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diccionario ilustrado de mitos y leyendas de la cordillera andina de mérida.

jose gregorio

romero (2008)

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jose gregorio romero (2008) breve historia del arte accional en mérida. maría angélica pernía vivas
(2009)

By proyectoartemerida

Los que no se entregaron a la religión entonces se zumbaron al agua y se volvieron encantos. “Esos
son los encantos que hay, chico! Los arcos, los que no se entregaron a la religión, entonces se
zumbaron al agua. Hay arcos, hay fieras de monte, hay cosas, hay duendes, cheche, todas esas
cosas eran vivientes…”

Cándida Mora. (Clarac, 1996, p. 343)

introducción

La primera gran expectativa para la realización de esta investigación fue la siguiente. ¿Se puede
elaborar un diccionario ilustrado de seres imaginarios pertenecientes a los mitos y leyendas de la
cordillera andina de Mérida, a partir de las cualidades más representativas que cada ser refleja en
cada una de las historias en las que se encuentra presente?

Ya esta pregunta implicaba desarrollar una aproximación que involucrara la adopción de


metodologías cualitativas de investigación que permitieran analizar, reflexionar, y finalmente
interpretar los resultados, para construir y recrear las imágenes procedentes del acervo popular en
ilustraciones que respetaran las concepciones fundamentales alrededor de estos seres mitológicos
y de leyenda. Por lo que se consideró optar por el método hermenéutico de investigación, el cual
consiste en “…descubrir los significados de las cosas, interpretar lo mejor posible las palabras, los
escritos, los textos y los gestos, así como cualquier acto u obra, conservando su singularidad en el
contexto del cual forma parte.” (Hurtado León y Toro Garrido, 2007, p. 121).

Desde estas premisas, se abordó la investigación desde la investigación documental hasta la


unificación conceptual de los criterios que se establecerían para la clasificación de la información
requerida.
En la primera fase de la investigación, la búsqueda de información se limitó a los documentos
existentes que giran en torno al problema. El primer obstáculo que se presentó, es el de no existir
en la actualidad, alguna fuente o texto que recopile alfabéticamente los seres que pueblan los
mitos y leyendas de nuestra región, y menos aún, que los clasifique según sus características
gráficas esenciales.

Sin embargo, se logró revisar y limitar los alcances de esta investigación, tomando como
referencias fundacionales, los mitos y cuentos recopilados en los últimos tres siglos por eruditos de
la talla de Pbro. Jesús M. Jáuregui Moreno, el Dr. José Ignacio Lares, el Dr. Julio Cesar Salas y Don
Tulio Febres Cordero entre otros. Según Julio Carrillo, en su libro Poráhi cuentan que…, este grupo
de personajes ilustres lograron, “recoger de los labios de ancianos montañeses” una serie de
mitos, cuentos y leyendas que permanecen en la teovisión y cosmovisión de nuestra gente. (1985,
p. 17).

Este texto antológico de Julio Carrillo, aparecido en la década de los ochenta, no sólo parte del
conocimiento recogido por estos pioneros de la etnología merideña, sino que también logra
actualizar dicha información, recogiendo una serie de crónicas, ensayos y cuentos de la cultura
popular merideña. Incluyendo primordialmente, ilustraciones de José Alí Paz, quien no sólo recrea
gráficamente la historia, sino también al narrador de la misma.

Asimismo para esta misma década, la antropóloga Jacquelin Clarac de Briceño, publica por primera
vez su libro Dioses en exilio, en el que se elabora una construcción de la cosmovisión de las
comunidades andinas, retornando a la raíz de nuestra identidad, pues considera que “… el mito es
aún un hecho viviente…”. Desde esta perspectiva se logró unificar algunos aspectos teóricos e
históricos en relación a la cosmovisión andina y la representación de sus mitos.

Continuando, en la segunda fase de la unificación de los criterios conceptuales, había que partir de
la comprensión propiamente del concepto de mito, proveniente del griego mythos. Y cuyo sentido
se refiere a la palabra, el habla, cuento fábula ó imagen, que en los estadios iniciales de toda
cultura, representan simbólicamente el origen, el sentido y el fin del mundo y de la existencia
humana, renovando y concediendo sentido a las experiencias colectivas. Desde allí, todo mito se
define por presentar múltiples variables, funciones, representaciones.
Por lo que se consideró entonces, la posibilidad de recoger, catalogar y recrear de forma visual
algunos de los seres más distintivos, partiendo desde una serie de parámetros y niveles
cognoscitivos que permitieran organizar la información.

En un primer nivel, el diccionario recoge una caracterización de estos seres a través de sus
cualidades más resaltantes, presentes en los cuentos y fábulas que han sobrevivido hasta nuestros
días. Considerando como ser, la esencia o naturaleza de cualquier cosa creada, especialmente las
dotadas de vida (seres vivos). Incluyendo, no obstante la significación de ser, en algunos casos,
como el Ser supremo, Dios.

