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UNIVERSIDAD NACIONAL DE INGENIERÍA

FACULTAD DE INGENIERÍA INDUSTRIAL Y DE SISTEMAS

LA LEGÍTIMA DEFENSA

INTEGRANTES:
-Agama Saturno, Josep Kaselly
-Baldera Fernandez, Jefferson Walter
-Grados Rojas, Piero Nicolaz
-Paucar Ayquipa, Wilmer Jesús

DOCENTE:
Huerta Ortega, Javier Armando

CURSO:
Realidad Nacional, Constitución y Derechos Humanos

SECCIÓN:
“U”

2019
Baldera Fernandez, Jefferson Walter

CAPÍTULO I
LA LEGITIMA DEFENSA COMO DERECHO FUNDAMENTAL:

1.1 CONCEPTO

La legítima defensa ha tenido, a lo largo de la historia, múltiples significados


e interpretaciones. Por ejemplo, en la época de los germanos, la legítima
defensa fue también admitida como el derecho de venganza, ya sea de
aquel que ataca o viola un domicilio; sin embargo, el cristianismo le dio un
nuevo punto de vista. El derecho a la legítima defensa perdió el cargo de
derecho y se convirtió en una necesidad.

La legítima defensa tiene lugar en la conducta ejercida con el fin de


proteger o salvar bienes jurídicos a costa del sacrificio necesario de uno de
los bienes jurídicos que pertenecen a quien, mediante un comportamiento
antijurídico, se propone a lesionarlos. Significa una anteposición de los
bienes jurídicos del atacado a los bienes jurídicos del ofensor.

El hecho de aplicar la legítima defensa es sumamente controvertido y


problemático, tan es así que al memento de resolver la misma no hay una
postura definida por la doctrina penal, además, cada legislación penal
presenta ciertas particularidades de estudio. Incluso en países vecinos, la
interpretación que estos le atribuyen difiere en ciertos aspectos. Por ejemplo:

La doctrina penal en Perú:

Artículo 20°. - Está exento de responsabilidad penal:


El que obra en defensa de bienes jurídicos propios o de terceros,
siempre que concurran las circunstancias siguientes:
 Agresión ilegítima.
 Necesidad racional del medio empleado para impedirla.
 Se excluye para la valoración de este requisito el criterio de
proporcionalidad de medios, considerándose en su lugar, entre
otras circunstancias, la intensidad y peligrosidad de la agresión,
la forma de proceder del agresor y los medios de que se
disponga para la defensa.
 Falta de provocación suficiente de quien hace la defensa.
Doctrina Penal argentina:
Artículo 34.- No son punibles:
 El que obrare en defensa propia o de sus derechos, siempre que
concurrieren las siguientes circunstancias:
a) Agresión ilegítima.
b) Necesidad racional del medio empleado para impedirla o
repelerla.
c) Falta de provocación suficiente por parte del que se defiende.
Se entenderá que concurren estas circunstancias respecto de
aquel que durante la noche rechazare el escalamiento o fractura
de los cercados, paredes o entradas de su casa, o departamento
habitado o de sus dependencias, cualquiera que sea el daño
ocasionado al agresor.
Igualmente, respecto de aquel que encontrare a un extraño dentro
de su hogar, siempre que haya resistencia.
Doctrina Penal ecuatoriana:
Artículo 33.- Legítima defensa.
Existe legítima defensa cuando la persona actúa en defensa de
cualquier derecho, propio o ajeno, siempre y cuando concurran los
siguientes requisitos:
1. Agresión actual e ilegítima.
2. Necesidad racional de la defensa.
3. Falta de provocación suficiente por parte de quien actúa en
defensa del derecho.

