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Hace muchísimo tiempo, cuando sólo hacía unos siglos que existía
la especie humana sobre la tierra, Dios apareció ante un
bondadoso anciano llamado Noé, nieto de Matusalén, y le dijo:
Entonces, súbitamente, empezó a caer un gran diluvio sobre la tierra: llovió y llovió sin
parar durante cuarenta días y cuarenta noches, hasta que las más altas montañas quedaron
cubiertas por las aguas y desapareció todo rastro de vida sobre la faz de la tierra.
Cuando por fin dejó de llover, empezó a soplar un suave viento y poco a poco fue bajando
el nivel de las aguas, hasta que el arca descansó sobre el monte Ararat.
Noé abrió una ventana que había construido en la parte superior del arca y soltó un cuervo
para averiguar si el nivel del agua había decrecido lo suficiente; pero el cuervo no halló
dónde posarse y regresó al arca.
Siete días más tarde, Noé soltó una paloma, y ésta regresó con una ramita de olivo de pico.
Y así supo Noé que las aguas ya no cubrían el suelo. Es por eso que la paloma con una
ramita de olivo en el pico es el símbolo de la paz.
Entonces salieron del arca Noé y su esposa, y sus hijos y las esposas de sus hijos, y todas
las parejas de animales que habían embarcado con ellos, y empezaron a reproducirse y a
repoblar la tierra de hombres y animales de toda especie.
Dios prometió que jamás volvería a enviar una lluvia tan terrible como aquella sobre la
tierra, y Noé, que tenía seiscientos años al producirse el Diluvio Universal, vivió
apaciblemente, labrando la tierra, trescientos cincuenta años más, hasta la edad de
novecientos cincuenta años.
La ratita presumida
En un bonito pueblo había una casita que tenía fama por ser la más limpia y reluciente. En
ella, vivía una simpática ratita que era muy, pero que muy presumida.
Un día, mientras barría la puerta de su casa, la Ratita vio algo en el suelo:
-¡Qué suerte, si es una moneda de oro! Me compraré una cinta de seda para hacerme un
lazo. Entonces se fue a la mercería del pueblo y se compró el lazo más bonito.
-Tra, lará, larita, limpio mi casita, tra, lará, larita, limpio mi casita! cantaba la Ratita,
mientras salía a la puerta para que todos la vieran.
- Buenos días, Ratita dijo el señor Burro. Todos los días paso por aquí, pero nunca me
había fijado en lo guapa que eres.
- Tal vez – respondió la ratita -. Pero ¿cómo harás por las noches?
Y la Ratita contestó:
-¿Cómo es que hasta hoy no me había dado cuenta de que eres tan requetebonita?. Dime,
Ratita ¿te quieres casar conmigo?
- Tal vez, pero antes dime: ¿cómo harás por las noches?
-¡Guauuu, guauuu.
Mientras, un Ratoncito que vivía cerca de su casa y que estaba enamorado de ella veía lo
que pasaba. Se acercó y dijo:
-Muy amable, pero no puedo hablar contigo porque estoy muy ocupada.
-Buenos días, Ratita, ¿sabes que eres la joven más bonita? ¿Te quieres casar conmigo?
-Tal vez dijo la Ratita-, pero ¿cómo harás por las noches?
El día antes de la boda, el señor Gato invitó a la Ratita a comer unas cuantas golosinas al
campo, pero mientras preparaba el fuego la Ratita miró en la cesta para sacar la comida,
y…
-¡Qué raro!, sólo hay un tenedor, un cuchillo y una servilleta; pero ¿dónde está la comida?
Cuando iba a comerse a la Ratita, apareció el Ratoncito, que, como no se fiaba del Gato, los
había seguido hasta allí. Entonces, cogió un palo de la fogata y se lo puso en la cola para
que saliera corriendo.
-Ratita, Ratita, eres la más bonita – le dijo el Ratoncito muy nervioso. ¿Te quieres casar
conmigo?
FIN
JUEGOS
Los niños se sientan alrededor de la mesa y colocan su dedo índice en la mesa. Uno de ellos
es el pregonero. Entonces, todos comienzan a golpear los dedos contra la mesa hasta que el
pregonero dice: "¡Todos los pájaros vuelan alto!", momento en el que todos levantan las
manos. A continuación, el pregonero piensa en otro animal: "¡Todos los mosquitos vuelan
alto!" o "¡Todos los mirlos vuelan alto!" para que todos los peques levanten las manos.
Llegados a un punto, puede elegir uno incapaz de volar o un objeto: "¡Todos los gatos
vuelan alto!". En este caso deben mantener sus dedos en la mesa. Si alguno levanta su
mano, debe hacer una penitencia al final del juego, que puede ser cantar una canción, contar
un chiste o hacer un baile.
VEO, VEO
En este juego pueden participar dos o más personas, niños y adultos, cuantos más mejor, a
partir de los cuatro años de edad.
Uno de los participantes elige un objeto que esté en la habitación o el lugar donde se
encuentran los participantes y empieza el juego diciendo:
- Veo, veo.
Los demás le contestan:
- ¿Qué ves?
El que empezó el juego replica:
- Una cosita.
Los demás le contestan:
- ¿Qué cosita es?
El que inició el juego dice:
- Empieza por la letrita... y dirá la letra inicial del objeto que haya elegido.
Todos los participantes intentarán acertar el objeto elegido. Si alguien lo consigue pasará a
ser el director del juego. Si nadie acierta revelará la palabra que había pensado y elegirá
otra para el siguiente juego.
Pueden darse pistas, como decir más letras de la palabra, por ejemplo la primera y la última
letras o bien la primera y la segunda letras, etc.
Historia de la clasificación de los seres vivos
Las plantas y animales que conoces representan una pequeñísima parte de la extraordinaria
variedad de los seres vivos que existen sobre la Tierra. Se han logrado describir e
identificar alrededor de 1.8 millones de especies en todo el mundo, pero se cree que el
número total puede ser entre 4 y 100 millones; esta amplia variedad de seres vivos se
conoce como biodiversidad. ¡Apenas estamos comenzando a conocerlos!
Para poder estudiar a tantas especies, los biólogos las han clasificado en función de las
características que comparten. Han existido muchas clasificaciones de los seres vivos a lo
largo de la historia. Cada una de ellas respondió a las necesidades y conocimientos de la
época en que se llevó a cabo, pero siempre se ha buscado que la clasificación cumpla con
dos requisitos: que comprenda a todos los seres vivos conocidos en ese momento y que
ninguno se pueda ubicar en dos categorías diferentes. Como te imaginarás, la tarea no ha
sido sencilla ya que continuamente se descubren nuevos organismos.