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Armando Sánchez Albarrán1

Resumen:
La sociedad rural ha cambiado y por lo mismo ha cambiado la manera en
que los estudiamos y nos relacionamos con ese campo de estudio. El propósito de
este trabajo es indagar respecto a si lo nuevo o viejo cuenta con capacidad
explicativa o hermenéutica como para dar cuenta de las recientes problemáticas,
teorías y conceptos al programa de investigación de la sociología rural en el
contexto de la globalización. A finales de los ochentas, con el nuevo modelo
económico, es posible constatar un cambio en los paradigmas más socorridos,
cuya tendencia es, por una parte, hacia un programa de investigación abierto que
ha influido en los nuevos temas de investigación con una fuerte tendencia a la
realización de diagnósticos con una visión latinoamericana. Por la otra, desde un
pesimismo generalizado, plantea una pérdida de importancia de la sociedad rural y
se sugiere la sustitución de ésta especialidad por otras propuestas aún no
acabadas.

Introducción
Frente a un entorno forzado por lo alto por la globalización y despedazado por lo
bajo por los particularismos, víctima de un vertiginoso cambio han surgido
explicaciones del mundo rural con un énfasis en la fascinación por aspectos
novedosos, sin que antes se agoten las discusiones, acuerdos y desacuerdos en
las comunidades de científicos respecto, por ejemplo, a lo viejo y a lo nuevo de los
procesos sociales en el campo. El objetivo de este trabajo es indagar respecto a
como se han incorporado nuevas problemáticas, teorías y conceptos al programa
de investigación de la sociología rural. Al respecto sorprende la escasez de libros
y artículos especializados sobre los cambios en el objeto de estudio de la
sociología rural. No pretendemos reseñar todas las escuelas, corrientes y autores,
sino únicamente enfatizar, a partir de algunos temas, que concepciones

1
Profesor investigador del Departamento de Sociología, Grupo de Sociología Rural, de la Universidad
Autónoma Metropolitana unidad Azcapotzalco. Correo: armando_sa2002@yahoo.com.mx
2

vislumbran una respuesta que suponga una acumulación de conocimientos. Con


esa meta trataremos de responder a la pregunta de ¿es el estudio de lo nuevo
versus lo viejo de los temas de estudio de la sociología rural, el camino para
avanzar en la construcción epistemológica y metodológica de las ciencias
sociales? ¿Cuáles son las “nuevas” perspectivas de avance teórico y
metodológico en el marco de la globalización?
Los temas y autores abordados representan una muestra de los conceptos
abordados por los estudiosos de la sociología rural y ciencias afines. De la
capacidad explicativa se desprenderá la elección de autores a considerar. Desde
la etapa de institucionalización de la sociología rural se le impuso, a éste
especialista, un quehacer institucional ajeno a su objeto de estudio, que operó en
vez de un programa de investigación propiamente dicho: el desarrollo rural,
inducido desde el gobierno. El debate actual enfrenta a los partidarios de los “neo”
y de los “pos” en las discusiones de la sociología rural, aunque, antes de intentar
pretender que reúnan las situaciones nuevas en los esquemas viejos, nos parece
más adecuado utilizar como mecanismo de contrastación recuperar los
paradigmas y confrontarlos con la realidad, sin descuidar el contexto histórico. Por
paradigma se entiende el conjunto de conceptos coherentemente estructurados
utilizados por los especialistas; también supone que los especialistas se
encuentran más o menos influidos por algunas corrientes aunque no se tenga un
consenso total.
Una de las consecuencias más visibles respecto al proceso de globalización
o mundialización consiste en la disociación entre economía y cultura (Touraine,
1997). En el terreno socio cultural presenciamos, hoy día, una fragmentación de
intereses, imaginarios y sistema de signos que desemboca en una crisis de
identidades caracterizada por menos estado e identidades privadas o
comunitarias. Esas culturas fragmentadas ocasionarán modificación en algunos
termas de análisis: los nuevos movimientos sociales, la nueva ruralidad, el neo
feminismo o la neo ecología (González, 1999). Sin embargo la tarea parece ser la
discusión respecto a los atributos que diferencian los nuevos y viejos problemas.
3

En su lugar, existen estudios económicos, políticos y sociales cuyo objeto


de estudio de lo rural coinciden con los análisis de otros especialistas (Paré.
1997). Desde la interdisciplina se trabaja con programas de investigación plurales
entre cuyas características podemos enumerar las siguientes: 1.- Son
democráticos, ya que no hay ninguna instancia que imponga los temas de
investigación, sino que son producto de la discusión entre pares; 2.- Permiten
ajustes y adaptaciones a las realidades específicas de cada país; 3.- sus actores
participan en redes motivadas, más por la afinidad y la compatibilidad, que por
compromisos formales o institucionales2. Por otra parte es posible observar dos
tendencias en los estudios sobre el campo: 1.- elaboración de un discurso más
latinoamericano, independientemente del tema de estudio de que se trate; y 2.-
diversificación de esquemas explicativos que más bien se complementan. Es muy
probable que la mundialización /globalización y las instancias promotoras del libre
mercado, y de la desigualdad, están logrando quizás, sin quererlo, una América
Latina más unida, al menos desde el terreno de la investigación. El nuevo modelo
globalizador es parte de un proceso de modernización, aún en proceso en
América Latina, pero que se diferencia del modelo de las teorías de la posguerra
ya que utiliza nuevas miradas teóricas y metodológicas. En efecto, el desarrollo
incontenible de las fuerzas productivas sobre las relaciones de producción,
impacta igualmente en los enfoques para analizar los impactos en la sociedad
rural latinoamericana; lo que requiere de un programa de investigación “abierto”,
susceptible de constatar en las temáticas de: los programas de estudio, de
revistas, proyectos de investigación de los centros de estudio, temas y mesas de
congresos. Una de las características principales en los contenidos de lo
considerado como lo nuevo en el ámbito de estudio rural lo constituye unas de las
modalidades del modelo económico, a saber: la dimensión espacial y temporal
que tiende vislumbrar aspectos cercanos a fenómenos propios de la
posmodernidad (Croizier y Friedberg, 1990; Castells, 2001; Beck, 2006).