1.2 EXCESO DE LA LEGÍTIMA DEFENSA


Existen dos tipos de exceso, el intensivo o exceso en la respuesta y el
extensivo o exceso en la causa o cronológico.
Exceso intensivo:
Es aquel en donde el sujeto supera los límites de la defensa necesaria,
es decir, de manera irracional o ilógica usa los medios disponibles para
repeler el ataque. Por ejemplo, si una mujer empieza a dar bofetadas
a un hombre y este, por defenderse, saca su pistola y le dispara cinco
veces y, por consecuente, la asesina.
Exceso extensivo:
Consiste en la reiteración o prolongación innecesaria de la acción en
el tiempo: el sujeto supera los límites temporales de la defensa,
cuando en realidad no hay agresión o cuando esta ya no subsiste
porque ha cesado el peligro. Por ejemplo, si un ladrón intenta robar a
un adolescente y lo amenaza con un cuchillo, el adolescente saca un
arma y efectúa dos disparos al aire, entonces el ladrón huye. El exceso
de la legítima defensa se daría si, en este caso, el joven persigue al
ladrón y le dispara por la espalda.
Paucar Ayquipa, Wilmer Jesús

CAPÍTULO II:
LEGÍTIMA DEFENSA COMO CAUSA DE JUSTIFICACIÓN
2.1 CONCEPTO PREVIO:
TEORÌA DEL DELITO:
La teoría del delito es un sistema categorial clasificatorio y secuencial
que nos permite reconocer si un acto es delictivo o no.
Sus elementos son:
La acción
La conducta humana (acción u omisión) es la base de toda la
estructura del delito, por lo que se considera a la acción como núcleo
central y el sustrato material del delito.
El concepto de acción: Una de las principales funciones del
concepto de acción es servir de límite o filtro para seleccionar
previamente las acciones que pueden ser relevantes para el Derecho
penal.
La tipicidad
Se denomina tipicidad al encuadramiento o adecuación de la
conducta humana en un tipo penal.
La antijuridicidad
La antijuridicidad es aquel desvalor que posee un hecho típico
contrario a las normas del Derecho en general (no sólo al
ordenamiento penal). Es lo contrario a Derecho, no protegida por
causas de justificación.
La culpabilidad
Se trata del elemento del delito en el que el sujeto activo se relaciona
dialécticamente con el detentador del ius puniendi (estado).
se agrupan aquellas cuestiones relacionadas con las circunstancias
específicas que concurrieron con el sujeto activo en el momento de
la comisión del hecho ya calificado como típico y antijurídico.
Valoración de conducta, dolo y culpa, La imputabilidad: la
capacidad de conocer lo injusto del actuar
Primero se analiza la tipicidad, la antijuridicidad y al último se analiza
si la conducta es dolosa o culposa para reconocerlo como acto
delictivo

2.2 INTRODUCCIÓN:
La legítima defensa es una de las causas de justificación de la
responsabilidad penal más comentadas en la actualidad y a la vez
controvertida, a raíz de los últimos casos vistos en los noticieros o diarios
nacionales, en donde el agente trata de repeler una agresión o
ataque, o defiende un bien jurídico propio o de terceros.
La creciente ola de asaltos al paso y robos a mano armada ha
generado inseguridad en la población, dando lugar a que las
personas actúen en legítima defensa ante las agresiones o ataques
antijurídicos sufridos por los delincuentes, usando armas de fuego u
otros medios para defenderse o evitar el ataque, y que podrían
causarle daño o la muerte a su agresor. Además, existe algo de
indignación y preocupación en las personas, ya que continúan con el
pensamiento de que, con esta figura, se protegen a los delincuentes
más que a las víctimas.
Debido a que el propio Estado no puede estar en todos lados
protegiendo a los individuos de una sociedad, se les permite a éstos
utilizar la defensa privada de sus derechos individuales ante una
posible agresión ilegítima de ellos, sin ir en contra del principio de que
el Estado tiene el monopolio exclusivo sobre el uso de la fuerza
pública, logrando el prevalecimiento del ordenamiento jurídico.

2.3 FUNDAMENTOEN BASE A UNA JUSTIFICACIÓN:


Algunos autores afirman que la legitima defensa es un derecho
natural, innato y tan antiguo como el hombre, así como la
concepción de que la legítima defensa se enraíza en algo tan
profundo como el instinto de conservación del hombre, por lo que el
fundamento sería de sentido común: se defiende al atacado porque
se le ataca injustamente, poniendo en peligro su vida, y no tiene otro
remedio que defenderse en el momento.
Este fundamento establece que es natural en las personas defenderse
ante un peligro inminente contra su vida, es inherente a los seres
humanos hacerlo, ya que es algo que está en su interior y que se
concreta producto de la agresión; sin embargo, este fundamento va
de la mano con otro que establece que la legítima defensa.
Está justificada porque la ley lo establece, por lo que esto le agregaría
la legitimidad a algo tan innato al hombre, ya que regularía los
aspectos, presupuestos y los límites de la legítima defensa.

