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Que dulcísimos labios de fresas o de

flor de azahar,
Que tiernísimo asombro de gacela
que sorben del azúcar crepuscular,

el oro de su aliento que asoma la cabeza

y del calor la pulpa cortando el horizonte,

roja de besar. pero cuando esta cerca

mira sin mirar.

Que florentísimas mejillas de rosas o


napal,
Que fresquísima sonrisa de Abril o de
que la templanza queman manantial,

del tacto de mis dedos que sale por tu boca

y asoma por las yemas y baila en mis pestañas

mi alma a tiritar. igual que la gaviota

vuela sobre el mar.

Que brillantes pestañas de acantilado


o de volar,
*********
que cubren con su seda

partículas del cielo,


82.71%
lo mismo que traviesas

alas de cristal.
votos positivos

Que luciente cabello de ríos o


enlunado mar, Votos totales: 3488

que entalla ondas ilesas

en el torso del viento, Comparte:

lo mismo que en la arena AMOR VERDADERO

las olas dejan sal. Enviado por doblezeroo


la veleta de los trigos

**** y una sonrisa en mi cara.

Con el ruido del eclipse ¡Que alegría!, ¡que dulzura!

la noche quitó su enagua, emanaba su joven alma,

la luna del gran silencio mi hijo pequeño dormía

nuestra azotea palpaba y algo bonito soñaba,

y mientras cubría tu rostro que por eso en mis dos ojos

el lucero de su andanada la ternura vino a la fragua,

yo te tenía en mis brazos que tres meses tienen sus muecas

en el balcón de la playa. que sus labios son escarlata

y por su piel de alabastro

Sobre la arena embestían mi corazón se derrama.

los toros bravos del agua

y traernos el océano Yo seguía tarareando

sus doce olas de plata de mi garganta una nana

por la pampa de mi pecho destrenzando pensamientos

tu mejilla quedó varada. en poesías trenzadas

del amor que llevo dentro

En el mundo de los sueños versado en notas doradas

tus dos ojitos nadaban, cuando una fugaz estrella

la brisa cruzó la costa con el polvo de sus alas

como una lengua salada vino tras mi sonsonete

y el frescor de sus caricias al ver como te besaba.

ponía en tus dos pestañas


Yo dejé de cantar entonces

todavía lejos del alba 80.82%

y al morir todas las luces

de neón desordenadas votos positivos

prendió en toda su grandeza

el fulgor de la vía láctea. Votos totales: 1684

El abrazo de la concha Comparte:

en mis oídos silbaba, HEBRAS DEL AMOR

la luna hecha de papiro Enviado por doblezeroo

sobre ti se desgranaba

y en ese mismo momento

enmudecieron las arpas

de todos mis pensamientos *****

abriendo paso a las hadas

de ese paisaje de amor En un lugar bajo los montes

que inconsciente regalabas, yo conocí a mi princesa

sumiéndome por completo el pueblo era muy pequeño

en la atmósfera de la playa, en su plaza había verbena

sumergiendo mi universo y en medio de la algazara

en los sueños de tu mirada, me conquistó la silueta

sintiendo el placer de amarte blanca como una paloma

rodeado de la dulce nada. con sus ojos de muñeca

Yo le dije: "eres preciosa"

***** mientras bajamos la cuesta


y al pasar las diez farolas desplegó en la piel secreta

se encendió la luna llena. de dos senos que miraban

como dos manzanas frescas.

Silenciosa lavanda en flor

apuntando a las estrellas ¡Oh que mercurio empinado!

el aire trenzaba alhelíes del fino río en la ladera

de su brillo en la melena se había roto en su cauce

y al parar junto al camino nuestra luna de primavera

fue de intimidad la sierra y el murmullo de sus aguas

bramó a lo lejos el ciervo cual celosas castañuelas

y despertó la pasión cerca. hurtaba al viento las voces

Yo susurraba a su oído de la fiesta de la aldea

mil volcanes, mil hogueras mientras una celosía

¡que labios rojos! ¡que piel suave! de arbustos y hierbabuena

sobre la frondosa hierba. ocultaba un lecho donde

el amor dio rienda suelta.

Por encima de las copas

pasaba la luna lenta Un gemido ultimo y sordo

bañándola con su estaño nos acuesta en la maleza

y al desabrocharse a ciegas y el rocío se evapora

los botones de su blusa al calor de una pareja.

lentamente, como a tientas

por las pupilas de la noche Los ojos ya se cerraron

galopaba la blanca seda la noche pierde sus prendas

de unas magnolias que el viento y ese azulón pasajero


vuelve a vestir las vergüenzas

ocho campanas se endulzan Votos totales: 1203

y se amargan las almendras

ocho copos de la escarcha Comparte:

navegando en las cerezas SI TÚ ME OLVIDAS

sobre la ropa el pinazo Quiero que sepas

cuenta una historia secreta una cosa.

sin sonido en las palabras

bajo dos bocas sedientas. Tú sabes cómo es esto:

si miro

¡Como gruñe el campanario! la luna de cristal, la rama roja

de la torre de la iglesia del lento otoño en mi ventana,

¡que girasoles! ¡que prunas! si toco

tiene el prisma de la huerta junto al fuego

enmudecen dos corazones la impalpable ceniza

canta que canta la sierra o el arrugado cuerpo de la leña,

y un horizonte de gallos todo me lleva a ti,

lejos del monte cacarea. como si todo lo que existe,

aromas, luz, metales,

***** fueran pequeños barcos que navegan

hacia las islas tuyas que me


aguardan.

77.97%
Ahora bien,

si poco a poco dejas de quererme


votos positivos
dejaré de quererte poco a poco. Si cada día sube

una flor a tus labios a buscarme,

Si de pronto ay amor mío, ay mía,

me olvidas en mí todo ese fuego se repite,

no me busques, en mí nada se apaga ni se olvida,

que ya te habré olvidado. mi amor se nutre de tu amor, amada,

y mientras vivas estará en tus brazos

Si consideras largo y loco sin salir de los míos.

el viento de banderas

que pasa por mi vida Autor del poema: Pablo Neruda

y te decides 75.69%

a dejarme a la orilla

del corazón en que tengo raíces, votos positivos

piensa

que en ese día, Votos totales: 3192

a esa hora

levantaré los brazos Comparte:

y saldrán mis raíces PARA ANNIE

a buscar otra tierra. ¡A Dios gracias! La crisis,

el peligro ha pasado,

Pero y la pena interminable

si cada día, al fin concluyó,

cada hora y esa fiebre llamada vivir

sientes que a mí estás destinada fue vencida al final.

con dulzura implacable.


Tristemente, yo se que laceraba mi cerebro,

que fui despojado de mi fuerza, con la fiebre llamada vivir

y sin mover un músculo que quemaba mi cerebro.

permanezco tendido.

