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LA LEGÍTIMA DEFENSA
INTEGRANTES:
-Agama Saturno, Josep Kaselly
-Baldera Fernandez, Jefferson Walter
-Grados Rojas, Piero Nicolaz
-Paucar Ayquipa, Wilmer Jesús
DOCENTE:
Huerta Ortega, Javier Armando
CURSO:
Realidad Nacional, Constitución y Derechos Humanos
SECCIÓN:
“U”
2019
Baldera Fernandez, Jefferson Walter
CAPÍTULO I
LA LEGITIMA DEFENSA COMO DERECHO FUNDAMENTAL:
1.1 CONCEPTO
CAPÍTULO II:
LEGÍTIMA DEFENSA COMO CAUSA DE JUSTIFICACIÓN
2.1 CONCEPTO PREVIO:
TEORÌA DEL DELITO:
La teoría del delito es un sistema categorial clasificatorio y secuencial
que nos permite reconocer si un acto es delictivo o no.
Sus elementos son:
La acción
La conducta humana (acción u omisión) es la base de toda la
estructura del delito, por lo que se considera a la acción como núcleo
central y el sustrato material del delito.
El concepto de acción: Una de las principales funciones del
concepto de acción es servir de límite o filtro para seleccionar
previamente las acciones que pueden ser relevantes para el Derecho
penal.
La tipicidad
Se denomina tipicidad al encuadramiento o adecuación de la
conducta humana en un tipo penal.
La antijuridicidad
La antijuridicidad es aquel desvalor que posee un hecho típico
contrario a las normas del Derecho en general (no sólo al
ordenamiento penal). Es lo contrario a Derecho, no protegida por
causas de justificación.
La culpabilidad
Se trata del elemento del delito en el que el sujeto activo se relaciona
dialécticamente con el detentador del ius puniendi (estado).
se agrupan aquellas cuestiones relacionadas con las circunstancias
específicas que concurrieron con el sujeto activo en el momento de
la comisión del hecho ya calificado como típico y antijurídico.
Valoración de conducta, dolo y culpa, La imputabilidad: la
capacidad de conocer lo injusto del actuar
Primero se analiza la tipicidad, la antijuridicidad y al último se analiza
si la conducta es dolosa o culposa para reconocerlo como acto
delictivo
2.2 INTRODUCCIÓN:
La legítima defensa es una de las causas de justificación de la
responsabilidad penal más comentadas en la actualidad y a la vez
controvertida, a raíz de los últimos casos vistos en los noticieros o diarios
nacionales, en donde el agente trata de repeler una agresión o
ataque, o defiende un bien jurídico propio o de terceros.
La creciente ola de asaltos al paso y robos a mano armada ha
generado inseguridad en la población, dando lugar a que las
personas actúen en legítima defensa ante las agresiones o ataques
antijurídicos sufridos por los delincuentes, usando armas de fuego u
otros medios para defenderse o evitar el ataque, y que podrían
causarle daño o la muerte a su agresor. Además, existe algo de
indignación y preocupación en las personas, ya que continúan con el
pensamiento de que, con esta figura, se protegen a los delincuentes
más que a las víctimas.
Debido a que el propio Estado no puede estar en todos lados
protegiendo a los individuos de una sociedad, se les permite a éstos
utilizar la defensa privada de sus derechos individuales ante una
posible agresión ilegítima de ellos, sin ir en contra del principio de que
el Estado tiene el monopolio exclusivo sobre el uso de la fuerza
pública, logrando el prevalecimiento del ordenamiento jurídico.
CAPÍTULO III:
DOBLE FUNDAMENTO DE LA LEGÍTIMA DEFENSA
3.1 ASPECTO INDIVIDUAL
El primero es el aspecto individual de protección de los propios bienes
jurídicos. En un sistema de libertades en el que se reconozca al
individuo la facultad de organizar su vida como lo estime oportuno,
siempre que no entorpezca una correlativa facultad ajena, parece
que ha de formar parte de tal autonomía personal la facultad de
proteger la propia autonomía, de defender los propios bienes frente a
las agresiones externas. En este caso, en principio la relación
valorativa entre el bien jurídico protegido y el lesionado es irrelevante.