2.3 REGULACIÓN EN EL CÓDIGO PENAL


Está regulada en el Artículo 20º inciso 3 del Código Penal y los
presupuestos son los siguientes: agresión ilegítima, necesidad racional
del medio empleado para impedir o repeler la agresión y falta de
provocación suficiente de quien hace la defensa. Sin embargo, el
tema de la legítima defensa debe ser tratado con mucho cuidado,
puesto que, si no concurren de manera conjunta los elementos o
presupuestos establecidos en la ley, no estaríamos ante una causa de
justificación, sino en un caso de legítima defensa imperfecta o exceso
de legítima defensa, y por lo tanto no se eximiría de responsabilidad
penal al que repele el ataque o agresión. Es, por ello, que los
ciudadanos no están conformes con lo que se establece en esta
figura jurídica y piden su reforma, ya que les parece injusto que, en
algunos casos, una persona sea encarcelada por matar o lesionar a
un delincuente al momento de defenderse, debido a que falta uno
de estos tres requisitos. Pero lo cierto es que, los presupuestos
establecidos (ya mencionados) en la ley deben darse en conjunto y
se debe analizar caso por caso.
Grados Rojas, Piero

CAPÍTULO III:
DOBLE FUNDAMENTO DE LA LEGÍTIMA DEFENSA
3.1 ASPECTO INDIVIDUAL
El primero es el aspecto individual de protección de los propios bienes
jurídicos. En un sistema de libertades en el que se reconozca al
individuo la facultad de organizar su vida como lo estime oportuno,
siempre que no entorpezca una correlativa facultad ajena, parece
que ha de formar parte de tal autonomía personal la facultad de
proteger la propia autonomía, de defender los propios bienes frente a
las agresiones externas. En este caso, en principio la relación
valorativa entre el bien jurídico protegido y el lesionado es irrelevante.
Solo importa la defensa contra la agresión antijurídica, y no el agravio
que, como consecuencia, haya de soportar el agresor. De esto se
desprende que al que es atacado antijurídicamente no se le exige
que eluda la confrontación en determinados casos (el agredido no
está obligado, en principio, a evitar la agresión mediante un medio
distinto de la defensa, por ejemplo, huyendo). En tal sentido se
sostiene que el fundamento de la legítima defensa se encuentra en la
responsabilidad en la que incurre el agresor que obra sin derecho. Este
derecho individual de defensa debe ser matizado en, al menos, dos
sentidos. El primero es el de que tal defensa sólo parece coherente
con un sistema de libertades cuando se produce frente a una
extralimitación en el ejercicio de la libertad ajena. No parece
legitimable como un acto de autonomía la conducta de quien
lesiona al policía que registra su domicilio por orden judicial o la de
quien embiste con su vehículo al vehículo que le precede y le impide
circular más deprisa. El segundo matiz proviene de que la racionalidad
colectiva ha conducido a que la defensa justa de los intereses
colectivos e individuales se racionalice, especialice e institucionalice
en el Estado. Una defensa de los legítimos bienes e intereses
individuales y colectivos no puede recaer en cualquiera o en los
titulares de estos si quiere ser objetiva, racional y proporcionada. Sólo
cuando el Estado no esté, cuando no llegue a tiempo para defender
al ciudadano, parece prudente apoderar al mismo para su justa
autodefensa o para la justa defensa ajena.

