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drán ser proveídos. Sola Capachica y Coata piden padre puquina , por-
que la quichua solos los ladinos la saben".
El segundo escribiente establece un listado alfabético de los curatos se-
ñalados por el primero e introduce una numeración correlativa en el docu-
mento básico, numeración que antepone al listado alfabético.
El escribiente de la sección tercera y final tiene por preocupación con-
signar los nuevos c_uratos instituidos ocho años después de la elaboración de
la lista básica e introduce su relación con la frase: "Doctrinas que se han
acrecentado en este obispado de los Charcas de ocho años a esta parte"; pero
tampoco suministra ninguna fecha absoluta. Este mismo escribiente hace
varios añadidos e intercalaciones en el documento básico para agregar infor-
maciones que en parte recoge en su relación final.
Thérese Bouysse-:Cassagne, la descubridora de la Copia de curatos, da
como fecha para el documento básico el año 1580, pero sin justificar tal da-
tación. Por su parte , Waldemar Espinoza Soriano, quien ha publicado en dos
oportunidades versiones paleográficas bastante incorrectas de las tres seccio-
nes, lo fecha en 1604, de manera igualmente infundada(4 ). El error funda-
mental de Espinoza reside en que no alcanza a discriminar en sus versiones
paleográficas la infervención de los tres escribientes distintos y, por ello, pre-
tende fechar el documento bá~tco a partir de un añadido existente en la pri-
mera sección, que se refiere a la villa de Salinas del Río Pisuerga , villa funda-
da en el valle de Mizque en 1604. Ahora bien , tal añadido es de mano no del
autor del documento inicial, sino del tercer escribiente; a más de esto, la re-
ferencia a Salinas del Río Pisuerga no está incorporada en la relación final de
los nuevos curatos " acrecentados de ocho años a esta parte" , por lo que su
adición al documento básico parece, a todas luces, ulterior a dicha relación.
De donde, a nuestro juicio, sería más acertado restar a 1604 esos ocho años
cuando menos, operación que daría el año de 1596 como fecha más tardía
de elaboración del primer documento.
De otro lado, la fecha de 1612 que Espinoza fija para la sección tercera
y final, sumando a 1604 los "ocho años a esta parte", queda descartada por
el hecho de que en 1609 había sido erigido el obispado de La Paz segregán-
dolo del de Charcas y, por ello, mal podría concebirse que en 1612 un docu-
mento del " obispado de Charcas" siguiese incluyendo, como lo hace la ter-
cera sección, a curatos que ya por entonces estarían perteneciendo a la juris-
dicción de otro obispado.
Nuevas investigaciones podrán más adelante establecer de manera preci-
sa la datación del documento básico; de nuestra parte, utilizamos por cautela
la expresión "hacia 1600".
UROS Y NO UROS
la segunda mitad del siglo XVI, las autoridades hispanas advirtieron que en la
cuenca cerrada del sistema hidrológico de los lagos Titicaca y Poopó y los sa-
lares adyacentes existían dos géneros de poblaciones de comportamiento so-
ciocultural -tecnológico y sociológico- radicalmente distinto y contrasta-
do: de un lado, sociedades agropastoriles y de Estado, rígidamente jerarqui-
zadas en clases, y, de otro, grupos exclusiva o casi exclusivamente predado-
res, sin división social interna y nula o débilmente interrelacionados: los
denominados globalmente uros por los propios habitantes del Altiplano.
De las poblaciones altiplánicas, la de los uros se encuentra ampliamente
señalada y descrita en las crónicas, "visitas" y relaciones hispánicas de los si-
glos XVI y XVII, y sus sobrevivientes modernos han sido objeto en el último
siglo de no pocos estudios en diversos aspectos de cultura, raza y lengua.
En Dieux et Parias des Andes, Jehan Vellard (1954: 77) subraya correc-
tamente que los uros no son étnicamente uniformes. Podían ser, ya esencial-
mente pescadores con tecnologías bien adaptadas para el aprovechamiento
de los recursos lacustres, ya cazadores y recolectores "paleolíticos" en los de-
solados espacios de las punas altiplánicas; y encontrarse sometidos a los seño-
res de las sociedades de Estado ("uros sujetos") o permanecer rebeldes a toda
sujeción ("uros indómitos").
De todos modos, aun cuando no étnicamente uniformes en su conjunto,
los diferentes grupos uros se distinguían de las sociedades de Estado que les
eran vecinas no sólo, al parecer, por sus modos de subsistencia, sino también
por determinadas expresiones artísticas colectivas, como danzas y cantos,
según consigna Ludovico Bertonio en su . Jlocabulario de la lengua aymará
para los uros de la provincia de Chucuito, el antiguo reino lupaca:
hucchu o sisa quirquitha: baylar como los uros des ta provincia.
quirquitha, o taquitha: Baylar, brincar, pisando con velocidad el suelo,
como usan los uros, y también los que danzan con cascabeles.
chiy chiy: Bayle de los uros.
chiy chiytha: Baylar assi teniendo en las manos la chuspa o gualquepo.
Los uros sujetos habían soiido dar a los señores de la tierra "en señal de
reconocimiento" desde los tiempos prehispánicos tributo en servicios o en
especies silvestres, sobre todo en pescado, pero siempre en cantidades poco
elevadas. En cualquier caso, la riqueza de un señor altiplánico no provenía de
manera significativa de la opresión de "sus" uros, sino substancialmente de la
explotación de sus "atunlunas": los agricultores y pastores vasallos suyos al
interior de .su propia sociedad clasista. Sobre los atunlunas, igualmente, ha-
bría de recaer más tarde, durante el imperio Inca y el dominio español, el
peso mayor de la tributación al Estado y a los sefíores locales.
Por lo demás, "libres" o sujetos a las sociedades de Estado, los uros se
hallaban impedidos de poseer tierras de labranza y, sobre todo, ganados, la
fuente principal de riqueza en el Altiplano, con la cual sus poseedores podían
sostener interc.a mbio conJas ,sociedades de tierras más bajas y obtener maíz,
coca, ají, fru.tas, etc., que sus frígidas tierr.as no producían, dando a cambio
los animales ,mismos, .su lana o ropa y otros-tejidos confec_c ionados con lana.
Era tal la importancia del· ganado para los,altiplánicos que , como varios
informantes dijeron en _1575 a Garci Diez:de San Miguel, visitador de la pro-
vincia de Chucuito, . si carecieran de aquél no podrían sobrevivir en tan eleva-
dos territorios, nada o muy poco aptos _para la agricultura , la cual, además,
estaba permanentemente puesta en riesgo por sequías, heladas o lluvias exce-
sivas (Garci Diez 1964: 146,.147 y 208;209).
Al vetar a los uros el acceso a la riqueza agropecuaria y al limitarlos al
aprovechamiento de los recursos lacustres -si bien normalmente suficientes
para la sobrevivencia local de los predadores-, los dueños de la tierra los in-
capacitaban para ejercitar el intercambio con pueblos distantes, yungas coste-
ños o de selva, de territorios de por sí ricos en peces, y los constreñían , pri-
sioneros en su hábitat, a un trueque menor, cuando lo había, de pescado con-
tra las papas y el chuño que producían los agricultores inmediatamente veci-
nos.
Privados de la tierra firme, a raíz probablemente de un antiquísimo des-
pojo convertido en restricción permanente, y contenidos de esta manera en
su desarrollo socioeconómico, los uros eran menospreciados por sus propios
cercadores como seres anómalos, "no humanos", sobrevivientes de una pre-
humanidad; y esta concepción .la compartían los propios uros, según la ver-
sión que recogen varios cronistas, como Antonio de Herrera:
"Estos Uros son tan salvages que preguntándolos quienes eran respon-
dían que no eran hombres sino Uros, como si fueran otra especie de
animales" (Herrera 1721 : III, 92).
Un deslinde de raíz indudablemente milenaria les había negado el trán-
sito a la condición humana. Los uros son al hombre como la vicuña a la lla-
ma: lo silvestre, lo no doméstico. La función de la ideología así desarrollada
y asumida estuvo seguramenJe dirigida, más que a justificar la opresión de los
uros, a afirmar la explotación de los atunlunas en la sociedad de los hombres.
Remanentes como la vicuña de un mundo oscuro y yermo en el que el sol no
existía todavía, los uros permanecían en los márgenes peligrosos de la socie-
dad doméstica como una advertencia para los atunlunas: si se debilitara la
disciplina productiva y se alterase el orden social, el mundo recaería en lo
oscuro y estéril, las llamas retomarían a vicuñas y los hombres a uros. La
ideología que en los uros sustentaba su calidad de no hombres sustentaba la
sociedad de los hombres.
Las pautas segregatorias contra los uros llegaban al extremo de tenerlos
por inhábiles para consumir los bienes culturales producidos por las socieda-
des de Estado. Es ilustrativo al respecto el incidente relatado por fray Regi-
naldo de Lizárraga, a quien , a su paso por el Collao, un uro le pidió que le
comprara pan:
estas sociedades.
Antes del hallazgo y la publicación de las informaciones contenidas en
la Copia de curatos, en especial la mención a la lengua uruquilla explícita-
mente distinguida de la lengua puquina , diversos autores -'Como Paul Rivet,
Jehan Vellard, etc .- habían identificado, sin ningún fundamento lingüístico,
al idioma puquina con el uruquilla ("uru-chipaya").
Habían sostenido, incluso, que era aquél el idioma de los uros, en base
a razonamientos errados, tales como que una determinada lengua debía nece-
sariamente distinguir a los uros de las demás poblaciones altiplánicas; y que,
si bien en los documentos coloniales se hacía numerosas referencias a los
uros, no se daba la identidad de "su" idioma, en tanto que en los mismos se
reconocía al puquina como una de las tres lenguas generales del Perú y se lo
mencionaba con relativa frecuencia , pero diciéndose poco , y bastante impre-
cisamente, de pueblos puquinas. De allí se concluía que el puquina era la len-
gua que caracterizaba a los uros y que todo hablante puquina era un uro.
A fines del siglo XVI, sin embargo , los uros no se identificaban específi-
camente con , o por, una determinada lengua: hablaban uruquilla, puquina o
aymará. Vimos ya que la TVGT hace referencia a los uros uruquillas de
"Huchusuma y puente del Desaguadero" y sabemos de la pervivencia de esa
lengua aun hoy día precisamente entre los uros ochusumas del Desaguadero
y en el pueblo de Chipaya. En cambio , al norte del lago, en Coata, poblada
sólo por uros según la Tasa de Toledo , el único idioma usado era el puquina
de acuerdo con la Copia de curatos. Finalmente, en la provincia de Chucui-
to más de una cuarta parte de sus habitantes eran uros y hablaban aymará,
excepto en el extremo sur de la provincia (pueblos de Cepita y Huchusuma)
donde el uruquilla era empleado seguramente por uros y no uros (Garci Diez
1964: 204-206).
Por otro lado, y descontadas la aymará , lengua "nueva" en el Altiplano,
y el quechua, lengua "novísima", nada autoriza , en el estado actual de nues-
tros conocimientos, a inclinarse por el puquina o por el uruquilla como el
idioma que habrían hablado primitivamente los uros. Quizá el puquina se de-
sarrolló originalmente en el área septentrional del Altiplano y el uruquilla en
el área meridional; así, ambas son tal vez similarmente "antiguas", pero, tam-
bién, tal vez ambas demasiado "recientes" en relación con la antigüedad del
modo de vida uro.
En cuanto a la lengua o las lenguas que usaron los "uros marítimos" del
litoral desértico de Tarapacá y Atacama, en el norte del Chile actual , es evi-
dente que, a falta de documentos lingüísticos precisos , nada permite identifi-
carlas a partir sólo del hecho de que las hablaban dispersos grupos de pesca-
dores de escaso bagaje de cultura material a los que, por su modo de vida, se
calificó de uros desde fines del siglo XVI. En las costas de Tarapacá se señala
aymaraes y uros; en la región de Atacama, gente de habla cunza en el valle de
ese nombre, y uros (más tarde llamados camanchacas y changos) en el litoral.
Estos ''uros" no aparecen como tributarios en la Tasa de la Visita General de
Toledo(6).
Créqui-Montfort y Rivet yerran al sostener que la lengua ·arawak se ex-
tendía hasta las orillas del Océano Pacífico, por el mero hecho de haber allí
gente llamada uro y por postular ambos que existía una "lengua uro" vincu-
lada con la familia arawak(7). Muestran, en cambio , una justa cautela al dese-
char como correspondiente al idioma original de los changos un breve voca-
bulario que habría recogido André Bresson en 1870; ese vocabulario -in-
dican con razón- es ' ·puro araucano" y no cabría esperar tal semejanza en
hablas de poblaciones separadas por tanta distancia y tanto tiempo(8).