Solo importa la defensa contra la agresión antijurídica, y no el agravio
que, como consecuencia, haya de soportar el agresor. De esto se
desprende que al que es atacado antijurídicamente no se le exige
que eluda la confrontación en determinados casos (el agredido no
está obligado, en principio, a evitar la agresión mediante un medio
distinto de la defensa, por ejemplo, huyendo). En tal sentido se
sostiene que el fundamento de la legítima defensa se encuentra en la
responsabilidad en la que incurre el agresor que obra sin derecho. Este
derecho individual de defensa debe ser matizado en, al menos, dos
sentidos. El primero es el de que tal defensa sólo parece coherente
con un sistema de libertades cuando se produce frente a una
extralimitación en el ejercicio de la libertad ajena. No parece
legitimable como un acto de autonomía la conducta de quien
lesiona al policía que registra su domicilio por orden judicial o la de
quien embiste con su vehículo al vehículo que le precede y le impide
circular más deprisa. El segundo matiz proviene de que la racionalidad
colectiva ha conducido a que la defensa justa de los intereses
colectivos e individuales se racionalice, especialice e institucionalice
en el Estado. Una defensa de los legítimos bienes e intereses
individuales y colectivos no puede recaer en cualquiera o en los
titulares de estos si quiere ser objetiva, racional y proporcionada. Sólo
cuando el Estado no esté, cuando no llegue a tiempo para defender
al ciudadano, parece prudente apoderar al mismo para su justa
autodefensa o para la justa defensa ajena.
CAPITULO IV
REQUISITOS NECESARIOS PARA LA CONFIGURACIÓN DE LA LEGÍTIMA
DEFENSA
4.1 DEFENSA DEL ESTADO
El carácter de legitimidad de la defensa del Estado no encuentra
solución pacífica en la doctrina, para algunos autores la defensa
legítima del Estado es inadmisible, mientras que para otros es viable.
Zaffaroni, por ejemplo, se inclina por la viabilidad de este tipo de
defensa y explica, citando a Blasco y Fernández de Moreda: "una
cosa es la defensa del Estado en su existencia y otra la defensa del
régimen político del Estado". La inadmisibilidad de la legítima defensa
de tercero es respecto de este último. La defensa de la existencia
misma del Estado está perfectamente justificada, así por ejemplo
quien la ejerce en caso de invasión cooperando por su cuenta con
las fuerzas armadas. Por otra parte, ninguna duda cabe de que se
pueden defender legítimamente bienes del estado de la misma forma
en que pueden defenderse los de propiedad de particulares.
4.2 REQUISITOS
Para que exista defensa necesaria o legítima defensa, según el art. 34
inc. 6º y 7º es necesario que concurran los siguientes requisitos:
a. Agresión ilegítima.
b. Necesidad racional del medio empleado para impedirla
o repelerla.
c. Falta de provocación suficiente por parte del que se
defiende.
Cuando se trata de la defensa de terceros los requisitos a) y b) se
mantienen. En cuanto a la provocación suficiente aun habiendo
mediado de parte del agredido la defensa es legítima si no ha
participado en ella quien repele la agresión.
Gramaticalmente significa tanto como ataque o acción de
acometimiento. Jurídicamente es amenaza actual o inminente
para un bien jurídico.
Una de las características de la legítima defensa es que la situación
de peligro del bien jurídico debe ser la consecuencia de un obrar
humano, es decir, conducta. Esta conducta debe ser antijurídica sin
que interese que sea típica.
La agresión es ilegítima cuando se trata de una situación a la que el
autor no tiene derecho, que el agredido no está obligado a soportar.
Es el presupuesto ineludible de la legítima defensa y premisa o
antecedente de las otras dos circunstancias requeridas. Es también
presupuesto indispensable del exceso.
Problemático es saber si se puede considerar agresión la acción de
un incapaz de culpabilidad o inimputable, o del que obra por error.
Un sector minoritario piensa que en estos casos falta ya la agresión.
Otro sector, piensa que en el caso de un enfermo mental o un niño,
por ejemplo, se restringe la amplitud de la defensa, en razón de que
frente a tales sujetos sólo queda un derecho individual de defensa y
carece de sentido la defensa del orden jurídico.
Tampoco hay acuerdo total en la doctrina acerca de la
intencionalidad de la agresión, algunos autores, como Bacigalupo,
sostienen que puede ser tanto intencional como provenir de una
acción realizada sin la debida diligencia. Para otros, como Zaffaroni,
se requiere que la agresión sea intencional, no siendo admisible la
agresión "culposa", puesto que en tal caso es una enormidad
pretender que quien se ve amenazado tenga derecho a causar un
daño sin proporción alguna con la magnitud del mal.
