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SALA DE CASACIÓN CIVIL

Exp. N° 2015-000771
Magistrada Ponente: M.V.G.E..
En el juicio por divorcio seguido ante el Juzgado Séptimo de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, por el
ciudadano NICOLAI L.A., representado judicialmente por los abogados D.F. matos y J.C.V.,
contra la ciudadana C.D.M.E. representada judicialmente por los abogados L.A.G., C.A.B., G.V.,
G.M. y G.F.; el Juzgado Superior Noveno en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la misma
Circunscripción Judicial, dictó decisión de fecha 16 de septiembre de 2015, mediante la cual
declaró: 1) parcialmente con lugar la apelación interpuesta por la parte demandante contra la
sentencia dictada por el a quo en fecha 16 de marzo de 2015; 2) sin lugar la apelación
interpuesta por la parte demandada contra la precitada sentencia; 3) con lugar la demanda de
divorcio, en consecuencia declaró disuelto el vinculo matrimonial; 4) se condena en costas a la
parte demandada de conformidad con lo establecido en el artículo 274del Código de
Procedimiento Civil, y 5) modifica la sentencia apelada en cuanto a la imposición de las costas
del recurso.
Contra la precitada decisión de alzada, en fecha 23 de septiembre de 2015 con ratificación en
fecha 7 de octubre de 2015, la representación judicial de la parte demandada anunció recurso
extraordinario de casación, el cual fue admitido por auto de fecha 19 de octubre de 2015 y
oportunamente formalizado. Hubo impugnación.
Concluida la sustanciación del recurso de casación y cumplidas las formalidades legales, en
sesión de fecha 29 de octubre de 2015 mediante el método de insaculación se asignó la
ponencia a la Magistrada Marisela Valentina Godoy Estaba.
En virtud de la designación de Magistrados titulares efectuada por la Asamblea Nacional el 23
de diciembre de 2015, quedó reconstituida la Sala de Casación Civil el 07 de enero de 2016 de
la siguiente manera: Presidente, Magistrado Guillermo Blanco Vázquez; Vicepresidente,
Magistrado Francisco Ramón Velázquez Estévez; Magistrada Marisela Valentina Godoy
Estaba, Magistrada Vilma María Fernández González y Magistrado Yván Darío Bastardo Flores,
pasándose a dictar la decisión procesal bajo la ponencia de la Magistrada que con tal carácter
suscribe el presente fallo, previa las siguientes consideraciones:
RECURSO DE CASACIÓN POR INFRACCIÓN DE LEY
ÚNICA
De conformidad con lo dispuesto en el ordinal 2° del artículo 313 del Código de Procedimiento
Civil, se delata en la recurrida una indebida aplicación del artículo 274 del Código de
Procedimiento Civil, así como la infracción del artículo 26 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y del artículo 206 del Código de Procedimiento Civil, con base en la
siguiente argumentación:
(…) DE LOS REQUISITOS DEL RECURSO.

El artículo 317 del Código de Procedimiento Civil señala los requisitos que debe cumplir el Recurso de
Casación en su formalización, los cuales seguidamente se señalan y cumplen a los fines de su
sustanciación y subsiguiente decisión:

1).- El recurso se ejerce contra la sentencia emitida por el Juzgado Superior Noveno en lo Civil Mercantil,
Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas en fecha 16 de
septiembre del año dos mil quince.
2°).- UNICO, se ejerce el recurso en base a lo establecido en ordinal segundo del artículo 313 del Código
de Procedimiento Civil, por verificarse en la sentencia una indebida aplicación del artículo
274 del Código de Procedimiento Civil, que en consecuencia se hace violatorio del artículo 26, aparte
único de la Constitución Nacional, relativo al principio de equidad y contra el artículo 206 del Código de
Procedimiento Civil, dada la naturaleza el fallo, violación que se constata en virtud de los hechos
contenidos en la sentencia que sustentan esta delación que adelante se señalan.

SINTESIS PROCESAL

La Presente causa se inicia por demanda de divorcio incoada por el ciudadano NICOLAI L.A., contra su
esposa la ciudadana C.D.M.E., en base a lo estipulado en los ordinales 2° y 3° del artículo 185 del Código
Civil, es decir en base a un supuesto abandono voluntario y excesos, sevicias e injurias graves del que
supuestamente era víctima de su esposa, según se evidencia en los postulados contenidos en el libelo de
la demanda (vuelto del folio 3 del expediente).

Alega así mismo el actor en su libelo lo siguiente, y cito: “Ahora bien, en caso de que se desestime la
procedencia de esta demanda por las causales especificadas anteriormente, solicito respetuosamente la
aplicación en el presente caso, de la teoría doctrinaria denomina da “tesis del Divorcio Remedio o
Divorcio Solución”…”.

Del acervo probatorio promovido, admitido, evacuado y valorado en el proceso, quedó evidenciado que
la parte actora no probó que su esposa hubiere incurrido en ninguna de las causales que alegó para la
solicitud del divorcio, mas (sic) por el contrario quedó demostrado que quien incurrió en causal de
divorcio fue el demandante, así se evidencia en el cuerpo de la sentencia recurrida cuando expresa y cito:
(omissis)…

Como se constata en la presente causa, el demandante no cumplió con lo que le imponía el artículo
506 del Código de Procedimiento Civil, toda vez que no probó que su esposa había incurrido en abandono
voluntario, mas (sic) por el contrario quedó probado que fue el demandante quien abandonó a su esposa,
dejó el hogar común para irse a los Estado Unidos de Norte América, intentó y logró que le prosperara
acción de divorcio en esa jurisdicción contra su esposa, logrado éste, intentó el exequátur ante la Sala de
Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, solicitud que le fuere declarada sin lugar por verificarse
en aquel proceso vicios en la citación, fraude que fue luego confirmado con la presente causa cuando
pide que la citación de la demandada fuere practicada en la vivienda que adquirieron y ocuparon desde
el 11 de Diciembre de 1.987 y constituyera la residencia conyugal, inmueble constituido por una casa
quinta denominada Quinta Papiro, ubicada en la Urbanización La Boyera, Carretera La Trinidad- El
Hatillo, en jurisdicción del Municipio Baruta del Estado Miranda, dirección donde fue practicada la
citación de la demandada, lo que evidencia adicionalmente que el demandante cometió perjurio ante los
tribunales del estado de La Florida, USA, en procura de obtener el divorcio en esa jurisdicción bajo
declaraciones falsas, pues bajo juramento dijo ante esa jurisdicción que no sabía donde vivía su cónyuge
y que agotó todos los medios necesarios para ubicarla, cosa que era falso, como en este proceso se
evidencia.

Tampoco probó que su esposa hubiere incurrido en excesos, sevicia o injurias graves, en el proceso se
probó que el actor fue quien incumplió con sus obligaciones matrimoniales establecidas en el artículo
137 del Código Civil, relativa a la obligación de vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse
mutuamente, acción que de haberse intentado antes de la entrada en vigencia y aplicación de la tesis
“Divorcio Solución” se habría decretado inexorablemente Sin Lugar, tal así que el mismo Juzgado
Superior ratificó esta obligación legal de probanzas en el cuerpo de su sentencia cuando expresa, cursante
al folio 24, pieza 2 del expt. (sic) y cito: (omissis)…
Como se verifica en el proceso y ratificado en la sentencia que se recurre, ha quedado probado que quien
incurrió en causal de divorcio fue el demandante, no obstante, siendo que la aplicación de la Tesis
Divorcio Solución es imperante en la actualidad para casos análogos al de la presente causa, la cual el
Juzgado Superior acoge y aplica, haciendo las siguientes consideraciones, y cito: (omissis)…

Como se abstrae del texto transcrito, la aplicación de la Tesis del Divorcio Solución, contraría la regla
que existía antes de la aplicación de la tesis, la cual sentaba que al cónyuge incurso en las causales de
divorcio no podía alegar sus faltas propias como base para demandar el divorcio, hecho que se hacía
lógico procesalmente hablando, pues equivaldría a decir que quien fuere el agente en un hecho ilícito
pudiere demandar a la víctima por daños y prosperarle la demanda.

