, tan
sólo lo intenta, pero no lo consigue. Retomando nuestro anterior ejemplo: la acción de
levantar mi brazo consiste en dos componentes, la intención en acción y el movimiento del
brazo. Si sacamos el primero no tenemos una acción —tan sólo un movimiento—; si
sacamos el segundo no tenemos éxito, sino tan sólo un esfuerzo fallido.
El sentido según el cual podemos decir que una acción intencional está causada por una
acción o que simplemente es la condición de satisfacción de una intención puede ahora
precisarse con mayor detalle. La condición de satisfacción de una intención previa es
realmente una acción, pero no todas las acciones se llevan a cabo como resultado de
intenciones previas; puede haber acciones sin intenciones previas correspondientes, por
ejemplo, cuando arrastro algo y doy un golpe a alguien sin ninguna intención previa de
golpearlo. Pero no puede haber acciones, ni tan siquiera acciones no intelectuales, sin in-
tenciones en acción. Por consiguiente, las acciones necesariamente contienen intenciones
en acción, pero no están causadas necesariamente por intenciones previas. Pero el
contenido intencional de la intención en acción no es lo que tiene que causar la acción, sino
más bien lo que tiene que causar el movimiento (o estado) del agente que es su condición
de satisfacción: los dos, conjuntamente, intención en acción y movimiento, constituyen la
acción. Por consiguiente, no era muy exacto decir que una acción intencional es
simplemente la condición de satisfacción de una intención; era erróneo por dos razones: las
acciones no requieren intenciones previas y a pesar de ello requieren intenciones en acción;
la condición de satisfacción de la intención en acción es tan sólo el movimiento o estado
del agente, no la acción. Creo que es correcto decir que una acción es cualquier suceso o
estado compuesto que contiene la ocurrencia de una intención en acción. Si dicha intención
en acción provoca sus condiciones de satisfacción, el suceso o estado es una ejecución
exitosa de la acción intencional; si no lo es, no es exitosa. Una acción no intencional es una
acción intencional que contiene aspectos que no eran deseados, esto es, que no estaban
presentes como condiciones de satisfacción de la intención en acción; sin embargo, se
hacen muchas cosas de forma no intencional, como, por ejemplo, estornudar, que no son
acciones en absoluto; son cosas que causo, pero que no contienen intenciones en acción.
Ahora tenemos una explicación muy simple de los contraejemplos del tipo de Chisholm
para la idea de que las acciones que están causadas por intenciones son acciones
intencionales. En el ejemplo del tío la intención previa causó su muerte, pero este hecho
fue intencional. ¿Por qué? En nuestro análisis hemos visto que hay tres estadios: la
intención previa, la intención en acción y el suceso físico. La intención previa causa el
suceso por medio de causar la intención en acción, la cual causa y presenta el suceso como
sus condiciones de satis-

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9. La Intención y la acción | 271

facción. Pero en el ejemplo del tío este estadio intermedio no existía, no teníamos la
muerte del tío como condición de satisfacción de ninguna intención en acción, y ésta es la
razón por la que resultó muerto de forma no intencional.
Existen varios ejemplos extraños de este tipo en la literatura filosófica sobre este tema,
y creo que la aproximación que estoy defendiendo explicará todos los que he visto, debido
a que se fundamentan en un error de comprensión de las intenciones en acción.
Consideremos el siguiente párrafo de DAVIDSON (1973) en el que ilustra los orígenes de su

desesperación de señalar... Un escalador puede desear desembarazarse del peso y


el riesgo de sostener a otro hombre suspendido de una cuerda, y a la vez puede saber
que soltando la cuerda puede desembarazarse del peso y del riesgo. Este conocimiento
y deseo pueden ponerlo tan nervioso que acabe no sujetando la cuerda, y así y todo
puede ser que nunca haya elegido soltar la cuerda, ni que lo hiciera de forma
intencional (págs. 153-154). [El subrayado es del original.]