Más nada importa, yo siento Se calmó también la tortura,

que al fin me encuentro mejor. de todas la peor:

esa horrible tortura

Y tan quieto yazgo de la sed por las aguas mortales

ahora en mi lecho del río maldito de la Pasión;

que cualquiera que me viese pues para ello he bebido

podría imaginar que estoy muerto, de un agua que apaga toda sed.

podría estremecerse al mirarme

creyéndome muerto. De un agua que fluye

con un murmullo de canción de cuna;

El lamentarse y gemir, una fuente que yace

los llantos y los suspiros, pocos metros bajo la tierra;

fueron aplacados; de una cueva que se halla

y con ellos el horrible palpitar muy cerca del suelo.

del corazón.

¡Ah, ese horrible, Que no se diga neciamente

horrible palpitar! que mi morada es oscura

y angosto mi lecho;

Los mareos, las náuseas, pues jamás hombre alguno

el dolor implacable, durmió en lecho distinto,

cesaron con la fiebre y todos ustedes, para dormir,


dormirán en un lecho idéntico. y yo me dormí suavemente sobre su
seno,

profundamente dormido en el cielo de


Mi espíritu atormentado su seno.
descansa blandamente, olvidando,

jamás añorando sus rosas; Cuando la luz se extinguió,


sus viejos anhelos ella me tapó cuidadosamente,
de mirtos y rosas. y rogó a los ángeles

que me protegiesen de todo mal:


Pues ahora, a la reina de los ángeles
mientras yace apaciblemente, que me guardara de todo mal.
se imagina alrededor un aroma más
sagrado;
Y tan quieto permanezco
un aroma de pensamientos,
tendido en mi lecho
un aroma de romero mezclado con
pensamientos, (sabiendo el amor de ella),

con las hojas de ruda que ustedes imaginan que estoy


muerto;
y los hermosos y humildes
pensamientos. y tan apaciblemente reposo

en mi lecho (con el amor de ella en mi


seno),
Y así yace en paz,
que imaginan que estoy muerto,
sumido en el sueño sin fin
se estremecen al mirarme
de la verdad y la belleza de Annie, creyéndome muerto.
anegado entre las trenzas de Annie.

¡Pero mi corazón es más brillante


Ella me besó delicadamente, que las estrellas que salpican
ella me acarició con ternura, en miríadas el cielo,
pues brilla con Annie,

resplandece con el amor de mi Annie, que es mucha la rosa de los viento

con el pensamiento de la luz de los y así nubes que mi corazón descarte


ojos de mi Annie!
no hay en las alturas ni en los valles,

pero es tan cierto y escaso el tiempo


Autor del poema: Edgar Allan Poe

73.60%
que mi suerte o castigo es bilocarme,

¿mi secreto?, te lo diré, acerca el


votos positivos oído,

quizás me sobra a raudales el cariño

Votos totales: 178 pero en ocasiones me pierdo en


Marte.

Comparte:
Por eso quiero explicarte que si te
BUSCAME EN MIS OJOS miro,
Enviado por doblezeroo caiga en tus dos ojos o el día
abrasador

o la noche sin rostro, me late el


corazón

así como si nunca me hubiera latido.

********
Sabes, mis manos que enredan amor

si en tu torso hacen fresca guirnalda


Quizás querer de todo enamorarme
que si el fulgor me nace por el alma
es mi anhelo, mi sino y mi misterio,
también la mirada alumbra la pasión.
como un ave, que borracha de cielo,

parece que no vuela a ninguna parte,


Así te confieso yo mirándote a la cara
con mis ojos tan abierto como un PANTÉICO
"adiós"
No, pasemos de un fuego a otro
le abre, frente al largo tren en "La fuego,
Estación
de un tormento apasionado a un
De Las Despedidas", a una novia su deleite mortal,
alma,
pues muy joven soy para vivir sin
deseo,

que si al buscarme tu no me y tú demasiado joven para malgastar


encuentras esta noche estival

y te preguntas ¿me ama o no me en esas ociosas preguntas que los


ama?, antiguos

una respuesta me hallarás en la hacían a oráculos y augures, que


mirada jamás respondieron.

que esta ni sabe ni entiende de


tretas.
Pues, amor, sentir es mejor que
saber

y la sabiduría es un legado estéril,

******** y un sólo latido de pasión, tu primer


arrebol,

vale por todos los proverbios del


sabio;

no dejes que la muerta filosofía hiera


71.98% tu alma,

¡tenemos corazón para amar, labios


para besar!
votos positivos

Escucha el susurro del ruiseñor


Votos totales: 546
como el agua burbujeando en una
jarra de plata,

Comparte:
cuyo canto es tan dulce que la Luna y enviarán la lluvia sobre el justo y el
empalidece de envidia, injusto.

esa Luna suspendida en lo alto del


cielo
Nuestros Dioses descansan
que no puede oír la arrebatadora tranquilos
melodía.
esparciendo con pétalos de rosas su
Mira cómo curva cada uno de sus vino oloroso,
cuernos la niebla, ¡oh, lejana y
hacendosa Luna! y duermen bajo los árboles que se
mecen suavemente,

allí donde los asfódelos y los lotos


¿Acaso los blancos lirios en cuyas amarillos se abrazan.
copas sueñan las abejas,
Y se lamentan por los alegres días
la nieve de pétalos que cae cuando la del pasado,
brisa
cuando no sabían de la maldad del
agita los castaños o el destello hombre y vivían en un sueño.

de las ramas tiernas en el agua no


colman
Y en la lejanía, contemplan sobre el
tus anhelos, no bastan a tu deseo? broncíneo suelo

¡Ay! De sus tesoros ya nada más el enjambre de hombrecillos, como si


ofrecerán los Dioses fueran insectos,

el hormiguero de minúsculas vidas y


después, hastiados,
los elevados Dioses hartos ya y
pesarosos regresan a sus refugios, los lotos,

de nuestros pecados sin fin, de y se besan en la boca y escancían


nuestro vano intento
divino licor de amapola que les sume
por expiar mediante el dolor, la en un sueño purpúreo.
penitencia o la oración,

los perdidos días de juventud. Pues


ya nunca más El Sol, divino poseedor del fuego
trocado en oro,
escucharán al bueno o al malo,
enarbola allí su flamígera antorcha,
y cuando las doce vírgenes hubieron atisba a través de los mirtos y suspira
tejido dolorosamente por la perdida
felicidad.
la relumbrante trama del mediodía, la
Luna se desprendió

de los brazos de Endimión a través Jamás soplan allí los lúgubres vientos
de la rosada bruma, del norte,

y desfallecieron los Dioses vencidos que hielan y desnudan nuestras


por pasiones mortales. forestas iglesias,

ni cae jamás la ligera nieve de


plumas blancas,
Por el prado cubierto de rocío avanza
la Reina Juno, ni osa el rayo de dientes rojos sacudir

con los blancos pies salpicados por el la noche engarzada en plata mientras
azafranado polen yacemos

de los lirios esparcidos por el viento, llorando un dulce y triste pecado, un


mientras Ganimedes deleite ya muerto.

brinca en el cálido mosto de ambarina


espuma,
¡Ah! Ellos conocen la lejana
desmadejados sus rizos como primavera del Leteo
cuando al asustado muchacho
y los ocultos manantiales de aguas
se lo llevó el águila a través de las violetas
azules auras jónicas.
donde el deshecho y fatigado pie del
caminante

Oculta en el corazón verde de algún descansa y emprende de nuevo el


jardín, viaje;

la Reina Venus, en compañía del y saben de las ocultas fuentes del


pastor, cristalino brebaje

con su cuerpo cálido y suave como donde las almas insomnes liban el
una rosa silvestre bálsamo del sueño.

cuya blancura el orgullo arrebola,

ríe dulcemente al Amor mientras la Mas oprimimos nuestra naturaleza y


celosa Salmacis Dios o el Hado
son nuestros enemigos, y de nada sirven la víctima, el vino y las
desfallecemos o nos nutrimos promesas;

en una inútil contrinción. ¡Nacimos la tumba está sellada y los muertos,


demasiado tarde! muertos.