En la magistral sentencia distinguida con el N° 693, promulgada por la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, en fecha 2 de Junio del 2.015, se hace una extensa explanación de lo que ha
representado el divorcio en el transcurso histórico de nuestro Código Civil y Procesal, haciendo inclusive
comparación con legislaciones foráneas para poder explicar el fundamento y razón que llevó a los juristas
actuales a realizar el cambio sutil pero determinante de lo que antes se determinaba como divorcio
sanción por el novedoso e inteligente divorcio solución, siendo que viene a depurar tanto los procesos de
divorcio como las situaciones fácticas matrimoniales, de las injustas pero legales sentencias de divorcio
que declaraban sin lugar las demandas en base a la estricta aplicación de las causales determinadas en
el artículos 185 del Código Civil, no dejando posibilidad de disolver el vínculo matrimonial que en
muchos casos ya estaba roto de hecho entre los cónyuges, dentro de la explanación de la sentencia la
Sala Constitucional señala:

(omissis)…

Como se determina de la sentencia transcrita en parte, se señalan las causales de divorcio por la que se
puede instaurar una demanda para que prospere el divorcio, pero no siendo taxativas según la sentencia
N° 446 el año 2014, aunque si (sic) de obligatoria comprobación en el proceso, y en este orden de
basamento legal la Sala Constitucional ha procedido a casar de oficio distintos fallos, por haber incurrido
el juez de alzada en el vicio de incongruencia positiva, por haber declarado el divorcio con base en la
tesis del divorcio solución, y a pesar de no estar demostrada alguna de las causales de disolución del
matrimonio legalmente previstas; así se evidencia de las sentencias Nos 1.174 del 17 de julio de 2008,
107 del 10 de febrero de 2009, y 610 del 30 de abril de 2009 (casos: A.R.P.B. contra G.W.I.d.P., C.A.N.O.
contra C.S.S.V., y G.E.U. contra A.J.A.C., respectivamente), lo que nos obliga a determinar que
independientemente de quien ha incurrido en causal de divorcio, siempre que se demuestre habrá de
disolverse el vínculo matrimonial, pero, la institución del divorcio anterior a la tesis de divorcio solución,
de vieja data en nuestro ordenamiento civil, era concebida como una sanción o castigo al cónyuge
infractor que hubiese incurrido en el incumplimiento de los deberes conyugales, más esa sanción al haber
sido transmutada como una solución, bajo el cumplimiento de determinados parámetros, debe igualmente
transmutar el carácter pecuniario de la sanción que impone una condenatoria en costas al cónyuge
demandado, que no estando incurso en causal de divorcio se le impone, como en la presente causa se le
impuso a la demandada en la sentencia del tribunal superior, toda vez que no ha sido la cónyuge quien
incurrió en causal de divorcio, sino que ha sido el esposo demandante quien incumplió sus obligaciones
matrimoniales, por lo que en virtud de la lógica jurídica y la equidad, no puede ser castigado con el pago
de unas costas quien no ha incurrido en causal de divorcio, independientemente de que se haya declarado
con lugar la pretensión de divorcio del cónyuge culpable-actor contra la demandada inocente, por decirlo
en forma práctica, ha debido haberse transmutado igualmente la sanción que representa la imposición
de costas a la demandada, en una solución que en su totalidad sea equitativa y justa, y esto vendría a
cumplirse en armonía de la sentencia por su naturaleza, en una NO CONDENATORIA EN COSTAS DE
LAS PARTES, siendo que ya bastante costo le representó a la demandada soportar los honorarios de
abogado defensor y el desgaste emocional que representa una demanda como para incrementar la sanción
con una condenatoria en costas, mas (sic) cuando no ha sido culpable de incumplimiento de deberes
matrimoniales, y siendo que esta tesis de divorcio solución ha venido a solventar una situación social que
requería cierto cambio y viene a variar el antiguo principio de divorcio como sanción en una nueva tesis
de divorcio como solución de una situación fáctica, por consecuencia igualmente obliga a ser cambiada
la regla de aplicación de costas para el caso de decretarse el divorcio en aplicación de esta tesis, en base
a los principios constitucionales contenidos en el primer aparte del artículo 26 de la Constitución
Nacional, relativo del principio de equidad, por lo que no se debió imponer las costas procesales a la
demandada, toda vez que no se le otorgó al actor lo que demandó, es decir el divorcio en base a los
ordinales 2° y 3° del artículo 185 del Código Civil, en que supuestamente había incurrido su esposa, sino
por aplicación de una Tesis que estima que el divorcio debe ser decretado como solución a una
circunstancia fáctica existente entre los cónyuges, lo que consecuenció (sic) una naturaleza en el fallo
que debió haber devenido en una No Condenatoria en Costas, tal como habitualmente se hace en casos
análogos, e incluso así hizo el tribunal de instancia, por ende no debió decretar en su sentencia el juzgado
Superior, la condenatoria en costas a la demandada en base al artículo 274 del Código de Procedimiento
Civil, ya que la sentencia no se basó en el petitorio hecho por el actor en su libelo, sino por alternativa
aplicación de la tesis de Divorcio Solución, es decir, se decretó el divorcio como solución a un hecho que
beneficia a los esposos y la sociedad, mas no por probanzas de los hechos alegados por el actor en su
libelo, como antes se señaló, por lo que mal pudiere ser sancionada la demandada al pago de las costas
procesales cuando no ha tenido culpa por incumplimiento de sus deberes matrimoniales.,

En este mismo orden de actuaciones, la Sala de Casación Social del tribunal (sic) Supremo de Justicia,
en sentencia N° 107 del año 2009 (caso: C.A.N.O. vs. C.S.S.V.) se pronunció diciendo: (omissis)...

El mismo marco del interés del estado de velar por la aplicación de los principios, normas y doctrina
imperante, debe imperar en la presente causa, decretándose en la sentencia la nulidad el fallo y ordenarse
la no condenatoria en costas de la demandada, dada la realidad de los hechos verificados en el proceso
y por la naturaleza del fallo que habrá de pronunciarse, que actuando con lógica debió haber sido al
contrario, ser condenado el actor al pago de las costas porque fue él quien incurrió en incumplimiento de
sus obligaciones matrimoniales, no obstante, no podía ser así porque sería antijurídico y contrario a la
equidad, que siendo vencedor se condenara en costas, pero sería igualmente violatorio al mismo principio
constitucional de equidad, contenido en el artículo 26 en su único aparte, en concordancia con el artículo
206 del Código de Procedimiento Civil, el cual ordena a los jueces procurar la estabilidad de los juicios,
evitando o corrigiendo las faltas que pueden anular cualquier acto procesal, y el que se hubiere
condenado en costas a la demandada, aún no estando incursa en causal alguna de divorcio, es una
violación al principio constitucional de equidad, lo que nos lleva a considerar que debería este m.t. en su
sentencia ordenar al tribunal de reenvío la corrección del error denunciado, contenido en la sentencia
del Juzgado Superior Noveno de la cual se recurrió (…)

. (Resaltado propio).
Para decidir, la Sala observa:
El formalizante denuncia, de conformidad con el artículo 313 ordinal 2° del Código de
Procedimiento Civil, la “indebida aplicación” del artículo 274 del Código de Procedimiento Civil,
así como la infracción en la recurrida del artículo 26 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y el artículo 206 del Código de Procedimiento Civil, desprendiéndose
de los argumentos expuestos el alegato referido a que el juez de alzada en la recurrida al aplicar
la tesis del divorcio solución “no…debió imponer las costas procesales a la demandada, toda
vez que no se le otorgó al actor lo que demandó, es decir el divorcio en base a los ordinales 2°
y 3° del artículo 185 del Código Civil, en que supuestamente había incurrido su esposa, sino por
aplicación de una Tesis que estima que el divorcio debe ser decretado como solución a una
circunstancia fáctica existente entre los cónyuges, lo que consecuenció (sic) una naturaleza en
el fallo que debió haber devenido en una No Condenatoria en Costas…”.
En ese sentido y antes de entrar a su resolución, es menester señalar que esta Sala de Casación
Civil ha establecido mediante reiteradas decisiones, cuál es la técnica que debe cumplir el
recurrente, con el fin de que se pueda entender y resolver los planteamientos que sustentan las
denuncias contenidas en el escrito de formalización.
Así, mediante sentencia N° 464, de fecha 10 de octubre de 2011, caso: J.C.P.R., contra J.D.A.P.
y otro, en el expediente número 10-029, esta Sala dejó establecido, respecto a la necesidad de
fundamentar cabalmente el escrito de formalización, lo siguiente:
…En este sentido, esta Sala en innumerable, inveterada y abundante jurisprudencia, respecto a los
requisitos que debe cumplir todo recurso de casación, ha expresado entre otras, en decisión N° 555, de
fecha 24 de noviembre de 2010, caso: T.S.d.L., contra P.J.A. y otro, expediente N° 10-344, lo que sigue a
continuación:

‘…En este sentido, respecto a la técnica para formalizar el recurso de casación esta Sala en sentencia Nº
326 de fecha 11 de junio de 2009, caso S.J.D. contra E.M.A.R., entre otras sentencias, señaló lo siguiente:

‘…La fundamentación, como ya lo ha explicado la doctrina de la Sala, es la carga procesal más exigente
impuesta al recurrente como requisito esencial de la formalización, por su amplitud, complejidad y
trascendencia. Requiere el desarrollo de razonamientos sometidos a una lógica clara y concreta, y al
mismo tiempo a los principios que, primordialmente, la jurisprudencia de este Alto Tribunal ha venido
elaborando.

En este sentido, ha sido pacífica y reiterada la doctrina de esta Sala, en sentencia Nº 274 del 31 de mayo
de 2005, caso A.O.S.G. contra F.A.F.A., expediente Nº 2005-000040, con ponencia del Magistrado que
suscribe ésta, señaló:

‘...Sobre este particular, la Sala ha expresado, entre otras decisiones, la de fecha 31 de octubre de 2000,
caso L.E.L.P. contra Á.W.A.L., expediente N° 00-320, sentencia N° 346, con ponencia del Magistrado que
suscribe la presente, y en la cual dejó establecido, lo siguiente:

En numerosas decisiones la Sala ha señalado que el escrito de formalización del recurso de casación debe
ser claro y preciso, debiendo el recurrente mencionar en sus denuncias las causales respectivas, de
acuerdo con el recurso de casación invocado, dado que este recurso extraordinario equivale a una
demanda de nulidad contra la sentencia recurrida. Esta carga le corresponde al recurrente, bajo pena de
que el recurso extraordinario sea declarado perecido por falta de técnica.

