Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
1
Etienne Oldenhove, psiquiatra, psicoanalista ejerce en Bruselas. Miembro de la Asociación Freudiana de
Bélgica y de la Asociación Lacaniana Internacional. Fue director de la comunidad terapéutica Wolvendael
en Bruselas.
2
Freud, S. (1980). Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides)
descrito autobiográficamente. En Obras completas. Volumen XII. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu
editores.
3
Freud, S. (1986). Construcciones en el análisis. En Obras completas. Volumen XXIII. Buenos Aires,
Argentina: Amorrortu editores.
1
Por lo tanto, retoma, de manera un poco diferente, lo que ya había avanzado en sus escritos
sobre el Presidente Schreber.
A este vínculo fundamental entre las psicosis y las construcciones, añado, respecto las
construcciones, el calificativo "institucionales" porque creo que esta dimensión de lo
institucional es inevitable en todo intento de trabajo con psicóticos.
Lo institucional es siempre inevitable puesto que la primera institución es la del lenguaje.
Ninguna institución fuera del lenguaje. La escena del mundo está hecha, entre otras, de esta
dimensión del lenguaje.
Pero en la psicosis, esta escena no siempre es evidente y es por eso que debemos intentar que
sea "practicable", según la expresión juiciosa de Jean Oury, quien nos dejó en mayo de 2014,
justo un día antes del día en el que se inauguraba un coloquio en Bruselas, que yo había
organizado junto con otros colegas, sobre comunidades terapéuticas.4
Me parece que se puede decir que la dificultad esencial para un psicótico es tener un lugar de
sujeto en un mundo lingüístico.
Lacan dijo en su seminario sobre las psicosis de 1955-1956 que los neuróticos habitan el
lenguaje mientras que los psicóticos están habitados por el lenguaje.
Por un lado, el mundo del lenguaje es "el hogar", mientras que para los psicóticos, algunos
elementos del lenguaje pueden ser parásitos, intrusiones, ...
Lo que Lacan ha denominado "forclusión" es una exclusión que va mucho más lejos de la
exclusión social. Es una exclusión institucional, una exclusión fuera de una escena del lenguaje.
Es desde esta situación de extrema dificultad que parte todo psicótico.
A esta dificultad, que sigue siendo inaccesible para él y que sigue siendo inaccesible para
nosotros, nos contentaremos con poner palabras como: "fenómenos elementales",
"automatismo mental", "núcleo de psicosis", ... a esta dificultad inicial el psicótico va a
responder.
Sus respuestas son lo que Freud llamó "intentos de curación" o "construcciones".
Aquella que va a retener esencialmente la atención de Freud es el delirio, las construcciones
delirantes. Y Freud nos propondrá un análisis lógico de los diferentes tipos de delirios
paranoicos, a partir de su hipótesis de una homosexualidad negada, rechazada (y no
simplemente reprimida) en la paranoia.
4
N. del T.: Se trata del coloquio titulado “Communautés thérapeutiques: aussi intempestives que
nécessaires”, realizado en Bruselas entre el 22 y 23 de mayo 2014, organizado por comunidades
terapéuticas de Québec, Bélgica, Francia y Suiza.
2
Recuerden ustedes de la notable articulación de los grandes tipos de delirios paranoicos a
partir de las negaciones (y a veces, además de las proyecciones) que se relacionan con los
términos de la proposición "Yo, un hombre, le amo a él, un hombre".
Ustedes encuentran todo esto al detalle en el escrito sobre el presidente Schreber.
Ahí leerán como los cuatro tipos principales de delirios paranoicos (persecución, celos,
erotomanía y megalomanía) pueden deducirse lógicamente del tratamiento de una proposición.
En lo personal, siempre admiro estos engendros freudianos. Freud nos permite estar atentos a
aquello que en lo que nos dicen los psicóticos, ya es un intento de cura, así pues de una
respuesta a menudo muy elaborada y sutil a lo que han encontrado como dificultad, impasse,
en sus existencias.
Además, nos invita a desarrollar una clínica lógica, es decir, una clínica que tenga en cuenta la
dimensión (siempre) del lenguaje de toda manifestación psíquica.
Para hablar sobre el impacto del psicoanálisis en el abordaje terapéutico de las psicosis, me
detendré en lo que uno puede describir como "intentos de cura" en la psicosis. Freud consideró
esencialmente como tal al delirio. Por lo tanto, primer gran intento de curación en las psicosis.
Pero hay otros.
Otros cuatro intentos de cura importantes han retenido mi atención.
Enumero estos cuatro intentos y más adelante los trataré en detalle.
