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Abstenerse o votar por Falcón: la moral vs … la moral

La posición abstencionista está cargada de argumentos morales, los cuales hacen


parecer a los argumentos pro-votos como inmorales. Asimismo, juzga el acto de
votar por Falcón como ejemplo de una política que no se guía por principios,
envilecida por la traición y el arribismo de unos políticos.
Creo que ese argumento parte de la incomprensión de un simple asunto: la política,
cualquiera que sean sus actos y fines, siempre forma parte de la moral, en cuanto
que esta no es más que las reglas, escritas o no, así como las creencias que las
acompañan, relativas a como debemos comportarnos en la sociedad, qué esperar
de los demás, qué deben esperar los demás de nosotros, y así sucesivamente. La
moral tiene diversos campos de aplicación: la política, la conducta privada, la familia,
etc.
Ahora bien, es sumamente conveniente seguir manteniendo a la política como un
campo autónomo respecto a la moral, a la economía y a cualquier otro campo
temático, siempre y cuando se entienda esa relación fundamental entre moral y
política. Desde ese punto de vista, tanto la posición abstencionista como la pro-voto
son morales, y, además, son políticas. Lo que toca entonces es analizar y calificar
al tipo de moral y de política de la cual cada una es portadora.
La posición abstencionista está cargada de expresiones tales como “traición a la
lucha contra la tiranía”, “cómplices que buscan darle legitimidad a la dictadura”,
“ingenuos ante las trampas del régimen”, “colabores del gobierno y de su ANC”,
entre muchas. Además, el grupo “fundador” de la posición abstencionista ha
repetido esas expresiones y otras similares desde hace bastante tiempo, más o
menos desde que decidió que las acciones de la MUD y los partidos en ella
organizados eran “traidores”, “cómplices”, “ingenuos” y “colaboradores” ante el
régimen. Pero como sabemos, el grupo abstencionista ha engrosado sus filas con
lo que era la MUD y los partidos, ante la coyuntura de estas elecciones.
Se me ocurre definir a la moral detrás del abstencionismo actual como una moral
purista, o puritana, aunque no tanto en el sentido de los puritanos ingleses del siglo
XVI y posteriores, sino en el de los cátaros del medioevo (cátaros proviene del
griego katharos, “puro”). Estos profesaban una suerte de dualismo maniqueísta
según el cual había dos principios, uno bueno y otro maligno. El primero era el reino
de Dios, y no era de este mundo. El segundo es el de Satán, y es el mundo material.
Los cátaros aspiraban a vivir una vida pura que los condujera al reino de Dios.
Nuestros abstencionistas actuales aspiran a vivir una vida pura, sin contaminarse
con elecciones fraudulentas, ni diálogos con el enemigo, ni ningún tipo de acuerdo
con el régimen. Supongo que esperan la llegada del reino de los cielos; sólo que,
en vez de ángeles, el cielo vendrá de la mano de los marines y la corte celestial
estará formada por la comunidad internacional.
La posición pro-voto está cargada de expresiones tales como “aprovechar las
oportunidades”, “ninguna dictadura ofrece condiciones justas”, “el voto es la única
estrategia disponible en el momento”, “no importa quien convoque, sino la acción
política de votar”. Independientemente de la catadura moral de los políticos que en
esta ocasión promueven el voto, se me ocurre que puede ser definida como una
moral pragmática. Creo que los pro-votos pueden compartir principios similares con
los abstencionistas, en el sentido que ambos creen en la libertad y la democracia.
Sólo que la moral pro-voto puede ser capaz de hacer las adaptaciones necesarias
para lograr esos objetivos, manteniendo sus principios.

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