2
La consecuencia de dicho proceso concluye con un abandono paulatino de paradigmas “fuertes” a otros, que
podríamos calificar de “débiles”. En los primeros existe una noción de causalidad a partir del presupuesto de
una noción de estructura; estructura social, en el estructural funcionalismo o estructura económica, en el
marxismo (Sánchez, 1991).
4

1.- Los sujetos académicos de la sociología rural y la tardía


institucionalización.

Ddesde el inicio de la institucionalización de la sociología rural, a principios


de los años setenta, hubo un desarrollo débil en su programa de investigación, en
cambio surgió un programa de investigación “fuerte”, de interdisciplina de temas,
relacionados con lo rural y más específicamente con el fomento del desarrollo rural
a cargo de las instituciones públicas3.
La institucionalización4 de ésta especialidad, propiamente dicha, acontece
hasta los años setentas, en la capital del país en la Universidad Autónoma de
Chapingo, en la Universidad Nacional Autónoma de México y en la Universidad
Autónoma metropolitana, y principios de los ochenta, en las universidades de
provincia5 (Sánchez, 1992). De esta manera tenemos programas de estudio,
profesores y alumnos involucrados en dicha especialidad6. Sin embargo si por
programa de investigación de sociología rural entendemos una construcción
teórica con un objeto de estudio bien definido7. La realidad es que ha existido una
combinación de antropología social, sociología norteamericana, en su versión
desarrollista (Marroni, 1999) y sociología marxista, desde el análisis de la cuestión
agraria (Hewitt. 1988). En cierta medida varias de éstas corrientes fueron
recuperadas parcialmente por la ecología cultural (Hewitt. 1988; Díaz-Polanco, H
(1999).

3
Nota: sobre la definición de programa de investigación se trata de un cuerpo teórico y conceptual más o
menos coherente que permite la comunicación entre colegas que utilizan los mismos conceptos y
herramientas metodológicas de análisis en función de la constrastación y validación de la información
4
Por institucionalización, de ésta especialidad, entendemos la existencia de: planes de estudios, organización
de profesionistas, publicaciones especializadas. Sin embargo, también ha influido poderosamente, desde fuera
del ámbito académico, la necesidad de promotores del desarrollo agrario que requerían las instituciones
públicas.
5
A diferencia de lo que sucede en los Estados Unidos donde su institucionalización surge por los años treinta
con el surgimiento de las primeras escuelas con la especialidad en sociología rural, revistas y organizaciones
especializadas (Newby, 1988).
6
Lo mismo sucedió desde quienes imparten la sociología rural, con frecuencia tienen una formación a fin:
antropólogos sociales, economistas agrícolas, historiadores, abogados o ingenieros, por lo que ello ha
contribuido también a mantener una formación difusa de esta especialidad.
7
Respecto de lo ambiguo de la definición de rural, que se refiere a territorio y su confusión proviene de la
mala interpretación de Zorokin y Zimmerman, con el surgimiento de la sociología rural en Estados Unidos en
los años 30, a los conceptos weberianos de comunidad y sociedad que ellos lo cosifican y lo traducen en
pueblos y ciudades, y de ahí la división rural y urbano (Newby, 1988).
5

Desde la etapa de surgimiento de las especialidades en sociología se le


impuso, al sociólogo rural, un quehacer institucional ajeno a su objeto de estudio,
que operó en vez de un programa de investigación propiamente dicho: el
desarrollo rural. En todo caso, de los sesentas a los ochentas, el oficio del
sociólogo rural tenía que ver más con el tema de la cuestión agraria, lo relativo a
los efectos económicos, políticos y sociales del proceso de reforma agraria, así
como las políticas agrícolas, es decir, el desarrollo rural propiamente dicho, es
decir, la relación Estado-campesinos y todo lo que ello supone8. Haciendo un
paralelismo, en los Estados Unidos la iglesia, las organizaciones de granjeros y las
instituciones públicas influyeron poderosamente en la agenda de investigación de
la sociología rural en su etapa formativa que incidió en la escasa producción
teórica (Newby, 1988).
El otro criterio para hablar de institucionalización es el contar con una
revista especializada, la cuál no existe en sentido riguroso9, sin embargo tenemos
las aportaciones de investigadores, en los que predomina la interdisciplina: desde
estudios de caso, desde algún enfoque en particular, y sobre todo temáticas
relativas al análisis de alguna política agraria, agrícola o social, como dan cuenta
las revistas: de Cuadernos Agrarios en la segunda época concluyó en 2004;
publicación de las memorias de eventos rurales, como en el caso de las
publicaciones de la AMER; Estudios Sociológicos, del Colegio de México; El
Cotidiano, Revista Mexicana de Sociología; Nueva Antropología. En las
publicaciones anteriores, no es posible distinguir una fuerte producción teórica a
partir de la sociología rural, sino que lo que tenemos son trabajos muy dispersos,
desde la interdisciplina, de lo que podríamos denominar una agenda abierta de
investigación de problemas rurales (Ver cuadro 1).
En México, tampoco existe una organización “ad hoc” de este tipo de
especialistas, más bien en la práctica cada investigador participa en congresos y