3.2 ASPECTO PUPRAINDIVIDUAL


Por el segundo aspecto, de índole supraindividual la legítima defensa
está dirigida a la afirmación del Derecho, defensa de terceros y a la
restricción de la legítima defensa cuando no está orientada a afirmar
el Derecho. En tal línea la legítima defensa es legítima porque es
también un acto de justicia: un acto de defensa del ordenamiento
jurídico con efectos de prevención de nuevas rupturas del mismo. El
sujeto que se opone y vence una conducta antijurídica ajena – quien
lesiona para evitar la violación - está impidiendo que el Derecho
ceda, que el agresor configure un mundo distinto y peor al que dibuja
el Derecho – un mundo en el que caben las agresiones sexuales -. La
impunidad de la conducta del que se defiende tiene a su vez un
importante efecto preventivo de nuevas conductas agresivas, pues
los potenciales agresores – el agresor sexual, el asaltante de joyerías,
el matón de barrio, el sicario o el ladrón común – saben que se
exponen a una defensa agresiva impune de sus víctimas o de
terceros. Incluso, este principio concede protección individual
también en los casos en los que el mal repelido era menor al causado.
Por eso, el agredido puede hacer todo lo necesario para protegerse;
pero, además, para afirmar la vigencia del derecho en la sociedad.
Ahora bien, no hay que llevar al extremo el principio de confirmación
del derecho, así disparar —por ejemplo— a una persona, porque se
carece de otro medio para evitar que sustraiga una fruta del árbol, no
puede estimarse un acto autorizado por el principio de que no hay
que ceder ante un ataque ilícito. El adecuado equilibrio entre la
defensa del ordenamiento jurídico y la protección marca el justo rol
de esta institución. "El principio de autoprotección impone una
necesaria sumisión de la reacción defensiva a una cierta proporción
respecto al mal que se avecina, pero esa cierta dosis de
proporcionalidad resulta compensada por el mayor margen de
desproporción que permite el principio de defensa del derecho,
puesto que éste confiere al defensor una especie de poder
supraindividual: al ejercer la legítima defensa no sólo defiende sus
bienes o los de otro, sino también el ordenamiento jurídico; esto hace
que el balance del interés jurídico se incline a su favor, incluso si lesiona
un bien más valorable del que estaba puesto en peligro por el
agresor". Entonces estos dos principios deben interactuar
conjuntamente, pues las diferentes necesidades del prevalecimiento
del derecho influyen de distintas maneras en la configuración de las
facultades de protección. Creemos que no es posible tomar a uno
solo de estos principios, pues elimina el equilibrio y limitación entre
ellos. Conforme a lo afirmado en las líneas precedentes se puede
sostener que los hechos típicos cometidos en legítima defensa no son
penalmente ilícitos porque son actos de defensa y, además, actos de
justicia. Un ordenamiento que no justificara en ciertos casos los daños
causados por la legítima defensa sería un ordenamiento peor en al
menos dos sentidos: primero, situaría a la víctima de una inminente
agresión en la insoportable disyuntiva de padecerla o de padecer
una pena por repelerla y segundo, situaría a los potenciales agresores
en la muy ventajosa situación de poder dañar los bienes ajenos sin el
riesgo de una probable defensa agresiva de su titular o de terceros.
Todo lo anteriormente dicho refleja que debe existir en la legítima
defensa una tendencia de carácter social y otra individual, lo que es,
en el fondo, reflejo de una concepción política del Estado que
persigue la armonía entre los intereses colectivos y los particulares,
bajo el imperio de la democracia participativa en una sociedad en
donde todos podamos vivamos en convivencia y que el aspecto más
importante sea la tolerancia a las diferentes posiciones y
pensamientos.
Agama Saturno, Josep Kaselly

CAPITULO IV
REQUISITOS NECESARIOS PARA LA CONFIGURACIÓN DE LA LEGÍTIMA
DEFENSA
4.1 DEFENSA DEL ESTADO
El carácter de legitimidad de la defensa del Estado no encuentra
solución pacífica en la doctrina, para algunos autores la defensa
legítima del Estado es inadmisible, mientras que para otros es viable.
Zaffaroni, por ejemplo, se inclina por la viabilidad de este tipo de
defensa y explica, citando a Blasco y Fernández de Moreda: "una
cosa es la defensa del Estado en su existencia y otra la defensa del
régimen político del Estado". La inadmisibilidad de la legítima defensa
de tercero es respecto de este último. La defensa de la existencia
misma del Estado está perfectamente justificada, así por ejemplo
quien la ejerce en caso de invasión cooperando por su cuenta con
las fuerzas armadas. Por otra parte, ninguna duda cabe de que se
pueden defender legítimamente bienes del estado de la misma forma
en que pueden defenderse los de propiedad de particulares.