En relación con las formalidades que debe cumplir el escrito de formalización, el artículo 317 del Código
de Procedimiento Civil, establece que se observarán en el mismo orden en que se expresan, los siguientes
requisitos: 1) La decisión o las decisiones contra las cuales se recurre; 2) Los quebrantamientos u
omisiones a que se refiere el ordinal 1° del artículo 313; 3) La denuncia de haberse incurrido en alguno
o algunos de los casos contemplados en el ordinal 2° del artículo 313 eiusdem, con expresión de las
razones que demuestren la existencia de la infracción, falsa aplicación o aplicación errónea; y 4) La
especificación de las normas jurídicas que el tribunal de la última instancia debió aplicar y no aplicó,
para resolver la controversia, con expresión de las razones que demuestren la aplicabilidad de dichas
normas.

Como puede verse, el artículo 317 del Código de Procedimiento Civil, en lo relativo al escrito de
formalización, establece con carácter obligatorio un orden de prelación en las denuncias. Así, en primer
término y de manera separada –cuestión que no hizo el formalizante- deben denunciarse los
quebrantamientos u omisiones contemplados en el ordinal 1° del artículo 313 del Código de
Procedimiento Civil y, posteriormente, la denuncia de haberse incurrido en alguno o algunos de los casos
contemplados en el ordinal 2° del artículo 313 ejusdem, expresándose además las razones que demuestren
la existencia de la infracción, falsa aplicación o aplicación errónea. Asimismo, se impone al formalizante
la obligación de señalar las disposiciones de la Ley que se consideran infringidas, o las que realmente
son aplicables para resolver la controversia planteada...

. (Resaltado de la Sala).
En atención al criterio jurisprudencial antes transcrito, resulta importante resaltar que la
fundamentación es la carga procesal más exigente impuesta al recurrente como requisito
esencial para la formalización del recurso extraordinario de casación, requiriendo el desarrollo
de razonamientos sometidos a una lógica clara, precisa y concreta en el correspondiente escrito
dado que este recurso extraordinario equivale a una demanda de nulidad contra la sentencia
recurrida de última instancia, so pena de que el mismo sea declarado perecido por falta de
técnica.
Ello así, en el caso que nos ocupa se evidencia que el recurrente incurre en falta de técnica en
cuanto a la formalización del recurso extraordinario de casación, toda vez que con base
al artículo 313 ordinal 2 ° del Código de Procedimiento Civil, alega una “indebida aplicación” del
artículo 274 eiusdem, no cumpliendo con la carga de señalar debidamente el vicio a delatar,
esto es, error de interpretación o por falta o falsa aplicación, asimismo, en el escrito de
formalización el recurrente señala la infracción del artículo 206 del Código de Procedimiento
Civil, sin manifestación alguna de cómo, cuándo y en qué sentido ocurrió el quebrantamiento o
transgresión de la referida norma, quedando en evidencia una mezcla indebida de denuncias
de forma y de fondo, por lo que el escrito de formalización incumple con las exigencias mínimas
consagradas en el referido artículo 317 eiusdem.
No obstante a lo anteriormente señalado, resulta oportuno advertir que la tutela judicial efectiva
impone respuesta por parte de los órganos de justicia, y para ello debe tratarse en lo posible de
no incurrir en un excesivo formalismo, en pro de conquistar los verdaderos avances acorde a
la Carta Magna, en tal sentido, en atención a los artículos 26 y 257 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, siendo que la fundamentación está orientada a denunciar
la infracción del artículo 274 del Código de Procedimiento Civil, se desestima la infracción del
artículo 206 eiusdem, pasando la Sala a pronunciarse sobre la falsa aplicación del artículo 274
antes señalado, en los términos siguientes:
Se desprende de los argumentos expuestos por el formalizante en el correspondiente escrito
que para apoyar la delación planteada ante esta sede de casación, alega que: i) el juez superior
al aplicar la tesis del divorcio solución trasmutando la institución del divorcio, concebida como
una sanción o castigo al cónyuge infractor, debió igualmente trasmutar el carácter pecuniario
de la sanción que impone la condenatoria en costas al cónyuge demandado, pues en este caso,
su representada no se encontraba incursa en las causales de divorcio alegadas por el actor; ii)
el juez superior ha debido aplicar a la sanción que representa la condenatoria en costas una
solución equitativa y justa, atendiendo a la naturaleza de la decisión dictada y al principio
constitucional de equidad contenido en el artículo 26 de la Constitución Nacional, iii) en
consecuencia, no ha debido imponérsele a la demandada el pago de costas procesales con
base al artículo 274 del Código de Procedimiento Civil, ya que, no se le otorgó al actor lo que
demandó, es decir, el divorcio con fundamento en los ordinales 2° y 3° del Código Civil, sino en
aplicación de una tesis que estima que el divorcio debe ser decretado como una solución a una
situación fáctica existente entre los cónyuges, que beneficia a ambos esposos, por lo que mal
pudiera ser sancionada la demandada al pago de costas cuando no ha incurrido en el
incumplimiento de sus deberes matrimoniales.
De los alegatos expuestos anteriormente, se evidencia que el recurrente intenta delatar la falsa
aplicación en la recurrida del artículo 274 del Código de Procedimiento Civil, así como la falta
de aplicación del artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, toda
vez, que sus argumentos van dirigidos a combatir la condenatoria en costas impuesta por la
Jueza Superior Noveno en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas en decisión de fecha 16 de septiembre de 2015.
En tal sentido, en cuanto a la falsa aplicación de un norma jurídica, la jurisprudencia pacífica de
esta Sala de Casación Civil, ha establecido que el supuesto tiene lugar cuando el juzgador
incurre en una falsa relación entre los hechos contenidos en los autos y los previstos como
supuesto de la norma jurídica que se aplica, es decir, cuando el juez aplica una determinada
norma jurídica a una situación de hecho que no es la contemplada en ella. (Sentencia de fecha
el 30 de noviembre de 2007, caso: Central Azucarero del Táchira C.A., contra Corporación
Afianzadora de Venezuela C.A.).
Ello así, el artículo 274 del Código de Procedimiento Civil, dispone lo siguiente:
…A la parte que fuere vencida totalmente en un proceso o en una incidencia, se le condenará al pago de
las costas…

.
Conforme a la precitada norma, la condenatoria en costas es una sanción que el juez debe
imponer a la parte que, en el marco de un proceso o una incidencia, resulte totalmente vencida,
y ello no es otra cosa que la indemnización por los daños y perjuicios causados a la parte que
resulte ganadora, bien en la incidencia o dentro de un proceso.
En relación al vencimiento total en lo que respecta a la condenatoria en costas, se ha
pronunciado esta Sala entre otras, en sentencia Nº 58 de fecha 27 de febrero de 2007,
expediente Nº 06-592, señalando al respecto:
…Ahora bien, de conformidad con el texto procesal civil vigente, existen dos especies de condena en
costas, la genérica contenida en el citado artículo 274, y la específica, contenida en los artículos 281 y
320 eiusdem.

En cuanto a la primera, debemos entender como parte totalmente vencida, al actor cuya demanda es
declarada sin lugar en todas sus partes, pues el vencimiento recíproco solo se da por efecto de la
reconvención y de pretensiones recíprocas, donde cada una de las partes es totalmente vencida por la
otra en cuanto a la demanda principal y a la mutua petición, originando que cada parte sea condenada
al pago de las costas de su contraria.

Respecto a la segunda, la específica, tenemos dos supuestos, el primero referido a la condenatoria en


costas de la parte apelante de una sentencia que luego es confirmada en todas sus partes; y el segundo, a
la condena en costas del recurso extraordinario de casación declarado improcedente ; también figuran
los casos de desistimiento y perecimiento.

De esta forma, resulta forzosa la condenatoria en costas de un recurso de apelación, cuando una sentencia
o incidencia es confirmada en todas sus partes, sin que se pueda bajo ningún pretexto, eximirse de ellas.
En caso de una confirmatoria parcial no procede tal condenatoria. Porque el apelado debe considerarse
también como vencido en parte.