8
Ésta última perspectiva se relacionó de inmediato con las actividades propias del desarrollo rural a cargo de
las instituciones estatales: capacitación, sensibilización, organización, planificación, promoción, extensión,
supervisión o evaluación. Por otra parte, si quienes contratan a los sociólogos rurales provienen de otras
carreras, diferentes a la sociología: abogados, agrónomos, médicos, economistas, ingenieros o veterinarios
impondrán, desde su capital cultural, los criterios, conceptos, indicadores de análisis de lo rural.
9
A excepción de la revista: Sociología Rural, editada por la Universidad Autónoma de Chapingo, aunque
habaría que decir que buena parte de los artículos se refieren a temas de desarrollo rural.
6

se adhiere de manera pragmática a alguna red plural de estudios específicos, que


son abordados de manera interdisciplinaria, por ejemplo migraciones, género,
familia, campesinos, indígenas, agrarios, agropecuarios, crédito, política,
docencia, historia agraria, políticas públicas, organizaciones no gubernamentales
entre otros temas de interés. Muchos de ellos coinciden únicamente en un punto,
comparten algo de lo que se denomina vagamente rural o del campo. Quizás, en
parte, debido a que el ámbito de análisis es demasiado heterogéneo y disperso de
modo que permitiera una mayor intercambio de éste tipo de especialistas.
Los sujetos académicos que hacemos la sociología rural somos
académicos, fundamentalmente, y que compartimos la investigación con otros
profesionistas procedentes de diversas especialidades; antropólogos, economistas
agrícolas, expertos en problemas agrarios; biólogos y ambientalistas, que
investigan, tratando de dar respuesta a viejas y nuevas preguntas del universo de
lo rural10. Los esfuerzos de investigación se coordinan desde la academia o
centros de investigación mediante equipos, académicas, departamentos, grupos o
áreas de investigación con algún nivel de organización, formal o informal, y con
algún mínimo de reglas, escritas o vividas, que regulan su actividad. En realidad lo
colegiado opera relativamente poco en nuestro continente, sin embargo existen
ejemplos organizativos, que operan vía la constitución de redes informales o
formales de investigación colegiada, integrada incluso, por especialistas de
diversos países. En muchas lo que motiva la investigación es más bien el interés
particular de algún investigador individual, que el de un grupo o cuerpo colegiado.
El peso de la investigación corre a cargo, en primer lugar, de centros de
investigación que cuentan con recursos propios (estructura organizativa,
financiamiento, espacios físicos) como: El Colegio de México, el Instituto de
Investigaciones Sociales, Antropológicas y Económicas de la UNAM, FLACSO, el
Instituto Nacional de Antropología e Historia, el Colegio de la Frontera Norte, entre
otros. En segundo lugar, con menos recursos, encontramos los esfuerzos de

10
En ocasiones también se trabaja, codo a codo, con: funcionarios gubernamentales, empresarios, técnicos
agropecuarios, extensionistas, líderes (agrarios o indígenas), maestros rurales, organizaciones no
gubernamentales. Pero de manera muy especial, en el trabajo de investigación empírica, con familias y
personas del campo, que en muchas ocasiones llegan a ser más que un objeto de estudio, con nombre y
apellido, pero también con importantes cuestionamientos a nuestro quehacer.
7

investigación de las universidades públicas: la Universidad Nacional Autónoma de


México, la Universidad Autónoma de Chapingo, la Universidad Autónoma
Metropolitana o la Escuela Nacional de Historia y Antropología y muchas de las
universidades de provincia. En tercer lugar, se puede señalar las investigaciones
que se realizan desde el ámbito oficial: en primer lugar los estudios de la CEPAL,
o de la Sagarpa, INEGI, Banco de México, el Consejo Nacional de la Población o
de cualquier otra institución, cuyos resultados posteriormente son publicados.
Por último se pueden señalar los Congresos Internacionales y nacionales
cuyo tema es el campo. Éste es quizás el lugar de encuentro por excelencia de los
especialistas del campo. En América Latina, se puede señalar además de ALAST,
ALASRU, LA AMER, en Brasil, recién se realizó un congreso de estudios rurales.
Aunque el Banco Mundial, la CEPAL o FLACSO cuentan con equipos de
investigación para tratar los problemas de investigación en el continente
americano, los investigadores provenientes de universidades y centros de
investigación públicos también cuentan con equipos para analizar dichas
problemáticas, aunque los recursos para investigación no son comparables.
Como se puede apreciar en el cuadro 1, la institucionalización de la
sociología rural predomina una visión de desarrollo rural, más que de sociología
rural debido a intereses extra académicos o institucionales en virtud de la carencia
de organización de cuerpos académicos desde la sociología rural con capacidad
para generar espacios autónomos de investigación. Lo anterior se puede constatar
en los programas de estudio, carencia de revistas y organizaciones. Además la
investigación, es definida más bien desde la perspectiva interdisciplinaria del
desarrollo rural que desde una óptica sociológica.
8

