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1. “(…) el sentido de una norma válida, proviene de que la constitución otorga al acto de
legislar ese sentido objetivo” (Kelsen, 1982: 22).
2. “Los derechos políticos. (…) Se suele definirlos como una autorización para influir en
la constitución de la voluntad estatal; ello significa participar, directa o indirectamente
en la producción del orden jurídico, en el que se expresa la "voluntad estatal””
(Kelsen, 1982: 150).
Por otro lado, Dagmar Kusche en su reseña acerca del libro En el camino hacia la
nación. Nacionalismo en el proceso de la formación del Estado y de la nación de la Nueva
Granada, 1750-1856 de Hans-Joachim Koenig, nos da, de manera muy acertada una
definición o al menos una explicación de lo que significa nación. Según Kusche, “nación
puede ser entendida como un "proyecto nacional", una idea o un "orden imaginado",
definiciones que permiten considerar y respetar las realidades cambiantes y las
modificaciones de una nación en el tiempo” (Kusche, 2014: 220). Esto significa que la nación
se crea o se entiende cómo un concepto cambiante que se basa en las características y algunos
factores unificadores de cada Estado en específico. Como podemos ver, la constitución y la
nación van de la mano pues al ser la constitución la que rige el país, esta debe representar y
abogar de una manera en la cual la sociedad que lo habita este conforme con ella. Es decir,
siempre, como norma de normas, debe buscar
Ya para cerrar esta primera parte del escrito, es importante también resaltar que
Kusche en su escrito menciona que los países al estar en una etapa de desarrollo político,
como lo fue el siglo XIX para la Nueva Granada, la sociedad se encuentra con seis problemas
principales. Estos son:
Aquella idea de que la guerra era puramente religiosa es, de alguna manera, incorrecta
y superficial pues el cierre de los conventos alrededor de Pasto fue simplemente la excusa, o
mejor, el detonante para generar una guerra. Los santanderistas encontraron la manera de
desencadenar una guerra. Aunque después de los tres años de guerra los santanderistas no
obtuvieron la victoria, lograron mantener al país en guerra civil durante todo este tiempo.
Además, consiguieron apoyo de inversiones extranjeras quienes apoyaban sus puntos de vista
poniendo en debilidad al país entero.
Esto les entrega a las provincias mucho poder que puede ser usado en contra del
Estado porque si no se les tiene en cuenta, estas pueden unirse y levantarse con mucha más
facilidad frente al Estado. Sin embargo, seguía siendo una constitución centralista que era
totalmente contraría a lo que ellos querían. El problema se mantuvo en el bipartidismo y el
rechazo de uno de los lados. Era un gobierno sesgado y sin experiencia. Más aún, se
levantaron en contra del Estado pues la libertad que se había dictado en la religión fue
“violentada” por parte del Estado al decretar tal ley. Con esto, al ver que aquellos que
componían los conventos se vieron afectados en regiones Santanderistas, los “Supremos”
(liberales) decidieron levantarse y utilizar este caso en específico para protestar en contra del
gobierno centralista y la constitución centralista bajo la que estábamos regidos.
Para 1863 Colombia se llamó Estados Unidos de Colombia y como se podrá imaginar
el lector, fue un estado federal manejado por los famosos liberales de la época. Este terreno
comprendía lo que hoy es Colombia, Panamá, una parte de Brasil, Perú y Ecuador. El estilo
federalista, de hecho, se adaptó con la constitución de tal año; mejor llamada la Constitución
de Rionegro. Para este momento, Tomás Cipriano de Mosquera, catalogado como liberal
moderado, le fue difícil involucrarse de todo en un mismo partido, sin embargo, estaba más
“allá que acá” (Vásquez, s.f.). Bajo su mandato provisional, fue quien estuvo a cargo de la
realización o, más bien, supervisión de la expedición de la nueva constitución. Todo esto, pues
los candidatos del partido liberal venían con una “racha” de mandato durante ya bastante
tiempo. Sin embargo, no habían modificado la última constitución que no iba exactamente
acorde a sus ideologías. Además, los liberales y conservadores acababan de salir de la Guerra
civil de 1860-1862 en la cual los liberales habían conseguido la victoria.
