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"Psicosis y construcciones institucionales" 

Dr. Étienne Oldenhove1 


 
 
Mi  objetivo  será  resaltar,  a  partir  de  mi  experiencia  en  una  comunidad  terapéutica  -El 
Wolvendael en Bruselas-, lo que se denomina "psicoterapia institucional". 
El  concepto  de  "construcciones"  viene  de  Freud.  Él  lo  usa  primero  para  hablar  de  delirios en la 
psicosis  como  un  intento  de  cura.  Cito  este  pasaje  de  "Puntualizaciones  psicoanalíticas  sobre 
un  caso  de  paranoia  (Dementia  paranoides)  descrito  autobiográficamente",  más  conocido 
como el caso del "Presidente Schreber". 2 
Este  escrito  de  Freud  se  publicó  por  primera  vez  en  1911.  Freud  acaba  de  hablar  de  este 
momento  en  particular  en  la  evolución  de  ciertas  psicosis  en  las  que  el  sujeto  psicótico 
desinvierte totalmente la realidad externa. 
Volverá  a  este  concepto  de  construcción  en  "El  hombre  de  los  lobos"  (en  1918),  pero 
especialmente en su famoso artículo titulado "Construcciones en el análisis" de 1937. 3 
Aquí  argumentará  que  el  trabajo  de  construcción  es  la  parte  del  trabajo  que  le  corresponde  al 
analista  en  una  cura,  mientras  que  el  trabajo  de  interpretación  es  la  parte  del  trabajo  que  le 
corresponde  al  “analizante”,  así  es  como  se  lo  dijo  en  ese  momento  en  la  historia  del 
psicoanálisis. El psicoanalista elabora una construcción para compensar un agujero (hueco), un 
defecto en el trabajo de rememoración del analizado. 
En  el  mismo  artículo,  en  la  tercera  parte,  Freud  propone  ciertas  hipótesis  sobre  las  psicosis,  y 
es allí donde escribirá que los delirios son los equivalentes a las construcciones. 
"Las  formaciones  delirantes  de  los  enfermos  me  aparecen  como  unos  equivalentes  de 
las  construcciones  que  nosotros  edificamos  en  los  tratamientos  analíticos,  unos 
intentos  de  explicar  y  de  restaurar,  que,  es  cierto,  bajo  las  condiciones  de  la  psicosis 
sólo  pueden  conducir  a  que  el  fragmento  de  realidad  objetiva  que  uno  desmiente  en  el 
presente  sea  sustituido  por  otro  fragmento  que,  de  igual  modo,  uno  había  desmentido 
en la temprana prehistoria." (Freud, 1986, p. 269). 

1
Etienne Oldenhove, psiquiatra, psicoanalista ejerce en Bruselas. Miembro de la Asociación Freudiana de
Bélgica y de la Asociación Lacaniana Internacional. Fue director de la comunidad terapéutica Wolvendael
en Bruselas​.
2
Freud, S. (1980). Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides)
descrito autobiográficamente. En Obras completas. Volumen XII. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu
editores.
3
Freud, S. (1986). Construcciones en el análisis. En Obras completas. Volumen XXIII. Buenos Aires,
Argentina: Amorrortu editores.