CUADRO 1 Institucionalización de la sociología rural


Entidad Esc. y Esc. y Posgrad. y Posgrs. Revista Instit.
progrs.de Progrs de Progre. Desar. s Investig.
Sociol. Desarrollo. Sociol. Rural
Rural Rural Rural
Aguascalientes SI
UAA SI
Baja California SI, Colef Colef.
UABCN SI
Baja California Sur SI
Campeche
Coahuila SI
UAN, Coah SI
Colima SI
UC SI
Chiapas SI
UACh SI
UNAM
Chihuahua SI
UACJ SI
Distrito Federal
UNAM SI SI SI IIS, IIE,
UAM-A SI SI SI GSR
UAM-I SI SI
UAM-X SI SI SI
INAH SI INAH
Durango
Guanajuato SI SI
Iberoamericana SI
Guerrero
UAG, Chil. SI
UAG, Acap. SI
Hidalgo
Jalisco
UG SI SI
México
Inst. Dr. Mora SI SI
UAEM SI SI SI SI
Chapingo SI
Michoacán
Morelos SI
UAEM SI SI
Nayarit SI
Nuevo león
UANL SI
U de Monterrey SI
Oaxaca SI
UJV SI
Puebla
UNICA SI
Querétaro SI
UAQ SI
Quintana Roo
San Luis Potosí
Sinaloa
U de Occidente SI SI
UAS SI
UA Indíg. de Mex. SI
Sonora SI
US SI
Tabasco
UJAT SI
Tamaulipas
Tlaxcala SI
UAT
Veracruz
Univ. Ver. Xal. SI SI SI
Univ. Ver. Ori. SI
Yucatán SI
ICSM SI
Zacatecas SI SI SI
TOTAL 13 17 1 3 3 6?

Fuente: Propia partir de las páginas electrónicas de cada universidad.


9

2.- EL PREDOMINIO DEL MODELO HEGEMÓNICO DE CONOCIMIENTO


INSTRUMENTAL

En las ciencias sociales, posterior a la crisis de paradigmas de los años


ochenta, predomina un modelo hegemónico de conocimiento instrumental cuyo
principio de demarcación se sustenta en la causalidad, como en el caso de la
economía (recuperado por la agronomía y las ciencias básicas), en detrimento de
un modelo fincado en la comprensión, en la hermenéutica, propio de la sociología
o la antropología.
Sin embargo, en las ciencias sociales, como lo sugiere Wieviorka, es quizás
preferible hablar de mundialización, en lugar de globalización más referido a
procesos económicos, en la medida en que se captan procesos sociales, políticos
y culturales (Wieviorka, 2003). La mundialización / globalización supone hablar del
proceso de desbordamiento del capitalismo financiero, que actúa como un centro
geoespacial del imperialismo, sobre el capitalismo industrial el cual opera gracias
a las políticas monetaristas y con ello: el retiro del gasto público, del crédito y del
estado de la economía. El nuevo modelo, conlleva enormes consecuencias en la
política, la sociedad y la cultura (McMichael, Philip, (1997).
Lo que entra en colisión en conflicto entre la sociedad industrial y la
sociedad de la información son: las reglas, instituciones, nacionalismos y sujetos
que participaban en la regulación de la sociedad; y su transformación hacia la
sociedad informatizada, modifica las escalas de tiempo y espacio
desencadenando secuelas que amenazan con modificar las visiones del mundo
rural y los programas de investigación. Ese cambio se traduce, en términos
sociológicos, en procesos de: desarticulación social y familiar; ruptura de sistemas
sociales, políticos y administrativos; en adelante rige el libre mercado y la
liberalización de los procesos de producción lo que se traduce en procesos de
desocialización, despolitización y debilitamiento de las mediaciones políticas y de
los mecanismos de integración social (Touraine, 1997). Ello también diluye las
conquistas laborales y concesiones sociales otorgados por gobiernos
10

intervencionistas: las luchas centradas en el trabajo y la fábrica. Por el contrario,


parafraseando a Marx, el nuevo orden económico mundialista hace a un lado las
ataduras extra económicas, jurídicas y políticas, aumentando las desigualdades y
la exclusión social, exacerbando, al mismo tiempo, nuevas formas de reacción en
países subdesarrollados en donde dichos efectos son más brutales.
Aunque la mundialización representa una fuerza de dominio, no es posible
hablar de una clase dominante, ya que, como bien lo aclara Touraine: “porque no
está representada por una categoría de actores reales; pero constituye el polo dominante
en la relación social asimétrica, desigual, entre la economía globalizada y las culturas
fragmentadas” (Touraine, 1997)

