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Los aymara son un pueblo que está enmarcado en una cultura milenaria estando
asentados principalmente en el Perú y Bolivia, aunque también tenían mucha
presencia en el norte de Argentina y Chile.
Una cultura sumamente rica con mucha historia y una gran variedad de textiles,
gastronomías y costumbres similares a otras culturas latinoamericanas como
la maya en México.
Los pobladores de la tribu indígena aymara se relaciona como una civilización centrada
en los Tiahuanaco o también llamados Tiwanaku, aunque estos forman parte de una
cultura que es posterior a los Incas.
Según algunas evidencias lingüísticas se sugiere que los aymara provienen de una
ubicación más al norte, estando concentrados en la meseta del Titicaca una vez cayo la
cultura Tiahuanaco.
El territorio Tiahuanaco, se cree fue fundado alrededor del año 200 A.C. siendo al
principio una pequeña villa que llego a crecer con proporciones urbanas para los años
que ocupan el periodo entre el 300 y 500 A.C. En estos años, se consiguió un
importante poder regional ubicado al sur de los Andes.
Los aymara eran famosos por sus necrópolis que se conformaban por tumbas con
formas variadas de torres-chullpas, existiendo además fortalezas denominadas
pucaras.
Y es que no ha existido grupo humano que necesite tanto de sus relaciones con la
costa y los valles como los grupos indígenas aymara del altiplano, razón por la cual
cada centro de puna controlaba mediante la colonización de zonas periféricas que
estaban situadas a diferentes alturas y presentaban distintos climas.
Para la mitad del siglo XV, el reino Colla, con el cual se confunde normalmente las
etnias aymaras, conservaban un amplio terreno gracias a su capital Hatun-Colla. El
indígena inca Viracocha exploro la región, pero su hijo Pachacútec, noveno Inca, fue el
que logro conquistarla.
Al norte estaban los collas, al sur la Confederación Charca, la cual se dividía en dos, los
Carangas y los Quillacas, asentados en torno al lago Poopó. Por otro lado, estaban los
Charcas que estaban asentados al norte de Potosí y parte de Cochabamba.
Los grupos indígenas Charcas y collas se regían por el idioma aymara. La arquitectura
de los Carangas deja ver grandes necrópolis o chullpares, los cuales se conservan
todavía con restos de pinturas en los muros de la parte exterior.
Cuando los Carangas fueron conquistados por los Incas, el emperador Huayna Cápac
los hizo ir al valle de Cochabamba en carácter de mitimaes.
El gobierno Charca, según el cual se regían los Cara-caras, llego a ser conquistado por
los Incas bajo el imperio de Túpac Inca Yupanqui, para ser llevados a la conquista de
Quito. Pero los pueblos Cara-cara, eran tan rebeldes al igual que los Charca.
El Inca Lloque Yupanqui, comenzó su intento de conquista del territorio aymara para
finales del siglo XIII, y continúo por los sucesores de este hasta mediados del siglo XV,
cuando Pachacútec, logra derrotar definitivamente a Chuchi Kápak.
Se dice que la cultura Inca se vio grandemente influenciada por las tribus aymara en
algún tiempo, esto debido a que su arquitectura, por la que los incas son famosos se
vio modificada al estilo Tiwanaku, haciendo que los aymara conservaran un grado de
autonomía aún bajo el mandato del Imperio Inca.
Los aymara que estaban al sur del Titicaca se rebelaron y lograron rechazar el primer
ataque de Túpac Yupanqui, aunque este volvió con más tropas y logro someterlos.
Según la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas, llevada a cabo entre los años
2004 y 2005 como información complementaria del Censo Nacional de Población,
Hogares y Viviendas de Argentina, se conoce que existen 4.104 personas que tienen
una línea directa en la descendencia del pueblo aymara.