1
Por  lo  tanto,  retoma,  de  manera  un  poco  diferente,  lo  que  ya  había  avanzado  en  sus  escritos 
sobre el Presidente Schreber. 
A  este  vínculo  fundamental  entre  las  psicosis  y  las  construcciones,  añado,  respecto  las 
construcciones,  el  calificativo  "institucionales"  porque  creo  que  esta  dimensión  de  lo 
institucional es inevitable en todo intento de trabajo con psicóticos. 
Lo institucional es siempre inevitable puesto que la primera institución es la del lenguaje. 
Ninguna  institución  fuera  del  lenguaje.  La  escena  del  mundo  está  hecha,  entre  otras,  de  esta 
dimensión del lenguaje. 
Pero  en  la  psicosis,  esta  escena  no siempre es evidente y es por eso que debemos intentar que 
sea  "practicable",  según  la  expresión  juiciosa  de  Jean  Oury,  quien  nos  dejó  en  mayo  de  2014, 
justo  un  día  antes  del  día  en  el  que  se  inauguraba  un  coloquio  en  Bruselas,  que  yo  había 
organizado junto con otros colegas, sobre comunidades terapéuticas.4 
Me  parece  que  se  puede  decir  que  la  dificultad  esencial  para  un  psicótico  es  tener un lugar de 
sujeto en un mundo lingüístico.  
Lacan  dijo  en  su  seminario  sobre  las  psicosis  de  1955-1956  que  los  neuróticos  habitan  el 
lenguaje mientras que los psicóticos están habitados por el lenguaje.  
Por  un  lado,  el  mundo  del  lenguaje  es  "el  hogar",  mientras  que  para  los  psicóticos,  algunos 
elementos del lenguaje pueden ser parásitos, intrusiones, ... 
Lo  que  Lacan  ha  denominado  "forclusión"  es  una  exclusión  que  va  mucho  más  lejos  de  la 
exclusión social. Es una exclusión institucional, una exclusión fuera de una escena del lenguaje. 
Es desde esta situación de extrema dificultad que parte todo psicótico. 
A  esta  dificultad,  que  sigue  siendo  inaccesible  para  él  y  que  sigue  siendo  inaccesible  para 
nosotros,  nos  contentaremos  con  poner  palabras  como:  "fenómenos  elementales", 
"automatismo  mental",  "núcleo  de  psicosis",  ...  a  esta  dificultad  inicial  el  psicótico  va  a 
responder. 
Sus respuestas son lo que Freud llamó "intentos de curación" o "construcciones". 
Aquella  que  va  a  retener  esencialmente  la  atención  de  Freud  es  el  delirio,  las  construcciones 
delirantes.  Y  Freud  nos  propondrá  un  análisis  lógico  de  los  diferentes  tipos  de  delirios 
paranoicos,  a  partir  de  su  hipótesis  de  una  homosexualidad  negada,  rechazada  (y  no 
simplemente reprimida) en la paranoia. 

4
N. del T.: Se trata del coloquio titulado “Communautés thérapeutiques: aussi intempestives que
nécessaires”, realizado en Bruselas entre el 22 y 23 de mayo 2014, organizado por comunidades
terapéuticas de Québec, Bélgica, Francia y Suiza.