¡Y qué bálsamo es el pulverizado


sopor de la amapola
Nos movemos en los aires supremos,
para quien en un finito latido del
tiempo conjugara estamos hechos de lo que palpamos
y vemos,
el júbilo del infinito amor y el dolor del
infinito crimen! y con la sangre de nuestras venas se
embellece el Sol

y con nuestras fértiles vidas veredan


¡Oh! Estamos hartos de este
sentimiento de culpa, los árboles henchidos de primavera, y
somos hermanos
hartos de los goces desesperados del
amante, de las bestias, y la vida es sólo una y
todo es mutación.
hartos de cada templo que
levantamos.

Cansados de toda justicia, de las Con latidos de sístole y diástole, una


plegarias sin respuesta; gran existencia

pues el hombre es débil, Dios palpita en el gigantesco corazón de la


duerme, y lejos está el cielo. tierra

Un instante intenso: un gran amor, y y poderosas las olas del Ser fluctúan
después sólo morir. desde el germen enervado al hombre,
pues participamos

¡Ah! Jamás ningún barquero su negra de cada roca, de cada pájaro, de


chalupa cada fiera, de cada colina,

habrá de arrimar a la desierta ribera, unos con la esencia que mata y otros
con la que devora.
ni moneda de bronce alguna podrá
comprar para las almas

la travesía del río de la Muerte hacia Desde las íntimas células de la


la tierra sin Sol; incipiente vida pasamos
a la cumplida perfección; y así de la novia ante los ojos del amante,
envejece el mundo: todos ellos están consagrados

los que ahora somos divinos, fuimos


informe masa
por el mismo Sacramento. Y no sólo
de bullente púrpura rayada en oro, nosotros,

insensibles a la desdicha o alegría, pues también sacudirán la tierra las


pasiones del amor,
y castigados por la furia de algún mar
tormentoso. y los rubios ranúnculos que se agitan
de gozo

al alba saben de un placer tan real


Esta dura ardiente llama que nuestros como el nuestro,
cuerpos quema
cuando la frescura de los bosques en
inflamará algún día los prados flor
cubiertos de narcisos.
aspiramos la penetrante primavera y
¡Ay! Tu plateado pecho florecerá en la vida es bella.
nenúfares

y los campos que el arado quiebra


Y cuando los hombres nos entierren
serán provechosos para nuestro amor bajo los tejos,
esta noche;
tu boca carmesí será una rosa
nada se pierde en la Naturaleza, todo
vive de la Muerte. y tus dulces ojos campánulas
empañadas de rocío,

y cuando los blancos narcisos,


El primer beso del joven, la primera retozando
campanilla del jacinto,
con el viento, sus lascivos besos les
la última pasión del hombre, la última brinden,
lanza roja
temblarán nuestras cenizas y jóvenes
que emerge del lirio, el asfódelo nos volveremos a sentir.
que se resiste a dejar florecer sus
frutos
Y así, despojados del consciente
por miedo a su excesiva belleza, el tormento del mundo,
tímido pudor
en alguna dulce flor nos iluminará el que interrumpen su danza para
Sol atisbar el alba

y desde la garganta del pardillo sobre los prados no estarán más


volveremos a cantar, cerca

y como dos brillantes serpientes que tú y yo de los misterios de la


reptaremos Naturaleza,

por nuestros sepulcros o como dos


tigres nos deslizaremos
pues oiremos latir el corazón del
por la jungla donde duerme el león de zorzal, y crecer
amarilla pupila
las margaritas, y las campanillas en
los días grises

y con él lucharemos. ¡Cómo se agita suspirar por el sol, y sabremos


mi corazón pensando
quién hila las argentadas telarañas,
en esa vida sublime después de la
muerte, y quién dibuja con arabescos la
orquídea,
convertidos en bestias, pájaros y
flores, cuando esta copa y con qué grandes alas vuelan las
águilas de pino en pino.
colmada del espíritu estalle en busca
de aire

y con las pálidas hojas de algún día ¡Ah! ¡De no habernos jamás amado,
de otoño quizás

el primer conquistador del alma de la el narciso nunca hubiese atraído


tierra se convierta en la última gran a la abeja a su dorado seno, ni el
presa! rosal

encendido los matojos con linternas


¡Imagínatelo! Nos infiltraremos carmesíes!

en toda la existencia sensorial; el ¡Acaso ninguna hoja hubiera brotado


carpídeo Fauno, en primavera

el Centauro, los Elfos de ojos sino para humedecer los besos y los
risueños labios de los poetas!
¿Se habrá apagado la luz de nuestro al unísono con nuestro corazón. Los
espléndido sol años robados

o es esta tierra laberíntica menos ya abandonaron su horror; no hemos


bella de morir.

desde que somos herederos de la El propio Universo será nuestra


Naturaleza, Inmortalidad.

con todas las pulsaciones de vida que


agitan el aire?
Autor del poema: Oscar Wilde
Mejor será que nuevos astros
surquen los cielos 71.43%

y sobre flores y campos se cierna un


nuevo esplendor. votos positivos

Y nosotros dos, que la naturaleza Votos totales: 133


juzgamos,

estaremos juntos y el gozoso mar


Comparte:
será nuestra vestimenta, y la aristada
estrella ODA A LA EDAD

sus flechas lanzará para alegría Yo no creo en la edad.


nuestra. Seremos parte

del poderoso universo entero y a


Todos los viejos
través de los eones
llevan
con el Alma del Cosmos nos
confundiremos. en los ojos

un niño,
Seremos notas de esta grandiosa y los niños
Sinfonía
a veces
cuya cadencia gira por las esferas
rítmicas, nos observan

y el palpitante corazón del Mundo como ancianos profundos.


vibrará
es otra cosa, un manto

Mediremos mineral, un ave

la vida planetaria, una flor,

por metros o kilómetros otra cosa tal vez,

o meses? pero no una medida.

Tanto desde que naces?

Cuanto Tiempo, metal

debes andar o pájaro, flor

hasta que de largo pecíolo,

como todos extiéndete

en vez de caminarla por encima a lo largo

descansemos, debajo de la tierra? de los hombres,

florécelos

Al hombre, a la mujer y lávalos

que consumaron con

acciones, bondad, fuerza, agua

cólera, amor, ternura, abierta

a los que verdaderamente o con sol escondido.

vivos Te proclamo

florecieron camino

y en su naturaleza maduraron, y no mortaja,

no acerquemos nosotros escala

la medida pura

del tiempo con peldaños

que tal vez de aire,


traje sinceramente borda en mi mente con sus cristales!

renovado

por longitudinales Tus teogonías me han exaltado

primaveras. y amo ferviente tus glorias todas;

¡yo soy el siervo de tu Mikado!

Ahora, ¡Yo soy el bonzo de tos pagodas!

tiempo, te enrollo,

te deposito en mi Por ti mi dicha renace ahora

caja silvestre y en mi alma escéptica se derrama

y me voy a pescar como los rayos de un sol de aurora

con tu hilo largo sobre la nieve del Fusiyama.

los peces de la aurora!

Tú eres el opio que narcotiza,

Autor del poema: Pablo Neruda y al ver que aduermes todas mis
penas
71.11%
mi sangre - roja sacerdotisa -

tus alabanzas canta en mis venas.


votos positivos

¡Canta! En sus causes corre y se


Votos totales: 862 estrella

mi tumultuosa sangre de Oriente,


Comparte: y ése es el canto de tu epopeya,
JAPÓN mágico Imperio del Sol Naciente.
¡Áureo espejismo, sueño de opio,

fuente de todos mis ideales! En tu arte mágico - raro edificio -


¡Jardín que un raro kaleidoscopio
viven los monstruos, surgen las Se van abriendo si reverbera
flores,
el sol y lanza sus tibias olas
es el poema del Artificio
los parasoles, cual Primavera
en la Obertura de los colores.
de crisantemas y de amapolas.

¡Rían los blancos con risa vana!


Amo tus ríos y tus lagunas,
Que al fin contemplas indiferente
tus ciervos blancos y tus faisanes
desde los cielos de tu Nirvana
y el campo triste con que tus lunas
a las Naciones de Occidente.
bañan la cumbre de tus volcanes.

Distingue mi alma cuando en ti sueña


Amo tu extraña mitología,
- cuando sombrío y aterrador -
los raros monstruos, las claras flores
la inmóvil sombra de la cigüeña
que hay en tus biombos de seda
sobre un sepulcro de emperador. umbría

y en el esmalte de tus tibores.

Templos grandiosos y seculares

y en su pesado silencio ignoto, ¡Japón! Tus ritos me han exaltado

Budhas que duermen en los altares y amo ferviente tus glorias todas;

entre las áureas flores de loto. ¡yo soy el ciervo de tu Mikado!

¡Yo soy el bonzo de tus pagodas!

De tus princesas y tus señores

pasa el cortejo dorado y rico, Y así quisiera mi ser que te ama,

y en ese canto de mil colores mi loco espíritu que te adora,

es una estrofa cada abanico. ser ese astro de viva llama

que tierno besa y ardiente dora


¡la blanca nieve del Fusiyama! ¡y eras tú!

Autor del poema: José Juan Tablada Y vi un alma

68.68% que, sin calma,

sus amores

votos positivos cantaba en tristes rumores;

y su ser

Votos totales: 182 conmover

a las rocas parecía;

Comparte: miró la azul lejanía...

TÚ Y YO tendió la vista anhelante,

I suspiró, y cantando amante

prosiguió...

Yo vi un ave ¡y era

que suave yo!

sus cantares

entonó II

y voló...

¿Viste

Y a lo lejos, triste

los reflejos sol?

de la luna en alta cumbre

que, argentando las espumas Tan triste

bañaba de luz sus plumas como él,

de tisú... ¡sufro
mucho Yo vi en la noche

yo! plácida luna

que en la laguna

Yo en una se retrató;

doncella y vi una nube,

mi estrella que allá en el cielo,

miré... con denso velo

Y dile, la obscureció.

amante,

constante Yo vi a la aurora,

fe. bañada en rosa,

dorar la hermosa

Pero ingrata faz de la mar...

olvidóme, Y vi los rayos

y no sabe de un sol ardiente

que padezco que rudamente

cual no puede borraron luego,

nunca, nunca con rojo fuego,

comprender... su bella faz...

¡Que mi pecho

no suspira, Así vi que bella

ni mi lira naciera en un día,

tiene acordes con dulce alegría,

de placer! la aurora luciente

de un plácido amor;
¡mas hoy yo contemplo, Y al ronco mugir de las olas;

no más en mi vida, la noche con su lobreguez;

de negro vestida, y el trueno que silva en los aires,

la estatua tremenda ¡me encanta y embriaga a la vez!

de amargo dolor! Me place lo triste y lo alegre;

me gusta la selva y el mar,

¡Hoy sólo me complace y a todos saludo contento...

oír la queja amarga, ¡Y algunos se ríen al verme!...

que al cielo envía tierna Y, a veces, ¡me pongo a llorar!

la tórtola del monte

con moribundo son! Yo adoré a una mujer con el fuego

Sentir cómo susurra de mi joven y audaz corazón:

la brisa entre las hojas... mas ya he dicho que aquélla


olvidóme,
¡Mirar el arroyuelo
y que vivo en tremendo dolor.
que al eco de la selva
¿Estoy loco? No sé: lo que siento,
confunde su rumor!
no lo puedo jamás explicar.
Canto cuando las estrellas
Es un rudo y feroce tormento...
esparcen su claridad:
Nada más; nada más... ¡nada más!
cuando argentan las espumas;

¡las espumas de la mar!


¿Qué soy? ¡Gota de agua
Canto cuando el ancho río desprendida
murmurando triste va... del raudal turbulento de la vida!
Cuando el ruiseñor encanta Soy... algo doloroso cual lamento...
¡con su arpegio celestial! Arista débil que arrebata el viento!
Soy ave de los bosques solitaria!... ¡Pues eso que dice el arroyo en el
bosque, es amor!
Deshojada y marchita pasionaria!...

Pasionaria, ave, arista, llanto,


espuma... ¡Y amé! Tal vez mi vida no fuera
dolorosa
¡perdido de este mundo entre la
bruma! si hubiera conservado por siempre mi
niñez,

si nunca hubiera visto los ojos de una


¡Felices aquellos que nunca han hermosa,
amado!
lo rojo de sus labios, lo blanco de su
¡Felices!... ¡Felices que no han tez!
apurado

el cáliz terrible de un fiero dolor!


¡Felices aquellos que nunca han
amado!
Y ¿qué es el amor? ¡Felices!... ¡Felices que no han
¿Amor?... Germen fecundo de la apurado
dolencia humana... el cáliz terrible de un fiero dolor!
Origen venturoro de sin igual placer...

con algo de la tarde y algo de la ¡Qué amargo es el amor!


mañana...
¡Qué amargo es el amor! ¡Así
¡Con algo de la dicha y algo del exclamando,
padecer!
yo cruzaré el desierto de mi vida,

mostrando a todos mi profunda


¿No veis a la luna, que brilla fulgente herida,
en el cielo?
que lágrimas y sangre está manando!
¿No oís del arroyo el süave y callado
rumor?

