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La discusión sigue calientita, como recién salida del horno.

Y es que no podía
esperarse algo distinto. Los fans de un badass como Batman, el villano favorito de
muchos, con nada más y nada menos que 80 años de trayectoria contra el crimen; y
los defensores de una saga adolescente como Crepúsculo, seguidores fieles de Robert
Pattinson, no tendrían posibilidad de convivir en paz en un mismo espacio.
En realidad sí podrían, pero así es esto de las rivalidades. Lo bueno es que se quedan
en lo virtual y no pasan a mayores.
Bueno, hablemos de lo importante: la nueva película de Batman tiene casi asegurado
el protagónico para Robert Pattinson. Una decisión arriesgada sí, por el bombardeo de
críticas, pero, a la vez, acertada. ¿Por qué digo esto? Por el trabajo que Pattinson lleva
sobre su espalda.
Es cierto que una serie de películas cuyo target son mujeres jóvenes, hará que más de
uno pegue el grito en el cielo. El desprestigio de Crepúsculo está ligado, sobre todo, al
resentimiento por la existencia de una producción pensada desde siempre para el
público femenino.
En realidad, los que criticamos por mucho tiempo la saga ni siquiera la vimos. Lo que
nos sacaba de quicio (y sigue exasperando a algunos) es que no fuera una antología
diseñada para nosotros: las pieles que se mostraban eran de apuestos hombres
jóvenes, la historia apelaba al sentimentalismo desbordado (inexplorable para
nosotros (en público)), entre otras cosas.
Así que el resentimiento contra Crepúsculo y contra Pattinson es infundado. No parte
de una cuestión cinematográfica sino del desamparo de sentirnos fuera del club de
toby femenino. Eso por una parte.
Por la otra, Robert Pattinson, incluso desde el tiempo de la saga juvenil, ya mostraba
su capacidad para desarrollarse frente a la cámara. El mismo año que se estrenó la
penúltima película de Crepúsculo, se lanzó Water For Elephants, donde compartió set
con Christoph Waltz. Hay que poner especial énfasis en “compartió”: muchos
aseguraban que serían develadas sus deficiencias ante un actor como Waltz, pero
Pattinson estuvo a la altura del reto y entregó una gran interpretación.
Posteriormente, lo vimos transformarse como sólo unos pocos logran hacerlo en The
Lost City Of Z. La película no fue bien recibida por la crítica, pero, desde entonces,
Pattinson se convirtió en uno de los actores favoritos para interpretar papeles de esos
que son tan peculiares que nadie se atreve a tomar.
En adelante, Pattinson estelarizó filmes como Good Time, donde se transformó en un
ladrón de bancos; y High Life, una incursión destacada en la ciencia ficción.
El desempeño del británico nunca decepciona. Su capacidad para darle vida a distintos
personajes es camaleónica. Un vampiro, un ladrón, un condenado a muerte en el
espacio o un superhéroe con aspecto de murciélago; no importa lo que siga, siempre
será interesante (no catastrófico, como se piensa) ver lo que Robert Pattinson hará
frente a la cámara.

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