2
Recuerden  ustedes  de  la  notable  articulación  de  los  grandes  tipos  de  delirios  paranoicos  a 
partir  de  las  negaciones  (y  a  veces,  además  de  las  proyecciones)  que  se  relacionan  con  los 
términos de la proposición "Yo, un hombre, le amo a él, un hombre". 
Ustedes encuentran todo esto al detalle en el escrito sobre el presidente Schreber. 
Ahí  leerán  como  los  cuatro  tipos  principales  de  delirios  paranoicos  (persecución,  celos, 
erotomanía y megalomanía) pueden deducirse lógicamente del tratamiento de una proposición. 
En  lo  personal,  siempre  admiro  estos  engendros  freudianos.  Freud  nos permite estar atentos a 
aquello  que  en  lo  que  nos  dicen  los  psicóticos,  ya  es  un  intento  de  cura,  así  pues  de  una 
respuesta  a  menudo  muy  elaborada  y  sutil  a  lo  que  han  encontrado  como  dificultad,  ​impasse​, 
en sus existencias. 
Además,  nos  invita  a  desarrollar  una  clínica  lógica,  es  decir,  una clínica que tenga en cuenta la 
dimensión (siempre) del lenguaje de toda manifestación psíquica.  
Para  hablar  sobre  el  impacto  del  psicoanálisis  en  el  abordaje  terapéutico  de  las  psicosis,  me 
detendré  en  lo  que  uno  puede describir como "intentos de cura" en la psicosis. Freud consideró 
esencialmente como tal al delirio. Por lo tanto, primer gran intento de curación en las psicosis. 
Pero hay otros. 
Otros cuatro intentos de cura importantes han retenido mi atención. 
Enumero estos cuatro intentos y más adelante los trataré en detalle. 
Segundo  gran  intento  de  cura:  lo  que  Lacan  llamó  "​sinthome​"  o  lo  que  Freud  llamó 
"sublimación". 
Tercer gran intento de cura: algunos pasajes al acto. 
Cuarto gran intento de cura: un otro goce. 
Quinto gran intento de cura: la transferencia, la relación transferencial. 
Nótese  que  en  estos  diferentes  intentos  de  cura,  los  tres  primeros  corresponden  al  mismo 
sujeto psicótico y solo a él. 
El  cuarto  intento,  el  que  he  calificado  como  otro  goce,  es  un  intento  que  viene,  o  bien  del 
médico  o  bien  del  sujeto  psicótico,  o  bien  de  ambos  en  conjunto.  Este  es  uno  de  los  intentos 
más comunes. 
Generalmente,  en  psiquiatría,  la  respuesta  del  médico  a  las  dificultades  encontradas  por  un 
psicótico será una prescripción de medicamentos, un psicotrópico. 
¿Acaso  esto  significa  que  rechazo  este  tipo  de  respuesta  al nombrarlo "otro goce"? Para nada. 
Este tipo de respuesta tiene su eficacia y, a menudo, es indispensable. 

3
Su  eficacia  se  reduce  únicamente  a  otro  goce  inducido  por  su  sesgo.  Yo  tampoco  lo  creo  así. 
Pero esta es una dimensión determinante. 
Sobre  este  punto  les  remito  a  la  interesante  conferencia  de  Charles  Melman  del  año  2010 
titulada "¿Puede la dependencia de objetos proteger contra la psicosis?" 5 
No  voy  a  insistir  más  en  el  tema  de  las  drogas  o  medicamentos,  pero  quien  tiene  un  poco  de 
experiencia  clínica,  puede  constatar hasta qué punto la adicción puede servir como tratamiento 
en  ciertas  psicosis.  Yo  agregaría  que  en  mi  experiencia  como  psiquiatra,  solo  puedo  notar  la 
interferencia  cada  vez  más  frecuente  del  consumo  de  las  drogas  particularmente  entre  los 
psicóticos. 
Brevemente,  sobre  el  segundo  y  tercer  intento  de  cura,  algunas  explicaciones  muy  breves 
porque ese no es el eje de lo que quiero tratar hoy. 
Al  ​sinthome​,  Lacan  dedicó  su  seminario  sobre  Joyce,  sobre  el  que  se  pregunta  si  era  un 
psicótico o no, sin realmente decidir esta pregunta. 6 
Para  Lacan  también, lo esencial está del lado del intento de curación que la escritura constituye 
para Joyce. 
Cada  uno  puede  avanzar  una  serie  de  elaboraciones,  de  creaciones  artísticas,  científicas, 
filosóficas  o  religiosas  que  han  permitido  a  grandes  pensadores  encontrar  su  lugar  en  el 
mundo,  a  pesar  de  sus  dificultades  psiquiátricas:  Cantor,  Gödel,  Holderlin,  Van  Gogh,  ciertos 
místicos, ... Pero, no solo se trata de grandes pensadores. 
También existe la función, a veces decisiva, de este tipo de desarrollo en nuestras instituciones, 
por ejemplo, todo lo que se ha llamado arte bruto. 
El  tercer  gran  intento  de  cura,  aquel  de  ciertos  pasajes  del  acto,  puede  ilustrarse,  por  ejemplo, 
con el caso de Aimée,7 pero también con muchos otros casos de nuestra práctica. 
El  pasaje  al  acto  puede  consistir  en  encontrar  un  lugar  de  sujeto  en  otra  lengua  o  en  otra 
cultura. 
El  quinto  intento de cura concierne al analista. ¿Cómo tratará él también de responder a aquello 
que le dirigirá un sujeto psicótico? Esta transferencia en la psicosis plantea muchas preguntas. 
Esto  es  lo  que  hemos  intentado  desarrollar  un  poco  más  a  nivel  de  la  Asociación  Lacaniana 
Internacional,  especialmente  durante  las  jornadas  de  estudio  realizadas  en  octubre  de  2011,  y 