4.2 REQUISITOS
Para que exista defensa necesaria o legítima defensa, según el art. 34
inc. 6º y 7º es necesario que concurran los siguientes requisitos:
a. Agresión ilegítima.
b. Necesidad racional del medio empleado para impedirla
o repelerla.
c. Falta de provocación suficiente por parte del que se
defiende.
Cuando se trata de la defensa de terceros los requisitos a) y b) se
mantienen. En cuanto a la provocación suficiente aun habiendo
mediado de parte del agredido la defensa es legítima si no ha
participado en ella quien repele la agresión.
 Gramaticalmente significa tanto como ataque o acción de
acometimiento. Jurídicamente es amenaza actual o inminente
para un bien jurídico.
Una de las características de la legítima defensa es que la situación
de peligro del bien jurídico debe ser la consecuencia de un obrar
humano, es decir, conducta. Esta conducta debe ser antijurídica sin
que interese que sea típica.
La agresión es ilegítima cuando se trata de una situación a la que el
autor no tiene derecho, que el agredido no está obligado a soportar.
Es el presupuesto ineludible de la legítima defensa y premisa o
antecedente de las otras dos circunstancias requeridas. Es también
presupuesto indispensable del exceso.
Problemático es saber si se puede considerar agresión la acción de
un incapaz de culpabilidad o inimputable, o del que obra por error.
Un sector minoritario piensa que en estos casos falta ya la agresión.
Otro sector, piensa que en el caso de un enfermo mental o un niño,
por ejemplo, se restringe la amplitud de la defensa, en razón de que
frente a tales sujetos sólo queda un derecho individual de defensa y
carece de sentido la defensa del orden jurídico.
Tampoco hay acuerdo total en la doctrina acerca de la
intencionalidad de la agresión, algunos autores, como Bacigalupo,
sostienen que puede ser tanto intencional como provenir de una
acción realizada sin la debida diligencia. Para otros, como Zaffaroni,
se requiere que la agresión sea intencional, no siendo admisible la
agresión "culposa", puesto que en tal caso es una enormidad
pretender que quien se ve amenazado tenga derecho a causar un
daño sin proporción alguna con la magnitud del mal.
La agresión debe ser actual o inminente. No puede oponerse defensa
legítima al ataque futuro que aún puede ser evitado por otros medios,
ni al ya cumplido cuando el peligro ha pasado. Pero siempre que se
impide la agresión se actúa ante un ataque futuro que no puede
evitarse pre otros medios.
Por otro lado, el carácter antijurídico de la agresión excluye la
posibilidad de una legítima defensa contra una legítima defensa.
Como dijimos anteriormente, se trata el ejercicio de la defensa
necesaria, de repeler la amenaza de un bien jurídicamente protegido
por una conducta humana, si bien esto parece una obviedad puede
despertar algún interés en el caso de las personas jurídicas.
En contra de una opinión extendida en el derecho privado, de la
misma manera en el derecho penal anglosajón, que acepta la
responsabilidad criminal de estos entes, la mayoría de la doctrina
entiende la incapacidad de las personas jurídicas para actuar en el
derecho penal societas delinquere non potest.
En referencia a la tentativa inidónea, en función a la ausencia de
necesidad de protección, podemos decir que no constituye agresión.
La antijuricidad de la agresión debe suponer necesariamente tanto
un desvalor de acción como de resultado, por lo que si la agresión
resulta amparada por una justificante no estará presente ni el desvalor
de acción ni el desvalor de resultado.
4.3 NECESIDAD RACIONAL DEL MEDIO EMPLEADO
Con las palabras necesidad racional del medio empleado para
impedir o repeler la agresión el Código Penal argentino caracteriza la
acción de defensa propiamente dicha. De ello resultan dos premisas:
a) que se haya creado una situación de necesidad para el que se
defiende, b) que el medio empleado sea el racionalmente adecuado
para evitar el peligro.
La necesidad debe resultar de la agresión que pone en peligro un
bien jurídico: necesidad de defensa, la necesidad es exigencia sin la
cual la defensa no es legítima. La necesidad supone oportunidad del
empleo de la defensa e imposibilidad de usar otros medios menos
drásticos, inevitabilidad del peligro por otros recursos, pero todo ello
en directa relación y subordinación al peligro que nos amenaza o la
utilidad del bien jurídico que violentamente amparamos y a la figura
típica que surge de la reacción.
La ley requiere que el medio con que se impide o repele la agresión
sea el racionalmente necesario para lo cual ha de tomarse en cuenta
todas las circunstancias del caso concreto.
Al calificarse la necesidad de racional se hace un distingo entre
necesidad y proporcionalidad que tiene por consecuencia por una
parte determinar una cierta proporción en los medios y por la otra que
la proporción entre el daño que se evita y el que se causa no sea
absoluta.
Proporción en los medios no es lo mismo que igualdad de lesión
jurídica o igualdad de mal. Los autores argentinos señalan a este
requisito el efecto de permitir una interpretación institucionalizada, es
decir que tome en cuenta las circunstancias concretas de cada caso
con el criterio común a las personas en condición semejante o la del
atacado o bien desde el punto de vista de un agredido razonable en
el momento de la agresión.
El sistema de la ley argentina determina un criterio flexible para
apreciar la proporcionalidad. Esta no debe ser absoluta sino racional,
no debe ser apreciada en abstracto sino para cada caso concreto.
El medio es racional cuando ha sido el necesario dentro de las
posibilidades de que el autor dispone.
La consecuencia del empleo de medios que no sean razonables torna
a la defensa imperfecta y la acción antijurídica.

