El descenso de la calidad del gobierno de los Estados Unidos tiene su origen en el
hecho de los tribunales y la asamblea legislativa han usurpado muchas de las funciones propias del ejecutivo, haciendo que gobernar sea incoherente e ineficaz. Esto ha hecho que los tribunales no sean un contrapeso real, sino que se aun mecanismo para extender el poder, además, en el congreso ha habido una usurpación de grupos de interés y presión que pueden corromper directamente las asambleas legislativas mediante sobornos. Esto ha provocado que la población demuestre una mala percepción en la representación puesto que el sistema democrático ya no refleja los intereses del pueblo sino que está bajo el control de una serie de élites oscuras.
Un ejemplo de cómo el sistema de tribunales ha traspasado su competencia es
debido a las demandas sociales que ha habido en torno a casos como la discriminación racial, derechos del medio ambiente o el matrimonio homosexual, los cuales, deberían ser competencia del poder ejecutivo o legislativo.
La solución a este problema no reside en eliminar la regulación y suprimir la
administración, ya que, en temas económicos, por ejemplo, liberar al mercado totalmente para que éste se autorregule puede conducir a peores tragedias, por otra parte se debe mirar al sistema cíclico de desconfianza que propicia que la regulación sea más ineficiente, ya que al controlar excesivamente los órganos legislativos mediante los tribunales los procesos en las tomas de decisiones son más costosos y menos eficaces.
Además, el sistema político estadounidense deja una apertura a los grupos de
intereses que logran sus objetivos en el cuerpo legislativo demandando directamente al gobierno.