QUECHUAS
collavino.
Algo similar habría- de suceder e-n las "provincias" de Umasuyos y Lare-
caja, al oriente del lago Titicaca, donde aymará y quechua contendieron en la
eliminación del puquina, para, finalmente, quedar en partes vencedora una u
otra y en partes hasla hoy superpuestas una y otra.
AYMARAES
La lengua aymará forma. parte .<d.e la familia lingüística aru, junto con la·
jaqaru y la ,k\a:uki, habladas ··en la prbvincia peruana de Yauyos, sureste del
departamentó -de Lima; la· fotegtaban otras hoy extintas, pero todavía vivas
en el siglo· XVI : las llamadas hahuasimi, usadas por varios pueblos a lo largo
de la Cordillera Occidental peruana, particularmente en el departamento de
Ayacucho y en las lindes, de· éste con los departamentos de Huam~avelica y
Apurímac.
·Sobre la historia de la familia' aru hemos tratado con detenimiento en
trabajos anteriores(lO); aquí resumire~os brevemente nuestras conclusiones:
la zona ocupada originalmente por el aru se 'extehdía desde el sur del valle de
Cañete o del de Chincha hasta el de· Nasca o el de Acarí, en la costa sur pe-
ruana; de allí inició su expansión en los primeros siglos de nuestra era en di-
rección del este, ganando la síerra surcentral y parte de la sierra sur. Hacia el
norte y el noreste su avance se vio contenido por la expansión contemporá-
nea que el protoquechua emprendía desde la costa central y nOrcentral hacia
el interior. ·
A más de un milenio de la expansión inicial del protoaru, se encuentra
al aru aymará a fines del siglo XVI -hablado desde la cuenca del río Pampas,
en las provincias de ·Cangallo y Víctor Fajardo, departamento de Ayacucho,
y desde la cuenca del río Soras (Chicha) -que discurre entre los departa-
mentos de Ayacucho y Apurímac- hacia el este y el sureste, cubriendo ,
fuera del Altiplano peruano-boliviano, gran parte de los departamentos de
Apurímac y Cusco y el noreste del departamento de Arequipa . El área de su
configuración como lengua parece haber sido la cuenca del Pampas.
La presencia de pueblos aymaraes (de lengua aymará) en el Collao y
Charcas era relativamente reciente en el siglo XVI; su ingreso se había produ-
cido unas tres centurias antes, al parecer de manera violenta, por conquista
militar avanzando desde el norte hacia el sureste a lo largo de la Cordillera
Occidental de los Andes y repartiéndose el territorio altiplánico posiblemen-
te bajo forma de diversos señoríos o reinos, algunos de los cuales menciona
Ludovico Bertonio en la introducción a su Vocabulario de la lengua aymará:
Lupacas, Pacases, Carancas, Quillaguas, Charcas.
Pedro Cieza de León recoge y nos transmite relatos acerca del avance
guerrero de una parte de esos aymaraes sobre la orilla occidental del lago
Titicaca, territorio en el cual se constituiría de este modo el reino preincaico
de los lupacas y, tiempo más tarde, la provincia de Chucuito en la división
Cari , señor de los lupacas, pero su "ayuda" no llegó a ser necesaria por cuan-
to por sí solas las fuerzas de Cari se impusieron a las de Zapana . Sin embargo,
llegados al Collao inmediatamente después del triunfo de Cari , los incas apro-
vecharon la situación para hacerse dueños de las tierras del norte y el este del
lago y, tras establecer una alianza táctica con Cari , continuar su expansión
por el Altiplano( 13 ).
El mantenimiento de la alianza de los lupacas , así como de los pacases
y otros grupos aymaraes , con los incas, que hizo posible la implantación del
dominio cusqueño en el Altiplano , fortaleció a su vez a los aymaraes y acre-
centó el empleo de su lengua como la "general" del Collasuyo( 14 ), esto es,
como idioma de relación con otros grupos etnolingüísticos , más allá de sus
propias fronteras nacionales. La Copia de curatos la reconoce como lengua
"casi general" del obispado de La Plata y propone su uso alternativo con el
idioma puquina en las provincias de Umasuyos y Larecaja , regiones de pobla-
ción mayoritariamente puquina. Igualmente, Garci Diez , quien la designa
como "lengua colla" , la halla introducida en valles costeños de tradición pu-
quina tales como el de Sama(l 5 ).
Como compensación a su incorporación "voluntaria" al Imperio Inca,
los caciques aymaraes , en particular los lupacas y pacases , recibieron tierras,
despojadas a otros pueblos, en las vertientes marítimas y de selva que flan-
quean el Collao al occidente y oriente. A tales tierras fueron a instalarse colo-
nos (mitmas) venidos de su núcleo aymará a fin de sembrar y cosechar pro-
ductos de tierra cálida para sus señores( 16 ).
Los caciques Ju pacas conciliaron igualmente con el poder colonial hispá-
nico, logrando de este modo que su reino, -éonvertido en provincia,quedara
directa y enteramente bajo gobernación y como patrimonio de la Corona es-
pañola, incluidas sus colonias yungas, sin sufrir el desmembramiento de su
población y su territorio en repartimientos o encomiendas, como sucedió
con los demás reinos altiplánicos.
En todo caso, la ocurrencia del fenómeno de progresiva aymarización
lingüística de regiones no étnicamente aymaraes -como Umasuyos y Lareca-
ja, entre otras- no debe atribuirse a la instalación forzada de colonias ayma-
raes en territorios ajenos, puesto que el número de tales colonos fue peque-
ño -sólo 721 tributarios en las yungas de costa y selva para el caso de los
lupacas(l 7)-, sino al empuje político y económico que los aymaraes demos-
traron desde su ingreso militarmente victorioso en el Altiplano antes de for-
marse el Imperio cusqueño y, más tarde, durante su alianza y colaboración
con los incas e, inclusive, con la administración colonial hispana.
Los lupacas, por su parte, aún cuando instalados en el territorio agríco-
lamente menos productivo del Collao(l 8), se ubicaron, al ganar la franja sur-
occidental del lago Titicaca, en un sector geográficamente estratégico, puesto
que controlaban así la ruta más directa del Cusco a Charcas y algunas de las
vías más importantes del comercio altiplánico con los valles de las vertientes
del Pacífico.
UROS •
PUQUINA czzn
URUQUILLA-
PUQUINAS
URUQU/LLAS
Distinguida netamente de la lengua puquina en la Copia de c:uratos, la
uruquilla aparece como la menos importante de las lenguas altiplánicas, al
menos en la estimación de los evangelizadores. De acuerdo con el documento
eclesiástico, se hablaba en el pueblo de Cepita -extremo sur del lago Titica-
ca- , eri torno al lago Poopó (o Aullagas) y en la puna salada de Lípez, sur-
oeste de la actual Bolivia.
La implantación geográfica de la lengua uruquilla se daba, ciertamente,
dentro de una zona en qué, con más extensión, vigor y densidad de usuarios,
se manejaba la aymará, lengua general en casi todo el Obispado de La Plata
en la época. Es probable, entonces, que una parte socialmente importante de
los hablantes de uruquilla lo fuera también de aymará, por lo cual la Copia
. de curatos señala siempre la presencia de la aymará en los pocos lugares en
que consigna a la uruquilla y, además, elimina a ésta de la enumeración de las
" ... casi a la orilla, o costa, y un poco más adentro, a legua y más, tiene
sus islas pequeñas en donde vivían indios pescadores llamados en ambas
provincias Uros ["ambas provincias": Umasuyo y Orcosuyo]; ... gente
barbarísima, con lengua diferente de los demás de la tierra firme y la del
Inga; muy raros la entendían, ni sabían, porlo cual dificultosísimamente
recibían la fe ... " (Lizárraga 1968: LXXXIV, 67).
De manera similar, Antonio de la Calancha, al promediar el siglo XVII,
atribuye a los uros del lago Poopó o Challacollo el manejo de un idioma par-
ticular que los caracterizaba: "Su lengua es la más escura, corta y bárbara de
quantas tiene el Peru toda gutural, i así no se puede escrivir sin gran confu-
sión" (Calancha 1639: 650).
La -tendencia a devenir en idioma de pueblos aislados y reticentes al con-
tacto, esto es, esencialmente los uros, se verá plenamente concretada a fines
del siglo XVII, cuando, en un documento de 1688, la uruquilla aparece desig-
nada ,como lengua "ura" y materna de uros '~indómitos"; "infieles ,y perni-
ciosos" que habitaban-las ,orillas ,e islas del lago ChallacoHo, "huyendo siem-
pre las comunicaciones de lós españoles"(38).
De tal modo se instala la ecuación: uruquilla = lengua de los uros o ha-
blante de uruquilla = uro.
Sin embargo, la Tasa de la Visita General de Toledo consigna todavía la
existencia en 1575 de uruquillas que no eran uros y que son explícitamente
diferenciados de éstos: en el repartimiento de Aullagas y Uruquillas se opone
aullagas urnquillas a uros, pagando los primeros el doble de la tasa fijada a
los uros(39). Según la Copia de curatos, en la doctrina de Aullagas se hablaba
aymará y uruquilla.
De igual manera, débese entender como remanente de una antigua "na-
ción" uruquilla la situación de 579 "uros" de Cepita y Yunguyo, pueblos de
la provincia lupaca de Chucuito, que durante la Visita General rechazaron
ante los visitadores la categorización de "uros" y se reputaron "aymaraes"
para fines de tributación, ofreciendo incluso pagar mayor tasa que los tribu-
tarios étnicamente aymaraes. La ; Copia de curatos menciona precisamente a
los "Uruquillas de Cepita" que hablaban uruquilla y aymará. Vemos, pues,
en este caso la expresión de un conflicto étnico entre dos sociedades de Esta-
do, la aymará y la uruquilla, equiparables en cuanto a complejidad social y
capacidad productiva, aunque con predominio político aymará.
Uno de los visitadores de la provincia de Chucuito, Pedro Gutiérrez Flo-
res, concluye en que
"los uros de Cepita y Yunguyo paguen igualmente como los aymaraes
por ser muy semejantes a ellos y en parte de más inteligencia para p~der
ganar y adquirir de comer y su tasa, por tener ganados y abundancia de
chácaras y el aprovechamiento de la laguna con que se sustentan y ga-
nan de comer en los años estériles y faltos de comida"(40).
Los visitadores zanjaron salomónicamente el impase contando al grupo
haya visto frenada o atenuada durante un largo período en razón de una gran
movilidad y una comunicación continua entre los grupos hablantes de uru-
quilla.
Por otra parte, no se ha logrado hasta hoy establecer una relación de pa-
ren ksco entre este idioma y cualquier otra lengua o familia lingüística ameri-
cana; la postulación por Créqui-Montfort y Rivet de emparentamiento de uru-
quilla ("uru " ) con puquina y con la todavía mal definida familia arawak no
se funda en pruebas convincentes, como tampoco otras propuestas ulterio-
res( 43 ).
NOTAS
(11) Cieza de León, cap. C de La Crónica del Perú y cap. XLI de El sefiorío de los Incas.
El desplazamiento aymará hacia el Collao parece corresponder a un convulso perío-
do en la historia andina y coincide en el tiempo con las invasiones que llacuaces y
yauyos realizaron desde las punas del Perú central hacia valles más cálidos.
(12) Capoche (1959 : 134-146). En la página 136, Capoche cita como collasurcusuyu a
los pueblos de Caracoto, Juliaca, Nicasio, Lampa , Cavana , Cavanilla, Hatuncolla,
Mañaso , Ullacache , Puno , Paucarcolla , Capachica y los uros de Coata , y como collas
umasuyu a los de Asillo, Arapa, Ayaviri, Chichero , Samán , Taraco, Azángaro, Ca-
quijana, Chupa, Achara , Caminaca, Curahuco, Caneara, Carabuco, Moho y Comina,
Guay cho, Guancaso y Ancoraimes.
(13) Cieza de León, caps. C-CII de la Crónica del Perú y caps. XLI-XLIII de El Señorío
de los Incas.
(14) En las averiguaciones realizadas por encargo de Vaca de Castro ante los quipucama-
yos cusqueños se consigna que Viracocha Inga , a los que eran sus súbditos "desde
Canas y Canches para arriba, hasta el último de los Charcas y todo el Condesuyo les
dio por lengua general la lengua aymará, por ser muy común y fácil" (Discurso so-
bre la descendencia y Gobierno de los Incas , Colección de Libros y Documentos re-
ferentes a la Historia del Perú , tomo 3, p. 17).
(15) Garci Diez, op. cit. ; "lengua colla" en Tara ta, valle de Sama: p. 195 ; "lengua colla
que es la de la provincia [de Chucuito] " : p. 2 27.