Creo que la forma de disipar la desesperación es reconocer el papel de la intención en


acción y explicitar completamente los contenidos intencionales de los estados relevantes.
La razón por la cual el escalador no sujeta la cuerda no es intencional; en el caso que se ha
descrito no tiene la intención en acción de no sujetar la cuerda. No existe ningún momento
en el cual pudiera haber dicho «estoy soltando la cuerda» como articulación del contenido
de su intención en acción, esto es, como una forma de explicitar las condiciones de
satisfacción de su intención, incluso cuando pudiera haber dicho que ésta era una forma de
describir lo que le estaba ocurriendo. Incluso si sobre la base de su creencia y deseo el
escalador formuló un deseo secundario de soltar la cuerda y este deseo fue causa de que la
soltara, incluso así no es una acción intencional si no tiene la intención en acción de soltar
la cuerda. Además, en una acción intencional la forma normal de la secuencia de estados
intencionales funcionaría de la siguiente forma:

Quiero (desembarazarme del peso y el peligro).


Creo (que la mejor manera de desembarazarme del peso y el peligro es soltar la cuerda).

Y por razones prácticas ello lleva a un deseo secundario:

Quiero (soltar la cuerda).

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272 | Perspectivas de la ciencia cognitiva

Esto lleva, con o sin intención previa, a una intención en acción: el escalador se dice a sí
mismo: «¡Ahora!», y el contenido de su intención en acción es:
Estoy soltando la cuerda.
Esto es:
Esta intención en acción hace que mi mano suelte la cuerda.

La estructura completa es tanto intencional como causal; la secuencia de estados


intencionales es la causa del movimiento corporal. Existen varios problemas acerca de
cómo funcionan las razones prácticas, pero debo decir que no veo aquí ningún misterio
profundo y mucho menos me desespera analizar cómo la Intencionalidad explica las
acciones intencionales.
Otro ejemplo (igualmente homicida) se deriva de Dan Bennett (véase DAVIDSON, 1973,
págs. 152-153). Un hombre intenta matar a alguien disparándole. Supongamos que falla,
pero el disparo provoca la estampida de una manada de jabalíes que provoca la muerte que
no se había conseguido en un primer momento. En este caso, la intención en acción del
hombre presenta la muerte de la víctima como parte de las condiciones de satisfacción, y
como resultado, la víctima muere; pero a la vez nos resistimos a decir que fue una muerte
intencional. La razón es obvia; la intención en acción contenía como condiciones de
satisfacción una cierta cantidad de detalles referentes a cómo tenía que suceder la muerte;
pero estas condiciones no se satisficieron. Algunas personas han considerado que el
problema en todos estos casos tiene que ver con la rareza de las secuencias causales, pero
la secuencia causal tan sólo es importante si es parte del contenido Intencional de la
intención en acción. Para poder verlo variamos el ejemplo anterior de la forma siguiente: el
ayudante del asesino, conociendo la existencia de los jabalíes previamente, le dice al
asesino: «dispara en esa dirección y lo matarás». El asesino sigue las instrucciones y el
resultado es la muerte de la víctima; en este caso la muerte es intencional, incluso cuando
los sucesos son tan causalmente raros como en el ejemplo original de Bennett.
¿Podríamos obtener contraejemplos similares cuando ocurre algo entre la intención en
acción y el suceso, de forma que aunque pudiéramos decir que la intención en acción fue la
causa del suceso físico, la acción no fue intencional? Los únicos casos razonables que
puedo encontrar son casos en los que alguna Otra intención en acción interviene la
realización del suceso. Supongamos que desconozco que mi brazo está conectado a algo
de manera que cada vez que intento levantarlo alguien hace que se levante; entonces la
acción es de la otra persona, no mía, por más que yo haya tenido la intención en acción de
levantar mi brazo, y que, de alguna manera, dicha intención haya hecho que mi brazo se
levantara. (El lector reconocerá que ésta es básicamente la solución