5
N. del T. La conferencia está publicada en la revista La clinique lacanienne n°19 (2011/1). Psychoses et
toxicomanies. Eres Editions.
6
N. del T.: Se refiere al seminario 23: el sinthome. Buenos Aires, Argentina. Paidós, 2006.
7
N. del T.: Se refiere al caso estudiado por J. Lacan en su tesis: “De la psicosis paranoica”.

4
que  se  titularon  "Condiciones,  problemas  y  actualidad  de  la  cuestión  de  la transferencia en las 
psicosis". En esas jornadas contribuyeron algunas de las personas presentes (Fabrizio Gambini, 
Jean-Jacques Tyszler, Genevieve Nusinovici, Bernard Vandermersch, ...). 
 
La  transferencia  en  la  psicosis  es muy diferente de la que se encuentra en la neurosis, donde la 
transferencia  se  dirige a un sujeto supuesto saber. A menudo, en la psicosis, el sujeto psicótico 
tiene  la  certeza  de  que  el  Otro  tiene  un saber absoluto sobre él: él es transparente para el Otro. 
O el Otro goza de él como un objeto. El Otro le quiere algo específico. 
 
Marcel  Czermak, con razón, nos advirtió bastante bien sobre esta transferencia en la psicosis al 
señalarnos que los psicóticos resisten mal a la transferencia.8 
Pero, además, Lacan nos impulsaba a no retroceder ante la psicosis. 
Lo  que  llamo,  quizás  un  poco  abusivamente,  transferencia  en  la  psicosis  es  la  relación  del 
sujeto psicótico al mundo, al Otro. 
Aunque  esta  relación  no  está  mediada  por  la  función  del  fantasma  como  en  la  neurosis,  me 
parece  que  siempre  hay una relación de esta función del fantasma en la psicosis y, por lo tanto, 
una función sujeto. 
Volvamos  a  esta  relación  fundamental  del  sujeto  con  el  Otro.  Partamos  de  la  hipótesis  que  el 
psicótico  se  encuentra  en  esta  posición  extremadamente  difícil  de  no haber sido adoptado por 
el  Otro  y/o  no  haber  podido  adoptar  el  Otro.  Así  que  no  hay  para  él  ese  lugar  vacío  en  el  Otro 
que  le  permitiría  sostenerse  como  sujeto.  Es  rechazado,  forcluido  de  la  escena  del  Otro,  de  la 
Otra escena. A este rechazo, responderá de una u otra manera. 
En  la  erotomanía,  por  ejemplo,  responderá  con  un  forzamiento.  A  este  Otro  que  no  lo  ha 
adoptado,  que  lo  rechazó,  que  no  quiere  de  él,  lo  sustituirá  por  un  gran Otro que lo ama, que lo 
necesita.  Fantástica  operación  que  le  da  un  lugar  prominente, el lugar del falo.  De excluido, de 
haber  sido  plantado,  se  convertirá,  por  el  contrario,  en  el  centro  del  mundo  de  un  Otro,  de  un 
Otro  que  él  ha  decretado  que  le  amaba. No olvidemos de pasada que, en general, las religiones 
proceden  de  este  modo.  Dicen,  por  ejemplo,  que  Dios  nos  ama  (bajo  ciertas  condiciones,  por 
supuesto) o que tenemos nuestro lugar en un orden de las cuales ellas dan testimonio. 
Es lo mismo en los otros tres delirios paranoicos. 