(16) ". . . en Moquegua y Sama y Capinota y en Larecaja y Chicanoma tienen algunos
indios mitimaes que siembran trigo y maíz de algunos caciques y principales" (Garci
Diez 1964: 80). ·
(17) TVGT, p. 78 ; provincia de Chucuito : "17779 indios tributarios . . . , los 13725
aymaraes con 721 mitimaes e yungas de los valles de Moquegua, ~ama, Hinchura y
Larecaxa y los 4054 restantes son uros". . -·· .
(18) El español Melchior de Alarcón "entiende que esta provincia es mucho más estéril
que otra ninguna del Callao porque de ella van a comprar comida a otros pueblos
del Collao y de ellos nunca este testigo ve vengan ningunos indios a rescatar la dicha
comida . .. "(Garci Diez 1964: 163).
(19) " .. . uno que save bien la lengua de alguna provincia Aymará, especialmente de la
provincia Lupaca , sabrá sin falta la de toda la nación Aymará, ecepto algunos voca-
blos particulares, bien pocos . .. " (introducción al Vocabulario de la lengua ayma-
rá).
(20) Citado por Clemente Markham en Posesiones Geográficas de los indios que forma-
ban el Imperio de los Incas. Ed . Urteaga, 1923, p. 137.
(21) Lexica et precepta grammatica, ítem líber Confessionis et precum, in quinque indo-
rum linguis quarum usus per American Australem, nempe Puquinica, Tonocotica,
Catamarcan.a, Guaranica, Natizana sive Moguazana .
(22) Citado por Garcilaso de la Vega en Los Comentarios Reales de los Incas, Libro sép-
timo, Cap. III.
(23) Acosta, Carta Annua; Biblioteca de Autores Españoles, No. 73, p. 294.
(24) Citado por J. Vellard en Civilisations des Andes, p. 38 .
(25) "Relación del obispado de Arequipa", en Relaciones Geográficas de Indias, tomo II,
p. XVII; asimismo , Málaga Medina, en TVGT, p . 301.
(26) "Relación de la provincia de los Collaguas'', en Relaciones Geográficas de Indias,
tomo 11, pp. 42-43.
BIBLIOGRAFIA
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1939-1955 Documentos para la historia de Arequipa. Ed . La Colmena. 11
vols. Arequipa.
BERTONIO( Ludovico
1956 1612] Vocabulario de la lengua aymará. Juli. Reedición facsimilar. La
Paz.
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fines del siglo XVI " . En: Tasa de la Visita General de Toledo,
pp. 312-328 .
1980 . Les Hommes d'en haut. Tesis doctoral. 2 tomos. París.
CABELLO VALBOA, Miguel
1951 Miscelánea Antártica. Ed . Instituto de Etnología, Universidad
Nacional Mayor de San Marcos. Lima.
CALANCHA, Antonio de
1639 Crónica moralizada de la Orden de San Agustín en el Per6.
Barcelona.
CAPOCHE, Luis
1959 [1585] Relación general de la Villa Imperial de Potosí. Biblioteca de
Autores Españoles, tomo 112. Madrid.
ANEXO!
a- "decir", ''desear"
acro- "dejar, abandonar". Call. ajchi-, ajni ; Ch. eks.
allca- "faltar" , "omitir' '. Q. y A. allqa- ; Ch. ek'llacha-
ama "no" (prohibitivo). Q. ama; Ch . ana .
ani "ropa".
apa, appa "no", "ni".
apisa ''cierto pariente''. Cal!. apasa "toda la familia".
apu "señor", "noble". Q. y A. apu ; Call. upalli- "reverenciar" .
aqui- " engendrar".
ascha-, acha- "ser, tener". Call. acha-.
assi "antes"
ata- "preguntar". Call. ata-.
atago "mujer", "esposa" . Call. atasi; Ch. makata .
atipa- "poder, tener poder" . Q. y A. ''vencer"; Ch. ateps.
atot "grande" . Q. hatun; Call. k'atu.
atta- "juzgar". A. atamasi- "dar querella"; Ch . ateps.
. " ,,,
t1 SI .
too "joven", "soltero". Call. thumi; Ch. thoo.
too- "traer".
toto, tot "grande". A. y Call. tutu.
tucu- "convertirse". Q. tuku-.
tunt "después". ·
umi, omi (cf. ymi) "madre", "señora".
uqui, oqui (cf. yqui) "padre".
vana ca "nuevo". Call. wana.
vañi- "venir".
vati "pícaro". Q. wati.
ubacha- ''lavarse''. Q. upha- y Call. uwacha- "lavarse la cara".
vea- "comprar". Call. uka-.
vin ''todo".
vii'iaya "siempre". Q. wii'iay; A. wiñaya.
viracocha, vilacocha, viragocha "espai'iol". Q. y A. wiraqocha.
vlli- ''alcanzar, lograr". Call. ulli- "alcanzar", "ganar dinero''.
vnancha- "señalar", "conocer". Q. y A. unancha- "sei'ialar''; Call.
unancha- "guiar".
vpalli- "invocar", "adorar" (y posiblemente "besar"). Call. upacha- "besar".
vque "luna". Call. oque, oqaro.
yacchi- "malbaratar".
yalli- "exceder, aventajar". Q. y A. yalli-.
yana "criado", siervo", Q. y A. yana.
yanapa- "ayudar, socorrer''. Q. y A. yanapa; Ch. yanaps.
yapo "tierra de cultivo". Q. y A. yapu.
y9u, isu, issu "casa'', "familia". Call. usi "casa"; isu "familia".
ymi, umi, "madre", "sei'iora". Call. mili, umi.
yqui, iqui "padre", "señor". Call. ikili., A. awki.
yti- "recibir'', "apoderarse". Call. iti- ''tener, poseer".
yucu- "engendrar". A. yoqa "hijo".
yupaycha- "honrar", "respetar". Q. y A. yupaycha-.
yuque "rostro". Ch; yuk.
COMENTARIOS
aymara antes de llegar a hablar quechua. En incluye al valle medio del Tambo y los dis-
el caso mencionado por Torero de pobla- tritos de Carumas, Calacoa y Cuchumbaya)
ciones de habla puquina que hubieran aban- y una parte castellanizada (que incluye la
donado su lengua en favor del quechua, sin zona situada a lo largo de la ruta de Arequi-
adoptar el aymara en una fase intermedia, pa a Omate y Quinistaquillas y toda la par-
tal influencia del aymara quedaría práctica- te yunga del departamento). Es interesante
mente excluida. Un estudio dirigido al ha- observar que también en las zonas quechua
bla de zonas en las que el puquina proba- y aymara los nombres de lugares conservan
blemente fue reemplazado directamente rasgos fonéticos ajenos a estas lenguas. En
por el quechua, como Coata, la península la zona quechua encontramos, por ejemplo,
de Capachica y las islas de Taquile y Aman- topónimos como Matalaque, Tonohuaya,
tani, podría ser aclarador al respecto. Tal Sacuaya, Tonlaque y Chaguechajen; en la
estudio permitiría, además, descubrir posi- zona aymara, Calacoa, Cuchumbaya, So-
bles rasgos gramaticales y léxicos origina- moa, Soilapa, Cambrune (qamru es 'sangre'
rios del puquina. en Callahuaya; ver el anexo al final del ar-
El análisis de los topónimos y de su dis- tículo de Torero), Muilaque, Sijuaya y Sa-
tribución en un determinado espacio geo- cuaya; y en la zona castellanizada, Coala-
gráfico constituye un complemento útil a que, Oralaque, Puquina, Mollabaya, Caina-
la información obtenida a través de fuentes ragen, etc. A pesar de marcadas diferencias
escritas de la época colonial, con la condi- en las costumbres que separan las zonas
ción de que se sepa reconocer la toponimia quechua y aymara en el departamento de
característica de una lengua. En base a ésta, Moquegua, se trata probablemente de una
es posible entrever la extensión que tuvo región que en su origen ·fue homogénea-
un idioma determinado en un pasado no mente puquina. Esta región, probablemen-
muy lejano. te, fue en parte quechuizada y en parte ay-
En el caso del puquina, no resulta· difícil marizada durante la época de la colonia.
identificar nombres de lugares pertenecien-. Toponimia puquina se encuentra también
tes a esta lengua. Terminaciones caracterís- al norte del lago Titicaca (Italaque, por
ticas como -baya, -huaya o -paya, -laque y ejemplo).
-coa revelan la existencia en el pasado de Torero deja claro, en base a la informa-
grupos étnicos de habla puquina. La región ción contenida en la Copia de curatos, que
que con más certeza exhibe características la lengua llamada uruquilla tuvo una distri-
puquinas es la que se extiende desde la ciu- bución geográfica mayor que el actual uru-
dad de Arequipa hacia el sudeste y que chipaya. Si se trata de hecho de una sola
comprende la mayor parte del departamen- lengua, resultará quizás posible identificar
to de Moquegua y una parte de Tacna. Allí agrupaciones de topónimos, como en el ca-
se encuentran también los pueblos de Caru- so del puquina, valiéndose de los vocabula-
mas, llabaya y Locumba, identificados por rios existentes del uru ochosuma y del chi-
Torero como puquinahablantes en el siglo paya. No se puede descartar, además, lapo-
XVIII. Si en el caso del mismo Arequipa y sibilidad de que parte de la toponimia de
sus alrededores encontramos toponimia ay- Potosí sea relacionada con el idioma ataca-
mara (Umacollo, Chachani, Anuccarahui, meño, dado que la presencia del atacameño
Socosani) y quechua (Uchumayo, Yana- en el oeste de aquel departamento fue seña-
huara), en la zona que linda con la ciudad lada por varios autores (lbarra Grasso 1958;
hacia el sudeste predominan los topónimos Loukotka 1968).
puquinas, como Polobaya, Tiabaya y Soca- La ·comparación del léxico de las lenguas
baya. También en la zona quechuahablante no-quechuas y no-aymaras de la región del
que ocupa el noreste de la provincia de lago Titicaca es una tarea que queda por
Arequipa se encuentran algunos pueblos de hacer y que puede ser frenada por la falta
nombre puquina (Chocalaque, Mollebaya). de datos dignos de confianza relativos a es-
El departamento de Moquegua está dividi- tas lenguas. Sin embargo, vale la pena inten-
do en una parte quechuahablante (la zona tarla como lo muestra el caso del término
del volcán Ubinas y el alto valle del río · para 'maíz', que fue registrado como tara
Tambo), una parte de lengua aymara (que para el chipaya (Métraux 1936) y para el
cierto que cuando los uru dijeron a los es- OBLITAS P., Enrique. El idioma secreto de
pañoles que no eran "hombres", sino urus, los incas. Amigos del Libro. La Paz,
sería interesante saber qué término exacto 1968 . .
fue utilizado por unos y otros. Ya sabemos
que el nombre "hombre, gente" suele tener ST ARK, Louisa A. "Machaj-Juyai: Secret
connotaciones étnicas muy precisas. language of the Callahuayas'', Papers in
Andean Linguistics, 1,2: 199-227. 1970.
4. Sobre el aymara y quechua
VELLARD, Jean-Albert. "Contribution a
Estos temas son muy laterales en este l'étude des indiens Uru ou Kot'suñs",
artículo. La poca diferenciación dialectal Travaux de l'institut Fran~is d'Etudes
del aymara en la puna puede ser efectiva- Andines, 1: 14-210; 2: 51-88; 3: 3-39.
mente un argumento a favor de su llegada (Ver también los nn. 6, 7 y 8). 1949-51.
tardía. Pero no acabo de saber cuál es la
argumentación que lleva a Torero a pensar
que el origen de esta lengua es por el río
Pampas, que ha sido después área con mit- Thérese Bouysse-Cassagne
mas de orígenes muy diversificados. 1 O, rue des Gravillheis
La expansión del quechua a expensas 75003 Paris
del aymara ya en época colonial es tema in- Francia
teresante para otros artículos. Por ejemplo,
aunque Torero llama a Santa Cruz Pachacu- Estos comentarios al artículo de A. To-
ti el cronista "aymara", sin duda por su ori- rero son !a continuación de un diálogo em-
gen colla, al nivel lingüístico muy poco es prendido con el autor en los años setenta,
lo aymara rescatable en su crónica, lo cual durante la estancia de éste en el CNRS pari-
no sé si refleja su posterior formación cus- sino. Mis apreciaciones se fundarán en mis
queña o el poco peso que tenía ya esa len- trabajos más recientes (además de los dos
gua en su área de nacimiento. Hay en este mencionados por Torero): La identidad
punto muchos más desafíos. Otro es la aymara, una aproximación histórica (CE-
quechuización de Co~habamba, a _pesar d~ RES-IFEA, La Paz, 1987, 450 pp.) y "Les
que -según los arqueologos- los inkas alh Collas opprimés et puissants" (Les Cahiers
no estuvieron ni medio siglo. Un tercero, es des Ameriques Latines, número especial
el rol jugado por la mita de Potosí para la Bolivia, en prensa). Además de algunos es-
nivelación lingüística, etc., etc. tudios imprescindibles y recientes para
quien pretende hablar de los grupos étnicos
REFERENCIAS: del Collao: J . Hyslop, An archaeological
investigation of the Lupaca Kingdom and
its origins. Columbia, 1976; Gisbert, Shoop,
AGUILO, Federico ..Uru y puquina. IESE- Lauer et al. Espacio y tiempo en el mundo
Centro Portales. Cochabam ba, 1987. Callahuaya. La Paz, 1984; C. Julien, Guano
BERNEDO MALAGA, Leónidas. La cultu- and Resource Control in sixteenth Century
ra pukina. Ministerio de Educación Pú- Arequipa. Andean Ecologie and civilisation.
blica. Lima, 1949. (Masuda y Morris eds.), Tokio, 1985.
Tomando en cuenta lo que conocemos
INDA, Lorenzo. "Nuestra historia sobre los sobre el tema, considero que el aporte más
urus de lrohito". Cartilla popular. Qha- novedoso de A . ..T. es su presentación del
na. La Paz, 1987. material lingüístico en anexo. Lamento que
KLEIN Harriet E. Manelis. "Los urus: El ésta no sea la ocasión de una reflexión más
extr~o pueblo del altiplano", Estudios _ nutrida y que sugerencias como las que ha-
Andinos, 3,1: 129-149. 1973. ce sobre "puquina e uruquilla como len-
guas similarmente antiguas o demasiado re-
MONTA?il"O, Mario. "Los capillu. Descubri- cientes con el modo de vida uru" no sean
miento de un nuevo grupo humano en más desarrolladas. Quizás hubiera sido im-
Bolivia", Pumapunku, 4:64-69. La Paz, portante añadir a la lista de palabras Calla-
1972. huaya recogidas por L. Girault y a la de
el área lupaca los trece sitios arqueológicos el de llave recibieron el privilegio de con-
censados como pertenecientes a la época de quistar Pasto , que las funciones religiosas
Tiwanaku están todos situados a menos de de los Collas en el seno del Imperio Incaico
cien metros sobre el nivel del lago, lo que son complejas y que efectivamente uno de
sugiere una gran dependencia económica los más poderosos centros religiosos impe-
frente a los recursos lacustres de parte de riales había sido antaño su adoratorio (y los
poblaciones puquina y uru, en esta etapa, mitos de origen incaicos se refieren cons-
así como la eventualidad de relaciones en- tantemente a ello) (Bouysse en prensa). En
tre los diversos sitios circunlacustres. cuanto a la importancia de los Callahuayas
En cuanto a los aymara, su hábitat en la de habla puquina, ésta ha sido excelente-
zona lupaca era constituido por "pucaras" mente estudiada en el libro mencionado
situados en las zonas más elevadas del alti- arriba (no hay que olvidar que fueron unos
plano (cf. Cieza de León). En el intermedio de los portadores de las literas reales) . Sin
tardío , Hyslop cuenta 25 sitios en altura minimizar las tremendas masacres que su-
versus 7 en la ribera del lago ; en fin, "cuan- frieron los Collas, es muy probable que
do los ingas vinieron conquistando esta nuevos hallazgos documentales permitan
provincia (en este caso R.G.I. habla de los demostrar la complejidad de su integración
Pacaj) hicieron salir estos indios uros de al imperio, y lo mismo para los urus. Ha-
junto al agua y les hicieron vivir con los blando de Coata, A.T. atribuye la presencia
Aymaraes y les enseñaron a arar y cultivar de caciques uru a la imposición toledana y
la tierra y les mandaron que pagasen de tri- a su pertenencia a la Corona Real. La pre-
buto pescado y hiciesen petacas de paja. sencia de caciques uru (y poderosos) está
Por ser gente muy tosca, no les dieron or- atestada mucho antes de 157 5 en una zona
den como habían de adot ar al sol y servirle, como Carangas, por ejemplo (cf. Riviere) , y
y con la comunicación_que han tenido con no es de extrañar que los uru ricos de Puno,
los indios serranos, han venido a hablar la Ichu, Coata, poseyeran caciques de su etnia
lengua aymara y casi han dejado su lengua (sea dicho de paso que la encomienda de
que era puquina, y al presente tienen caci- Coata pertenece a los Encinas desde la épo-
ques y habitan en pueblos . .. " (Relación ca de La Gasea).
de la provincia de Pacaj). sn,fon los criterios que definen la autoc-
¿Cómo llegaron los aymara al altiplano, tonía son siempre los de los . vencedores
concretamente de dónde procedía Cari y toda la documentación a nuestro alcance
cuando conquistó las tierras circunlacustres es el reflejo de estos hechos históricos, no
y las islas? La respuesta de Cieza de León pienso que tengamos que acudir a "una le-
es de "Coquimbo" (valle del norte chileno) yenda negra" cuando la realidad es negra
e Hyslop demuestra la importancia de un de por sí, pero sin duda alguna mucho más
sitio altiplánico llamado Coquimbo como compleja que negra.
capital lupaca y necrópolis de sus mallku .
Es decir que si confiamos en esos datos, la
ola aymara que penetra en el Urcosuyu vie-
ne de mucho más al sur de lo que pretende Rodolfo Cerrón-Palomino
Torero. El mito de origen Pacaj confirma Casona de la Universidad de San Marcos
esta oleada sureña que a mi parecer puede Nicolás de Piérola 1212
explicar el fuerte impacto de la lengua Lima 1, Perú
aymara, sobre todo en la zona urcosuyu,
frente a un umasuyu todavía de habla puki- El artículo que comentamos constituye
na en el XVI. una renovada contribución al esclarecimien-
Si evidentemente estoy de acuerdo con to de la historia sociocultural y lingüística
A.T. para decir que la lengua pukina era la de los pueblos del altiplano peruano-boli-
lengua del señono poderoso de los Collas y viano durante los siglos XVI y XVII. Así,
del Callahuaya, pienso que hay que matizar pues, el autor vuelve a tocar aspectos trata-
mucho más de lo que él hace sus relaciones dos en su tesis parisina y dados a conocer,
con los Incas. No se debe olvidar , por ejem- parcialmente, en su trabajo de 1970; Como
plo, que tanto el jefe de Hatuncolla como se sabe, de esta fecha al presente han salido
reglas de evolución interna del puquina tado (?) a la experiencia de los hispano-
ni del chipaya. En tal sentido es preferi- hablantes (del tipo chacra > chacara).
ble hablar de "comunidad léxica", como Está solución no ha sido ajena, por cier-
lo hace Torero, antes que de "correspon- to, en el tratamiento de ciertas voces na-
dencia léxica". Por lo mismo, nos incli- tivas, como el mismo autor nos lo ilus-
namos a pensar que la relación histórica tra. Ocurre, sin embargo, que ni la se-
existente entre el callahuaya y el puqui- cuencia [rk] es ajena al castellano (cf.
na es una de contacto íntimo antes que horquilla!) ni tampoco el grupo [kr] en
de parentesco. Subsumirlos en un mis- esta misma lengua se libraba de una di-
mo grupo lingüístico equivaldría, por solución semejante (recuérdese el caso
ejemplo, a considerar al inglés como len- de corónica). Lo que no quita que haces
gua románica, por el hecho de registrar · consonánticos verdaderamente descono-
no sólo un alto porcentaje léxico, sino cidos por el castellano sufrieran el aco-
también algunos sufijos derivacionales modamiento necesario: tal los casos de
de origen latino. lúcuma o de máchica (alternando ésta
6. Sobre glotonimia. En relación con los con machica), donde las secuencias [km]
nombres de los idiomas estudiados en el y [ck] ciertamente son peregrinas (aun-
trabajo que comentamos, llama la aten- que contemos con el tecnicismo drac-
ción la reactualización que hace Torero ma) Siendo así, nos parece que, todo lo
de la forma arcaica aymará, sin comen- contrario, la forma originaria fue uru-
tario alguno, toda vez que en escritos quilla. Esto, además, por otras razones:
anteriores empleaba la variante parcial- en primer lugar, registrándose la voz uru
mente moderna aymara (lo moderno resulta forzoso ver en uruquilla un com-
seria aimara, con i). Ignoramos la moti- puesto uru-kiÍa, con un segundo elemen-
vación para ello, y conste que no se trata to de significado incierto (no se olvide
de una mera variante, pues a lo largo del que las lenguas andinas tienen preferen-
trabajo se advierte el uso sistemático de cia por las raíces bisilábicas, sobre todo
la forma esdrújula. De lo que no hay du- si éstas son nominales); en segundo lu-
da es que el arcaísmo aymará es produc- gar, _la pronunciación contracta puede
to de una formación regresiva a partir de explicarse tranquilamente como efecto
la versión plural [aymaráes], con vocali- de la tendencia airnara a la supresión
zación de la yod final de •aymáray ( cf. vocálica: como se vio, la mayor parte de
*páqay >pacáy -pacaes; ver, a este res- los hablantes de uru devinieron airnara-
pecto, Carrión Ordóñez 1983: 18 7). De parlantes (allí está. por lo demás, otra
otro lado, en vista de la ambigüedad del alternancia: Urumiri - Urmiri, localidad
término uru ( cuya acepción étnica podía consignada en la "copia de curatos").
tener como referentes tanto a hablantes
puquinas como airnaras, según se vio), REFERENCIAS:
Torero propone el empleo de uruquilla
para designar a la lengua originaria de los ALBO, Xavier. Lengua y sociedad en Boli-
urus, lo cual nos parece muy atinado. via 1976. Instituto Nacional de Estadís-
Sin embargo, frente al uso (colonial) al- tica. La Paz, 1981.
ternativo de la variante urquilla, el autor
ofrece una larga digresión (ver nota 42) ALMONTE, Clemente. "Respuestas al inte-
para sostener que ésta habría sido "la rrogatorio enviado al cura de Andahua
más próxima a la pronunciación nativa", (partido de Condesuyos) . .. " (1813).
hecho que en sí parece razonable. Lo Publicado por MILLONES, Luis. "Pas-
que no convence es el argumento que se . tores y tejedores de los Condesuyos de
elabora pllra explicar la variación uru- Arequipa: un informe etnológico al Con-
quilla - urquilla. Según Torero, la pri- cejo de Regencia", Boletín de la Biblio-
mera variante sería la menos original, re- teca Nacional, XXV, 57/58: 3-14. 1971.
gistrando una vocal epentética que hace CARRION ORDOÑ'EZ, Enrique. La lengua
eco con la primera, a los efectos de ta- en un texto de la Ilustración. Fondo
mizar un encuentro consonántico inusi- Editorial de la PUC. Lima, 1983.
tinsuyo en los territorios collavinos. Este lógica establecida para la cuenca del Titica-
eje de análisis resulta ser precisamente la ca y las propuestas del arribo de grupos ha-
clave para la comprensión del movimiento blantes de aymara y quechua cuando en
de lenguas y pueblos en el Altiplano al que dicha cuenca se hallaban establecidos varios
alude Torero. Otras fuentes para su estudio grupos nativos. Nuestras excavaciones es-
son las crónicas coloniales y varias investi- tratigráficas en el área de Sillustani, zona
gaciones modernas, que contrastadas y co- de ocupación Colla, prueban la posición
rrelacionadas críticamente dan validez cien- tardía de la cultura inca, sobrepuesta a los
tífica a las proposiciones que ordenada- restos de culturas locales, representadas
mente ofrece. por las alfarerías de las llamadas series
Luego de analizar la llamada Copia de Collao, Sillustani y Umayo. Al respecto, es
curatos, en sus aspectos informativo, cro- necesario profundizar las investigaciones
nológico y paleográfico, además de cotejar para conocer la distribución de dichos esti-
la Tasa de la Visita General de Toledo y los alfareros y cotejarlos con la información
materiales de campo recogidos por el mis- lingüística que presenta Torero.
mo autor y diversos estudiosos, discute ra- No debemos dejar de precisar la forma
zonadamente la presencia, los conflictos y cómo los uros habían sido ideológica y so-
la historia externa de las sociedades colla- cialmente marginados por comunidades
vinas: uros, puquinas, uruquillas, aymaraes aborígenes más desarrolladas, hecho que,
Y quechuas. Expresa las formas en que cada asimismo, mantenía la coerción de mino-
una de estas comunidades interactuaron y rías sobre grandes masas de pobladores del
a la par de ello, cómo se fue acentuando ¿ altiplano. Esta situación era la que había
perdiendo el uso de los idiomas nativos o generado la "débil aptitud productiva" de
cómo han persistido todavía algunos hasta los uros, razón por la que el sistema tribu-
el presente. Sabemos entonces ahora, en tario español los consideró como los de más
mérito al deslinde lingüístico que aporta baja condición económica.
