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SESIÓN DE APRENDIZAJE Nº 07
Analizar el Derecho desde el punto de vista económico, importa la utilización eficiente de los
recursos que el Derecho regula, procurando se máxima utilización. Sin embargo, los nuevos
tiempos y el avance de la ciencia y la tecnología han sumado al AED nuevas variables de análisis,
entre ellas las variables de la genética.
La genética, como variable de análisis del Derecho importa un adelanto importante, toda vez que
mediante la manipulación genética en los tres reinos naturales los plazos y los tiempos pueden
verse ampliamente superados, logrando con ello, por ejemplo vía inseminación artificial adelantar el
ciclo reproductivo de la especie y su consiguiente ingreso de los productos en el mercado de
intercambio económico.
En tiempos actuales el triunvirato, derecho, economía y genética merece una reflexión; reflexión que
nos permita arribar a nuevas formulas legales que deriven a su vez en formulas eficientes que
promuevan la mejor utilización de los recursos naturales, sin que ello signifique violentar los
postulados de la bioética y de los principios vectores del Derecho.
En sociedades altamente consumistas, en donde los recursos naturales son cada vez más escasos,
resulta preponderante utilizar los avances de la ciencia y la tecnología en el propósito de lograr la
obtención cada vez más de nuevos recursos artificiales que terminen satisfaciendo a las
necesidades propias de una sociedad consumista como la actual.
Nadie es ajeno a las diversas bondades que la genética puede proporcionarnos en nuestra vida
diaria. De hecho diversos artículos periodísticos y casos diarios nos ilustran al respecto.
Experimentos como la mejora en la calidad de semillas, la mejora de la carne que consumimos
todos los días a partir de tratamiento propios de la ingeniería genética y de la biotecnología entre
otras investigaciones tienen incidencia en la economía y la sociedad en su conjunto.
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Derecho Genético
La mejora en los frutos y las carnes no solo diversifica la oferta exportable, sino que también
modifica la estacionalidad de los productos en los mercados en donde la demanda es cada vez más
permanente y sostenida. Los países de esta parte de la región, utilizando investigaciones genéticas,
logran aperturar sus mercados al exterior equilibrando de esta manera su balanza comercial, hasta
antes de la genética estructurada únicamente con materias primas.
De otro lado la genética a dado paso a la asunción de nuevos derechos como son los derechos
reproductivos, enarbolados por las minorías antes insatisfechas en su posibilidad de reproducción.
Asimismo la genética a propiciado cambios sustanciales en la nueva concepción de la asignación
de recursos, siempre escasos.
Hoy los seres humanos tienen en la genética una herramienta de desarrollo económico y social que
de ser utilizados de manera eficiente nos garantiza la sostenibilidad del crecimiento y del bienestar
económico. Sin embargo, el desarrollo tecnológico y genético también trae grandes desafíos para el
ser humano y su entorno.
Si gracias a la genética es posible hoy alterar lo natural, por ser la genética una herramienta artificial
no esta, por tanto, exenta de yerros. Yerros que pueden significar enormes costos para la
humanidad, pero que además puede significar la alteración irreversible del Medio Ambiente.
Ante esta amenaza el ser humano se halla en una encrucijada. Utilizar y desarrollar la genética para
el bienestar de la economía y la sociedad, asumiendo los pasivos que ello pueda causar o
simplemente desconocer avanzado hasta hoy, en aras de permanecer nuestro ecosistema
inalterable, es decir, con aquello ambientalmente tolerable.
En España por ejemplo los primeros cultivos transgénicos comerciales a gran escala aparecieron en
1996. A partir de ese año, en el que se plantaron 2,8 millones de hectáreas de cultivos GM, su
crecimiento fue espectacular, al contabilizarse tan sólo cuatro años después 44,2 millones de
hectáreas. Del total de hectáreas con cultivos GM destacan las dedicadas a la soja (58% del total),
seguido de maíz (23%), algodón (12%) y colza (6%).
