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En este texto, se encuentra dos actos de habla.

El del protagonista y el del poeta, defensa de


la identidad personal en el primero; incorporación del tema gaucho en la memoria colectiva
argentina, en el segundo, pero coincidentes en relación con el núcleo semántico
constitucional del poema: el conflicto entre lo legal y lo lícito.

En esta circunstancia, elige como estrategia. Reflejar el retrato de un prototipo social,


presentado como verídico: «un tipo que personificara el carácter de nuestros gauchos,
concentrando el modo de ser, de sentir, de pensar y de expresarse que le es peculiar» (pp. 19-
20).

Tuve en mi pago en un tiempo

Hijos, hacienda y mujer,

Pero empecé á padecer,

Me echaron á la frontera,

¡Y qué iba á hallar al volver!

Tan solo hallé la tapera. (III-290)

El acto de enunciación que utiliza Martín Fierro tiene una intención de lamento,
consuelo, justificación, aquí cuenta su historia personal, recordando desde su época donde
el era feliz hasta donde empezó sus penas. Luego nos quiere dar a entender que esto les
sucede a todos los gauchos.

Ansí empezaron mis males

lo mesmo que los de tantos;

sí gustan... en otros cantos


les diré lo que he sufrido,

después que uno está... perdido

no lo salvan ni los santos. (II-285)

Lógicamente, elegir como arquetipo nacional a un solitario jinete, sin casa y sin familia,
que vive únicamente para atravesar la llanura a galope tendido.

Yo no tenía ni camisa

ni cosa que se parezca;

mis trapos sólo pa yesca

me podían servir al fin...

no hay plaga como un fortín

para que el hombre padezca. (III-640)

Esto resulta mucho más atractivo que hacerlo de un pequeño chacarero o un humilde pastor
de rebaños. Estas son figuras demasiado poco poeticas para simbolizar a la nación. Es decir,
para que el gaucho cumpliera su destino mítico como emblema máximo para argentinos,
uruguayos y riograndenses, era indispensable despojarlo de ataduras terrenas, era
imprescindible que apareciera desnudo de lazos familiares o de preocupaciones productivas.

Martín Fierro representa como un tipo a todos los gauchos, formándose como un personaje
complejo que tiene el relieve del carácter. Este es, sin duda, uno de los méritos más
sobresalientes de Hernández: configurar a Fierro como una persona, es decir, un ser humano
que se define a sí mismo tomando decisiones libres y responsables, coherentes con su escala
de valores y con el momento histórico político que vive, por medio de las cuales organiza su
vida y decide su futuro. Hernández se propone que su personaje de escritura e imaginación
sea idéntico a los gauchos que el autor conoce personalmente, para que el personaje pueda
representarlos, pueda ser su tipo. El poeta confecciona el retrato de este gaucho
paradigmático a través de la presentación de su forma de ser, de pensar, sentir y actuar.
Porque el personaje actúa, el retrato se dinamiza en la narración de una historia individual.
Porque el personaje actúa según las normas sociales de su grupo social, al que representa, el
retrato de una persona se trasforma en la historia prototípica de ese grupo social.

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