En un segundo nivel, se tiene la reinterpretación gráfica y/ó visual de los seres en función de dichas
caracterizaciones que los identifican en cada mito, cuento o relato. Reinterpretaciones que siguen
los testimonios, manteniéndose al margen de las preconcepciones de los seres fantásticos y
mitológicos de Occidente.

Y, en un tercer nivel, el diccionario presenta las historias que involucran a los seres, procurando
presentar las diferentes temáticas posibles en las que se clasifica el mito:

– Mito cosmogónico (Origen del mundo).

– Mito teogónico (Origen de los dioses).

– Mito aitiológico (Explicación de determinados fenómenos naturales).

Las representaciones que se recogieron, dentro de los alcances iniciales de la constitución


progresiva del Diccionario ilustrado de mitos y leyendas de la Cordillera Andina de Mérida,
pertenecen a El Arco y La Arca; La Bruja; Caribay; La Cuat; Las Huescas; El Mohán; Los Pinineo; y,
finalmente, el Zángano.

Finalmente, las reinterpretaciones visuales se realizaron bajo las técnicas de fotocomposición e


ilustración digital, con un estilo hiper-realista.
Esta diccionario ilustrado se convertirá en base de un proyecto más extenso que tendrá como meta
la recopilación de información a través del trabajo de campo, entrando en contacto con las
personas que vivieron o escucharon los relatos que servirán de marco para la consolidación de un
trabajo que pueda ser de gran interés a los entes gubernamentales para su publicación.
Pretendiendo pueda ofrecer algún estímulo para la investigación y el estudio de la mitología y las
tradiciones presentes en nuestra región.

arcos y arcas

Pareja divina que, según algunos mitos teogónicos, descendieron del cielo para habitar, algunas
lagunas de la región andina. Son hermanos y asumen diferentes formas y funciones dentro de la
mitología local.

Los arcos son dioses de la creación y la destrucción, juegan un papel dual, en el que provocan y
curan enfermedades.

El Arca es un ente acuático, habita en el fondo de la laguna y representa la fertilidad.

Suele transformarse en una gran serpiente y robar a niños o atacar a las mujeres embarazadas sino
se le han realizado las respectivas ofrendas en su honor.

Se le conoce como Doña Josefa o Doña Simona cuando adquiere la forma de una anciana.

Los campesinos la relacionan por sus acciones maléficas con la bruja roba niños.

El Arco habita en los cerros donde se encuentran las piedras sagradas o en algunas fuentes de
agua. Suele encarnar la forma de niño, hombre o anciano, para encantar a las personas.

Se conoce también como Manuare y se manifiesta como una aureola que en algunas ocasiones
rodea a la luna. Se debe evitar contemplar a la misma cuando presente este aro, porque puede
bajar a la tierra y perseguir a la gente.
el pacto con los arcos (mito indígena)

En aquellos días en que se adoraba a Chia y Zuhe, mucho antes del gran pacto con los señores de
la laguna, la comunidad indígena, solía ver cómo los mejores frutos de la tierra, solían estar
vedados a ellos, pues todo aquello que crecía a orillas de la laguna, le pertenecía a los arcos y
aquél que osara a cruzar sus límites, podría pagarlo con su vida.

Fueron muchos los casos de niños que, atraídos por la laguna, desaparecieron y nunca más se les
volvió a ver.

Durante una terrible sequía, los habitantes del pueblo de Jamuén1 decidieron hablar con el gran
Mohán2, pues no consideraban justo que ellos y sus animales murieran de sed y hambre, cuando
en los alrededores de la laguna abundaban los frutos maduros, los mejores bejucos para realizar
las cestas y el urao para hacer el chimó3. El Mohán, comprendió las necesidades del pueblo y
decidió consultar a las divinidades cuando la luna estuviese llena, pero par tal acción debía
primero realizar junto a la tribu una celebración que honrara a los dioses y demostrar que eran
dignos de su benevolencia.

Al ritual asistieron todos los miembros de la comunidad con sus mejores atuendos. En éste se
celebraron bailes ceremoniales y se lanzaron súplicas al cielo, donde Chia, la pálida luna, dominaba
la noche. Después de un par de horas el Mohán, a una señal, detuvo todas las danzas y se
encaminó a un cerro sagrado donde recibiría la decisión de los dioses. El pueblo de Jamuén,
pacientemente, esperó su regreso y antes de que el sol se asomara por el horizonte, la figura del
Mohán apareció de entre los matorrales portando el decreto final de las divinidades. La voz de este
se alzó con fuerza y comunicó al pueblo las buenas nuevas. Los dioses habían intercedido ante los
señores de la laguna para que el pueblo se beneficiara de los productos que ofrecía la misma, pero
a cambio debían ofrendar un niño recién nacido cada cierto tiempo, mientras el pueblo de Jamuén
existiese.