Segundo gran intento de cura: lo que Lacan llamó "sinthome" o lo que Freud llamó
"sublimación".
Tercer gran intento de cura: algunos pasajes al acto.
Cuarto gran intento de cura: un otro goce.
Quinto gran intento de cura: la transferencia, la relación transferencial.
Nótese que en estos diferentes intentos de cura, los tres primeros corresponden al mismo
sujeto psicótico y solo a él.
El cuarto intento, el que he calificado como otro goce, es un intento que viene, o bien del
médico o bien del sujeto psicótico, o bien de ambos en conjunto. Este es uno de los intentos
más comunes.
Generalmente, en psiquiatría, la respuesta del médico a las dificultades encontradas por un
psicótico será una prescripción de medicamentos, un psicotrópico.
¿Acaso esto significa que rechazo este tipo de respuesta al nombrarlo "otro goce"? Para nada.
Este tipo de respuesta tiene su eficacia y, a menudo, es indispensable.
3
Su eficacia se reduce únicamente a otro goce inducido por su sesgo. Yo tampoco lo creo así.
Pero esta es una dimensión determinante.
Sobre este punto les remito a la interesante conferencia de Charles Melman del año 2010
titulada "¿Puede la dependencia de objetos proteger contra la psicosis?" 5
No voy a insistir más en el tema de las drogas o medicamentos, pero quien tiene un poco de
experiencia clínica, puede constatar hasta qué punto la adicción puede servir como tratamiento
en ciertas psicosis. Yo agregaría que en mi experiencia como psiquiatra, solo puedo notar la
interferencia cada vez más frecuente del consumo de las drogas particularmente entre los
psicóticos.
Brevemente, sobre el segundo y tercer intento de cura, algunas explicaciones muy breves
porque ese no es el eje de lo que quiero tratar hoy.
Al sinthome, Lacan dedicó su seminario sobre Joyce, sobre el que se pregunta si era un
psicótico o no, sin realmente decidir esta pregunta. 6
Para Lacan también, lo esencial está del lado del intento de curación que la escritura constituye
para Joyce.
Cada uno puede avanzar una serie de elaboraciones, de creaciones artísticas, científicas,
filosóficas o religiosas que han permitido a grandes pensadores encontrar su lugar en el
mundo, a pesar de sus dificultades psiquiátricas: Cantor, Gödel, Holderlin, Van Gogh, ciertos
místicos, ... Pero, no solo se trata de grandes pensadores.
También existe la función, a veces decisiva, de este tipo de desarrollo en nuestras instituciones,
por ejemplo, todo lo que se ha llamado arte bruto.
El tercer gran intento de cura, aquel de ciertos pasajes del acto, puede ilustrarse, por ejemplo,
con el caso de Aimée,7 pero también con muchos otros casos de nuestra práctica.
El pasaje al acto puede consistir en encontrar un lugar de sujeto en otra lengua o en otra
cultura.
El quinto intento de cura concierne al analista. ¿Cómo tratará él también de responder a aquello
que le dirigirá un sujeto psicótico? Esta transferencia en la psicosis plantea muchas preguntas.
Esto es lo que hemos intentado desarrollar un poco más a nivel de la Asociación Lacaniana
Internacional, especialmente durante las jornadas de estudio realizadas en octubre de 2011, y
5
N. del T. La conferencia está publicada en la revista La clinique lacanienne n°19 (2011/1). Psychoses et
toxicomanies. Eres Editions.
6
N. del T.: Se refiere al seminario 23: el sinthome. Buenos Aires, Argentina. Paidós, 2006.
7
N. del T.: Se refiere al caso estudiado por J. Lacan en su tesis: “De la psicosis paranoica”.
4
que se titularon "Condiciones, problemas y actualidad de la cuestión de la transferencia en las
psicosis". En esas jornadas contribuyeron algunas de las personas presentes (Fabrizio Gambini,
Jean-Jacques Tyszler, Genevieve Nusinovici, Bernard Vandermersch, ...).
La transferencia en la psicosis es muy diferente de la que se encuentra en la neurosis, donde la
transferencia se dirige a un sujeto supuesto saber. A menudo, en la psicosis, el sujeto psicótico
tiene la certeza de que el Otro tiene un saber absoluto sobre él: él es transparente para el Otro.
O el Otro goza de él como un objeto. El Otro le quiere algo específico.
Marcel Czermak, con razón, nos advirtió bastante bien sobre esta transferencia en la psicosis al
señalarnos que los psicóticos resisten mal a la transferencia.8
Pero, además, Lacan nos impulsaba a no retroceder ante la psicosis.
