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CIUDADANA”
Cuánto más propenso es el entorno a vulnerar las normas, menos honestos tienden a ser los
individuos. (ARCHIVO)
Su conclusión, según apuntan en la revista, es que "las personas que viven en sociedades más
corruptas tienen más probabilidades de ser deshonestas que las que habitan en sociedades
donde se desaprueba la violación de las normas".
Para probar su teoría, los científicos elaboraron un índice de 159 países según la salud de sus
instituciones en las categorías de corrupción, evasión fiscal y fraude político, tomando datos de
2003, el primer año en que estaban disponibles para esos apartados.
Entre estos países estaban China, Alemania, Indonesia, Kenia, Suecia, el Reino Unido, España,
Guatemala y Colombia.
En el experimento, los voluntarios, encerrados en una cabina solos, tenían que tirar un dado
dos veces, e informar después del primer número que habían sacado, recibiendo más dinero
cuánto más alto era este número (menos el seis, por el que no recibían nada).
Si la gente en cada país estaba siendo honesta, todos los números tenían la misma
probabilidad de salir, y, si no lo eran, los expertos podían calcular la distorsión.
"No podemos decir a nivel individual si los voluntarios fueron o no honestos, pero dentro de
un grupo de personas, podemos extraer conclusiones por las leyes de la estadística", explicó
Gäechter, profesor de Psicología en la Toma de Decisiones.
"La gente limita su nivel de deshonestidad según lo que percibe como aceptable en su
sociedad y lo que ve a su alrededor", comentó el autor del estudio.
Lo que también constataron es que las personas en todo el mundo tienden a "hacer un
poquito de trampas" en su favor, lo que en el experimento se tradujo en que, en lugar de
informar del primer número sacado en el dado, decían el número más alto sacado en
cualquiera de las dos tiradas", apunta el artículo.
Según Gäechter, esto confirma la teoría psicológica de que "la gente quiere mantener una
imagen positiva de sí misma como persona honesta, por lo que solo hará un poquito de
trampa en su beneficio, lo que le permite mantener esa imagen propia". "Si vives en una
sociedad donde todo el mundo rompe las normas, tienes más probabilidades de pensar que
está bien hacerlo", afirmaron los autores.
Los investigadores aseveran que las instituciones débiles, que permiten la corrupción y otras
violaciones, "no solo tienen efectos económicos negativos para las sociedades, también los
tienen para la honestidad intrínseca de los ciudadanos".