Ante tal noticia todos los habitantes entraron en júbilo, pues para los pueblos indígenas los
beneficios de la colectividad imperan sobre los intereses personales.

En unas lunas, decidiré a qué niño del pueblo corresponderá tal honor – dijo el Mohán-, por ahora
todos deberán prepararse para la primera gran ofrenda a los arcos.
El gran día llegó y en la comunidad reinaba una tensa calma. Sobre las aguas de la laguna se
dibujaban unas extrañas líneas, como si se tratara de un camino que se marcaba para la realización
del sacrificio. Las ofrendas se debían realizar sobre una gran piedra a orillas de la laguna, pero en
esta ocasión por ser la primera vez, el acto se llevaría acabo en las profundidades de la laguna.

Todo el día surgieron de la laguna unos sonidos escalofriantes, muy parecidos a los bramidos de un
cerdo, pero que retumbaban por todos los alrededores.

Al final de la tarde, todo el pueblo se encaminó hacia la laguna, la procesión estaba encabezada
por el gran Mohán, el Cacique de la tribu y la orgullosa madre del niño que sería entregado a los
arcos, detrás de ellos, un grupo de guerreros portaban importantes regalos en señal de paz y
amistad.

Una vez frente a la laguna todo el cortejo pudo observar cómo el sol, que estaba por ocultarse,
volvió a salir y brilló con una fuerza inusitada. La luna por su parte también apareció y fue testigo
del gran acto que estaba apunto de ocurrir.

Luego de tres fuertes bramidos las aguas de la laguna comenzaron a abrirse para la sorpresa de
todos. A lo lejos en el centro de la laguna se comenzó a divisar una especie de edificación del cual
emergieron un grupo de figuras humanas. Una pareja de lento caminar se fue acercando a la orilla
de la laguna, y con una señal, indicó a los integrantes de la procesión que se acercaran. El gran
Mohán fue el primero en encaminarse al fondo de la laguna, seguido muy de cerca por el resto del
cortejo que asombrados veían cómo las aguas de la laguna se alzaban como paredes enormes. A
su vez, pudieron distinguir algunos rostros conocidos que muchos años atrás habían sido llevados
por la laguna.

El Mohán se acercó a la pareja de ancianos y habló en una lengua extraña para el resto de las
personas; luego procedió a mostrar el niño que les sería ofrendado. La anciana extendió sus brazos
y la mujer entregó con gran alegría su hijo. A diferencia de los adultos que la laguna rapta, los
niños que son ofrecidos regresan al mundo de la superficie convertidos en grandes mohanes,
conocedores de los mayores secretos de la naturaleza revelados por los arcos.

Una vez culminada la ceremonia y cerrado el pacto, los amos de la alguna pidieron a los visitantes
que regresaran a la superficie, por el mismo camino y que no voltearan, pues esa era la única
condición para que llegaran salvos a la orilla. Al finalizar el recorrido, los indígenas voltearon y las
aguas de la laguna habían vuelto a su lugar.

El pueblo de Jamuén volvió alegre a sus chozas porque estaba seguro que gracias al sacrificio de
uno de los suyos, la tribu no pasaría más penurias.

Con el pasar de los años las ofrendas fueron llevadas a la laguna en la fecha indicada.

Con la llegada de los españoles los sacerdotes cristianos, al no poder persuadir a los indígenas para
que dejaran de rendir culto a sus dioses, acordaron con los mismos el cambiar el sacrificio humano
por el de aves de corral.

Hoy en día el pacto ha sido roto por los habitantes de la zona, por tal razón cada cierto tiempo la
alguna reclama la vida de hombres, mujeres y sobre todo niños.
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1 Nombre indígena con el que se conocía al pueblo ubicado en las inmediaciones de la laguna de
Urao.

2 Ver página 13.

3 Preparación de hojas tabaco y urao que se mantiene en la boca y se va escupiendo poco a poco.
Se usa como producto medicinal, tanto para animales como para hombres.

brujas

Figura oscura perteneciente a la cultura universal, relacionada con la hechicería y el mal. En la


región de Los Andes venezolanos, asume varios papeles como son:
– La ladrona de niños: Vieja mujer que jamás ha podido tener hijos y que por envidia se transforma
en bruja para robar los niños de las mujeres más fértiles. Está relacionada con el Arca bajo su
forma humana, la cual ataca a las mujeres embarazadas que se acercan a las lagunas. Golpea a sus
víctimas en el vientre y así logra robar la criatura que será sacrificada o llevada a su hogar en el
fondo de la laguna para ser su sirviente.

Se dice que dichas brujas también asumen la forma de temibles marranos que gruñen en las orillas
de ríos y lagunas.