Para el Censo Nacional de Población de 2010, se conoció que 20.822 personas se auto-
reconocieron como parte del grupo aymara, estando distribuidos por todo el país. De
los cuales 9.606 están en la ciudad de Buenos Aires, 6152 se encuentran en la provincia
de Buenos Aires, 773 se encuentran en Jujuy, 358 están en Neuquén y 326 en
Tucumán.
Para el censo boliviano llevado a cabo en el año 2001, 1.277.881 se reconocieron como
parte del grupo aymara. A pesar de esto para el censo del 2012 esta cifra descendió a
1.191.352 personas.
Aimaras en Perú.
En Perú, una parte importante del segmento amerindio se conforma por los aymara.
Para el censo llevado a cabo en el año 2007 dio como resultado que una población de
443.248 personas habla idioma aymara.
Estos datos obtenidos con el censo afirman que la lengua aymara es la segunda más
difundida en Perú, siendo la región Puno la que tiene mayor personas de hablantes de
idioma aymara, estando está superada por los 300.000 personas en la región Tacna.
La etnia Uru o también llamada Uro, solía hablar la lengua Uruquilla, pero esta
población se considera extinta en Perú. Fueron los habitantes de gran parte del sur de
Perú, Norte de Chile y el occidente de Bolivia, siendo su origen étnico de épocas antes
a los Incas.
Pero en el marco de las etnias aymaras habitantes del Perú, también se pueden incluir
dos etnias que están geográficamente aisladas de las demás y que tradicionalmente
habitan los alrededores de la meseta del Collao.
Estas son Jaqarus, mientras que los Kawkis habitan en las sierras del distrito Tupe,
Provincia de Yauyos en la región Lima.
Por su parte, los kawki o cauqui se asientan en un espacio tan reducidos, estando
reducidos a algunos poblados de la provincia de Yauyos. Tienen una lengua casi
extinta.
Organización política.
La política de los aymara se organiza en función de los centros urbanos localizados en
las cercanías del lago Titicaca como el Chucuito, Acora, Juli, entre otros. El gobierno de
estos pueblos era guiado por dos líderes de nombre Cari y Cusi.
Como una figura más debajo de los reyes estaban un grupo reducido de señores que
pertenecían a la nobleza.
Para servir a la nobleza estaban los Mitani, estos eran obligados a trabajar cierta
cantidad de días al año y eran muy parecidos a los Mitayos Incas. Además tenían a los
Yana que eran servidores de por vida y los Uros, encontrándose por debajo de todas
las demás clases sociales.
Los reinos aymara mas importantes eran las Collas y los Lupaca, los primeros tenían a
Hutun Colla como capital, mientras que Chucuito era la capital de los Lupaca. Entre
estos reinos existía una fuerte rivalidad desde el principio de la cultura.
Organización social.
Aunque se desconoce quién fue el primer habitante de la región se conoce de la
existencia de tres grupos étnicos principales.
Los uros, estos estaban confinados a vivir en las islas y en las zonas alrededor del lago,
logrando desarrollar la cultura de la Totora. Aunque eran menospreciados por todos,
lo más probables es que haya conocidos tiempos más prósperos.
Los puquina, este era un grupo que según muchos historiadores fueron los encargados
de fundar Tiahuanaco, siendo realmente los aymara los destructores de esta cultura.
Algunos otros estudiosos vinculan a los puquina con la cultura Pukará, también como
los médicos callahuaya que hoy en día todavía recorren el Perú.
Se piensa que los puquina habían tenido una gran influencia estando su lengua muy
extendida en gran parte del extremo sur del Perú y a mediados del siglo XVI su idioma
era considerado como una lengua universal, razón por la era entendida por muchos
habitantes que estaban asentados en la región.
Los aymara, eran el grupo con mayor dominio de la zona ya sea desde el punto de vista
político como demográfico. Los aymara para el siglo XVI representaban el 70% dela
población de Collao.
Las relaciones mantenida entre los grupos quechua y aymara siguen siendo motivo de
estudio, puesto que sus lenguas poseen elementos comunes que dejan ver vínculos de
antiguos contactos.