Además de que los mismos artículos fueran en contra del ideal conservador, al
momento de declarar un estado federal, el gobierno se estaba enfrentando algo que no había
medido ni planeado con anterioridad. Como se explica en el capítulo escrito por Salomón
Kalmanovitz “La idea federal en Colombia durante el siglo XIX,” el país no estaba preparado
para una descentralización del poder a tal magnitud pues había un vacío institucional de
parlamentos para mantener el control frente a las instituciones de cada estado o federación
que conformaba el país. Por tal motivo, el sistema tributario empezó a tener conflictos y esto
impulsó a que los conservadores deslegitimaran la idea liberal y se levantaran frente a estos
problemas e incoherencias en cuanto a sus pensamientos (Kalmanovitz, 2012).
Siguiendo esta línea narrativa del libro, en el capítulo escrito por Luis Javier Ortiz
Mesa, el impulso de los radicales liberales por la creación de una República laica en todos los
sentidos con el fin de cambiar la manera conservadora, religiosa y cohibida del manejo del
país tuvo algunos fallos por abandonó de algunos territorios, crisis económicas tabacaleras y
desigualdad. Estos fallos después de la decisión de la nueva constitución generaron una
confrontación más que todo enfocada hacia la religión entre los conservadores católicos y los
liberales laicos (Ortiz, 2012).
(…) ambas sabían por qué pelaban: el mantenimiento del régimen de cristiandad o su
demolición y el establecimiento de una sociedad laica; ambas usaron todas las formas
posibles de lucha para vencer: ejército regulares y guerra de guerrillas, nuevo y viejo
armamento –desde fusiles Remington hasta escopetas de fisto, palos y piedras–;
periódicos, pastorales circulares, telegramas, hojas volantes, folletos, panfletos,
anónimos –guerra de la luma –; educación –guerra de escuelas–; seminarios,
sociedades masónicas, democráticas, eleccionarias, republicanas y católicas –guerras
de sociabilidades–; alimentos, uso de navíos a vapor, caballerías, bueyes, bogas y
champanes, empréstitos forzosos y voluntarios, finanzas públicas, aduanas, trabajo de
artesanos y campesinos –guerra por abastos y bienes–; púlpitos y tribunas, discursos
políticos, homilías y pastorales aparentemente neutrales –guerra de discurso–; guerra
del rumos y de los partes oficiales, guerra del telégrafo –guerra de clave de Morse.
(Ortiz, 2012: 226)
Esto denota que la libertad de prensa y de todo que fue concedida por la misma
constitución fue la que impulsó a que todo este conflicto creciera cada vez más y más
haciendo que todos los sectores, es decir, educación, economía, religión, política y demás se
vieran afectados o influenciados por los dos lados ya que con la libertad de prensa se dio
cabida a que todo se pudiera promocionar por cualquier medio. Al finalizar la guerra, al ser el
bando más grande, los liberales obtuvieron la victoria manteniendo esta constitución por 13
años, es decir, 12 años más después de la guerra.
Sin embargo, en el año 1886 y después de que esta alianza o esta combinación política
siguiera en el poder, se puso fin a la Constitución de Rionegro. El poder político trajo la nueva
Constitución de 1886 la cual desde su aprobación fue un procedimiento torpe y poco verídico.
En las primeras páginas de la constitución se dice:
Y sí, aunque diga que esta decisión tomada por el presidente debe pasar antes por la
decisión del Consejo de Estado, es obvio, que así como escogió a los representantes
municipales, el Consejo de Estado fuera aún más manipulado por Núñez que cualquier cosa
pues en la misma constitución también se le da el poder al presidente de “Nombrar dos
consejeros de Estado” (Caro, 1886: 236).
Ahora, ¿qué fue la Guerra de los Mil Días? Como lo define Rubiano fue:
[O]casionada por las divergencias en los dos modelos que soportaban las clases
dirigentes de la nación; el hacendario aristocrático de estirpe conservadora, el
conocido como la “Regeneración”, y el modelo de libre mercado definido por la
agroexportación, liderado por liberales radicales y conservadores moderados.
(Rubiano, 2009: 2)
Cuando se dice que la Guerra de los Supremos se dio por un conflicto entre una
constitución conservadora y un pueblo liberal inconforme, se puede asimilar con la Guerra de
los Mil Días estallada por un pueblo liberal traicionado contra una constitución conservadora
bastante cerrada. Por otro lado, y para cambiar un poco el panorama, entre estas dos
encontramos la Constitución de Rionegro, una constitución liberal impuesta en un pueblo
inconforme conservador. Con esta –sí, de manera generalizada y superficial– podemos decir
que el control fue en su mayoría conservador “radical” pues no buscó en ningún momento un
intento de consenso con el otro lado de la nación. De igual manera, pasó con los liberales.