– La envidiosa: Son aquellas mujeres de las que se sospecha están relacionadas con alguna
desgracia de la comunidad, como la muerte o enfermedad de alguna persona, la desaparición de
un niño, las malas cosechas, los problemas económicos de alguna familia, el nacimiento de niños
con problemas de salud o anormalidades, y los incendios.

Para protegerse de ellas se puede emplear alguna contra que se lleva en el cuerpo o se coloca en la
casa.

– La yerbatera: Ser que conecta al hombre con las divinidades a través de los enfermos o muertos,
también es conocida como rezandera, sobadora o ramera. Puede curar o provocar ciertas
enfermedades.

– La mística: Conocedora de terribles hechizos con los que puede provocar algunas enfermedades.
Es un ser nocturno que ataca a los hombres cuando duermen, chupando su sangre y dejando
fuertes marcas en la piel tales como rasguños y mordiscos. Este tipo de bruja ha estado ligado a la
historia de la humanidad desde sus inicios como lo podemos ver en el siguiente fragmento
extraído de un mito hebreo, donde se le relaciona con Lilit, la primera mujer de Adán, que
abandonó a su pareja por no poderlo someter, y fue castigada por Dios al rehusar regresar al lado
de su compañero.

…“Sale de entre los espesos juncos con el pelo al viento, los pechos desnudos y las manos llenas de
sangre y carne. Abre las ventanas y se introduce, como serpiente, a través de ella…” (Schaup, 1998,
213)
En las noches, estos seres maléficos habitan especialmente en un tipo de árbol conocido como el
maitín (Ficus dendrocida), también llamado “el árbol de las brujas”. En éste, las brujas suelen
realizar sus demoníacos bailes y también atacar a los transeúntes ebrios o desprevenidos. El maitín
es también habitado por murciélagos, animales con los que frecuentemente son relacionadas.

Se cree que las brujas tienen a su vez la capacidad de transformarse en gallinas negras y caminar
sobre el techo de las casas, las cuales visitarán al día siguiente bajo forma de ancianas pidiendo sal,
mientras que logran robar la felicidad de la familia.

la bruja de belén (leyenda urbana)

Hace no mucho tiempo, en el sector de Belén en Mérida, un joven parrandero, al despertar de una
de sus usuales noches de farra, descubre ciertas marcas alrededor de su cuello, que llaman su
atención, no tanto por la agresividad de las mismas, sino por el hecho de no recordar haber estado
con ninguna mujer los últimos días. Al no encontrar explicación al asunto decide asumirlo como
una broma que le han gastado sus amigos en un descuido la noche anterior, con los que bebió
hasta tarde en el viejo maitín del parque.

Al pasar los días, las marcas en vez de desaparecer, se fueron incrementando, al igual que el estado
de pesadez en todo su ser. Ya no le provocaba comer ni salir a trabajar, sólo esperaba que
oscureciera para encontrase con sus amigos en el maitín para seguir la parranda.

Una mañana su madre decide llevarlo al ambulatorio pues no le parecía normal el desgano y la
extrema delgadez de su hijo. El médico, al examinarlo, sólo encontró unos marcados rasguños que
atribuyó a una fogosa novia y a un fuerte nivel de anemia que sólo podía curar si dejaba la
bebedera, se alimentaba mejor y seguía el tratamiento.

Con el pasar de las semanas su estado fue empeorando, y a las marcas de su piel, se fueron
sumando unos extraños morados en forma de mordiscos.

Un día su abuela se encontraba de visita en la casa y al saludar a su nieto notó una de las extrañas
marcas que se asomaban por su cuello, al ver su peculiar forma y el estado de decaimiento de éste,
lo increpó, ¿sigue echando vaina por el parque de noche?, ese parque es peligroso, por esos lados
hay mucha brujas, es mejor que se deje de tanta medicina y vaya a visitar conmigo a un yerbatero1
muy bueno que le curó el mal de ojo2 al hijo de una vecina mía.

Al día siguiente la rezandera, confirmó las sospechas de su abuela. Al muchacho lo estaba


persiguiendo una bruja y que lo iba a secar sino le ponía remedio al asunto, el cual consistía en
dejar de visitar el parque de noche; cargar una contra debajo de la camisa metida en una bolsita
roja, y dormir entre sus padres por tres meses o hasta que desaparecieran las marcas.

El joven no tuvo otra opción y optó por seguir al pie de la letra lo indicado por la señora; con el
tiempo las marcas fueron desapareciendo al igual que su mal aspecto. El muchacho decidió nunca
más pisar el parque ni pasar cerca de un maitín por el resto de su vida.

1 Hombre con ciertos atributos capas de curar enfermedades, a través de hiervas, aplicando
sobadas o la lectura de orina o agua.

2 Enfermedad que da a los niños cuando son mirados por ciertas personas que tienen sangre
pesada o al ser amamantados por la madre acalorada, luego de haber caminado.
caribay

Conocida como “el genio de los bosques aromáticos, la india Caribay es una divinidad de Los Andes
merideños, que desciende de Zuhé, el radiante sol y Chia, la pálida y bondadosa luna que predecía
las catástrofes ocasionadas por las inundaciones o por las sequías.