¡Pues eso que brinda la luna Y al compás de canciones sombrías,


tranquila, es consuelo!
cantaré de mi amor la memoria...

Y sin gloria,
llorando siempre, pasaré mis días

¡entre polvo, entre lodo, entre escoria! ¡Daré dulces canciones

a los fugaces vientos,

Y al ronco mugir de las olas; para que entre sus alas

la noche con su lobreguez; las lleven lejos, lejos,

y el trueno que silva en los aires, del mundo hasta el confín!

serán mi tormento también. Iréme a las montañas...

Me place lo triste y lo alegre: iréme a los oteros...

me gusta la selva y el mar... y allí tal vez, ¡Dios santo!,

Yo siempre estaréme contento; tal vez seré feliz.

y algunos, reirán al mirarme,

¡y a veces, pondréme a llorar! ¡Y en las alas del viento,

oirá mis canciones

Cantaré si el ancho río la ingrata!... La ingrata

murmurando triste va; a quien adoré.

si el ruiseñor me encantare Aquélla que rióse

con su arpegio celestial; de ver mi desgracia...

cuando mire a las estrellas Aquélla a quien dile

esparcir su claridad mi amor y mi fe!

sobre las peñas negruzcas

y las espumas del mar. ¡Triste es la noche!

¿Por qué?... Porque sin amor, Triste es la selva...

vuelan dolientes, sin calma, Y del arroyo

las avecillas del alma lo es el rumor;

entre el viento del dolor. pero es más triste


que el arroyuelo ¿Viste

y que la noche, triste

mi corazón. sol?

¡Tan triste

Mis acentos, como él,

en los vientos sufro

cual lamentos mucho

moribundos yo!

sonarán,

como el eco Autor del poema: Rubén Darío

que en el hueco 68.52%

del árbol seco,

tiernos forman votos positivos

los Favonios

al pasar. Votos totales: 108

¡Aprendan Comparte:

los bardos LA POBRE GENTE

mi historia I

de amor;

y cántela Es de noche. La choza es pobre,


aunque segura.
todo
Sombrío es su interior, mas algo se
el que es percibe
Trovador! que irradia entre las sombras de su
oscuro crepúsculo.
Redes de pescador cuelgan de sus Llueva o truene, sin falta ha de salir él
paredes. siempre,

Y al fondo, en un rincón, una vajilla pues las criaturas tienen hambre. Al


humilde, atardecer

encima de un arcón, destella parte cuando las aguas profundas


vagamente, van subiendo,

y una gran cama adviértese, echadas del dique, los peldaños.


sus cortinas.
La mujer quedó en casa cosiendo
Cerca, un colchón se extiende sobre viejas telas,
unos viejos bancos,
remendando las redes, cuidando los
y cinco niños sueñan en él como en anzuelos,
un nido
ante el hogar velando la sopa de
de almas. El hogar donde unas pescado,
llamas velan
y a Dios luego rezando cuando los
alumbra el techo oscuro, y una mujer, niños duermen.
de hinojos,
Él, solo, combatido del mar,
la frente sobre el lecho, reza y piensa, cambiante siempre,
agitada.
se adentra en sus abismos y se
Es su madre. Está sola. Blanco de pierde en la noche.
espuma, afuera,
¡Qué esfuerzo! Todo es negro y frío,
contra el viento, las rocas, las nada luce.
sombras y la bruma,
En los rompientes, entre las
el torvo Océano lanza sus oscuros delirantes olas,
sollozos.
el buen banco de pesca y, sobre el
mar inmenso,

II el lugar móvil, negro, cambiante y


caprichoso,

tan querido a los peces de aletas


Su hombre está en el mar. Marino plateadas,
desde niño,
no es más que un punto sólo, grande
contra el siniestro azar libra una gran como dos chozas.
batalla.
Mas, de noche, en diciembre, con llevados por la cólera furiosa de las
niebla y aguacero, olas;

para encontrar tal punto sobre el y mientras, en su caja, cual sangre en


desierto inquieto las arterias,

¡cómo hay que calcular el viento y la el frío reloj late, vertiendo en el


marea, misterio

y combinar con tino todas las el tiempo gota a gota, inviernos,


maniobras! primaveras,

Bordéanlo las olas como culebras las varias estaciones; y estas


verdes; palpitaciones

el mar tuerce y se encrespa sus abren para las almas, y a modo de


pliegues desmedidos, bandadas

y hace gemir de horror los pobres de azores y palomas, por un lado, las
aparejos. cunas;

Sueña él con su Jeannie, solo en el (las tumbas por el otro.


mar helado,

y ésta, llorando, llámalo, y entrambos


pensamientos Ella medita y sueña: —"¡Oh Dios,
cuánta pobreza!”
se cruzan en la noche cual dos
divinos pájaros. Sus hijos van descalzos en invierno y
verano.

No comen pan de trigo, sólo pan de


III cebada.

¡Oh Dios, el viento ruge como un


fuelle de fragua!
Ella reza, y la alondra con su burlón
graznido El mar bate en la costa como si fuera
un yunque,
importúnale, y entre escollos
derruidos y las estrellas huyen entre el negro
huracán
le aterra el Océano, y mil distintas
sombras como un turbión de chispas por una
chimenea.
su espíritu atraviesan, de mar y
marineros
Es ya la medianoche, la hora en la
que ésta
¡Oh la pobre mujer del pescador! Qué
como jovial danzante ríe y juguetea horrible

bajo antifaz de raso que iluminan sus es tener que decirse: —"Todo cuanto
ojos; yo tengo,

la hora en que medianoche, bandido hermano, padre, amante, mis hijos


misterioso, más queridos,

de sombra y lluvia lleno y su frente en el alma de mi alma, están en ese


el cierzo, caos

toma a un pobre marino tembloroso y perdidos, mi corazón, la carne de mi


lo estrella carne.”

contra espantosas rocas que ¡Ser presa de las olas es serlo de las
aparecen de pronto. bestias!

¡Qué horror!, el hombre cuyos gritos Pensar —¡Cielos!— que el agua


el mar sofoca, juegue con sus cabezas,

siente ceder y hundirse la barca en desde el hijo, grumete, al marido,


que naufraga, patrón,

y mientras siente abrirse las sombras y que el viento soplando por sus
y el abismo trompas horribles

bajo sus pies, ¡aún sueña con esa sobre ellos desate su larga y loca
vieja argolla trenza,

de hierro, de su muelle, bañado por el y tal vez a esta hora se encuentren


sol! en peligro,

sin que saber podamos lo que están


ahora haciendo
Estas tristes visiones su corazón
conturban, más que para enfrentarse a ese
abismo sin fondo,
negro como la noche. Y ella tiembla y
solloza. a esas oscuras simas donde no hay
ni una estrella,

¡tienen sólo una plancha con un poco


IV de tela!
¡Terrible angustia! Corren todas sobre ¡Vamos! De casa sale. La brisa
las rocas. matutina

Las olas suben; háblanles, grítanles: no sopla aún. No hay nada. No está
—"Devolvédnoslos”. esa línea blanca

Mas ¡ay! qué es lo que puede decirse en el confín en donde se aclaran las
al pensamiento tinieblas.

del mar, siempre sombrío, y siempre Llueve. Oh, qué siniestra la lluvia, de
trastornado! mañana.