Lo que llamo, quizás un poco abusivamente, transferencia en la psicosis es la relación del
sujeto psicótico al mundo, al Otro.
Aunque esta relación no está mediada por la función del fantasma como en la neurosis, me
parece que siempre hay una relación de esta función del fantasma en la psicosis y, por lo tanto,
una función sujeto.
Volvamos a esta relación fundamental del sujeto con el Otro. Partamos de la hipótesis que el
psicótico se encuentra en esta posición extremadamente difícil de no haber sido adoptado por
el Otro y/o no haber podido adoptar el Otro. Así que no hay para él ese lugar vacío en el Otro
que le permitiría sostenerse como sujeto. Es rechazado, forcluido de la escena del Otro, de la
Otra escena. A este rechazo, responderá de una u otra manera.
En la erotomanía, por ejemplo, responderá con un forzamiento. A este Otro que no lo ha
adoptado, que lo rechazó, que no quiere de él, lo sustituirá por un gran Otro que lo ama, que lo
necesita. Fantástica operación que le da un lugar prominente, el lugar del falo. De excluido, de
haber sido plantado, se convertirá, por el contrario, en el centro del mundo de un Otro, de un
Otro que él ha decretado que le amaba. No olvidemos de pasada que, en general, las religiones
proceden de este modo. Dicen, por ejemplo, que Dios nos ama (bajo ciertas condiciones, por
supuesto) o que tenemos nuestro lugar en un orden de las cuales ellas dan testimonio.
Es lo mismo en los otros tres delirios paranoicos.
8
N. del T.: Marcel Czermak, Patronymies, Eres editions.
5
En el delirio de los celos, el sujeto se queja de ya no ser el centro del mundo, el elegido del Otro,
del cual está convencido de que él es, sin embargo, este centro. Es por eso que a veces va tan
lejos como ya no dudar, a pesar de la evidencia.
En el delirio megalómano, no es difícil percibir que el sujeto es, de hecho, el centro del mundo.
En el delirio de persecución, el sujeto es también el centro del mundo, el centro del interés de
varios servicios de inteligencia u otros perseguidores. Ciertamente, está bajo el modo de la
malevolencia, pero no podemos dudar de la importancia del sujeto en el que se concentra la
maldad del mundo.
Este esquema muy simple, demasiado simple sin duda, es un equivalente del esquema
freudiano, pero sin la dimensión de la homosexualidad en tanto tal. Aún que... porque la
dimensión de la alteridad se reduce a la de los omoios, es decir, la misma.
El psicoanálisis ha indicado hasta que punto en la melancolía, el sujeto se identifica con el
objeto equivocado, al objeto inmundo, con un objeto equivalente del objeto a, pero no separado
del sujeto. El melancólico dice que él es este objeto. A través de este desarrollo delirante,
mantiene una brecha entre él y este objeto. Es esta brecha la que lo hace permanecer sujeto.
Cuando esta brecha desaparece, es el pasaje al acto.
La manía es más difícil de articular. En apariencia, el sujeto sería liberado de cualquier objeto y,
por lo tanto, podría volar sin resistencia y, por lo tanto, a toda velocidad de un significante a
otro, lo que ilustra la fuga de las ideas. Pero, de hecho, en la manía como en la melancolía, hay
un colapso del sujeto y del objeto. También podemos decir que el maníaco es cualquier objeto.
Lo que les estoy diciendo aquí, de esta manera tan resumida, ha sido articulado de una manera
mucho más precisa y rigurosa por Czermak y Melman.
Finalmente, en la esquizofrenia, nos enfrentamos a una situación muy diferente. Así como en la
paranoia, en la manía y la melancolía, el Otro es demasiado Uno y consistente, así en la
esquizofrenia, el Otro es inconsistente, dividido en pedazos ...
El sujeto esquizofrénico está así expuesto y frente a un Otro que no lo quiere, frente a un Otro
completamente enigmático, errático... y, por lo tanto, a menudo con una angustia muy grande.
Me he permitido hacer este rápido establecimiento de las principales categorías clínicas en las
psicosis para indicar que el trabajo será muy diferente cuando el Otro del sujeto es
completamente inconsistente o cuando el Otro del sujeto sea demasiado consistente.
6
En el primer caso, el de la esquizofrenia y patologías relacionadas, se tratará de "construir"
mínimo un Otro para que el sujeto pueda apaciguarse lo suficiente.
No puedo hablarles sobre este tipo de trabajo porque no es el que podemos hacer en una
comunidad terapéutica como en la que trabajo. Los residentes que están en este lado más
esquizofrénico no se mantienen en una comunidad como la que hablaré ahora.