Torero, cuáles fueron efectivamente las len- En una perspectiva coherente, los traba-
guas habladas aún en el siglo XVI y cómo jos de A. Torero siguen abriendo nuevas
se abrieron camino, penetraron y se asenta- vías para la comprensión de los niveles de
ron hasta hoy en el amplio espacio geográ- desilrfollo que alcanzaron nuestras viejas so-
fico del Collao. Se menciona también las ciedades nativas, frente a conceptos tradi-
diversas etapas durante las cuales pudieron cionales que sin pruebas convincentes y
arribar las influencias lingüísticas a dicha concretas magnifican o restringen la reali-
área y la antigüedad de ellas y cómo el pu- dad en la que se desenvolvieron. Las inves-
quina se mantuvo hasta el presente, aunque tigaciones del proceso histórico-social andi-
influido por el quechua, en el idioma de no tienen en el aporte de la lingüística, en
aquellos andariegos y herbolarios callahua- la manera como lo viene haciendo el autor,
yas. Corrige las versiones que afirmaban una herramienta importante para ir escu-
que existe parentesco entre la lengua pu- driñando nuestro pasado de modo que se
quina, la lengua "uro-chipaya ", la aymara afirme sólidamente la identidad nacional.
y la quechua
Debe destacarse que la información re-
cogida constituye una base importante para
el esclarecimiento histórico en cuanto a las Ruth Shady Solis
antiguas ocupaciones de la zona. Creemos Universidad Nacional Mayor de San Marcos
por ello en la necesidad de tener presente la Alberto Acosta 118
ubicación de las etnias y la distribución de Vista Alegre, Surco
su lengua, lo cual ayudará al arqueólogo en Lima, Perú
su tarea de contrastar y clasificar los restos
materiales que descubre para una mejor Con su característico enfoque lingüísti-
identificación de la historia social de esos co-histórico, Alfredo Torero ha centrado
pueblos. esta vez su atención en las lenguas del gran
En términos generales existiría corres- altiplano del Collao y Charcas; y, como ya
pondencia entre la periodificación arqueo- es usual en sus trabajos, plantea a la arqueo-
logía sugestivas rutas de investigación. taca la cultura Pucara con sede en el sector
La identificación de las lenguas puqui- noroccidental de la cuenca. Artefactos con
na, uruquilla, aymara, quechua y la historia diseños de este estilo han sido encontrados
de su importancia social, extensión o reduc- en Kallamarca y Pocotia, unos cincuenta
ción territorial, suscitan contrastación con kilómetros al sur de la orilla meridional del
las culturas arqueológicas e indagaciones lago Titicaca, en Chumbivilcas ( departa-
sobre el proceso cultural de las poblaciones mento del Cusco) y, a mayor distancia, en
que habitaron esa región. sitios de la fase Alto Ramírez del norte de
Lamentablemente, los trabajos arqueo- Chile y en el valle de lea (Concklin 1983:
lógicos realizados allí son pocos y no han 2,8). Su importancia está en relación con el
aportado información suficiente compara- desarrollo alcanzado por las poblaciones
ble con los datos histórico-lingüísticos que del norte del altiplano collavino y de los
coadyuve a la comprensión del poblamien- valles de la vertiente occidental; en su capa-
to prehispánico. No se ha realizado excava- cidad de acceder a productos que Pucara
ciones arqueológicas que permitan susten- haría circular entre el litoral Pacífico y la
tar con estratigrafía la serie de estilos cerá- Amazonía.
micos identificados casi sólo en base a re- El rol de Pucara fue asumido siglos más
conocimientos y colectas de superficie, los tarde por Tiahuanaco (300-600 d.de C.), con
cuales, además, no llegan a cubrir de modo su centro de desarrollo en el lado sur de la
sistemático tolla el área. cuenca collavina. Artefactos con rasgos de
Por otro lado, los estilos alfareros no este estilo aparecen en los valles de Ilo-
están bien definidos; algunos autores no los Moquegua y Tacna, en Quebrada Victoria,
distinguen y les dan la denominación gené- a cincuenta kilómetros al sur de Arica, en
rica de tipos Altiplano. Sólo cuandó se rea- Punta Pichalo cerca de Pisagua, en el valle
licen excavaciones estratigráficas, que sus- de Azapa y en la parte alta del desierto de
tenten a los estilos propuestos pará· las Atacama. Llegaron, asimismo, hasta Tupiza
varias partes de la cuenca altiplánica, y dis- en el noroeste argentino. El prestigio de
pongamos entonces de una buena secuencia Tiahuanaco derivó de la interacción econó-
cronológica y corológica, podremos efe~ mica que sólo entonces habrían podido
tuar aproximaciones que en el presente son efectuar las poblaciones de los valles orien-
muy tentativas. No tocamos temas como el tales del lago y las del noroeste argentino,
de la diferenciación cultural o de clase, el constituyéndose una esfera de fuerte inte-
problema Uro, etc., que no pueden ser tra- gración entre éstas y las asentadas en los
tados con la información arqueológica valles de las vertientes occidentales.
actual. A estas épocas, entre 200 a.deC. y 600
d.deC., de vigencia de Pucara y Tiahuana-
Importancia cultural del altiplano collavino co, debe corresponder la configuración y
Como bien reconoce Torero, el territo- distribución de las lenguas puquina y uru-
rio del Collao fue escenario del desarrollo quilla en el Collao y zonas vinculadas.
de dos culturas con organización sociopo- Después de la crisis de Tiahuanaco y de
lítica compleja, de prestigio interregional: la constitución de varias entidades políticas
Pucara, en el norte de la cuenca, y Tiahua- altiplánicas, identificadas con los estilos
naco, en el sur. En ambas partes con ante- Allita Amaya, Mollo, Chullpa, recuperarán
cedentes que se remontan a por lo menos importancia las poblaciones del sector nor-
1000 a.de C., a las culturas formativas de occidental de la cuenca del lago Titicaca, al
Qaluyo y Chiripa. Al parecer, las socieda- parecer caracterizadas por el estilo Collao,
des de estas dos áreas compitieron en pres- y la mantendrán hasta la intervención casi
tigio a través del tiempo y llegaron a con&- simultánea de pueblos de habla aymara y
tituir centros de desarrollo en el Collao en de los incas.
función de la mayor integración económica La hegemonía que lograron poblaciones
lograda a nivel interregional, tratando con collavinas y su presencia a nivel interregio-
poblaciones de las vertientes marítimas y nal hacia la costa y los valles occidentales y
de Amazonía. . orientales sólo fueron posibles por una tem-
Enfre los 200 a.de C. y 200 d.de C. des- prana acumulación y disposición de exce-
dentes. Se ha mencionado que el área más que establecen igualmente intensas relacio-
grande de campos acamellonados en Lati- nes de intercambio con poblaciones de las
noamérica está en la región del lago Titica- vertientes occidentales. En estas últimas,
ca, a la que se calcula, en base al estudio muestran combinación de rasgos locales
preliminar de fotos aéreas, 82,056 has. con con otros comunes al Collao los estilos
restos de camellones. La mayor concentra- Churajón de las cuencas altas de los ríos
ción se ubica en el lado noroccidental de Chili y Tambo, y Chiribaya, entre los ríos
la cuenca, en el sector Juliaca-Paucarcolla, Tambo por el norte y Azapa por el sur, des-
con unos 356 km2 (56,533 has.), además de el litoral hasta los 2000 m. (Belan 1981 :
de .campos esparcidos en las zonas de Ca- 27). Es interesante señalar que tanto Chu-
banillas-Lampa, Ayabacas-Taraco (3,276 rajón como Chiribaya~ ac,lemás de tener ca-
has.) y Orurillo-Huancané (4,494 has.), lo racterísticas muy propias, están distribui-
que hace un total de 64,303 has. En la par- dos de modo consistente en un área amplia
te sur se encuentran esparcidos en Desagua- y continua y no en sitios aislados. La pre-
dero (6,501 has.), Pomata (5,108 has.) y sencia en ellos de rasgos de estilos altipláni-
otros (2,192 has.), de lado peruano; y en cos evidencia así fuertes y permanentes vin-
Bolivia, en la zona de Aygachi (3,014 has.) culaciones con pobladores collavinos más
y otros (938 has.). Estos campos se hallan que existencia de colonias o enclaves de
entre 3,800 y 3,890 m. de elevación y den- éstos.
tro de los 30 kms. desde las orillas del lago. Algunos autores han creído ver en la re-
La cerámica asociada sugiere su uso prolon- lación Mollo-Churajón la presencia en Are-
gado desde el período Formativo hasta la quipa de grandes colonias lupaca, lo cual,
época inca (Lennon 1982: 1O, 16-17). en opinión nuestra, no es correcto por
En el lado norte de la cuenca, en la zona cuanto la conexión Mollo-Churajón se dio
entre los ríos Azángaro y Ayaviri, a 3,860 en un período previo al establecimiento de
m., han sido identificadas las cochas, otro los lupaca en el Collao, como señalaremos
procedimiento tecnológico para regular el más adelante, y porque el estilo Mollo no
recurso hídrico y hacer producir mejor el identifica a lo que habría de ser la etnia
territorio circunlacustre. lupaca.
Esta información nos sugiere la existen- Hacia el siglo XIII o XIV alcanza amplia
cia de economías de fuerte carácter agríco- distribución en la cuenca del Titicaca el es-
la, complementadas con actividades de pas- tilo Collao, identificado en los lados occi-
toreo y comercio, como señalan las fuentes dental y oriental del lago y en territorios
documentales. Tanto los camellones como que en el siglo XVI se hallarían habitados
las cochas requirieron de ingente fuerza de por distintas etnias: canas (sitio de Chej-
trabajo organizada proveniente de socieda- narapi), collas urcosuyu, collas omasuyu
des políticamente complejas y que dispo- (Tschopik 1946:50) y lupacas (Hyslop
nían de amplios excedentes de producción. 1976).
En el ·sector suroeste hay evidencias de
Culturas collavinas del período Altiplánico un denso poblamiento tanto en las tierras
Con o después de la presencia del Tia- bajas del lago como en los cerros por enci-
huanaco V, Expansivo o Decadente, hacia ma de los 4000 m., sobre los cuales se eri-
el siglo XI se encuentra en el altiplano co- gieron extensos e imponentes pueblos amu-
llavino estilos alfareros distintivos que, sin rallados. A este período de predominio del
embargo, comparten rasgos en formas y estilo Collao posiblemente correspondió la
decoración, derivados de la tradición Tia- hegemonía de los collas, y a ella debe hacer
huanaco y de las interacciones que las po- referencia la cita de Sarmiento de Gamboa
blaciones realizaban. Tales estilos son: acerca de las naciones que tenía sujetas Za-
Chullpa en el lado sureste, Allita Amaya en pana, el soberano de los collas.
el suroeste, Sillustani o Collao en el noroes- Fuera del área circunlacustre, el estilo
te y Mollo al noreste del lago, incluidas las Collao se expresa a través del componente
vertientes amazónicas. Ellos corresponden Chilpe en los valles bajos y, más aún, en los
a una época de afianzamiento, desarrollo y sez;ranos del sur del Perú y norte de Chile,
fuerte contacto entre señoríos collavinos, as1 como e!l los oasis de Pica y Quillagua
collavinas; 2) una de las entidades políticas, CONCKLIN, William. "Pucara and Tiahua-
identificada con la alfarería Collao, alcanzó naco tapestry: time and style in a sierra
presencia interregional; y 3) los señoríos weaving tradition ", Rawpa Pacha, 21,
collavinos resguardaron su territorio de los Berkeley, California, 1983.
grupos de puna y controlaron el área ribe-
reña y de altura circundante. HYSLOP, John. An archaeolo¡ical inv~sti-
El puquina o uno de sus dialectos pudo gation of the Lupaca Kingdom and its
ser la lengua de relación entre las socieda- origins. Tesis. Columbia University,
des del altiplano collavino y su área de in- 1976.
fluencia en la época de mayor . interacción, LA VALLEE, Daniéle y JULIEN, Michéle.
entre los siglos XII y XIII, e ir perdiendo Asto: curacazgo prehispánico de los
terreno en los siglos XIV y XV frente al Andes Centrales. Instituto de Estudios
aymara, llevado por los grupos que avanza- Peruanos. Lima, 1983.