Así, existe vencimiento total, cuando el demandado es absuelto totalmente, o el actor obtiene en la
definitiva todo lo que pide en el libelo; lo único que debe tenerse en cuenta para determinar el vencimiento
total a los fines de la condenatoria en costas es la correspondencia de la pretensión deducida con el
dispositivo de la sentencia definitiva. Por lo tanto, a juicio de esta Sala y con fundamento en reiterada
doctrina, el concepto de vencimiento total debe encontrarse en el dispositivo del fallo y, concretamente
en el examen de la pretensión procesal ejercida mediante la interposición de la acción correspondiente.
Es decir, el vencimiento total no es afectado por el hecho de que alguno o algunos de los fundamentos o
medios defensivos empleados por la parte que los opone haya prosperado. Por lo que, si luego del examen
de la pretensión procesal ejercida mediante la interposición de la acción correspondiente, el juez la
declara con lugar, habrá vencimiento total y deberá condenar en costas, de conformidad con el artículo
274 del Código de Procedimiento Civil…

.
(Resaltado de la Sala).
De la sentencia supra transcrita, se evidencia que el vencimiento total consiste en la declaratoria
con lugar de todas las pretensiones del actor, que en su conjunto constituye la acción, o a la
inversa, en la negativa de todo lo que se pide, que al no ser así, el vencimiento no es total.
Resulta totalmente vencido el actor cuya demanda es declarada sin lugar, en todas sus partes,
en tanto que el vencimiento total del demandado se presenta cuando la demanda es declarada
con lugar, en todos sus pedimentos.
En tal sentido, resulta importante señalar que en la decisión dictada por el Juzgado Superior
Noveno en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, en fecha 16 de septiembre de 2015, en cuanto a la condenatoria en costas se
estableció lo siguiente:
…-SEGUNDO-

CONSIDERACIONES PARA DECIDIR

CONDENATORIA EN COSTAS DE ACUERDO AL ARTICULO 274 DEL CÓDIGO DE


PROCEDIMIENTO CIVIL

La representación judicial de la parte actora en su escrito de informes presentado ante esta Alzada, alegó
la falta de aplicación del artículo 274 del Código de Procedimiento Civil, ya que por haberse declarado
con lugar la demanda, se debió considerar como un vencimiento total y en consecuencia, el Juez A quo
tenía que condenar a la demandada al pago de las costas procesales.

Al respecto esta Juzgadora de Alzada observa:

De la revisión hecha al dispositivo de la sentencia impugnada, se desprende que de la recurrida señalo


“Si bien es cierto el dispositivo de este fallo se dirige hacia la satisfacción total de la pretensión del actor,
se exime de costas a las partes en virtud de su motivación.”

Ahora bien, el artículo 274 del Código de Procedimiento Civil señala que a la parte que fuere vencida
totalmente en el proceso o en una incidencia se le condenará al pago de las costas.

Por su parte, la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia de fecha 16 de
Noviembre de 2001, con ponencia del Magistrado FRANKLIN ARRIECHE, expediente Nº 00-132, ha
considerado que existe vencimiento total, cuando el demandado es (sic) absuelto totalmente o el actor
obtiene en la definitiva todo lo que pide en el libelo; y ha establecido expresamente que lo único que debe
tenerse en cuenta para determinar el vencimiento total a los fines de la condenatoria en costas es la
correspondencia de la pretensión deducida con el dispositivo de la sentencia definitiva.

De igual manera, la misma Sala, en sentencia Nº 123, de fecha 12 de Abril de 2005, ha señalado que
aunque no se consideran apreciables en dinero las demandas sobre el estado y capacidad de las personas,
tal y como lo establece el artículo 39 del Código de Procedimiento Civil, hay procedimientos de tal
especie de carácter contencioso en los que existe la condenatoria en costas, como ocurre en el juicio de
divorcio.

De manera pues, en el caso de autos se evidencia que la pretensión incoada fue declarada con lugar, por
lo que al no estar absuelta la demandada debió necesariamente el Tribunal A quo condenar en costas a
la parte accionada, como de manera expresa, positiva y precisa hará esta Juzgadora de Alzada en el
dispositivo del presente fallo, y así se decide. (omissis).

-TERCERO-

DISPOSITIVA

Por todas las consideraciones de hecho y de derecho antes expuestas, este JUZGADO SUPERIOR
NOVENO EN LO CIVIL, MERCANTIL, TRANSITO Y BANCARIO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN
JUDICIAL DEL ÁREA METROPOLITANA DE CARACAS, administrando Justicia en Nombre de la
República Bolivariana de Venezuela y por Autoridad de la Ley, declara: PRIMERO: PARCIALMENTE
CON LUGAR LA APELACIÓN INTERPUESTA POR LA PARTE DEMANDANTE contra la sentencia
dictada en fecha 16 de Marzo de 2015, por el Juzgado Séptimo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil,
Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas. SEGUNDO: SIN
LUGAR LA APELACIÓN INTERPUESTA POR LA PARTE DEMANDADA contra la sentencia dictada en
fecha 16 de Marzo de 2015... TERCERO: CON LUGAR LA DEMANDA incoada por el ciudadano
NICOLAI L.A.… contra la ciudadana C.D.M.E.…En consecuencia, se declara disuelto el matrimonio civil
contraído por los ciudadanos NICOLAI L.A. y C.D.M.E., 6 de Agosto de 1974. CUARTO: Se condena en
costas a la parte demandada de conformidad con lo establecido en el artículo 274 del Código de
Procedimiento Civil. QUINTO: Queda MODIFICADA la sentencia apelada sin la imposición de las
costas del recurso dada la naturaleza del fallo…

. (Resaltado de la Sala).
De la anterior transcripción de la decisión recurrida, se constata que la juez de alzada en vista
de la apelación interpuesta por el demandante, denunciando la falta de aplicación por parte del
a quo del artículo 274 del Código de Procedimiento Civil, estableció que en el caso en concreto
se evidenciaba que la pretensión de la demanda fue declarada con lugar “por lo que al no estar
absuelta la demandada debió necesariamente el Tribunal A quo condenar en costas a la parte
accionada”, considerando así que se cumplía el supuesto de hecho de la norma, ya que, existía
un vencimiento total a la parte demandada.
Así las cosas, del análisis del caso en concreto se observa que el demandante solicita en su
escrito libelar se decrete el divorcio en base a las causales previstas en los ordinales 2° y 3°
del artículo 185 del Código Civil, no obstante, la juez de la recurrida, confirmando la decisión del
a quo, declara disuelto el vínculo matrimonial aplicando el criterio del divorcio remedio o divorcio
solución, pues “se evidencia que los cónyuges no cohabitan, faltando así a los deberes y
derechos del matrimonio, independientemente de que esa situación pueda ser imputada a
alguno de los cónyuges”.
En tal sentido, resulta imperativo para esta Sala de Casación Civil señalar que la naturaleza de
la acción o juicio de divorcio lo que persigue es poner fin al vínculo legalmente constituido a
través del matrimonio, por haber incurrido alguno de los cónyuges en una de las causales que
de forma expresa estableció el legislador en el código sustantivo, sin embargo, la doctrina y la
jurisprudencia han venido señalando una tesis que profesa el divorcio como remedio, como “una
solución al problema que representa la subsistencia del matrimonio cuando el vínculo se ha
hecho intolerable, cuando ya estaba roto, aunque subsistía, independientemente de que esa
situación pueda imputársele a alguno de los cónyuges.” (Grisanti Aveledo de Luigi, Isabel.
Lecciones de Derecho de Familia, Vadell Hermanos Editores. Caracas, 2009. Pág 284).
Así, la Sala de Casación Social en sentencia N° 519 de fecha 29 de noviembre de 2000,
expediente N° 00-297, estableció que:
…Las normas sobre el divorcio deben, en general, entenderse de manera favorable al mantenimiento del
vínculo; sin embargo, cuando la vida familiar luce irremediablemente dañada, es necesario recurrir al
divorcio, como remedio que en definitiva es socialmente mejor que la perpetuación de una situación
irregular, y la finalización del juicio, es favorable a ambas partes, aun contra su voluntad...

. (Resaltado de la Sala).
Criterio este ampliado por la referida Sala mediante sentencia N° 192 de fecha 26 de julio de
2001, expediente N° 2001-000223, en la cual se señaló:
…El antiguo divorcio–sanción, que tiene sus orígenes en el Código Napoleón ha dado paso en la
interpretación, a la concepción del divorcio como solución, que no necesariamente es el resultado de la
culpa del cónyuge demandado, sino que constituye un remedio que da el Estado a una situación que de
mantenerse, resulta perjudicial para los cónyuges, los hijos y la sociedad en general.

Esto se evidencia de la inclusión, como causal de divorcio, de la interdicción por causa de perturbaciones
psiquiátricas graves que imposibiliten la vida en común, pues en tal situación no puede pensarse en culpa,
sino en una aflicción que necesita ser resuelta; e igualmente incide en la interpretación de las otras causas
de divorcio establecidas por la ley.

La existencia de previas o contemporáneas injurias en las cuales pueda haber incurrido el cónyuge
demandante, darían derecho a la demandada a reconvenir en la pretensión de divorcio, pero de manera
alguna pueden desvirtuar la calificación de injuriosa dada por el Juez a las expresiones y actos de la
demandada; por el contrario, hacen más evidente la necesidad de declarar la disolución del vínculo
conyugal.

Los motivos de la conducta del cónyuge demandado, por las razones antes indicadas, no pueden
desvirtuar la procedencia del divorcio; por consiguiente, las evidencias a las cuales se refiere la denuncia
no son capaces de influir en lo decidido y la omisión parcial del examen de las pruebas no impidió a la
sentencia alcanzar su fin.

Por el contrario, cumpliendo con el deber de hacer justicia efectiva, el Estado debe disolver el vínculo
conyugal cuando demostrada la existencia de una causal de divorcio, se haga evidente la ruptura del lazo
matrimonial.