8
N. del T.: Marcel Czermak, Patronymies, Eres editions.

5
En  el  delirio de los celos, el sujeto se queja de ya no ser el centro del mundo, el elegido del Otro, 
del  cual  está  convencido  de  que  él  es,  sin  embargo,  este  centro.  Es por eso que a veces va tan 
lejos como ya no dudar, a pesar de la evidencia. 
En el delirio megalómano, no es difícil percibir que el sujeto es, de hecho, el centro del mundo. 
En  el  delirio  de  persecución,  el  sujeto  es  también  el  centro  del  mundo,  el  centro  del  interés  de 
varios  servicios  de  inteligencia  u  otros  perseguidores.  Ciertamente,  está  bajo  el  modo  de  la 
malevolencia,  pero  no  podemos  dudar  de  la  importancia  del  sujeto  en  el  que  se  concentra  la 
maldad del mundo. 
Este  esquema  muy  simple,  demasiado  simple  sin  duda,  es  un  equivalente  del  esquema 
freudiano,  pero  sin  la  dimensión  de  la  homosexualidad  en  tanto  tal.  Aún  que...  porque  la 
dimensión de la alteridad se reduce a la de los ​omoios​, es decir, la misma. 
El  psicoanálisis  ha  indicado  hasta  que  punto  en  la  melancolía,  el  sujeto  se  identifica  con  el 
objeto  equivocado,  al  objeto  inmundo,  con un objeto equivalente del objeto ​a​, pero no separado 
del  sujeto.  El  melancólico  dice  que  él  es  este  objeto.  A  través  de  este  desarrollo  delirante, 
mantiene  una  brecha  entre  él  y  este  objeto.  Es  esta  brecha  la  que  lo  hace  permanecer  sujeto. 
Cuando esta brecha desaparece, es el pasaje al acto. 
La  manía  es  más difícil de articular. En apariencia, el sujeto sería liberado de cualquier objeto y, 
por  lo  tanto,  podría  volar  sin  resistencia  y,  por  lo  tanto,  a  toda  velocidad  de  un  significante  a 
otro,  lo  que  ilustra  la  fuga  de  las  ideas. Pero, de hecho, en la manía como en la melancolía, hay 
un colapso del sujeto y del objeto. También podemos decir que el maníaco es cualquier objeto. 
Lo  que  les  estoy  diciendo  aquí,  de esta manera tan resumida, ha sido articulado de una manera 
mucho más precisa y rigurosa por Czermak y Melman. 
 
Finalmente,  en  la  esquizofrenia, nos enfrentamos a una situación muy diferente. Así como en la 
paranoia,  en  la  manía  y  la  melancolía,  el  Otro  es  demasiado  Uno  y  consistente,  así  en  la 
esquizofrenia, el Otro es inconsistente, dividido en pedazos ... 
El  sujeto  esquizofrénico  está  así  expuesto  y  frente  a  un  Otro  que  no  lo  quiere,  frente  a un Otro 
completamente enigmático, errático... y, por lo tanto, a menudo con una angustia muy grande. 
Me  he  permitido  hacer  este  rápido  establecimiento de las principales categorías clínicas en las 
psicosis  para  indicar  que  el  trabajo  será  muy  diferente  cuando  el  Otro  del  sujeto  es 
completamente inconsistente o cuando el Otro del sujeto sea demasiado consistente. 

