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ESCENARIOS MOLARES PARA IDENTIDADES PERFORMATIVAS

Carlos Eduardo Pacheco Villegas1

La globalización, acuñando el concepto de Manuel Castells2, Se trata de un proceso objetivo, no de

una ideología, aunque haya sido utilizado por la ideología neoliberal como argumento para

pretenderse como la única racionalidad posible. Y es un proceso multidimensional, no solo

económico. Su expresión más determinante es la interdependencia global de los mercados

financieros, permitida por las nuevas tecnologías de información y comunicación y favorecida por la

desregulación y liberalización de dichos mercados. (Castells, 2002: 37). También el profesor de

sociología Zygmunt Bauman, en El Desafío Ético de la Globalización, señala que Globalización

significa que todos dependemos unos de otros y que lo que suceda en un lugar puede tener

consecuencias mundiales. (Bauman, 2007). Bajo estas premisas, el panorama de la globalización

pareciera alienante y sin posibilidad para la humanidad de optar por otro camino. Bajo estas

circunstancias el pensamiento integracionista debe encontrar en la globalización un trampolín para su

propósito, un aprovechamiento o una oportunidad. Para enriquecer la categoría que se está trabajando,

dice Marco Raúl Mejía refiriéndose a la globalización: Vivimos una reestructuración y una nueva

configuración de la sociedad, manifestada a través de nuevos fenómenos económicos, políticos,

culturales, demográficos, militares, etc, que trascienden un país, que establecen entre ellos otras

maneras de articulación e interrelación, construyendo de otra manera las formaciones sociales. Por

eso se dice que asistimos a una reestructuración de los modos de ser, sentir, hacer, pensar, saber y

emprender cambiando los contextos de acción y reflexión. (Mejía, 2006: 22). Esa reestructuración de

modos de ser encuentra su lecho en dinámicas subjetivas que trabajan y se insertan en los individuos

tomando la forma de discursos, prácticas, valores, rituales o costumbres. A estos modos de ser se les

1
Estudiante Doctorado en Filosofía, USTA. 2014-Docente UPN, Facultad de Educación Física. Docente
Colegio San Agustín IED Secretaría de educación de Bogotá. C_pachequin@yahoo.es
2
Castells, Manuel. (2007). Globalización y antiglobalización. En: Pánico en la globalización. Fica. Bogotá.
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puede denominar performatividad, concepto utilizado por Judith Butler para plantear la dicotomía

sexo/género y que para nuestros propósitos se utilizará para relacionar un conjunto de operaciones

que los individuos realizan sobre ellos mismos. Esos modos de ser en perspectiva performativa, hacen

referencia a la identidad o a las identidades que la globalización ha planteado como escenario molar

junto a otros escenarios molares como la economía de mercado. Por escenarios molares quiero

referirme a los contextos, circunstancias y prácticas que incorporan masivamente a los sujetos en

diversas racionalidades; en este caso, las características de la globalidad, los aspectos del

neoliberalismo, la economía y el mercado, performativizan a los sujetos y crean identidades.

Dentro del seminario orientado por el Dr Antolínez se planteó la pregunta ¿qué somos? Y sin duda

los escenarios molares de hoy, inciden en la categoría ontología del presente como lo señala Foucault.

(Foucault, 2011). Sin embargo, lo que somos hoy no es producto de lo contemporáneo, sino que es

un entramado de muchos linajes, racionalidades y formas de ser que se tejieron en el pasado.

Para América latina podríamos plantear la circunstancia de un pensamiento délfico como condición

de posibilidad teniendo en cuenta las configuraciones de la globalización; es decir, el conocerse a sí

mismo y el cuidarse a sí mismo invitarían a vislumbrar el linaje de lo que somos hoy y reconocer

unas formas de ser. Pero, ¿qué entender por cuidado de sí? El cuidado de sí, sería el trabajo o los

trabajos que por cuenta propia escoge el sujeto para transformar su ser existente, y para este caso, la

identidad latinoamericana. Es estar al tanto de lo que se piensa, preocuparse de sí mismo, actividad

meditada. En sentido estricto, epimeleia heatou, cuidado de sí e inquietud de sí, designan lo mismo.

Ahora, el sí mismo, heauton, se toma desde lo que Foucault describe del dialogo entre Sócrates y

Alcibiades cuando éste último desea gobernar a los demás; Sócrates invita a reflexionar a Alcibiades

sobre su educación, en lo que es él y a que se conozca un poco más y es allí en donde se vale de la

noción gnothi seauton que designa el conócete a ti mismo (Foucault, 2001, pág 66). Entonces el

ocuparse de sí mismo (cuidarse de sí) vendría a ser conocerse a sí mismo. No se preguntaría por el

tipo de persona que es, ni cuál es su naturaleza o cómo está compuesto, sino, por ese elemento que es

igual del lado del sujeto y del lado del objeto. ¿Qué es ese elemento idéntico que, en cierto modo,
está presente de uno a otro extremo de la inquietud de sí: sujeto de la inquietud, objeto de la

inquietud? Pues bien, el elemento idéntico, el sí mismo, el heauton, es el alma, el alma sujeto.