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9. La intención y la acción | 273

ocasionalista al problema mente-cuerpo: Dios hace todas nuestras acciones por nosotros.)
Pero esta clase de -contraejemplos potenciales queda eliminada en estos casos simples
al construir una relación entre la intención en acción y sus condiciones de satisfacción
como la intervención de Otros agentes o estados intencionales que la impiden. Pero el que
ésta sea la forma adecuada de construir intenciones en acción se encuentra indicado, al
menos, por el hecho de que para estos ejemplos simples, del tipo de levantar mi brazo,
cuando mis intenciones en acción hacen referencia explícita a las intenciones de otros
agentes, las acciones se convierten entonces en acciones de dichos agentes. Supongamos
que sé que mi brazo se encuentra conectado y que quiero que se levante. Mi intención en
acción es entonces hacer que el otra agente lo levante, y no levantarlo. Mi acción es hacer
que lo levante, su acción es levantarlo.
En la medida en que no existe ninguna intencionalidad interviniente, no importa lo
complicado que sea el aparato físico. Incluso si desconozco que mi brazo se encuentra
conectado a una gran cantidad de cables eléctricos que pasan por Moscú y vuelven por San
Diego y que cuando intento levantar mi brazo se activa todo este aparato de forma que mi
brazo se levanta, es lo mismo, levanto mi brazo. Para algunos actos complejos se puede
ejecutar el acto haciendo que otros lo hagan. Decimos «Luís XIV construyó Versalles»
aunque la construcción real no la hizo él.
Sin embargo, esta explicación es aún incompleta porque existe una clase posible de
contraejemplos que no he discutido: cuando la intención previa hace algo que es la causa
de la intención en acción. Supongamos, por ejemplo, que la intención de Guillermo es
matar a su tío y que esta intención le provoca un dolor de estómago y que este dolor de
estómago lo pone de tan mal humor que olvida todo lo relativo a su intención original, pero
en su rabia mata al primer hombre que ve, a quien él reconoce como a su tío. Creo que
estos posibles contraejemplos también pueden eliminarse, pero hacerlo requiere un análisis
de la causación intencional que va más allá de los propósitos de este artículo.
Quisiera decir unas últimas palabras acerca de los deseos y las creencias. En la
explicación que he dado no hay nada que sea incoherente con la idea de que las acciones
están causadas por deseos, que pueden conducir a la formación de intenciones previas, a
menudo a través de una deliberación, o que directamente pueden causar intenciones en
acción; por ejemplo, estoy sediento, por lo tanto, bebo un vaso de agua. Pero es erróneo
decir que las acciones están causadas por los deseos y las intenciones, ya que los deseos
Tienen la dirección de ajuste errónea y carecen de la conexión lógica entre la causa y el
efecto necesaria en la causación intencional de las acciones. Cuando las creencias
funcionan en la explicación causal de acciones, suele ser como parte de la causa de deseos
secundarios. Supongamos que quiero ir a París y que creo que la única forma de ir a París
es comprando un billete de avión. La forma de la conjunción entre deseos y creencias
opera como la causa de mi compra de un billete de avión, cau-

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274 Perspectivas de la ciencia cognitiva

sando en primer lugar un deseo secundario de comprar un billete de avión a través de una
«razón práctica». La forma de comprender codo esto es hacer notar que si no tengo ningún
deseo de comprar un billete de avión, no haré la acción intencional de comprarlo,
independientemente de mis creencias. Del mismo modo que los deseos causan acciones,
las creencias no lo hacen, aunque en conjunción con deseos primarios causan deseos
secundarios. No será necesario decir que cuando mi deseo es la causa de que levante mi
brazo, ello es así tan sólo debido a que también tengo la creencia de que esto es levantar mi
brazo, ya que el hecho de que esto satisface el deseo tiene que estar ya determinado por el
deseo, pues el deseo representa sus condiciones de satisfacción.

Referencias bibliográficas
CHISHOLM, R.M.: «Freedom and action», en K. Lehrer (Ed.), freedom and determinism,
Nueva York, Random House, 1966.

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