6
En  el  primer  caso,  el  de  la  esquizofrenia  y  patologías  relacionadas,  se  tratará  de  "construir" 
mínimo un Otro para que el sujeto pueda apaciguarse lo suficiente. 
No  puedo  hablarles  sobre  este  tipo  de  trabajo  porque  no  es  el  que  podemos  hacer  en  una 
comunidad  terapéutica  como  en  la  que  trabajo.  Los  residentes  que  están  en  este  lado  más 
esquizofrénico no se mantienen en una comunidad como la que hablaré ahora. 
El  trabajo  que  tratamos  de  hacer  está  generalmente  dirigido  a  psicóticos  que  están  más  del 
lado  de  una  consistencia  demasiado  grande del Otro y, por lo tanto, consistirá en descompletar 
de diferentes maneras la escena del Otro que siempre es una institución. 
Una institución tiene lugar de Otro para las personas que se dirigen a ella. 
Me  parece  que  lo que se llama "psicoterapia institucional" puede reducirse a la construcción de 
una  escena  en  la  que  pueden  ocurrir  los  encuentros  de  sujetos,  construyendo  así  la escena de 
transferencia  como  Lacan  nos  dice en su seminario sobre la angustia cuando hace esta valiosa 
distinción  entre  pasaje  al  acto  (salir  de  la  escena  de  transferencia)  y  “​acting  out​”  (permanecer 
en la transferencia).  
Por  lo  tanto,  debemos  construir  una  escena  institucional  que,  tomando  lugar  de Otro hará este 
incesante  trabajo  de  “descompletar”  al  Otro,  para  tratar  de  hacer  un ​ersatz de Otro tachado, de 
Otro agujereado. 
Esto  pasará  por  una  organización  institucional  particular  y  una  ética  de  trabajo  que  trataré  de 
presentar recurriendo a algunas de sus características principales: 
 
1. ​Una temporalidad​ en el trabajo que deja tiempo para el tiempo. 
Tenemos  la  suerte  de  poder  proponer  estancias  de  una  duración  de  dos años (como máximo). 
Esto  nos  permite  no  estar  demasiado  limitados  por  una  preocupación  por  la  eficiencia 
inmediata, esto nos permite ser capaces de "dejar que venga". 
En  cierto  modo,  esta  posición,  esta  disponibilidad,  está  relacionada  con  lo  que  Freud  llamó 
"atención  flotante".  Es  valioso  en  el  trabajo  con  psicóticos,  un  trabajo  donde  uno  no  tiene  que 
mostrar  una  expectativa  demasiado  precisa,  que  puede  interpretarse  como  una  demanda  o  un 
deseo apremiante del Otro. 
 
2. ​Una institución abierta​. 

7
Cuando  un  residente  comienza  su  estadía,  uno  de  los  primeros  actos  que  hacemos  es  darles 
dos  llaves.  Es  un  gesto  muy  simbólico,  lo  que significa que es él quien tiene principalmente las 
llaves de su estancia, las claves de su existencia. 9 
Una  de  estas  dos  llaves  es  la  llave  de  la  casa.  Esto  establece  para  el  residente  un  espacio 
abierto: puede salir de la casa o entrar a su propia discreción. 
La  otra  llave  es  la  de  su  dormitorio. También en este nivel, tenemos la fortuna de poder ofrecer 
a  cada  residente  una  habitación  individual.  Por  lo  tanto,  se  garantiza  un  espacio  propio dentro 
de la institución. 
Incompletud  del  espacio  institucional,  tanto  en  el  lado  del  espacio  exterior  (el  de  la  ciudad) 
como en el lado interior. En ambos lados, parte del espacio escapará a la bodega institucional. 
 
3. ​Un juego constante al nivel de presencia y la ausencia. 
El  dispositivo  institucional  permite  que  cada  residente  esté  fácilmente  ausente  o  presente 
(siempre  hay  un  miembro  del  equipo  presente  en  la  casa  y  a  quien  el  residente  puede  acudir). 
Con  los  residentes  que  acogemos,  es  importante  ser  parte  de  esta  alternancia  de  presencia  y 
ausencia.  Es  para  nosotros  no  estar  demasiado  presentes,  pero  tampoco  es  estar  demasiado 
ausentes.  Esta  disponibilidad  particular  en  la  relación,  la  hemos  traducido  mediante  una 
fórmula  que  nos  sirve  de  guía  en  estos  bocetos  de  transferencia: "Saber cómo dejarles en paz, 
sin  dejarlos  caer".  Esto  es  para  tener  cuidado  y  no  ser  intrusivo,  a  la  vez  que  se  está 
interviniendo  y  dejando  acto  de  nuestra  presencia  cuando  un  residente  se  pone  del  lado  de  un 
"ser  decepcionado".  Estas  dimensiones  de  la  intrusión y "dejar caer" están omnipresentes en la 
mayoría de las psicosis. Schreber lo testifica muy bien. 
 