Un día la joven diosa terrenal, ante la codiciosa tarea de querer adornar su vestimenta con las
resplandecientes plumas de unas enormes águilas blancas, las despertó bruscamente, y éstas
aletearon sus alas de tal manera, que provocaron que la cordillera de Los Andes se cubriera de
nieve. Desde ese día el viento remeda el canto triste y monótono de Caribay.

las cinco águilas blancas (mito indígena)

Cinco águilas blancas volaban un día por el azul del firmamento; cinco águilas enormes, cuyos
cuerpos resplandecientes producían sombras errantes sobre los cerros y las montañas.

¿Venían del Norte? ¿Venían del Sur? La tradición indígena ’73ólo dice que las cinco águilas blancas
vinieron del cielo estrellado en una época muy remota.

Eran aquellos los días de Caribay, el genio de los bosques aromáticos, primera mujer entre los
Mirripuyes, habitante del Ande empinado. Era hija del ardiente Zuhé y la pálida Chía; y remedaba
el canto de los pájaros, corría ligera sobre le césped como el agua cristalina y jugaba como el viento
con las flores y los árboles.

Caribay vio volar por el cielo las enormes águilas blancas, cuyas plumas brillaban a la luz del sol
como láminas de plata, y quiso adornar su coraza con tan raro y espléndido plumaje. Corrió sin
descanso tras las sombras errantes que las aves dibujaban en el suelo; salvó los profundos valles,
subió a un monte y otro monte, hasta dominar las alturas; llegó fatigada á la cumbre solitaria de las
montañas andinas. Las pampas, lejanas é inmensas, se divisaban por un lado; y por el otro, una
escala ciclópea, jaspeada de gris y esmeralda, la escalada que forman los montes, iba á morir en
lontananza bañada por la onda azul del Coquivacoa.

Las águilas blancas se levantaron perpendicularmente sobre aquella altura hasta perderse en el
espacio. No se dibujaron más sus sombras sobre la tierra.

Entonces Caribay pasó de un risco á otro por las escarpadas sierras, regando el suelo con sus
lágrimas. Invocó á Zuhé, el astro rey, y el viento se llevo sus voces. Las águila se habían perdido de
vista, y el sol se hundía ya en el ocaso.
Aterida de frío, volvió sus ojos al Oriente, é invoco á Chía, la pálida luna y al punto detúvose el
viento para hacer silencio. Brillaron las estrellas, y un vago resplandor en forma de semicírculo se
dibujó en el horizonte.

Caribay rompió el augusto silencio de los páramos con un grito de admiración. La luna había
aparecido, y entorno a ella volaban las cinco águilas blancas refulgentes y fantásticas.

Y en tanto que las águilas descendían majestuosamente, el genio de los bosques aromáticos, la
india mitológica de los Andes, moduló dulcemente sobre la altura su selvático cantar.

Las misteriosas aves revolotearon por encima de las crestas desnudas de la cordillera, y se sentaron
al fin, cada una sobre un risco, clavando sus garras en la viva roca; y se quedaron inmóviles,
silenciosas, con las cabezas vueltas hacia el Norte, extendidas las gigantescas alas en actitud de
remontarse nuevamente el firmamento azul.

Caribay quería adornar su coraza con aquel plumaje raro y espléndido, y corrió hacia ellas para
arrancarles las codiciadas plumas, pero un frío glacial entumeció sus manos; las águilas estaban
petrificadas, convertidas en cinco masas enormes de hielo.

Caribay da un grito de espanto y huye despavorida. Las águilas blancas eran un misterio, pero un
misterio pavoroso.

La luna se oscurece de pronto, golpea el huracán con siniestro ruido los desnudos peñascos, y las
águilas blancas despiertan. Erízanse furiosas, y a medida que sacuden sus monstruosas alas, el
suelo se cubre de copos de nieve y la montaña toda se engalana con el plumaje blanco.

(Tulio Febres Cordero, 1985, s/p)


cua o cuat

Divinidad femenina que representa la fertilidad, la vida y la muerte en su continuo ciclo de


renacimiento. Asume la forma de gran serpiente y es conocida aún por los campesinos como
“Madre del Agua”. Está relacionada con la luna sagrada, con el arco-iris hembra, que mata o
enferma a aquellos que se atreven a mirarla. La gran serpiente suele atacar a mujeres embarazadas
o a niños, si no se le ha rendido la ofrenda que los antiguos habitantes de la región pactaron con la
divinidad para servirse de los beneficios de la laguna de Urao. La diosa también suele raptar a
aquellos irrespetuosos transeúntes que lanzan piedras a la laguna o que intentan cortar los juncos
sagrados sin previo permiso de la deidad.

Los indios Jají consideraban a las grandes serpientes como las protectoras de los cuerpos de agua,
a las cuales se debía honrar y proteger, pues su muerte provocaba no sólo la sequía del río o
laguna que preservaba, sino también de todos sus alrededores. Igualmente se cree que las grandes
serpientes poseen una marcada jerarquía, la cual es regida por una extraña serpiente con cuernos
de chivo o carnero en su cabeza. Se cree que donde viva este temible ser, abundarán todas las
especies de serpientes, habitando una cueva ubicada bajo una singular piedra en forma de
campana, dentro de la cual se encontrará un curioso relieve con la forma de este reptil carnudo.

la reina de las culebras (leyenda campesina)

Se cuenta que un joven chiguarero1 decidió un día adentrase en la montaña para buscar un nuevo
lugar para sembrar. Después de un largo trecho recorrido, el campesino observó una explanada
que le pareció ideal para su nuevo proyecto, pero en el momento en que se disponía a derivar el
primer árbol, observó una figura que se retorcía cerca de su pie. Al retroceder lentamente, pudo
ver cómo de todos los rincones de la montaña emergían serpientes que se acercaban al joven con
actitud amenazadora. Al sentirse rodeado, el campesino no tuvo más que hacer que dar grandes
zancadas y salir lo más rápido de esa extraña montaña. Una vez en el pueblo, buscó reunirse con
los más viejos y sabios habitantes del lugar para contar lo sucedido. Uno de ellos, el más anciano,
recordó que en sus años mozos llegó a escuchar la historia de una rara serpiente con cuernos en la
cabeza, conocida como la “Reina de las serpientes”. Este espantoso bicho vivía con las demás
culebras, en una cueva debajo de una piedra con forma de campana. Y que si quería matarla debía
partirla a la mitad y quemar la figura de serpiente cornuda que se encontrara en su interior.

Armado de valor, el campesino decidió a los pocos días adentrarse nuevamente en la misteriosa
montaña. Al tener pocas horas de camino y a una prudente distancia del sitio donde había sido
amenazado por las serpientes, decidió echar manos a la obra, cuando observó que todo a su
alrededor se movía. Antes de que fuera demasiado tarde, el campesino echó a correr nuevamente,
hasta que se sintió a salvo, luego descansó unos minutos y decidió arma un refugio para pasar la
noche. Después de preparar una comida sencilla, decidió descansar pues la faena del próximo día
sería agotadora. Por más que trataba de conciliar el sueño, su cabeza se veía agobiada de terribles
pesadillas relacionadas con serpientes atacándolo. Una y otra vez despertó angustiado en la
oscuridad, mirando todo a su alrededor por si estaba cercado por los maléficos reptiles. El último
sueño antes de amanecer fue el más espantoso, ya que en éste vio cómo la gran serpiente con
cuernos, rodeada por sus súbditas, se presentaba ante él, y sin emitir sonido alguno, le hizo saber
cómo ella y sus hermanas llegaron a esa montaña, arrastradas por un poderoso viento que las
lanzó al aire con todo y piedra sagrada. La espantosa serpiente también le comunicó que esa
montaña ahora les pertenecía y que no iban a dejársela arrebatar por ningún humano.

Con los primeros rayos del sol el joven chiguarero decidió acabar de raíz con todas las serpientes
de la zona destruyendo la piedra en forma de campana. Se armó nuevamente de valor y echó a
caminar hacia donde sospechaba se encontraba el hogar de las serpientes. Al acercarse cada vez
más a la piedra de las serpientes, éstas aumentaban en número, hasta que distinguió al final de un
matorral la dichosa piedra. Sin más que esperar, el campesino pegó una veloz carrera y de un sólo
tirón, logró levantar del suelo la roca, la cual resultó ser bastante ligera. Con ella en los brazos,
cogió rumbo al río donde golpeándola con una barra de acero que portaba en la cintura, logró
abrirla a la mitad. Al fracturase la piedra se escuchó un ruido ensordecedor, como si miles de
serpientes silbaran a la vez. Sin perder tiempo alguno, tomó un par de ramas y algunas hojas con
las que logró encender una fugaz fogata a la que lanzó los dos trozos de piedra. Cuando el fuego
tocó la imagen en relieve que se encontraba en el interior de la roca, se volvió a escuchar
nuevamente un terrible sonido que parecía emitido por mil serpientes y luego el silencio se
apoderó de la montaña. El campesino miró a su alrededor y se percató que no quedaba ni una
serpiente, todas habían desaparecido al igual que la piedra en forma de campana.