El trabajo que tratamos de hacer está generalmente dirigido a psicóticos que están más del
lado de una consistencia demasiado grande del Otro y, por lo tanto, consistirá en descompletar
de diferentes maneras la escena del Otro que siempre es una institución.
Una institución tiene lugar de Otro para las personas que se dirigen a ella.
Me parece que lo que se llama "psicoterapia institucional" puede reducirse a la construcción de
una escena en la que pueden ocurrir los encuentros de sujetos, construyendo así la escena de
transferencia como Lacan nos dice en su seminario sobre la angustia cuando hace esta valiosa
distinción entre pasaje al acto (salir de la escena de transferencia) y “acting out” (permanecer
en la transferencia).
Por lo tanto, debemos construir una escena institucional que, tomando lugar de Otro hará este
incesante trabajo de “descompletar” al Otro, para tratar de hacer un ersatz de Otro tachado, de
Otro agujereado.
Esto pasará por una organización institucional particular y una ética de trabajo que trataré de
presentar recurriendo a algunas de sus características principales:
1. Una temporalidad en el trabajo que deja tiempo para el tiempo.
Tenemos la suerte de poder proponer estancias de una duración de dos años (como máximo).
Esto nos permite no estar demasiado limitados por una preocupación por la eficiencia
inmediata, esto nos permite ser capaces de "dejar que venga".
En cierto modo, esta posición, esta disponibilidad, está relacionada con lo que Freud llamó
"atención flotante". Es valioso en el trabajo con psicóticos, un trabajo donde uno no tiene que
mostrar una expectativa demasiado precisa, que puede interpretarse como una demanda o un
deseo apremiante del Otro.
2. Una institución abierta.
7
Cuando un residente comienza su estadía, uno de los primeros actos que hacemos es darles
dos llaves. Es un gesto muy simbólico, lo que significa que es él quien tiene principalmente las
llaves de su estancia, las claves de su existencia. 9
Una de estas dos llaves es la llave de la casa. Esto establece para el residente un espacio
abierto: puede salir de la casa o entrar a su propia discreción.
La otra llave es la de su dormitorio. También en este nivel, tenemos la fortuna de poder ofrecer
a cada residente una habitación individual. Por lo tanto, se garantiza un espacio propio dentro
de la institución.
Incompletud del espacio institucional, tanto en el lado del espacio exterior (el de la ciudad)
como en el lado interior. En ambos lados, parte del espacio escapará a la bodega institucional.
3. Un juego constante al nivel de presencia y la ausencia.
El dispositivo institucional permite que cada residente esté fácilmente ausente o presente
(siempre hay un miembro del equipo presente en la casa y a quien el residente puede acudir).
Con los residentes que acogemos, es importante ser parte de esta alternancia de presencia y
ausencia. Es para nosotros no estar demasiado presentes, pero tampoco es estar demasiado
ausentes. Esta disponibilidad particular en la relación, la hemos traducido mediante una
fórmula que nos sirve de guía en estos bocetos de transferencia: "Saber cómo dejarles en paz,
sin dejarlos caer". Esto es para tener cuidado y no ser intrusivo, a la vez que se está
interviniendo y dejando acto de nuestra presencia cuando un residente se pone del lado de un
"ser decepcionado". Estas dimensiones de la intrusión y "dejar caer" están omnipresentes en la
mayoría de las psicosis. Schreber lo testifica muy bien.
4. Riesgo y responsabilidad
Tomamos la decisión de intentar que cada residente esté en una posición de responsabilidad.
Esta es probablemente una de las razones por las que estamos hablando de "residentes" y no
de "pacientes". Porque 'paciente' puede escucharse en el lado de una cierta pasividad. La
responsabilidad en la vida de la comunidad descansa sobre los hombros de los residentes.
Ellos son los que mantienen la casa y preparan las comidas de principio a fin (presupuesto,
compras, cocina, ...). Solo los acompañamos en estas responsabilidades de la comunidad,
9
N. del T.: En francés “clés” puede entenderse como llaves y como claves.
8
principalmente a través de dos reuniones semanales de la comunidad donde se organizan y
discuten los diferentes aspectos de esta vida comunitaria.
Asumir estas responsabilidades concretas en la vida de la comunidad, nos parece necesario
para incitar a los residentes a que, en la medida de lo posible, reanuden sus responsabilidades
en sus vidas.
Esto requiere una organización institucional donde se puedan asumir riesgos, riesgos
razonables y razonados, pero riesgos reales. La tendencia actual, en psiquiatría y en otras lados
de nuestras sociedades, es la de tomar el menor riesgo posible: interés por estar asegurado
contra cualquier riesgo, principio de precaución, ...