Variaciones de la lengua usada por los aymara han sido encontradas en varios lugares
del Perú y que están lejos del Collao. Existen unos vínculos no determinados entre los
aymara y las regiones que se encuentran al oriente de Bolivia y Paraguay.
Organización cultural.
En la organización cultural de esta etnia se puede observar la cerámica, la cual tiene un
sentido y motivo utilitario, en donde predomina el uso del vaso decorado con el uso de
3 colores, como el horizonte tricolor del sur. Los huacos solían ser toscos y
confeccionados por los campesinos.
Los aymara también se destacaban por ser expertos en cuanto al trabajo de metalurgia
se refiere, por lo cual fueron capaces de hacer varios adornos.
Las ciudades construidas por los aymara se caracterizaban por ser pequeñas y solo
eran usadas como lugar de residencia para los jefes que reinaban, así como para sus
artesanos y sirvientes. El resto de los pobladores usaban como residencia casas hechas
en los campos.
De estas ciudades hoy en día no quedan ruinas donde se aprecien las ciudades, pero si
es posible observar las chulpas o torres sepulcrales donde se enterraban a los muertos
que gozaban de un rito ceremonial.
Costumbres aymara.
Estas etnias originarias, presentan diversas tradiciones que se pueden remontar a los
días de la colonia y que han logrado sobrevivir a nuestros días.
Fiestas tradicionales llenas de color y hábitos cotidianos, son solo algunos de los
elementos que se pueden encontrar en las costumbre de los aymara, entre las que se
destacan:
Durante el último siglo, las plantaciones de la hoja de coca han traído grandes
conflictos con las autoridades y las leyes locales como una medida preventiva a la
creación de la droga Cocaína.
Según el calendario Aymara para el día 21 de junio del año 2017, sería realmente el
inicio del año 5525, fecha que coincide con el solsticio de invierno que antiguamente
era celebrado por el pueblo quechua con la fiesta del Inti Raymi.
Desde el año 2013, se decretó que el día 21 de junio es un día feriado nacional
inamovible en Bolivia.
Creencias.
Según la tradición milenaria del año nuevo, y que se ha conservado en su cosmovisión
ancestral, se afirma que la llegada del año se refiere al bienestar y la buena
fertilización que se puede tener en la cosecha.
Esto es los mismo o en parte similar a la celebración del año nuevo tradicional, pues
para los creyentes el año nuevo siempre será de gran prosperidad a aquellos que lo
deseen,
Actos funerales.
Los antiguos grupos sociales de aymara se caracterizaban por ser necro teísta, lo que
significa que cada muerto se convertía en un Dios, por lo que era necesario que tuviera
su chullpa.
Los detalles y remates que tuviera la chullpa se hacía según el rango jerárquico que
gozaba la persona antes de morir. Mientras mayor rango jerárquico se tuviera en vida
mejor elaborada resultaba ser la chullpa.
Se cree que la supuesta bandera Inca realmente no tiene ningún tipo de fundamento
histórico, pues su creación y aparición es un hecho relativamente reciente.
Se conoce que durante el año 1973, el ingeniero Raúl Montesinos Espejo, quiso celebra
el vigésimo quinto aniversario que cumplía su radioemisora radio Tahuantinsuyo,
teniendo esta su sede en Cusco.
Para esta celebración uso esta bandera que reunía los colores del arcoíris y su uso se
hizo tan popular en esta ciudad que en el año 1978 Gilberto Muñiz Caparó, en función
de la alcaldía de la municipalidad provincial del Cusco, la declaro como un emblema de
la ciudad.
Su creador tomo como base de su inspiración varias fuentes como la del movimiento
hippie y el Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos, haciendo que los
colores se muestren de manera en forma de líneas horizontales.
El color rojo se encuentra en la parte superior mientras que el color purpura está en la
parte inferior, representando la homosexualidad femenina y masculina con estos
colores.