Aquí está la similitud más importante. Todos estos conflictos fueron ocasionados por la
bipolaridad, superioridad.
De igual manera, los resultados de estos conflictos no varían en cuanto a quien tiene el
poder. En el primer y el tercer caso expuesto, la victoria la obtuvieron los conservadores
quienes gobernaban para ese momento pues al ser el gobierno y al ser un gobierno tan
“totalitario” tenían todo el poder. Como contraste, el segundo caso expuesto, en el cual la
constitución fue expedida por un gobierno liberal, la victoria la obtuvieron estos mismos. Con
esto, podemos encontrar que, por más que el pueblo pesara, fueran mayoría o se aliaran, el
gobierno, al tener la totalidad del poder, casi la totalidad de cargos y el control sobre todo lo
que pasaba, iba a salir siempre victorioso de estos conflictos.
Además, dentro de las similitudes de todas estas, vemos que ninguna cumplió con las
partes que se trataron en el marco teórico de la constitución. Si se hace un barrido y una
lectura de las constituciones y las comparamos, por decirlo de alguna manera, con la
constitución que actualmente nos rige, podemos ver, por lo menos en el punto de los cargos de
los consejos, los parlamentos, la manera en la que son seleccionados, y hasta las funciones de
los presidentes son muy distintas pues ahora la inclusión de todos los partidos es necesaria, el
voto de todo el pueblo cuenta y las funciones del presidente son muchísimo más delimitadas y
revisadas por un grupo variado, ideológicamente hablando, lo cual hace más legítimos los
procesos; esto, claro está, en la teoría.
Conclusiones:
En conclusión, y como nos ayuda a recapitular el punto anterior del escrito, vemos que
los tres casos estudiados tienen el punto en común del rechazo del otro lado político del país.
Como se pensó y se afirmó anteriormente, aquellos que estaban en la cabeza se dieron cuenta
que la manera correcta de mandar un país no era buscando la expulsión o ignorando a los
otros partidos y buscando sólo la aceptación de su partido y sus ideales. Sin embargo, la
historia de Colombia después de la Guerra de los Mil Días no ha sido la ideal. No hemos
enfrentado a asesinatos de candidatos de la oposición, a una pequeña dictadura, al Frente
Nacional que fue un periodo de más de diez años en los cuales los conservadores y los
liberales del país pactaron el equilibrio de poder turnando el mandato entre partidos. Y
muchos más problemas que solo rectifican la inmadurez política del país.
Otro aspecto, y tal vez el más relevante teniendo en cuenta lo tratado a lo largo del
ensayo, es que ninguna de estas constituciones cumplía con los requisitos que según Kelsen
eran fundamentales en una constitución. Es decir, ninguna sostuvo que la constitución iba a
ser una norma objetiva en el sentido en el que se iba a tener a la mayoría a favor o por lo
menos que fuera a ser inclusiva. En cuanto a los otros dos aspectos que se mencionan del
trabajo de Kelsen es el tema de los derechos políticos que serían la voluntad estatal la cual se
refiere a la participación de todos. Lo que se quiere decir es que la constitución debe estar
hecha bajo la voluntad estatal la cual cumple la función de voluntad general; esa de la cual se
habla desde Rousseau. Finalmente, dentro de los derechos políticos encontramos los derechos
y libertades que son básicamente la libertad de prensa, de opinión, la igualdad ante la Ley y
estos derechos fundamentales que, en algunos casos, como el de la primera constitución y
conflicto mencionado, se les limitaba la libertad religiosa a aquellos que la ejercían. Estos son
los factores directos que relacionan o explican el por qué estas constituciones no fueron las
ideales para tal momento de la historia colombiana.
Al hacer énfasis en esta unidad que se buscaba, se pone en duda el cumplimiento de tal
propósito concentrándonos en la definición de la nación como un “proyecto nacional.”
¿Fueron estas constituciones incubadoras de una nación como tal? ¿Tuvieron tales factores
unificadores que se buscan en un país?
Sin más para decir, las constituciones que se quisieron realizar para el siglo XIX
fueron constituciones torpes, sin embargo, duraderas; ¿por qué?
Bibliografía: