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HISTORIA DE LA INCLUSIÓN.

La Educación inclusiva implica que todos los jóvenes y adultos de una determinada
comunidad aprendan juntos independientemente de su origen, sus condiciones
personales, sociales o culturales, incluidos aquellos que presentan cualquier problema
de aprendizaje o discapacidad. El discurso de inclusión a lo largo del tiempo ha
cobrado mayor relevancia tanto a nivel social como político, los países han elaborado
un conjunto de políticas orientadas a resolver problemáticas de desigualdad social,
conforme a lineamientos propuestos por organismos internacionales como la Unesco,
la OCDE y el Banco Mundial. (rizvi &lingard,2013),entre otros.

Dentro del marco histórico, en el año 1978 se publicó el informe Warnock, del Comité
de Educación a cargo de Mary Warnock para el Reino Unido. En dicho informe se
hacía mención a conceptos generales: “La educación es un bien al que todos deben
tener acceso, los fines de la educación son los mismos para todos y que las
necesidades educativas son iguales para todos los niños. Aborda el concepto de
Marco histórico diversidad y con él, que requiere de una respuesta individualizada y
comprensiva. Considera a los niños con necesidades educativas especiales (NEE)
como aquellos que presentan alguna dificultad en su educación, teniendo necesidades
diferentes al resto de sus compañeros. El informe establece que la educación especial
debe tener un carácter adicional o suplementario y no paralelo, ya que dichas escuelas
deben seguir existiendo para educar a niños con graves y complejas discapacidades.
El informe Warnock conllevó un avance muy importante para la definición y
clasificación de los alumnos, ya que anteriormente eran catalogados según las
carencias que presentaban. Con este punto de vista se considera que todos los
alumnos pueden tener necesidades especiales, pero algunos en particular necesitan
que dichas necesidades sean contempladas por la escuela.

En 1990, año declarado como "Año internacional de la alfabetización", fue celebrado


en la ciudad de Jomtien, Tailandia, la Conferencia Mundial sobre Educación para
Todos de la ONU con la presencia de 155 países y 150 organizaciones
intergubernamentales y no gubernamentales con el fin de universalizar la educación.
De ella se generó un marco de acción para "establecer nuevas bases de superación
de las desigualdades y generar nuevas posibilidades para erradicar la pobreza".

Junto con la conferencia de Jomtien, la Conferencia Mundial sobre las Necesidades


Educativas Especiales realizada en 1994 en la ciudad de Salamanca, España, por la
UNESCO sientan las bases de las políticas mundiales de educación inclusiva. Es
justamente en esta conferencia donde se recomienda que: "Los niños y los jóvenes
con necesidades educativas especiales tienen que tener acceso a las escuelas
ordinarias, las cuales deberán incluirlos en el marco de una pedagogía centrada en el
niño y con la capacidad para dar respuesta a sus necesidades". (UNESCO,
Salamanca, 1994.)

La educación históricamente ha sido considerada como un mecanismo que participa


en forma activa y preponderante en la formación de las personas a través de la
escolarización, el aprendizaje y la alfabetización. El Banco Mundial, Naciones Unidas y
una serie de instancias de cooperación internacional y diversos expertos, no discuten
la importancia de la educación en la construcción de la sociedad y en la formación de
competencias para el trabajo y la vida en comunidad (Corvalán, 2000; Cosso, 2010;
García-Huidobro, 2007; Naciones Unidad, 2008; Tiramonti, 2004).

En el encuadre de estas agencias internacionales, el 2002 se identificaron focos


estratégicos orientados a promover el logro de objetivos comunes, tales como la
cobertura masiva, educación de calidad y egreso de los escolares del sistema. Los
Ministros de Educación de los países asistentes aprobaron un nuevo Proyecto
Regional de Educación para América Latina y el Caribe (PRELAC) para el período
2002-2017 que fuera acordado previamente en el Foro Mundial de la Educación
realizado en Marruecos el año 2000 (UNESCO, 2000). De este modo, la UNESCO a
través de una serie de documentos, tales como el Informe Delors: La educación
encierra un tesoro (1996); Priorities and strategies for Education del Banco Mundial
(1995); El Informe de Educación y Conocimiento: eje de la transformación productiva
con equidad (1992) de la CEPAL, reafirman la relevancia de la Educación como
fundamento de cualquier pretensión de desarrollo regional o nacional. Otras similares
propuestas en 2008 llevan a estas agencias a plantear la importancia de la educación
para el desarrollo humano como prioridad para el milenio (Naciones Unidas, 2008) y
se repiten una vez más en el último Informe Anual de Desarrollo Humano (PNUD,
2013). Sin duda diversos enfoques han situado a la educación como un proceso de
socialización y consideran que las unidades educativas son el espacio para la
convivencia e integración social (Mancebo, 2010; Pereda, 2003; Santarrone, 2005;
Orlando, 2009).

En cuanto al contexto de historia de las políticas de educación en Chile, se centran


principalmente en los elementos de continuidad y ruptura que han sido característicos
de diversos procesos. La herencia de un gobierno militar no solo ha dejo su huella en
la conciencia colectiva de un pueblo, sino también en la continuidad de un modelo
macroeconómico, sustentado en los principios del libre mercado, lo que debilito
sistemáticamente la influencia del Estado en temas tales como previsión social, salud
y educación. La privatización de la educación en Chile se ha constituido en uno de los
elementos clave que caracterizan nuestro sistema educativo, y se ha acrecentado la
brecha existente entre la educación a la que accede la población con mejores ingresos
y aquella que reciben los sectores más vulnerables. Con el retorno a la democracia se
puso énfasis en la necesidad de contar con un sistema educativo capaz de asegurar
calidad y equidad, pretendiendo así acortar la brecha social por medio de la
educación, sin que ello signifique un quiebre con la estructura neoliberal imperante. De
esta forma, surgieron políticas que buscaban cambios significativos a nivel de logros
de aprendizajes, sin que esto implique reformas sustanciales .Una política que le
atribuye a la educación la responsabilidad de acortar la brecha social que el modelo
económico no había sido capaz de subsanar.

Sin duda durante un largo tiempo se venían gestionando diversas decisiones para el
operar del sistema educativo como la Ley N°18.962 -o también conocida como Ley
Orgánica Constitucional de Educación (LOCE)- que fuera aprobada en 1990, no sufrió
significativas modificaciones en cuatro períodos consecutivos de los gobiernos de la
Concertación. Esta LOCE facilitó el desmantelamiento gradual de la Educación Pública
y fue el marco regulatorio que modificó sustancialmente las unidades educativas y su
organización, instalando en éstas la lógica del mercado. A mediados de los ‘90 se
impulsa la Reforma Educativa, que es considerada una reforma que incorporó la visión
técnica económica al sistema de educación pública y un enfoque por competencias en
las modernizaciones del currículo oficial. Asimismo, comienza a ganar notoriedad el
concepto de Libertad de los Padres para elegir la educación que quieren para sus
hijos/as según sus preferencias.

De este modo, Chile asume una postura que plantea que la función del sistema
educativo no se limita sólo a la enseñanza-aprendizaje de conocimientos. Esto dado
por el nuevo encuadre de tendencias políticas y acuerdos internacionales, tales como
el Acuerdo de Eliminación de Todas las Formas de Discriminación de la Discapacidad
(1997) que fue ratificada por nuestro país sólo el año 2002; la promulgación de la Ley
de Convivencia Escolar (N°20.536), la Ley de Plena Integración de las Personas con
Discapacidad (N°19.284) y la Ley de Integración Escolar (N°20.422). Estas
convenciones y normativas indican que la alfabetización no es la única prioridad en
materia de educación en el siglo XXI. Todos estos cuerpos legales comenzaron a
marcar un nuevo camino para la sociedad chilena. A través de estas nuevas
disposiciones jurídicas se marcaba una distinción: desde ahora, las políticas
educativas deberían considerar una perspectiva inclusiva-integradora. Se ordena
desde el Derecho que el sistema educativo debe incluir nuevos conceptos y prácticas
que influirán en sus decisiones y en las relaciones que se establecerán entre los
sistemas involucrados, y finalmente con la Sociedad.

Desde el sistema político, se han impulsado y promulgado una serie de normativas


que modifican las condiciones y comunicaciones que determinan el funcionamiento del
sistema educativo. Cuerpos legales tales como las leyes de Subvención Escolar (Ley
N°20.550; Ley N°20.637; Ley N°20.248) y la Ley Sistema de Aseguramiento de la
Calidad de la Educación (Ley N°20.529) son ejemplos de normativas que surgen como
respuesta a las críticas realizadas al sistema educativo y que incluyen nuevas
distinciones y decisiones al sistema emanadas como respuesta a las demandas
políticas y sociales. Dada la actual contingencia, las tendencias internacionales y las
nuevas normativas relacionas con la inclusión/integración educativas ha tomado
relevancia el concepto de Necesidades Educativas Especiales (NEE) en las
organizaciones educativas que imparten la educación regular formal. A partir del año
2010 existe un marco jurídico regulatorio que establece que dichas NEE no deben
estar relegadas en todas sus condiciones y diagnósticos sólo a la educación especial
como ocurría en el pasado. Siguiendo con los avances en temas de inclusión el 2014
nace La Ley de Inclusión Escolar Nº 20.845 este uno de los legados más importantes
que la Reforma Educacional de la Presidenta Michelle Bachelet deja a las niñas y
niños de Chile.” El derecho a una educación de calidad no puede estar condicionado a
ningún factor arbitrario como el sueldo de los padres o el proyecto religioso de un
establecimiento”. La educación es un derecho social garantizado por el Estado y esta
es una de las medidas que lo asegura la actual Reforma Educacional lo que busca
esta ley es impulsar un proceso de transformación profundo del sistema educativo
chileno, con el propósito de garantizar el acceso de todas y todos los chilenos a una
educación pública, gratuita y de calidad. Esta Reforma se sustenta en la construcción
de nuevos propósitos colectivos: una sociedad más integrada, con mayor inclusión y
justicia social. Para avanzar en esta dirección, se propone la construcción de
comunidades educativas más heterogéneas e inclusivas, que se reconocen, dialogan y
aprenden desde las particularidades de cada una y cada uno de sus integrantes. En
este marco, la promulgación de la Ley N°20.845 de Inclusión Escolar en junio del 2015
establece un hito fundamental en esta dirección, a través de la generación de
condiciones para el avance hacia un sistema educacional más inclusivo a través de la
eliminación de la selección en los procesos de admisión y el fin del copago en
establecimientos que reciben subvención del Estado. De esta manera, su
implementación favorecerá una distribución más heterogénea de la población escolar
en los diferentes establecimientos educacionales. Complementariamente, y
haciéndose cargo de que una distribución más equitativa y heterogénea de la
matrícula constituye un primer paso que requiere un correlato estratégico en la
definición de los caminos de mejoramiento de cada comunidad educativa, la ley
establece también la necesidad de que todos los establecimientos desarrollen “planes
de apoyo a la inclusión”. La Ley de Inclusión Escolar representa un avance relevante
en la construcción de un marco normativo que permite reducir la segregación escolar,
explicitando además el compromiso ético del Estado con una educación que favorezca
la construcción de una sociedad más inclusiva; sin embargo, no asegura por sí misma
que el carácter de los procesos educativos y las culturas institucionales de los
establecimientos favorezcan la inclusión. Para ello, es necesario definir un marco
referencial que oriente las acciones de los establecimientos para su transformación
gradual en comunidades educativas inclusivas. Transitando hacia una educación
inclusiva En Chile, la educación se concibe como un derecho social cuya garantía es
para todos y todas, independiente a sus condiciones y características personales.
Perspectiva que ha tomado mayor reflexión y conciencia por parte de la sociedad en el
último tiempo (Mesa Técnica Educación Especial, 2015).

Estas nuevas disposiciones han implicado reformas estructurales a nivel educacional y


nos invitan a reemplazar medidas movilizadas desde la exclusión y discriminación a
nivel educativo (como la selección de estudiantes según su nivel socioeconómico o la
cancelación de la matrícula a madres adolescentes), por otras que promuevan la
igualdad de oportunidades, integración social, cultural, económica y de capacidades.
El desafío es de gran envergadura e implica una transformación social, política y
educativa, como por ejemplo cambios a nivel: curricular, prácticas docentes,
actividades a realizar, tipo de evaluaciones, entre otros, con tal de construir un aula en
la cual todos y todas puedan participar.
FUNDAMENTOS DE LA EDUCACIÓN INCLUSIVA.

La Educación Inclusiva se fundamenta en las directrices que recogen las diferentes


legislaciones, encuentros y/o congresos internacionales que, sobre temas educativos y
de derechos humanos se han celebrado desde 1948. Dichos referentes se detallan a
continuación: En la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948, art.1), se
defiende que «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y en
derechos».

La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948. art.26) recoge que «Toda
persona tiene derecho a la educación…. La educación se dirigirá al pleno desarrollo de
la personalidad humana y a fortalecer el respeto a los derechos humanos y a las
libertades fundamentales…”

La Convención sobre los Derechos de la Infancia (1989, art. 23.1) señala la obligación
y el compromiso de los Estados con la calidad de vida de los niños y niñas con
discapacidad. Los Estados Partes reconocen que el niño mental o físicamente
impedido deberá disfrutar de una vida plena y decente en condiciones que aseguren
su dignidad, le permitan llegar a bastarse a sí mismo y faciliten la participación activa
del niño en la comunidad.

También en la Convención sobre los Derechos de la Infancia (1989. art. 23.3), se


establece el compromiso y la obligación de los Estados en la educación. «En atención
a las necesidades especiales del niño […] estará destinada a asegurar que el niño
impedido tenga un acceso efectivo a la educación, la capacitación, los servicios
sanitarios, los servicios de rehabilitación, la preparación para el empleo y las
oportunidades de esparcimiento y reciba tales servicios con el objeto de que el niño
logre la integración social y el desarrollo individual, incluido su desarrollo cultural y
espiritual, en la máxima medida posible».

En las conclusiones de la Conferencia Mundial sobre Educación para todos (Tailandia,


1990) se lee que «existe un compromiso internacional para satisfacer las necesidades
básicas de aprendizaje de todos los individuos. Y a universalizar el acceso y promover
la equidad».

La Conferencia Mundial sobre necesidades (Salamanca, 1994) proclama que todos los
niños de ambos sexos tienen un derecho fundamental a la educación, y debe dárseles
la oportunidad de alcanzar y mantener un nivel aceptable de conocimientos, cada niño
tiene características, intereses, capacidades y necesidades de aprendizaje que le son
propios, los sistemas educativos deben ser diseñados y los programas aplicados de
modo que tengan en cuenta toda la gama de esas diferentes características y
necesidades. Se trata de un acuerdo internacional para universalizar el acceso a la
educación de todas las personas sin excepción y promover la equidad.

Las personas con necesidades deben tener acceso a las escuelas ordinarias, que
deberán integrarlos en una pedagogía centrada en el niño, capaz de satisfacer esas
necesidades.

Las escuelas regulares con esta orientación integradora representan el medio más
eficaz para combatir las actitudes discriminatorias, crear comunidades de acogida,
construir una sociedad integradora y lograr la educación para todos; además,
proporcionan una educación efectiva a la mayoría de los niños, mejoran la eficiencia y,
en definitiva, la relación costo-eficacia de todo el sistema educativo.

El Informe de la UNESCO sobre la Educación para el siglo XXI (1996), en un afán por
democratizar la educación propone un nuevo modelo en el que se ofrecen las mismas
oportunidades a todos los individuos de una misma comunidad. «La Educación
Inclusiva implica que todos los niños y niñas de una determinada comunidad aprendan
juntos independiente de sus condiciones personales, sociales o culturales, incluso
aquellos que presentan discapacidad» (UNICEF, UNESCO)

Convencidos de que la riqueza personal genera riqueza al país y que ésta tiene lugar
a través de la educación y el desarrollo humano. Y de que los avances en materia de
derechos son reales y fruto del cambio social y de la cooperación internacional, se
acuerda impulsar la educación como generadora de estos progresos, y se la reconoce
como un derecho básico e irrenunciable de todo individuo, sea cual sea su edad, sexo,
raza, credo, condición social.

Se reconoce la necesidad de realizar inversiones en materia educativa para extender


la educación básica y así fortalecer la superior, así como la investigación científica y
tecnológica, que nos lleve a alcanzar un desarrollo autónomo a todos los países.

«Comprendiendo que la educación es capaz de ayudar a garantizar un mundo más


seguro, más sano, más próspero y ambientalmente más puro y que simultáneamente
contribuye al progreso social, económico y cultural, a la tolerancia, y a la cooperación
internacional.
Reconociendo la necesidad de dar a las generaciones presentes y venideras una
visión ampliada y un renovado compromiso con la educación básica para todos, que
expresen el grado y la complejidad del desafío.»

EL CONCEPTO DE EDUCACIÓN INCLUSIVA.

La educación inclusiva se asocia frecuentemente con la participación de los niños con


discapacidad en la escuela común y de otros alumnos etiquetados "con necesidades
educativas especiales". Sin embargo, esta acepción estaría más relacionada, según lo
expresado anteriormente, con el concepto de integración educativa y no el de
inclusión.

El concepto de educación inclusiva es más amplio que el de integración y parte de un


supuesto distinto, porque está relacionado con la naturaleza misma de la educación
regular y de la escuela común. La educación inclusiva implica que todos los niños y
niñas de una determinada comunidad aprendan juntos independientemente de sus
condiciones personales, sociales o culturales, incluidos aquellos que presentan una
discapacidad. Se trata de un modelo de escuela en la que no existen "requisitos de
entrada" ni mecanismos de selección o discriminación de ningún tipo, para hacer
realmente efectivos los derechos a la educación, a la igualdad de oportunidades y a la
participación. El proceso de integración educativa ha tenido como preocupación
central reconvertir la educación especial para apoyar la educación de los niños
integrados a la escuela común, trasladando, en muchos casos, el enfoque
individualizado y rehabilitador, propio de la educación especial, al contexto de la
escuela regular. Desde esta perspectiva, se hacían ajustes y adaptaciones sólo para
los alumnos etiquetados "como especiales" y no para otros alumnos de la escuela.

El enfoque de educación inclusiva, por el contrario, implica modificar substancialmente


la estructura, funcionamiento y propuesta pedagógica de las escuelas para dar
respuesta a las necesidades educativas de todos y cada uno de los niños y niñas, de
forma que todos tengan éxito en su aprendizaje y participen en igualdad de
condiciones. En la escuela inclusiva todos los alumnos se benefician de una
enseñanza adaptada a sus necesidades y no sólo los que presentan necesidades
educativas especiales. (Hacia el desarrollo de escuelas inclusivas UNICEF, UNESCO,
fundación Hineni).-
Según las Orientaciones para la Inclusión de la UNESCO, ésta "puede ser concebida
como un proceso que permite abordar y responder a la diversidad de las necesidades
de todos los educandos a través de una mayor participación en el aprendizaje, las
actividades culturales y comunitarias y reducir la exclusión dentro y fuera del sistema
educativo. Lo anterior implica cambios y modificaciones de contenidos, enfoques,
estructuras y estrategias basados en una visión común que abarca a todos los niños
en edad escolar y la convicción de que es responsabilidad del sistema educativo
regular educar a todos los niños y niñas. El objetivo de la inclusión es brindar
respuestas apropiadas al amplio espectro de necesidades de aprendizaje tanto en
entornos formales como no formales de la educación. La educación inclusiva, más que
un tema marginal que trata sobre cómo integrar a ciertos estudiantes a la enseñanza
convencional, representa un enfoque que examina cómo transformar los sistemas
educativos y otros entornos de aprendizaje, con el fin de responder a la diversidad de
los estudiantes. El propósito de la educación inclusiva es permitir que los maestros y
estudiantes se sientan cómodos ante la diversidad y la perciban no como un problema,
sino como un desafío y una oportunidad para enriquecer el entorno de aprendizaje".

"En la definición de inclusión, también es importante destacar los siguientes


elementos:

La inclusión significa: acoger la diversidad; buscar el beneficio de todos los


educandos, no sólo el de los excluidos; escolares que puedan estar excluidos; ofrecer
acceso igualitario a la educación o desarrollar modalidades de atención para ciertas
categorías de niños, con especial cuidado de no excluirlos.

La inclusión no es: responder sólo a la diversidad, sino también mejorar la calidad


de la educación para todos los educandos; escuelas especiales, pero tal vez también
un apoyo complementario para los alumnos dentro del sistema escolar ordinario;
responder únicamente a las necesidades de los niños discapacitados; responder a las
necesidades de un niño en detrimento de otro niño".

La llegada de la inclusión en los diferentes países se gesta tras procesos de cambios


políticos y sociales. Tal progreso de reestructuración se configura y se ha desarrollado
conjunto al cambio de paradigmas escolares, siendo los siguientes (Tomasevski en
Blanco, 2006):
Segregación Escolar: Se concibe que la educación deba ser accesible a aquellas
personas a las cuales históricamente se les impedía el acceso. Es así como surgen las
escuelas especiales, las cuales con sus programas diferenciados le permiten el
acceso a quienes fueron excluidos/as por alguna discapacidad de origen físico y/o
neurológicas. De este modo, la primera escuela especial de Chile es fundada en 1928
junto a la Reforma Educacional siendo reconocido formalmente el acceso a la
educación a aquellos que antes no eran aceptados dado a sus características
personales (Godoy, Meza y Salazar, 2004).

Integración Escolar: Desde este paradigma aquellas personas que son segregadas
en las escuelas especiales, se les abre el acceso a las escuelas normales, siempre y
cuando estos se adapten a las exigencias curriculares establecidas, independiente sus
condiciones personales. En Chile la integración escolar comienza en 1990 junto al
Decreto 490, lo cual implica un cambio de visión de la Escuela Inclusiva. Desde
entonces se habla de necesidades educativas especiales (NEE) por sobre la
discapacidad (como es en el caso de la segregación). Este decreto se encarga se
regularizar el acceso y permanencia de los estudiantes diagnosticados con NEE en las
escuelas tradicionales. Posteriormente en el año 1994 junto a la Ley 19.284 (Plena
Integración social de las personas con discapacidad) se fortalece el apoyo adicional
para que todos los estudiantes puedan ser partícipes de un mismo currículum, con
apoyo de especialistas en el aula o herramientas que faciliten su inserción (Godoy,
Meza y Salazar, 2004). Finalmente el año 2009 por medio del Decreto 170, comienzan
a regularse los requisitos para que una escuela pueda iniciar un Programa de
Integración Escolar. Donde se explicita (MINEDUC, 2009):

 Las competencias profesionales con la que deben contar los docentes, con tal
de enriquecer sus herramientas y prácticas a la hora de realizar una clase.
 Cuáles son los profesionales competentes para realizar el proceso de
evaluación del ingreso de los estudiantes a un PIE.

Igualmente cabe destacar que previo a dicho hito, la ONU en 1982 mediante el
Programa de Acción Mundial para las Personas con Discapacidad, institucionalizó el
aporte que tienen los establecimientos educacionales para los estudiantes que se
insertan en las escuelas normales, dado que este espacio se establece como una
oportunidad de participación equitativa y con ello un mejoramiento a la calidad de vida
de las personas. Cabe destacar que desde esta propuesta la ONU explicita que la
discapacidad diaria de la persona no tiene que ser vista como una condición individual,
sino que el medio al no brindar las herramientas y las mismas condiciones de
participación para todos y todas, aquello también perpetúa la experiencia de
deficiencia de la persona. Es por esta razón, que la educación se ve como una puerta
para que sean considerados dentro de un mismo espacio de educación, socialización,
actividades políticas y religiosas, de tal manera puedan proseguir con su estilo general
de vida (ONU, 2017).

Inclusión Escolar: Por último, surge el concepto de “inclusión escolar”, el cual


propicia que sea la escuela la que se adapte a las diferencias sociales, culturales y
personales de sus estudiantes, abordando responsablemente la diversidad desde un
currículum y proyecto educativo que considere las diferencias de cada estudiante y
miembro de la comunidad. En este sentido la Unesco propone por primera vez ideas
en esta línea en su “Declaración mundial sobre una educación para todos” en 1990, la
cual promulga que es necesario proponer una educación que esté pensada para
promover la equidad, participación y que la meta sea un aprendizaje integral para
todos (Unesco, 1990). Ante esto cabe considerar que las características que necesita
la inclusión escolar son las siguientes (Duk y Murillo, 2016):
 El eludir a todos los estudiantes y no solo aquellos que se les considera
“diferentes”, “vulnerables” o con necesidades educativas especiales (NEE)
 Tener como foco el transformar los mecanismos de selección con el fin de
frenar la exclusión o discriminación. En otras palabras, reconoce y valora la
diversidad.
 Trabajar en función de una actualización constante para el mejoramiento e
innovación a nivel educativo, con el fin de responder de mejor manera a la
diversidad de sus estudiantes.

Así en Chile el año 2015 con la aprobación de la Ley de Inclusión Escolar, surge la
meta de construir una educación pensada para que todos y todas, independiente de
sus diferencias, puedan desarrollarse al máximo en sus habilidades personales,
académicas y sociales (Mesa Técnica Educación Especial, 2015). Esta ley tiene como
foco construir una educación de calidad cuya orientación se focaliza en la aceptación
de la diversidad. Estas son las características que se desarrollan para lograr tal
objetivo, los cuales serán profundizados posteriormente en la ficha (MINEDUC. 2016):

 Sin lucros
 Sistema de Admisión Inclusivo
 Compromiso y Apoyo de las familias
 Espacio para proyectos educativos de características especiales
 Defendiendo el Derecho de los estudiantes a no ser expulsados arbitrariamente
 Libertad para llevar adelante los actuales o emprender nuevos proyectos
educativos que reciban aportes del Estado
 Con un tránsito gradual al nuevo sistema
 Gratuidad
 Recursos del Estado
 Sin Selección
LAS CLAVES PARA UNA EDUCACIÓN INCLUSIVA.

Para facilitar las condiciones que promueven el desarrollo de una escuela inclusiva,
conviene considerar los siguientes factores:

Proyecto Educativo Institucional (PEI): en este instrumento se define la misión y


visión de la institución, y con ello su identidad. La incorporación de la inclusión
educativa en distintos niveles del PEI favorece un trabajo alineado con este enfoque,
pudiendo definirse metas y objetivos en torno a la mejora de una propuesta educativa
que acoge la diversidad. (MINEDUC, 2014). En este sentido, el principio valórico
fundamental que debiera promover en el PEI es el Respeto a la diversidad, siendo
necesario incluir a toda la comunidad educativa en un trabajo comprometido para que
su alineamiento con un aprendizaje integral e inclusivo se pueda concretar (Céspedes
et. al, 2013).

Currículum Universal: Un currículum de carácter flexible, abierto, accesible e


inclusivo posibilita el responder a la diversidad de estudiantes y contextos, permitiendo
que todos participen de un currículum común que potencia los aprendizajes
académicos y las competencias socioemocionales requeridas para convivir desde la
diversidad y el respeto (Mesa Técnica de Educación Especial, 2015). Para UNESCO,
un currículum inclusivo y universal presenta las siguientes características (Blanco,
2004):

 Permite diversos estilos de aprendizaje, enfatizando las competencias y


habilidades individuales de cada estudiante.
 Es flexible para responder a las necesidades de cada estudiante, comunidad,
grupo religioso, lingüístico y étnico.
 Permite que estudiantes con diferentes niveles de competencia pueden
acceder a él.
 Establece apoyo a los docentes para implementar el plan curricular.

Clima de Confianza y Respeto: Una escuela acogedora y estimulante brinda la


posibilidad que todos y todas se sientan valorados, respetados y reconocidos desde su
individualidad y particularidad (Mesa Técnica de Educación Especial, 2015). Esto
permite apreciar con mayor facilidad las necesidades que cada estudiante posee,
dirigiendo la enseñanza hacia la construcción colaborativa del conocimiento y la
experiencia, dando así los medios y apoyos necesarios para una educación integral e
inclusiva (Céspedes et. al, 2013). En otras palabras, “el respeto emerge en ambientes
donde el bien común es visible para quienes integran ese grupo” (Hirmas y Ramos,
2013, p. 53)

Liderazgo, Organización y Participación: Una escuela inclusiva se puede


desarrollar en la medida que su líder sea capaz de promover la participación activa de
los actores involucrados (padres y apoderados, asistentes de la educación, docentes,
estudiantes y equipo de gestión), de manera tal que las decisiones sean lo más
participativas y democráticas. Cabe destacar que el director no es necesariamente la
única persona que cumple funciones de liderazgo en un establecimiento educacional.
Puede darse un liderazgo distribuido, por ejemplo con los otros miembros del equipo
directivo, equipos de apoyo o docentes, donde otros actores asuman roles de este tipo
(Hirmas y Ramos, 2013).

Formación y Capacitaciones del Docente: El trabajo con las aulas heterogéneas es


un aspecto que es difícil de llevar a cabo sin la formación adecuada. En la medida que
los profesores y asistentes de la educación sean capacitados y formados con las
competencias necesarias para promover la participación, el aprendizaje y el desarrollo
integral de todos y todas, es posible trabajar desde la diversidad y colaboración en
función de las necesidades de cada estudiante (Mesa Técnica de Educación Especial,
2015). Así, desde Hirmas y Ramos (2013) las características de un profesor inclusivo
son las siguientes:

 Es capaz de reconocer las particularidades de los demás (estudiantes,


colegas, padres y apoderados) debido a que se observa a sí mismo como un
sujeto diferente.
 Reconoce en su historia como estudiante las prácticas inclusivas que utilizaron
sus profesores (como la preocupación de la participación de todos los
estudiantes), con tal de aplicarlos en su propia clase.
 Se asume como un aprendiz permanente de nuevas metodologías de
enseñanza aprendizaje.
 Intenta comprender la situación y discurso del otro considerando desde dónde
se mueve o sitúa, logrando así enriquecer los procesos comunicativos.

Ampliar Definición de Aprendizaje, Estudiante y Docente: El aprendizaje en la


educación inclusiva ocurre cuando los estudiantes se involucran activamente en su
trabajo, dándole sentido a su experiencia y comprendiendo por sí mismos la
importancia de ella. Por lo mismo, el rol del docente ante dicha postura está en
presentarse a sus estudiantes como un facilitador más que como instructor, con el fin
de lograr que el curso en su diversidad se pueda educar en conjunto, tomando en
cuenta que no todos tienen el mismo punto de partida, habilidades y competencias,
siendo un trabajo y aporte de todos (UNESCO, 2004).

Ampliar prácticas Evaluativas de los estudiantes: Observar y evaluar cómo se está


llevando a cabo el aprendizaje en cada estudiante, es un perfecto indicador a la hora
de tomar decisiones para favorecer a todos y todas. Para que aquello sea
verdaderamente puesto en práctica, es necesario considerar estrategias de evaluación
que permitan medir en las mismas condiciones a todos los estudiantes, con el fin de
tener un criterio que esté en favor de cada uno. Ante esto, se proponen los siguientes
factores para que la evaluación esté al servicio de una educación inclusiva (Arratia,
Flotts y Rodríguez, 2013):

 Los criterios de evaluación tienen que responder a las características del grupo
de estudiantes, considerando así la diversidad de ritmos, estilos de aprendizaje
y habilidades. Por lo tanto no se espera que todos lleguen a un mismo
resultado, sino que se respeta y considera las distintas velocidades, valorando
los progresos de cada estudiante en relación a sí mismo.
 La actividad evaluadora debe ofrecer a todos los estudiantes la posibilidad de
desplegar sus logros y capacidades, siendo necesario que el diseño de dicha
evaluación considere la diversidad y cierta flexibilidad al momento de aplicarla.
 Los resultados de las evaluaciones deben acompañarse de información para
orientar el desarrollo educativo de todos y todas, considerando así la
dedicación y esfuerzo de cada uno, sin caer en la estigmatización.
INCLUSIÓN SEGÚN BASES CURRICULARES DE LA EDUCACIÓN
PARVULARIA.

El concepto y la práctica de la educación inclusiva constituyen una orientación valórica


central en la Educación Parvularia. De acuerdo con diversos textos de UNESCO
(2005, 2009, 2015), y del Ministerio de Educación de Chile (2016), la educación
inclusiva es un proceso que comporta la transformación de los jardines infantiles, las
escuelas y de otros centros de aprendizaje para atender a todos los niños y las niñas,
con especial énfasis en aquellos quienes requieren mayor protección, tales como:
pueblos indígenas, migrantes, poblaciones rurales, diversidad sexual y de género,
privados de libertad, con discapacidad, con alguna enfermedad y con dificultades de
aprendizaje, para brindar oportunidades de aprendizaje a todos los párvulos, jóvenes y
adultos. Tiene por objetivo acabar con la discriminación arbitraria y toda forma de
exclusión social, que es consecuencia de actitudes negativas y de una falta de
atención a la diversidad. Esta labor exige que se preste atención al curriculum, la
índole de la enseñanza y la calidad, entre otras medidas. Significa además que los
establecimientos educativos y otros contextos de aprendizaje no solo han de ser
eficaces, sino también seguros, saludables y respetuosos de las diferencias. El valor
de la inclusión se expresa en la apertura, acogida y respuesta a la diversidad de todos
los niños y las niñas. La educación garantizada como un derecho social fundamental,
debe ser inclusiva, y se encuentra a la base de una sociedad más justa, que valora a
todas y a todos por igual. Constituye uno de los fundamentos de las sociedades
democráticas y es un valor que permite resguardar el cumplimiento de los fines y
propósitos de la educación.

La inclusión trae aparejada de manera estrecha, la valoración de la diversidad social y


cultural en el aula como escenario enriquecido para el aprendizaje, que propicia una
implementación situada del curriculum. En este sentido, la pedagogía necesita dar
respuesta a las particularidades que presenta el aula, contextualizando las actividades
de aprendizaje de acuerdo con las diferencias de todo tipo que presenten los párvulos.
Esto, sin perder de vista la equidad de los aprendizajes esperados para llos, por
cuanto considerar la diversidad no implica esperar aprendizajes de calidad para unos y
no para otros.

Por otra parte, si los niños y las niñas aprenden a convivir junto a otros pares y adultos
diversos, se aporta a la valoración de la diferencia y a la cohesión social y por tanto, a
la equidad. De este modo, la educación inclusiva favorece directamente los propósitos
de la formación ciudadana y por ello, brinda oportunidades para construir presentes y
futuros más sostenibles para todos y todas.

La Educación Parvularia inclusiva, debe entenderse como un proceso construido junto


a las familias y con toda la comunidad educativa. Para ello, resulta fundamental
promover la reflexión personal y colectiva, reconocer las características de nuestra
sociedad, los prejuicios y estereotipos arraigados en nuestra cultura y generar acceso
a fuentes de información respetuosas de los derechos humanos, como base para
compartir significados sobre la diversidad y su valor, impulsar prácticas inclusivas en
forma permanente y por parte de todos los integrantes de la comunidad educativa y
generar redes para apoyar iniciativas que la favorezcan.(Bases Curriculares
2019,pag.22-23)

EDUCACIÓN INCLUSIVA SEGÚN REFERENTE CURRICULAR DE


FUNDACIÓN IN TEGRA.