4. ​Riesgo y responsabilidad 
Tomamos  la  decisión  de  intentar  que  cada  residente  esté  en  una  posición  de  responsabilidad. 
Esta  es  probablemente  una  de  las  razones  por  las  que  estamos  hablando  de  "residentes"  y  no 
de  "pacientes".  Porque  'paciente'  puede  escucharse  en  el  lado  de  una  cierta  pasividad.  La 
responsabilidad  en  la  vida  de  la  comunidad  descansa  sobre  los  hombros  de  los  residentes. 
Ellos  son  los  que  mantienen  la  casa  y  preparan  las  comidas  de  principio  a  fin  (presupuesto, 
compras,  cocina,  ...).  Solo  los  acompañamos  en  estas  responsabilidades  de  la  comunidad, 

9
N. del T.: En francés “clés” puede entenderse como llaves y como claves.

8
principalmente  a  través  de  dos  reuniones  semanales  de  la  comunidad  donde  se  organizan  y 
discuten los diferentes aspectos de esta vida comunitaria. 
Asumir  estas  responsabilidades  concretas  en  la  vida  de  la  comunidad,  nos  parece  necesario 
para  incitar  a  los  residentes  a  que,  en  la  medida de lo posible, reanuden sus responsabilidades 
en sus vidas. 
Esto  requiere  una  organización  institucional  donde  se  puedan  asumir  riesgos,  riesgos 
razonables y razonados, pero riesgos reales. La tendencia actual, en psiquiatría y en otras lados 
de  nuestras  sociedades,  es  la  de  tomar  el  menor  riesgo  posible:  interés  por  estar  asegurado 
contra cualquier riesgo, principio de precaución, ... 
Mientras  que,  particularmente  en  psiquiatría,  tal  opción  de  trabajo  sin  correr  ningún  riesgo, 
destruye  todo  el  trabajo  posible  porque  el  espacio  y  el  tiempo  del  riesgo  son  también  los  del 
sujeto.  Es  en  este  espacio  y  tiempo  de  indeterminación,  de lo desconocido, de lo impredecible, 
que un sujeto puede advenir. 
Cuando  la  psiquiatría  se  ajusta  a  esta  comodidad  de  riesgo  mínimo,  se convierte en trabajo de 
funcionario  (protocolización).  Este  espacio  vacío  enfrentado  en  el  riesgo,  es  otra  forma  de 
hacer  valer  esta  falta  de  plenitud  de lo que sostiene lugar de Otro institucional. Esto nos lleva a 
tomar riesgos diariamente y esto es indispensable para una clínica del sujeto. 
 
5. ​La ley y la excepción 
En  nuestro  trabajo,  tenemos  que  articular  constantemente  lo  que  es  una  Ley,  un  marco 
institucional, lo universal y lo que es la excepción, lo singular, el sujeto. 
Los  psicóticos  a  menudo  se  pierden  en  las  caricaturas  tanto  de  la excepción como de la ley. O 
están  en  la  excepción  y  se  pierden  en  esta  unicidad  absoluta,  o  están  en  una  ley  implacable  y 
totalitaria que no deja lugar a ninguna excepción. 
La  forma  en  que  vamos  a  hacer  que  el  marco  institucional  funcione,  y  de  lo  cual  guardaremos 
un  lugar  en  este  contexto,  es  decisiva  para  los  residentes  y  para  los  miembros  del  equipo. 
Puesto  que  siempre  lo  institucional  debe  tener  prioridad  sobre  lo  individual.  Pero  el  sujeto  (tal 
como  lo  concibe  el  psicoanálisis)  no  es  lo  individual.  Por  el  contrario,  él  está  dividido  y  no 
indivisible. Hay posibilidad de sujeto solo donde hay de lo institucional. 
Este  es  un  principio  que  siempre  hemos  mantenido  en  el  funcionamiento  de  la  comunidad:  el 
interés  de  la  comunidad  siempre  prevalece  sobre  los  intereses  particulares,  ya  sea  los  de  los 
residentes o los miembros del equipo. 