1 Gentilicio da la gente oriunda de Chiguará, Estado Mérida.


huescas

Son aves nocturnas de mal agüero, se cree que son portadoras de malos presagios como las
muertes brutales, ya sea por accidente, por suicidio o asesinato, de alguien del sector donde se les
ha visto o escuchado cantar. Son de color blanquecino, pequeñas, y andan en pareja. Lo más
peculiar en estas aves es que emiten un escalofriante sonido, muy similar al silbido de las
serpientes.

las aves de la muerte (leyenda campesina)

Un joven campesino del pueblo de Chiguará, cuenta que cerca de la media noche de un domingo,
cuando se encontraba descansando con su mujer, su sueño fue interrumpido por un extraño
sonido que parecía provenir del cielo, una especie de aleteo, algo bastante raro para esa hora. Él y
su mujer, extrañados, corrieron a la ventana para ver qué ocurría y, en la penumbra de la noche,
pudieron distinguir dos figuras aladas que surcaban el cielo en enormes círculos, para luego
posarse sobre las ramas de un árbol en la propiedad su vecino.

¡Son Las Huescas! – dijo el campesino, al ver con detenimiento las dos aves de color blanquecino
que emitían un sonido escalofriante, similar al que hacen las serpiente cuando se disponen a
atacar – . Seguritico que va ocurrir una desgracia, esos pájaros los manda el demonio -comentó su
esposa-. Es bien conocido por los habitantes de la zona que cuando esas aves se ven o se
escuchan, pronto ocurre una muerte trágica, un asesinato o un suicidio. La pareja, temerosa de
estas aves de mal agüero, decidió cerrar la ventana y pedir al cielo y a todos los santos por el
bienestar de su familia y el de sus vecinos. No transcurrió ni una semana cuando se enteraron de
una lamentable noticia. El hijo mayor de su vecino fue encontrado ahorcado en un árbol. El oscuro
vaticino de Las Huescas se había vuelto a cumplir.

Un caso similar había ocurrido unos años antes, cuando un amigo bastante cercano a la pareja,
después de ser visitado por las fatídicas aves, fue victima de una certera puñalada que le atravesó
el corazón.
mohán

Médico hechicero que ocupaba una importante posición en la tribu, pues era el único capaz de
establecer contacto entre los dioses y el hombre. Desde su infancia, recibía una educación especial
por parte de otros Mohánes o de los mismos arcos, que en muchas ocasiones iniciaban, en todas
las artes de la curación, a los niños que eran entregados como ofrenda a la laguna, para que al
crecer, sirvieran a su aldea. El Mohán estaba libre de toda faena como el labrar la tierra, el resto de
la población lo mantenía, pues sobre sus hombros recaía la misión de mantener viva la tradición de
su pueblo.
Como mensajero de las divinidades, tenía la capacidad de transformarse en zamuro para poder
ascender al cielo y llevar las peticiones de su pueblo o buscar la cura de las enfermedades que
atacaban a hombres y animales.

En la escala jerárquica, el dominio de las artes mágicas por parte del Mohán es total, mientras que
los yerbateros, sobaderos y brujos, sólo poseen un conocimiento parcial e inferior.

Antiguas creencias relacionaban al Mohán con el Ches, dios supremo de los indígenas, por su
capacidad para pasar del mundo real al espiritual.

el vuelo de la laguna

Hace muchos años, cuando la luz no había llegado a los pueblos de Los Andes y las ánimas y
espantos deambulaban por estas tierras, un poderoso Mohán se acercó a la población de
Lagunillas y advirtió a sus habitantes que, ante la falta de sacrificios, los moradores de la laguna se
encontraban muy molestos con los residentes del pueblo. Y que se irían con todo y laguna
llevándose a medio pueblo por delante, para luego llegar a la cuenca del Chama y descender río
abajo. Luego les advirtió que no era la primera vez que la laguna se movía por no estar a gusto y les
recordó el mito de origen de la laguna

En los primeros tiempos, la laguna se encontraba en los páramos andinos pero, por no sentirse
cómoda, decidió bajar volando y ubicarse en lo que hoy se conoce como el cerro de San Miguel.
Ahí permaneció un tiempo, pero tampoco le gustó el sitio y decidió seguir descendiendo, no sin
antes dejar un pedacito de ella en la Capellanía. Los indígenas de la zona, que hoy se conoce como
Lagunillas, contaban que la noche anterior a la aparición de la laguna se desató una gran tormenta
y al salir el sol, la laguna ya se había ubicado en ese lugar que hasta hoy ocupa y que originalmente
se conoció como Yohama.
pinineos

Son seres que habitan las profundidades de la tierra, también conocida por los campesinos como
“Mundo de abajo”, al cual se accede por una entrada ubicada al occidente de la región andina,
llamada “Tierra Llana”.

Los Pinineos son considerados los “encantos” de los indios. Son seres barbudos, parecidos a los
hombres pero mucho más pequeños. Se alimentan de los vapores que emergen de la tierra y son
de carácter agresivo.