3. MUNDIALIZACION Y CIENCIAS SOCIALES


Desde mediados y fines de los años ochenta las ciencias sociales
franqueaban por una crisis de paradigmas, que coincidió con el fin del socialismo
real. La situación anterior provocó una desconfianza generalizada en la utilización
de teorías y conceptos, que indujo a la recuperación de otras teorías y
explicaciones alternativas. En palabras del sociólogo francés Michael Wieviorka:
“El mundo ha cambiado tanto en los últimos treinta años, que todos nosotros en
las ciencias sociales tenemos que redefinir, primero, nuestros objetos, segundo
nuestros paradigmas y, tercero, los contornos o los límites de nuestras disciplinas,
la manera cómo se articulan entre si y cómo se articulan, quizá, con otros campos
del conocimiento, fuera de las ciencias sociales en el sentido estrecho de la
palabra” (Wieviorka, 2003: 116).
Siguiendo a Touraine (1990) la mundialización es una desmodernización
(Bordieu) de manera internacional como en el plano local, tanto a los actores
sociales organizados como a los individuos particulares. La desmodernización es
un rompimiento entre el sistema y el actor, es decir, la desinstitucionalización y la
desocialización (Touraine, 1997) Además, afirma que: “…flexibilidad,
competitividad, reconversión, ocultan una multitud de vidas quebradas” (Touraine,
1997). En el principio de siglo vivimos en una etapa de transición entre la
desmodernización y la posmodernidad, sabemos lo que dejamos, pero no
11

podemos apostar con certidumbre hacia un futuro cierto, hacia la esperanza


(Giddens, 1988; Bartra, 1988; Solé, 1998).

4.- LO NUEVO Y LO VIEJO EN LOS PARADIGMAS RURALES


El problema de “lo nuevo” depende del criterio de demarcación respecto al
énfasis en desentrañar cuáles son los nuevos problemas no resueltos. Más que
agregar el adjetivo “nuevo” a los concretos se requiere primero encontrar la
correspondencia entre el fenómeno real y el concepto. En los últimos veinte años
se han incorporado nociones como actores sociales, sujetos sociales, agentes
sociales, capital humano, capital social o capital político, sin embargo no hay
consenso respecto a la utilización entre los investigadores. En la sociología rural
incluso se desprende de los nuevos conceptos hasta la posibilidad de abandonar
la sociología rural, o la antropología social, o la economía agrícola por propuestas
novedosas como la ecosociología ola nueva ruralidad. En adelante realizaremos
una mirada a varios de ésta disciplina: los nuevos movimientos sociales, la nueva
ruralidad, la nueva migración, el empoderamiento y la ecosociología.

4.1 LOS NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES


La mundialización introduce la contradicción entre el individualismo y el
comunitarismo. En apariencia en la sociedad de la información no hay conflictos ni
actores centrales, sin embargo, en esencia en ella existen relaciones de
dominación y conflictos. El ciudadano se separa de la capacidad de productor o
trabajador ya que ahora se desarrolla en el consumo de servicios en la esfera de
lo informático, tecnológico o comunicativo. Pero se trata de otros conflictos
sociales que incluso pueden contener rasgos negativos (Gledhil, 1997). Algunos
de los movimientos altermundistas pueden ejemplificar cierto tipo de acciones
sociales de nuevo tipo. En cambio los neocomunitarismos se generan como
resistencias por la defensa de la identidad: movimientos fazcistizantes, o
integrismos religiosos, étnicos y nacionales (Alberoni, 1991; Flores, 2004)
El análisis de los movimientos campesinos e indígenas encontramos
suficientes ejemplos de una reflexión global latinoamericana que da cuenta de la
12

aparición de 1) nuevos actores en escena como: ecologistas, feministas o indígenas,


entre otros, 2) algunos elementos novedosos en el análisis son no únicamente las
reivindicaciones materiales, sino la aparición de otras de carácter simbólicas o de
valores que tienden hacia la búsqueda del bienestar social y la defensa de valores
comunitarios de igualdad y libertad; ideológicamente reivindica valores
nacionalistas.
James Petras elabora un balance de las movilizaciones campesinas e
indígenas de un nuevo campesinado en Brasil, Bolivia, Paraguay, Colombia, Chile,
Argentina y México (Petras, 1998; Graciano da Silva, 2002). Una de las nuevas
características del movimiento rural latinoamericano consiste en que muchas
organizaciones rurales han rebasado las fronteras de la lucha en sus respectivos
países para dirigirlas hacia instancias en las cumbres de la OMC o el Banco Mundial.
De esta forma los movimientos alter globales han cobrado importancia
organizaciones que luchan en contra de los efectos de la globalización con la lucha,
por ejemplo de: Vía Campesina, el Movimiento de los sin Tierra, el Ejecito Zapatista
de Liberación Nacional en Chiapas (Petras, 1998; da Silva, 2002; da Silva, et. al.,
2000; Harnecker, 2002; Sánchez, 2004) El Movimiento de los sin Tierra, su lucha
es interclasista y plantea demandas económicas, políticas y socioculturales que
van más allá de la tierra (Petras, 1998; da Silva, 2002; da Silva, et. al., 2000;
Harnecker, 2002), en Bolivia se gesta una lucha liderada, en parte por la Central
Obrero Boliviana, pero también por una ancestral lucha indígena por la tierra y por
el libre comercio de la coca, pero también enfrentan las medidas neoliberales
impuestas por los Estados Unidos (Petras, 1998; Zúrita, 2002; García, 2002), en
Perú participó el grupo guerrillero Sendero Luminoso, con influencia maoísta,
apostó por el apoyo de campesinos indígenas. Sin embargo opuso, a la violencia
militar, una estrategia de autoritaria, violenta, sectaria y excluyente, razón por la
cual ha sido combatida con violencia por la fuerzas armadas (Ezcárzaga, 2002;
Montoya, 2003), en tanto en Colombia operan las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia mantiene a sus bases en la población campesina y
luchan por la reforma agraria la transformación democrática, aunque no guardan
mucha relación con otros sectores urbanos (Petras, 1998). Como puede
13

