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¿Qué busca Phil Collins en Chubut?

Es esa una buena


pregunta, amigo. Veamos quiénes estarían contentos con su
presencia patagónica. Los grandes, por ejemplo. Las personas
de alrededor de 2,13 m. Ellos se pondrán azas contentos con
la discreta presencia del ex baterista chapoteando por ahí con
esa gorra azul o la otra roja. ¿No es así? Y los chicos. Los
chicos también. Los petisos de menos de 1,40 m; y por
supuesto los niños. Sean rubios o morenos. Lo mismo la
burguesía y los mapuches. Todos ellos podrán aprovechar.
Florecer de repente. ¿Qué esperamos para ir a fotografiarlo?
¿Qué sea tapa del vespertino La Opinión? Los chicos cuando
lo vean allí con su baldecito, y el firme rastrillo plástico,
entrarán en espontánea empatía. Las madres, estoy seguro,
querrán llevarlos. Y se formarán filas detrás de la jaula. A
nadie le importará el motivo de la prodigiosa presencia.
Hace 14 años que Phil Collins está en Chubut.

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