Parece que el día tiembla, que está


incierto y dudoso,
Jeannie está aún más triste. ¡Su
esposo está allá solo!, y que al igual que un niño, llora al
nacer el alba.
en esta áspera noche, bajo el frío
sudario, Sale. No hay luz alguna en ninguna
ventana.
sin ayuda. Sus hijos son aún
pequeños. Madre,

dices: "¡Si fueran grandes! ¡Qué solo De repente, a sus ojos que buscan el
está!” ¡Quimeras! camino,

Mañana, cuando partan ya con una rara mezcla de lúgubre y de


acompañando al padre humana

dirás entre sollozos: "¡Oh, si aún una pobre casucha, decrépita,


pequeños fueran!” aparece,

sin luz ni fuego alguno; su puerta bate


el viento;
V
sobre sus viejos muros hay un techo
oscilante,
Toma ella su linterna y su capote. Es y el cierzo en él retuerce repugnantes
la hora rastrojos,
de ir a ver si regresa y si la mar sucios y amarillentos como un río
mejora, revuelto.
si ya es de día y el mástil muestra su
gallardete.
"¡Vaya!”, no me acordaba de esta Entró, y su linterna iluminó la negra
pobre viuda
estancia muda al borde de las
—se dice—; mi marido la encontró el rugientes olas.
otro día
Como por un cedazo caía agua del
enferma y solitaria; voy a ver cómo techo.
anda”.

Yacía al fondo echada una terrible


Golpea ella la puerta; escucha, no forma;
hay respuesta,
una mujer inmóvil, descalza y boca
y Jeannie bajo el viento del mar tirita arriba,
y tiembla.
con la mirada oscura y un espantoso
"¡Enferma! ¡Y sus hijos andan tan mal aspecto,
nutridos!…
un cadáver; —un tiempo madre jovial
No tiene más que dos, pero está sin y fuerte—;
marido”.
el desgreñado aspecto de la miseria
Golpea otra vez la puerta. "¡Eh, muerta;
vecina, vecina!”
los despojos del pobre tras su tenaz
Pero la casa calla. "Oh Dios —se dice combate.
inquieta—,
Pender dejaba ella un frío y yerto
¡cómo duerme que no oye ni aun tras brazo
llamar tanto!”
con su mano ya verde, en medio de
Pero esta vez la puerta, como si de la paja,
repente
y brotaba el horror de aquella boca
los objetos sintieran una piedad abierta
suprema,
por la que alma, huyendo, siniestra,
triste, giró en la sombra y abrióse por había lanzado
sí misma.
¡el grito de la muerte que oye la
eternidad!

VI Cerca donde yacía la madre de


familia,
dos niños muy pequeños, un varón y La lluvia ruge afuera cual si fuera un
una hembra, diluvio.

en una misma cuna sonreían en Del techo, a veces, cae con las
sueños. rachas del viento

una gota de lluvia sobre esa frente


yerta
Sintiéndose morir, su madre habíales
puesto y corre por su rostro cual si fuera una
lágrima.
sobre sus pies su manto, sus ropas
sobre el cuerpo, Las olas suenan como la campana de
alarma.
para que en esa sombra que nos deja
la muerte, La muerta oye la sombra con
expresión absorta.
no hubieran de sentir perderse la
tibieza,

y así calor tuvieran en tanto que frío VIII


ella.

Pero Jeannie ¿qué ha hecho en casa


VII de la muerta?

Bajo su amplia capa ¿qué es lo que


ella se lleva?
¡Cómo duermen los dos en esa pobre
cuna! ¿Qué es lo que transporta al salir de
la puerta?
Su aliento es apacible y sus frentes
serenas, ¿Por qué su pecho late? ¿Por qué
apresura el paso?
cual si no hubiera nada capaz de
despertarlos, ¿Por qué así, vacilante, entre las
callejuelas
ni siquiera las trompas del Juïcio
Final, corre sin atreverse a volver la
cabeza?
pues que, inocentes siendo, a juez
ninguno temen. ¿Qué es, pues, lo que ella oculta con
un aire turbado

entre su lecho en sombras? ¿Qué


puede haber robado?
entrara. Pero no. ¡Pobre hombre!, oír

IX que regresa él ahora ¿es que va a


darme miedo?”

Luego Jeannie quedóse temblando y


Cuando ella entró en su casa, las pensativa,
rocas de la costa
cada vez más hundiéndose en una
blanqueaban ya. Una silla puso junto angustia íntima,
a su cama,
perdida entre sus cuitas igual que en
y se sentó muy pálida, cual si un un abismo,
remordimiento
sin escuchar siquiera los ruidos
la abatiese. Su frente puso en la exteriores,
cabecera
los negros cormoranes volando
y, por unos instantes, con voz vocingleros,
entrecortada
las olas, la marea, la cólera del
habló mientras que lejos, ronca, la viento.
mar bramaba.

Ruidosa y clara abrióse la puerta de


"—¡Pobre hombre, Dios mío! ¿Qué va repente,
a decir? ¡Ya tiene
dejando un blanco rayo entrar en la
tantas preocupaciones! ¿Cómo pudo cabaña,
ocurrírseme?
y el pescador, alegre, con sus
¡Cinco niños a cuestas! ¡Y trabajando chorreantes redes
tanto!…
en el umbral mostróse, y "Así es la
¿No habían bastantes penas, y ahora mar”, le dice.
voy a darle

otra más?… —Oh, ¿es él? No, aún


no. Hice mal. X

Diré, si me golpea: Tienes razón. ¿Es


él?
Jeannie gritó: "¡Eres tú!”, y fuerte
Aún no. Mejor. La puerta tiembla contra el pecho
como si alguien
estrechó a su marido cual si fuera un Tuve miedo”. "—El invierno es duro,
amante, mas da igual”.

y besó su chaqueta arrebatadamente Luego, temblando como quien se ha


portado mal,
en tanto que él decía: "¡Aquí estoy ya,
mujer!”, "—A propósito… —dijo—, nuestra
vecina ha muerto.
y mostraba en su frente, que el fuego
esclarecía, Ayer debió morir, en fin, ya poco
importa,
su alma franca y buena que Jeannie
iluminaba. al caer el sol, después que partiérais
vosotros.
"—Me han robado —le dice—; el mar
es una selva.” Dos niños deja ella, muy pequeños
aún.
"—¿Qué tiempo ha hecho? —Duro.
—¿Y la pesca? —Muy mala. Se llama uno Guillaume, y la otra
Madelaine;
Pero mira: te abrazo, y ya me siento a
gusto. él todavía no anda, la niña apenas
habla.
No pude pescar nada, y destrocé las
redes. Esa buena mujer vivía en la miseria”.

El diablo andaba oculto en el viento


que aullaba.
Cobró él un grave aspecto, y echando
¡Qué noche! Hubo un momento que en un rincón
creí entre el estruendo
su gorro de forzado, mojado por las
que el barco se volcaba, y se rompió olas,
la amarra.
"—¡Diablos! —dijo— rascándose,
Pero dime, ¿qué has hecho tú absorto, la cabeza.
durante este tiempo?”
Teníamos cinco niños, con éstos
Ella sintió en la sombra un serán siete.
estremecimiento.
Ya alguna noche, a veces, sin cenar
"—¿Quién, yo? ¡Dios mío!, nada, lo nos quedábamos
que suelo hacer siempre.
los meses del invierno. ¿Cómo
Coser y oír rugir el mar como un gran haremos ahora?
trueno.
Bueno, no es culpa mía. Eso es tan Él hará que cojamos más abundante
sólo asunto pesca.

de Dios. Aun así, es un grave Beberé sólo agua y haré doble


accidente. trabajo.

¿Por qué habría de llevarse a esa He dicho. Ve a buscarles. Mas, ¿qué


pobre mujer? tienes? ¿Qué pasa?

¡Qué cuestión tan difícil! ¡Mucho Tú sueles hacer siempre las cosas
mayor que un puño! más deprisa.

Para entender todo esto, hay que


tener estudios.
"—Mira, aquí están”, le dice, abriendo
¡Criaturas!, tan pequeños no podrán las cortinas.
trabajar.

Mujer, vete a buscarles, pues si se


han despertado, Autor del poema: Víctor Hugo

estarán asustados de estar junto a un 67.01%


cadáver.

Es su madre ¿no ves?, que llama a votos positivos


nuestra puerta;

abrámosla a esos niños. Vivirán con


los nuestros. Votos totales: 97

A todos los tendremos, de noche, en


las rodillas.
Comparte:
Vivirán como hermanos de nuestros
AMOR AMÉRICA (1400)
cinco hijos.
Antes que la peluca y la casaca
Cuando vea el Señor que hay que
buscar comida fueron los ríos, ríos arteriales:
para esos nuevos niños junto a los fueron las cordilleras, en cuya onda
que tenemos, raída
para esa pequeñina y para su el cóndor o la nieve parecían
hermanito, inmóviles:
fue la humedad y la espesura, el Desde la paz del búfalo
trueno
hasta las azotadas arenas
sin nombre todavía, las pampas
planetarias. de la tierra final, en las espumas

acumuladas de la luz antártica,

El hombre tierra fue, vasija, párpado y por las madrigueras despeñadas

del barro trémulo, forma de la arcilla, de la sombría paz venezolana,

fue cántaro caribe, piedra chibcha, te busqué, padre mío,

copa imperial o sílice araucana. joven guerrero de tiniebla y cobre,

Tierno y sangriento fue, pero en la oh tú, planta nupcial, cabellera


empuñadura indomable,

de su arma de cristal humedecido, madre caimán, metálica paloma.

las iniciales de la tierra estaban

escritas. Yo, incásico del légamo,

Nadie pudo toqué la piedra y dije:

recordarlas después: el viento Quién

las olvidó, el idioma del agua me espera? Y apreté la mano

fue enterrado, las claves se perdieron sobre un puñado de cristal vacío.

o se inundaron de silencio o sangre. Pero anduve entre llores zapotecas

y dulce era la luz como un venado,

No se perdió la vida, hermanos y era la sombra como un párpado


pastorales. verde.

Pero como una rosa salvaje

cayó una gota roja en la espesura Tierra mía sin nombre, sin América,

y se apagó una lámpara de tierra. estambre equinoccial, lanza de


púrpura,

tu aroma me trepó por las raíces


Yo estoy aquí para contar la historia.
hasta la copa que bebía, hasta la más
delgada
Cielo es aquella larga cabellera
palabra aún no nacida de mi boca. intacta

Tejida entre manos de aeronauta

Autor del poema: Pablo Neruda

65.89% Y el avión trae un lenguaje diferente

Para la boca de los cielos de siempre

votos positivos

Cadenas de miradas nos atan a la


tierra
Votos totales: 988
Romped romped tantas cadenas

Comparte:
Vuela el primer hombre a iluminar el
ALTAZOR (CANTO 3). EL VIAJE EN día
PARACAÍDAS
El espacio se quiebra en una herida
Romper las ligaduras de las venas

Los lazos de la respiración y las


cadenas Y devuelve la bala al asesino

Eternamente atado al infinito

De los ojos senderos de horizontes

Flor proyectada en cielos uniformes Cortad todas las amarras

De río mar o de montaña

El alma pavimentada de recuerdos

Como estrellas talladas por el viento De espíritu y recuerdo

De ley agonizante y sueño enfermo

El mar es un tejado de botellas

Que en la memoria del marino sueña Es el mundo que torna y sigue y gira
Es una última pupila Mientras las nubes se hacen roca

Mañana el campo Porque todo es como es en cada ojo

Seguirá los galopes del caballo Dinastía astrológica y efímera

Cayendo de universo en universo

La flor se comerá a la abeja

Porque el hangar será colmena Manicura de la lengua es el poeta

Mas no el mago que apaga y


enciende
El arcoiris se hará pájaro
Palabras estelares y cerezas de
Y volará a su nido cantando adioses

( vagabundos
Los cuervos se harán planetas Muy lejos de las manos de la tierra
Y tendrán plumas de hierba Y todo lo que dice es por él inventado

Cosas que pasan fuera del mundo


Hojas serán las plumas entibiadas cotidiano

Que caerán de sus gargantas Matemos al poeta que nos tiene


saturados

Las miradas serán ríos


Poesía aún y poesía poesía
Y los ríos heridas en las piernas del
vacío Poética poesía poesía

Poesía poética de poético poeta

Conducirá el rebaño a su pastor Poesía

Para que duerma el día cansado Demasiada poesía


como avión Desde el arcoiris hasta el culo
pianista de la

Y el árbol se posará sobre la tórtola ( vecina


Basta señora poesía bambina Ordeñar un viñedo como una vaca

Y todavía tiene barrotes en los ojos Desarbolar vacas como veleros

El juego es juego y no plegaria Peinar un velero como un cometa


infatigable
Desembarcar cometas como turistas
Sonrisa o risa y no lamparillas de
pupila Embrujar turistas como serpientes

Que ruedan de la aflicción hasta el Cosechar serpientes como almendras


océano Desnudar una almendra como un
Sonrisa y habladurías de estrella atleta
tejedora Leñar atletas como cipreses
Sonrisa del cerebro que evoca Iluminar cipreses como faroles
estrellas muertas
Anidar faroles como alondras
En la mesa mediúmnica de sus
irradiaciones Exhalar alondras como suspiros

Bordar suspiros como sedas

Basta señora arpa de las bellas Derramar sedas como ríos


imágenes
Tremolar un río como una bandera
De los furtivos comos iluminados
Desplumar una bandera como un
Otra cosa otra cosa buscamos gallo