apreciarse, con estos pocos ejemplos, las luchas rurales en América Latina son
complejas, pero al mismo tiempo, suponen un reto de los estudiosos por
responder a interrogantes que se encaminen hacia la búsqueda de una América
unida que sepa responder mejor a los efectos nefastos de la globalización (De
Oliveira, 1998; C. de Grammont, 1995). Algunos de los esquemas de
interpretación recuperan las propuestas analísticas de Touraine, Melucci y Clause
Offe y la teoría de la movilización de recursos; Tilly. Sin embargo, justo es reconocer
que dichas propuestas de análisis parecen no ajustarse del todo a nuestras
realidades que requieren de herramientas teóricas y conceptuales que den cuenta
de las movilizaciones alter globales protagonizadas por una nueva sociedad civil
global (Croizier y Friedberg, 1990; Castells, 2001; Beck, 2006). Como bien indica
Touraine el problema de la conceptualización de los nuevos movimientos sociales
consiste en que en varios de ellos existe algo de viejo y algo de nuevo, así que la
tarea consiste en identificar si su existencia actual obedece a características del
contexto económico, político y sociocultural actual. De este modo pueden existir
criterios para establecer la diferencia entre uno y otro.

4.2 LA NUEVA RURALIDAD


El tema de la nueva ruralidad ya es una constante en los estudios
latinoamericanos, la mundialización y el desarrollo tecnológico reducen los límites
espaciales y temporales permitiendo redimensionar las nociones de lo urbano y lo
rural hacia la denominada nueva ruralidad. Se pueden enumerar algunos rasgos
de los cambios en el paisaje rural de principios de siglo: menor distinción entre lo
rural y lo urbano en lo referente a los mercados de productos y servicios, así como
en los mercados laborales y en los patrones residenciales; transformaciones en
las actividades agropecuarias, en particular en la crisis productiva que afecta al
mercado interno y al externo, por la baja competitividad; modificaciones en la
composición demográfica de las unidades domésticas rurales que ha llevado al
aumento en la edad de los jefes de familia de ejidatarios y comuneros, pero
también al aumento en el número de mujeres con título ejidal; aumento en el
dominio de la agro industria y el encadenamiento vertical de la misma lo que ha
ocasionado un aumento en la desigualdad en el mercado de la tierra;
14

modificaciones en las estrategias de ingreso de los hogares rurales que han sido
presionados hacia la multiactividad y a las actividades no agropecuarias, sin un
aumento en el mejoramiento de la calidad de vida; aumento de la migración
internacional, en particular la integración entre mercados laborales transnacionales
y un aumento en el envío de remesas a los hogares; incremento de actividades no
agrícolas en zonas rurales como en el caso de la industria manufacturera de
maquila o el agroecoturismo; transformaciones de la estructura de empleo en los
mercados de trabajo locales y regionales. En efecto dichas modificaciones son
reales, y son consecuencia del proceso de mundialización, pero también es cierto
y aún no forma parte de la agenda de investigación, que lo anterior significa una
desintegración social y pérdida de identidad en las zonas rurales.
En América Latina se puede destacar los congresos internacionales sobre
nueva ruralidad realizados en Colombia. Encontramos dos posiciones teóricas:
Una que apuesta a las reformas institucionales que medien entre globalización y
adecuen las formas de producción y de vida en el campo (Harry Clemens, Raúl
Rubén y Luis Llambí); Otra que espera cambios más estructurales, de formas de
organización y producción en el campo. Proponen la producción orgánica y un
modo de vida ecológico y sugieren un re poblamiento del espacio rural que evite
las migraciones (Daniel Hiernaux, Thierry Linck y Guillermo Torres Carral).
Riella y Romero han señalado más bien que la nueva ruralidad es más bien
“una mirada distinta sobre la vieja ruralidad latinoamericana (…) Todo parece
indicar que este concepto es en especial una forma distinta de percibir los
espacios rurales y sus problemas contemporáneos, y no necesariamente la
emergencia de nuevos fenómenos” (Citados por Grammont, 2004: 279-300))
Desde una perspectiva crítica, Arias (2005) señala que en el discurso de la
nueva ruralidad existe el peligro de afirmar que las sociedades rurales se han
adaptado rápidamente a las necesidades del mercado y a las políticas
neoliberales (Ramírez, 2006); Por su parte Blanca Rubio sostiene que: 1.- la
nueva ruralidad no explica históricamente las causas estructurales de los procesos
que describe; 2.- las preguntas se enfocan al espacio, dejando a un lado las
relaciones sociales de producción que también se expresan como relaciones de
15

poder (deja de lado exclusión de los productores, la marginalidad productiva de la


agricultura, el aumento de la migración y la descomposición de unidades
productivas); 3.- considera la relación campo-ciudad como una dualidad que se
desvanece y no como una contradición ya que la subordinación de la industria al
campo se profundiza. La autora concluye que el proceso de desagrarización
caracterizado por la caída de ingresos de origen rural: “…esconde un proceso de
desvalorizaicón de los alimentos básicos y con ello de extracción de valor a los
productores rurales; el cual ha sido impulsado por las grandes transnacionales
alimentaira con apoyo de los gobiernos de los países desarrollados” (Rubio, 2006:
77)
Por otra parte la lucha de resistencia de los productores para insertarse en
el proceso económico se expresa como la búsqueda de la diversificación de
actividades económicas que tienen como propósito hacer frente a la caída del
valor de sus productos, sin embargo la nueva ruralidad habla de “pluriactividad”.
Desagrarización y pluriactividad no deben ser contemplados como la búsqueda de
oportunidades de inversión por parte de los productores, sino como una actividad
defensiva, de sobrevivencia, ante la exclusión económica y social a la que han
sido arrojados (Rubio, 2006).