Su mito está relacionado con los indígenas que prefirieron el suicidio colectivo antes que rendirse
ante el invasor español y su Dios. Sus cuerpos fueron enterrados en grandes fosas por otros
indígenas.
el mundo de abajo (mito campesino)

…Es un hueco entre la tierra, uno se asoma pa’bajote, no se ve pero se escucha la gente, los
perros, los gallos, allá hay buena cacería, …allá vive la nación de los Pinineos, la primera nación que
ha había en el mundo. Cuando los Pinineos escucharon del olio de la cristiandá, se rejundieron en
la tierra, un pueblo entero que se rejundió pa’no acatar la cristiandá… El Katé1 asiste en el mundo
de abajo junto con el Pinineo y aparece en los páramos…

Esos asisten en el mundo de abajo, por eso es que la luna cuando estrastumba aquí, alumbra pa
´bajo así es que el sol, cuando se va escondiendo de acá va llegando la claridad al otro lado.

(Clarac, 1996, p. 376)

1 Es un tipo de arco que vive en las profundidades. Este ser de gran tamaño, es de forma humana,
pero sólo posee un brazo, un sólo gran ojo de luz con el que puede verlo todo y una sola pierna
con la que logra saltar de páramo a páramo. Sus acciones son funestas. El Katé pertenece a una de
las primeras naciones del mundo.

zángano

Es considerado como un ser maligno con poderes mágicos, que lo convierten en una figura semi-
mítica o semi-humana. Es la contraparte masculina de la bruja. Habita en los pozos de agua y ataca
a las mujeres bajo la forma de diversos animales. Se cree que pertenece a la familia de los Arcos o
es un poderoso brujo capaz de visitar el infierno cuando lo desea. Puede asumir la forma de perro,
gato o cochino. Cuando persigue a una mujer y ésta lo rechaza, le suele colocar bosta de burro en
su comida o matarla a golpes. Existen dos tipos de zánganos que se diferencian por sus actos y
poder, éstos pueden ser, terrenales o diabólicos.

– El terrenal: Es conocedor de las artes mágicas, vive en las comunidades y puede llegar a volar,
hacerse invisible o tomar cualquier forma.
– El diabólico: Es un espíritu maligno que ataca a sus víctimas bajo la forma de hombre oscuro o
rojo al que nunca se le ve la cara. También posee la capacidad de transformarse en perro, gato,
mono, murciélago o cochino de color negro, que expulsa fuego por los ojos y el ano.

Ataca sexualmente a las mujeres de las que se enamora, además las suele golpear pellizcar y
morder.

Durante el día les juega bromas molestas como orinarlas, arrojarles tierra y excremento de
animales. Las acciones del zángano pueden extenderse a otros miembros de la familia, siendo los
niños las víctimas más comunes.

Las mujeres atacadas por los zánganos diabólicos suelen presentar síntomas como: alucinaciones,
pesadillas, vómito, fiebre, y algunas quemaduras en la piel o marcas, a través de las cuales, el
espíritu chupa a su víctima hasta matarla.

el sueño del duende (leyenda campesina)

Una vez, eso no lo vide yo, pero es verdad, el Arco1 encantó un par de casados; fueron a buscar
leña y entonces llegaron a una sabanita, que había al pie de una laguna. Estaba un solecito muy
bonito y dijeron que iban a reposar ahí un poco. Entonces que le dio sueño a la mujer, y el esposo
que le dijo: “Mientras que yo voy a buscar leña, usted reposa aquí un poco, en la sabanito”. Y
entonces el Arco pues la enbobó; el sueño fue el Arco. Cuando quesque llegó el hombre, estaba la
mujer pero muy dormida. La había dormido mucho el Arco. Y quesque llegó y la llamó y la llamó y
nada; nada que se despertaba… tenia un sueño muy profundo. Y hasta que por último, siempre se
despertó y que le dijo al esposo: “Tenía un sueño muy bonito, un sueño como un sueño natural”.
Pero no era natural tampoco, sino era el sueño del Arco y la señora quesque tuvo un niño del Arco!
… del duende!

Salio en estado del duende, porque el marido no le había hecho daño. Fue el duende que… Y salio
un niño muy bonito. Pero con el tiempo dicen que le fueron saliendo unas rosetonas en el cuerpo,
y que no se le quitaban con nada; igual todo el tiempo, y entre más tiempo, pues más grandes las
rosetonas; igual al duende!
Entonces el Padre quesque tuvo que ir a confurarle al niño y a confurar la laguna, donde estaba el
duende. Total que la mujer que no podía tener más familia del marido, después sí, cuando ya el
Padre confuró la laguna, ya pudo ella.

Y quesque no duró mucho tiempo tampoco el niño, dicen que se le fueron cayendo los pedazos de
piel… El Arco es muy venenoso.

(Brandi, 1982, p. 210).

1 Para la mayoría de los campesinos los zánganos, los duendes y los arcos son una misma entidad
maléfica.

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