Ocuparse de sí mismo será ocuparse de sí en cuanto uno es sujeto de cierta cantidad de cosas: sujeto

de acción instrumental, sujeto de relaciones con el otro, sujeto de comportamientos y actitudes en

general, sujeto también de la relación consigo mismo (Foucault, 2001). Latinoamérica es entonces

sujeta de cierta cantidad de cosas que designan su performatividad desde unas relaciones y actitudes

de diversos escenarios molares y el acontecimiento inmanente para ella sería la identidad de su alma.

Ya se tiene una panorámica de lo que la globalización como oportunidad empezó a tejer con buenas

intenciones y sin error se puede decir, que es un fenómeno de múltiples caras que debe superar el

componente económico y político al cual se ha limitado y reducido. Es decir, cuando se escucha de

globalización, casi todo pensamiento apunta a señalar aspectos de mercado, aspectos de dinero y

estrategias políticas. Sin embargo, desde esta perspectiva, la globalización enmarca procesos de

interdependencia entre naciones y sujetos con intercambio de capital financiero, tecnología,

conocimiento, servicios, bienes, cultura, discursos, prácticas y economía. Entonces, el escenario

molar que plantea la globalización es un escenario regulado interdependientemente por el mercado o

los mercados entendidos como el conjunto de transacciones o acuerdo de negocios entre compradores

y vendedores implicando el comercio de la competencia. El mercado es quien resuelve de la mejor

forma los asuntos políticos y económico-sociales de la sociedad. (Giraldo, 2006: 10). Por

consiguiente, la economía es la gran aliada del mercado y es entendida (ésta primera) según el

diccionario de la Real Academia Española (RAE) como la ciencia que estudia los métodos más

eficaces para satisfacer las necesidades humanas materiales, mediante el empleo de bienes escasos.

Por consiguiente, para comprender mejor la situación y el escenario en donde la globalización ejerce

su mayor fuerza (no la única) es pertinente aclarar lo que se denomina la Economía de Mercado cuya

sigla será para este escrito E.M. y una vez más, el RAE sirve como apoyo referencial para seguir con

la tarea propuesta. La E.M. es un sistema económico en el que las decisiones tienden a obtener el

mayor beneficio según los precios de la oferta y la demanda con un mínimo de regulación. Es decir,
la E.M. hace referencia a la organización social destinada a facilitar la producción y el consumo de

los bienes, servicios y prácticas surgidos del juego entre la oferta y la demanda. Esa producción, ese

consumo, esa oferta y esa demanda se desarrollan en el mercado y como se señalaba antes, este es

quien resuelve de la mejor forma los asuntos políticos y económico-sociales se podría decir del

mundo. Allí existe performatividad.

OTRO PUNTO DE VISTA

Latinoamérica no desafiaría el mandamiento délfico ya que no estaría en la capacidad de ocuparse de

sí misma o de conocerse a sí misma por que se mira y se analiza desde lo que Europa y EEUU son.

Es decir, nos andamos comparando con sus racionalidades, anhelamos sus formas de ser y hacer y

permanentemente ideamos sus modelos de vida. Existe un temor frecuente acompañado de la

inseguridad propia de los pueblos colonizados y como menciona Leopoldo Zea “…Mientras el

europeo ha venido partiendo, hasta ayer, de la segura creencia en la universalidad de su cultura,

nosotros hemos estado partiendo de la no menos segura creencia de la insuficiencia de la nuestra.”

La identidad performativa de Latinoamérica llegada de la globalización, es inevitable y sería muy

difícil pensar de otro modo ya que “América no ha empezado aún su historia universal” como lo

describe Ortega y Gasset y sería complejo salir de las formas hegemónicas que la determinan.

CONCLUSIÓN

Nuestra filosofía, si tenemos una, debe permitirnos pensar la realidad en este momento histórico. No

debe estar a la sombra de la conciencia de otra cultura, sino generar posibilidades simultáneas en las

formas de ser y hacer propias. Aunque los escenarios molares están de forma planetaria, los

latinoamericanos deben reinventarse de forma heteroutópica, crear líneas de fuga como respuesta a

las múltiples identidades performativas. Debemos crear nuestra propia historia y mirar cómo resolver
nuestros problemas sin olvidar que antes de la colonia se hablaba de una cultura precolombina o

prehispánica y también sin olvidar que por imitar y no saber hacer, hubo “patrias bobas”.

El ocuparse de sí mismo, junto al conocerse a sí mismo desde Latinoamérica, vendría justificar las

dinámicas propias de la región frente a la economía, la globalización y demás escenarios molares. El

escenario molar no puede ser la única circunstancia por la cual se determine lo que somos.

REFERENCIAS

Butler, Judith. (1990). Gender trouble. London. Routledge.


Foucault, Michel. (2011). Historia de la sexualidad II. El uso de los placeres. Siglo XXI
Zea, Leopoldo (1972). América como conciencia. Unam. México

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