ban por las altas punas de la cordillera occi-
dental y cuando se restringieron los contac- LENNON, Thomas. Raised fields of Lake
tos interregionales por la situación de con- Titicaca, Peru: A prehispanic water ma-
flicto imperante en los Andes. Sin embargo, nagement system. Tesis, University of
la hegemonía que tuvieron los señoríos c<>- Coloradó, 1982.
llavinos en la cuenca del Titicaca hasta bien NUÑEZ, Lautaro y DILLEHA Y, Tom. Mo-
entrado el siglo XV debió también mante-
ner el prestigio y uso del puquina. vilidad giratoria, armonía social y desa-
La invasión de grupos foráneos de habla rrollo en los Andes Meridionales: patro-
aymara al Collao se produciría tardíamen- nes de tráfico e interacción económica.
te. Su llegada al lado suroccidental habría Universidad del Norte. Antofagasta,
sido casi simultánea con la inca. Este even- 1978.
to debe corresponder a la información his- RYDEN, Stig. Andean Excavations l. Toe
tórica de la victoria de Cari, señor de los lu- Tiahuanaco Area East of Lake Titicaca.
pacas, sobre Zapana, señor de los collas. Publication of the Ethnographical Mu-
En el territorio que ocuparon los lupa- seum of Sweden, 4. Stockholm, 1957.
cas y pacajes, de habla aymara, se ha identi-
ficado a los estilos alfareros Chucuito y Andean Excavations II. Tupuraya and
Saxamar, respectivamente, estilos que com- Cayhuasi: two Tiahuanaco sites. Publi-
parten rasgos y aparecen en asociaciones cation of the Ethnographical Museum
con el estilo inca. Ninguno de esos estilos of Sweden, 6. Stockholm, 1959.
fue recuperado consistentemente en los TSCHOPIK, Marion. Sorne notes on the
asentamientos amurallados de altura ni en archaeology of the department of Puno,
la zona Omasuyo, explorada por Tschopik, Peru. Papers of the Peabody Museum of
donde no hubo control aymara pre-inca. American Archaeology and Ethnology,
En el lado noroeste del lago fueron los in- Harvard University, vol. XXVII, No. 3.
cas quienes se impusieron directamente. Cambridge, Mass., l 946:
Sobre y junto con el estilo Sillustani de ese
sector se encuentra alfarería inca. Allí son
aisladas las ocurrencias de piezas Chucuito.
Es posible que los poblados de altura fue- Nathan Wachte/
ran abandonados al bajar los niveles de cul- Eco/e des Hautes Etudes en
tivo y al perder su función defensiva cuan- Sciences Sociales
do grupos aymaras e inca se establecieron 54, Boulevard Raspail
finalmente en territorio de los otrora seño- 75006 Paris
ríos collavinos. Francia
REFERENCIAS: Mi comentario será breve por una razón
BELAN, Augusto . "Estudios sobre Chiri- en principio material: mi lectura del texto
baya ", Arqueos Perú, Año 11, Nos. 2-3, de Alfredo Torero fue dificultada por el
Arequipa, 1981. hecho de que el ejemplar que me fue envía-
do tiene un vacío (falta una página precisa- Teresa Gisbert, Arte Textil y Mwido
mente al inicio de la sección consagrada a Andino , La Paz, 1987, pp. 134-138).
los urus). Este inconveniente habría podido 2. Aprecio plenamente los matices que in-
ser evitado si el autor hubiera tenido la cor- troduce Alfredo Torero en lo que con-
tesía de informarme directamente de los cierne a las lenguas habladas por los urus
resultados de su trabajo, ya que éste se fun- ("los uros no se identifican con, o por,
da en parte sobre el material que yo mismo una determinada lengua: hablan uruqui-
recogí en el curso de mis diferentes estadías lla, puquina o aymara "). Sorprende, por
entre los Chipayas y que yo le confié para el contrario, su insistencia tan rígida en
una investigación que debíamos, en princi- la segregación de los urus y en la prohibi-
pio, realizar en colaboración. Este contra- ción que les habrían impuesto los ayma-
tiempo no me iinpide, evidentemente, ren- ras en cuanto a la posesión de tierras y
dir homenaje al trabajo de Alfredo Torero : ganados ("Al vetar a los uros, como cas-
debemos todos agradecerle por sus análisis ta marginal, el acceso a la riqueza agro-
valiosos y pertinentes sobre problemas tan pecuaria . . . "). Yo mismo he intentado,
difíciles como los del puquina, el uruquilla en un artículo ya antiguo, mostrar que
y los urus. El presente artículo proporciona, el proceso de sedentarización y de ay-
incontestablemente, un aporte de primer marización de los urus (en el sentido so-
orden a nuestras investigaciones. cio-económico y cultural) había comen-
Me contentaré con hacer tres tipos de zado bastante antes de la invasión espa-
anotaciones: ñola. Ejemplo espectacular: Huayna Ca-
l. En principio, observaciones de orden ge- pac había incluido a los urus de Paria en
neral. Estamos condenados a una cierta su repartición de tierras del valle de Co-
confusión en tanto utilicemos (como es- chabam ba (cf. "Hommes d'eau: le pro-
tamos obligados a hacerlo) categorías bleme uru (XVI-XVIIe siecle)", Annales
tan vagas como: señoríos, etnias, pue- E.S.C., 33, 5-6 : 1127-1159,Paris, 1978;
blos, etc., ya que no sabemos exacta- "Les mitimas de la vallée de Cochabam-
mente lo que podía ser, en los siglos XV- ba: la politique de colonisation de
XVI, un "grupo étnico". ¿Qué distin- Huayna Capac" , Journal de la Société
guía, por ejemplo, culturalmente a los des Américanistes, 1980-1981, pp. 297-
lupacas, los pacajes o los carangas?, ¿có- 324).
mo se definían en relación a aquello que 3. Queda el problema más m~terioso: Toda
nosotros llamamos (en nuestro vocabu· la interpretación de Alfredo Torero se
lario) el sentimiento de su identidad co- funda sobre la identificación del uruqui-
lectiva? Conviene en efecto no reducir Ua con la lengua que ..practican hoy en
este último al solo criterio de las unida- día los chipayas y, hasta hace poco tiem-
des socio-políticas. Estoy también de po, los Irus-Itus de Jesús de Machaca.
acuerdo con Alfredo Torero cuando in- No tengo ninguna competencia para in-
siste sobre el hecho de que categorías tervenir en el debate lingüístico. Pero
tales como "uru" o "aymara" recubren una experiencia etnográfica a la cual he
realidades complejas, donde se mezclan procedido confirma que Chipayas e Irus-
categorías fiscales, componentes socio- Itus se comprenden entre ellos en su len-
económicos y sistemas de representacio- gua particular. Ahora bien, nos topamos,
nes ; (sin embargo, me han convencido sin embargo , con otro dato etnográfico
menos ciertos pasajes del artículo relati- ineludible : los Chipayas son unánimes al
vos a las divisiones en "clases" sociales, afirmar como una evidencia que esta
que me parecen reintroducir una pers- lengua, su lengua materna (que los etnó-
pectiva demasiado europeo-centrista). logos denominan "uro-chipaya"), es pu-
Tenemos que lamentar, no obstante, una quina. ¿Debemos admitir, sin más re-
vez más, que la información científica flexión, que se equivocan?, ¿que ellos
circule tan mal: hubiera deseado saber ignoran qué lengua hablan? ¿y debemos
cómo Alfredo Torero integra en su inter- tomar en serio las bromas según las cua-
pretación los últimos trabajos sobre las les los chipayas no hacen sino repetir
migraciones aymaras venidas del sur ( cf. aquello de lo que los etnólogos que me
RESPUESTA
que en inuchos casos los labraban efectiva-
Alfredo Torero mente, en particular para beneficio de los
Universidad Nacional Mayo.r de S(,n Marcos señores altiplánicos, sino porque a nivel
Alberto Acosta 118 ideológico tenían que aparecer como cultu-
Vista ..4legre ralmente inhábiles, no equiparables con los
Lima, Perú. · miembros de las sociedades de Estado. Así,
en tanto Martín Cari, cacique principal de
l. Deslinde uros/no uros la provincia de Chucuito, contrasta a los
Inicio mi serie de respuestas abordando aymaraes, "la mejor gente que hay en este
una de las varias observaciones e interro- pueblo", con los urós "que es gente pobre
gantes que plantea Nathan Wachtel y que y no hacen chácaras sino que se mantienen
podríamos formular como sigue: ¿eran los de sólo pescado y andar por la laguna"(l ),
uros también cultivadores y podían poseer el testigo español Melchior de Alarcón, con
chacras, ganadas por sí mismos o asignadas ocho años de residencia en la provincia,
por otros? . desnuda de modo preciso y directo la prác-
En primer lugar, nie parece evidente que, tica real de explotación sobre los uros:
aparte de pequeñas chacarillas sembradas " ... que los uros son gente no de menos
en tierras marginales y como a hurtadillas, entendimiento y capacidad que los demas
los uros sujetos estaban vedados de poseer aymaraes salvo que el tenerlos los caciques
campos de cultivo y de aprovechar para sí en tanta subjeción y tener tanto señorío so-
mismos los productos de ellos; pero no por- bre ellos y el no querer sea gente más noble
que fueran ineptos para labrárlos, puesto y de más posibilidad los abate en gran ma-
nera demás como no están hechos al traba- anulada de inmediato, en lo que a los uros
jo son holga_zanes de su condición y entien- toca, por el mismo declarante, quien afirma
de este testigo la causa el querer los caci- rotundamente que:
que_s tenerlos en tan poco y que :ellos no . "nunca el ynga jamas · dio ni rrepartio
entiendan merecen más porque los ha visto tierras para maiz a ningunos yndios uros
ponerse muy bien al trabajo y que ningunas porque no savian beneficiar las chacarras de
sementeras se hacen en la provincia que no maíz y porque eran haraganes y no savian
sean los primeros a trabajar o en las de los anda?; sino en las lagunas y si acaso algun
caciques y eh éstas siempre o en las de maíz sembraban en estando en choclo o
otros iridios que les dan coca o de beber u ma90rca se lo comían y se yban a las lagu-
otro.género de paga : .:."(2). nas donde bivian y ansi no les dio tierras
En segundo •lugar, varias versiones ha- de maíz ningunas el ynga para ellos pro-
blan de los intéhfüs, exitosos ·o no, de los pios"( 5 ). . .