4.4 LEGITIMA DEFENSA PUTATIVA


Muchas veces se ha comentado sobre la Legítima Defensa Putativa y
esta tiene que ver con los errores que pueden darse en una situación
de agresión.
Ejemplo 1:
El dueño de un establecimiento comercial luego que, hace una
semana, fuera objeto de un asalto a mano armada, a la
semana siguiente ve a una persona ingresar con características
similares a quien le robó.
El dueño del negocio se imaginó que era esa persona, sacó su
arma y disparó. Eso es un ejemplo de legítima defensa putativa.
Para repeler y responde ante la creencia de que hay un peligro
Legítima Defensa Perfecta
Es cuando se cumplen los tres requisitos de la Legítima Defensa
Legítima Defensa Imperfecta
Es cuando apenas se cumplen uno o dos de los tres requisitos de la
Legítima Defensa.
CONCLUSIONES:

Baldera Fernandez, Jefferson Walter

La legítima defensa ha tenido varias interpretaciones a lo largo de la historia


de la humanidad, cada interpretación depende también del contexto
sociocultural o económico en el que se vive. Actualmente los países tienen
un entendimiento similar entre los países vecinos, esto es debido a que
nuestros contextos son relativamente similares, ya sea por la ubicación
geográfica o por la relación que se guarda históricamente. Sin embargo,
podemos deducir que los países en una determinada región o ubicación
presentan similitud al momento de referirse al tema.

Si bien es cierto catalogamos la legítima defensa como el hecho que de


proteger tu integridad física o bienes, existen limitaciones para que esta
pueda ser considerada como tal, por ende, debemos de tener en cuenta
qué condiciones existen; sin embargo, en una situación que ponga en
peligro nuestra vida, no podremos identificar instantáneamente o de
manera lógica qué es lo que podemos hacer ya que cómo actuamos se da
de manera instintiva.

Se concluye, también que no solo existe un tipo de legítima defensa. Sino un


conjunto de condiciones necesarias para que puedan ser incluidos.
Grados Rojas, Piero Nicolaz

La legítima defensa presenta dos argumentos que se entrelazan, el


individual y el supraindividual, el individual es aquel que todos conocemos,
el cual tiene que ver con la defensa de los bienes jurídicos propios contra
agresiones anti judiciales y el supraindividual, que tiene que ver con la
afirmación del derecho, defensa de terceros y la restricción del mismo
derecho cuando no esté orientada a la afirmación del mismo. Estos dos
argumentos deben interactuar conjuntamente pues el prevalecimiento del
derecho influye directamente en la facultad de protección y debe ser así
para que se mantenga el equilibrio y los límites entre ellos .Por todo lo
mencionado es que un acto cometido en legítima defensa no es
penalmente ilícito ya que generalmente un acto como este genera
consecuencias y si estas se condenan con qué interés una persona las
realizaría es por eso que este derecho es necesario ya que es el reflejo de
una concepción política del estado que persigue el punto medio entre los
intereses colectivos y particulares bajo el imperio de la democracia
participativa en una sociedad en donde todos podamos vivamos en
convivencia y que el aspecto más importante sea la tolerancia a las
diferentes posiciones y pensamientos.

Agama Saturno, Josep Agama

La legítima defensa, como instituto jurídico penal reviste de amparo


constitucional, la misma que está catalogada como un derecho
fundamental de toda persona, regulada en la Constitución Política vigente,
artículo 2 inciso 23.