El Enfoque Inclusivo en educación surge a partir de un desarrollo histórico a nivel


internacional, en el marco de la Declaración de los Derechos Humanos y la
Convención de Derechos del Niño, su desarrollo comienza a partir de la declaración de
Salamanca (UNESCO, 1994),en donde se establece como un postulado central
avanzar en la eliminación de barreras al aprendizaje en las instituciones escolares,
generando apoyos específicos para que todos los niños y niñas tengan las mismas
oportunidades de acceder, participar, aprender y tener logros en su proceso educativo.
Otro marco de acción desarrollado a nivel internacional, es el Movimiento de
Educación para Todos con su expresión más reciente en la Declaración de Incheon
(UNESCO, 2015), su propósito se centró en combatir la desigualdad e inequidad en
los sistemas escolares, mediante objetivos de integración y equidad social, sustentado
en el Enfoque de Derecho a la Educación.

Considerando las diferentes declaraciones internacionales, la Educación Inclusiva es


la materialización de los Derechos Humanos, educación que valora la diversidad, en
consonancia con el Enfoque de Derechos, reconoce a todas las personas como
sujetos únicos, diversos en sus características, necesidades, formas de relacionarse y
de aprender. “Desde esta perspectiva, la diversidad es concebida como una condición
transversal a los seres humanos, y por lo tanto los procesos educativos requieren
flexibilizarse y contextualizarse, de modo de ser pertinentes a esta diversidad” (Bootth,
2002).

En este marco un Enfoque Inclusivo en y para la educación considera las diferencias


como un valor y una fuente de enriquecimiento permanente que potencia la
adquisición de los aprendizajes y con ello desafía a,“la transformación de las culturas,
políticas y prácticas de las instituciones escolares para abordar el quehacer educativo
en función de las características y particularidades de las y los estudiantes,
procurando el aprendizaje y la participación de todas y todos”.

Al respecto nuestro país ha avanzado impulsando un proceso de transformación del


sistema educativo con el propósito de garantizar el acceso a una educación pública
gratuita y de calidad, que se sustenta en la construcción de nuevos propósitos
colectivos para una sociedad más integrada, con mayor inclusión y justicia social. En
el año 2015 se promulga en nuestro país la Ley de Inclusión Escolar N° 20.845, la cual
establece un hito fundamental, generando condiciones para el avance hacia un
sistema educacional más inclusivo. En esta misma línea, el Ministerio de Educación
actualiza la Política de Convivencia Escolar13 y desarrolla el Plan de Formación
Ciudadana14 que proveen puntos de articulación fundamentales con una Política de
Inclusión en el marco de la Reforma.

Desde una perspectiva ética la Educación Inclusiva es una invitación permanente, a


compartir una vivencia de humanidad, respetuosa de todos los integrantes de la
comunidad educativa; un encuentro en que todos se transforman, comparten distintas
perspectivas, valoran las diferencias existentes, construyen ambientes amorosos;
muestran una actitud de apertura, de acogida, de encuentro, de diálogo (alteridad).

.Situaciones que llevan a establecer relaciones de enriquecimiento mutuo, basadas en


el reconocimiento y valoración a la diversidad, y con ello favorecen el acceso, la
participación y el aprendizaje de todos los niños y niñas, considerando, además, la
perspectiva de género desde los primeros años, a fin de promover oportunidades,
roles y responsabilidades equitativos para las niñas y los niños en las diferentes
actividades.

A la Pedagogía le corresponde, responder a las particularidades que se presentan en


el aula, contextualizando las experiencias de aprendizaje, que implica en lo concreto,
diversificar la oferta educativa considerando las diferencias de todo tipo que existan en
niños y niñas; esto implica transitar desde una práctica homogénea a una práctica
pedagógica diversa, que considera las características, necesidades, intereses y
talentos individuales de todos los niños y niñas que participan del proceso educativo.

Se trata, en definitiva, de vivir positivamente las diferencias, y de generar


oportunidades educativas inclusivas desde esa diversidad, aportando
significativamente a la igualdad de oportunidades y a la convivencia social de calidad
en educación inicial, en ambientes educativos enriquecidos y bien tratantes que
favorezcan el desarrollo y aprendizaje de todos los niños y niñas.

Este proceso debe ser construido en conjunto con las familias y con toda la comunidad
educativa, en el marco de los Proyectos Educativos Institucionales, donde es
fundamental promover la reflexión personal y colectiva de la diversidad como un valor,
movilizando a todos los actores, teniendo como énfasis el Enfoque de Derechos, la
Participación, la Ciudadanía y la Inclusión para una Educación Parvularia de Calidad
que contribuya a la creación de una sociedad democrática con igualdad de derechos
entre hombres y mujeres, desde los primeros años de vida. (Referente Curricular
Fundación Integra, pág., 18.19).-

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