La wiphala se compone de 7 colores que se relaciones con los dioses y creencias de los
pueblos originarios donde el rojo representa al planeta tierra, llamado aka-pacha. Este
color es la expresión del hombre andino en su desarrollo intelectual, basándose en la
filosofía cósmica del pensamiento y conocimiento de los amawtas.
Cuando es tiempo de iza la wiphala, todos los ciudadanos deben estar en silencio y
para el final una persona debe tomar y dar la voz de victoria y recitar jallalla Sullana
marca, jallalla pusintsuyu o jallalla tahuantinsuyu.
El charango:
Es un instrumento que consta de 5 pares de cuerdas, teniendo diferentes tamaños que
se encargan de definir el timbre que tiene el sonido. El más pequeño se caracteriza por
ser el chillador, nombre que adquiere por su sonido.
La quena:
Este representa uno de los instrumentos aerófonos con más popularidad de los
pueblos andinos y cuyo origen se puede encontrar en registros del Imperio Inca.
El bombo o wankara:
Este pertenece a la familia de la percusión elaborándose con madera y cuero. Este
membranófonos tiene una base hueca, teniendo en la parte superior una tapa de
cuero tensado que es la que permite cambiar el tono del timbre.
Se cree que su origen se encuentra ligado a los esclavos africanos, siendo parte de los
elementos musicales traídos por ellos.
El queñacho:
Es similar a la quena pero teniendo mayor tamaño, lo que hace que tenga un sonido de
registro más bajo.
El rondador:
Este es un instrumento de viento, de cuyo origen no existen registros y que en
apariencia se asemeja mucho a la zampoña.
Se dice que su desarrollo se encuentra posterior a la llegada de Colon como resultado
de la escala musical usada por los españoles.
Religión aymara.
Como muchos de los grupos de indígenas colombianos y venezolanos, los aymara
tenían una creencia politeísta, basándose en la adoración de ciertos elementos
naturales que los rodeaban y les proporcionaban los elementos para su existencia.
Los pueblos aymara tenían diferentes dioses locales que se basaban en una religión
agrícola además de la adoración hacia los muertos.
El antiguo y principal dios era Thunupa, icono central de las esculturas elaboradas en
función de su adoración como la puerta de sol, viento, lluvia y granizo.
También se encontraba la Pachamama o madre tierra, esta era la productora de los
alimentos y pastizales así como la generadora de vida. Esta diosa exigía sacrificios para
su adoración y mantenerse feliz.
Los dioses locales los conforman los cerros protectores como el caso de Auki y
Achachilla. Los dioses del mal eran aquellos que están en el subsuelo y se conocían por
el nombre de Anchanchau o Saxra.
Es por esto que todo de lo que desconocían su origen como los rayos, truenos,
animales salvajes, eran asociados a un divinidad o se le vinculaba con un origen divino,
siempre teniendo fe de que un poder desconocido fue el encargado de crear el mundo
y todo lo que en él se encuentra.
Por tanto no se puede afirmar que la religiosidad y espiritualidad del pueblo aymara
comienza con la llegada de los españoles y el catolicismo que estos traen, más bien se
debe afirmar que estos grupos indígenas ya tenían establecidos sus propios ritos y
maneras de cultos a sus dioses.
Los aymara, fueron obligados a asumir a la fuerza la espiritualidad católica, así como el
monoteísmo y debieron cambiar sus símbolos para representar a un solo dios.
Pero a pesar de esta imposición, han logrado mantener con algunos de sus modos la
religiosidad que era practicada a escondida de la oficial, o incluso han juntado ambas
religiosidades para crear una nueva como el caso de color una cruz sobre un Apus,
cerro protector del pueblo.
Los espacios espirituales que existían en la religión aymara son cuatro, El Arajpacha, El
Akapacha, El Manquepacha y El Tinku.
El Akapacha, representa el centro siendo los valles y quebradas, simboliza lo que está
más cerca o acá, lugar donde habita el hombre aymara, además de ser el espacio que
queda entre el cielo y el infierno o lo que es lo mismo entre la vida y la muerte.