No debe ser el matrimonio un vínculo que ate a los ciudadanos en represalia por su conducta, sino por el
común afecto; por tanto, las razones que haya podido tener un cónyuge para proferir injurias contra el
otro, sólo demuestran lo hondo de la ruptura y la imposibilidad de una futura vida común. En estas
circunstancias, en protección de los hijos y de ambos cónyuges, la única solución posible es el divorcio…

. (Resaltado de la Sala).
En igual sentido, la Sala Constitucional de este M.T. en sentencia N° 693 de fecha 02 de junio
de 2015, expediente N° 12-1163, se ha pronunciado en los siguientes términos:
…Se ha dicho en contra del divorcio que el mismo atenta contra la estabilidad de las familias constituidas
por el matrimonio, y que el Estado debe estar interesado en evitar que el divorcio se produzca,
persuadiendo a los cónyuges del mantenimiento del vínculo conyugal. Al respecto, considera esta Sala
que este tipo de afirmaciones en los actuales momentos merecen ser revisadas, pues las máximas de
experiencia explican que no es el divorcio per se el que fragmenta la estabilidad de las familias, sino otros
elementos de facto perturbadores que a la postre obligan a las parejas a decidir la disolución del vínculo
que los une, a través del divorcio.

En ese sentido, sin temor a equívocos puede asegurarse que atenta más contra la familia una separación
de la pareja, como consecuencia de una situación conflictiva prolongada, cargada de insultos, de
irrespeto, de intolerancia y de humillaciones, sin canalizarse jurídicamente, a la que terminan
acostumbrándose sus miembros; que el divorcio, como un mecanismo jurídico válido para poner fin a
una situación dañina familiarmente donde se relajan los principios y valores fundamentales en la familia
como son, la solidaridad, el esfuerzo común y el respeto recíproco entre sus integrantes, tal como lo
preceptúa el artículo 75 constitucional.

De tal manera, que no es el divorcio sino los hechos que lo demandan los que atentan contra la familia.
De suerte pues que no es manteniendo una unión matrimonial e impidiendo el divorcio como se subsanan
los conflictos familiares, y se persuade a las parejas para la convivencia pacífica y el bienestar familiar.

Así, la institución del divorcio con las formalidades de ley surge para disolver el vínculo matrimonial con
todas las dificultades procesales propias que ponen en cabeza del juez y del Ministerio Público incluso
por encima de los cónyuges mismos, la decisión final de la declaratoria “con lugar” o “sin lugar” el
divorcio, con todos los efectos absurdos que conlleva un “sin lugar” del divorcio.

El divorcio representa entonces el mecanismo jurídico válido para extinguir el vínculo matrimonial
(artículo 184 del Código Civil), esto es, la solución que otorga el ordenamiento jurídico a los cónyuges,
o a uno de ellos, cuando éstos consideran que sus diferencias son insalvables. Con razón la Sala de
Casación Social de este Tribunal Supremo de Justicia ha sostenido desde su sentencia Núm. 192/2001
(caso: V.J.H.), lo siguiente: (omissis)…

Las normas jurídicas son reglas de comportamiento social pero los ciudadanos son entes sociales que
exigen que la producción de normas se ciña a su propia dinámica, y a las diversificaciones y transiciones
que caracterizan la vida en sociedad y no impidan su progreso y bienestar.

De tal modo que, un examen de las disposiciones normativas que regulan el divorcio no pueda apartarse
de ese dinamismo social, siendo por tanto esta Sala Constitucional, como máximo y último intérprete de
la Constitución (artículo 335 constitucional), la llamada a realizar las interpretaciones a que haya lugar
sobre el contenido o alcance de las normas y principios constitucionales, modulando las instituciones del
ordenamiento jurídico para ajustarlas al modelo de Estado constitucional (omissis)…

Desde luego, hoy día la refundación institucional propuesta en la vigente Constitución de 1999 obliga a
una revisión de las instituciones preconstitucionales incluyendo el divorcio como fórmula de solucionar
las desavenencias insalvables de la pareja unida en matrimonio. En efecto, es preciso considerar que la
pretensión de divorcio planteada por un ciudadano supone el ejercicio simultáneo de otros derechos y
garantías constitucionales, como lo son: el libre desarrollo de la personalidad y la tutela judicial efectiva,
entendida este última como el derecho que tiene el justiciable de activar el órgano jurisdiccional a los
fines de obtener un pronunciamiento exhaustivo sobre sus pretensiones, expresión de la garantía de
acceso a la justicia, y que es novedad de nuestro vigente texto constitucional al estipularlo como derecho
autónomo en el artículo 26 constitucional.

Una actualización legislativa en ese sentido, la constituye la novísima atribución de competencia de los
jueces u juezas de paz que otorga la Ley Orgánica de la Jurisdicción Especial de la Justicia de P.C.,
sancionada por la Asamblea Nacional y publicada en la Gaceta Oficial Nº 39.913 del 2 de mayo de 2012,
que en su artículo 8.8 dispone que los jueces y juezas de paz son competentes para: “Declarar, sin
procedimiento previo y en presencia de la pareja, el divorcio o la disolución de las uniones estables de
hecho cuando sea por mutuo consentimiento; los solicitantes se encuentren domiciliados en el ámbito
local territorial del juez o jueza de p.c.; y no se hayan procreado hijos o de haberlos, no sean menores de
18 años a la fecha de la solicitud”.

Se ha dicho en párrafos anteriores que el ejercicio de la acción de divorcio involucra además varios
derechos fundamentales, el primero perteneciente a la categoría de los derechos referidos a la libertad
del ser humano, “que aseguran al individuo una vida exenta de coacción por parte de la autoridad o los
particulares, tanto en el orden moral como material” (ARELLANO SILVA, 1953), es el derecho
consagrado en el artículo 20 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela: “Toda
persona tiene derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad, sin más limitaciones que las que
derivan del derecho de las demás y del orden público y social”.

Este derecho fundamental del ciudadano, consistente en el reconocimiento por parte del Estado de la
dignidad del ser humano, persigue el respeto de la autonomía de la personalidad; de su individualidad;
de la potestad de cada individuo de la especie humana de decidir en libertad y conforme a sus propias
creencias, gustos y valores, garantizando así su autodeterminación frente al Estado mismo y frente a otros
individuos, con la única limitación que es el respeto a las demás personas, y el orden público y social.

Ha dejado sentado esta Sala Constitucional respecto a este derecho fundamental cuanto sigue:
(omissis)…

En cuanto al consentimiento, base nuclear de todo vínculo jurídico, la expresión de voluntad del individuo
es una manifestación del libre desarrollo de la personalidad; así lo estableció esta Sala, en la reciente
sentencia Núm. 446/2014, cuanto sigue:

‘…el artículo 75 de la Constitución de 1999 considera a la familia una asociación natural de la sociedad;
pero así ella sea natural, toda asociación corresponde a una voluntad y a un consentimiento en formar la
familia. Igualmente, considera que la familia (asociación fundamental) es el espacio para el desarrollo
integral de la persona, lo que presupone –como parte de ese desarrollo integral- la preparación para que
las personas ejerzan el derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad, sin más limitaciones que
las que derivan del derecho de los demás y del orden público y social. Por su parte, el artículo 77 eiusdem
establece la protección al matrimonio, entre un hombre y una mujer fundada en el libre consentimiento y
en la igualdad absoluta de los derechos y deberes de los cónyuges, lo que se concatena con los
lineamientos del referido artículo 75.

De allí que, el matrimonio solo puede ser entendido como institución que existe por el libre consentimiento
de los cónyuges, como una expresión de su libre voluntad y, en consecuencia, nadie puede ser obligado a
contraerlo, pero igualmente -por interpretación lógica- nadie puede estar obligado a permanecer casado,
derecho que tienen por igual ambos cónyuges. Este derecho surge cuando cesa por parte de ambos
cónyuges o al menos de uno de ellos -como consecuencia de su libre consentimiento- la vida en común,
entendida ésta como la obligación de los cónyuges de vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse
mutuamente (artículo 137 del Código Civil) y, de mutuo acuerdo, tomar las decisiones relativas a la vida
familiar y la fijación del domicilio conyugal (artículo 140 eiusdem). En efecto, esta última norma del
mencionado Código prevé que el domicilio conyugal “será el lugar donde el marido y la mujer tengan
establecido, de mutuo acuerdo, su residencia”.

…ya que el consentimiento libre para mantenerlo es el fundamento del matrimonio, y cuando éste se
modifica por cualquier causa y por parte de cualquiera de los cónyuges, surge lo que el vigente Código
Civil Alemán en su artículo 1566, califica como el fracaso del matrimonio, lo cual se patentiza por el cese
de la vida en común, uno de cuyos indicadores es el establecimiento de residencias separadas de hecho y
que puede conducir al divorcio, como lo reconoce el citado artículo. La suspensión de la vida en común
significa que el consentimiento para mantener el vínculo ha terminado, pero ello no basta per se, ya que
el matrimonio, con motivo de su celebración mediante documento público (…).