Sabemos posar un beso como una Apagar un gallo como un incendio


mirada
Bogar en incendios como en mares
Plantar miradas como árboles
Segar mares como trigales
Enjaular árboles como pájaros
Repicar trigales como campanas
Regar pájaros como heliotropos
Desangrar campanas como corderos
Tocar un heliotropo como una música
Dibujar corderos como sonrisas
Vaciar una música como un saco
Embotellar sonrisas como licores
Degollar un saco como un pingüino
Engastar licores como alhajas
Cultivar pingüinos como viñedos
Electrizar alhajas como crepúsculos
Tripular crepúsculos como navíos Y pasa desde la tierra a las
constelaciones
Descalzar un navío como un rey
El entierro de la poesía
Colgar reyes como auroras

Crucificar auroras como profetas


Todas las lenguas están muertas
Etc. etc. etc.
Muertas en manos del vecino trágico
Basta señor violín hundido en una ola
ola Hay que resucitar las lenguas

Cotidiana ola de religión miseria Con sonoras risas

De sueño en sueño posesión de Con vagones de carcajadas


pedrerías
Con cortacircuitos en las frases

Y cataclismo en la gramática
Después del corazón comiendo rosas
Levántate y anda
Y de las noches del rubí perfecto
Estira las piernas anquilosis salta
El nuevo atleta salta sobre la pista
mágica Fuegos de risa para el lenguaje
tiritando de frío
Jugando con magnéticas palabras
Gimnasia astral para las lenguas
Caldeadas como la tierra cuando va a entumecidas
salir un
Levántate y anda
( volcán
Vive vive como un balón de fútbol
Lanzando sortilegios de sus frases
pájaro Estalla en la boca de diamantes
motocicleta
Agoniza el último poeta
En ebriedad de sus luciérnagas
Tañen las campanas de los
continentes Vértigo sí de su liberación

Muere la luna con su noche a cuestas Una bella locura en la vida de la


palabra
El sol se saca del bolsillo el día
Una bella locura en la zona del
Abre los ojos el nuevo paisaje lenguaje
solemne
Aventura forrada de desdenes Total desprendimiento al fin de voz de
tangibles carne

Aventura de la lengua entre dos Eco de luz que sangra aire sobre el
naufragios aire

Catástrofe preciosa en los rieles del


verso
Después nada nada

Rumor aliento de frase sin palabra.


Y puesto que debemos vivir y no nos
suicidamos

Mientras vivamos juguemos Autor del poema: Vicente Huidobro

El simple sport de los vocablos 65.00%

De la pura palabra y nada más

Sin imagen limpia de joyas votos positivos

(Las palabras tienen demasiada


carga) Votos totales: 100
Un ritual de vocablos sin sombra

Juego de ángel allá en el infinito Comparte:


Palabra por palabra DIVINA COMEDIA - PARAÍSO
Con luz propia de astro que un (CANTO 1)
choque vuelve La gloria de quien mueve todo el
( vivo mundo

Saltan chispas del choque y mientras el universo llena, y resplandece


más violento en unas partes más y en otras
Más grande es la explosión menos.

Pasión del juego en el espacio

Sin alas de luna y pretensión En el cielo que más su luz recibe

Combate singular entre el pecho y el estuve, y vi unas cosas que no puede


cielo ni sabe repetir quien de allí baja;
en mi mente grabadas manifieste,

porque mientras se acerca a su


deseo,
me verás junto al árbol que prefieres
nuestro intelecto tanto profundiza,
llegar, y coronarme con las hojas
que no puede seguirle la memoria.
que merecer me harán tú y mi
argumento.

En verdad cuanto yo del santo reino

atesorar he podido en mi mente Tan raras veces, padre, eso se logra,

será materia ahora de mi canto. triunfando como césar o poeta,

culpa y vergüenza del querer


humano,
¡Oh buen Apolo, en la última tarea

hazme de tu poder vaso tan lleno,


que debiera ser causa de alegría
como exiges al dar tu amado lauro!
en el délfico dios feliz la fronda

penea, cuando alguno a aquélla


Una cima hasta ahora del Parnaso aspira.
me fue bastante; pero ya de ambas

ha menester la carrera que falta. Gran llama enciende una chispa


pequeña:

Entra en mi pecho, y habla por mi quizá después de mí con voz más


boca digna

igual que cuando a Marsias de la se ruegue a fin que Cirra le responda.


vaina

de sus miembros aún vivos La lámpara del mundo a los mortales


arrancaste.
por muchos huecos viene; pero de
ése
¡Oh divina virtud!, si me ayudaras que con tres cruces une cuatro
tanto que las imágenes del cielo círculos,
para la especie humana fue creado.

con mejor curso y con mejor estrella

sale a la par, y la mundana cera Mucho no lo aguanté, mas no tan


poco
sella y calienta más al modo suyo.
que alrededor no viera sus destellos,

cual un hierro candente el fuego deja;


Allí mañana y noche aquí había
hecho

tal hueco, y casi todo allí era blanco y de súbito fue como si un día

el hemisferio aquel, y el otro negro, se juntara a otro día, y Quien lo


puede

con otro sol el cielo engalanara.


cuando Beatriz hacia el costado
izquierdo

vi que volvía y que hacia el sol En las eternas ruedas por completo
miraba:
fija estaba Beatriz: y yo mis ojos
nunca con tal fijeza lo hizo un águila.
fijaba en ella, lejos de la altura.

Y así como un segundo rayo suele


Por dentro me volví, al mirarla, como
del primero salir volviendo arriba,
Glauco al probar la hierba que
cual peregrino que tomar desea, consorte

en el mar de los otros dioses le hizo.

este acto suyo, infuso por los ojos

en mi imaginación, produjo el mío, Trashumanarse referir per verba

y miré fijo al sol cual nunca hacemos. no se puede; así pues baste este
ejemplo

a quien tal experiencia dé la gracia.


Allí están permitidas muchas cosas

que no lo son aquí, pues ese sitio


Si estaba sólo con lo que primero
de mí creaste, amor que el cielo Ya no estás en la tierra, como
riges, piensas;

lo sabes tú, pues con tu luz me mas un rayo que cae desde su altura
alzaste.
no corre como tú volviendo a ella.»

Cuando la rueda que tú haces eterna


Si fui de aquella duda desvestido,
al desearte, mi atención llamó
con sus breves palabras sonrientes,
con el canto que afinas y repartes,
envuelto me encontré por una nueva,

tanta parte del cielo vi encenderse

por la llama del sol, que lluvia o río

nunca hicieron un lago tan extenso.

La novedad del son y el gran destello

de su causa, un anhelo me
inflamaron

nunca sentido tan agudamente.

Y entonces ella, al verme cual yo


mismo,

para aquietarme el ánimo turbado,

sin que yo preguntase, abrió la boca,

y comenzó: «Tú mismo te entorpeces

con una falsa idea, y no comprendes

lo que podrías ver si la desechas.

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