En esta dirección se fue Viracocha, dios creador y cultivador de los Andes que partió
hacia la Gran Cocha, al océano Pacifico, tomando esta dirección después de terminar
su trabajo en la obra de la creación.
Por último El Tinku, representa el equilibrio y la reciprocidad que existe entre el, la
comunidad y estos diferentes espacios. Tinku proviene del verbo tincuy que significa
emparejar, equilibrar y adaptar.
Alimentación aymara.
Como parte de la gastronomía de Bolivia se observa una gran influencia de los grupos
indígenas aymara, que basaban su alimentación de los productos que obtenían de la
siembra de diferentes rubros como maíz, papa, y quínoa.
Además de esto eran grandes pastores, por lo cual ingerían carne de alpaca y llamas.
La alimentación de los aymara se conforma por los productos obtenidos de los cultivos
y los animales de la actividad ganadera.
Dentro de sus cultivos podemos destacar tubérculos como papa y yuca, granos como
maíz y quínoa, leguminosas como poroto y habas además de una gran variedad de
productos cultivados como el ají, ajo, calabaza, pimentón y maní.
La ganadería de animales camélidos es otra forma productiva que tienen los aymara
para obtener alimentos. Llamas y alpacas son cridas para su consumo inmediato, o
consumirlas como charqui, estos son delgados trozos de carne que son salados y
puestos a secar al sol.
El charqui puede ser guardado por largo tiempo, siendo de mucha utilidad cuando se
debe viajar por su fácil transporte en los viajes transcordilleranos.
Jiwra, es un grano parecido a la cañihua, pero un poco más grande y es la base para
preparar p’isqi, puré de quinua, juchha, mazamorra, thaxti, bollitos fritos de quinua,
q’ispiñu, bollitos al vapor, k’usa, jugo o chicha, chupi, sopa.
La apilla es un tubérculo con gusto dulce usado para preparar qhati, sancochado, waja,
al horno, thayacha, sancochado y congelado, chupi, en sopa.
La isañu, es amarga y picante, se asolea por unos días para quitar este sabor y
convertirla en dulce y preparar qhati, chupi, thayacha, ulluku, chupi, luxru.
Vestimenta aymara.
Los aymara se caracterizan por ser grandes artesanos textiles que explotan fácilmente
cualquier tejido que tienen a la mano.
Utilizan lanas provenientes de animales como llamas, alpacas y vicuñas que usan para
elaborar tejidos mediante la técnica de nudos, trenzados e hilados en telares
heredados de diferentes y antiguas culturas andinas, transmitiendo de manera oral su
enseñanza de generación en generación.
Las mujeres usan los telares para tejer diferentes tipos de telas y fibras para así crear
frazadas, alfombras, ponchos, gorros, faldas, sacos y fajas, siendo todos estas prendas
parte de la vestimenta diaria o usada en las tareas domésticas.
Las mujeres se caracterizaban por usar un vestido largo de color oscuro, generalmente
negro o marrón que se llamaba asko. Igual que los hombres, esta prenda se ceñía a la
Para la cabeza usaban un sombrero de paja y se adornaban las orejas y el cuello con
aros y collares de perlas que consistían en muchos colores variados.
El cabello largo lo usaban trenzado en la parte trasera del cuerpo o con dos trenzas en
la espalda que se adornaban con bolitas de lana, una costumbre ancestral de origen
desconocido.
Si quieres conocer todos los secretos que encierra la vestimenta aymara no debes
perderte este vídeo.
Textiles aymara.
Los pueblos aymara contemporáneos que se encuentran en el norte de Chile se
conserva muy presente la tradición textil con raíces prehispánicas. Y es que la textileria
se ha convertido desde tiempos muy lejanos en la actividad artesanal con mayor
relevancia en esta cultura.
Para comenzar a aprender el oficio usan un telar de cintura y comienzan tejiendo fajas
y bolsos, para luego pasar a un nivel con más dificultad de un telar horizontal con
cuatro estacas.