Mientras que, particularmente en psiquiatría, tal opción de trabajo sin correr ningún riesgo,
destruye todo el trabajo posible porque el espacio y el tiempo del riesgo son también los del
sujeto. Es en este espacio y tiempo de indeterminación, de lo desconocido, de lo impredecible,
que un sujeto puede advenir.
Cuando la psiquiatría se ajusta a esta comodidad de riesgo mínimo, se convierte en trabajo de
funcionario (protocolización). Este espacio vacío enfrentado en el riesgo, es otra forma de
hacer valer esta falta de plenitud de lo que sostiene lugar de Otro institucional. Esto nos lleva a
tomar riesgos diariamente y esto es indispensable para una clínica del sujeto.
5. La ley y la excepción
En nuestro trabajo, tenemos que articular constantemente lo que es una Ley, un marco
institucional, lo universal y lo que es la excepción, lo singular, el sujeto.
Los psicóticos a menudo se pierden en las caricaturas tanto de la excepción como de la ley. O
están en la excepción y se pierden en esta unicidad absoluta, o están en una ley implacable y
totalitaria que no deja lugar a ninguna excepción.
La forma en que vamos a hacer que el marco institucional funcione, y de lo cual guardaremos
un lugar en este contexto, es decisiva para los residentes y para los miembros del equipo.
Puesto que siempre lo institucional debe tener prioridad sobre lo individual. Pero el sujeto (tal
como lo concibe el psicoanálisis) no es lo individual. Por el contrario, él está dividido y no
indivisible. Hay posibilidad de sujeto solo donde hay de lo institucional.
Este es un principio que siempre hemos mantenido en el funcionamiento de la comunidad: el
interés de la comunidad siempre prevalece sobre los intereses particulares, ya sea los de los
residentes o los miembros del equipo.
9
Toda vida social siempre está estructurada entre dos imperativos opuestos: el de aceptar que
cada uno de nosotros es solo "uno entre otros", e, igualmente muy importante, el del carácter
"único" de cada uno de nosotros. Debemos constantemente articular estos dos polos en
nuestra vida social, sin disociarlos nunca.
Lo institucional viene a descompletar al individuo, y el sujeto (instituyendo) viene a
descompletar lo instituido.
6. Difracción de la transferencia
La organización del trabajo vela para que el carácter único de cada uno no se enfatice en
exceso, para que las direcciones de la transferencia permanezcan múltiples y flexibles.
Esa es la importancia del trabajo en equipo, trabajar juntos. Uno viene a descompletar al otro.
Pero al mismo tiempo, nos aseguramos de que no podamos escondernos detrás del anonimato
de un equipo. Al organizar el trabajo del equipo, lo que se apunta es que todos sean
responsables de su trabajo tanto como sea posible. El funcionamiento del equipo es, por lo
tanto, lo más horizontal posible, sin una jerarquía sin poder, pero sin negar también una cierta
verticalidad indispensable. Estos dos ejes deben ser integrados por cada miembro del equipo
para evitar las posibles desviaciones de una pseudo-democracia o de un hiperindividualismo.
7. Especificidad de la comunidad
Es importante posicionarnos como una institución específica, por ejemplo para nosotros, para
proponer un funcionamiento comunitario. Este es nuestro límite y, obviamente, es importante
para la institución tener uno.
Si un residente no puede encontrar al menos su lugar en este contexto, no insistimos y lo
invitamos a salir para encontrar un espacio en otro lugar (en el hospital o en otra estructura).
El tipo de funcionamiento comunitario que proponemos es exigente. Incluso es demasiado
exigente para muchos psicóticos que no consiguen ocupar lo suficiente un espacio. Este suele
ser el caso de aquellos que se encuentran en un momento esquizofrénico de su psicosis.
Esto significa que no tenemos demasiadas ilusiones sobre el hecho de que el marco
institucional que proponemos podría ser utilizado por todo psicótico: ¡lejos de eso! Solo es útil
para una minoría.
10
Estos son, descritos muy brevemente, algunos de los trabajos que tratamos de hacer en esta
comunidad terapéutica. 10
Traducido por: Gino NARANJO
JULIO, 2019
10
N. del A.: Quienes estén interesados en una descripción más concreta y detallada de este trabajo
institucional, pueden leerlo en el libro titulado "Un lugar, un tiempo para acoger la locura", escrito por
François de Coninck y el equipo de Wolvendael y publicado por Ediciones Eres. En su versión en español
ha sido publicada por editorial Rayuela, Quito.
11