Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
otros aún no se han decidido. ¿Os hace falta una manita? Pues aquí tenemos
muchos nombres propios, con sus respectivos orígenes y significados, aunque
sus acepciones presentan variaciones según las fuentes e interpretaciones. Se
trata en este caso de nombres griegos para los bebés, desde la inicial A
hasta la E íses a conflictos externos o internos y el deterioro o el estancamiento a largo plazo
de su seguridad alimentaria. Casi todos los conflictos, y especialmente los conflictos internos que
han llegado a ser el modelo dominante de violencia en gran escala, afectan sobre todo a las zonas
rurales y a sus poblaciones. Perturban la producción de alimentos debido a la destrucción material
y al saqueo de cultivos y ganado, cosechas y reservas alimentarias; impiden y desalientan la
agricultura; interrumpen las vías de comunicación a través de las cuales se realizan los
intercambios de alimentos y se transporta incluso el socorro humanitario; destruyen el capital de
las explotaciones agrícolas, obligan a enrolarse a varones jóvenes y sanos, apartándoles del
trabajo agrícola, y suprimen ocupaciones que generan ingresos. Las consecuencias de los
conflictos en la seguridad alimentaria suelen persistir mucho tiempo después de que la violencia
se haya atenuado, a causa de los bienes destruidos, las personas muertas o heridas, las
poblaciones desplazadas, los daños causados al medio ambiente y la alteración sufrida por los
servicios sanitarios, educativos y sociales; aún más terribles son las minas terrestres diseminadas
por las tierras agrícolas, que matan y mutilan a las personas y les disuaden de cultivar durante
años-e incluso decenios- después de que haya cesado la violencia.
3. Los efectos más importantes de todos los conflictos, y de todas las catástrofes naturales, son
los sufrimientos, las lesiones y la muerte de hombres, mujeres y niños1. Sin embargo, las
pérdidas materiales directas son también importantes, ya que reducen la capacidad de quienes
sobreviven a los conflictos para subsistir y recuperarse. Esto resulta más evidente en la
agricultura, donde la destrucción de los cultivos y el ganado provoca, en el mejor de los casos,
una disminución de la seguridad alimentaria y, en el peor, hambre y muerte. La agricultura en
pequeña escala, que es el medio básico de subsistencia de la población rural pobre, suele ser la
más perjudicada; los pequeños agricultores y las personas que ya son pobres pierden a menudo
los pocos bienes y herramientas que tienen, engrosando las filas de la población hambrienta. Las
pérdidas económicas, los trastornos sociales y las alteraciones del suministro de alimentos y del
acceso a ellos que provocan los conflictos pueden ser desastrosos, especialmente en los países de
bajos ingresos donde no hay redes eficaces de seguridad social. Un reciente intento de medir las
pérdidas de producción agrícola relacionadas con los conflictos en todos los países en desarrollo
indicó que esas pérdidas son cuantiosas: durante los 28 años transcurridos entre 1970 y 1997, las
pérdidas estimadas ascendieron a casi 121 000 millones de dólares a precios de 1995, es decir,
un promedio de 4 300 millones al año (Figura 2)2. Esta cifra puede compararse con el costo de
elevar el nivel de nutrición hasta el mínimo necesario: si se parte de la estimación teórica de que
proporcionar alimentos suficientes para cubrir las necesidades de las personas subnutridas hasta
un nivel mínimamente suficiente costaría unos 13 dólares por persona y año3, esa misma cantidad
de dinero podría haber asegurado una ingestión suficiente de alimentos para 330 millones de
personas subnutridas cada año. Una disminución de la subnutrición en esa escala superaría el
efecto combinado de toda la ayuda alimentaria. Tanto en el decenio de 1980 como en el de 1990,
las pérdidas causadas por los conflictos de los países en desarrollo excedieron del valor de la
ayuda alimentaria total de todo tipo concedida a esos países. Durante todo el decenio de 1980,
esas pérdidas ascendieron a unos 37 000 millones de dólares, mientras que el valor de la ayuda
alimentaria fue de 29 000 millones (en ambos casos en precios corrientes).
Figura 2: Pérdidas de producción agrícola como resultado de conflictos en los países en desarrollo,
1970-1997