Usando una cantidad mínima de herramientas, las artesanas aymara son capaces de
crear tejidos que se destinan para uso doméstico y laborar teniendo presente gran
calidad y prolijidad en los acabados.
Además de esto, los tejidos presentan motivos y diseños variables como franjas lisas y
verticales, grecas, figuras geométricas, animales como alpacas, llamas, flamencos y
motivos florales.
Dependiendo del tipo de confección y tejido que se quiera lograr existen varios tipos
de telas que se pueden usar como los de origen prehispánico que son los de cintura y
fijación horizontal además de un telar de lisos que fue introducido por los españoles.
Las lanas de alpaca y lama se usan de color natural, siendo la lana de oveja la que se
tiñe con diferentes tonos como azul, verde, naranja o fucsia.
Vivienda aymaras.
La casa que habitan lleva por nombre Uta. Esta es construida sobre piedras y los muros
son hechos a partir de adobe con vigas que se sujetan con tiras fabricados de cuero.
Para el techo, suelen usar varias capas de barro y paja.
La uta no tiene ventanas siendo muy resistente para aguantar diferentes climas como
nieve, lluvia y calor.
Como último elemento se hacen unas cerca de pircas o pequeños muros de piedra.
También construían Chullpas, estas son llamativas torres con forma cilíndrica, aunque
se podían hacer cuadradas. Se construían a partir de grandes bloques de piedra que se
labraban hasta la perfección y se encajaban unos con otros.
Su construcción tenía como finalidad la de proteger los cuerpos sin vida de algunos de
los personajes más importantes de la aldea.
Tanto en Bolivia como en Perú, este idioma es cooficial con el español, siendo el
lenguaje nativo de un tercio de la cultura en Bolivia.
Para la UNESCO, este idioma se considera en una situación vulnerable de frente a la
supervivencia futura.
Gracias a esto Ondegardo conoció de un grupo de mitimaes, etnia desplazada que era
originaria de la zona Cusqueña y había adoptado el habla aimaraica del entorno nuevo
que los rodeaba.
Actualmente se conoce que muchas de las palabras aymaras son prestadas
provenientes del quechua o una mezcla compartida por ambas lenguas, siendo
imposible conocer cuál de ellas fue primero para señalar de quien fue el préstamo y
quien tomo el idioma prestado.
Comprende un poco más sobre el idioma aymara con este vídeo explicativo.
Palabras aymara.
En el idioma aymara moderno hay un gran aporte del español, especialmente en la
parte de los animales que no eran originarios de América y fueron traídos por los
europeos, así como objetos de la cultura española y nombres propios.
Antaña ‘Antonio’
asnu ‘asno’
awtu ‘automóvil’
Juwan ‘Juan’
kamisa ‘camisa’
kawallu ‘caballo’
lapisa ‘lápiz’
liwru ‘libro’
Mariya ‘María’
Mijiku ‘México’
misa ‘mesa’
mula ‘mula’
pantaluna ‘pantalón’
phamilla ‘familia’
sapatu ‘zapato
siwära ‘cebada’
surmiru ‘sombrero’
tiriwu ‘trigo’
wak’a ‘faja’
wintana ‘ventana’
Wuliwiya ‘Bolivia’
Aymara en la actualidad.
Actualmente, la mayor parte de la comunidad aymara vive en la región del lago
Titicaca, estando concentrados mayormente al sur del lago. La capital o centro urbano
de la región aymara se encuentra en El Alto, ciudad que consta de 750.000 habitantes,
además de La Paz.
En Chile se pueden contar con 48.000 aimaras que están distribuidos en las áreas de
Arica, Iquique y Antofagasta. Por último, un grupo menor está concentrado en las
provincias argentinas de Salta y Jujuy. Con el siguiente vídeo despejaras cualquier duda
que tengas de la cultura aymara.
Con el siguiente vídeo despejaras cualquier duda que tengas de la cultura aymara.