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ANDREY MUÑOZ
10 de mayo de 2019
GARZÓN – HUILA
La dieta, para ser equilibrada, ha de aportar los requerimientos orgánicos, tanto de
energía como de nutrientes, para mantener un adecuado estado de salud y prevenir
las enfermedades. Es decir, a través de la dieta se ingerían tanto cuantitativa como
cualitativamente los diferentes nutrientes que precisan el organismo, complementado
lo que se denomina las “las ingestas básicas recomendadas” y los “requerimientos
nutricionales”.
Los adultos entre 60 y 70 años presentan una relación alterna entre nutrición y
enfermedad, constituyendo diferentes riesgos como patologías agudas, así por otra
parte la mala alimentación, el estrés, no llevan a cabo el buen funcionamiento de los
órganos.
Para el adulto mayor, la menor sensación del gusto y del olfato reduce, a veces, las
posibilidades de disfrutar de la comida lo que favorece la menor ingesta de alimentos.
Otras deprivaciones sensoriales, están dadas por la disminución de la agudeza visual
y la hipoacusia, que generan menor capacidad para efectuar capacidades de la vida
diaria, con la consecuente mayor dificultad para obtener y preparar el alimento.