4.3 LAS NUEVAS MIGRACIONES


La mundialización ha ocasionado que resulte cada vez más difícil situar al
individuo en una escala de calificación y de autoridad, o como lo dice Touraine “ya
que lo define mejor su posición en un mercado sus posibilidades de manejar el
cambio o, al contrario, de ser victima de él” (Touraine, 1997).
Esto mismo sucede con el migrante quien enfrenta una realidad económica
muy adversa en su país de origen (bajos ingresos, disminución de las
prestaciones sociales y de apoyos productivos por parte del estado lo que agrava
la crisis agrícola), pero se ve obligado, contra su voluntad, a salir a otro país con
un alto costo económico y psicológico. Existe una causalidad económica, fruto de
la exclusión a la que lo lleva el nuevo modelo económico, pero también utiliza
mecanismos extraeconómicos como las redes sociales; una cultura migratoria
16

expresada en un “hábitus”, en ocasiones es parte de un “ritual de paso”, pero todo


esto es parte integrante de un proceso de desocialización y de vidas quebradas de
familias disfuncionales.
Como parte de los nuevos fenómenos migratorios se puede mencionar el
fenómeno de las comunidades transnacionales caracterizado por la doble
ciudadanía que no significa aculturación e integración, sino más bien se trata de
un proceso de ida y vuelta manteniendo su presencia en ambas sociedades y
culturas. El problema de averiguar si el transnacionalismo era una nueva
perspectiva analítica o más bien era un fenómeno novedoso, fue resuelto por
consenso entre la comunidad de estudiosos ya que ahora era posible
reconceptualizar un conjunto de experiencias distintas. Así pues los analistas
reconocen que la sociedad informática ha hecho sus aportes ya que los adelantos
en las tecnologías de transporte y comunicaciones han transformado
cualitativamente el carácter del transnacionalismo inmigrante convirtiéndolo en un
intercambio mucho más dinámico y cuyos aportes culturales juegan un papel
importante, como en la tendencia hacia la empresarialidad y el análisis de la
segunda generación cuyas características son: comunidades estrechamente
unidas y con gran diversidad de recursos, promoción entre los jóvenes de una
aculturación selectiva y un alto nivel de autoestima con una fuerte orientación
hacia el éxito (Portes, 2006)
Los procesos migratorios internos e internacionales abarcan ya a todo el
continente, su importancia es ya global debido a las desiguales relaciones norte-
sur. Las migraciones internacionales hacia Estados Unidos provenientes no
únicamente de México y Centro América, sino de otras partes del sur del
continente permiten hablar incluso de las migraciones transnacionales. En el
análisis observamos la utilización de herramientas conceptuales derivadas de
diversos marcos conceptuales con el propósito de poner a prueba su rigurosidad.
De esta forma algunos autores recuperan la teoría de las estrategias de
reproducción de los grupos domésticos (De Oliveira, Pepin y Salles, 1989); la
teoría del capital social o de las redes a partir de RICHARD MINES(1981), de
MASSEY, ALARCÓN, DURAND Y GONZALEZ (1991), dicha propuesta se
17

aproxima mucho a la definición weberiana de comunidad. Estas redes dan origen


a circuitos migratorios de circulación de personas, de información, de dinero y de
bienes (Durand y MASSEY,2003:32) y pueden generar nichos laborales “étnicos”
dominados por los migrantes de determinada región o nacionalidad; Por su parte
la teoría de la causalidad acumulada sugiere que las transformaciones
económicas, sociales, y culturales causadas por la migración en las comunidades
expulsoras reproducen a escala ampliada la tendencia a la expulsión. (Durand, y
Massey, 2003: 37); La Teoría de las Comunidades Transnacionales se refiere a
los campos sociales construidos por los migrantes en el tiempo y el espacio, en
ocasión de su desplazamiento y asentamiento, como los circuitos migratorios
transnacionales. Algunos de sus exponentes son: Luin Goldring (1992), Richard
Rouse (1994), Peter Smith (1994) y Michael Kearney (2000) en Estados Unidos y
Canadá, y Miguel Moctezuma (2000) y otros en México.