Justamente, entre las causales de divorcio hay dos que se fundan en la modificación del libre
consentimiento de uno de los cónyuges de mantener la vida en común, las cuales son: el abandono
voluntario (ordinal 2° del artículo 185 del Código Civil) y la separación de hecho por más de cinco años
(artículo 185-A eiusdem), la cual al igual que la separación de cuerpos decretada judicialmente, bien
como resultado de un proceso a ese fin o bien por mutuo consentimiento, requiere de una declaración
judicial que la reconozca como requisito previo al divorcio. Luego, para el derecho venezolano, el cese
de la vida en común por voluntad de ambos o de uno de los cónyuges es una causal de divorcio, de igual
entidad en todos los anteriores supuestos, ya que en la actualidad se adapta a la previsión del artículo 77
constitucional, según el cual el matrimonio se fundamenta en el libre consentimiento. Adicionalmente, la
Ley Aprobatoria del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 23-3), como la Ley
Aprobatoria de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 17-3), establecen que el
matrimonio no puede celebrarse sin el libre y pleno consentimiento de los contrayentes; derecho que
también está contemplado en el artículo 16-2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Estos derechos, conforme al artículo 19 de la Constitución vigente, son de goce y ejercicio irrenunciables,
indivisibles e interdependientes y regidos por el principio de progresividad y sin discriminación alguna.

Sobre este particular, la Sala de Casación Social de este Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia n.°
192 del 26 de julio de 2001 (caso: V.J.H.O. contra I.Y.C.R.) declaró que “[e]l antiguo divorcio-sanción,
que tiene sus orígenes en el Código Napoleón ha dado paso en la interpretación, a la concepción del
divorcio como solución, que no necesariamente es el resultado de la culpa del cónyuge demandado, sino
que constituye un remedio que da el Estado a una situación que de mantenerse, resulta perjudicial para
los cónyuges, los hijos y la sociedad en general”.

Por tanto, conforme a las citadas normas, a juicio de esta Sala, si el libre consentimiento de los
contrayentes es necesario para celebrar el matrimonio, es este consentimiento el que priva durante su
existencia y, por tanto, su expresión destinada a la ruptura del vínculo matrimonial, conduce al divorcio.
Así, debe ser interpretada en el sentido que -manifestada formalmente ante los tribunales en base a hechos
que constituyen una reiterada y seria manifestación en el tiempo de disolver la unión matrimonial, como
es la separación de hecho, contemplada como causal de divorcio en el artículo 185-A del Código Civil-,
ante los hechos alegados, el juez que conoce de la solicitud, debe otorgar oportunidad para probarlos, ya
que un cambio del consentimiento para que se mantenga el matrimonio, expresado libremente mediante
hechos, debe tener como efecto la disolución del vínculo, si éste se pide mediante un procedimiento de
divorcio. Resulta contrario al libre desenvolvimiento de la personalidad individual (artículo 20
constitucional), así como para el desarrollo integral de las personas (artículo 75 eiusdem), mantener un
matrimonio desavenido, con las secuelas que ello deja tanto a los cónyuges como a las familias, lo que es
contrario a la protección de la familia que debe el Estado (artículo 75 ibidem).

Por otra parte, el artículo 137 del Código Civil, que refiere la obligación de los cónyuges de cohabitar,
establece:

(…)

Planteada así la situación, no hay razón alguna, salvo una estrictamente formal, para sostener que en
casos de que se invoque el abandono voluntario para solicitar el divorcio (artículo 185.2 del Código
Civil) o que se pida la conversión en divorcio de la separación de cuerpos por mutuo consentimiento
decretada judicialmente (artículo 185 del Código Civil), se pruebe en el procedimiento de divorcio que el
abandono existió, o que no hubo reconciliación (artículos 759y 765 del Código de Procedimiento Civil),
mientras que para el caso de que en base al artículo 185-A del Código Civil, se pida que se declare el
divorcio por existir una separación de hecho permanente por más de cinco años, no se ventile
judicialmente la existencia real de tal situación por el solo hecho de que uno de los cónyuges (el citado)
no concurriere a la citación, o no reconociere el hecho, o el Ministerio Público simplemente se opusiere.
Sostener esta última solución, a juicio de esta Sala Constitucional crea una discriminación ante una
situación de naturaleza idéntica en los mencionados casos de suspensión de la vida en común, suspensión
que denota que un presupuesto constitucional del matrimonio: el libre consentimiento para mantenerlo
de al menos uno de los esposos, ha dejado de existir’.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela dispone en el artículo 26: ‘Toda persona tiene
derecho de acceso a los órganos de administración de justicia para hacer valer sus derechos e intereses,
incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión
correspondiente’.

De donde de forma concatenada se sigue que negar la posibilidad a un individuo de acudir a los órganos
jurisdiccionales para encontrar solución a un conflicto parece confiscar al Derecho su función de
ordenador de la conducta humana y un medio de resolución de conflictos.

De tal modo que el ordenamiento jurídico confiere al titular de un derecho subjetivo la posibilidad de
defenderlo, en tanto y en cuanto posea un interés en hacerlo (artículo 16 del Código de Procedimiento
Civil), con lo cual el ciudadano puede acceder a los órganos de administración de justicia para obtener
una sentencia que satisfaga su pretensión.

Siendo el caso que de las normas citadas respecto del divorcio se desprende que se desconoce un derecho
humano, se desconoce el interés y se conculca el derecho de acceso a la jurisdicción, como expresiones
del derecho a la tutela judicial efectiva, cuando la acción para demandar la resolución del vínculo
matrimonial está limitada y puede incluso resultar denegada en derecho. Ciertamente, cuando se
determinan previamente y se encasillan como causales “únicas” para demandar el divorcio, aquellas
previamente descritas por el Legislador, y se niega al cónyuge exponer y sostener ante los órganos
jurisdiccionales un motivo distinto a los enumerados por la ley para disolver el vínculo conyugal que
voluntariamente creó se desconoce el derecho a obtener una tutela judicial efectiva (omissis)…

En Venezuela, la Sala Constitucional aprecia que resultan convalidables en derecho los esfuerzos
realizados por la Sala de Casación Social de este Supremo Tribunal que, en la sentencia ya citada Núm.
446/2005, en un intento de adecuar las pretensiones de las partes, dejó establecido en un juicio de
divorcio, cuanto sigue:

‘Para decidir, la Sala observa:

La primera de las pruebas que se señala omitida, carece de relación con la controversia principal, que
versa sobre la continuación o disolución del matrimonio, pues la demandada no reconvino en divorcio.

El antiguo divorcio–sanción, que tiene sus orígenes en el Código Napoleón ha dado paso en la
interpretación, a la concepción del divorcio como solución, que no necesariamente es el resultado de la
culpa del cónyuge demandado, sino que constituye un remedio que da el Estado a una situación que de
mantenerse, resulta perjudicial para los cónyuges, los hijos y la sociedad en general.

Esto se evidencia de la inclusión, como causal de divorcio, de la interdicción por causa de perturbaciones
psiquiátricas graves que imposibiliten la vida en común, pues en tal situación no puede pensarse en culpa,
sino en una aflicción que necesita ser resuelta; e igualmente incide en la interpretación de las otras causas
de divorcio establecidas por la ley.
La existencia de previas o contemporáneas injurias en las cuales pueda haber incurrido el cónyuge
demandante, darían derecho a la demandada a reconvenir en la pretensión de divorcio, pero de manera
alguna pueden desvirtuar la calificación de injuriosa dada por el Juez a las expresiones y actos de la
demandada; por el contrario, hacen más evidente la necesidad de declarar la disolución del vínculo
conyugal.

Los motivos de la conducta del cónyuge demandado, por las razones antes indicadas, no pueden
desvirtuar la procedencia del divorcio; por consiguiente, las evidencias a las cuales se refiere la denuncia
no son capaces de influir en lo decidido y la omisión parcial del examen de las pruebas no impidió a la
sentencia alcanzar su fin.

Por el contrario, cumpliendo con el deber de hacer justicia efectiva, el Estado debe disolver el vínculo
conyugal cuando demostrada la existencia de una causal de divorcio, se haga evidente la ruptura del lazo
matrimonial’.

Asimismo, en sentencia Núm 107/2009 (caso: C.A.N.O. vs. C.S.S.V.) esa misma Sala de Casación Social
dejó sentado:

‘La doctrina patria distingue dos corrientes en relación al fundamento jurídico del divorcio, a saber: i)
el divorcio sanción, en el cual el cónyuge inocente pide que se castigue –mediante la declaratoria de la
disolución del matrimonio– al cónyuge culpable, en virtud de haber transgredido en forma grave,
intencional e injustificada sus deberes matrimoniales; y ii) el divorcio remedio, que lo concibe como una
solución al problema de la subsistencia del matrimonio, cuando éste –de hecho– ha devenido intolerable,
independientemente de que pueda atribuirse tal situación a uno de los cónyuges, de modo que no hay un
culpable y un inocente (Vid. F.L.H.: Derecho de Familia, Tomo II, 2ª edición. Banco Exterior -
Universidad Católica A.B., Caracas, 2008, pp. 180-181; I.G.A. de Luigi: Lecciones de Derecho de
Familia, 11ª edición. Vadell Hermanos Edit., Caracas, 2002, pp. 283-284).