emperadores incas dirigidos a volver ~ro- Esta doble actitud: explotar ·sin medida
ductiva la potencialmente íngenté fuena Ja mano de-obra de los uros en las labran-
de trabajo de los uros. La "Relación de la z~s y otr?s seJVtcios,, pero negarles la pose-
Provin~ia . de los Pacajes" refiere _que en e1 sion de tlenas y ·ganados· bajo la,argucia de
Repartimiento de Machaca 'además de q_ue,;por sí solos,, sin un gobierno "supe-
indios aymaraes, hay indi9s 'utos que "so- nor , eran totalmente incapaces de organi-
lían habitar antiguamente en la laguna de zarse p.ara.produeir y conservar bienes .:...es-
C_~ucuito" y fueron "gente de poca·reputá- to es; valerse de su trabajo como de una
~ion! a causa de no ser hábiles para el traba- fuerza bruta procedente de la naturaleza o
J~ m para sembrar, ni tuvjerep en·su pm.ici- de seres irracionales-; va a ser ·asumida por
p10 pueblos ni concierto en su vivir ni te- los españoles, e.n especial por los religiosos
nían caciques que les mandasen"' pero ·que ~e !ª ordel'!- de San Agustín 1- quienes expo-
•'cuando los incas vinieron · conquistand~ liaran masivamente a ·los uros dé Paria ,a
esta provincia de los Pacaxes; hicier on salir trav.é.s de una red de eonventos de la orden
ª.estos i?~ios uros de junto al agua y ·les hi- establecidos en Challacollo, Capinota y el
cieron vmr con los Aymaraes y les· enseña- valle de Cochabam ba, tal como relata hacia
ron a arar y cultivar la tierra .. · ."(J}\ · . 1629: · con ii)genuidad o. cinismo, el cronis-
N. Wachtel expone, en artículos publica- ta Antonio)'ásquez de Espinoza:
dos en 1978 y 1981, dos casos en·'que· los " ... est_e puebl<;> ,d4? Cha}lacollo, es muy
uros labran chacras. Uno de ellos•es similar grande, y nco, ,Jos md\o_s. del son (le,_nación
al que devela Melchior de Alarcón par'a la Uros, gen_te muy ., bár.bara, y .vestial, que
provincia de Chucuito: el apróvechamierito Libe~ qu.e ganaran, los españoles aquella tie-
de lós uros como mano de obra en la la- _rra :and~v;an. como, __sal~ages sip ,poblado .por
branza _sin compensación alguna -y no re- ~qu,ellos <::lVJlpos, · ríos, y Jaguna de I>aria,
parto de tierras, como afirma Wachtel-· es- sustentandose de la!!,rai~s .dt; ell;ls. que lla-
ta vez los beneficiarios no son caciques' ay- man totor!l...,· y_.es esp,ecje _d ejuncia, redúxe-
maraes, sino el incá y el estado cusqueño y ronlos a po ~\ado, y por .ser de tan poca ra-
las tierras están en el-"valle de Cochabain- Z?n, y gobit;rp<;>, n? ~ienen ~ propia par-
ba( 4 ). · · ticular, su, 1corµqmdad e~ · muy rica, tiene
El se?undo caso, en cambio, se asemeja grandes cnas de todo género de ganados y
al descnto en la "Relación de -la Provincia rl
en val_le de C_o chabamba grandes ch~cr~s,
de los Pacajes" y se refiere a cha·cras para Y. sementeras de mais,- trigo, papas,, estan-
maíz ·que asignaroh· los incas a·indios soras cias lo q\lal administra el prior del conven-
y u!os de ~aria y Callacollo para beneficio t9 de ~al;\ AgÚstí~ de, aquel pueblo, y .todo
d_e estos mJSmos en Sicaya y Capinota -si- se. ensi~:rra en el Convento, dqnd~ les dan
tios, por lo demás, comprendidos en el siglo quapto an_, menester, porqµe esta nación, si
XVI dentro de la provincia de Paria hábi- no la. governa,ran_de est!l sue~-t~, entiendo
tat de indios soras y uros- y en otro~ luga- perec~e.ran, por no sa\)er gobernarse, guar-
res, como Charamoco, en el valle de Cocha- dar, m conservar · co_¡;il .alguna, y de .esta
ba~ ba: Esta última información, dada por suerte estan sobrados y ~el Convento tam-
un mdio sora de Sipesipe, es, sin embargo, bién"(~). · · · '
tender lo mismo con las mismas pala- Wachtel afirma que debí "tener la cortesía
bras. de informarle directamente" de los resulta-
b) Tengo conmigo el documento de 1611 dos de mi trabajo, puesto que éste se funda
que cita -parcialmente- N. Wachtel, en material que él recogió durante sus va-
puesto que me fue suministrado en rias estadas entre los chipayas y que me en-
1982 u 83 .por Thiérry Saignes. No lo he tregó para una investigación que debíamos,
utilizado en mi trabajo justamente por- en principio, realizar en colaboración. Creo
que cualquiera de las hipótesis que for- que hay aquí confusión y olvidos:
mula Wachtel, y otras más, podría suge- En primer lugar, mi artículo actual se
rirse para explicar la utilización por los funda primordialmente en mi propia tesis
chipayas de la designación de puquina doctoral (París, Sorbona, mayo de 1965),
para su idioma. ya antigua en cuanto tiempo transcurrido
c) Debo dejar sentadas dos cosas: l) que desde su sustentación, pero válida hasta
estamos indiscutiblemente ante dos len- hoy por su contenido; prepararla me recla-
guas diferentes -llámeselas como se las mó cinco años de labor intensa para lograr
llame-: la que testimoniaron Barzana y el descifre de los textos puquinas de Barza-
Oré en torno a 1600 y la que ha empe- na y Oré, desentrañar las estructuras lin-
zado a recogerse en Ancoaqui o Iru-Itu güísticas del puquina y proceder a su com-
y Chipaya en el último siglo; 2) que paración con otros idiomas(lenguas arahua-
otorgo a la Copia de curatos el más alto cas, quechua, aymará, uru-chipaya, arauca-
grado de confianza, puesto que se trata no y, más tarde, en 1966, callahuaya que
de un documento oficial del obispado recogí en trabajo de campo en Bolivia). Pa-
de La Plata, elaborado en cumplimiento ra la comparación con uro-chipaya utilicé
de una Cédula Real, precisamente para los materiales recogidos por varios estudio-
examinar, en cátedra, a los aspirantes a sos, entre ellos A. Métraux y, sobre todo,
curatos, en el idioma específico que ca- Jehan Vellard, tratando, además, con estos
·da doctrina requería. Tal grado de auto- últimos como alumno y amigo. Hube senta-
ridad no la concedo, en ·cambio, a un do en mi tesis que puquina y uru-chipaya
cura que como el Licenciado Tiezo, pre- no eng1_lenguas emparentadas hasta donde
sentaba ante la Real Audiencia de Char- podíamos avanzar en el estudio comparati-
cas una probanza de sus "méritos y ser- vo y que se diferenciaban entre sí como
vicios", tanto más cuanto que este cléri- cualquiera de ellas se distinguía del quechua
go no sabía él mismo el idioma que des- o del aymará. Parte de los resultados apare-
cubría que nadie sabía ... por lo cual cieron, 'como he indicado, en mi artículo
recurría a un intérprete. Como continúa "Lingüística e Historia de la Sociedad An-
la probanza: " ... entendí que los dchos dina", de 1970.
yndios ' [de Chipaya] nunca desde que ·En segundo lugar, fue N.W. quien me so-
nacieron se havian confesado porque no licitó, hacia 1976, que le suministrase la lis-
avia sacerdote en todo el obispado que ta de vocablos puquinas que yo había logra-
supiese la lengua puquina que ellos ha- do descifrar, porque él deseaba comprobar
blan para cuyo remedio por medio de personalmente, en directo trabajo de cam-
ynterprete hice y ordené otro chatecis- po, cómo reaccionaban los chipayas ante
mo y confesionario en su lengua"( 1O). las palabras puquinas y qué términos em-
Lo preocupante, entonces, no es deter- pleaban a su vez para expresar los significa-
minar quién es el culpable de que los chipa- dos rnrrespondientes; accedí a su pedido, y
yas confundan a los ~tnólogos de hoy; lo él, más tarde, me hizo entrega de una copia
grave es que los etnólogos de hoy puedan de las cintas grabadas, y, por mi parte, le
sentirse tan fácilmente confundidos. ratifiqué lo que yo ya sabía desde años
En otras palabras, por más que N.W. me afrás: que puquina y uro-chipaya eran len-
asegurase que él es francófono, no dejaría guas distintas. No hubo acuerdo, en culmto
yo de comprobar que su lengua materna es tengo memoria, para investigar el problema
inconfundiblemente románica, y no la ger- "uro-puquina'' . en colaboración; de haber
mánica que hablaban los francos. existido éste, N.W. habría debido tener la
Ahora, una aclaración necesaria . N. cortesía de comunicarme antes de su publi-
derar el inglés como lengua románica, por al menos para el noroeste collavino. Garci-
el hecho de registrar no sólo un alto por- laso de la Vega (a quien posiblemente copió
cen~aj e. léxico, sino también algunos sufijos Vásquez de Espinoza) menciona a puquinas
denvac1onales de origen latino" . entre Quiquijana y Chungara (Chuncara),
Aparte de que callahuaya e inglés surgen cuando relata las conquistas que hizo el
de situaciones· no comparables (para hacer inca Sinchi Roca al sur del Cusco : "Los
un correcto paralelo tendría que darse un indios de las naciones puquinas y Canchi . ..
ejemplo de hablantes originariamente de fueron fáciles de obedecer al Inca y some-
lengua románica que hubiesen asumido en terse a su Imperio, y en espacio de los años
gran parte la gramática de una lengua ger- que vivió, poco a poco , . .. ensanchó sus
mánica), R. Cerrón desconoce al parecer la términos por aquella banda hasta el pueblo
relevancia del cotejo fundado en lo que la que llaman Chuncara" ( 12).
lexicoestadística denomina ''vocabulario cerrón desecha la posibilidad de que el
básico" , esto es, las 100 plllabras que en puquina hubiese sido hablado cerca del
todo idioma han mostrado tener la mayor pueblo de Andahuailillas, para lo cual cita
resistencia al cambio a través del tiempo. una conjetura de Mannheim (l 985), quien
Aplicando este criterio, se halla que supone que la inscripci.ón en puquina que
mientras el puquina de Oré y el callahuaya hay en la iglesia de ese pueblo fue obra de
exhiben en vocabulario básico una comuni- los jesuitas, pero sólo como una manera de
dad léxica de 64.440/0, volumen que esti- exhibir su vocación plirilingüe ; la conjetu-
mo definitivamente probatorio de parentes- ra, sin embargo, es totalmente inválida por-
co, la cifra de latinismos o romancismos en que la iglesia fue hecha construir en los últi-
el inglés no excede de cinco o seis por cien- mos años del siglo XVI por los dominicos,
to de la lista básica , índice que se explica quienes continuaron en ella durante la pri-
meramente como asimilación de préstamos. mera mitad del siglo XVII, siendo reempla-
Bien dice , entonces, Bernard Pottier que zados después por sacerdotes seculares. Los
" el estatuto lingüístico del callahuaya, con jesuitas la tienen a su cargo sólo desde
su morfología esencialmente quechua y ele- 1968, hace menos de veinte años . . .
mentos léxicos afines a los del puquina, lo En lo que atañe a las vertientes maríti-
pone aparte como lengua mixta ligada a mas del- sur del Perú y norte de Chile, en
una población específica" . Creo que a la 1792 el intendente de Arequipa, Antonio
lingüística comparativa le cabe hoy la im Alvarez y Jiménez, provee una importante
portante tarea de abordar el estudio de los información sobre la situación lingüística
procesos de convergencia con tanto o más del área al escribir que "no será fácil la to-
ahínco que los de divergencia, para poder tal abolición I de las lenguas nativas] en mu-
avanzar con pasos más seguros en la clasifi- chos pueblos de los partidos de Condesu-
cación de los idiomas. El contacto entre yos, Caylloma, Tarapacá y Arequipa , que
lenguas puede producir diversos grados de hablan la Quichua (,) en el de Moque gua ·1a
contaminación e, inclusive , llegar a ser tan Coli y Aymará , en el de Arica la Aymará y
íntimo que surjan lenguas mixtas clasifica- en el de Camaná ( .. . )la Quichua . .. "(13).
bles en distintos grupos ·lingüísticos a la Esto es, que a fines del siglo XVII la lengua
vez ; como es el caso del idioma de los calla- aymará había sido desplazada por la que-
huayas, " retoño" de puquina y quechua ~ a de los Condesuyos y de Cailloma to-
nacido en respuesta a las necesidades de se- davía aymaraes dos siglos antes, y qu~ la
creto profesional, de mayor radio de acción aymará estaba reemplazando a la coli (pu-
y de economía idiomática. quina) en el partido de Moquegua .
En cuanto a la fecha de "extinción" del
S. El puquina; espacios y tiempos puquina (punto 4 de Cerrón), el abate Lo-
He indicado cómo es un tema por inves- renzo Hervás continúa señalando su exis-
tigar la ubicación precisa de los sitios de ha- tencia en 1800, en medio de un área de
bla puquina dentro de la diócesis delCusco , quechua generalizado , pero sin precisar lu-
desde el noroeste del Collao hasta las cerca- gares, así como también en Pucarani, cerca
nías del Cusco mismo. Que el idioma estu.. de la orilla sur del lago Titicaca, en zona de
vo presente en esas regiones es indudable, predominio aymará(l4). Para mí, como in-
aymará corrupto"(l 9). Estos dos pueblos resto de la cuenéa predominaba el puqúina.
se ubican justamente en la linde entre el Si a esta información lingüística se ro-
área aymará de la provincia de Víctor Fa- man los relatos recogidos por ciertos cronis-
jardo y el área de los hahuasimis de la pro- tas tempranos, en particular por Cieza de
vincia de Lucanas. Existía, pues, allí -y León -a cuyas versiones reconozco la cali-
sólo allí, hasta donde sabemos-, entre el dad de "noticias frescas" - acerca de la
aru aymará plenamente reconocido como conquista por Cari del sector suroccidental
tal y los arus hahuasimis ya no percibidos de la cuenca y de la isla de Titicaca y acerca
como relacionados con el aymará, una fran- también de sus batallas contra el collacápac
ja de transición cuyos pobladores emplea- Zapana -batallas a las que pusieron fin los
ban "un aymará mal hablado". La existen- ejércitos cusqueños-, no podemos dejar de
cia de esta franja de transición es tanto más concluir que cuando escribía Cieza, a me-
significativa cuanto que dentro de regiones diados del siglo XVI, las conquistas ayma-
de hablantes quechuas o aymaraes como las raes en territorio collavino eran aconteci-
de los lucanas, soras y collaguas, se pasaba mientos bastante recientes. Se llega, inclu-
sin transición a zonas pequeñas y aisladas so, a tener la impresión de que los collas, o
de hablas no inteligibles para los primeros; puquinas collavinos, se vieron amenazados
frente a tales hablas "particulares y antiquí- a la vez por diversos frentes y fueron ataca-
simas" el aymará, y con mayor razón el dos y desbordados casi simultáneamente
quechua, eran indudablemente idiomas de por los aymaraes lupacas desde el suroeste
presencia reciente. y por los cusqueños desde el noroeste.