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Toda  vida  social  siempre  está  estructurada  entre  dos  imperativos  opuestos:  el  de  aceptar  que 
cada  uno  de  nosotros  es  solo  "uno  entre  otros",  e,  igualmente  muy  importante,  el  del  carácter 
"único"  de  cada  uno  de  nosotros.  Debemos  constantemente  articular  estos  dos  polos  en 
nuestra vida social, sin disociarlos nunca. 
Lo  institucional  viene  a  descompletar  al  individuo,  y  el  sujeto  (instituyendo)  viene  a 
descompletar lo instituido. 
 
6. ​Difracción de la transferencia 
La  organización  del  trabajo  vela  para  que  el  carácter  único  de  cada  uno  no  se  enfatice  en 
exceso, para que las direcciones de la transferencia permanezcan múltiples y flexibles. 
Esa  es  la  importancia  del  trabajo  en  equipo,  trabajar  juntos.  Uno  viene  a  descompletar  al  otro. 
Pero  al  mismo  tiempo,  nos aseguramos de que no podamos escondernos detrás del anonimato 
de  un  equipo.  Al  organizar  el  trabajo  del  equipo,  lo  que  se  apunta  es  que  todos  sean 
responsables  de  su  trabajo  tanto  como  sea  posible.  El  funcionamiento  del  equipo  es,  por  lo 
tanto,  lo  más  horizontal  posible,  sin  una  jerarquía  sin  poder,  pero  sin  negar  también  una cierta 
verticalidad  indispensable.  Estos  dos  ejes  deben  ser  integrados  por  cada  miembro  del  equipo 
para evitar las posibles desviaciones de una pseudo-democracia o de un hiperindividualismo. 
 
7. ​Especificidad de la comunidad 
Es  importante  posicionarnos  como  una  institución  específica,  por  ejemplo  para  nosotros,  para 
proponer  un  funcionamiento  comunitario.  Este  es  nuestro  límite  y,  obviamente,  es  importante 
para la institución tener uno. 
Si  un  residente  no  puede  encontrar  al  menos  su  lugar  en  este  contexto,  no  insistimos  y  lo 
invitamos a salir para encontrar un espacio en otro lugar (en el hospital o en otra estructura). 
El  tipo  de  funcionamiento  comunitario  que  proponemos  es  exigente.  Incluso  es  demasiado 
exigente  para  muchos  psicóticos  que  no  consiguen  ocupar  lo suficiente un espacio. Este suele 
ser el caso de aquellos que se encuentran en un momento esquizofrénico de su psicosis. 
Esto  significa  que  no  tenemos  demasiadas  ilusiones  sobre  el  hecho  de  que  el  marco 
institucional  que  proponemos  podría  ser  utilizado  por  todo  psicótico:  ¡lejos de eso! Solo es útil 
para una minoría. 
 

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Estos  son,  descritos  muy  brevemente,  algunos  de  los  trabajos  que  tratamos  de  hacer  en  esta 
comunidad terapéutica. 10 
 
 
 
Traducido por: Gino NARANJO 
JULIO, 2019 
 

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N. del A.: Quienes estén interesados ​en una descripción más concreta y detallada de este trabajo
institucional, pueden leerlo en el libro titulado "Un lugar, un tiempo para acoger la locura", escrito por
François de Coninck y el equipo de Wolvendael y publicado por Ediciones Eres. En su versión en español
ha sido publicada por editorial Rayuela, Quito.

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