Así, según la Contabilidad Nacional de España (INE) en 1996 el gasto de los españoles en
alimentos y bebidas ascendió a 8,74 billones de pesetas, lo que representa el 19,2% de los gastos
totales. A esa cantidad hay que sumar el valor de los alimentos consumidos en “restaurantes y
cafés” por un importe de 2,37 billones de pesetas. Por su parte, las rentas generadas en el sector
agroalimentario ascendieron a 5,79 billones de pesetas, cantidad que representa el 8% del PIB
español. En cuanto al empleo generado, los 1,46 millones de puestos de trabajo equivalentes a
tiempo completo representan el 11% del total nacional.
A su vez, las exportaciones agroalimentarias durante los últimos años han registrado un importante
crecimiento, hasta alcanzar en la actualidad los 1,4 billones de pesetas, lo que representa el 14% de
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las exportaciones totales. A diferencia de lo que ocurre con la mayor parte de las categorías de
productos, durante los últimos años se registra un saldo comercial positivo y la tasa de cobertura
(exportaciones/importaciones) del comercio agroalimentario toma un valor aproximado de 1,2, lo
que pone de relieve la competitividad del sector agroalimentario español y la especialización
española en estas actividades.
A través de la Tabla input-output de la economía española elaborada por el INE para 1995 podemos
conocer el origen de los productos utilizados por el sector agroalimentario, así como los principales
destinos de los mismos: Las necesidades de productos agrícolas y ganaderos en 1995 se cifraron
en 5,4 billones de pesetas, de los que el 85% fueron producidos en el interior, mientras que el
restante 15% se corresponde con importaciones. Una parte significativa de las importaciones son
cereales pienso y otros productos necesarios para la alimentación del ganado, ya que España
padece un déficit crónico de estas materias primas. La mayor parte de la producción agrícola y
ganadera se destinó a la industria transformadora (70%), mientras que el consumo final absorbió un
14% y las exportaciones un 15%, al tiempo que un 0,8% se destinó a incrementar los stocks.
Por su parte, la oferta interna de productos de la industria de la alimentación y bebidas fue de 10,5
billones, de los que 9,3 billones fueron producción interna (89%), mientras que las importaciones
ascendieron a 1,2 billones de pesetas (11%). Entre los destinos de esta producción destaca el
consumo de los hogares (42%), la hostelería (21%), otros usos industriales (22%) y las
exportaciones (8%).
A la luz de los resultados anteriores, resulta evidente el papel clave del complejo agroalimentario en
el conjunto de la economía española, hasta el punto de que es el segundo sector productivo por su
contribución al PIB español y continúa siendo la principal partida de gasto de los españoles, a pesar
del declinar que ha experimentado, en términos relativos, desde los años setenta.
Como vemos el desarrollo de la genética en el agro ha sido de vital importancia para la economía
española, sin embargo esto es solo una parte de las bondades de la genética en este campo o
sector de la economía, como veremos más adelante la genética supone ingresar a otros sectores
económicos productivos.
2. Plan de Aprendizaje Nº 07
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• El trabajo.
• Tierra (recursos naturales).
• Capital.
Pero hay otra clasificación que dice que los recursos son 4:
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• trabajo,
• tierra,
• capital y
• capacidad empresarial (el conocimiento). Digamos que el conocimiento es un
recurso básico en sociedades modernas.
Tierra: son los recursos naturales: todo lo que existe en la naturaleza y que
puede ser aprovechado para producir bienes necesarios.
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Finales: aquellos que ya están totalmente terminados, han pasado por todo
el proceso de transformación. Ya están listos para su uso y destino final.
Estos tienen dos posibles destinos finales: el consumo y la inversión. Los
bienes finales que satisfacen directamente las necesidades del individuos
son los de consumo.
• Duraderos: son los que duran muchos períodos para ser consumidos
en su totalidad. Ej: zapatos.
• No duraderos: todo lo que se consume rápido. Por ejemplo, los
alimentos.
Hay bienes que de acuerdo al uso que se les de pueden ser bienes de
consumo o intermedios.
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