7. El ingreso del ayrnará en el Altiplano Más aún, los pobladores de la provincia
pacase, tanto los descendientes de oriundos
Thér~se Bouysse-Cassagne y Nathan del lugar, étnicamente umasuyos, cuanto
Wachtel oponen a mi afirmación de la pro- los de origen foráneo, "serranos" aymaraes
cedencia norteña del aymará "los últ-imos provenientes de las sureñas cordilleras de
trabajos" sobre las migraciones aymaraes Carangas, convenían en afirmar hacia 1586
venidas del sur. N. Wachtel cita a Teresa que los indios serranos habían descendido
Gisbert y T. Bouysse a John Hyslop. de las alturas y se habían asentado en las
Pues bien, aparte el hecho de que los tierras bajas del sureste del lago sólo a raíz
datos principales que maneja T. Gisbert de su derrota por los incas(20).
han sido conocidos y discutidos desde tiem- Nada, entonces, impide -ni los datos
po atrás, y aparte también el error de T. lingüísticos ni los documentos históricos-
Bouysse cuando hace decir a Hyslop lo que asumir las conclusiones arqueológicas que
éste no escribió (Hyslop se refiere a Cu tim- presenta Ruth Shady y postular que invaso-
bo, no a Coquimbo, en las alturas de Chu- res aymaraes, venidos originariamente del
cuito, y sospecha que Cieza se confundió norte en una o más oleadas, siguiendo las
dada la similitud fonética de ambos nom- tierras altas de la Cordillera Occidental an-
bres); aparte todo esto -digo-, no hallo dina, no pudieron vencer al comienzo, por
contradicción alguna entre los aymaraes largo tiempo, las defensas de los puquinas
invadiendo desde el norte y conquistando collavinos y debieron continuar su avance
desde el sur. mucho más al sur hacia quizá la puna ataca-
Una vez más, las informaciones de la meña, pero atacando a las poblaciones pu-
Copia de curatos vienen a darnos luz sobre quinas y uruquillas (y/u otras más) de la
lo que pudo haber sucedido, cuando con- mitad meridional del Altiplano, hasta que-
trapone la situación lingüística de la mitad brar su capacidad de resistencia -capacidad
meridional del Altiplano, casi enteramente indudablemente menor que la del sector
aymarizada hacia 1600 (pese al importante septentrional, dadas las condiciones natura-
bolsón puquina entre La Puna, Potosí, les que no permiten allí una alta densidad
Quila Quila, La.Plata y Yotala), a la mitad poblacional-.
septentrional, · la circun-Titicaca, en la cual Una vez afianzados en la región meridio-
el aymará sólo se había asentado sólida- nal, algunos contingentes aymaraes habrían
mente sobre la banda de Orcosuyos, aunque contramarchado tiempo después hacia el
no en la totalidad de ésta, mientras en el norte, hacia el Callao, aprovechando lasco-
yunturas favorables generadas por la expan- de ese modo con el estilo Collao del Alti-
sión cusqueña, y penetrado finalmente allí, plano septentrional, hacen pensar como po-
en una suerte de prolongado rodeo para al- sible que una variedad del puquina se hu-
canzar al fin, siquiera parcialmente, la am- biese extendido como lengua general en la
bicionada tierra collavina. época por toda el área de influencia collavi-
En tanto los grupos aymaraes (lupacas y na, antes que el avance aymará y, sobre to-
pacases) se instalaban en las costas del lago do, la conquista inca, que favoreció de mu-
Titicaca, otros grupos permanecieron asen- chos modos a los pueblos aymaraes (con ce-
tados en el sur del Altiplano, con lo cual el siones de tierras en las yungas occidentales
idioma aymará se fue diversificando en va- y orientales y respaldo político pleno como
riedades no muy marcadamente distintas, ejecutores de los designios imperiales), lle-
pero sí lo suficiente como para que, a prin- vasen la opresión y la marginación a los de-
cipios del siglo XVII, Ludovico . Bertonio más pueblos, sus culturas y sus lenguas.
señalara la existencia de varias "naciones" La ausencia de poblados defensivos du-
aymaraes, con rasgos lingüísticos particula- rante el Formativo Pucará, los períodos
res, en especial la de los Charcas(21 ). Tiahuanaco Clásico y Expansivo y la fase
En territorio chileno, algunos topónimos primera de las culturas Altiplano pudo de-
son obviamente aymaraes, tan al sur como berse al establecimiento progresivo de redes
Copiapó (de qopi-yapu "tierra de olleros"); de intercambio económico y cultural que,
además, el idioma araucano muestra algu- centradas sobre el Collao, canalizaron un
nos préstamos aymaraes, como el nombre flujo multidireccional de recursos variados
del número 100: pataka (y no la forma pa- y complementarios entre el noroeste y el
chak del quechua sureño). Casos como éste sureste, el litoral y las vertientes del Pacífi-
podrían esgrimirse para argumentar contac- co y las vertientes y los llanos amazónicos.
tos pre-incaicos entre aymaraes y pueblos La construcción, en cambio, de fortifi-
del Chile actual; pero la explicación de ellos caciones y pueblos amurallados del · siglo
bien puede encontrarse meramente en el XIII al XV y el consiguiente aminoramien-
hecho de que el aymará fue el idioma del to , la interrupción tal vez, del flujo de in-
imperio cusqueño cuando Túpac Yupanqui tercambios, sólo son explicables por la in-
conquistó Chile y que continuó estando terposición violenta de gente forastera, aje-
masivamente presente en el sur andino an- na a las milenarias tradiciones altiplánicas
tes que lo hiciera el quechua. de complementación multirregional.
Las grandes ciudades amuralladas descri- Por sí sola, esa reacción defensiva gene-
tas por Hyslop para el suroeste del Collao ralizada, con su casi centenar de pueblos
no serían, pues, obra de los invasores ayma- fortificados como testimonio, es prueba
raes, como este autor ha supuesto, sino suficiente de cuánto de utópico tiene el
construcciones defensivas de los collas des- modelo de archipiélagos multiétnicos pos-
tinadas a disuadir a los aymaraes de atacar tulado por John Murra. Unicamente la fuer-
las tierras bajas, así como para proteger sus za del imperio cusqueño victorioso a lo lar-
ganados y mantener abiertas sus rutas hacia go de los Andes hizo posible el despojo de
los valles de la costa. la gente yunga y la entrega de parte de sus
La misma función protectora frente a la fierras a los jefes aymaraes aliados de los
amenaza de los aymaraes posesionados del incas.
Altiplano meridional habrían cumplido las Cabe destacar, en fin, cuán fructífero se
numerosas pucaras o aldeas defensivas que, muestra el enfoque interdisciplinario, como
instaladas en las nacientes de los valles des- lo señala el arqueólogo Arturo Ruiz. Espe-
de el norte de Chile hasta el noroeste de ro que este tipo de labor conjunta de espe-
Argentina, acordonaban las punas de Ca- cialistas en diversos campos de la ciencia
rangas, Lípez y Atacama, según describe (de la ciencia social en particular) se amplíe
R. Shady reseñando los estudios de investi- y profundice para avanzar en el conoci-
gadores chiienos y argentinos. miento más pronta y acertadamente.
La presencia en la mayoría de esos sitios 8. El quechua en el noroeste del Collao.
de "componentes de estilo negro sobre rojo
o versiones locales de él" que los vinculan Adelaar subraya la adopción por el que-
chua de Azángaro, Lampa y Melgar, nor- nes de la Casa de la Cultura del Perú.
oeste de Puno, de sufijos aymaraes presta- Lima, 1964, pág. 14.
dos junto con algunas de las reglas de eli-
minación vocálica características del ayma- 2) Visita . . . Chucuito, op. cit., pp. 140-
rá y las demás lenguas aru, y ve en estos ca- 141.
sos un ejemplo "bastante espectacular de 3) "Relación de la provincia de los Pacajes"
substrato aymará", que iría contra mi hipó- [ 15 86?]. En: Relaciones Geográficas de
tesis de pasaje directo del puquina al que- Indias. Madrid, 1885, tomo 11, pág. 54.
chua en esa área, sin una fase intermedia.
Si bien es conveniente el estudio de todo 4) Nathan Wachtel, "Les Mitimas de la
el quechua puneño, a fin de determinar si Vallée de Cochabamba. La politique de
la contaminación con el aymará que se per- colonisation de Huayna Capac' ', Jour-
cibe en las provincias aludidas ocurre o no nal de la Société des Américanistes, to-
en la región de Capachica y Coata, donde la mo LXVII , París, 1980-1981; anexo l,
Copia de curatos denuncia hacia 1600 un pp. 318-320.
incipiente proceso de quechuización, no de 5) lbidem, anexo 2, pp. 321-324.
aymarización, estimo que los casos exami- 6) Antonio Vásquez de Espinoza, Compen-
nados por Adelaar no reclaman invitable-
mente una etapa intermedia de empleo ex- dio y descrirción de Las Indias Occiden-
tendido del aymará para ir del puquina al tales [1629 . Ed. The Smithsonian Insti-
quechua y que basta constatar la situación tution. Washington, 1948, pp. 571-572
y 574-575.
de cerco· y permanente acoso por parte del
aymará a que se han visto sometidos en ese 7) Tribunal del Poopó, Expediente 1O
sector antiguamente el puquina y actual- [años de 1593-1679], citado por N.
mente el quechua. Compárese, salvando las Wachtel en "Les Mitimas ..."; véase en
diferentes antigüedades de cada proceso, la particular pág. 301.
situación del quechua de Puno con la del 8) Garcilaso de la Vega. Los Comentarios
idioma rumano, rodeado por pueblos prin- Reales de los Incas, Libro Séptimo, capí-
cipalmente eslavos y contagiado de eslavis- tulo IV.
mo en la fonética, la gramática y el léxico.
La quechuización del noroeste collavino 9) N. Wachtel, "Les Mitimas ... ", anexo 1,
debe haberse producido más o menos si- pp. 318-320.
multáneamente y en vinculación con la de 10) Probanza de Diego de Tiezo, 1611.
canchis y Canas, e incluso Collaguas, y ha- AGI Charcas 87.
berse acelerado a Jo largo del siglo XVII.
Bien advierte Albó cómo el cronista ayma- 11) Toribio Medina, La Imprenta en Lima.
rá Yamqui Sallcamaygua, pese a su mani- Amsterdam, 1965, tomo I, pág. 141.
fiesto orgullo genealógico, hace en su cró- 12) Garcilaso de la Vega, ob. cit., Libro pri-
nica, de comienzos de ese siglo, más uso mero, cap. XVII, y Libro segundo, cap.
del quechua que del aymará . Débese estu- XVI.
diar, por esto, el quechua actual de esas 13) Citado por Luis Millones, "Pastores y
ex provincias aymaraes, puesto que tal vez Tejedores de los Condesuyos de Arequi-
desde allí viene este quechua puneño tan pa : Un informe etnológico al Concejo
transido de aymarismo. de Regencia ( 1813)", Boletín de la m-
De todos modos, el aymará nunca llegó blioteca Nacional, 57-58:4. ·Lima, 1971.
a cerrar el cerco en torno al lago Titicaca:
se lo impidió la marcha de la historia colo- 14) Lorenzo Hervás y Panduro. Catáloao
nial, que favorecía al quechua . de las Ienauas de las naciones conocidas.
Madrid, 1800, vol. I, pág. 245.
15) Citado por L. Millones, "Pastores ... ",
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS pág. 8.
1) Garci Diez de San Miguel, Visita ... a la 16) "Relación de la provincia de los Paca-
provincia de Chucuito, [ 1567 ]. Edicio- jes", op. cit. pág. 62.
17) Jehan Vellard, Dieux et Paria des An- Vilcasguamán . .. " [1586] . En: Relacio-
des. Ed . Emile-Paul. París, 1954 pp. nes Geográficas de Indias. B.A.E., vol. I,
120-121. ' pp. 205-219.
20) "Relación de la provincia de los Paca-
18) Luis E. Valcárcel. Etnohistoria del Perú jes", op. ~it., pp. 57-5 8.
Antiguo. Ed. Universidad Nacional Ma-
yor de San Marcos. Lima, 1959 pág. 21) Ludovico Bertonio . Vocabulario de la
148. ' Len¡ua Aymará. Juli, 1612, páginas in-
19) "Descripción fecha de la provincia de troductorias y pág. 398.