La agresión, como primer requisito de exigencia para la configuración de la


legítima defensa, atiende a la protección de bienes jurídicos propios o de
terceros. Se legitiman la conducta a Derecho (del agredido). El eje central
de este instituto jurídico es la presencia de la acción humana, la misma que
debe ser real, ilegítima, actual o inminente.

La agresión en la legítima defensa no constituye un arreglo conceptual cuyo


objeto sea determinar lo “insoportable” desde la perspectiva del agredido,
sino una acción contraria a derecho a la que todavía puede responderse
preventivamente para evitar una lesión del sustrato material que subyace a
las prohibiciones (o excepcionalmente mandatos) contravenidos. Ello
implica el desarrollo de reglas de imputación que se mantengan en el nivel
de la acción, lo que puede ser distinguido de una categoría puramente
distributiva, relativa a la evaluación de la antijuridicidad de estados, como
sucede en el estado de necesidad defensivo.

Finalmente, una vez evaluado la agresión ilegitima como primer requisito de


la legítima defensa, se procederá al análisis de los siguientes presupuestos o
requisitos que prevé la norma penal, esto es:

a) Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla. Se


excluye para la valoración de este requisito el criterio de proporcionalidad
de medios, considerándose en su lugar, entre otras circunstancias, la
intensidad y peligrosidad de la agresión, la forma de proceder del agresor y
los medios de que se disponga para la defensa.

b) Falta de provocación suficiente de quien hace la defensa. La


concurrencia de los tres presupuestos antes mencionados conlleva a la
calificación adecuada de la legítima defensa.
Wilmer Jesús, Paucar Ayquipa

El contenido de responsabilidad individual o culpabilidad se ha construido a


partir de las ideas de voluntariedad o libertad de elección de la persona y
el fundamento de la persona que acontece supuestos de una “justa”
oportunidad de obrar conforme al derecho.

Desde el planteamiento de una doctrina de justificación, el aspecto decisivo


no reside en la cantidad de presión psíquica sino ante una cuestión sobre
las exigencias normativas que pueden y deben requerirse de la persona que
se encuentra en una situación de presión (miedo) por la amenaza de un mal
que limita la liberta e integridad.

Se eximirá de pena por miedo insuperable cuando la persona amenazada


por un mal que le provoca miedo solucione razonablemente el conflicto al
que enfrenta, de tal manera que podamos afirmar que le era inexigible el
comportamiento conforme a la ley.

Desde una perspectiva utilitarista, la eximente puede fundamentarse a


justificar la misma, en aquellos casos en los que la persona causará con su
acción delictiva de un mal menor, dejando con ello fuera de su ámbito los
supuestos de mal igual o mayor, ofreciendo una fundamentación parcial de
la eximente.
BIBLIOGRAFÍA
CAPÍTLO I:
•APONTE C. El exceso de la legítima defensa. 2017. Universidad de Piura.
Pg 56-58. Extraído de:
https://pirhua.udep.edu.pe/bitstream/handle/11042/3230/DER_111.pdf
•Diversos Conceptos de la legítima defensa. Obtenido de:
http://acienpol.msinfo.info/bases/biblo/texto/L-0066/A-09.pdf
•López E. Requisitos de la Legítima Defensa en el Perú. Obtenido de:
http://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2018/11/doctrina47157.pdf

CAPÍTULO II:
APONTE C. El exceso de la legítima defensa. 2017. Universidad de Piura.
Pág. 5-10. Extraído de:
https://pirhua.udep.edu.pe/bitstream/handle/11042/3230/DER_111.pdf
Diversos Conceptos de las causas de justificación y su fundamento:
http://sisbib.unmsm.edu.pe/BibVirtualData/Tesis/Human/Paredes_v_c/conclusion.pdf

CAPÍTULO III:
Villegas. E. (2015). elementos configurativos de la legitima defensa en el
derecho penal peruano. 18 de marzo de 2019, de derecho y cambio social
Sitio web: https://www.derechoycambiosocial.com/revista025/legitima_defensa.pdf

CAPÍTULO IV:
Colmegna P. Requisitos necesarios para la configuración de la legítima
defensa. Extraído de:
http://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2016/03/doctrina42963.pdf
http://repositorio.ucp.du.pe/handle/UCP/220

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