La agresión debe ser actual o inminente. No puede oponerse defensa
legítima al ataque futuro que aún puede ser evitado por otros medios,
ni al ya cumplido cuando el peligro ha pasado. Pero siempre que se
impide la agresión se actúa ante un ataque futuro que no puede
evitarse pre otros medios.
Por otro lado, el carácter antijurídico de la agresión excluye la
posibilidad de una legítima defensa contra una legítima defensa.
Como dijimos anteriormente, se trata el ejercicio de la defensa
necesaria, de repeler la amenaza de un bien jurídicamente protegido
por una conducta humana, si bien esto parece una obviedad puede
despertar algún interés en el caso de las personas jurídicas.
En contra de una opinión extendida en el derecho privado, de la
misma manera en el derecho penal anglosajón, que acepta la
responsabilidad criminal de estos entes, la mayoría de la doctrina
entiende la incapacidad de las personas jurídicas para actuar en el
derecho penal societas delinquere non potest.
En referencia a la tentativa inidónea, en función a la ausencia de
necesidad de protección, podemos decir que no constituye agresión.
La antijuricidad de la agresión debe suponer necesariamente tanto
un desvalor de acción como de resultado, por lo que si la agresión
resulta amparada por una justificante no estará presente ni el desvalor
de acción ni el desvalor de resultado.
4.3 NECESIDAD RACIONAL DEL MEDIO EMPLEADO
Con las palabras necesidad racional del medio empleado para
impedir o repeler la agresión el Código Penal argentino caracteriza la
acción de defensa propiamente dicha. De ello resultan dos premisas:
a) que se haya creado una situación de necesidad para el que se
defiende, b) que el medio empleado sea el racionalmente adecuado
para evitar el peligro.
La necesidad debe resultar de la agresión que pone en peligro un
bien jurídico: necesidad de defensa, la necesidad es exigencia sin la
cual la defensa no es legítima. La necesidad supone oportunidad del
empleo de la defensa e imposibilidad de usar otros medios menos
drásticos, inevitabilidad del peligro por otros recursos, pero todo ello
en directa relación y subordinación al peligro que nos amenaza o la
utilidad del bien jurídico que violentamente amparamos y a la figura
típica que surge de la reacción.
La ley requiere que el medio con que se impide o repele la agresión
sea el racionalmente necesario para lo cual ha de tomarse en cuenta
todas las circunstancias del caso concreto.
Al calificarse la necesidad de racional se hace un distingo entre
necesidad y proporcionalidad que tiene por consecuencia por una
parte determinar una cierta proporción en los medios y por la otra que
la proporción entre el daño que se evita y el que se causa no sea
absoluta.
Proporción en los medios no es lo mismo que igualdad de lesión
jurídica o igualdad de mal. Los autores argentinos señalan a este
requisito el efecto de permitir una interpretación institucionalizada, es
decir que tome en cuenta las circunstancias concretas de cada caso
con el criterio común a las personas en condición semejante o la del
atacado o bien desde el punto de vista de un agredido razonable en
el momento de la agresión.
El sistema de la ley argentina determina un criterio flexible para
apreciar la proporcionalidad. Esta no debe ser absoluta sino racional,
no debe ser apreciada en abstracto sino para cada caso concreto.
El medio es racional cuando ha sido el necesario dentro de las
posibilidades de que el autor dispone.
La consecuencia del empleo de medios que no sean razonables torna
a la defensa imperfecta y la acción antijurídica.
CAPÍTULO II:
APONTE C. El exceso de la legítima defensa. 2017. Universidad de Piura.
Pág. 5-10. Extraído de:
https://pirhua.udep.edu.pe/bitstream/handle/11042/3230/DER_111.pdf
Diversos Conceptos de las causas de justificación y su fundamento:
http://sisbib.unmsm.edu.pe/BibVirtualData/Tesis/Human/Paredes_v_c/conclusion.pdf
CAPÍTULO III:
Villegas. E. (2015). elementos configurativos de la legitima defensa en el
derecho penal peruano. 18 de marzo de 2019, de derecho y cambio social
Sitio web: https://www.derechoycambiosocial.com/revista025/legitima_defensa.pdf
CAPÍTULO IV:
Colmegna P. Requisitos necesarios para la configuración de la legítima
defensa. Extraído de:
http://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2016/03/doctrina42963.pdf
http://repositorio.ucp.du.pe/handle/UCP/220