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PARTICIPACION DE LAS MUJERES EN LAS DIFERENTES

ETAPAS DE LA SOCIEDAD DOMINCIANA

La historia de República Dominicana está llena de episodios que evidencian la


gran valentía de hombres, sobre todo, y mujeres que han dedicado parte de su
vida para lograr tener un mejor país, donde imperen el respeto a las leyes y la
dignidad humana.

Sin embargo, es muy escueta la reseña histórica que se hace de la participación


de las dominicanas en los procesos de transformación social sufridos por el país,
con lo que “se refuerza la práctica de ver la sociedad a través de los ojos de los
hombres”, donde ellos son los protagonistas de capítulos que en muchos casos
han sido escritos por mujeres.

La historia cuenta con la importante participación de las mujeres como sujetos


sociales históricos en los procesos de lucha, definición y afianzamiento de la
nación dominicana”. En las diferentes etapas del discurrir histórico, las
dominicanas han sabido interponer sus intereses en aras del interés patrio; les ha
tocado enfrentar los obstáculos propios de una sociedad marcada por el
patriarcalismo y el autoritarismo para irrumpir del ámbito privado al público.

La participación de la mujer como sujeto social en las distintas etapas de nuestra


historia ha sido invisibilizada por la historiografía oficial e incluso por la
historiografía progresista.

“Correspondió al movimiento feminista desde sus diversas interpretaciones y


corrientes impulsar trabajos de rescate de la participación de la mujer en los
diferentes ámbitos del quehacer social”, dice.

Y es precisamente el movimiento feminista dominicano que desde sus inicios trató


de lograr una mayor inserción de la mujer en la toma de decisiones, así como
sumergirla en las más diversas áreas del saber, con lo que las féminas dejaron de
estar relegadas a los quehaceres del hogar, y poco a poco, se fueron pasando del
ámbito privado al ámbito público.

Así, la sociedad dominicana comenzó a poner atención al trabajo realizado por


mujeres, quienes han hecho sus aportes en áreas tan sensibles como la literatura,
sin dejar de involucrarse en áreas del conocimiento que desde siempre han sido
vista como destinadas a ser ejecutadas por hombres. Con lo que han “rotó
esquemas” y han demostrado que a pesar de los obstáculos y estereotipos de su
época, su visión del sentido de igualdad de género y reivindicación social, va más
allá del tiempo que les tocó vivir.

Hasta mediados del siglo XX, en República Dominicana la mujer estaba relegada
a las labores del hogar y el cuidado de los hijos. Sin embargo, muchas
dominicanas se decidieron a salir de sus hogares, formarse profesionalmente y
comenzar a formar parte de la vida laboral.

Dentro de los oficios desempeñados tradicionalmente por las mujeres


dominicanas, el de partera o comadrona es uno de los socialmente más
preeminentes, y se podría agregar que hasta mediados del siglo pasado, más
común. Se podría decir que fuera del hogar, ser comadrona o partera era uno de
los pocos, por no decir el único, oficio que las mujeres desempeñaban fuera del
hogar y su familia.

Pero esa realidad fue cambiada por una fémina de gran valor: Evangelina
Rodríguez, quien además de pasar a la historia reciente como la primera mujer
dominicana en graduarse como doctora en medicina, tuvo una amplia participación
en favor de la reivindicación del rol de la mujer en República Dominicana.

Rodríguez hizo grandes aportes al país como escritora y feminista, además de ser
la primera médica dominicana. También se puede reseñar sobre ella, haber
sido víctima de la violencia y autoritarismo en la dictadura de Rafael Leónidas
Trujillo Molina.
Salomé Ureña es otra dominicana que rompió los paradigmas sociales de su
tiempo y se permitió colaborar para que mujeres como Evangelina pudieran
acceder a la educación formal y capacitarse académicamente.

Ureña, poestisa, maestra y gran visionaria, no solo dedicó gran parte de su vida a
educar, sino que siempre actuó en favor de las mujeres, quienes en el siglo XIX,
época en que vivió Salomé, aún no tenían acceso a la educación formal, sino
doméstica.

Se podría decir que si en la actualidad las mujeres tienen el mismo derecho a la


educación que los hombres, es en gran medida, gracias a la labor realizada por
Salomé, fundadora del Instituto de Señoritas, primera institución educativa del país
que se dedicaba exclusivamente a la enseñanza superior femenina.

Es así, como la labor realizada por Salomé, quien además se destacarse como
educadora también lo hizo como escritora, permite contextualizar cómo la mujer
dominicana tuvo que “abrirse camino” para ir conquistando espacios sociales e
igualdad ante los hombres, a base de preparación académica.

La educación de la mujer es uno de los problemas más serios y que con mayor
emergencia reclama atención del público ilustrado”, según la cita hecha por el
autor Tomás Báez Díaz del textoTrilogía: la mujer aborigen, la mujer en la colonia
y la mujer dominicana, del autor Ramón Lugo Lovatón, con esa frase se puede
resumir el pensamiento de la educadora Socorro del Rosario Sánchez,
quien ejerció el magisterio por más de 40 años y nunca calló su voz para expresar
sus inquietudes feministas y postular por el derecho a la educación de las mujeres
dominicanas.

De acuerdo a Durán, a Socorro le tocó vivir, debatir, compartir y sufrir los rigores
del absolutismo político, además de que sufrió persecución, cárcel y exilio.
Empero, explica que tuvo tiempo para desarrollar una valiente labor periodística a
través de la que externaba sus juicios y críticas al régimen existente.

“Con el seudónimo de Rosa Cruz colaboraba en diversos periódicos de su época.


Ella constituye un referente importante para el estudio del pensamiento social
femenino en la República”, afirma.

Además de estas tres mujeres que hicieron historia, hablar de la participación de


la mujer en la toma de decisiones y los cambios sociales de la nación, sería un
capítulo inconcluso si se deja de mencionar a Abigaíl Mejía, para muchos símbolo
del feminismo en el país.

Mejía es pionera del feminismo en República Dominicana, fundadora, junto a otras


dominicanas, del Club Nosotras y la Acción Feminista Dominicana, entidad donde
ocupó el cargo de presidenta.

“Fue una de las voces más combativas a favor del voto de la mujer en la
República Dominicana. Su ensayo Ideario feminista puede considerarse pionero
en la literatura dominicana”, manifiesta Durán en su escrito, donde trata de
reivindicar el papel jugado por la mujer a través de la historia.

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