4.4 LA SOCIOECOLOGÍA
La cuestión ambiental y la agroecología ante la degradación del capitalismo
de los recursos naturales y el hombre surge una crítica que cuestiona el orden
económico internacional y nacional existente y propone alternativas que parten de
una crítica global tanto a la lógica capitalista dominante y hacia la recuperación de la
calidad de vida (Pardo, 1988; Redclift, 1989). El análisis de la relación entre
sociología (rural) y medio ambiente ha generado en los últimos treinta años
importantes aportaciones en el estado de la cuestión sobre este tema, que parece
llevar hacia la consolidación de la sociología ecológica, sin embargo las soluciones
a los problemas ambientales parecen alejarse e incluso surgen nuevos desafíos
como el cambio climático y sus secuelas, la disminución de la capa de ozono y los
impactos negativos de la biotecnología (Toledo, 1989; Redclift y Woodgate, 1997).
La crítica formulada que hace Blanca rubio (2006) a los nuevos temas del
desarrollo rural sustentable son las siguientes: substitución de las relaciones
sociales de producción por el territorio como el espacio visible donde confluyen los
sectores sociales sin cuestionar las relaciones de poder, dominio, subordinación y
explotación. El enfoque agroecológico substituye la contradicción entre el campo
18

de la ciudad y la agricultura de la industria como un territorio en el que se borran


dichas diferencias. El rechazo a la visión productivista por la visión territorial se
encamina a impulsar la multifuncionalidad de los productores en un contexto de
exclusión productiva, dependencia alimentaria y sometimiento al poder de unas
pocas firmas agroalimentarias transnacionales (Rubio, 2006).

5.- Extinción o transformación del campesino: utopía o pesimismo


La sociología rural tiene la tarea, implícita, de indagar respecto a la vialidad
de una utopía que se pregunta sí un mundo mejor es posible, en el camino de la
modernidad, o bien, si se trata de constatar una travesía a la posmodernidad y,
con ello, al surgimiento de valores, símbolos y prácticas sociales
neoconservadoras; o en dar cuenta de los resabios de una sociedad premoderna
o aferrada a la tradición y al autoritarismo (Sánchez, 1991)
Desde la vertiente pesimista, los datos duros, parecen dar la razón a
quienes consideran que los campesinos y los indígenas “son una especie en
peligro de extinción”, ya que la población rural ha ido descendiendo. De ser
mayoritaria a principios del siglo XX, a guardar un equilibrio con la población
urbana, hasta llegar a ser en el siglo XXI, únicamente casi un cuarto de la
población total. Lo mismo sucedió en los Estados Unidos en la década de los años
cincuenta en la que la población rural fue superada por el poder de las
agroindustrias.
En el otro sendero, el de la utopía, el de la unidad de los actores sociales en
América Latina y en el mundo encontramos las experiencias de organización de
los campesinos, productores (grandes, medianos y pequeños), mujeres,
indígenas, jóvenes, académicos, etcétera en agrupaciones que traspasan las
fronteras de sus respectivos países y comienzan a pensar, hablar y actuar, como
sujetos de una nueva sociedad civil global; constituyendo redes de organizaciones
democráticas e incluyentes; pero que luchan contra un enemigo común: el
capitalismo global. Ese gran enemigo común les permite dirigir sus baterías contra
el monopolio de las empresas transnacionales en la producción y
comercialización. Con lo anterior tenemos un replanteamiento de la lucha de
19

clases, pero desde una escala internacional, aunque con novedosos esquemas de
presión.
Hoy en día parece que nos encontramos ante una disyuntiva: la de
reconocer que el campo de desarrollo teórico y empírico de la sociología rural, así
como de su objeto de estudio, se ha diluido hasta el punto en que parecería
innecesaria dicha especialidad; o bien, dar la razón a aquellos que consideran
que, en parte gracias a la interdisciplina, el campo teórico y empírico de la
sociología rural se ha potenciado y lo que se requiere son mayores consensos
respecto a la nueva fisonomía que adquiere ésta especialidad.
Frente a visiones catastrofistas del fin de los campesinos y del objeto de
estudio de la sociología rural, existen sin embargo, otras perspectivas que
encuentran retos, de incorporar nuevas problemáticas; como en los casos de
nueva ruralidad o la relación global-local o las nuevas teorías sobre la migración,
por citar algunas; así como posibilidades de desarrollo teórico y conceptual, que
estimulan la llamada “imaginación sociológica rural”, parafraseando a Writh Mills y
que son teorías, conceptos y técnicas que forman ya parte del “habitus” en el oficio
del sociólogo rural.
Deteniéndonos, un breve instante a observar las demandas, aunque
heterogéneas, nos percatamos de la identificación de problemas y tendencias
comunes entre países tan diversos. En temas de la sociología rural observamos
fenómenos como la globalización o mundialización que genera nuevos problemas
afrontados en ocasiones con nuevos conceptos, pero sin nueva teorización y
enfoques metodológicos que contrasten los nuevo de lo viejo, que sin embargo,
tiene consecuencias políticas y sociales en temas como los movimientos sociales,
la nueva ruralidad, las migraciones, el feminismo o la ecosociología. Por otra parte
encontramos una “Latinoamericalización” de problemas compartidos, en este
sentido los especialistas en problemas del campo percibimos una especie de
“programas de investigación abiertos” que indagan respecto a cuáles son las
tendencias del capital global, cómo se comporta la agricultura y cuáles son sus
efectos en la economía campesina; cuáles son los alcances o limitaciones de los
movimientos sociales en ese nuevo contexto; cómo impactan las políticas
20

neoliberales en el aumento o decremento de la calidad de vida, en la pobreza;


cuáles son las nuevas formas de participación política y social de los actores
sociales. Los problemas, teorías y conceptos, antes con templados, al interior de
cada país, ahora son compartidos por una red de científicos sociales en
Congresos y Foros internacionales.

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