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Hasta mediados del siglo XX, en República Dominicana la mujer estaba relegada
a las labores del hogar y el cuidado de los hijos. Sin embargo, muchas
dominicanas se decidieron a salir de sus hogares, formarse profesionalmente y
comenzar a formar parte de la vida laboral.
Pero esa realidad fue cambiada por una fémina de gran valor: Evangelina
Rodríguez, quien además de pasar a la historia reciente como la primera mujer
dominicana en graduarse como doctora en medicina, tuvo una amplia participación
en favor de la reivindicación del rol de la mujer en República Dominicana.
Rodríguez hizo grandes aportes al país como escritora y feminista, además de ser
la primera médica dominicana. También se puede reseñar sobre ella, haber
sido víctima de la violencia y autoritarismo en la dictadura de Rafael Leónidas
Trujillo Molina.
Salomé Ureña es otra dominicana que rompió los paradigmas sociales de su
tiempo y se permitió colaborar para que mujeres como Evangelina pudieran
acceder a la educación formal y capacitarse académicamente.
Ureña, poestisa, maestra y gran visionaria, no solo dedicó gran parte de su vida a
educar, sino que siempre actuó en favor de las mujeres, quienes en el siglo XIX,
época en que vivió Salomé, aún no tenían acceso a la educación formal, sino
doméstica.
Es así, como la labor realizada por Salomé, quien además se destacarse como
educadora también lo hizo como escritora, permite contextualizar cómo la mujer
dominicana tuvo que “abrirse camino” para ir conquistando espacios sociales e
igualdad ante los hombres, a base de preparación académica.
La educación de la mujer es uno de los problemas más serios y que con mayor
emergencia reclama atención del público ilustrado”, según la cita hecha por el
autor Tomás Báez Díaz del textoTrilogía: la mujer aborigen, la mujer en la colonia
y la mujer dominicana, del autor Ramón Lugo Lovatón, con esa frase se puede
resumir el pensamiento de la educadora Socorro del Rosario Sánchez,
quien ejerció el magisterio por más de 40 años y nunca calló su voz para expresar
sus inquietudes feministas y postular por el derecho a la educación de las mujeres
dominicanas.
De acuerdo a Durán, a Socorro le tocó vivir, debatir, compartir y sufrir los rigores
del absolutismo político, además de que sufrió persecución, cárcel y exilio.
Empero, explica que tuvo tiempo para desarrollar una valiente labor periodística a
través de la que externaba sus juicios y críticas al régimen existente.
“Fue una de las voces más combativas a favor del voto de la mujer en la
República Dominicana. Su ensayo Ideario feminista puede considerarse pionero
en la literatura dominicana”, manifiesta Durán en su escrito, donde trata de
reivindicar el papel jugado por la mujer a través de la historia.