La tesis del divorcio solución fue acogida por esta Sala en decisión N° 192 del 26 de julio de 2001 (caso:
V.J.H.O. contra I.Y.C.R.), al sostener que:

El antiguo divorcio-sanción, que tiene sus orígenes en el Código Napoleón ha dado paso en la
interpretación, a la concepción del divorcio como solución, que no necesariamente es el resultado de la
culpa del cónyuge demandado, sino que constituye un remedio que da el Estado a una situación que de
mantenerse, resulta perjudicial para los cónyuges, los hijos y la sociedad en general.

Esto se evidencia de la inclusión, como causal de divorcio, de la interdicción por causa de perturbaciones
psiquiátricas graves que imposibiliten la vida en común, pues en tal situación no puede pensarse en culpa,
sino en una aflicción que necesita ser resuelta; e igualmente incide en la interpretación de las otras causas
de divorcio establecidas por la ley.

La existencia de previas o contemporáneas injurias en las cuales pueda haber incurrido el cónyuge
demandante, darían derecho a la demandada a reconvenir en la pretensión de divorcio, pero de manera
alguna pueden desvirtuar la calificación de injuriosa dada por el Juez a las expresiones y actos de la
demandada; por el contrario, hacen más evidente la necesidad de declarar la disolución del vínculo
conyugal.

Los motivos de la conducta del cónyuge demandado, por las razones antes indicadas, no pueden
desvirtuar la procedencia del divorcio (…).
Por el contrario, cumpliendo con el deber de hacer justicia efectiva, el Estado debe disolver el vínculo
conyugal cuando demostrada la existencia de una causal de divorcio, se haga evidente la ruptura del lazo
matrimonial.

No debe ser el matrimonio un vínculo que ate a los ciudadanos en represalia por su conducta, sino por el
común afecto; por tanto, las razones que haya podido tener un cónyuge para proferir injurias contra el
otro, sólo demuestran lo hondo de la ruptura y la imposibilidad de una futura vida común. En estas
circunstancias, en protección de los hijos y de ambos cónyuges, la única solución posible es el divorcio.

Nótese que la Sala dejó sentado que la corriente del divorcio remedio incide en la interpretación de todas
las causales de divorcio -y no sólo la interdicción por causa de perturbaciones psiquiátricas graves que
imposibiliten la vida en común-, pese a que la doctrina señala algunas causales como inspiradas en la
idea del divorcio sanción, en especial las previstas en los ordinales 1° al 6° del artículo 185 del Código
Civil (Vid. L.H., op. cit., p. 181; Grisanti, op. cit., p. 284). En consecuencia, aunque la falta del cónyuge
demandado no configure una transgresión injustificada a sus deberes conyugales -al estar motivada por
una falta previa o simultánea del cónyuge demandante, que puede fundamentar una reconvención en su
contra-, igualmente procederá el divorcio, pero no como un castigo a un cónyuge culpable, pues el
demandado no merece ser castigado.

Ahora bien, es indispensable aclarar que en todo caso, y con independencia de la posición doctrinaria
que se asuma, debe estar demostrada la causal de divorcio que haya sido alegada, como condición sine
qua non de la procedencia de la disolución del vínculo matrimonial, tal y como se dejó sentado en la
citada sentencia N° 102/2001, al afirmarse que “(…) el Estado debe disolver el vínculo conyugal cuando
demostrada la existencia de una causal de divorcio, se haga evidente la ruptura del lazo matrimonial
(Resaltado añadido)”.

En el marco del interés del Estado por la protección de la familia, frente a la perpetuidad del matrimonio
destaca la excepcionalidad del divorcio, el cual sólo opera por las causales taxativamente enumeradas
por la ley. En consecuencia, no es suficiente la voluntad de los cónyuges, o de uno de ellos, para lograr
la disolución del vínculo matrimonial, sino que es necesaria la preexistencia de hechos o actos
específicamente determinados por la ley, y que constituyen las causales de divorcio; así, el juez
únicamente podrá declarar el divorcio cuando haya sido invocada y demostrada la ocurrencia de alguna
o algunas de las causales previstas en el Código Civil-incluyendo el transcurso de un año una vez
declarada judicialmente la separación de cuerpos y la prolongada ruptura de la vida en común,
contempladas en el primer aparte del artículo 185, y en el artículo 185-A del referido Código-.

En este orden de ideas, la doctrina del divorcio solución no constituye una nueva causal de disolución del
vínculo conyugal que modifique el elenco contenido en la ley, sino tan solo una concepción o explicación
del divorcio como causa excepcional de extinción del matrimonio.

En el presente caso, conteste con lo expuesto supra, visto que el juzgador de la recurrida declaró el
divorcio, de oficio, por una situación que no formaba parte del thema decidendum, se constata que no
decidió conforme a la pretensión deducida y a las defensas opuestas, como debió hacerlo en aplicación
del artículo 243, ordinal 5º del Código de Procedimiento Civil, razón por la cual incurrió en el vicio de
incongruencia positiva.

En consecuencia, la Sala casa de oficio la sentencia recurrida, al no cumplir con el principio dispositivo,
que implica el deber del Juez de atenerse a lo alegado y probado en autos; por tanto, anula el fallo
impugnado y repone la causa al estado en que el Juzgado Superior que resulte competente resuelva
nuevamente el recurso de apelación intentado, juzgando ex novo acerca de la procedencia o no de las
causales de divorcio invocadas, pero sin incurrir en el vicio evidenciado. Así se decide.
(omissis)…

Es indiscutible para esta Sala Constitucional que quien se une en matrimonio aspira y se compromete a
las obligaciones que de tal institución derivan, definidas en el encabezamiento del artículo 137 del Código
Civil cuando establece: (omissis)…

Asimismo, es indudable que el cónyuge, aun habiéndose comprometido moral y jurídicamente a esa
relación, puede con posterioridad y debido a innumerables razones sobrevenidas estar interesado en
poner fin al matrimonio. Ese interés debe traducirse en un interés jurídico procesal, de acudir a los
órganos jurisdiccionales e incoar una demanda donde pueda obtener una sentencia que ponga fin al
vínculo conyugal.

Desde luego que esa posibilidad no está negada y el ordenamiento jurídico ofrece como mecanismo la
demanda de divorcio, empero cuando se limita éste de manera irrestricta a una tipificación que en la
actualidad luce sumamente estrecha, nos encontramos frente a un vacío, que hace nugatorio el núcleo
central del derecho por lo menos en lo que al libre desarrollo de la personalidad y a la tutela judicial
efectiva se refiere, específicamente a obtener una sentencia judicial favorable que tutele la libertad del
individuo de decidir un importante aspecto de su vida, a través del divorcio, frente a una regulación pre
constitucional escasa, incapaz de satisfacer las expectativas creadas frente a las vicisitudes de la vida y
las nuevas tendencias sociales.

De la tangibilidad de estos derechos debe concluirse que la previsión del artículo 185 del Código Civil,
que establece una limitación al número de las causales para demandar el divorcio, deviene insostenible
de cara al ejercicio de los derechos constitucionales ya comentados devenidos de la nueva Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, esto es el derecho al libre desenvolvimiento de la personalidad
y a obtener una tutela judicial efectiva. Es decir, que en la actualidad resulta vetusto e irreconciliable con
el ordenamiento constitucional, el mantenimiento de un numerus clausus de las causales válidas para
accionar el divorcio frente a la garantía de los derechos fundamentales del ciudadano al libre desarrollo
de la personalidad y a la tutela judicial efectiva.

IV

Ahora bien, vista las anteriores consideraciones realizadas en torno a la institución del divorcio,
analizada e interpretada, en aplicación directa e inmediata de los derechos fundamentales al libre
desarrollo de la personalidad y la tutela judicial efectiva, previstos en los artículos 20 y 26,
respectivamente, de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, esta Sala Constitucional
realiza una interpretación constitucionalizante del artículo 185 del Código Civil, y declara, con carácter
vinculante, que las causales de divorcio contenidas en el artículo 185 del Código Civil no son taxativas,
por lo cual cualquiera de los cónyuges podrá demandar el divorcio por las causales previstas en dicho
artículo o por cualquier otra situación que estime impida la continuación de la vida en común, en los
términos señalados en la sentencia N° 446/2014, ampliamente citada en este fallo; incluyéndose el mutuo
consentimiento…

. (Resaltado de la Sala).
Vistos los criterios jurisprudenciales que anteceden, en el caso que nos ocupa, resulta
imperativo para esta Sala indicar que la juez de la recurrida acertó al aplicar la tesis del divorcio
remedio o divorcio solución para declarar la disolución del vinculo matrimonial entre los
ciudadanos NICOLAI L.A. y C.D.M.E., al quedar demostrado en el curso del proceso de divorcio
que existía una ruptura de la vida en común, pues los cónyuges no cohabitaban, faltando a los
deberes y derechos del matrimonio, dejando establecido la referida juez de alzada que la
solución sería aplicada independientemente de que pudiera derivar de la culpa de alguno de
ellos.
Tal decisión de la juez superior, indudablemente no constituye la satisfacción íntegra de lo
perseguido por el demandante del divorcio, pues a pesar de haber sido declarada con lugar su
pretensión, esto es la ruptura del vínculo matrimonial, ello devino de una decisión cuya
motivación final fue la aplicación de una tesis jurisprudencial cuya naturaleza jurídica responde
a una solución (en contrario al divorcio sanción), por la cual el Estado otorga un remedio a las
situaciones de pareja que de mantenerse resultan perjudiciales para los cónyuges, los hijos y la
sociedad en general, lo cual lógicamente y sin lugar a dudas no puede comprenderse como un
vencimiento total al demandado, sino que en este tipo de decisiones debe considerarse que
existe un vencimiento recíproco de las partes, pues la motivación de la sentencia no es
imputable a ninguno de los cónyuges en particular -sino a ambos simultáneamente- a pesar de
tener origen en una demanda de carácter contencioso interpuesta por uno solo de ellos, en
razón de lo que la condenatoria en costas debe realizarse a cada parte en atención a lo
establecido en el artículo 275 del Código de Procedimiento Civil.
En consecuencia, en la delación bajo análisis se materializa la falsa aplicación por parte de la
juez de la recurrida del artículo 274 del Código de Procedimiento Civil, ya que, dada la
naturaleza de la motivación del fallo no puede haber una condenatoria en costas exclusivamente
a la parte demandada, pues queda en evidencia que no se cumplen los requisitos exigidos en
la norma, cuya premisa es “el vencimiento total de una de las partes en el juicio o incidencia”,
sino que por el contrario existe un vencimiento recíproco de las mismas de acuerdo a lo
establecido en el artículo 275 eiusdem según el cual “cada parte será condenada al pago de las
costas de la contraria”, pudiendo dichas costas compensarse hasta la concurrencia de la
cantidad menor, en tal sentido, se hace forzoso declarar que la juez de alzada incurrió en la
falsa aplicación delatada. Así se decide.
Ahora bien, en referencia a la falta de aplicación del artículo 26 de la Constitución de la
República de Venezueladenunciada, el mismo establece:
…Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de administración de justicia para hacer valer sus
derechos e intereses, incluso los colectivos o difusos; a la tutela efectiva de los mismos y a obtener con
prontitud la decisión correspondiente. El Estado garantizara una justicia gratuita, accesible, imparcial,
idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin dilaciones
indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles…

.
La norma constitucional transcrita, ampliamente analizada por la jurisprudencia reiterada de la
Sala Constitucional de este Tribunal Supremo de Justicia, refiere al derecho a la tutela judicial
efectiva, entendido como el derecho que tienen los ciudadanos de activar el órgano
jurisdiccional a los fines de obtener un pronunciamiento oportuno y exhaustivo sobre sus
pretensiones, como garantía del acceso a la justicia, la cual debe responder a los principios de
gratuidad, accesibilidad, imparcialidad, responsabilidad, transparencia, autonomía,
independencia y equidad.
Ahora bien, en relación a la delatada falta de aplicación del artículo 26 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, advierte la Sala que la denuncia de infracción de normas
constitucionales por vía autónoma, es un asunto que compete resolver a la Sala Constitucional
de este Alto Tribunal, como último y máximo intérprete de la Carta Magna, de manera que esta
Sala sólo podría entrar a su análisis y resolución como consecuencia de la procedencia de una
infracción de normas legales ordinarias. (Sentencia N° 591 de fecha 22 de septiembre de 2014,
exp. 14-099).
No obstante y a mayor abundamiento, es menester para la Sala señalar que la juzgadora de
alzada mal pudo incurrir en el vicio de falta de aplicación del artículo 26 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, toda vez, que al atender al criterio jurisprudencial
establecido por la Sala Constitucional mediante la sentencia supra transcrita (693 de fecha 02
de junio de 2015, expediente N° 12-1163), en lo referido a garantizar el derecho a la tutela
judicial efectiva “específicamente a obtener una sentencia judicial favorable que tutele la libertad
del individuo de decidir un importante aspecto de su vida, a través del divorcio, frente a una
regulación pre constitucional escasa, incapaz de satisfacer las expectativas creadas frente a las
vicisitudes de la vida y las nuevas tendencias sociales”; se evidencia que la prenombrada
operadora de justicia al aplicar al caso concreto (una vez realizado el estudio pormenorizado de
las actas del expediente) la tesis doctrinal y jurisprudencial del divorcio remedio o divorcio
solución, garantizó al justiciable el derecho in comento, ya que, que no sólo se limito a analizar
las causales de divorcio invocadas por el demandante, sino que por el contrario atendió a los
alegatos y pruebas de la demandada para rebatir las acusaciones de su cónyuge, concluyendo
que existía evidentemente una ruptura de la vida en común por la falta de cohabitación de estos,
sin imputar la culpa a alguno de los cónyuges, en razón de lo cual se desestima esta parte de
la delación planteada. Así se decide.
Por los razonamientos antes expuestos, esta Sala de Casación Civil, declara procedente la
infracción por falsa aplicación del artículo 274 del Código de Procedimiento Civil.
CASACIÓN SIN REENVÍO
De conformidad con lo previsto en el segundo párrafo del artículo 322 del Código de
Procedimiento Civil, la Sala puede casar sin reenvío el fallo recurrido cuando su decisión sobre
el recurso haga innecesario un nuevo pronunciamiento sobre el fondo o bien cuando los hechos
hayan sido soberanamente establecidos y apreciados por los jueces del fondo y ello permita
aplicar la apropiada regla de derecho. En esos casos, el fallo dictado y el expediente deben ser
remitidos directamente al tribunal al cual corresponda la ejecución.
En el caso concreto, la Sala declaró la infracción, por falsa aplicación del artículo 274 del Código
de Procedimiento Civil, por cuanto de la naturaleza de la sentencia recurrida se consta que no
hubo vencimiento total de una de las partes, sino que en este tipo de decisiones debe
considerarse que existe un vencimiento reciproco de éstas, en razón de lo que la condenatoria
en costas debe realizarse a cada parte en atención a lo establecido en el artículo 275 del Código
de Procedimiento Civil.
Ese pronunciamiento de la Sala referido a que la juez debió condenar en costas del proceso de
conformidad con el artículo 275 del Código de Procedimiento Civil, porque hubo un vencimiento
recíproco de las partes, hace innecesario dictar nueva decisión de fondo por parte de un juez
de reenvío, criterio este establecido entre otras, en sentencia de fecha 14 de marzo de 2000,
caso: Á.R.R.M. y otro, contra Italcaucho, C.A.
Por consiguiente, la Sala casa sin reenvío el fallo recurrido, de acuerdo con lo previsto en el
citado artículo 322del Código de Procedimiento Civil. Así se establece.
DECISIÓN
En mérito de las anteriores consideraciones, este Tribunal Supremo de Justicia en Sala de
Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y
por autoridad de la ley, declara: CON LUGAR el recurso de casación, anunciado y formalizado
por la representación judicial de la ciudadana C.D.M.E., contra la decisión dictada por el
Juzgado Superior Noveno en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas, en fecha 16 de septiembre de 2015, CASA SIN REENVÍO el
fallo recurrido y declara: 1) Se ANULA con base a las motivaciones expresadas el fallo recurrido;
2) SIN LUGAR la apelación interpuesta por la parte demandante contra la sentencia dictada en
fecha 16 de Marzo de 2015, por el Juzgado Séptimo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil,
Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas; 3) SIN
LUGAR la apelación interpuesta por la parte demandada contra la sentencia dictada en fecha
16 de Marzo de 2015, por el a quo; 4) Se declara CON LUGAR la demanda de divorcio incoada
por el ciudadano NICOLAI L.A., venezolano, mayor de edad, de este domicilio y titular de la
Cédula de Identidad Nº 985.896 contra la ciudadana C.D.M.E., venezolana, mayor de edad, de
este domicilio y titular de la Cédula de Identidad Nº 3.179.724. En consecuencia, se declara
disuelto el matrimonio civil contraído por los prenombrados ciudadanos, 6 de Agosto de 1974;
5) por la naturaleza de la motiva de la decisión se condena a cada una de las partes del presente
juicio al pago de costas procesales, de conformidad con lo establecido en el artículo
275 del Código de Procedimiento Civil, por cuanto se configuró un vencimiento recíproco o
mutuo.
De acuerdo a la naturaleza de la presente decisión no hay condenatoria en costas.
Publíquese, regístrese y remítase el expediente al Juzgado Séptimo de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas.
Particípese dicho envío al juzgado superior de origen, de conformidad con lo establecido en
el artículo 326 del Código de Procedimiento Civil.
Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Civil del Tribunal
Supremo de Justicia, en Caracas, a los veinticinco (25) días del mes de abril de dos mil dieciséis.
Años: 205º de la Independencia y 157º de la Federación.
Presidente de la Sala,
____________________________
G.B.V.
Vicepresidente,
______________________________________
F.R.V.E.
Magistrada Ponente,
___________________________________
M.V.G.E.
Magistrada,
__________________________________
V.M.F.G.
Magistrado,
_____________________________
Y.D.B.F.
Secretario,
___________________________
C.W. FUENTES
Exp.: Nº AA20-C-2015-000771
Nota: Publicada en su fecha a las
Secretario,

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